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Ojos vendados: capitulo 2


 

Ojos Vendados

Irreversible

..:: 2 ::..

 

 

 

Hace falta un sentido.

 

Uno que se quede arraigado en su ser y borre el resto, que le permita entender lo que sucede con su mente, con su cuerpo, con su ser entero. Uno que no lo haga sentir tan terriblemente perdido. Hablar de amor es pesado, como si le faltaran las palabras, como si los números le resultaran infinitos, como si sobraran cualidades.

 

No es amor.

 

Por que no sabe de sus manías, no conoce de sus gestos.

Por que ha visto sus sonrisas, pero no sus enojos.

Por que sabe de sus talentos más no de sus defectos, desconoce de sus lágrimas.

 

Se sienta como cualquier día, en la sexta banca de la fila junto a la ventana, las piernas un poco separadas, el cuaderno sobre la mesa. Ha pasado gran parte del jueves pensando, tratando de comprender.

 

Su atención se ha volcado sobre él.

Sobre él y sus sonrisas. Sus dedos largos y estilizados, sus ojos profundos y enigmáticos. Su piel tersa y ajena.

 

No es amor, ni siquiera se le parece.

 

Es veneración, una profunda que raya en la locura. Por que ha olvidado lo demás, ha dejado las prácticas de fútbol de los martes y jueves. Se ha puesto a practicar en el piano, ha decidido entonar las melodías más suaves y dulces que sus oídos han podido escuchar. Se ha calificado como idiota, tantas veces que es lamentable.

 

Tiene el lápiz en la mano, lo sacude constantemente, golpetea contra la mesa y espera.

Inoo aún no llega. ¿Faltará otra vez? ¿Tendrá que ayudar a su amigo de nuevo?

 

—¡Claro que no idiota!

—Que si, la fiesta es mañana.

 

Ahí están ellos, poco a poco sus compañeros llenan el salón, con sus sonrisas, sus gritos, su presencia mundana que sabe a adolescencia hiperactiva, esa que se parece tanto a la suya, que dista tanto de la de Kei. Inundan de vida el salón, mientras la esperanza de Daiki muere y se apena.

 

—Inoo—kun, que bueno que llegas estaba a punto de cerrar la puerta.

—Lo siento maestra. Se me hizo un poco tarde.

 

Llegó.

¡Inoo por fin apareció!

 

Su fuero interno hace un festejo que no se refleja, sus ojos lo persiguen mientras ingresa en el salón, con los audífonos en los oídos, con esa chamarra que suele cubrirle los cabellos, esa ropa ligeramente más grande que su cuerpo.

 

Es tan…

 

—Bueno, quiero que practiquemos, por que el día lunes tendrán su primera prueba y estoy ansiosa por escuchar como han ido avanzando.

 

Suna se desliza, sus pasos son gráciles y algo bulliciosos por los tacos. Es muy joven para ser maestra, pero su sonrisa, su pasión por la música son tan palpables que es fácil ver que está haciendo lo que le gusta, que vive de ello, y le va bien.

 

Inoo para ese momento se ha sentado, en el mismo lugar de siempre. Entre las primeras bancas y con su mirada fija en la maestra, se ha quitado los audífonos y ha dejado a la vista su cabello. Su perfil fino y sus labios tan gruesos.

 

Daiki comprende que no puedes seguir así.

Que esa contemplación augura malas experiencias.

 

Pero anda en busca de un nombre, de algún calificativo para esas mariposas en el estómago cuando lo ve, esas mariposas que ahora parecen aves aleteando en su interior. Que lo desconcentran y lo hacen pensar seriamente en haber perdido sus facultades de razonamiento.

 

—Daiki…— La muchacha a su lado lo ve preocupada. —¿Todo bien?

—Si.— Entonces sonríe, amable e insondable. Como si fingiera al más celestial de los ángeles. –Todo está bien. Solo pensaba en mis exámenes de la próxima semana.

 

Eso parece explicarlo todo, parece ahorrarle problemas.

Ella sonríe. Él sonríe. Aparentemente todo esta bien.

 

 

 

 

Daiki tiene entre las manos su cuaderno de apuntes.

