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Tradición familiar: capitulo 16


 

Tradición Familiar

 

Capitulo 16: Era inevitable, que esos pedazos de amor empezaran a caer.

 

 

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Minho se subió al auto de Yunho, dejando a Changmin atrás, con su maleta en la espalda y luego de esa extraña discusión. Cuando se sentó y el poco aire acondicionado del auto lo envolvió, fue casi imposible dibujar una sonrisa.

 

Yunho no arrancó el auto, solo lo apagó.

 

Los nervios lo invadieron, por que Changmin seguía dentro de su casa, y él estaba fuera de ella, dentro del auto de Yunho. Minho no quería que se encontraran. Por que Changmin actuaba extraño, por que de pronto Changmin decía que lo quería, y él le temía a esas palabras.

 

—Minho, ¿qué haces aquí?

—¿De qué hablas?— Sonrió un poco, mirando directo a los ojos de Jung. –Quedamos en irnos de viaje juntos, ¿no?

 

Yunho sonrió, apoyando la quijada en su mano, como si de pronto todo le resultara divertido. Esperando, hasta que la voz de Minho volviera hablar.

 

—Él… lo dijo, dijo que me amaba.

—¿Entonces que haces aquí?

 

—No estoy seguro, él termino con Rain. Y ahora dice que me ama, por que ya no estoy con él, por que paso más tiempo contigo, ¿cómo se que es verdad?

—¿Él te mentiría?

—El puede estar confundido.

 

Otra vez hubo un poco de silencio. Minho lo miró una vez más, y Yunho sonrió, pasando una mano por su cabello, como si lo viera de una manera diferente de repente.

 

—Sabes que no quieres estar aquí, sabes a la perfección lo mucho que te gusta arriesgarte, y sé que el Minho que está aquí solo quiere estar en un lugar, que no es junto a mí. Entonces mi pregunta es, ¿por qué sigues aquí?

 

Minho tenía miedo, mucho en realidad. Pero Yunho fue ese pequeño empujón. Esa vitalidad que le hizo falta otra vez. Su relación con Yunho siempre fue extraña. Minho sabía que Yunho amaba a Heechul, y Yunho sabía que él amaba a Changmin. Y Sin embargo jugaban a quererse y aprender él uno del otro.

 

—Ve con cuidado Minho.

 

Él asintió, con un último y corto beso en los labios. Uno casi imperceptible, aunque unos segundos después bajo del auto, y este arrancó sin problemas, muy lejos de él.

 

 

Changmin estaba preocupado.

 

Junsu no había llegado hasta horas de la madrugada a su casa, y para esos momentos él y Minho ya habían claudicado ante el cansancio. Y esa mañana el desayuno simplemente no entraba en su boca. Minho a su lado solo la enviaba miradas preocupadas y no haber podido hablar con Junsu creaba una ola interna y fría que acrecentaba con el pasar de los minutos.

 

En la mesa del comedor, solo estaban sus padres, él y Minho. Acompañados por imperturbable silencio que empezaba a ser extraño estando Minho junto a él. Pero justo en ese instante las consecuencias y reproches que su hermano pudiera hacerle taladraban su conciencia.

 

Y esperar a que Junsu despertara, solo hacia el letargo de la espera cada vez más insoportable.

 

—Changmin…

 

Minho depositó una mano sobre la suya, girando su cabeza hacía las escaleras donde Junsu venía bajando. Tan encerrado en sus pensamientos ni siquiera había alcanzado a escuchar sus pasos. Y el aspecto de Junsu era perfecto, acicalado, arreglado, pero con un rostro serio que desestabilizaba la poca calma en ambos.

 

Por instinto, Changmin se levantó, echando un poco la silla hacía atrás y soltando la mano de Minho en ese momento. Pero Junsu solo fijó sus ojos en él, sin ninguna emoción de por medio, ni dolor, ni coraje. Sencillamente lo observó por unos segundos, en medio de ese silencio que se había vuelto tenso, ante la mirada de todos.

 

—Junsu nosotros…

 

Y Changmin sintió su mejilla arder con fuerza, la mano de Junsu en una cachetada había dejado completamente rojo aquel lugar. Y sus ojos abiertos, miraban el piso. Como si de pronto no pudiera mover su rostro ladeado.

 

No fue hasta que escuchó otra silla empezar a moverse, con la parada de su padre, que recuperó conciencia de lo que sucedía y de que su hermano, por primera vez le había levantado la mano. Aún así la voz de Ohn se escuchó potente.

 

—¡Junsu! ¿Qué crees estás haciendo? ¿Por qué has golpeado a Changmin?

 

Rye se levantó también, un poco más sorprendida y angustiada que molesta. En especial por que conocía el carácter de su hijo. Y Changmin no se podía quedar tan pasivo ante el golpe, al menos que lo hubiera merecido.

 

—Oh, ¿y es que el recto Changmin no ha hablado contigo?

 

La voz de Junsu cargada de resentimiento y enojo hizo que Changmin lo mirara de regreso, imputable de repente.

 

—Anda Changmin, habla. ¿O quieres que yo se lo diga a nuestros padres?

—No… yo lo haré.

 

Changmin giró, por primera vez realmente con miedo ante la mirada extraña que su padre le enviaba y por supuesto ante la mirada de su madre que lucía angustiada. Respiró profundo entonces, con un nudo en el estómago.

 

—Yo… de verdad quiero casarme con Minho, pero la tradición de la familia, nos dificultaba todo. Jaejoong no era un problema. Pero Junsu se la pasaba de relación en relación, así que pensé que lo más óptimo a seguir esperando que Junsu asentara cabeza, era que le encontráramos a alguien…

 

Ohn había empezado a arrugar el entrecejo y casi de inmediato, Rye llevó una mano a su boca, con los ojos muy abiertos ante la sorpresa.

 

—…Entonces le pagué a Yoochun para que estuviera con él. No quería hacer nada malo, de todas formas Junsu se iba a aburrir de él como siempre lo hace, solo queríamos que estuviera con Junsu el tiempo suficiente… yo…

 

Changmin pasó una mano por su rostro. Y casi de inmediato sintió la mano de Minho en su hombro, que hasta ahora había permanecido sentado.

 

—En realidad, no es un yo, es un nosotros. Changmin y yo estuvimos de acuerdo en todo. Él no actúo solo.

 

De algún modo, Changmin se sintió un poco mejor, con la mirada de Minho sobre él y el soporte que estaba siendo en esos instantes y sin embargo, su padre solo acentuó su expresión de enojo, y Rye respiró hondo.

 

—¿Cómo se atrevieron? ¡¿Qué diablos tenían en la cabeza?!— El grito de Ohn hizo que Minho se estremeciera y Changmin cerrara los ojos. —¡¿Qué te piensas que es tu hermano?! Disculpa, ¿cuántos años tienes Changmin? ¿No eres la disque buena influencia para Minho?

 

—Padre…

 

—Lo único en lo que puedo pensar en este momento, es que ninguno de los dos está preparado para un relación seria. Que juntos cometen más estupideces que la debida. Y que definitivamente casarse en estas circunstancias no puede ser buena idea. ¡Es una inmadurez completa lo que han hecho!

 

Minho apretó el agarre en el hombro de Changmin, casi sospechando lo que Ohn le diría a continuación.

 

—Tenemos que hablar con tus padres. Rye por favor llama a Jaejoong y Siwon, yo hablaré con Taseung y Yoohee.

 

Y que la situación de pronto se volviera más grande de lo que esperaban solo los hizo lamentarse. Pero Junsu solo lo miró una última vez, tan fijamente como pudo antes de dar media vuelta y seguramente regresar a su habitación.

 

Lo peor de todo es que Changmin no terminaba de sentirse traicionado por Junsu.

 

Por que sabía, que de estar en su lugar, hubiera hecho tal vez lo mismo.

 

 

 

 

El dolor de cabeza había desaparecido, el sabor amargo del licor e incluso cualquier malestar corporal que pudiera tener. Jaejoong incluso recordó que era por que habían bebido relativamente temprano, habían muchas horas de por medio, y por supuesto se había lavado la boca antes de acostarse a dormir la última vez.

 

Y el cuerpo de Yunho reposaba a su lado, dormido todavía a un lado de él, con el rostro contra la almohada, sorprendiéndolo agradablemente. De una manera casi impredecible. Yunho parpadeó un poco, y con los ojos algo entrecerrados trató de enfocar la mirada en él.

 

—¿Cuánto tiempo llevas despierto, Jae?

—No mucho en realidad.

 

Yunho sonrió, estirando un poco su cuerpo y abrazando la almohada bajo su rostro, como si se sintiera verdaderamente revitalizado. Y el sonido del celular que de pronto interrumpió esa paz fue molesto.

 

Vio a Jaejoong contestar el celular, algo tranquilo y despreocupado, luego había empezado a arrugar el entrecejo, hablando en susurros. Pero no por eso menos firme, no sabía lo que sucedía, pero debía ser importante.

 

Y sus sospechas se confirmaron, cuando Kim empezó a levantarse de la cama.

 

—¿A dónde vas?

—Asuntos familiares, creo que algo grave pasó.

 

Jaejoong medio intentó arreglar su cabello, tomando la poca ropa que no llevaba puesta entre el desbarajuste del día de ayer. Yunho prefirió no seguir preguntando y suspiró, acomodando el rostro sobre la almohada, con un suspiro escapándosele de los labios.

 

—Conduce con cuidado.

 

Listo para salir, Jaejoong asintió y sonrió, mirando a Yunho que ya empezaba a quedarse dormido una vez más. Realmente cansado todavía. Y peleó contra su conciencia y su instinto que pugnaba por quedarse un rato más junto a él.

 

Pero Rye se había escuchado afligida, así lamentablemente quedarse no era una opción.

 

Un par de minutos después abandonó el departamento de Yunho, corriendo lo más pronto que podía hacía su auto.

 

 

 

 

Mir cambió la toalla empapada en agua de la frente de Yoochun.

 

La remojó un poco más, y la exprimió con cuidado, antes de colocarla la una vez más en su lugar, repitiendo el mismo proceso con la toalla que reposaba sobre el estómago de su hermano mayor.

 

Yoochun había entrado en fiebre cerca de las tres y media de la madrugada. Mir prácticamente no había dormido. Y Yoochun se movía de un lado en otro en la cama, había incluso empezado a delirar, pero por suerte se había calmado un poco.

 

Pasó una mano por su rostro y caminó a la cocina, por esa taza con café caliente que se había preparado hace poco. Hoy definitivamente no podría ir a clases. Y su mente solo divagaba en que quería que Yoochun se repusiera cuanto antes.

 

Cuando el teléfono en la sala, por instinto, Mir corrió hacía él.

 

—Buenos días.

 

Muy buenos días, lo estamos llamando del restaurante Bing, donde el señor Park Yoochun iba a empezar a trabajar hoy. Su horario de entrar era a las siete de la mañana, pero aún no ha llegado, ¿podría comunicarme con él?

 

Mir miró velozmente el reloj en la pared. Daban casi las siete y media. Mordió su labio inferior. Sabía lo importante que era este trabajo para Yoochun, se había esforzado en conseguirlo, mientras retomaba los estudios también, sabía que no podía dejar que lo perdiera.

 

—Soy el hermano menor, él ya salió para allá. Tuvo un pequeño contratiempo, le pido mil disculpas en su nombre.

Mmh… ya veo. Ojalá no demore en llegar. Es su primer día de trabajo.

 

—Si, lo sé. Fue mi culpa en realidad, desperté mal de salud y él no quería irse de la casa, pero lo convencí por que su trabajo es importante.

De acuerdo, entonces. Espero que llegue pronto.  

 

Luego de las despedidas correspondientes, Mir cortó la llamada, jugando con sus manos un poco preocupado por no saber a quien llamar para que viniera a cuidar de Yoochun mientras él iba a cubrirlo.

 

Sus amigos probablemente ya estaban camino al instituto. Y él estaba dudando que alguno de los vecinos no hubiera salido ya para el trabajo. Recordó entonces su día en el club hace unos días atrás. Lo amable que había sido Heechul y lo mucho que había insistido que contara con él para cualquier cosa.

 

Apenas lo conocía, pero sin duda no tenía más opción. Heechul lo había ayudado ese día, pedirle este favor tan importante era un poco penoso. No existía la confianza suficiente. Y sin embargo, Mir no tenía otra opción.

 

Con el tiempo completamente justo, Mir suspiró una última vez, y volvió a levantar el teléfono.

 

 

 

 

—¿Estarás bien solo con él?

 

Mir se mostró preocupado, colocándose el abrigo mientras Heechul miraba el cuerpo de Yoochun tumbado en la cama. Por el momento estaba tranquilo, tan solo dormía, de lado y con la respiración suave.

 

—Tranquilo, si algo pasa te llamo enseguida. Ve al restaurante.

—Muchísimas gracias, en serio…

 

Heechul sonrió. Tratando de inspirarle un poco de confianza al menor, Mir lo abrazó brevemente antes de salir del departamento lo más rápido que podía. No tenía idea por que Yoochun había enfermado tan de repente cuando hace unos días parecía tan bien.

 

Pero decidió no darle muchas vueltas al asunto y calmar la fiebre con aquellos paños mojados. Le había dicho a Siwon que ese día no iría a la oficina, pero aparentemente a medio camino mientras lo dejaba el departamento de Park recibió una llamada de sus padres.

 

Probablemente fuera algo grave para que Siwon arrancara casi de inmediato seguro hacía el lugar que sus padres le hubieran indicado. Lo llamaría más tarde, pare asegurarse de que todo estuviera bien.

 

 

 

 

La residencia de la familia Kim se imponía como siempre.

 

Siwon bajó de su auto con algo de pasividad, revisando algún mensaje importante que pudiera interesarle en tanto una de las empleadas le abría la puerta y lo saludaba con educación.

 

—Buen día señor, Choi. Todos están reunidos en el estudio de la planta baja.

—Gracias.

 

La mujer asintió, abriendo un poco más la puerta, permitiéndole ingresar sin problemas, pero antes de que la mujer pudiera cerrarla nuevamente el grito de Jaejoong la detuvo.

 

—¡Soohi, espera!

 

Jaejoong entró con una aventurera sonrisa en el rostro. Pasando una mano por su cabello algo despeinado, respirando aliviado de por fin haber llegado. Siwon notó el pequeño detalle de que Jaejoong vestía la misma ropa del día anterior.

 

—¿Recién llegando a casa, Jae?

—Ehm… si, más o menos. ¿Sabes dónde están todos?

 

Y el cambio brutal de tema, sin la más mínima vergüenza hizo sonreír a Siwon.

 

—En el estudio principal.

—Oh, ya veo.

 

Jaejoong se veía un poco nervioso, seguramente por el hecho de que acababan de terminar hace no más de dos días y lo había descubierto llegando a la casa durmiendo quien sabe dónde. A Siwon le resultaba un poco incómodo, pero no le molestaba. Jaejoong estaba en su derecho de hacer lo que creyera conveniente para él.

 

—…¡¿Cómo fuiste capaz?! ¿Qué tenías en la cabeza Minho?

 

Siwon arrugó el entrecejo, cuando abriendo las puertas del estudio escuchó la voz de su padre. Sumamente molesto y dentro el lugar solo estaba repleto de tensión. Todos prácticamente rodeando a Minho y Changmin. Cual niños en proceso de regaño.

 

Junsu tan solo se mantenía un poco aparte, sentado en un el sillón mediano, con los brazos y piernas cruzadas, y la mirada en el piso. Como si de repente no tuviera el entusiasmo para algo más.

 

—Su… ¿qué sucede?

 

Jaejoong fue el primero en acercarse a él, posar uno de sus brazos por los hombros de su hermano, pero él solo negó un poco con la cabeza, levantando la barbilla directo hacía Minho y Changmin.

 

—Que ellos te lo digan.

 

Sabía que era muy poco probable encontrar en ese estado a Junsu. Que su mirada rara vez estaba en ese estado e imagino que nada bueno podía estar pasando. Sin embargo, Rye suspiró largamente, decidiendo hablar antes que los dos menores.

 

—Changmin y Minho le pagaron a Yoochun para que estuviera con Junsu, con el propósito de que la tradición de la familiar no fuera un problema.

 

Casi de inmediato Jaejoong dirigió su mirada hacía Changmin, pero en ese instante. Changmin solo la desvió. Y comprendió que era verdad, por que de otro modo, Changmin no estaría de esa forma.

 

—¿Hicieron lo mismo conmigo?

 

Jaejoong se levantó de su asiento, con la voz un poco apagada, y la mirada asidua en su hermano menor que para ese momento había suspirado, mirándolo directamente.

 

—No, bueno les dijimos a Yunho y Heechul que los entretuvieran para que no ocasionaran problemas si es que algo iba mal entre Siwon y tú, pero creo que al final no hicieron nada… no lo sé…

 

Fue un peso menos de encima, un pequeño alivio que envolvió a Jaejoong en cuanto escuchó aquello de parte de Changmin, por que sabía que ese amor que Yunho profesaba por Heechul no podía ser fingido, y que mucho menos esa oportunidad que se habían tomado podía ser parte de un plan.

 

Respirar hondo fue inevitable, no podía ni siquiera imaginar lo mal que podía estar Junsu. Recordó entonces, que días atrás le había confesado que estaba muy cerca del amor. Y sus ojos se posaron en ese rostro serio de Junsu, en lo molesto que se sentía, y en que por supuesto, estaba controlando su dolor con enojo.

 

—Junsu…

 

Sin embargo, él solamente se levantó, arreglando un poco su camisa. Sin ver a nadie en particular.

 

—Lo siento, quiero retirarme a mi habitación.

 

No fue como si esperara alguna respuesta. Junsu solo camino entre el silencio que se propago dentro del lugar, ante las miradas penetrantes de todos los que se encontraban ahí. Y sus pasos resonaron entre los pasillos.

 

Preocupado, Jaejoong solo fue tras él, con sus pasos suaves, sin pretender darle aviso a Junsu de su presencia. Sin saber si alguien más los seguía, solo vio el perfil de Junsu entrando a su habitación y luego más silencio.

 

Jaejoong quiso interrumpir, ingresar en esa habitación y ser de apoyo. De un apoyo que aparentemente Junsu no necesitaba, de pronto su mano estuvo sobre la puerta, apenas tocándola, sin hacer aviso de su presencia.

 

Recordó brevemente su infancia, aquellas noches insolentes y dolorosas cuando su madre murió y Junsu se sumió en la soledad de su habitación. Era como regresar a esos cortos años de edad. Y esta vez no sería como antes, Junsu no claudicaría ante su dolor, lo supo cuando el silencio fue interrumpido por el sonido de un cristal romperse.

 

Luego un poco más, un par de cosas más cayeron al suelo. Jaejoong solo cerró los ojos con fuerza, el escándalo pronto estancó sus pensamientos y el sollozo de Junsu fue audible, desesperado y herido. Como si le costara respirar.

 

Cuando una mano fuerte se posó sobre su hombro, al momento de levantar la mirada de Siwon, apacible fue lo primero que encontró. Él no era quien necesitaba apoyo, pero la puerta continuaba cerrada.

 

Y Junsu no les permitía llegar hasta él.

 

 

 

 

Ohn, fue el primero en recobrar un poco de aliento.

 

Luego de la salida de Junsu y la posterior salida de Jaejoong y Siwon. El ambiente solo se volvió un poco más tenso. Y no es como si Ohn no sintiera el dolor de su hijo, pero sobre todo estaba esa confianza destruida que cubría sus decisiones en ese instante.

 

Pero Rye lucía decepcionada, y quizá era eso lo que calaba con más fuerte en Changmin, esa mirada desprovista de fuerza y la manera en que los padres de Minho lo miraban, lo abatido que lucía Choi ante la mirada de sus propios padres.

 

Y recordar que justo ayer todo era distinto, solo fue una estaca más.

 

—No creo que haya demasiado que discutir, no son unos niños para que tengamos que estarles ordenando o castigándoles. Pero escúchame bien Changmin. Te prohíbo terminantemente que vuelvas a verte con Minho.

 

El rostro de Minho no tardó en mostrar emociones, anonadado y con un susto similar al que tienes cuando estás a punto de abandonar algo. Changmin sin embargo pareció haber perdido la perspectiva por un instante, así que fue Minho el primero en levantarse.

 

—Señor, discúlpeme pero…

—¡Ya basta Minho!

 

Taesung levantó la voz, olvidando el poco control que le quedaba, mirando a su hijo menor severamente.

 

—¿Todavía no eres consciente de todo lo que han provocado? ¿Te parece justo que continúen como si nada cuando han herido profundamente a Junsu? Las disculpas no siempre sirven, ¿disculparse va a hacer que Junsu no sienta ese dolor que ahora le oprime el pecho? No has madurado, ni un poco al menos. Y si Changmin no es una buena influencia para ti, si es capaz de cumplir con tus caprichos sin medir las consecuencias, es obvio que no pueden estar juntos.

 

Minho sin embargo refutó, un paso hacía adelante.

 

—Pero papá, escucha…

—Tú no has madurado y Changmin no puede contigo. Ambos, no saben estar juntos aún. Lo mejor es que dejen de verse.

 

—No pueden obligarnos…— Por primera vez la voz de Changmin se escuchó, algo débil, mientras se levantaba y tomaba la mano de Minho. –No pueden obligarnos a que dejemos de vernos. Ustedes mismos lo han dicho, ya no somos unos niños.

 

Rye se levantó, por primera vez con mirada seria, directo a su hijo menor. Y Changmin por un momento se estremeció.

