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Perspectiva de Fan: JaeChun


Olvido

..:: JaeChun ::..

 

Jaejoong contempló el perfil de Yoochun.

 

Acarició con lentitud su rostro y suspiró, sumido en sus pensamientos, en los recuerdos, en la sonrisa poco notoria en el rostro de Park, en esa expresión relajada que le entregaba, recostando la cabeza sobre sus piernas. Jaejoong acarició su cabello un rato después.

 

Jugó dejando que sus dedos se pasearan por el suave cabello de Yoochun, y cuando intentó sonreír, fue como si sus emociones lo traicionara y las lágrimas quisieras escapar. Respiró entonces, hondamente, lo más que pudo, concentrándose más bien en que Yoochun siguiera cómodo. Dormido junto a él.

 

…¿Qué hora es?

 

Yoochun empezó por abrir sus ojos, moviéndose apenas un poco. Logrando que Jaejoong se concentrara en borras las expresiones tristes de su rostro y le sonriera.

 

Las nueve y quince.

 

Como si hubiera sido un llamado, Yoochun se levantó, restregando un poco sus ojos y viendo los ojos oscuros de Jaejoong.

 

¿Tan tarde? Me cambio enseguida, tengo que ir a grabar ese comercial para Tio.

 

Jaejoong posó una sonrisa débil, bajando un poco la cabeza, pero luego de unos segundos sonrió, acariciando el cabello algo largo de Yoochun.

 

Ya lo grabaste, Chun. ¿No lo recuerdas? Terminaste de grabarlo como hace dos semanas.

 

Yoochun miró fijamente los ojos de Jaejoong, no muy convencido de lo que le acababan de decir, movió su cabeza un poco, rascando su barbilla, inseguro por que no lo recordaba. Luego suspiró, asintiendo y rindiéndose ante Jaejoong que solía tener la razón la mayoría de las veces.

 

Pues… La verdad, no lo recuerdo. Pero si dices que ya lo hice no hay problema. ¿Te apetece ir al cine?

—No en realidad, ¿por qué no nos quedamos viendo una película aquí? Junsu salió por ahí, y dijo que no regresaría hasta mañana.

 

Justo en el instante en que Yoochun asintió, levantándose de la cama. Jaejoong respiró profundo una vez más. Tragándose las lágrimas y sonriendo fingidamente como se le venía haciendo costumbre.

 

Jaejoong, ¿qué hora es?

 

Acostumbrado a aquello, Kim miró el reloj en su mano. Y suspiró. –Las nueve y dieciocho.

 

Yoochun asintió. Tomando una toalla e ingresando al baño, con una expresión de paz absoluta en el rostro. Jaejoong se encogió un poco, tapó su rostro con las manos y respiró como pudo. Consumiéndose en su dolor unilateral de a poco.

 

Jaejoong… ¿Qué día es hoy?

—Sábado… Sábado, veinte de agosto del dos mil once.

Mmh…

 

La voz de Yoochun apenas se escuchó, con un ligero sonido que le indicaba que lo había escuchado. Jaejoong miró la puerta del baño y luego de unos segundos decidió levantarse de la cama.

 

Iré a preparar un poco de café, con un par de tostadas.

—De acuerdo, muero de hambre. Por cierto, Jaejoong…

 

—¿Si?

¿Qué hora es?

 

Jaejoong entonces sintió sus ojos humedecer, una lágrima corrió por su mejilla y apretó los puños con fuerza, dándole la espalda a aquella puerta donde Yoochun se duchaba. Intentó que su voz no sonara tan compungida por el dolor y susurró suavemente.

 

Las nueve y veintitrés.

 

 

 

 

Preparó el café y lo sirvió cuidadosamente, cada jarrón en su lugar.

 

El olor de las tostadas recién preparadas inundó el departamento,  se encargó de que cada cosa estuviera mínimamente en su lugar. Sobre la charola que llevaba y que acababa de dejar sobre  la mesa que estaba entre el televisor y el sofá.

 

Yoochun está sufriendo de un caso muy particular de Alzheimer, demasiado pronto para su corta edad.

 

Se sentó en el sillón, con la cabeza reposando sobre el respaldar, con un brazo tapando sus ojos, escuchando a lo lejos de los pasos leves de Yoochun dentro de la habitación, seguramente terminando de cambiarse.

 

Él… Irá perdiendo progresivamente sus recuerdos, comenzará con cosas leves como cumpleaños, citas, letras de canciones, pero mientras pase el tiempo irá perdiendo noción del lugar donde se encuentra y el tiempo. Sus memorias se borrarán de a poco, pronto no recordará su nombre, su edad o quienes son sus seres queridos. Hasta que  algún día lo olvidará todo.