Ahí están escritas todas aquellas notas que le parecieron importantes, todas aquellas que a Inoo pudieran interesarle, intentó incluso que su letra fuera legible.

 

Peo está parado a unos metros de él, cuando la mayoría empieza a salir para su receso de veinte minutos, hay charlas, rechazó invitaciones a comer algo, a salir del salón. Sabe que Inoo siempre se queda en el salón, que se coloca los audífonos, que cierra los ojos y se inunda en su mundo, como si comer no le hiciera falta. Ni hacer amistades, ni charlar con alguien más. A Inoo le hacen falta tan pocas cosas, que Daiki teme que él nunca pueda hacerle falta.

 

Pero está ahí, ya a unos pasos de él, con el cuaderno en las manos, el salón vacío y esos labios a su libre disposición. Podría besarlo y salir corriendo, pero aún así vería su espalda salir huyendo. Las cosas no son como las películas, no son así de fáciles, y él no es tan avezado.

 

—Inoo…— Pero es obvio que no lo ha escuchado, no ha delegado su atención en él ni un solo instante. –Inoo.— En ese momento toca su hombro, un simple gesto que hace a Kei abrir los ojos y que esos orbes grandes y negros lo enfoquen de inmediato. Maldito su cuerpo que lo traiciona, se ha ruborizado, sutilmente, apenas percibido. Pero Daiki muere de vergüenza.

 

—Oh, Daiki.

 

Y si Inoo no lo notó, al menos finge no haberlo notado. Por que sonríe, y Daiki es feliz. Inoo parece reconocerlo como parte de su ser, de la esencia que lo acompaña, aunque sea como un ente más a su alrededor con el cual comparte espacio vital. Y si reacciona a tiempo, aún puede alejarse de él.

 

—Te he traído los apuntes de la clase anterior.

 

Pero resulta que no desea hacerlo.

Sucede que Inoo es….

 

—Muchas gracias.— Cuando el cuerpo de Kei se ha reincorporado, interesado al fin. Mientras saca su propio cuaderno y bolígrafo, Daiki se sienta junto a él. –Estaba perdido en un par de cosas de la clase de hoy.

—Si, básicamente repitió un poco de la clase anterior, pero hoy ha avanzado bastante.

 

Kei asiente, escribiendo sobre las hojas en su cuaderno. Daiki se toma la molestia de pensar mientras lo ve, mientras su perfil está tan cerca que alborota fácilmente sus sentidos. Se siente como una de esas chicas que luego de ser amables, terminan confesando que se han enamorado de él.

 

Si él ama a otro hombre, ¿pasará exactamente igual?

¿Se atreverá a decirle a Inoo que de pronto ha posado sus ojos en él de una manera muy distinta a cómo debería ser?

 

Si agarra el valor, espera no ser rechazado.

La idea de pronto atraviesa su pecho como una dolorosa premonición.

 

Cierra sus ojos por instinto y es cuando Inoo lo mira.

 

—¿Arioka?

 

Se apresura en sacudir la cabeza, abrir los ojos y sentirse torpe una vez más.

 

—Eh… ¿si?

—No sé.— Inoo suelta una risa, pequeña y divertida. –De pronto te has quedado ido.

 

Es como caballos, galopando a toda velocidad en su estómago. Agradece a su estupenda capacidad para fingir, aquella que Takaki siempre ha alabado. Y que el muchacho prefiere llamar actuación, suena más profesional, más respetable, O al menos eso dice el mayor.

 

—Estoy un poco preocupado es todo.— Baja la mirada, fingiendo que juega con el bolígrafo que Inoo ha soltado, rayando su cuaderno, aquel del que Inoo copiaba hace un rato. –Ya ves que la prueba será el próximo lunes.

 

—Oh, si.— De pronto Inoo parece recordarlo. –Me habías pedido que te ayudara con las clases.— Kei junta sus manos en un aplauso sonoro, parece entusiasmado. Se levanta y mueve un poco su cabeza, como si lo invitara a levantarse también. –Ven, podemos ensayar un poco ahora que no hay nadie.