 

—Dime algo, Min. ¿De verdad crees que tienen el derecho para imponerse de esa manera? ¡¿Tienes la moral para decir que puedes estar con Minho si te de la gana cuando le has roto el corazón a tu hermano?!

 

Rye jamás gritaba, jamás se descontrolaba de esa forma, y la manera en la que se acercó, con la mano en alto dispuesto a cachetearlo, ni siquiera logró que Changmin se inmutara, por que solo cerró los ojos.

 

—No te imaginas… lo decepcionada que estoy…

 

Esa voz fue en esta ocasión, casi un susurro, Changmin abrió los ojos solo para ver a su madre no atreverse a golpearlo, solo llevó una mano a su boca, sollozando sutilmente antes de salir corriendo de ahí.

 

—…¡Mamá!

 

Minho sintió el afloje de sus manos, la figura de Changmin salir corriendo del estudio tras Rye. Y Ohn no parecía mejorar su estado de ánimo. La mirada de Yoohee lo atravesó, y su padre solo negó levemente, pasando una mano por su rostro. Minho de pronto sintió que tampoco tenía el valor para seguir refutando.

 

 

 

 

No bajaba, esa fiebre no bajaba, y Heechul empezaba a preocuparse.

 

El cuerpo de Yoochun aumentaba su temperatura cada vez más y más. Ahora incluso se movía de un lado a otro sobre la cama, como si el calor lo sofocara y ya los paños húmedos no hicieran su debido trabajo.

 

—Yoochun, trata de respirar por favor…

—No… no puedo… siento que me ahogo… hace mucho calor.

 

Heechul apretó con fuerza la mano de Yoochun, mirándolo con preocupación, mientras el cabello se le pegaba a la frente y el sudor era tan visible que definitivamente no podía ser algo bueno.

 

Bufó exasperado cuando Siwon por sexta ocasión no le contestó el celular, no es que de repente no tuviera la confianza con Yunho, pero sabía que ahora las cosas eran muy diferentes. Que ya no podía de repente llamar a Jung como si nada y pedir su ayuda.

 

Eran amigos, pero Heechul sabía que Yunho necesitaba un tiempo, un tiempo prudente para asimilar la nueva situación sentimental que los involucraba a él y a Siwon. Pero no hubo más remedio, no podía llevar a Yoochun al hospital solo y Siwon no contestaba el bendito celular.

 

—Junsu…

 

La voz ahogada de Yoochun lo hizo arrugar un poco el entrecejo, viendo esa expresión lastimera en Park. Diciéndose de una vez por todas, en llamar a Yunho, y pedir su ayuda una vez más.

 

 

 

 

—¿Por qué no me llamaste antes?

 

Yunho subió al carro. Mirando por el espejo retrovisor la imagen de un débil Yoochun envuelto por una manta, siendo abrazado por Heechul. El labio inferior de Yoochun temblaba y no parecía no muy consciente de lo que sucedía a su alrededor.

 

—Ya no es lo mismo, Yunho. No es justo que te moleste a cada rato.

—No seas tonto, Chul. En primera soy tu amigo, y esto es sumamente importante.

 

Heechul agachó un poco la cabeza, sintiendo el regaño implícito y escuchando el motor encenderse mientras Yunho empezaba a abrirse paso entre las calles de ese día. Yoochun volvió a pronunciar el nombre de Junsu.

 

Esta vez calmado y anhelante. De una manera que le encogió el corazón a Kim.

 

 

 

 

Unos prudentes minutos después, unos que formaban casi una hora. Changmin tuvo el valor de acercarse a la habitación de Junsu. Rye había sido muy clara no quería hablar del tema por el momento y ver en ese estado a su madre había sido devastador.

 

Jaejoong sin embargo junto a Siwon habían bajado a la sala de estar, cansados de esperar por que Junsu les abriera, y según tenía entendido, el escándalo se había detenido hace mucho.

 

Tocó suavemente la puerta, pero no escuchó respuesta alguna.

 

Respiró profundo, por que su voz no ayudaría lo suficiente, pero esperaba al menos poder convencer a Junsu de que al menos lo escuchara.

 

—Junsu, por favor abre la puerta.

 

Pero el silencio estuvo ahí, estancado entre ambos, con aquella puerta de por medio sin que Changmin pudiera hacer algo más que mirar aquella madera frente a sus ojos.

 

—Junsu…

 

Cuando volvió a tocar, solo bastó con un par de segundos antes de que la puerta se abriera, y la expresión alga cansada de Junsu lo recibiera. Un poco aburrido y con la misma ropa de hace unos minutos.

 

Changmin no necesitó que Junsu abriera demasiado la puerta para notar que la habitación era un desastre y que evidentemente, por su cabello alborotado y la cama en igual estado. Junsu hace mucho había optado por refugiarse bajo las sábanas un momento.

 

—Intentaba dormir, ¿qué quieres?

—Necesito que hablemos de Yoochun, él vino hace unos días a dev…

—Changmin basta.

 

—¡No! Tienes que escucharme.

—¡He dicho que basta!

 

Nuevamente estaba ahí, esa sensación extraña de saber que podía sacar lo peor de las personas más importantes, Changmin solo apretó los puños. Mirando a los ojos de Junsu. Como si esperara ser escuchado en verdad.

 

—Déjame hablar, es importante, Junsu.

—Seré más claro, Changmin. Si en verdad quieres reivindicarte conmigo, no me dirijas la palabra nunca más.

 

La puerta se cerró en su cara, insoluble. Bruscamente. Dejándolo estupefacto ante el rechazo de Junsu. Ante esas palabras frías que empezaron a repetirse en su cabeza. Como si de pronto estuviera perdiéndolo todo y no pudiera hacer nada por evitarlo.

 

 

 

 

A Jung Jihoon, siempre le ha gustado aquel modesto restaurante cerca de la universidad central. Es cálido, cómodo y tiene un muy buen servicio. El problema es que hace mucho que no visitaba tierra coreana y se había olvidado de esos pequeños lugares.

 

Pero estaba en ese proceso de reconocimiento, luego de las clases en el instituto, recorriendo esas calles que alguna vez recorrió junto a Changmin. Y el recuerdo del menor de pronto lo atravesó como una vieja añoranza que hace mucho no experimentaba.

 

Pensando que sería bueno verlo en esos días, entró al restaurante, que había cambiado bastante. Pero seguía guardando esa calidez tan propia, tan familiar, que apenas ingresó sonrió complacido.

 

Pero la presencia de Mir a unos pasos de él, fue sorpresiva. El muchacho sonreía amable a una pareja que acababa de levantarse de una de las mesas. Y ahora la limpiaba con sumo cuidado, Rain sinceramente no esperaba encontrárselo por ahí.

 

Y cuando el menor lo ubicó, casi con una precisión exacta. Esos ojos se abrieron más de lo normal por la sorpresa y Rain casi ni lo dudó en cuanto caminó hacía él. Inusitadamente preocupado por el menor.

 

—Profesor… ¿qué hace aquí?

—Yo vengo a comer algo, ¿tú que haces aquí? ¿Tienes problemas económicos, por eso no viniste a clases hoy?

 

Tenía una extraña preocupación por aquel muchacho, por sus ojos que divagaban entre unos problemas que seguramente un muchacho de su edad no debería tener. Rain a veces pensaba que eso de querer andar ayudando a los demás siempre era un problema.

 

Terminaba compenetrándose demasiado, y ya le había pasado una vez. Con Changmin. Pero estaba seguro de no querer volver a repetir el mismo error.

 

—No… bueno más o menos… O no tanto así. ¡Agh!— Mir sacudió sus cabellos, un poco exasperado ante esa falta de fluidez en las palabras y bufó cansado. –Este es el empleo de mi hermano mayor, él se enfermó hoy así que vine a reemplazarlo.

 

Rain asintió un poco distraído, notando el extraño comportamiento del menor y como de la nada empezaba a sacarse el delantal que llevaba puesto. Seguramente al haber acabado su turno. Rain pareció analizar que ya era un poco tarde y quera incluso normal.

 

—Ya veo… ¿está todo bien en casa? Ayer lucías muy preocupado.

—La verdad no sé si las cosas están bien o no.

 

Mir suspiró, dejando sus cosas a la muchacha que permanecía en recepción con una sonrisa leve. Rain de pronto olvidó que había llegado hasta ahí para comer algo. Aún más cuando el celular de Mir sonó y él por instinto lo contestó de inmediato.

 

—Heechul, ¿qué pasó, está todo bien?

—No, Mir. Yoochun empeoró, y tuve que traerlo al hospital. No estamos lejos del trabajo, ven apenas puedas. Yunho y yo estamos aquí, justo ahora lo están revisando los médicos.

 

—¿Cómo que el hospital? Pero, ¿es algo grave? ¿Qué pasó exactamente?

No sé si es grave o no, la fiebre le subió demasiado y ya no parecía querer bajarle con nada. Lo mejor que pude hacer fue traerlo, cuando vengas te he de explicar todo.

 

Mir se movió en su lugar, con el entrecejo arrugado y suspirando casi imperceptiblemente.

 

—Está bien, yo llego en unos minutos para allá. Muchas gracias por todo Heechul.

De acuerdo, no te preocupes.

 

Cuando cortó la llamada, Mir pareció recordar que Rain seguía ahí, y que se veía preocupado por la manera en la que esa llamada le había afectado.

 

—¿Está todo bien?

—No, acaban de llevarlo al hospital, tengo que ir para allá.

—¿Quieres que te lleve?

 

La propuesta lo tomo un poco por sorpresa. Luego se obligó a no pensar en otra cosa que no fuera la salud de su hermano. Y asintió casi de inmediato. Olvidando que era su profesor al que tenía por delante y que por supuesto, su corazón latía descuidadamente acelerado cuando estaba a solas con él.

 

 

 

 

Siwon no estaba muy seguro de muchas cosas.

 

En especial en ese momento, por que no sabía que podía hacer con Minho, en especial cuando estaba recostado en la cama, de perfil, mirando la ventana a un lado de la habitación, como si no hubiera nada más importante.

 

Minho había hecho mal, muy mal. Pero tampoco podía dejarlo solo, cuando sabía lo importante que era para su hermano estar con Changmin y ahora ser consciente de que sencillamente no había oportunidad alguna ni siquiera de una llamada.

 

Había conversado con Jaejoong, larga y tendidamente. Analizando las posibilidades de que Yunho y Heechul entraran en el mismo jueguito de esos dos, pero resultaba difícil de pensar cuando Siwon ya conocía a Heechul desde hace tanto y su historia arrastraba más complicaciones de las debidas.

 

El amor, la confusión, el rechazo. Cosas que Minho y Changmin ignoraban y por lo cual habían dado por hecho de que sencillamente Heechul y Yunho solo olvidaron cumplir con su palabra, por que claro él se había interpuesto, Heechul había pensando en sus sentimientos y Yunho se había entregado a la resignación de un eterno amor no correspondido.

 

Así que esa historia delineaba de muy lejos una jugarreta por parte de los dos menores. Aunque Siwon sospechara. Jaejoong había sido muy cuidadoso con sus preguntas y respuestas. Pero Siwon sabía que Yunho tenía mucho que ver con esa mirada algo aliviada cuando comprobaron que ellos no estaban dentro de los planes de Minho y Changmin.

 

Sin embargo esa tarde, casi noche. Siwon hizo lo que creyó más conveniente. Minho ya no tenía sus padres como apoyo, ni siquiera a Changmin. Sencillamente, lo tenía a él. Así que Siwon se sentó junto a la cama y colocó una mano en su brazo.

 

Minho casi ni se inmutó, solo emitió un pequeño suspiro.

 

Pero Siwon supo, que sin palabras de por medio, en el estado en que se encontraba su hermano menor, él estaba haciendo lo correcto.

 

 

 

 

Minho abrió la puerta de su habitación y Changmin seguía ahí, viendo una foto de los dos, una que se habían tomado en el instituto, meses atrás. Su mirada fue confusa, pero Minho solo dejó la pequeña maleta sobre la cama.

 

—Pensé que ya te habías ido.

—Estuve a punto de irme.

 

Changmin sostenía aún el portarretrato y Minho respiró profundo.

 

—Minho…

—¿De verdad? ¿Es de verdad lo que sientes por mí?

 

—Yo jamás hablo tan ligeramente de esas cosas, parece que no me conocieras.

—Parece que tú no me conocieras a mí, cancelé mi viaje y estoy aquí, otra vez junto a ti, ¿y te atreves a preguntar por qué?

 

Minho sonrió, en cuanto vio un poco de duda en los ojos de Changmin. Una indecisión que no se veía a menudo. Por lo que se acercó a él y lo abrazó, haciendo que dejara el portarretrato de lado, abrazándolo suavemente.

 

—¿Está bien, Changmin? ¿De verdad… todo estará bien si estamos juntos?

—Puedo cubrir tu vida con mi madurez, y tu la mía con tus ganas de vivirla, ¿no crees que para empezar somos un buen equipo.

 

Minho un ahogo un pequeño pensamiento, uno ligero de ‘Entonces, ¿por qué no te diste cuenta antes?’ pero solo calló, y cerró los ojos. Abrazado un rato más a él. Quería confiar en esas palabras. Que ese amor era ahora parte de los dos. Y quería mucho más que un simple amor de juventud.

 

 

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Fin capitulo dieciséis.

 

 

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Tradición Familiar: capitulo 15


 

 

Tradición Familiar

 

Capitulo 15: Por la mentira de creer que haciendo daño, mi dolor es menor.

 

 

 

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Mir empezaba a entrar en los catorce años cuando descubrió que Yoochun tenía un problema con la bebida.

 

Su hermano pasaba horas fuera, y cuando llegaba, lo hacía muy bebido, no le hacía un escándalo, pero se encerraba en su habitación y desde afuera Mir podía escuchar los lamentos de su hermano.

 

Lo había escuchado incluso reclamarle a sus padres por abandonarlos, por haber muerto y dejarlos con esa agonía, muchas veces, Mir se sintió como un peso para su hermano, pero al siguiente día Yoochun le pedía perdón por mortificarlo. Volviéndolo todo un horrendo circulo vicioso.

 

—Tienes que dejar de beber, Yoochun.

—Mir no fastidies con eso ahora.

 

—¡Tienes un problema con la bebida, Yoochun! Además, no puede ser sano emborracharse todos los días de esa forma. Por favor…

—No tengo ningún problema, Mir. Ahora, ve a estudiar.

 

No es que le costara obedecer a su hermano mayor, pero desde que Yoochun había decidido dejar la Universidad apenas a unos meses de haber empezado. Mir vivía consternado por lo que harían de ahora en adelante.

 

A Mir no le interesaba tener todo los lujos que el trabajo de Yoochun les proporcionaba. A veces se lamentaba de que Yoochun ganara tanto, por que era con ese mismo dinero, con el que bebía de más. Y Mir no sabía como ponerle un alto a eso.

 

 

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Yoochun dejó que el olor de la comida recién preparada inundara el departamento, respiró profundo, cerrando los ojos y dejando que ese olor casi suave que podía percibir se internara en su ser. Sonriendo complacido por lo bien que todo le había quedado.

 

No era un experto en la cocina, en realidad pocas veces cocinaba, sencillamente cosas como esas no eran lo suyo ni de cerca. Pero solo por hoy estaba haciendo un esfuerzo. Cuando el celular comenzó a sonar incesante, se acercó hacía donde estaba.

 

El nombre de Mir se asomaba, junto con varios mensajes pidiendo que le contestara. Era extraño, a menos que fuera algo verdaderamente importante Mir no lo llamaría con tanta urgencia. Entonces cuando el celular recibió otra llamada, decidió contestar.

 

—¿Mir?

¡Yoochun! ¿Por qué diablos no me contestabas?

 

Yoochun arrugó el entrecejo. Mir nunca le hablaba de esa forma.

 

—¿Qué sucede?

 

¡Es Junsu! Vino a buscarme, lo sabe Yoochun. No sé como pero se enteró de todo, del dinero que te pagaron Changmin y Minho para que estuvieras con él, y está muy molesto. Me habló muy feo… De seguro está camino a buscarte.

 

Casi no tuvo tiempo para reaccionar, mucho menos para poder dejar que algún pensamiento estable cursara por su mente, menos cuando el timbre en su departamento se escuchó con fuerza, y el por instinto giró hacía la puerta.

 

¿Eso fue el timbre? Yoochun ten cuidado, él en serio está muy molesto. No cometas una estupidez…

 

Lo que fuera que su hermano le estuviera tratando de decir en ese instante quedó a medias. Yoochun cortó la llamada y con el corazón latiendo vertiginosamente contra su pecho se acercó a la puerta.

 

No lograba canalizar por completo el estado en que pudiera estar Junsu, ni siquiera podía reaccionar concretamente con el hecho de que lo amaba, y seguramente en este instante Junsu lo estaría despreciando.

 

Todo estaba sucediendo demasiado rápido como para que él pudiera reaccionar.

 

Por eso cuando abrió la puerta y lo miró, con el flequillo tapando un poco su rostro agachado, Yoochun pensó que Junsu se echaría a llorar frente a él, terminando de romperle el corazón.

 

Pero contrario a eso, Kim levantó la mirada, con una sonrisa extraña en el rostro. Mirándolo tan fijamente, que ese hueco que sentía en el estómago, pronto atacó sus sentidos y le hizo entender que Junsu no era tan débil como para echarse a llorar a reclamarle como lo había supuesto.

 

Y no saber que terreno estaba pisando con Junsu, lo angustió.

 

 

 

 

Mir cerró el celular, observándolo fijamente, preocupado.

 

Yoochun había apagado el celular, y estaba casi seguro que ese que acababa de tocar el timbre en el departamento era Junsu. Sus sentidos pugnaban por ir al departamento y tratar de ayudar a su hermano a que se explicara y no cometiera una estupidez.

 

Pero al mismo tiempo, sabía que no podía involucrarse más allá de lo debido, por que Yoochun tenía que enfrentar a Junsu solo y sin embargo la culpa compartida lo llevaba a querer hablar con Junsu, pedirle disculpas.

 

¡Demonios! No quería quedarse sentado esperando a que las clases terminaran para saber que ha pasado con esos dos.

 

—¿Mir?

 

La voz de Rain lo tomó por sorpresa, levantó la mirada presurosamente, su profesor estaba parado en la puerta del salón, con varios libros entre las manos y la mirada un poco confundida.

 

—¿Qué haces en el salón? Se supone que están en receso.

—Es que… necesitaba un tiempo para pensar.

 

Una mentira a medias fue lo único que pudo cruzar por su cabeza en ese instante, una que cubriera en parte ese nerviosismo que le provocó ver de pronto al mayor.

 

—Más bien te ves preocupado.

—Tengo un par de problemas en casa.

—Oh, ¿quieres hablar sobre eso?

 

Le pareció tan extraño tener a Rain a su disposición. Para escucharlo como cualquier profesor lo haría. Sabiendo que en el fondo, lo menos que quería era verlo como un profesor dentro de la plantilla. A pesar de la imagen de aquella mujer aferrándose a él con fuerza.

 

—No sé… Yo solo…

 

De repente Rain había ingresado al salón, dejando los libros sobre el escritorio, sentándose frente a su asiento. Mirándolo atentamente, escuchando sus palabras. Y Mir volvió a sentirse como un idiota, por que sus palabras se perdieron entre la mirada de Rain y su propio nerviosismo.

 

—Adelante, te prometo que esto quedará entre nosotros.

 

—Cuando uno le miente a una persona, al principio sin malas intenciones, por el bien de alguien más y si en el camino yo saco un beneficio… Esa persona a la que le mentí, ¿puede perdonarme?

 

Rain arrugó el entrecejo, apoyando la barbilla en sus brazos, mirándolo antes de suspirar.

 

—Mentir nunca es bueno, tú puedes decir que lo hiciste sin mala intención, pero esa persona siente que todo a su alrededor no existe. Como si hubiera sido el único real en medio de la situación. Lo hace dudar de ti, de lo que has tejido a su alrededor.

 

—Pero… ¿Y si yo nunca quise hacerle daño?

—Igual mentiste, para bien o para mal. No disminuye el daño que le has provocado.

 

Mir bajó la cabeza, apretando sus manos y tratando de mostrarse tan visiblemente afectado, mordiendo su labio inferior y con el ceño un poco fruncido.

 

—¿Le has mentido a tus padres?

—No… mis padres murieron hace mucho. Vivo solo con mi hermano mayor.

—Oh, lo siento. No sabía.

 

Mir asintió, y las manos de Rain sobre las suyas lo hicieron sobresaltarse un poco, pero el mayor solo le sonrió.

 

—Intenta hablar con esa persona, pero deja que un poco de tiempo pase, para que se calme y pueda o quiera escucharte, antes no. Por qué solo lograras salir herido.

 

El contacto breve terminó antes de que Mir siquiera pudiera captar que en realidad había pasado. Rain se levantó de su asiento y caminó de regreso al escritorio por sus libros. Mir lo observó alejarse del salón, con el mismo paso tranquilo con el que seguramente había llegado.

 

Y un suspiro abandonó sus labios.

 

¡Oh, demonios! Le gustaba Rain.

 

 

 

 

Era extraño.

 

Tener a Heechul sentado en su sala como tantas veces, en esta ocasión le sabía o a desastre o a reivindicación y Siwon no estaba muy seguro de cual de esas dos se trataba. Kim apretaba sus manos, un poco nervioso tal vez.

 

—Heechul… ¿por qué estas aquí?

 

La mirada que él le envío en ese momento fue diferente, estuvo llena de una seguridad muy endeble. Pero al mismo tiempo era como si Heechul tratara que lo entendiera tan solo con mirarlo. Y así lo pudiera hacer, Siwon no quería conformarse, quería escucharlo. Quería que Heechul por primera vez se esforzara.