 

Apretó sus labios, con su pecho subiendo y bajando por la respiración controlada que intentaba tener. Con la voz de aquel doctor en sus recuerdos, con esa mirada de pena que le envío mientras hablaba a solas con él. Aquel día cuando le pidió a Junsu que acompañara a Yoochun a la cafetería. Aquel día cuando su mundo se vino abajo.

 

No, lo siento mucho señor Kim. Pero la enfermedad del señor Park no tiene cura.

 

—¿Y que película vamos a ver?

 

Un poco sorprendido, Jaejoong se levantó de su lugar. Con una sonrisa abierta y tratando de fingir que nada sucedía. Yoochun secaba su cabello, aparentemente relajado. Jaejoong se movió un poco y Yoochun se sentó junto a él. Para ese momento Jaejoong le había arrebatado la toalla de las manos y ahora era él quien le secaba el cabello.

 

Vamos a ver, ‘City of Angels’

—Oh, es una linda pelicula.

 

—Así es.

—¿Por qué no llamas a Yunho y Changmin a ellos de seguro les gustará?

 

Jaejoong respiró profundo. Sacudiendo los cabellos de Yoochun bajo la toalla.

 

Ellos ya no viven con nosotros, Yoochun. Pero podemos llamarlos un día de estos si quieres.

—Oh, si, si… Lo había olvidado, ¿y que hay de Junsu?

—Salió, vuelve tarde.

 

Yoochun asintió, finalmente Jaejoong terminó de secar y pasó una mano por aquel cabello, peinándolo un poco hacía atrás, Yoochun le retribuyó aquel gesto con una sonrisa.

 

Yoochun… Di mi nombre.

—…Jaejoong.

 

Como si fuera el mejor de los regalos, se abrazó a él, con fuerza, como si no quisiera soltarlo jamás. Yoochun se sintió confundido por la efusividad en Jaejoong, pero no dudó en corresponderle al abrazo y cerrar los ojos.

 

Te quiero, muchísimo Yoochun.

—Yo también, Jae. Siempre lo haré.

 

Jaejoong quiso creer en esas palabras, se aferró con más fuerza a él y cerró los ojos. Quiso creer en lo imposible, en que nunca lo olvidaría, en que su ser se impregnaría tanto en el alma de Yoochun, que ni su enfermedad lograría separarlos.

 

¿Vemos la película?

—Claro.

 

Yoochun se acomodó mejor en el sillón, en tanto Jaejoong fijaba el canal adecuado, sus ojos se deslizaron sobre la mesita frente a él y recordó que no habían desayunado.

 

—¿Qué preparaste?

—Un poco de café y tostadas.

 

Jaejoong aprovechó para ofrecerle uno de los jarrones a Yoochun quien lo aceptó con una sonrisa en los labios, mientras tanto él logró acomodarse junto al cuerpo de Yoochun, sintiendo el brazo de Park pasar por encima de su cuerpo, abrazándolo.

 

Jae… ¿Qué hora es?

—Son las nueve y cincuenta y ocho.

 

Yoochun asintió bebiendo un poco de café y Jaejoong se aferró a él, con fuerza, con las mismas que quisiera aferrar sus memorias. Cerró los ojos unos segundos, siendo ahora Yoochun quien acariciaba su cabello.

 

—…Te quiero, Jaejoong.

—Yo también, Yoochun.

 

Unos segundos de silencio, mientras la película empezaba bastaron. Jaejoong abrió los ojos y miró hacia el televisor, con la mano de Yoochun todavía sobre su cabeza.

 

—Solo… Nunca lo olvides, Jaejoong. Nunca olvides lo mucho que te quiero.

 

Jaejoong mordió su labio inferior, y abrazó un poco más a Yoochun.

 

—Nunca lo haré, Chun. Nunca podría olvidarte.

 

Y el suspiro que salió de su boca, fue acompañado por una sola lágrima, imperceptible para Yoochun.

 

Listening: Sad Thing. ~  Adultchild. (Coffee Prince OST)

Dramático, arranca lagrimas, y con final 100% triste. Tal y como lo pidió Fanny Bravo, espero haberte complacido. =)

 

Espero que les haya gustado. Particularmente me ha gustado, mucho, incluso me gustaría hacerle una secuela, pero habría que verlo más adelante. Gracias por tomarse su tiempo y pasarse por acá.

19 comentarios sobre “Perspectiva de Fan: JaeChun

  1. wawwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww muy tristeeeeeeeeeeeeeeee muy tristee 😦 waww q penita si falta secuela .. una donde reflej todo su amorrr.. donde x un dia yoochun recuerdo todoo solo por un dia alemnosss . wawwww xfa es demasiado tristeeeee peroo esta bn bonitooñ_ñ

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  2. Leí esta historia escuchando la canción y es simplemente hermoso,pesar de lo triste del relato.
    Me encanta la imaginación privilegiada que tienes para escribir y la maravillosa forma que tienes de plasmar lo que pasa por tu mente.

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