 

Entonces descubre que Inoo es como invierno. Frío en su presencia, en esa superficial que cualquiera puede ver, pero tras de ella hay algo más. Si hay frío, quiere decir que te obliga a buscar calor. Entonces ver a Inoo provoca abrazarlo, brindarle esa calidez que le hace falta.

 

Comienza con algo sencillo, los finos dedos de Inoo recorren el piano con presteza, casi con profesionalismo. Daiki no entiende por qué toma esta clase. Pero no piensa comentarlo, es egoísta y no quiere dejar de ver a Inoo. Su atención lo roza en cada movimiento y cada palabra que sale de su boca.

 

—Es la tonada más fácil. Si la aprendes podrás pasar la prueba sin problemas.

 

Daiki asiente, con esa sonrisa en los labios.

Es que Inoo es tan…

 

 

 

 

—¿Sublime?

 

Inoo ríe, como si el halago le pareciera demasiado. Trata de ocultar la pena con una sonrisa, que sus labios no demuestren, que no den señas, que aquello le ha gustado. Que el halago  su música ha sido lo mejor que ha podido percibir.

 

Y Daiki solo rasca su nuca, pena de muerte a esa boca suya, que parece tener vida propia y no obedecerlo. Que lo hace pasar un traspié tras u otro. Pero sonríe, por que de pronto es la hora de salida y Key y él han salido conversando del salón. A pesar de las miradas curiosas, por encima de su pobre evidencia.

 

—¿En serio piensas que mi música es sublime?

—No sé mucho de música.— Admite Daiki. –Pero definitivamente escucharte tocar el piano es algo de otro mundo. Tienes mucho talento.

 

—Gracias.

 

Y aletarga el momento, como si a las manecillas del reloj le diera pereza por avanzar. Daiki encuentra abrumador el instante en que Inoo lo mira a los ojos. Evidencia lo agradecido que está, lo mucho que lo ha complacido.

 

—Practica las notas que te enseñe. Saldrás bien en la prueba del lunes.

 

Daiki asiente, quiere pedirle que vayan a comer algo, a jugar videojuegos, a ver una película. Cualquier cosa que lo pueda retener un rato más. Y la idea lo aborrece, parece un tonto, ha perdido dignidad en el camino y regresar por ella es dejar que Inoo siga caminando y se aleje más de él.

 

Entonces ¿qué debería hacer?

 

—Inoo…— Cuenta los segundos, como si pronto fueran eternos. Y las palabras no salieran de su boca. –Nos vemos el lunes.

—De acuerdo.

 

El proceso se repite, igual que la última vez.

Es una sonrisa de despedida, la mano apenas levantada y Kei empieza por los audífonos, luego es la chamarra y finalmente se va.

 

Daiki no está bien.

El peso de Inoo en su vida le advierte, que parecer ser serio. Que Inoo es nuevo inquilino en su pecho, y no parece querer dar un paso hacia atrás.

 

Y es triste saber que en todo su esplendor, Inoo Kei es incapaz de darse cuenta los estragos que provoca, lo mucho que ha desajustado su vida. Hoy ha sido su día para pensar. Que quizá le asusta, y quizá no de ni dos pasos hacía adelante, pero al menos, todavía, verlo es suficiente.

 

 

 

—Daiki está enamorado.

 

Decir que escupió la poca bebida en su boca es poco.

La gaseosa se esparció y Ryutaro inmediatamente se levantó de su lugar, con el ceño fruncido y la risa de Takaki haciendo eco en la cafetería.

 

—¡Daiki, que asco!

 

Si se sonroja un poco, puede que el regaño sea menor, pero Ryutaro no parece dispuesto a dejarlo pasar y golpea su cabeza con la servilleta en sus piernas, un resoplido basta mientras Takaki renueva la conversación, no parece dispuesto a dejarlo pasar.

 

—Entonces debemos tomar esa reacción… ¿cómo un si?

—Claro que no.— Daiki prefiere morir a tener que admitirlo. –No sé de donde sacaste esa loca idea.

 

—De tu repentino estado vegetativo y ridículo.— Y Takaki levantó la mano, dispuesto enumerar una a una las razones. –Ya no sales a hacer vida social con nosotros. No aceptas a ninguna chica que se declara. Te la pasas viendo a la nada y tocando canciones cursis en el piano del instituto.