 

—¿Me vas a hacer decirlo?

—Si, Heechul.

 

Era cuestión de tiempo, Heechul sabía que no podía permanecer callado demasiado tiempo, esperando que Siwon lo entendiera, cuando él le había hablado sin problemas, con esfuerzo pero había terminado por decirle todo lo que pasaba por su cabeza.

 

Y Heechul sabía que de algún modo debía decir al menos la mitad de lo que pasaba por su cabeza.

 

—No debería ser tan difícil.

—Tú lo haces difícil, Heechul. Cierra los ojos.

 

—¿Qué?

—Solo cierra los ojos.

 

Heechul respiró profundo y decidió obedecer. Pronto sintió las manos de Siwon sobre sus hombros, presionando apenas su piel.

 

—¿Para que viniste hasta acá, Heechul?

 

Kim apretó sus puños, con un pequeño silencio que por suerte no se extendió por demasiado tiempo.

 

—Necesitaba hablar contigo… quería decirte que…

—Tranquilo, solo respira y dime exactamente lo que está pasando por tu cabeza.

 

Heechul apretó los labios y exhaló con fuerza. Con su voz resonando con fuerza en la cabeza.

 

—Tenía miedo… TENGO miedo, mucho más del que puedo aceptar. Amar a alguien me asusta en niveles insospechados. Siempre intenté que eso no pasara, que mis sentimientos se bloquearan hasta el momento en que yo decidiera que debía enamorarme. Pero las cosas no sucedieron como yo esperaba.

 

Siwon soltó lentamente los hombros de Heechul, volviendo a sentarse frente a él en el sillón. Notando como Heechul poco a poco empezaba a abrir los ojos, con un gesto un poco suave en las facciones.

 

—No sé si es amor lo que siento, Siwon. Por que no lo conozco, por que siempre lo he repelido de mi vida. Pero si estoy aquí pidiéndote que no te alejes de mí, que me des una sola oportunidad. Cariño precisamente no te tengo, ¿cierto?

 

Siwon sonrió un poco, cruzando sus brazos y viendo la expresión un poco más relajada en Heechul.

 

—¿Esa es tu declaración de amor Heechul? ¿No has escuchado suficientes como para estructurar una mejor?

—Soy autentico. Esa es mi confesión de amor, si.

 

Ocurrió con un leve movimiento, Siwon se acercó un poco y Heechul no se movió demasiado. Con el rostro de Choi invadiendo su espacio personal, sin apenas tocarlo.

 

—No eres muy sentimental ni romántico, Heechul.

—Tú tampoco, Siwon.

 

Heechul cerró los ojos, cuando vio los labios finos de Siwon acercarse a los suyos, y la precipitación de sentir sus besos una vez más repercutió en todo su cuerpo. Sacudiendo sus sentidos y haciéndolo esperar demasiado para su gusto.

 

—Dilo…

—¿Tengo que?

—Si, dilo…

 

Siwon hablaba y sus labios tocaban los suyos, provocando demasiadas cosas en Heechul. Logrando incluso que no pudiera canalizar un pensamiento adecuado más allá de la forma en que bombeaba su corazón.

 

—…Te amo.

 

Cuando la confesión salió de sus labios, con más naturalidad de la que había pensado. Se sintió reconfortado, como si de pronto su pecho estuviera libre de cualquier atadura, y los labios de Siwon explorando a los suyos fue el detonante perfecto para la ebullición de sentimiento que galopaba entero su ser.

 

Sus manos viajaron hacía el cuello de él, atrayéndolo un poco más a su cuerpo. Con sus bocas en una misma sintonía, disfrutando de ese contacto que por primera vez sabía a libertad. Heechul sabía que aún le costaría seguir diciéndolo, tanto como a Siwon le costaba.

 

Pero podía acostumbrarse a eso, a lo suave que salían esas dos palabras de su boca. A ese sentimiento de llenura que lo invadía. Y a los labios de Siwon reclamando su boca como suya.

 

Podían ambos acostumbrarse, a los niveles insospechados del amor.

 

 

 

 

Yoochun vio a Junsu ingresar al departamento.

 

Con sus pasos suaves y lentos, inspeccionando el lugar como si fuera la primera vez que ingresaba. Tenía tantas cosas que decirle, explicaciones que darle. Pero justo en ese momento ningún pensamiento funcional podía ser expresado. Por eso decidió mientras tanto cerrar la puerta.

 

Junsu paseó la yema de sus dedos sobre la mesa, sobre el mantel donde reposaban los platos y la comida recién servida.

 

—¿Ibas a cenar? ¿Esperabas a alguien?

—Iba a llamarte. Junsu escucha…

 

—Oh, ¿en serio?— Las pocas palabras de Junsu, repletas de un sarcasmo asombroso, hicieron a Yoochun detenerse antes de acercarse. –Que casualidad que haya llegado antes de que me llamaras entonces. Eso quiere decir que nuestro amor es sorprendente. Estamos conectados, Chun.

 

Yoochun respiró profundo, viendo como Junsu empezaba a servirse un poco del vino en una de las copas. Bebiéndolo lentamente, como si saboreara con cuidado, arrugando un poco la nariz y dejando de beber de inmediato. Arrojando la copa contra el suelo, los cristales rompiéndose y el líquido manchando la alfombra.

 

—¿Esto es lo único que pudiste pagar? Es un vino muy barato, asqueroso en realidad. Creí que mi hermano y su prometido te estaban pagando lo suficiente.

 

Esa, fue la primera estaca directa a su pecho. Las palabras hirientes y los gestos que martillaban su propia alma. La mirada penetrante de Junsu, alteraba su propia calma y convulsionaba el temor que se esparcía dentro de él.

 

—Junsu yo…

—¿Esta cena es para mi, cierto?

 

—Si… bueno, yo la preparé para los dos… Junsu necesito que me escuches las cosas…

—Entonces, si la cena es para mí, puedo hacer lo que quiera con ella, ¿cierto?

—Supongo pero…

 

Antes de que pudiera continuar con lo que pensaba decirle a Kim, tuvo que retroceder instintivamente. Junsu había agarrado el mantel con fuerza, jalándolo sin reparo. Logrando que todo lo que había sobre la mesa terminara en el suelo. Provocando un escándalo indebido.

 

Con la comida regada en el piso, la loza rota y el vino esparciéndose por aquella alfombra café que hace mucho había comprado. Yoochun estaba con los ojos abiertos. Demasiado sorprendido para concebir aquella acción tan agresiva por parte de Junsu.

 

Justo antes de que levantara la mirada Junsu ya había caminado hasta él, con una fuerza abrumante lo había agarrado del cuello, estrellándolo contra la pared e incluso alzándolo un poco. Cortando desconsideradamente su respiración.

 

—Dime Yoochun, ¿cuánto valgo?

—Junsu… basta…

 

Sin embargo, Junsu solo apretó el agarre en su cuello. Yoochun alcanzó a poner las manos sobre las de Junsu, sin muchas intenciones de apartarlo bruscamente.

 

—¿Cuánto Yoochun?

—¡He dicho que ya basta Junsu!

 

Entonces lo empujó, por que el agarre de Junsu empezaba a ser más allá de lo que podía soportar. Junsu retrocedió varios pasos, pasando una mano por entre su cabello y con una media sonrisa en el rostro.

 

—¿Cuánto? ¿Diez mil? ¿Veinte mil? ¿Cincuenta mil?

 

Yoochun pasó una mano por su cuello, sobando el lugar donde Junsu seguramente había dejado una marca. Su piel tan blanca no le permitía ataques tan agresivos como esos.

 

—Necesitamos hablar Junsu, pero mientras no te calmes no podremos hablar…

—¡¿Cuánto te pagaron, maldición?!

 

El grito de Junsu resonó con fuerza. Yoochun apretó los puños, buscando necesariamente esa botella con whisky que tenía reservada desde hace años. Abriéndola sin reparo y bebiendo directamente de ella.

 

Con el líquido quemando todo el trayecto hasta su estómago y la mirada intensa de Junsu sobre si.

 

—Veinte mil…

 

Junsu soltó una pequeña risa, alborotando sus cabellos.

 

—¿Veinte mil? ¿Tan poco? Que triste en realidad…

—Junsu ahora si, por favor hablemos.

 

—¿Hablar? Por supuesto que no, esta será la última vez que me veas la cara Park Yoochun. Así que voy aprovechar mi regalo como es debido.

 

Primeramente Yoochun se sintió confundido, sin entender lo que Junsu quería decirle. Menos cuando lo agarró por la camisa, jalándolo directo a la habitación. Sintió las manos de Junsu abriendo su camisa con fuerza, sin gestos suaves o dulces. Solo agresivos.

 

—Detente, Junsu.

 

La amenaza que salió de sus labios, pareció no importarle a Kim, por que pronto atacó su boca. Con vertiginosa efusividad. Invadiendo su boca sin cuidado. Con el sabor a licor entremezclándose inadecuadamente. Yoochun descubrió entonces que Junsu también había estado bebiendo, no demasiado pero si lo suficiente para que el sabor fuer palpable.

 

—Junsu…

—No puedo creer que te hayas vendido, pero seré sincero. Has sido el mejor regalo que Changmin me ha hecho.

 

Yoochun tuvo tiempo de arrugar el entrecejo en cuanto las manos de Junsu se colaron dentro de la camisa, en el mismo rato que lograba sacársela por completo. Revolviendo sus cabellos y volviendo a besarlo.

 

Sentía que podía perderse fácilmente entre esas caricias y besos desprovistos de cuidado o amor. Entregarse a la pasión que Junsu podía despertar en él con facilidad, pero aún así estaba esa parte de si mismo que lo sentía hundirse cada vez que veía esa mirada dura por parte de Junsu. Como si no sintiera absolutamente nada por él.

 

—Tenemos que hablar, ¡deja de mirarme así demonios!

—¿Así como?

 

Junsu sonrió divertido, echándolo contra la cama y rápidamente posicionándose sobre él. Con esos labios rojos e hinchados por los besos demandantes.

 

—Así como si solo fuera un bastardo para ti.

 

—Oh, mi querido Yoochun. Pero si tú solo eres un regalo de veinte mil dólares que mi hermano y su prometido me compraron. Y antes de irme quiero utilizarte como es debido. No deberías mostrarte tan ofendido, antes lo hacías, ¿cual es la diferencia ahora?

 

—Que yo te amo, maldición.

 

Junsu golpeó con fuerza la cama, a unos centímetros de la cara de Yoochun.

 

—¡Deja de mentir! Antes fuiste un gigoló, ¿no? Te vendiste por veinte mil, perfecto. Entonces deja cobrarme esos veinte mil como es debido. Por que no me gusta que mi hermano gaste tanto dinero solo por que sí.

 

Yoochun gimió adolorido, en cuanto sintió los dientes de Junsu clavarse con fuerza en su cuello, lastimándolo. Hábilmente llevó sus manos hasta el pecho de Junsu. Apartándolo sin miramiento. Sus palabras estaban doliendo más que esa herida que ahora reposaba en su cuello.

 

—Ya basta, deja de tratarme como si fuera un…

—¿Puto?— Junsu se carcajeó descaradamente. —…Pero si eso es lo que eres, mi amado Yoochun.

 

Casi ni lo pensó su mano cerrada viajó hasta el rostro de Junsu. Con fuerza, arrepintiéndose en el momento exacto en que tocó esa piel y luego vio el delgado hilo de sangre escurrirse por el costado de la boca de Kim.

 

—Junsu yo… no…

—¿Qué? ¿Ahora me vas a decir que no me deseas? ¿Que eres heterosexual, que tienes moral?

 

Junsu limpió con una mano el hilo de sangre que corría por su propia boca, con una sonrisa ladina en el rostro. Yoochun apretó sus puños sobre la cama.

 

—Escúchame, Kim Junsu. Tu y yo nos podemos acostar cuantas veces quieras, por que si, te de deseo, te quiero… Más que eso. ¡Diablos, sabes que te amo!

—¡¿Amor?! No seas ridículo, la gente como tú no sabe lo que es eso.

 

Yoochun arrugó el entrecejo. Empezando a sentir una rabia irracional bullir dentro de él. Rápidamente cambió de posiciones. Colocando a Junsu bajo su cuerpo. Apretándolo contra el colchón de la cama. Observando esos ojos desafiantes.

 

—Tienes razón, eso es lo que soy. Y tú no has sido el primero ni el último que pagará una suma exorbitante por mi cuerpo. Eso es lo único que te interesa ahora, ¿no? Perfecto, entonces solo serás otro más dentro de mi cama.

 

Antes de que Junsu volviera a martillarlo con sus hirientes palabras Yoochun volvió a besar sus labios, presionándolos contra las de él. Junsu no lucía ni molesto ni dolido con lo que él acababa de decir. Solo se dedicó a pegarlo a su cuerpo, tocar su piel y apoderarse de los últimos rastros de alma que le quedaban.

 

Yoochun tuvo que cerrar su corazón en ese momento. Mordió sus labios innumerables veces para que esas dos invaluables palabras no se le escaparan cada que veía esos ojos. Perforó cada sentimiento con tal de que no se le escapara.

 

Sumido en el cuerpo de Junsu, en sus gemidos, y el toque de sus manos. Que se quedarían tatuados en su piel, como el recuerdo más vil e invaluable que guardaría en su memoria. Entregando su corazón como un idiota.

 

Con las consecuencias vertiendo sobre su espalda.

 

 

 

 

—¡No lo puedo creer! Nos vamos a casar, Changmin tenemos que pasar un fin de semana en alguna isla.

—¿Alguna isla? ¿Por qué no vamos a una ciudad de antigüedad?

—¡Que aburrido! Una isla, playa, mar… eso es sexy, verte en traje de baño es sexy.

 

Changmin sonrió en cuanto vio aquella expresión en el rostro de Minho, acercándose cuidadosamente a él, con sus labios evidentemente buscando los suyos. Pero antes de que aquello pasara, el pequeño toque en la puerta logró detener incluso la atmosfera.

 

—Adelante.

 

Yoohi ingresó a la habitación, nerviosa y con la mirada baja.

 

—Yoohi, ¿qué sucede?

 

Minho miró extrañado a la empleada que acaba de ingresar, mientras Changmin se le acercaba para ver lo que sucedía.

 

—Joven, tengo que confesarle algo. Pero le puedo jurar que lo que hice, lo hice sin una mala intención. Solo que… lo siento mucho, joven Changmin.

—Tranquila Yoohi, ¿qué fue lo que hiciste?

 

La mujer suspiró largamente, con su rostro compungido en uno de dolor antes de atreverse a mirar a Changmin a los ojos.

 

—Yo los escuché hablar con el joven Yoochun sobre lo del dinero que le habían pagado por que estuviera con el joven Junsu.— Inmediatamente Minho se levantó de la cama. –Yo se lo dije al joven Junsu y él todavía no llega. Salió muy molesto y ya han pasado varias horas. Estoy sumamente preocupada por él.

 

—¡¿Tú, hiciste qué?!

 

Minho saltó inmediatamente, con el entrecejo arrugado y evidentemente molesto. Enfrentando a la mujer que retrocedió avergonzada por la manera en la que incluso Changmin la miraba con molestia.

 

—Sé que debí hablar con ustedes primero, pero el joven Junsu…

—¡Simplemente no debiste hacer nada!

 

En cuanto Minho alzó la voz, Changmin puso una mano sobre su hombro.

 

—Yoohi, por favor márchate.

—Pero…

—Déjanos a solas, ahora.

 

Changmin enfrío sus expresiones, de una manera que a Yoohi no le quedó de otra más que asentir y salir de la habitación de Changmin. Escuchando apenas mientras se alejaba las voces de los dos jóvenes discutiendo dentro de la habitación.

 

—¡¿Cómo se ha atrevido?!

—Cálmate Minho, tenemos cosas más importantes en las que preocuparnos. ¿Dónde puede estar Junsu?

 

Changmin volvió a sentarse en la cama, y Minho pasó una mano por su rostro. Evidentemente preocupado por que todo parecía derrumbarse ante sus ojos ahora. Todo por lo que habían luchado. Empezaba a desmoronarse. Si Junsu abría la boca.

 

 

 

 

Jaejoong fue el primero en abrir los ojos.
El cuerpo de Yunho continuaba contra el suyo, levemente dormido a pesar de las horas y de que incluso todo el malestar propio del licor había desaparecido. Supuso entonces que ese dolor de cabeza era la resaca y que por suerte no tenía nauseas.

 

—Yunho, debemos ir a casa.

 

Jung se removió un poco, abriendo los ojos lentamente, asintiendo aún con el sueño apoderándose de él. Sin embargo, al encontrarse Jaejoong al volante. Lo único que hizo fue colocarse el cinturón de seguridad y acomodarse en su asiento.

 

—Vamos a mi departamento Jae…

 

Y ese pequeño susurro Jaejoong lo obedeció sin demasiado problema. Por que le dolía la cabeza, y sin duda alguna conducir hasta el departamento de Yunho que estaba relativamente cerca era menos difícil que conducir hasta su casa.

 

Pronto se encontró en aquel edificio, de fachada gris y blanca. Acompañando a Yunho hasta la puerta que se encontraba en visible peor estado que él. No fue difícil abrir la puerta y recostarlo en la cama.

 

De pronto se sintió cansado, deseando poder quedarse junto a Yunho lo que le restaba del día. Y como si hubiera leído sus pensamientos. Yunho tomó su mano con fuerza, guiándolo contra la cama.

 

—…Quédate conmigo por favor.

 

Ese pequeño tono de súplica que Yunho hubiera utilizado hizo que Jaejoong no lo pensara demasiado, se acomodó junto a Yunho en la cama y cerró los ojos. Sintiendo y esperando que de algún modo el dolor de cabeza disminuyera. Que la siesta reparadora funcionara.

 

Y que al menos, recordara por que ver el rostro de Yunho en esos momento alteró tanto a su devastado corazón.

 

 

 

 

El amor parecía haberse quedado olvidado.

 

Yoochun de pronto sintió un frío aterrador recorrerlo, su cuerpo desnudo reposaba junto al de Junsu, que envuelto por una sábana ahora le daba la espalda. No podía ver las expresiones de Junsu en ese momento, pero al menos sabía que no dormía.

 

Su mano, desobediente se levantó, dispuesta a tocar esa espalda descubierta de Junsu. Quería abrazarlo. Quería besarlo. Deseaba una sola prueba que le demostrara que no todo se había resumido a sexo, por más que su propia consciencia le indicaba que si.

 

Cometió un error más, cuando colocó una mano sobre el hombro de él. Por que Junsu de inmediato se sacudió, terminando de cubrirse casi por completo. Sin moverse demasiado, aún sobre la cama.

 

—No me toques.

 

Esas crudas palabras salieron con un sabor amargo a desprecio, Yoochun bajó la mano, desviando la mirada. Respirando profundo. Ahuyentando a los fantasmas de su corazón roto. Decidiendo recoger la poca dignidad que le quedaba.

 

—Voy a ducharme, espero que cuando salga. Ya no estés aquí.

 

Estaba seguro de que Junsu lo había escuchado, a pesar de que no le había respondido, ni se había movido. Yoochun se levantó. Abriendo la ducha y permitiendo que el agua cayera sobre su cuerpo.

 

Intentando que se llevara con ella, todo rastro que Junsu hubiera dejado en su piel. Fueron pocos minutos, los necesarios como para que a pesar de que no escuchó ruido alguno la tonta esperanza en su pecho de que Junsu no se hubiera marchado como se lo pidió creciera.

 

Pero en cuanto puso un pie fuera del baño y descubrió su habitación completamente vacía, suspiró. Casi como un lamento adolorido. Junsu se había ido, sin problema alguno, sin escucharlo. Sin considerar sus emociones una sola vez.

 

 

 

 

—Ahora que caigo en cuenta, tú y yo no sabemos como estar juntos fuera de nuestros encuentros ocasionales.

 

Heechul habló en voz baja, sintiendo la fuerza con la que Siwon lo abrazaba por la espalda, ambos sentados en el sillón de la sala de estar, con el televisor encendido en un canal cualquiera.

 

—Pues podemos aprender. Justo ahora estamos conviviendo.

 

Sonrió ante las palabras de Choi, ante lo calmadas que se escuchaban y por supuesto ante lo bien que se sentía esa voz cerca de su oído.

 

—Siwon… ¿aún estás con Jaejoong?

—No, ¿y tú?

—Yo ahora solo planeo estar con un tipo un poco molesto llamado Choi Siwon.

 

Heechul arrugó graciosamente la nariz y Siwon lo miró fingiéndose ofendido, tomándolo de la barbilla par que girara un poco y entonces sus labios estuvieran a su alcance.

 

 

 

 

Yunho no está seguro de cuanto tiempo pasó desde que llegó a su departamento.

 

Solo sabe que cuando abrió los ojos Jaejoong se encontraba a su lado, pacíficamente dormido. Con su rostro muy cerca del suyo. Así que sediento y en contra de su voluntad, tuvo que levantarse de la cama, un poco mareado aún e ir a la cocina por un poco de agua.

 

Bebió incluso dos vasos, sintiéndose un poco más relajado. Luego de incluso ir al baño un rato, miró su imagen en es espejo. No se veía precisamente bien, pero al menos no estaba tan desastroso como pensó que estaría. Lavó su rostro y palmeó un poco sus mejillas. Definitivamente beber no era lo suyo.