 

—¡Practico para mis clases de piano!— Es ahí, cuando se da cuenta que sus reacciones son exageradas, por eso traga duro y respira hondo. –Tengo una lección el lunes.

—Yo también creo que estás enamorado.— Más tranquilo, Ryutaro parece dispuesto a reintegrarse a la conversación. –O al menos hay alguien que te gusta mucho.

 

Se le retuerce el estomago. Miles de hormigas recorriendo sus brazos, subiendo por su nuca.

Está nervioso, y próximo a creer que un zoológico ha hecho aparcamiento en sus emociones.

Pero no hay más palabras de por medio, Daiki apenas aprieta la servilleta en sus manos.

Tiene un peso sobre la espalda, un eco profundo que pronuncia el nombre de Inoo con anhelo. Un miedo atroz y una plausible melancólica por una historia que no puede desarrollar.

 

Si Inoo le corresponde. ¿Qué haría?

Si lo rechaza. ¿Qué provocaría?

 

—Daiki…— Ryutaro ha puesto su mano sobre su brazo, como si intentara llamar su atención desde hace un buen rato. —¿Estás bien?

 

¡No!

¡Por supuesto que no lo está! ¡Le gusta un hombre, carajo!

Está temblando del miedo, ansioso por un solo acercamiento. En proceso de locura si no logra verlo un día. Como si le arrancaran la vida y se la devolvieran a cada instante.

 

Por supuesto que no está bien.

 

—Si, estoy bien.— Takaki parece no creerle. –No se preocupen. Todo está bien.

 

Si primero llamó su atención, si luego fue un capricho que le hablara.

Es como si la necesidad le robara el aire, como si la palabra fuera demasiado grande y se alargara con el paso de los días. Y lo repele, por que no es necesidad, no es amor, solo es afecto. Solo ha llamado su atención. Lo ha fascinado.

 

Como una lluvia de estrellas. Algo tan hermoso que es imposible ignorar.

 

Los calificativos se acaban y cada momento se vuelven más volubles, más inverosímiles.

A veces, cuando se sienta a pensar, los calificativos no bastan.

 

Por que Inoo es tan… irreversible.

Que opaca todo lo demás.

 

Si pudiera olvidarse del resto. Tal vez, solo tal vez…

Daiki tuviera esa paz que tanto le hace falta. Y quizá su nombre junto al suyo, no sonaran tan más después de todo. ¡Pero no! No quiere caer en la ridiculez de escribir su nombre.

 

Puede esperar, creer firmemente que en algún momento esa sensación desaparezca.

Si cierra los ojos, probablemente un día, deje de ver a Inoo, deje de pronunciar su nombre, deje de escuchar su música. Por que no es amor.

 

Solo es afecto, ese chico solo… Es Inoo Kei.

Es… un chico. ‘Recuérdalo, Daiki’ se repite, se regaña, lo recuerda. ‘Inoo Kei es un chico.’

 

 

..:: Fin capítulo dos ::..

 

 

 

Hola, mis disculpas por la demora, en verdad me pasé con el tiempo de este fic.

Pero aquí está, tal y cual prometí , una actu de HSJ a la semana como mínimo. La verdad he estado un poco delicada de salud, pero necesitaba escribir esto, ya tengo planeado los próximos dos capítulos y trataré de estructurarlos bien. Entonces ¿qué opinan?

Espero que les haya gustado. 😉

5 comentarios sobre “Ojos vendados: capitulo 2

  1. Aasdsadsad me encanta~~ como Daiki se pone a divagar como idiota
    y se ensimisma en sus pensamientos tan asdasdasd profundos sobre Inoo
    y que no deja de pensar en él de ninguna manera y como se pierde
    con tanta facilidad al respecto asdaddasdas
    Me gustó mucho el capítulo! Estuvo hermoso~

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  2. este fic es hermoso! amo la manera de ser de Inoo y a Daiki tan estúpido y enamoradizo ❤ y salio RYUTARO ❤ *O*!
    no te preocupes por la demora, solo no te olvides de los fics de JUMP, por que eres una de las pocas autoras que escriben excelentes fics de ellos.

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