 

Lavó su boca para eliminar el sabor a licor de su boca y salió un poco más renovado. Viendo el montón de cosas que había en su habitación y que le recordaban tanto a Heechul. Fue a buscar una pequeña caja al armario y cuando regresó Jaejoong se encontraba en el baño.

 

Mientras el muchacho se encontraba allá. Yunho optó por guardar varias cosas que eran como su atadura a Heechul, dispuesto a empezar desde cero. Por el bien de su propio corazón y su amistad.

 

Dejando las fotografías, y varias cosas que sería ridículo guardar. Por que Heechul seguía siendo su mejor amigo. El de toda la vida. Jaejoong volvió a la cama, con el rostro mojado también. Aparentemente más fresco. Envolviéndose un poco bajo las sábanas y mirándolo con una sonrisa en el rostro.

 

—¿Qué haces?

—Almacenando mis recuerdos.

 

Jaejoong arrugó el entrecejo confundido. Y Yunho una vez hubiera terminado, cerró la caja y volvió a acostarse junto a Jaejoong en la cama, su rostro frente al de él. Con una expresión tranquila mientras llevaba un mechón de ese cabello tras la oreja.

 

—Quédate junto a mi Jaejoong, curemos nuestros amores no correspondidos, juntos.

 

Jaejoong cerró los ojos, tomando la mano de Yunho con fuerza y una sonrisa en los labios.

 

—Está bien.

 

Y esas pequeñas palabras compartidas sabían a promesa. Por que ambos sabían que Yunho apenas empezaba a intentar olvidarse de su amor por Heechul y en Jaejoong aún existían rastros de amor hacía Siwon.

 

Que sería un camino tal vez extenso. Pero al mismo tiempo estaban dispuestos a descubrirlo. Por que el dolor en sus corazones había sido predispuesto por aquellos dos que ahora recién empezaban a descubrir lo que era hablar de amor en verdad.

 

 

 

 

Mir intentó llegar temprano al departamento.

 

Pero entre el montón de cosas y el tráfico le resultó casi imposible. Cuando llegó el lugar era un desastre, habían varias cosas rotas en el piso, y cuando escuchó un cristal romperse, corrió de inmediato hacía el cuarto de su hermano.

 

Yoochun estaba ahí, con su expresión más dolida en el rostro lanzando al suelo el jarrón que había sobre la pequeña mesa en su habitación, sin reparos. Y tan descuidadamente que Mir temió por que se hiciera daño en ese arrebato de rabia.

 

—¡Yoochun, detente ya por favor!

 

Lanzó la mochila lejos, los suficiente como para que no estuviera al alcance de su hermano que pareció reaccionar en cuanto lo vio llegar.

 

—¿Qué sucedió? ¿Tú rompiste todo esto, Yoochun?

—Él me rompió el corazón… ¡Ahora yo quiero romperlo todo! ¡TODO LO QUE COMPRÉ! ¡Por que todo esto lo compré con el dinero, con la razón por la que Junsu ahora me odia!

 

Mir retrocedió un poco cuando vio a Yoochun empujar incluso el televisor de plasma hacía el suelo, rompiéndose casi totalmente. Arrugó el entrecejo preocupado, mordiéndose el labio inferior. Y luchando internamente por no llorar al ver a su hermano en ese estado. Tenía que ser fuerte, por él.

 

—Yoochun por favor, cálmate, ¿si? Vas a terminar haciéndote daño.

—¡No me importa! ¡Nada me va a doler más que estas palabras de Junsu que se repiten en mi cabeza a cada rato! ¡Me estoy rompiendo por dentro Mir! Y me duele… me duele mucho…

 

Yoochun tapó sus propios oídos, y finalmente pareció perder un poco de la fuerza y la rabia que lo rodeaban, empezó a doblegarse frente a su hermano menor quien lo abrazo con cuidado mientras caían arrodillados en el suelo.

 

Mir sabía que con aquello no bastaba, por que Yoochun pronto quiso volver a pararse, pero él solo lo sujetó con más fuerza.

 

—¡Mir déjame! ¡Quiero romperlo todo! Quiero que Junsu vea que nada de lo que compré en mi pasado me importa… que no soy una basura que se vende por dinero… quiero que él me quiera otra vez… por favor dile que no soy malo… A ti te va a creer, si, tú eres un buen chico. Él te aprecia… dile…

 

—Yoochun, por favor cálmate.

—¡NO! Tienes que hablar con él, tienes que decirle que yo no…

 

—¡Ya basta, Yoochun!— Mir agarró a Yoochun por el rostro, haciendo que lo mirara directamente a los ojos. –Él no me va a querer escuchar, al menos no por el momento. Ahora, cálmate y escúchame…

 

Mir notó los ojos de Yoochun algo turbados, y no fue difícil notar entonces por el piso de la habitación varias de las botellas que Yoochun guardaba desde hace tiempo, cada una más costosa que la otra. Guardadas supuestamente para un momento especial.

 

—Volviste a beber en exceso, Yoochun. ¡Me prometiste que nunca más lo harías!

—Lo siento… lo siento, Mir. Pero él me odia… y yo no soy tan fuerte como él, yo no puedo odiarlo, por que me pesa el corazón solo de pensar en él…

 

Los ojos de Yoochun se llenaron de lágrimas, Mir sintió que volvía a revivir aquella época cuando Yoochun se hundió en la bebida, cuando las cosas parecían ser más oscuras de lo que eran, cuando todo eclipsó y Yoochun le prometió nunca más beber en exceso. Por él.

 

Y ahora parecía haberlo olvidado.

 

—Llora si lo deseas, pero ya no hagas más escándalo por que podrías herirte. Ya cálmate, ¿de acuerdo? Por mi, hazlo por mi. Abrázame fuerte, por que yo nunca te voy a abandonar. Te lo prometo.

 

Yoochun se aferró a él en ese momento, con una fuerza que casi le cortaba la respiración a Mir, pero lo dejó estar. Por que por lo menos Yoochun ya no parecía concentrado en destruir todo a su alrededor. Y sus sollozos apenaban el alma de su hermano menor.

 

 

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La puerta sonaba horrorosamente fuerte.

 

Yoochun arrugó el entrecejo, molesto y con aquella resaca taladrándole la cabeza más allá de lo que podía soportar. Renegando con molestia decidió levantarse, encontrando a su vecina tras la puerta cuando la abrió.

 

La mujer arrugó el entrecejo, seguramente al percibir el olor a licor, que persistía en él.

 

—¡Eres un irresponsable! Aquí tú emborrachándote otra vez…

 

Yoochun estaba dispuesto a responderle a aquella mujer como era debido, por entrometida hasta que escuchó aquella frase que le heló la sangre.

 

—…Y tu hermano tirado en una camilla de hospital.

 

Ese día casi pierde el alma mientras corría, con imágenes mentales atormentándolo por completo, con un par de pastillas que su vecina le había dado para que fuera medianamente consciente.

 

Cuando entró en la sala del hospital, Mir estaba sobre una camisa, con una pierna enyesada producto del carro que por suerte no lo había chocado a toda velocidad por que entonces Yoochun estaría sufriendo una pena demasiado amarga. Se hubiera terminado de destruir por completo.

 

Caminó hasta Mir, agarrando una de sus manos con fuerza, logrando que el menor despertara.

 

—Mir, ¿qué hacías repartiendo volantes?

—Lo siento, solo quería ganar un poco de dinero para no ser un estorbo. No quiero que bebas, quería demostrarte que no estás tan solo con todo que puedo ser de ayuda.

 

Yoochun derramó un par de lágrimas esa tarde, al pie de la camilla de su hermano, besando sus manos con fuerzas. Pidiéndole perdón innumerable veces. Prometiéndole no volver a beber en exceso nunca más, recibir incluso ayuda para su problema.

 

Y Yoochun cumplió con aquello, reparando las heridas que su actitud había repercutido en su hermano menor. Encaminándose una vez más. Volviendo a redirigirse para sacar a su hermano adelante y que nada le faltara, dejando del lado el hecho de ser la victima.

 

Volviendo a ser el Yoochun, fuerte, positivo, y seguro de si mismo que siempre había sido. Borrando ese pasado donde Mir lloró por su culpa. Yoochun cumplió con su promesa, hasta esa exacta tarde cuando Kim Junsu salió de su vida.

 

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Fin Capitulo Quince

 

 

 

Publicado en Fanfics

Tradicion familiar: capitulo 14


 

Tradición Familiar

 

Capitulo 14: Malos entusiasmos.

 

 

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Heechul odiaba las alturas, temía caer y romperse algo en el camino.

 

Pero Yunho esa noche insistió, tomó su mano y lo empezó a jalar, desde la azotea de su casa directo hacía ese gran techo, con temor, Heechul se dejó guiar, hasta que finalmente llegaron al lugar escogido por Jung y se sentaron.

 

Heechul inevitablemente se aferró a Yunho, mirando constantemente hacía abajo, y Yunho rió divertido.

 

—Si dejaras el miedo de lado Heechul, disfrutarías de esta belleza de cielo que el mundo nos regala.

 

Curioso, Heechul elevó la mirada, anonadado por aquellas estrellas que se posaban con gracia sobre el oscuro manto de la noche, el agarre que tenía sobre el brazo de su mejor amigo disminuyó y se dedicó a observar ese esplendoroso paisaje.

 

—Es hermoso~

—¿Verdad que sí? Quería que lo vieras junto a mí.

 

Heechul tenía dieciséis años, podía maravillarse con facilidad, pero eso era especial, como su agarre en el brazo de Jung había perdido fuerza, Yunho aprovechó y colocó una mano sobre la suya.

 

—A veces nos preocupamos mucho por nuestros miedos, por salir herido, y miramos constantemente hacía abajo o hacía atrás. En vez de levantar la cabeza, mirar hacía el frente y darse cuenta que lo que nos espera adelante vale la pena todos los sacrificios o caídas que podamos tener en el camino.

 

—¿Estamos poéticos?

—Algo así…

 

Yunho sonrió, y Heechul se apoyó ligeramente en él, mirando ese espléndido cielo que Yunho le había enseñado. Que rompía los esquemas, poco a poco, de lo que Heechul consideraba maravilloso, gracias a Yunho.

 

 

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Esa mañana Changmin bajó lentamente las escaleras, especialmente por que Minho había decidido ir a quedarse con él, el resto del día y por lo tanto, tenía que verificar que no tuviera cualquier mal movimiento que afectara su estado algo delicado aún.

 

El punto es que cuando la empleada había llegado, anunciando que Yoochun lo buscaba. Minho evidentemente había insistido en bajar con él, probablemente por que el hecho de que Yoochun los buscara podía significar o algo bueno o algo muy malo.

 

Cuando entraron a la sala de estar y vieron al mayor sentado en uno de los sillones mirando su reloj constantemente, desaceleraron el paso compartiendo una breve mirada y fue finalmente Changmin, el que respiró profundo y decidió avanzar hasta él.

 

—Hola, Yoochun.

 

Él se levantó, con una expresión amable en el rostro y un pequeño papel en las manos.

 

—Hola, ¿cómo estás Minho?

—Mejor, gracias por preguntar.

 

Yoochun mordió su labio inferior en un pequeño gesto que paso algo desapercibido, pero finalmente respiró profundo y extendió el pequeño papel hacía los dos menores que observaron algo intrigados.

 

—¿Qué es?

—Es el cheque que me enviaron hace unos días.

 

Los ojos de Minho se abrieron enormemente, en una expresión algo sorprendida, mientras veía a Changmin tomar aquel cheque, que el mismo había firmado, incrédulo aún.

 

 

 

 

 

No es que Yoohi fuera una mujer entrometida.

 

Pero el mayordomo le había avisado que la pareja del joven Junsu estaba en la casa, que estaba en la sala de estar hablando con el joven Changmin y Minho. Entonces el hombre le había ordenado que les llevara bebidas.

 

Y ella no había tenido problema alguna en obedecer, así que había optado por un poco de limonada servida adecuadamente en cada vaso, fría y dulce, en un estado perfecto que a cualquiera le pudiera gustar.

 

El problema radicó cuando salía de la cocina, y las voces de los implicados de alguna manera detuvo sus pasos.

 

—No entiendo… ¿Por qué lo estás devolviendo?

 

Yoohi no entendió muy bien, ¿devolver qué?

 

—Ustedes me pagaron por retener a Junsu a mi lado, de modo que ustedes pudiera planear su boda sin que nada se interpusiera. Justo ahora mis prioridades son otras. Mir y yo hablamos ayer, por eso estoy aquí.

 

Los ojos de la mujer se abrieron sorprendidos, con una punzada en el pecho al escuchar aquella declaración de parte de aquel por quien Junsu, el niño al que había visto crecer, proclamaba algo parecido al amor.

 

Apretó entonces la charola en sus manos, retrocediendo unos prudentes pasos de regreso a la cocina, con la charola sobre el mesón ahora. Tapando su boca y respirando algo agitada.

 

Ne~ Yoohi, ¿cómo se siente estar enamorado?

 

Pasó una mano por su rostro, sintiendo la mirada del resto de empleados sobre ella, incluso sintió la mano de una de ellas sobre su hombro preguntándole si se encontraba bien. Pero internamente Yoohi solo se atormentaba por lo que acababa de escuchar.

 

Por lo imposible que resultaba creer que en realidad el hermano menor de Junsu pudiera planear un juego tan cruel como ese. Como si en realidad jamás hubieran tomado en cuenta el factor amor en medio de su egoísta plan.

 

Y las memorias de Yoohi la atormentaban, por que no era justo. No era justo para Junsu, para ese niño que había crecido bajo su cuidado, no podía creerlo de Changmin ese niño centrado y maduro que podía tener lo que quería debido a la confianza que hasta ahora había merecido.

 

Y una lágrima de impotencia rodó por ese rostro.

 

 

—¿Estás seguro de que es amor, Junsu?

—No estoy seguro, pero… Eso creo.

 

 

 

Yunho se sentía extraño.

 

Jaejoong se había marchado muy temprano en la mañana, alegando que tenía que ir para su casa, antes del trabajo, y con un beso en los labios se había marchado, dejándolo a él envuelto entre las sábanas.

 

Repentinamente con un sentimiento de abandono inexplicable.

 

Pero justo antes de que pudiera sentarse a pensar en esa sensación compleja, la puerta de su departamento había sonado, quince minutos después de que Jaejoong se marchara. Así que se había levantado y abierto la puerta.

 

Cuando el rostro de Heechul estuvo frente a sus ojos, cómodamente recordó al muchacho. Como si todo el día anterior que él había compartido con Jaejoong hubiera logrado que hubiera dejado de pensar en ese amor correspondido que lo guiaba a su mejor amigo.

 

Así que había puesto la mejor de sus sonrisas y lo había invitado a pasar. Heechul lucía extraño, demasiado taciturno para empezar.

 

—¿Deseas desayunar, Chul?

—¿Tú ya desayunaste?

 

—No, precisamente voy a prepararme algo para comer antes de ir a trabajar.

—Entonces si.

 

Heechul se sentó en la silla, frente a la mesa comedor en la cocina, con un mutismo deliberante y por un momento Yunho pensó que ese silencio era cómodo, así que se dispuso a preparar un poco de agua caliente para el café y unos huevos revueltos. Algo de pan tostado y pensó que estaría bien.

 

En el momento en que freía los huevos en el sartén, Heechul finalmente se decidió a hablar, con el celular en sus manos. Ambos brazos sobre la mesa, como si su comentario fuera lo más casual del mundo.

 

—Ayer necesitaba hablar contigo, ¿por qué nunca me contestaste?

 

Yunho se tensó un poco, algo sin sentido si lo pensaba. Por que si bien Heechul no le rendía cuentas de lo que hacía, ¿por qué él si debería? Decidió entonces calmarse, respirar hondo y continuar con el café.

 

—Estaba ocupado.

—¿Todo el día?

—Si, mucho.

 

Heechul lo miraba fijamente, Yunho no necesitaba ojos en la espalda para saberlo. Por que esa mirada era como agujas en su cuello.

 

—Estabas con alguien.

 

No fue una pregunta, fue una afirmación. Y Yunho no iba a mentirle, así que optó por asentir.

 

—Pues yo ayer almorcé con Siwon, me pidió que habláramos, no sabía que hacer y tú no me contestabas así que accedí.

 

Automáticamente Yunho giró, levemente incómodo con lo escuchaba.

 

—No necesitas mi permiso para hablarle.

—Pero habíamos quedado en que ya no lo dejaría acercarse. De todas formas no es para informarte sobre lo que hice, si no lo que él dijo.

 

—¿De que hablas?

—Dijo que me amaba.

 

Y la cuchara con la que empezaba a servir el café en las tazas cayó al piso, ensuciándolo con el contenido que llevaba. Apretó los puños cuidadosamente y apagó la hornilla antes de sentarse en la mesa frente a Heechul, con el desayuno a medio preparar.

 

De pronto Yunho había perdido el apetito.

 

—¿Y tú que le dijiste?

—¿Qué le voy a decir? Lo mismo que le digo a todo aquel que rompe las reglas. Que se olvide de mi, por qué yo no lo puedo amar.

 

Y esas palabras tan carentes de frialdad y firmeza, lograron que algo dentro del pecho de Yunho se resquebrajara, por que sonaban tan falsas, tan desprovistas de seguridad, y tan repletas de un arrepentimiento que tal vez Heechul desconocía.

 

Bastó con ver sus ojos, su expresión distante y la manera continúa con la que movía el celular en sus manos. Yunho deslizó sus manos sobre las de él, sobre las de su mejor amigo, su amor no correspondido y sonrió. Con el alma vuelta hecha pedazos.

 

—¿Y de verdad no puedes?

—…No.

 

Yunho apretó esas manos un poco más y suspiró. Mirándolo a los ojos, antes de que Heechul se marchara definitivamente. Antes de que eso pasara Yunho merecía el derecho de sacar de su sistema aquello que había guardado tantos años en exclusividad a su corazón.

 

—Heechul… yo estoy enamorado de ti, casi desde que éramos unos adolescentes. Tan profundamente que duele cada vez que me sonreías diciendo lo bien que te sentías conmigo, por que era el único que te entendía. Por que sentía que te traicionaba, que te engañaba, por que en realidad llevo enamorado de ti, desde mucho antes que este juego empezara.

 

Heechul bajó la mirada, correspondiendo al agarre de sus manos y apretándolas con fuerza.

 

—¿Por qué dices eso justo ahora?

 

—Por que este amor de años, nunca podrá ser correspondido. Por que intentando darle una lección de vida a Jaejoong, demostrándole que él valía mucho más que una relación a medias, él fue quien terminó demostrándome que quien necesitaba aprender era yo. Él dio su primer paso dejando a Siwon, alejando esa marca de dolor, y si me quedo junto a ti, seguiré estancado. Viéndote a lo lejos, viendo como arruinas tu vida.

 

—Yo no arruino mi vida…

—¡Ya basta Heechul!

 

Yunho entonces soltó sus manos, afirmando sus expresiones, y mostrándose más serio de lo que usualmente solía estar frente a Heechul.

 

—Basta de toda esta tontería. Ya es hora de que afrontes tus problemas, de que te percates que no hay nada de malo en dejar que alguien se haya enamorado de ti, y que tú te enamores de esa persona.

 

—No… No…

 

Heechul comenzó a mover la cabeza, enérgicamente. Sacudiendo su cabello en el proceso.

 

—Heechul escúchame.

 

—¡No! Amar es horrible, te vuelve débil, le entregas tu corazón y confianza a una persona a ciegas, que más adelante puede hacer y deshacer con tu vida lo que le de la gana. No quiero depender ni vivir angustiado por saber cuando saldré lastimado.

 

—¡¿Y por qué demonios te tienes que fijar solo en lo negativo?!

—Por que el resto de emociones que existen sobre el amor, son solo una ilusión, una contestación para intentar demostrar que no ha sido tan malo.

 

Yunho se levantó, de la silla. En un impulso desmedido que lo llevó a tomar por lo hombros a Heechul y levantarlo de su asiento, estampando sus labios en él, en beso que se llevaba toda su seguridad y amor unilateral.

 

Que se fundió entre las inseguridades de Heechul y el dolor de Yunho. Que arrastró todo ese dolor contenido y que eclipsó entre las lágrimas que Yunho soltó sin pretenderlo, aquellas que mojaron las mejillas de Heechul.

 

En un movimiento que los hizo retroceder torpemente, hasta que el cuerpo de Heechul chocó contra el mesón. Sin sentirse ajenos al contacto, cuando Yunho separó sus labios y pegó sus frentes con el aire de sus bocas entremezclándose.

 

—El amor… No es depender de alguien para ser feliz, solo compartes eso tan malditamente efímero que contrarresta con la manera en la que gira el mundo ahora. Es algo tan sublime que no cualquiera lo encuentra, que no cualquiera lo merece. Si amaste y fuiste amado, aunque sea por un corto tiempo. Has sentido lo que muchas personas han muerto sin conocer. No es sacrificarse, es querer que esté bien, que sea feliz, tanto como lo eres tú a su lado, empezando por ahí, ya no puede ser llamado un sacrificio. Es simple empatía.

 

Heechul soltó un pequeño sollozo, Yunho nunca pudo ver si Heechul derramó alguna lágrima, por que prefirió mantener los ojos ojos cerrados, y Heechul no se movió, con sus rostros cerca el uno del otro.

 

—¿Y si salgo lastimado? ¿Y si me arriesgo por nada? ¿Si termino odiándolo y odiándome por habérselo permitido, por haberme equivocado?

—Heechul… ¿cuántas veces te caíste, cuántas curitas tuviste por todo el cuerpo cuando empezaste a andar en bicicleta?

 

—Más de las que me hubiera gustado.

 

—Pero aprendiste, y ese sentimiento de regocijo es único, es invaluable. Así es el amor, vive lo que tengas vivir, por que lamentablemente no tenemos todo el tiempo del mundo para hacerlo y si te niegas. Solo estarás vacío. ¿Dónde está el Heechul valiente y arrebatado que yo conozco?

 

Heechul estiró sus brazos, por el cuello de Jung, para abrazarlo con fuerza, para unir sus cuerpos y soltar un pequeño suspiro.

 

—Siempre pensé que si llegaba a enamorarme de alguien, sería de ti Yunho.

—Yo también esperaba eso; Pero no siempre las cosas salen como uno quiere. ¿No?

 

En esta ocasión, Yunho sintió las manos de Heechul sobre su pecho, alejándolo un poco, con una pequeña sonrisa en sus labios que se unió a la suya, en un corto contacto en esta ocasión.

 

—Solo dime si Siwon vuelve a hacer algo muy idiota, por que esa vez no me mido y ahí si le rompo la cara.

 

Heechul rió, volviendo a abrazarse a él con fuerza. Sin decirle lo que haría a continuación, pero Yunho suspiró entre sus brazos, cuando Heechul se marchara a trabajar. Yunho se tomaría otro día libre.

 

Lo necesitaba, más que nunca.

 

 

 

 

Junsu terminaba de guardar su laptop en el bolso, cuando Yoohi golpeó a su puerta, con pasos inseguros y traqueando sus dedos nerviosa, mordiendo su labio inferior, insegura de por qué estaba ahí, y si era lo correcto.

 

—¿Yoohi, qué sucede?

—Joven Junsu necesito hablar con usted de algo importante.

 

Junsu se colocó el bolso cruzando su cuerpo y sonrió, sentándose en el borde de su cama, con ese estupendo estado de ánimo que últimamente tenía.

 

—Adelante, te escucho.

—El joven Yoochun se acaba de ir.

 

—¿Yoochun estuvo aquí, por qué no me avisaron?

—Por que pidió hablar con el joven Changmin.

 

Inevitablemente, Junsu arrugó el entrecejo. Confundido, cruzando su pierna y fijando su atención el la mujer que a cada momento lucía más contrariada, Junsu se preocupó cuando la vio suspirar, por que parecía que empezaría a llorar en cualquier momento.

 

—Yo los escuché hablar, joven. Le juro que no era mi intención, pero estaban actuando muy extraño. Entonces… escuché al joven Yoochun decirle al joven Minho y al joven Changmin que ellos le habían pagado por estar junto a usted, para que ellos pudieran casarse.

 

Junsu borró toda muestra de alegría en su rostro, tan lentamente que Yoohi sintió ganas de llorar nuevamente, por que ese rostro de pronto tan desamparado le rompió el corazón.

 

—No… te debiste haber confundido, Yoohi. Yoochun no puede… él dijo que me… ¡No!

—¡Yo sería incapaz de mentirle, joven!

 

La mujer apretó sus puños, cerrando los ojos. Nerviosa cuando vio a Junsu levantarse de su lugar, mirándola tan fijamente que todo su cuerpo se estremeció.

 

—¿Qué más dijo Yoochun? ¡¿Qué más escuchaste?!

—No lo sé… yo me fui de inmediato. Apenas escuché que mencionaban a un tal Mir, ellos se quedaron en la sala de estar hablando por largo rato.

 

—¿Estas segura que Yoochun dijo que Changmin y Minho le habían pagado por estar conmigo?

—…Si. Por favor hable con él, que le explique. No cometa una locura, yo solo quería que usted no estuviera ciego en medio de todo esto, por favor trate de calmarse.

 

Las expresiones de Junsu se mostraron enérgicamente furiosas, apretando los puños y pateando con fuerza el pilar de su cama, Yoohi dio un pequeño salto, asustada por aquella reacción en él.

 

Cuando ella pudo levantar la mirada, Junsu dejaba el bolso sobre la cama. Tomaba las llaves de su auto y salía de la habitación velozmente, como si de pronto hubiera olvidado toda esa gala de buenas emociones que lo había rodeado.

 

Y Yoohi tapó su rostro, sollozando levemente. Ocultando el rostro entre sus manos. Por que a pesar de haber hecho lo correcto, lloraba las lágrimas de aquel muchacho que ahora solo destilaba rabia y dolor.

 

 

 

 

Jaejoong observó el papel en sus manos.

 

Aquel que le indicaba el precio de su grado, y la fecha en la que se realizaría, sonrió orgulloso de saber que finalmente tendría su título que era un profesional con todas las de la ley, y era como una marca de inicio en su vida.

 

Como si todo en él, y su perspectiva de vida empezará a re direccionarse.

 

Guardó el pequeño papel en su bolsillo, caminando hacía la salida de su facultad, tenía que ir hasta su auto y dirigirse cuanto antes al hotel. Especialmente por que Changmin y Minho habían anunciado que los querían a todos en el almuerzo.

 

Sacó las llaves y jugó con ellas entre sus manos.

 

Justo antes de terminar de irse, vio a Yunho, caminando hacía él con paso algo lento, con el rostro indescifrable y una sonrisa débil en el rostro. ¿Cuántas posibilidades habían de que hubiera ido a buscarlo expresamente a él? En realidad muchas, por que había sido él la única conexión que llevara a Yunho hasta esa universidad.

 

Giró hasta él y cuando finalmente estuvo cerca, sonrió.

 

—¿Qué te trae por aquí, Yunho?

—Llamé a tu casa y me dijeron que habías venido hasta acá.

 

Jaejoong asintió y Yunho suspiró tan largamente que cuando metió las manos en sus bolsillos, con los ojos puestos en el cielo, ese susurro que salió de sus labios, hizo que Jaejoong brevemente desestabilizara su mundo rearmado.

 

—Heechul ya aceptó que está enamorado de Siwon.

 

 

 

 

El sabor amargo, que quemaba en su garganta se deslizó velozmente. Permitiéndole tanto a Yunho como a Jaejoong dejar el vaso sobre el mesón donde estaban siendo atendidos, con fuerza. Y una exhalación poco prudente.

 

Jaejoong cerró los ojos, recordando por que no tomaba tan seguido whisky, menos aún de golpe. Pero el despecho mal disfrazado, los había obligado a ambos, tanto a Yunho como a él, hasta ese pequeño lugar dónde Yunho lo había invitado a asar el mal rato.

 

—No lo puedo creer. Yo deje a Siwon, pero si somos sinceros, ¡él me dejó primero a mí! Yo solo concluí lo que él no se atrevía a hacer. ¡Terminar con esta farsa de relación!

—…Y Heechul hoy me rechazó, por que está enamorado de Siwon. Somos un par de rechazados, abandonados. ¡Salud por eso!

 

Yunho levantó el vaso, nuevamente lleno de whisky, Jaejoong llenó el suyo y lo chocó contra el de Jung.

 

—¡Salud por que somos un par de rechazados, abandonados!

—¡Que viva el amor no correspondido!

 

Jaejoong empezó a reír divertido y Yunho lo acompañó de inmediato. Era una sensación de desajuste en la que finalmente lo inevitable había llegado, y el madurar, aceptar, y todo lo implicado, no disminuía el dolor de ante sala.

 

—¡Es que no lo entiendo! Soy Kim Jaejoong, soy apuesto, soy agradable, soy divertido, sé cocinar muy bien. ¿Qué tengo de malo?

—¿Y me lo dices a mí? Soy sexy, educado, muy caballeroso y me río de cualquier cosa estúpida para que se sienta a gusto a mi lado. ¿Por qué no nos quieren?

 

Jaejoong levantó los hombros, volviendo a llenar los vasos y levantando el suyo, dispuesto a brindar una vez más.

 

—¡Brindemos por lo perfectos que somos!

—¡Por los sexy y perfectos que somos!

 

Yunho chocó los vasos y Jaejoong asintió eufórico, antes de volver a tomar ese whisky que quemaba todo su cuerpo a su paso. El bar tender, guardó la botella vacía, y sonrió ante las incoherencias de esos dos hablaban. Limpió el lugar y sacó otra botella, con una hielera nueva entre las manos.

 

—Tal vez solo estaban mal direccionados, ¿si los dos son perfectos no deberían estar mejor juntos que con esas otras dos personas?

 

Las palabras del hombre hicieron que tanto como Yunho y Jaejoong se quedaran mudos por instante, cuando el hombre se marchó, ambos empezaron a reír. Apoyándose el uno en el otro.

 

—¿Sabes Jaejoong? Ese hombre es un hombre muy sabio.

—¿El bar tender?

 

Yunho asintió, ahorrándose el trabajo de servirse en el vaso y bebiendo directamente de la botella, la cual Jaejoong se la quitó casi de inmediato, con una sonrisa en los labios.

 

—¡No te la acabes solo, Yunho!

—¡Oye! Se supone que yo soy el del corazón roto, ¿no que tu ya lo habías superado?

 

—¡Me duele el orgullo!

—¡A mi el corazón!

 

Se miraron por un largo rato, hasta que fue en un movimiento mutuo, en el que ambos se lanzaron directo a la boca del contrario, en un beso torpe que hizo que sus dientes se chocaran dolorosamente. Jaejoong se quejó y rió divertido.

 

—Ok, eso no fue buena idea…

—Me parece, mejor sigamos bebiendo que justo ahora no puedo besarte decentemente. Solo quiero emborracharme hasta olvidarme de mi apellido.

 

—Jung. ¡Ese es tu apellido!

—¡Y el tuyo es Kim!

 

Las risas volvieron y en esta ocasión, Jaejoong si sirvió un poco de licor en ambos vasos, por que de pronto encontraba tan divertido beber por el despecho que ambos sentían, que pronto olvidaron la verdadera razón por la que todo eso había empezado.

 

 

 

 

Minho miró a Changmin y sonrió.

 

Los padres de Changmin estaban ahí, los padres de Minho y Siwon también. Todos almorzando tranquilamente en aquella mesa, así que cuando Changmin tomó su mano discretamente, Minho respiró profundo.

 

—Bueno, no sé por que extraña razón mis hermanos no han podido venir, pero nosotros ya no podemos esperar, así que les diremos de una vez la razón por la que los hemos reunido aquí.

 

—¿Embarazaste a Minho?

—¡Cállate, idiota!

 

Siwon rió divertido al ver el rostro molesto de su hermano menor y aunque Rye, la madre de Changmin intentó ocultarlo, sonrió divertida con aquello, sin embargo Changmin carraspeó para retomar su discurso.

 

—En vista de que la tradición familiar es que yo no puedo casarme a menos que mis hermanos lo hagan. Y ustedes accedieron que si bien no era necesario que estuvieran casados, al menos si lo suficientemente comprometidos con su relación. Minho y yo hemos llegado a la conclusión de que ya no hay nada que nos impida casarnos.

 

Un vistazo rápido hacía los dos menores y Siwon se removió incómodo, no mencionaría ese pequeño detalle de que Jaejoong y él ya no estaban juntos. Al menos no hasta escuchar el veredicto de los adultos en la mesa, que de pronto se habían puesto serios y compartían pequeños murmullos entre ellos.

 

Minho apretó un poco más la mano de Changmin.

 

Firme con la idea de Las Vegas en su mente todavía, si este plan ‘A’ no funcionaba como esperaban.

 

 

 

 

Junsu caminó entre los pasillos de aquel instituto con fuerza.

 

Buscando con la mirada exacta el salón de Mir, con las llaves de su auto aún entre sus dedos, de alguna manera y para su mala suerte había llegado en la hora del receso, así que los estudiantes deambulaban de un lado para otro.

 

Haciéndole más difícil, encontrar al menor.

 

—¡Por supuesto que no! Hay que armar una gran fiesta para el cumpleaños de Mir.

—Tiene que ser en una disco~

 

Y las risas que acompañaron a esa conversación, lo hizo girar adecuadamente, justo hacía la puerta del salón, donde varios chicos rodeaban a Mir, en una conversación amena, Junsu apretó los puños. Antes de agarrar a Mir por el brazo y fruncir el ceño.

 

—Tú y yo tenemos que hablar.

 

Mir ni siquiera tuvo tiempo de negarse, simplemente se dejó arrastrar por un Junsu molesto que hasta ahora no había presenciado y que inmediatamente lo había puesto nervioso.

 

—Junsu, ¿qué sucede?

—¡Por favor…! No pongas esa vocecita de no mato ni a una mosca, que muy bien se las has aprendido a tu hermano.

 

Y el resentimiento con el que salieron esas palabras hizo a Mir empezar a sospechar lo que sucedía, cuando Junsu lo soltó se encontraban cerca de las escaleras hacía la azotea, lejos de las miradas ajenas.

 

—Junsu…

—¿Tienes la menor idea de lo despiadado y cruel que es engañar a una persona? ¿Herir sus sentimientos y ser cómplice de eso?

 

Mir bajó la cabeza, si, era lo que estaba pensando.

 

—¡¿Cómo pudieron hacerme esto?!

 

—Junsu te juro que no es tan así. En un inicio Yoochun creyó que conquistarte y retenerte a su lado sería sencillo pero… Las intenciones de Minho y Changmin nunca fueron malas, ellos… solo…

 

En el momento en que Junsu retrocedió, con los ojos muy abiertos hasta que su espalda chocó contra la pared, sorprendido y apretando sus puños con fuerza, Mir comprendió que Junsu le había tendido una trampa, y él había caído, como gran imbécil.

 

Junsu solo había buscado que él confesara, bajo la pretensión de conocer la verdad.

 

—Ustedes… ¿cómo pudo hacerme esto?

—Junsu te juro que él no…

 

—¡Ya basta! ¡Ya cállate! ¡Ustedes dos no son más que una mentira, son falsos! ¡Solo buscan su beneficio! Así que ahora no me vengas con que te preocupo. ¡Espero que disfrutes tu grandiosa fiesta de cumpleaños con todo el dinero que se embolsaron a mi costa!

 

—¡Pero nosotros no…!

 

Mir no pudo terminar de hablar, cuando sintió que ya era inútil. Por que Junsu ahora se marchaba, a un paso rápido y firme de ahí, como si de pronto ya nada más le importara. Y Mir temió por los sentimientos de Yoochun.

 

 

 

 

Ohn fue el primero en levantarse en la mesa.

 

Viendo a su hijo menor sosteniendo fuertemente la mano de Minho, con una mirada absolutamente anhelante y una esperanza que incluso era enternecedor. Ohn conocía a su hijo, puede que no tuvieran la misma sangre corriendo por sus venas.

 

Pero Changmin era como un hijo para él.

 

Así que tomar la copa con vino entre sus manos y levantarla con cuidado. Fue uno de los momentos más gratificantes de su vida en cuanto vio la mirada de los dos menores, resplandecientes de emoción.

 

—Supongo que no hay nada más que hablar. Nuestros hijos están tomando una decisión importante en base a sus sentimientos, nuestras reglas y su madurez emocional. Brindemos por ellos hoy, y que esa boda se celebre como debe ser.

 

Rye aplaudió emocionada, tomando las manos de la madre de Minho entre las suyas, ambas sonriendo con felicidad. Ohn chocó su copa con la de Taesung. Siwon solo codeó a su hermano menor y él le sonrió a modo de respuesta.

 

—¿Lo hicimos?

—Lo hicimos, Minho.

 

Changmin sonrió divertido cuando Minho lo abrazó con fuerza, en medio de ese almuerzo que había unido a sus familias. Repletos de la felicidad que implicaba saber que no solo ellos habían encontrado el amor.

 

También Junsu, que en medio de su trampa, se había enamorado de Yoochun y Yoochun de él.

 

 

 

 

Se habían quedado dentro del carro.

 

A consciencia de que no podían conducir, y que eso era mejor a seguir haciendo el ridículo en pleno bar, pero contrariamente a lo esperado, parecían haberse calmado una vez dentro del auto.

 

Curiosamente Jaejoong dejó caer su cabeza en el asiento y Yunho se acomodó a su lado, con la cabeza sobre su hombro y un suspiro en los labios. Como si la euforia del licor hubiera pasado y ahora tan solo estuvieran cansados.

 

Jaejoong pensó que estar así era demasiado cómodo para su salud mental, pero Yunho parecía estar tan tranquilo junto a él, que afortunadamente podía decir que no era el único que se sentía perdido por esa comodidad de su compañía.

 

Sin embargo Yunho de repente se comenzó a mover, coló una de sus manso entre su cuerpo y tomó la mano de él con fuerza. El contacto de su mano tomó por sorpresa a Jaejoong que se quedó observando sus manos unidas.

 

—Jaejoong…

—¿Mmh?

—Creo que te quiero…

 

Y esa confesión lo hizo abrir los ojos sorprendido. Con una agitación en su pecho y respirando profundo a consciencia de que Yunho lo notaría, sonrió. Por que escuchar aquello se sentía tan bien.

 

Hace mucho que no lo escuchaba.

 

Yunho se acomodó sobre él, con el rostro prácticamente enterrado en su cuello. Respirando muy cerca de él.

 

—Yunho…

—¿Mmh?

—…Creo que yo también.

 

Asombrosamente, Yunho solo sonrió y Jaejoong encontró demasiado apacible, el hecho de poder apoyar su cabeza en la de Yunho. Cerró sus ojos y de pronto concilió el sueño, cómodo de su mano, afable a su lado.

 

Por que todo volvía a estar bien en su vida, una vez más.

 

 

 

 

Junsu se encontraba conduciendo.

 

A toda velocidad, apretando el volante con fuerza y pisando el acelerador como si en ese preciso instante nada más le importara, con los ojos fijos en el camino. Con la adrenalina por todo su cuerpo.

 

Y ese odio desmedido apoderándose de todo su ser.

 

¡¿Cómo había podido?!

 

¡¡¿CÓMO DEMONIOS SE HABÍA ATREVIDO?!!

 

Todo su ser proclamaba agarrar a golpes a Yoochun, dejarse llevar por ese odio y rabia que recorría su ser entero de ese desbarajuste humano que era ahora.

 

¡Había caído como un perfecto imbécil en los jueguitos de Park!

 

Por eso no creía en el amor, por eso nunca se había enamorado.

 

¡¡Maldita la hora en que ese sujeto se posó frente a él y ofuscó todos sus sentidos!!

 

Aceleró todavía más por aquella enorme carretera en la que transitaba, con la luz de sol intensamente, contrariando a la lluvia de hace unos días. Y su fuero interno se concentró en ir directo hacía Yoochun, directo hacía él.

 

Y cobrarle una a una esas ramificaciones de dolor que sacudían su alma y lo convertían en ese patético ser que era ahora.

 

 

 

 

 

Siwon había optado, luego del almuerzo, ir a su departamento.

 

Darse una ducha y tomarse el día libre, por que lo necesitaba y más que nada por que se sentía cansado. Apenas y había visto a Heechul ese día antes del almuerzo y eso bastaba para que todo en él necesitara un descanso.

 

Minho estaba a un paso de alcanzarlo.

 

De llegar a ese punto de realización total, cuando cumpliera una de sus metas más recientes y Changmin iría de su mano. Y Siwon aunque no lo dijera, se sentía orgulloso por los dos.

 

Por ser perseverantes y creo firmemente en lo que tenían.

 

A punto de desvestirse el timbre de su departamento sonó.

 

Siwon dudó en abrir la puerta o no, pero nadie sabía que estaba ahí, excepto su secretaria. Así que decidió que sería importante, y optó por abrir la puerta.

 

Heechul estaba ahí, algo indeciso y mordiendo su labio inferior. Interiormente Siwon sintió su pulso acelerarse.

 

—¿Podemos hablar?

 

No se vio capaz de contestar, pero a cambio abrió un poco más la puerta. Permitiéndole a Heechul ingresar en su departamento una vez más. Solo esta única vez.

 

 

 

 

Tenía un montón de papeles en las manos.

 

Todo lo necesario para iniciar las clases en la Universidad, leyó cada una de las cosas que necesitaba y lo que debía comprar, feliz de poder tener casi todo a la mano, pensó en llamar a Junsu, pero imaginó que estaría en clases.

 

Así que decidió ir mejor al supermercado, Yoochun no era demasiado bueno cocinando, pero tantos años lo habían ayudado a al menos hacer algo medio decente, así que esa noche, cocinaría para él y para Junsu. Mandaría a Mir al demonio o con algún amigo y tendría toda la noche para los dos.

 

Celebrarían su ingreso a la universidad y podría por fin dormir toda una noche a su lado.

 

Yoochun se encontró pronto entre la sección de verduras, recordando que lo más elaborado que sabía hacer era Kimchi, y obviamente eso tomaba varios días para hacerlo, y él ni siquiera tenía lo básico.

 

Descubrió entonces en una estantería un pequeño libro de recetas, lo tomó y revisó un par de platos, antes de escoger uno y empezar a recorrer el supermercado, escogiendo uno a uno los ingredientes para su comida, llamaría a Junsu cuando la cena estuviera casi lista.

 

Por que quería darle una gran sorpresa a él.

 

 

..::..::..::..

 

 

—Heechul, prométeme algo.

—¿El qué?

 

Yunho tomó las manos de Heechul y sonrió, algo nervioso en medio de aquel aeropuerto repleto de gente, unos minutos antes de que Heechul tuviera que marcharse. Unos minutos antes de que la fuerza de Jung flaqueara y se diera cuenta que aún no era el momento para decir lo que sentía.

 

—Prométeme que pase lo que pase siempre seré la persona más importante en tu vida.

—No hay necesidad de prometer algo que ya es, Yunnie. Tu siempre has sido lo más importante en mi vida, mi mejor amigo, él único que me entiende, él único que me acepta como soy.

 

Heechul se lanzó a los brazos de Yunho y lo abrazó, con fuerza, cerrando sus ojos. Sabiendo que esos años que estudiaría en el extranjero, no serían los mismo sin él.

 

—Cuídate mucho, Heechul.

—Tú también cuídate mucho, Yunho. ¡Y no lo olvides! Ni se te ocurra enamorarte~

 

Yunho sonrió, asintiendo levemente. Uniendo sus frentes por un leve instante, antes de que ambos hablaran al mismo instante, en una promesa que se habían hecho años atrás y que con él tiempo casi habían olvidado.

 

—Si algún día te enamoras, hazlo de mí.

 

Fue al unísono, sus voces sonaron juntas. Y en esa última ocasión Heechul besó sus labios, y se despidió. Agitando sus manos en despedida. Alejándose varios años de él. Con esa promesa a tintes de verdad que Yunho resguardaba en sus labios desde el primer día.

 

 

Fin capitulo catorce

 

 

¡Mis disculpas!

Se me hizo imposible actualizar ayer, estaba super cansada. Pero aquí está.

Estoy algo apurada/ocupada. Espero que les haya gustado, y como podrán imaginarse ya está acabando la calma antes de la tormenta. U.u

Hasta el próximo capo!

Oh, y para quien le interese, en la noche actualizo Regalo de una Cassiopeia. =)

 

 

 

 

Publicado en Fanfics

Tradicion familiar: capitulo 13


 

Tradición Familiar

 

Capitulo 13: Sin él, su vida pintaría de negro, o de un color que aún no conoce.

 

 

 

..::..::..::..

 

 

Lo ha pensado, mil veces, no, un millón de veces.

 

Y sigue perdido en esos pensamientos.

 

Minho toma su ropa y la guarda dentro de una maleta, con una tranquilidad pasmosa y una cursi canción en los labios, Changmin sigue cruzado de brazos, con el entrecejo arrugado, tratando de hallar las palabras para detenerlo, sin tener que dar un motivo.

 

—Insisto que irte de vacaciones con un tipo que medio conoces, no está bien.

—Solo será un fin de semana, y ya lo conozco lo suficiente.

 

—¿Y por qué ni siquiera me quieres decir nombre?

—¿Para que quieres saberlo?

 

Cruzaron sus miradas un breve instante, antes de que Minho suspirara y se colocara la maleta en la espalda.

 

—Ya me voy, Min. Nos vemos el lunes. Si ves a Siwon al salir le dices que…

—¡Terminé con Rain!

 

Y eso no había sido lo más inteligente que había podido decir, pero Minho parecía haberse detenido, con los ojos muy abiertos.

 

—¿Y está todo bien?

—Claro, terminamos maduramente y quedamos como amigos.

—Oh, eso está bien. Por un momento me asustaste, creí que había sido un rompimiento traumante o doloroso.

 

Minho dejó escapar otra risita, y Changmin lo volvió a ver retomar el paso, empezando a abrir la puerta de su habitación para irse con ese sujeto, todo un fin de semana, sabrá Dios donde, a hacer sabrá Dios qué.

 

Apretando los puños, Changmin dejó de pensar.

 

—¡Creo que estoy enamorado de ti!

 

Con el pomo de la puerta en la mano, Minho se detuvo, por un breve instante en el que su cuero pareció tensarse demasiado, luego suspiró y continuó.

 

—Creer, no es lo mismo que estar. Nos vemos el lunes Changmin.

 

Y sin otra palabra, sin siquiera regresar a verlo una sola vez, Changmin lo observó marcharse, sintiéndose terriblemente desprotegido por primera vez en todas su vida.

 

 

..::..::..::..

 

 

 

Al siguiente día, Heechul había ido a trabajar como cada mañana.

 

Con su atuendo elegante, bien peinado, acicalado.

 

En un estado absoluto de buena presencia y una sonrisa en el rostro, que no denotara que su falta de ayer tuviera repercusiones la mañana de hoy. Así que sentado tras su escritorio, verificando un par de presupuestos en la laptop.

 

Heechul fácilmente había vuelto a adaptarse al trabajo.

 

El único problema de su mañana fue cuando la puerta sonó y sus ojos se levantaron para enfocar de manera inmediata la presencia altiva de Siwon, que con una expresión seria se acercaba a él.

 

—¿Tienes un minuto? Quiero hablar contigo.

 

Y habían muchas suposiciones o teorías que podían entre caber en la mente de Heechul en ese instante, pero más que dolido, Heechul estaba dispuesto a continuar a pesar de las palabras de Siwon días atrás. Así que solo regresó su mirada a la laptop y levantó los hombros.

 

—Adelante, estoy un poco ocupado, pero creo que si es algo del trabajo obviamente puedo escucharte.

—Sabes perfectamente que no es algo sobre el trabajo.

 

—Entonces, lo lamento por que preferiría no escucharte.

—No seas infantil.

—Solo estoy marcando distancias, Siwon. Este jueguito entre tu y yo se acabó.

 

Cuando las palabras de Heechul sonaron repletas de seguridad y convicción, Siwon tuvo que soltar un suspiro y comprender, que él no tenía esperanzas. O intenciones absurdas, él buscaba a Heechul solo para terminar con este cirulo vicioso, decir lo que tenía que decir e independientemente de lo que pasara después sentirse un poco más libre.

 

—Eso lo sé, me quedó claro cuando Yunho vino ayer a mi oficina.

 

Heechul pareció tensarse un poco ante la mención de Jung, aún así pareció abstenerse de agregar algo más.

 

—Escucha Heechul. De acuerdo, esto se acabó, pero tú y yo debemos hablar antes de que nuestra relación se vuelva enteramente laboral.

—Estoy muy ocupado en este momento Siwon.

 

Cuando Kim regresó su mirada a la pantalla de laptop, empezando a digitar un par de cosas en ella, Siwon solo pudo pasar una mano por su rostro y suspirar.

 

—De acuerdo, ahora no. Después entonces, a la hora del almuerzo.

—Ya te dije que no tengo tiempo Siwon, tengo que terminar con el trabajo de ayer más el de hoy, así que por favor…

 

Heechul se levantó, con su andar tranquilo dispuesto a abrir la puerta de su oficina una vez más para que Siwon se marchara, pero antes de que su mano tocara el pomo de la puerta, la mano de Siwon sujetó su brazo con fuerza.

 

Con un susurro ahogado que se coló muy dentro de él.

 

—Ya basta, Heechul. ¿No ves que prácticamente te estoy rogando?

 

La mirada de Heechul perdió esa fuerza y frialdad cuando aquellos ojos lo observaron, haciéndolo pensar en por que de pronto Siwon podía con unas cuantas palabras desestabilizarlo, y ahora con una mirada hacerlo dudar.

 

—Siwon, lo siento. No puedo, mejor vete.

—Nos vemos hoy, en el restaurante del hotel a la una y media en punto.

 

Y como si no necesitara una afirmación de su parte, Siwon se marchó de la oficina. Heechul no tenía el deber de cumplir con aquellas palabras que tácitamente Siwon había dispuesto sobre la mesa, sin considerar su opinión.

 

La puerta se abrió y se cerró nuevamente. El agarre de su brazo fue abandonado y Heechul se quedó un breve momento parado dentro de su oficina, con el tacto de Siwon en su brazo y el deseo de acabar con aquello fervientemente en su memoria.

 

El problema, es que le faltaba voluntad.

 

 

 

 

Cuando Minho vio a sus padres, con varias cosas entre las manos, que él suponía era su ropa y cosas personales, supuso que en realidad el accidente al menos no había sido tan grave.

 

Salió del hospital con un pantalón holgado, una camisa de algodón y una gorra en la cabeza, y por supuesto ese esparadrapo en la frente debido al golpe, que por suerte el cinturón de seguridad y la bolsa contra accidentes habían resguardado en él.

 

Así que con Changmin a su lado, caminando un poco lento y torpe, por que aún le dolía la pierna, Minho esa mañana, rondando casi las once. Abandonó finalmente el hospital.

 

—Siéntense en la parte de atrás del auto, nosotros guardaremos todo.

—Gracias.

 

Changmin abrió la puerta del auto, mientras su padre guardaba sus pertenencias en la parte trasera, y por supuesto a Minho en una primera instancia le costó un poco agacharse por que le dolía la cintura y la espalda.

 

Por lo que Changmin colocó con cuidado sus manos en la cintura de Choi para poder ayudarlo a sentarse. Entrando en el auto después de él, con un ligero dolor en el cuello al haber dormido en aquella pequeña cama los dos.

 

Minho soltó un suspiró, mirando hacía adelante como las personas ingresaban por diversos motivos a la clínica y Changmin supo de inmediato que algo pasaba por aquella loca cabeza, por que por más apaleado que se encontrara Minho debido al choque que no había pasado a mayores, era extraño tenerlo callado y tranquilo.

 

—Minho.

—¿Si?

 

Aunque hubo una sonrisa de parte del menor, Changmin lo analizó firmemente con la mirada. Hasta que los padres de su prometido subieron al auto, en una conversa tranquila sobre la justificación que debían pedirle a uno de los doctores para las faltas en la universidad que Minho iba a tener por los próximos tres días de reposo.

 

—¿Está todo bien?

 

La voz de Changmin aminoró considerablemente, solo para que Minho lo escuchara, mientras el auto arrancaba a una velocidad tranquila.

 

—Claro, solo estoy un poco adolorido. Pero el montón de pastillas que me mandaron me tendrán sano antes de lo que te imaginas.

—No lo decía por eso…

 

Changmin suspiró, girando hacia Minho, y esperando que a pesar de la presencia de sus padres, Minho le dijera la verdad.

 

—¿Entonces?

—Estás muy callado Minho, y pensativo. Eso es extraño en ti, además no comprendo la razón por la que te marchaste ayer sin decirme nada.

 

—Oh, eso… Bueno, me fui por que quería hablar con Mir, pedirle disculpas por el incidente de la vez anterior con lo de la cena y pues saliendo de su instituto ocurrió el accidente, no te desperté por que planeaba regresar enseguida. Lo siento.

 

Changmin asintió tranquilo, tomando las manos del menor y suspirando en el proceso.

 

—¿Y tu actitud autista repentina?

 

Hubo otro suspiro de su parte, Minho bajó la mirada apretando sus manos y mordiendo el labio inferior.

 

—Vi a Rain ayer, en el instituto de Mir.

 

El viento movió los cabellos de Minho en tanto el auto avanzaba por las calles de la ciudad. Changmin soltó un pequeño suspiró, colocando una de sus manos sobre las de él.

 

—Eso ya lo sabía, me escribió hace unas semanas contándome por mail que regresaría de Estados Unidos.

—¿Has seguido hablando con él?

 

—Hablando propiamente no, Rain y yo de repente nos cruzamos cuando estamos conectados o algo por el estilo, o algún mail repentino. Solo para no perder contacto.

—Ya veo…

 

Minho volvió a agachar la cabeza y Changmin lo hizo mirarlo una vez más.

 

—¿Te molesta eso?

—No me molesta…

 

—Te molesta.

—De acuerdo, si. Bueno… no me molesta solo me es incómodo.

 

Changmin suspiró soltando las manos de Minho y recostándose cuidadosamente en el asiento del auto, con la cabeza sobre las piernas de Choi. Cerrando los ojos ante las manos del menor entreverándose en su cabello.

 

—Rain fue una parte muy importante en mi vida, pero antes de enamorarme, comencé a sentir cosas por ti. Así que de una manera patética y triste tú has sido la primera persona de la que me he enamorado, y hasta ahora la única persona.

 

Minho sonrió, jalando de uno de esos mechones de Changmin quien abrió los ojos.

 

—¿Cómo que hasta ahora, eh? ¡Voy a hacer el primero, y el último!

 

Changmin solo le regaló una sonrisa y volvió a cerrar los ojos, con el leve movimiento del auto a su andar, y la mano de Minho entre sus cabellos relajándolo absolutamente. Hasta que la voz de Minho volvió a sacarlo de sus pensamientos.

 

—Tú también.

—¿Eh?

 

—Tú también has sido la primera persona de la que me he enamorado. Y quiero que sigas siendo la única persona.

—Creo que nos conocimos demasiados jóvenes, Minho.

 

Choi solo dejó escapar una pequeña risa, agachando un poco la cabeza, movimiento que Changmin aprovechó para elevarse un poco y rozar sus labios en un corto beso.

 

Cuando Changmin volvió a colocar la cabeza en las piernas de Minho, cerró los ojos una vez más, y Minho siguió jugando con su cabello. Mirando esta vez al camino que recorrían. Tranquilo una vez más.

 

Estaba aprendiendo que, hablando con antelación se ahorraba muchos dolores de cabeza.

 

¿Era eso madurar?

 

Minho quería creer que si.

 

 

 

A Yunho se le hacía tarde.

 

Había llamado al taller para que abrieran sin problemas en tanto él llegaba, lo que no comprendía es como se había quedado dormido tanto tiempo. Tal vez toda esa situación con Heechul que le carcomía el alma y lo hacían hundirse cada vez más en ese pozo profundo de dolor.

 

Esa caída infinita de tus brazos extendidos hacía alguien que es tú única esperanza de salvación y que no puede llegar a ti. Esa sensación mejor conocida como amor no correspondido.

 

Tenía las llaves en las manos cuando se vio por última vez en el espejo antes de salir, solo para comprobar que no estuviera tan desastroso, cuando abrió la puerta y el timbre en su departamento sonó. Como si de pronto estuvieran sincronizados.

 

—¿Jae?

—No creí que estuvieras en casa.

 

Yunho sonrió, jugando con las llaves en sus manos.

 

—En realidad tuviste suerte, me levanté tarde, pero ya estaba de salida.

—Yunho, ¿quieres jugar?

—¿Jugar?

 

Jung movió un poco la cabeza, intrigado por los insinuantes que salieron esas palabras de la boca de Jaejoong. Y del mismo modo la mano de Jaejoong se posó en su pecho y lo empezó a empujar hacía el interior del departamento, cerrando la puerta tras él.

 

—¿Recuerdas todo eso que siempre criticabas en mí? Que el amor, que la libertad, que ser open Mind. Eres un falso, por qué tú siempre has estado enamorado de Heechul. Tú no jugabas, tú solo aprovechabas lo poco que podías tomar de Heechul, y él de ti.

 

Los pasos de Yunho se detuvieron cuando chocó contra el mueble, con los ojos muy abiertos, viendo esa sonrisa triunfante en el rostro de Kim. Con aquella mirada profunda que parecía atravesar todos sus escudos.

 

—¿Y? ¿Qué quieres de mi entonces?

—Si ya estás enamorado de Heechul no hay peligro, ¿verdad? Juguemos.

 

Jaejoong volvió a posar las manos en su pecho, haciéndolo caer contra el sillón, su cuerpo se estrelló contra el sillón y en un rápido movimiento tuvo a Jaejoong sobre su cuerpo, con las piernas a un lado de su estómago.

 

No es que el tacto con Jaejoong le fuera extraño, pero se sentía en desventaja. Como si Jaejoong tuviera el control. Como si incluso él hubiera dejado de jugar, con todo el mundo en general.

 

—Tú no puedes jugar, que me haya enamorado no quiere decir que seamos iguales. Por que tú eres de esos chicos que son muy apegados a las emociones, que aman, quieren con intensidad. Que desarrollan cariño por todos, demasiado bueno para mi gusto.

 

Jaejoong sonrió, con las manos colándose bajo esa camisa blanca y tocando la piel de Yunho, que estaba fresca, oliendo tan bien. Seguramente por la reciente ducha.

 

—Yo me enamoré de Siwon, si. Pero nunca tuve la oportunidad de disfrutar de mi atractivo. Nunca tuve la oportunidad de no tener la obligación de llamar. Siempre fue una relación seria, al menos al principio. Siempre di todo de mí.

 

—Ese es un gran error.

—Lo sé.

 

Yunho vio a Jaejoong erguirse, con las manos en su camisa, empezando a quitársela con tanta normalidad que lo tomó por sorpresa. Desnudo de la cintura para arriba, Jaejoong le regalaba otra de sus sonrisas.

 

—Vamos a sacarnos ese mal sabor de boca llamado amor que Siwon y Heechul nos dejaron, ¿qué dices?

 

No había una sola excusa que pasara por la cabeza de Yunho en ese momento, por que el cuerpo de Jaejoong se le apetecía en ese preciso momento. Así que sus manos viajaron al cuello de él y su cuerpo se levantó lo suficiente como para concretar ese primer beso.

 

Y Jaejoong jugó con su lengua casi de inmediato, moviéndose sobre su cadera descaradamente, con sus manos desabrochando el cinturón de su pantalón. Con esa pasión recorriendo cada poca muestra de control que le pudiera quedar.

 

El único momento en que Yunho se alejó fue para poder quitarse la camisa también, desarreglando su cabello en el proceso, pero volviendo a la boca de Jaejoong como si fuera algo vital.

 

El pequeño gemido que soltó Jaejoong se perdió entre sus bocas, aún más cuando Jaejoong cerró las piernas, aferrándose al cuerpo de Yunho con fuerza. Momento que Yunho aprovechó para deslizar su boca hacía ese cuello níveo y largo de Jaejoong.

 

Repasando con su lengua cada lugar que le gustaba en esa piel, Jaejoong le permitió un amplio acceso a él, moviendo su cabeza y dejando que las manos de Yunho se pegaran a su espalda y juntara sus pechos con fuerza.

 

Era ese sentimiento de descomunal locura que Yunho estaba descubriendo, solo Jaejoong le provocaba. Tan fuerte y tan intenso que su piel junto a la de él, formaban un matiz de emociones, deseo y pasión.

 

Que el cabello de Jaejoong que caía por su rostro hacía que sus manos subieran hasta esos hombros y lo apretaran todavía más. Disfrutando de esa piel y enloqueciendo debido a él, en cada una de sus expresiones.

 

Cuando el celular en su pantalón empezó a sonar.

 

Yunho no lo pensó ni siquiera un segundo, lo sacó de su bolsillo y sacó la tapa, dejando caer el celular y la batería en el piso con algo de cuidado, tan solo por que apagarlo le tomaba un tiempo valioso.

 

Jaejoong solo sonrió ante aquello, volvió a unir sus labios y degustar de ese sabor a libertad que solo los brazos de Yunho le proporcionaban.

 

 

 

 

 

Heechul supo que Yunho le había cortado.

 

Por que el teléfono había sonado y luego de un rato lo había mandado a buzón, miró la pantalla del celular y suspiró.

 

¿Estaría Yunho muy ocupado?

 

Cerró los ojos arrimándose en el asiento en su oficina, con la cabeza un poco elevada y pensando aún en la invitación de Siwon, en si debía aceptarla o no. Necesitaba un consejo, y Yunho parecía ocupado en estos momentos.

 

Volvió a marcar el número de Jung y en esta ocasión lo mandó directamente a buzón.

 

Suspiró nuevamente. Y mordió su labio inferior.

 

Debía tomar una decisión por si solo.

 

 

 

 

Mir sonrió feliz, esperando por su examen y observando a Rain, quien en quince minutos había tomado una breve prueba sorpresa y ahora se encontraba corrigiéndola y entregándola a cada estudiante.

 

Las notas de todos oscilaban entre el seis y el siete. Convenientemente Mir había recordado las palabras del mayor y había estudiado. Así que de algún modo había tenido una afortunada ventaja.

 

Cuando Rain pronunció su nombre, Mir estuvo frente a él, expectante. El hombre le extendió la hoja con una pequeña sonrisa en los labios.

 

—Felicitaciones, hasta ahora la mejor nota.

 

Vio el diez marcado con rojo en la esquina de su hoja y su sonrisa se amplió, Rain volvió a lo suyo y a Taemin le resultó extraño que ya no le sonriera tan ampliamente como ayer, así que solo para no pensar demasiado en cosas absurdas volvió a su lugar.

 

Como era de esperarse entre Seungho y Joon lo acusaron de tramposo, entre bromas y risas. Pero Mir justo en ese momento solo veía a su profesor que seguía calificando las pruebas y que de pronto sentía ya no posaba su atención en él como ayer.

 

 

 

 

Yoochun recibió el correo electrónico y la sonrisa en su rostro creció.

 

Revisó cada una de las palabras del mail y mordió su labio inferior, revisándolo todo desde su celular. Junsu en ese momento bebió un poco del jugo de naranja, sentado frente a él en aquel restaurante y movió un poco la cabeza.

 

—¿Alguna buena noticia?

—Una excelente, las matriculas están por comenzar. La universidad ha aceptado mi ficha de ingreso.

 

Junsu tuvo que dejar los cubiertos de lado, y limpiar con una servilleta su boca.

 

—¿La universidad? ¿Por qué no me dijiste que retomarías los estudios?

—Quería que fuera una sorpresa. ¡Sorpresa!

 

Junsu rió entusiasmado, quitándole el celular de las manos a Park y leyendo cada palabra escrita, con el orgullo rebosante en su pecho. Miró a los ojos al mayor y le regreso el celular.

 

—Esto es grandioso, Yoochun.

—Lo sé. Voy a retomar mi vida, desde el punto en que lo dejé años atrás.

 

Y si bien era cierto que el tiempo le había pasado un par de años, Yoochun sabía que aún estaba a tiempo de retomar su carrera, de empezar otra vez, esta vez de la mano de Junsu sin ningún problema.

 

—¿Qué vas a estudiar?

—Administración de empresas.

 

Junsu asintió, cruzando las manos bajo su barbilla y con la absurda intención de mirarlo, como si de repente solo deseara hacer eso, con aquella sonrisa que no desaparecía de sus labios.

 

—¡Yoochun Oppa!

 

Una mujer alta y de cabellos rubios se sentó descaradamente junto a Yoochun, abrazándolo por el cuello y pegando su rostro a él. Como si Yoochun no estuviera solo, como si a Junsu aquello no lo hubiera hecho fruncir el ceño.

 

—¿Minyoo?

—¡Oppa! Que gusto verte de nuevo.

 

Yoochun sonrió algo incómodo, alejando cuidadosamente a la mujer que inmediatamente hizo un puchero.

 

—Minyoo estoy ocupado, estoy desayunando con…

—Está bien, entiendo. ¿Tienes el mismo número? Te llamo esta noche.

 

La mujer habló velozmente, tanto que descolocó un poco a Yoochun, pero bastó con un segundo en el que miró el rostro confundido de Junsu, para que se levantara tras la mujer y la tomara por el brazo.

 

—Espera, Minyoo.

—¿Qué pasa Oppa? ¿Quieres concretar la cita ahora?

 

—No, es que no va a haber cita. Yo… ya no soy gigoló.

—¡¿Qué?! ¿Cuándo pasó eso? ¿Por qué?

 

Minyoo se cruzó de brazos, molesta, cual niña enfadada por que le roban su dulce más preciado, pero Yoochun solo sonrió amable y la tomó por los hombros haciéndola girar hacía el lugar donde Junsu solo parecía buscar algo entre su bolso.

 

—¿Ves ese muchacho?— Minyoo asintió, Yoochun respiró profundo. –Él es la razón.

—¿Qué? Oppa… ¿desde cuándo tú…?

—Nos vemos Minyoo, cuídate mucho.

 

Y aunque sabía que la mujer lo quería abarrotar de preguntas y otras cuestiones, Yoochun solo retomó su paso de regreso a la mesa y se sentó frente a Junsu, que ajeno a la pequeña conversa revisaba su celular.

 

—Yoochun me tengo que ir, tengo Bacteriología en unos minutos y si llego tarde el profesor no me deja entrar.

—¿Estás seguro?

 

Su tono de voz fue algo decepcionado, peor aún cuando vio a Junsu asentir, tomando un poco de agua y levantándose del lugar con su bolso y bata en la mano. Sabía que esa expresión seria de Junsu tenía un motivo.

 

Pero él parecía tan apresurado que no había tiempo para explicaciones.

 

—Nos vemos luego, Su.

 

Yoochun agarró a Junsu del brazo, antes de que terminara por irse y besó sus labios cortamente, con una sonrisa en los labios apenas se separaron. Junsu sonrió apenas, pero eso bastó para calmarlo un poco.

 

Y para hacerlo ideal algo que calmara esa repentina inquietud en el muchacho.

 

 

 

 

Mir escogió la hora del receso para hablar con Rain.

 

Caminó por los pasillos del instituto, tarareando una canción cualquiera, sabiendo que todos estaban en la cafetería, en los salones, o en el patio, miró la oficina de los profesores y respiró profundo.

 

Planeaba hablar con Rain, agradecerle por su pequeño descuido de ayer al advertirle de la prueba y luego se iría. Si, solo eso. Oh, y por supuesto agradecerle una vez por haberlo llevado a la clínica también.

 

Tal vez lo invitaría a su casa a cenar en nombre de Yoochun, le diría que era idea de su hermano mayor en agradecimiento. Aunque eso no sonara a Yoochun, pero Rain no lo conocía, así que no había problema. Ya luego convencería a su hermano de que aceptara.

 

Cuando estaba por llegar a la puerta, vio por el otro lado del pasillo a una mujer que se le hacía levemente conocida. Frunció el ceño, el cabello largo y castaño de la mujer se movía a su paso, a pesar del sombrero que llevaba, con aquellas gafas en el rostro y el vestido blanco que vestía, buscando algo en su cartera.

 

Mir recordó de inmediato donde la había visto.

 

Era la misma mujer que encabezaba aquel proyecto de caridad donde Yoochun y Junsu se habían conocido, no sabía su nombre pero por instinto se detuvo, reaccionó cuando escuchó el celular de la mujer, y descubrió que eso era lo que buscaba.

 

—¿Aló?— Boa sonrió cuando escuchó la voz del hombre a través del teléfono y se quitó las gafas. Notando a un estudiante parado a unos metros de ella. –Si, precisamente estoy fuera de la sala de profesores.

 

Fue automático, Mir tuvo que retroceder cuando la puerta se abrió algo intempestivamente y Rain salió por ella, con el celular en las manos. Lo divisó a él y asintió educadamente, pero en cuanto vio a Boa una sonrisa acudió a sus labios y corrió hacía ella.

 

—Preciosa. Hace tanto que no te veía.

 

Ella rió contenta cuando los fuertes brazos del hombre la atraparon y la hicieron girar un poco antes de volver a poner los pies en el suelo.

 

—Yo tampoco, Rain. Te extrañé mucho.

 

Él tomó las manos de Boa, aún con la sonrisa en sus labio y guardando el celular. Mir sintió su buen ánimo declinar, observándolos conversar de tonterías como, el pasado y el presente.

 

—Eh… Rain, creo que ese muchacho quiere hablar contigo.

—¿Quieres hablar conmigo Mir?

 

Rain giró hacía él, y Mir se sintió algo así como perdido. Así que sin palabras con las que reforzar su presencia ahí agitó la cabeza y sonrió forzadamente.

 

—No era nada importante, lo siento. Con permiso.

 

No le importó que a Rain pareció tenerlo sin cuidado su extraño comportamiento, contrario a ese, Mir solo apretó el pasó y caminó directo hacía la cafetería. Ahí donde sus amigos se encontraban y conversaban de cualquier tontería.

 

…¿En qué diablos había estado pensando?

 

 

 

 

Heechul no estaba muy seguro de si lo que estaba haciendo era lo correcto o no.

 

Solo sabía que ya estaba ahí, y no podía dar un paso hacía atrás.

 

Miró a Siwon sentado en una de las mesas cerca de los ventanales, con un whisky entre las manos, distraído mirando a la gente pasar. Respiró profundo y decidió avanzar hasta él, esta última vez.

 

—Señor, ¿desea una mesa?

—No, tranquila. Voy almorzar con Siwon.

 

La mesera que se había colocado junto a él asintió, y se dirigió hacía otro de los clientes que acababa de entrar. Heechul desabotono su leva y se sentó. Llamando la atención de Choi quien solo levantó la mirada.

 

—Sinceramente, no pensé que vendrías.

—Yo tampoco.

 

Heechul decidió entretener su mirada con la carta, fingiendo que en realidad le prestaba atención a los platos predispuestos. Pero solo podía escuchar el sonido de los cubos de hielo en el vaso de Siwon, moviéndose en el instante en que el muchacho optó por beber un poco más.

 

—Heechul lo siento, todo lo que dije ese día, estaba muy ofuscado, molesto y… celoso.

 

Admitir eso parecía costarle demasiado. Tanto que Heechul despegó su mirada de la carta de platos y miró a Siwon con aquellos ojos que parecían poder leerlo con demasiada avidez.

 

—¿Quieres que te perdone? ¿Es eso?

—Es algo más que eso lo que quiero de ti, pero es algo que tú no me puedes dar.

 

Heechul sintió un nudo en la garganta. Ya era muy tarde para levantarse y huir, por que Siwon había sido directo desde el inicio de la conversación y para Heechul incluso respirar en esos momentos le provocaba escalofríos.

 

—¿Amor? ¿Me estás hablando de eso?

 

Siwon suspiró, con sus manos viajando sobre la mesa, directo a las de Heechul, tomándolas con delicadeza, con miedo de ser apartado bruscamente. Pero Heechul dócilmente dejó que sus manos fueran apresadas por las grandes de Siwon.

 

Con una expresión vacilante en su rostro, con la respiración algo irregular y los ojos parpadeando demasiado para susto. En antelación a algo que no le gustaba. Por eso Siwon decidió agarrar un poco de valor, y ser sincero.

 

—Yo me enamoré de ti desde aquella vez en París. Llámalo amor a primera vista o como quieras, pero es la verdad. Es lo que siento y es un amor que me consume por dentro, por que es agobiante y doloroso. Pero por sobre ti estoy yo, y eso me obliga a detener esto… A escuchar de tu boca que debo sacarte de mi sistema antes de que este amor me consuma completamente. Por que no puedo dejar que esto que siento por ti me destruya.

 

—¿Soy dañino para ti, es eso lo que quieres decir?

 

—Pender de un hilo, tan sutil como el amor unilateral es dañino. Te quiebras por dentro a cada mínima expresión, y es más doloroso cuando existe un contacto constante. Y llega el momento en que tienes que decidir entre tú y esa persona. No es egoísta escogerme a mí por encima de ti, por que estaré aprendiendo de lo que tu paso por mi vida me dejó, pero continuaré, por que mi vida no se acaba en ti.

 

Heechul por primera vez apretó esas manos de Siwon, con fuerza, mordiendo su labio inferior, sintiendo por primera vez esa calidez que las manos de él le proporcionaban, con una sonrisa casi imperceptible en los labios.

 

—Sucede que las personas cometen el error de querer vivir por una persona, querer ser la vida de esa persona, o que esa persona sea su vida. Olvidan que el objetivo del amor no es ese, sino solo vivir. Vivir junto a esa persona y compartir. Vivir es hermoso, y muchos a veces lo olvidan.

 

—Heechul…

—Y lo mejor para ti Siwon es que sigas viviendo, que sigas adelante sin mí, por que yo te puedo amar. No como tú quieres.

 

El contacto de sus manos desapareció. Siwon sintió sus manos siendo abandonadas por las de Heechul y elevó sus cejas, en un gesto sorprendido y confundido.

 

—¿Prefieres continuar jugando? Sin compromisos, sin amor, sintiéndote tan vacío.

—Hay personas que encontramos la felicidad en cosas inexplicables como esas.

 

Siwon suspiró.

 

Miró hacía el ventanal, ahí donde las personas continuaban con su andar. Se levantó con tranquilidad y dejó un par de billetes sobre la mesa, el valor de su bebida, no se molestó en mirar más allá de lo debido a Heechul y asintió.

 

—Esta bien, será como tú quieras Heechul. Pero es tu decisión. Lo siento por ti.

 

Los pasos de Siwon resonaron con su salida.

 

Con su salida sutil y elegante, Heechul apretó los puños sobre la mesa y recuperó el ritmo normal de los latidos de su corazón. Pasó una mano por su rostro y sintió que necesitaba un whisky, igual al de Siwon, con urgencia.

 

Levantó la mano, llamando la atención de uno de los meseros.

 

Y pronto tuvo dentro de su sistema al licor, invadiendo sus sentidos, consciencia y emociones.

 

 

 

 

Jaejoong quitó la sábana que cubría su rostro y soltó una pequeña risita cuando Yunho lo agarró por la cintura, sobre la cama de Jung, justo cuando pretendía huir de la mala costumbre que había tomado Yunho de querer hacerle cosquillas.

 

—¡Yunho, basta! ¡Que no me gusta!

—Pero si te ves todo lindo sonrojado cuando te ríes tanto~

 

Yunho pronto lo colocó boca arriba sobre la cama, con sus dedos serpenteando sobre sus costillas e inevitablemente Jaejoong se venció ante las cosquillas y rió, pataleando como podía, y tratando de utilizar sus manos para alejarlo, aunque fuera algo inútil.

 

—¡Que ya Yunho!

 

Jung carcajeó divertido, sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas, y Jaejoong solo agitó sus cabellos antes de sentarse de la misma forma ante él. Y si bien, ambos solo estaban con un pantalón encima luego de la ducha, esa extraña cercanía parecía no incomodarlos.

 

—¿Señor Jung no piensa ir a trabajar?

—Hoy no, ventajas de ser el jefe.

 

Yunho levantó los hombros y Jaejoong mordió su labio inferior, pateando juguetonamente a Jung en el estómago.

 

—¿Y tú Jaejoong?

—Es mí día libre.

—Tramposo… Con razón viniste a buscarme hoy.

 

Las manos de Yunho se colocaron sobre los hombros de Jaejoong, volviendo a colocarlo sobre la cama y sentándose sobre su cuerpo.

 

—Ayer terminé con Siwon.

—¿En serio? Eso es sano.

 

—Lo sé. Deberías hacer lo mismo con Heechul.

—De algún modo extraño… creo que tienes razón. Es tiempo de cortar con ese hilo antes de que termine por herirme todavía más.

 

Jaejoong sonrió cuando escuchó esas palabras y Yunho inexplicablemente sintió ganas de besarlo en ese instante. Sus labios buscaron los de él, con una inexplicable necesidad y sabor a regocijo constante.

 

Las manos de Jaejoong viajaron por el cuello de Yunho, haciendo el beso más profundo, con una sonrisa en los labios cuando se separaran.

 

—Me dio hambre, ¿quieres probar algo de comida de este chef profesional?

—Me parece bien.

 

Yunho le regaló una sonrisa, y Jaejoong se levantó de la cama, acomodándose un poco el pantalón que Yunho le había prestado. Escuchando a la perfección como Jung le seguía los pasos.

 

Cuando estuviera en la cocina, Yunho permaneció apoyado en el resquicio de la puerta, con los brazos cruzados y una sonrisa en los labios.

 

—¿No piensas ayudar?

—Yo cocino todos los días para mí. Por primera vez quiero que alguien cocine algo para mí.

 

Jaejoong rodó los ojos y continuó en la cocina, verificando donde estaban las cosas y viendo que tuviera todo lo que necesitaba para su platillo.

 

Casualmente Yunho miró hacía la sala, donde su celular algo desbaratado estaba, pensó por un momento en encenderlo, pero luego decidió que no. Este era su día, su día con Jaejoong y no dejaría que nadie lo interrumpiera, luego vio la ropa de Jaejoong y la de él, botadas por ahí. Y sonrió.

 

Empezando a sacar un par de naranjas hacía el mesón, cerca del exprimidor.

 

—¿No que no ayudarías?

—Solo haré el jugo.

 

Jaejoong dejó escapar una pequeña risita, cuando Yunho lo miró y le guiñó un ojo. Sacudió su cabeza y optó por seguir buscando las verduras, empezando a escuchar a Yunho partir las naranjas a la mitad.

 

De pronto ese ambiente se había vuelto tan cómodo, que era como inverosímil.

 

 

 

 

—Yo solo pensaba que sería buena idea que nos fugáramos a las Vegas, nos casáramos y no se lo dijéramos a nadie hasta que fuera estrictamente necesario.

 

Changmin entrecerró los ojos y Minho sonrió inocentemente con el control del televisor en las manos, que Changmin se lo quitó para poder cambiar de canal.

 

—Eso es una MUY mala idea, así que ni lo pienses Minho.

 

Choi aprovechó para hacer un pequeño puchero, y arrimarse en Changmin, con su cabeza sobre el hombro de él.

 

—Pero este plan toma mucho tiempo.

—No tanto Minho. Siwon y Jaejoong parecen estar en lo suyo, no estoy seguro de que, pero Junsu y Yoochun ya están juntos así que legalmente podemos hacerlo oficial.

 

Minho volvió a sentarse para poder ver al mayor con los ojos muy abiertos.

 

—¿Ya vamos a hacer oficial lo de la boda?

—Hemos cumplido, nuestros hermanos están comprometidos antes que nosotros, puede que no en planes de casarse, pero al menos si lo suficiente como para que tú y yo estemos juntos.

 

Hubo impulso inesperado en los los brazos de Minho que apretaron con fuerza al mayor, a pesar de que su propio cuerpo se encontrara adolorido aún por el choque.

 

—¿Cuándo?

—¿El fin de semana te parece bien? Podemos planear una cena con las dos familias y anunciarlo.

 

Minho asintió. Y Changmin sonrió, volviendo a cambiar de canal, con la sonrisa tambaleando con entusiasmo y de un mejor humor que antes. Como si de pronto todo estuviera andando por el camino correcto.

 

 

 

 

Cerca de las tres de la tarde, Junsu finalmente terminó con las clases de ese día.

 

Llevaba puesta la bata aún, y su bolso colgaba a un lado de su cuerpo, logró despedirse de varios de sus compañeros. Y caminó hasta el lugar donde su auto se encontraba, y por supuesto frunció el ceño cuando vio una nota en el parabrisas.

 

—¿Una multa? Imposible se supone que estoy dentro del parqueo de la Universidad.

 

Confuso, Junsu quitó el papel azul y lo desdobló, leyendo con cuidado y con una sonrisa en los labios apenas reconoció aquella letra.

 

 

“Él me ha robado el corazón.

¡Y no me lo quiere devolver!

Es un ladrón, el peor de todos.

¿Sabes quien es?”

 

 

Dobló el papel y miró de un lado a otro. Tratando de hallar una pista de Park, pero por más que incluso se paró en puntas para mirar por encima de los otros autos, no lo divisó por ninguna parte.

 

Fue hasta la puerta, y cuando metió la llave, otro de esos papeles azules en la ventana lo hizo sonreír.

 

“Él le ha quitado el aire por completo a mis pulmones.

Y yo no lo quiero devuelta si sus labios me proveen el aire suficiente para vivir.

¿Aún no sabes de quien hablo?”

 

 

Dobló el papel y lo volvió a guardar, mordiendo su labio inferior.

 

Con una sonrisa que pugnaba por salir en toda su expresión, como si no aguantar las ganas de arrancar e ir a buscar a ese torpe que hacía cosas tan cursis como esas, que lo hacían emocionarse, que lo hacían sonreír como idiota.

 

Otro papel azul sobre el volante y Junsu soltó una corta risa.

 

“Él no tiene compasión de mi.

Me ha convertido en un cursi de lo peor y lo peor es que una parte de mi no se atreve a recriminárselo.

¿Ya adivinaste?

Si no lo hiciste, eres exasperante, Kim Junsu.”

 

 

Sacudió un poco su cabeza y cuando vio por el espejo retrovisor, Yoochun se levantaba del asiento trasero con una cámara en las manos. Y una sonrisa en los labios.

 

—Él es un despistado de lo peor, por que deja su auto sin seguro, solo por que está en la facultad de medicina, en una de las Universidades más caras del país. Y aún así, tiene tiempo para preocuparse por los demás, por hacer voluntariado, por ser más increíble de lo que ya es. Él es cruel… por que se me aparece en los sueños y cuando despierto no está junto a mí.

 

Junsu giró con una sonrisa en los labios, tomando a Yoochun por las mejillas y besando sus labios. Por un largo instante, con un suspiro abandonado, por sus frentes juntas y esa maravillosa paz a reconciliación.

 

—Lo siento si Minyoo te incomodó, pero esa parte de mi vida quedó atrás.

—Lo sé… solo me sentí extraño.

 

Yoochun levantó un poco la cámara y sonrió.

 

—Quiero una foto junto a ti.

 

Junsu asintió, juntando su rostro al de Junsu, cuando Yoochun presionó el botón de la cámara y el flash apareció. Junsu giró su rostro, besando la mejilla de Yoochun y él solo giró un poco, sorprendido y risueño.

 

—¡Quiero verla!

 

Yoochun vio como Junsu le quitaba la cámara de las manos y reía divertido ante la imagen.

 

—¡Quedó genial! Me encanta tu cara de sorprendido, Yoochun.

—Aún no me has contestado. ¿Sabes quien es ese ser malvado que le hace tanto daño a tu Yoochun?

 

Cuidadosamente Yoochun golpeó con su cabeza la de Junsu y él solo levantó la mirada, con una expresión de felicidad en el rostro.

 

—Es el mismo sujeto que sufre por las cursilerías de su Yoochun, el mismo que antes decía que cosas como estas eran innecesarias y tontas. Y ahora su corazón late apresurado y no puede parar de sonreír como imbécil. Es el mismo sujeto que tomó el corazón de Yoochun, pero Yoochun se quedó con su corazón también.

 

—Es un intercambio justo, entonces.

 

Yoochun volvió a juntar sus labios y Junsu sonrió.

 

Con esa estabilidad emocional, dentro de su ser y su corazón.

 

Clavándose tan dentro de su alma, que lo hacía creer en que si, eso que sentían podía fácilmente ser llamado Amor.

 

..::..::..::..

 

 

No era lo mismo, de ningún modo era lo mismo.

 

Que Changmin viniera y le dijera de repente ‘Creo que estoy enamorado’ no era lo mismo que lo estuviera, no quería esperanzas, no quería ese sufrimiento absurdo por el que pasó meses atrás cuando se descubrió enamorado de su mejor amigo, que para su mala suerte ya salía con alguien.

 

No quería tampoco volver a sentirse así por Changmin.

 

—Buen día, Minho.

—Hola Yunho.

 

Por eso cuando se subió al auto del mayor puso la mejor de las sonrisas, y aunque Yunho también le sonrió, lo miró extrañado.

 

—¿Sucedió algo?

—Changmin dijo que creía estar enamorado de mí.

 

Yunho arrancó, con las gafas en su rostro y una velocidad muy suave.

 

—¿Y?

—¿Y, qué?

 

—¿Qué sucedió cuando escuchaste eso?

—Nada… solo le dije que no era lo mismo creer que estarlo.

 

Minho agachó la cabeza, triste.

 

No era lo mismo una duda, que una certeza. No eran lo mismo esperanzas, que ilusiones.

 

Era la comparación efímera entre los sueños y las metas.

 

…Y Minho creía estar haciendo lo correcto.

 

 

..::..::..::..

 

Fin Capitulo trece.

 

 

 

La siguiente actualización, de la serie de capítulos prometidos! xD

Particularmente amé al YooSu en este capo. >//<

Y lo que se viene es…~

En fin, espero que ls haya gustado. Nos vemos en la siguiente actu. =)

 

 

 


Publicado en Fanfics

Tradición familiar: capitulo 12


 

 

Tradición Familiar

 

Capitulo 12: Había olvidado, que el amor es cosa de dos.

 

 

 

Minho detuvo sus pasos.

 

Con el entrecejo arrugado, confundido un poco con lo que sus ojos veían.

 

—¿Minho, qué sucede?

—¿Eh? Nada Yunho… solo miraba algo que me pareció conocido.

—¿Algo o alguien?

 

Minho contó con la ventaja de que el celular de Yunho empezó a sonar, así que con una leve disculpa se alejó un poco y Minho optó por mirar mejor, por ver si se había equivocado.

 

Pero no, no era así.

 

Ahí estaba Changmin sentado en una de las mesas del centro comercial, justo frente a un tipo de cabellos negros, que cuando lo reconoció era Rain, aquel que había visto entre las fotos de Changmin.

 

Aquel con quien Changmin sonreía, se tomaba fotos y se llenaba de ilusiones…

 

Minho bajó un poco la mirada y suspiró, dándoles la espalda y apoyado en el barandal como si prefiriera optar por evitar que Changmin no sonreía, no estaba feliz, y que más bien parecía estar más serio de lo habitual.

 

—¿Vamos al cine?

—Eh… si. Vamos.

 

Yunho arrugó el entrecejo, algo confundido. Pero Minho en unos segundos le regaló una sonrisa, una que parecía más calmada y habitual, pronto Yunho comenzó con una platica casual y Minho pareció entretenerse con aquello.

 

Pareció volver a ser el mismo muchacho entusiasta de siempre.

 

Ese que le recordaba tanto a Heechul.

 

 

..::..::..::..::..

 

 

 

El instituto entero seguía alborotado.

 

La llegada de Rain había marcado un precedente, con paso firme, cada que el hombre caminaba por los pasillos, tal vez fingía no darse cuenta, pero robaba miradas, provocaba celos. Y todo eso solo en un primer día.

 

Mir bebía un poco del jugo que había comprado en la hora del receso, desde aquel sorbete en su boca, mirando distraído a sus amigos, que lo rodeaban y conversaban de algo que él ya había perdido hace mucho el ritmo.

 

Seungho de repente pasó uno de sus brazos por los hombros de Mir, por su amigo de mirada distraída que ese día se había pasado demasiado callado.

 

—¿Se puede saber que te pasa?

—Yo te lo puedo decir. Estoy casi seguro de que Mir es otro fan del nuevo profesor sexy.

 

Automáticamente Mir le envió una mirada asesina a Joon y él solo rió divertido. El resto de los muchachos alrededor de Mir lo imitaron. Así que por el momento Mir dejó de lado su bebida y apoyó la quijada en su barbilla.

 

—¡Es definitivo, amo este instituto!

 

Una de sus compañeras de salón, entró corriendo, ventilándose con una cartulina en las manos y una sonrisa enorme en el rostro. Llamando la atención de los pocos estudiantes que habían en el salón durante el receso.

 

—¿Qué pasó Soonhae?

—No solo el profesor nuevo es la sensación del día. Hay un chico fuera de nuestro salón. ¡Y está como para un fin de semana entero!

 

—¿Un fin de semana? ¡Yo diría que está como para tres! En una linda casa en la playa. Él, yo, la arena, el mar. ¡Ese tipo está demasiado bueno!

 

Joon levantó una ceja instintivamente, viendo al grupo de chicas chillar emocionadas y reír alborotadas, despojadas de ese mal humor o poca pleitesía que parecían expedir por los muchachos de su edad.

 

Y tampoco es como si pretendieran escucharlas, pero entre ese gritería, ignorarlas era una labor casi titánica. Mir rodó los ojos, decidido a volver a su jugo matutino.

 

—Disculpen…

 

Las mujeres en el salón callaron de inmediato al ver al muchacho de los fines de semana, entrar al salón, con una expresión tranquila y una pequeña sonrisa amable en los labios. Ahogando gemidos de sorpresa.

 

—¿Este es el salón de Mir?

 

Una de ellas levantó su brazo, directo hacía el grupito que estaba cerca de la ventana del salón. Minho dirigió su mirada hacía ellos y Mir lo miraba con los ojos muy abiertos y un sorbete en la boca.

 

—Muchas gracias.

 

Hubieron pequeños jadeos por parte de las muchachas en cuanto Minho les hubiera sonreído en agradecimiento. Avanzando directo hacía donde Mir se encontraba sentado.

 

—¿Tienes unos minutos? Quisiera hablar contigo.

—Si, claro.

 

Había un deje de incomodidad, pleno y transmitido. Pero aún así, Mir se levantó ante la mirada de sus amigos, y las miradas anhelantes de sus compañeras. No muy lejos hacía el jardín principal en una de las bancas que había, con los demás alumnos caminando de un lado a otro.

 

Sentado, con una de sus piernas cruzadas, Minho suspiró.

 

Y Mir se sintió un poco tenso ante la situación.

 

—Antes que nada, quería disculparme por el evento de hace unos días.

 

Mir entendió perfectamente y tratando de no abordar demasiado el tema, asintió. Lo de su cita extraña con Changmin por el evento de caridad y la persecución de Minho, era un tema que prefería quedara atrás.

 

—No hay problema, eso ya quedó atrás.

—Changmin me dijo que hablaste con él y le hiciste entender algunas cosas.

 

—En realidad solo hablamos un poco.

—De todas formas… gracias.

 

No era como si Mir de pronto sintiera que esa tensión a su alrededor de pronto hubiera desaparecido, pero al menos si había disminuido y entonces se pudo relajar un poco. Notando apenas que todo cuanto pasaba, los miraba curiosos. O mejor dicho, miraban a Minho y su pose de niño rico mientras jugaba con las llaves de su auto.

 

Recién entonces Mir pudo fijarse en Minho, en su cabello algo alborotado, en su ropa costosa y llamativa. En la posición relajada en la que se encontraba sentado. Y descubrió que Minho fácilmente llamaba la atención.

 

El amor de Changmin y Minho no era algo plenamente físico.

 

Pero sin duda alguna, Changmin era masculino, apuesto. De presencia imponente.

 

Minho era grácil, elegante. Llamativo a las miradas.

 

Juntos, irradiaban una imagen etérea que conjugaba de una manera asombrosa a su paso. Que Mir comprendió en ese instante, lo que ‘se ven bien, juntos’  significa en el lenguaje coloquial.

 

—Supongo que es todo lo que tenía que hacer, necesitaba disculparme en persona por mi inmadurez de la vez anterior.

—De acuerdo, gracias por haber venido.

 

Mir se levantó apenas Minho lo hubiera hecho también con una pequeña sonrisa en los labios, que intentaba ser amable, de manera que no fuera difícil para el otro suponer, que entre sus planes no estaba interponerse en su relación de ninguna manera.

 

—Te acompaño a la salida.

—No es necesario.

 

Minho movió un poco su mano, con las llaves en su mano tintineando por el movimiento. Sin embargo cuando empezaban a retomar el paso, Rain salía de la sala de profesores, con unos libros en las manos y su cabello moviéndose por la forma abrupta en la que se detuvo frente a ellos.

 

—¿Minho?

 

Los ojos de Choi se abrieron indefinidamente, y la gente a su alrededor pareció detenerse también. Cuando Minho pareció estupefacto por el encuentro, Mir optó por alternar sus miradas entre su profesor y el muchacho a su lado.

 

—¿Rain? ¿Cuándo llegaste al país?

—Pues hace poco en realidad, apenas hoy es mi primer día de clases. No esperaba verte por aquí.

 

Mir no era experto en momento tenso, pero al menos reconocía a Minho cuando se sentía incómodo o tenso. Y ese era el momento. Minho estaba más tenso que unos minutos atrás cuando charlaba con él.

 

Rain sin embargo, parecía totalmente despreocupado.

 

—Ni yo esperaba verte por aquí.

—Si, bueno… hubo un cambio de planes y tuve que regresar a Corea.

 

Rain acomodó los libros en sus brazos y Minho asintió, con una extraña sonrisa en el rostro.

 

—¿Cómo está todo entre Changmin y tú?

—Muy bien, perfecto. Eh… tengo que irme.

—Si, claro.

 

Minho asintió una vez más, apretando las llaves en sus manos y caminando por el pasillo hacía el estacionamiento sin detenerse un solo rato a mirar hacía atrás e ignorando las miradas de todos los estudiantes a su paso.

 

La conversación, que difícilmente podía ser llamada así con Rain había sido extraña. Verlo en Corea otra vez, había agitado sus hasta ahora estables pensamientos, y calma lograda.

 

Cuando llegó a su auto, recordó que ni siquiera se había despedido de Mir.

 

Bufó con molestia y abrió el carro, aferrándose al volante y exhalando con fuerza al descubrir que la presencia de Rain, su encuentro, lo había afectado más de lo que había esperado.

 

¿Por qué había regresado?

 

Sacudió su cabeza con fuerza. No. No iba a dejar que su presencia en realidad lo afectara tanto. Encendió entonces el auto, conduciendo algo rápido para intentar despejar sus pensamientos, concentrándose en conducir más que en la presencia de Rain.

 

Fue su celular vibrando de repente sobre el asiento de copiloto lo que lo hizo girar un poco y distraer su mirada del camino, regresó su mirada y el sonido del celular empezó a ser más fuerte.

 

Estiró su mano hacía él. Rozándolo apenas, hasta que con el movimiento cayó y Minho bufó con molestia. Mordió su labio inferior regresando su mirada al camino, y decidió agacharse para tomarlo velozmente, pero justo ene ese momento cuando agarraba el celular el pito de un carro lo hizo levantar la cabeza con fuerza.

 

Giró el volante lo más rápido que pudo y lo último de lo que Minho fue consciente, fue de su cuerpo entero siendo sacudido con brutalidad ante el eminente choque contra aquel poste que su auto sufrió.

 

 

 

 

Heechul sostuvo a Yunho por el brazo y él giro con sorpresa ante el contacto repentino, acentuando una vez más el entrecejo arrugado y soltándose con cuidado del agarre de su amigo.

 

—¿Hablaste con Siwon?

—Si, Heechul y no quiero reclamos por el momento.

 

—¿Qué le dijiste?

—Que se alejara de ti.

—¡Yunho!

 

La molestia con la que fueron sonadas las palabras de Heechul hizo que el humor de Yunho empeorara, y su corazón sufriera una sacudida dolorosa en su pecho.

 

—Tenía que hacerlo, no voy a permitir que trate como si fueras…

—No tenías por qué venir, mis problemas con él, no te incumben.

 

—¡¿No me incumben?! ¿Desde cuando no me incumben? ¿Desde que se trata de Choi Siwon?

—No es así Yunho. Y lo sabes, solo no quiero que hagas estas cosas. Es como si… no lo hagas, no por mi.

 

Heechul bajó la cabeza entonces, con un suspiro en los labios que hizo que Yunho al menos ablandara un poco las expresiones en su rostro.

 

—Heechul, ¿de verdad nos estamos peleando por culpa de ese sujeto?

—No es por él, Yunho.

 

—¿Entonces por qué estas de su parte?

—No estoy de su parte, solo no quiero que tengas problemas con él. Yo puedo mantenerlo a distancia si es lo que quieres.

 

—¡No es lo que YO quiero, es lo que TÚ debes hacer!

—Yunho por favor, vamos al departamento…

 

La mano de Heechul volvió a cerrarse sobre el brazo de Yunho y él en esta ocasión no pareció muy reticente al contacto. Sin embargo cuando Siwon y Jaejoong salieron del hotel, prácticamente corriendo hacia el auto de Jaejoong. Ambos giraron su mirada hacía los dos muchachos que entraban en el auto lo más rápido que podían.

 

Fue Jaejoong el primero en detenerse, giró directo hacía Yunho y suspiró.

 

—Minho sufrió un accidente, está en la clínica del norte. Nosotros vamos para allá.

 

Yunho asintió algo contrariado y cuando el auto de Jaejoong se alejó con los dos dentro. Heechul de inmediato empezó a jalarlo por el brazo.

 

—Tengo mi auto más acá, vamos al hospital.

 

Justo para ese momento Heechul jalaba de su brazo, encaminándolo hacía aquel lugar, todavía sin terminar de asimilar lo ocurrido y la razón exacta por la que de pronto ver a Jaejoong marcharse junto a Siwon le provocó una desazón enorme en el estómago.

 

 

 

 

Yoochun apresuró el paso, caminando junto a Junsu por los pasillos blancos de la clínica.

 

La llamada de Jaejoong había caído de repente, y Junsu y él habían tenido que ducharse y vestirse lo más rápido que había podido para llegar a aquel lugar. Por supuesto, Junsu no dejaba ese rostro de preocupación y Yoochun solo quería abrazarlo en momentos como ese.

 

Cuando llegaron al cuarto piso, Siwon hablaba con uno de los médicos frente a una puerta gris. Cruzado de brazos y con el entrecejo arrugado, Siwon escuchaba y asentía ante cada palabra.

 

Luego de un momento estrecharon sus manos y Siwon suspiró, con una mano en su pecho y apoyado en la pared.

 

—¿Qué sucedió, cómo esta Minho?
Siwon levantó la mirada, con una mínima sonrisa en los labios.

 

—Tuvo un accidente con el auto, afortunadamente no es algo grave. Solo tiene unos cuantos hematomas y contusiones, pero ninguna fractura o golpe que pueda afectarlo de algún modo.

 

Junsu suspiró aliviado. Sosteniendo la mano de Yoochun con relativa fuerza, con la suficiente como para que le transmitiera un poco más de calma.

 

—¿Está dentro?

—Si, pasen.

 

Cuando los hubieran entrado. Descubrieron a Heechul y Yunho parados junto a la cama, y del otro lado. Jaejoong sentado en una de los asientos. Mirando a Minho que apenas se mantenía sentado, moviendo su cuello de vez en cuando, con muecas de dolor cuando movía demasiado el brazo derecho.

 

—Mira que eres imprudente, Minho.

—Junsu, si me alegra tanto que estés feliz por que estoy VIVO

 

La ironía en la voz de Minho hizo que Junsu rodara los ojos y Yoochun sonriera levemente, cuando Siwon entró de nuevo a la habitación, se sentó sobre la cama, a los pies de su hermano y con una mano en su pierna.

 

—Es un tonto, mira que asustarnos de esa forma.

 

La puerta de la habitación se abrió con fuerza, chocando contra la pared, y dejando ver a un agitado Changmin que vestía apenas un jean y una sudadera gris, como si acabara de levantarse.

 

Y apenas sus ojos enfocaran al menor, Changmin caminó hasta él y le dio un golpe directo en uno de los brazos, provocando que una mueca de dolor apareciera en las facciones de Minho y todos jadearan ante aquello.

 

—¿Eres idiota? ¿Qué diablos tienes en la cabeza? ¡¿Cómo te atreves a preocuparme de esta forma?! ¡Cuando me levanté, lo mínimo que esperaba es que siguieras desnudo en la cama junto a mí! ¡No a mi madre con el teléfono en la mano preguntándome por que estaba desnudo y diciéndome que habías tenido un accidente y estabas en el hospital!

 

La manera rápida en la que Changmin hubiera hablado sorprendió a todos, pero fue Siwon el primero en arrugar el entrecejo y lanzarle una de las almohadas en la cara al heredero Shim.

 

—¡Demonios Changmin nadie necesita saber si duermen desnudos o no! ¡¡Menos aún cuando Minho es mi HERMANO!!

 

Pronto Junsu y Yoochun empezaron a reír a carcajadas, Jaejoong dibujó una sonrisa en el rostro, en tanto Yunho y Heechul solo movían las cabezas negativamente. Minho estiró sus brazos hacía Changmin, pero él parecía seguir visiblemente molesto, por lo que ni siquiera se movió.

 

—Ven, Changmin.

—No me da la gana. ¿Qué estabas haciendo para chocarte de esa forma?

 

Las mejillas de Minho se colorearon y bajó los brazos.

 

—Minho…

—…Iba a contestar el celular.

 

Si bien Changmin iba a decir algo más. Siwon fue el encargado de reaccionar primero y tomar otra de las almohadas a los pies de la cama y lanzárselo a la cara a su hermano menor.

 

—¡¿Tienes basura en el cerebro?! ¡En el curso se aprende a no hablar por teléfono mientras conduces!

—¡Tú hablas por teléfono todo el tiempo!

 

—¡¡Pero yo jamás me he chocado!!

 

En medio de los gritos, Minho ablandó su mirada y bajó la cabeza, apretando los puños y mordiendo su labio inferior.

 

—¡¿Por qué todos tienen que ser tan anormales y llenarme de gritos?! ¡¿Nadie puede decir que está feliz de que esté vivo y abrazarme?!

 

Minho subió su mirada directo hacía Changmin y él solo le sostuvo la mirada un rato antes de bufar suavemente y sacudir su cabello.

 

—Mira que eres idiota…

 

Los brazos de Changmin rodearon el cuerpo de Minho con facilidad, al mismo tiempo que se subía en la cama a su lado y se sentaba junto a él, logrando que Minho se moviera y con sus piernas, Minho echara de la cama a Siwon.

 

—Creí que era una llamada importante, lo siento.

—No lo vuelvas a hacer. De verdad me preocupaste.

 

Los pequeños susurros que los dos menores compartieron hicieron sonreír a los demás. Mientras Changmin apretaba a Minho más contra su cuerpo, y él parecía cómodo entre los brazos del mayor.

 

Siwon finalmente suspiró, sentándose en el brazo del asiento en el que Jaejoong se encontraba y apoyando una mano en su hombro. Dejando que su hermano prefiriera estar junto a Changmin en ese momento.

 

Finalmente, Minho tenía algo que él carecía. Estaba junto a la persona que amaba y nadie cambiaría eso…

 

 

 

 

Mir vio la hora en su reloj y suspiró una vez más.

 

Miró de un lado a otro, esperando por que Yoochun terminara de aparecer de una vez por todas. Escondió las manos en los bolsillos de su abrigo, sentado en un pequeño montículo a las afueras del instituto.

 

Yoochun había prometido ir a verlo. Pero no le contestaba el celular y a más de todo, ya todos se habían marchado, excepto por los profesores que poco a poco, empezaban a irse también.

 

—El idiota seguro se olvidó de mí…

 

Arrugó el entrecejo, empezando a molestarse de verdad. En especial por que el clima de ese día era extraño, había amanecido con una enorme lluvia y si bien, ahora ya no llovía, el día continuaba gris y apagado.

 

Mir bostezó por instinto, viendo los carros pasar y pensando que lo mejor sería marcharse de una buena vez por todas. Hasta que claro, Rain apareció por uno de los pasillos con las llaves del auto en sus manos y un pequeño bolso en la otra mano.

 

Y como era de esperarse, Mir se paralizó.

 

Luego sacudió un poco la cabeza y optó por girar y fingir que no lo había visto, pero fue demasiado tarde cuando el mayor lo miró sonriente por lo tenso que se veía y la manera extraña en la que había girado al verlo.

 

—¿Qué haces todavía por aquí?

 

Mir mordió su labio inferior y giró. Respirando profundo antes de encarar a su profesor.

 

—Espero a mi hermano.

—¿Aún?— Rain miró la hora en su reloj. —¿No es ya muy tarde?

—Si, bueno; Parece que se olvidó de mi… otra vez.

 

Rain dejó escapar una pequeña sonrisa. Mirando su auto y luego soltando un pequeño suspiro mientras abría la puerta del auto y lanzaba su portafolio dentro.

 

—Si gustas, puedo dejarte cerca de alguna parada de autobús.

 

El cuerpo entero de Mir sufrió una sacudida intensa, con la maleta en su espalda y sintiendo que debía decir que no, pero otra parte de su mente inclinada en aceptar. Pero al mismo tiempo que para su propia cordura lo mejor era salir corriendo por que en cualquier momento haría o diría alguna estupidez.

 

—Eh… Tu celular está sonando.

 

Mir pareció despertar de sus divagaciones en cuanto Rain señaló el bolsillo de su abrigo, por lo que sacó el celular de inmediato. Borrando todo rastro de nerviosismo en cuanto reconoció el número de Yoochun.

 

—¡¿Dónde estás?!

Por Dios, Mir… ¿Qué son esos gritos? Lo siento, la verdad me olvidé de ti. Pero esta vez tengo mi excusa y esta vez SI es válida.

 

Mir rodó los ojos y suspiró.

 

—¿Qué pasó?

—Minho sufrió un accidente en su coche, así que tuve que acompañar a Junsu hasta la clínica y luego se nos pasaron las horas demasiado rápido. Discúlpame, de verdad.

 

—¿Minho? Pero, ¿qué le pasó? ¿Está bien?

Si, al parecer no fue algo muy grave. ¿Por qué no te vienes a la clínica del norte y de aquí nos vamos al departamento y te explico todo?

 

—Claro, ya voy para allá.

 

Mir cortó la llamada con una expresión preocupada en el rostro. Hasta hace un par de horas, había estado hablando con Minho tranquilamente y el corto tiempo que había transcurrido entre el choque y su visita lo hizo sentirse angustiado.

 

—¿Todo bien?

 

Cuando Rain volvió a hablar, Mir recordó que él estaba ahí.

 

—Si, es solo que mi hermano está en la clínica, al parecer un amigo tuvo un accidente en su auto y pues están todos allá.

—Ya veo, supongo que te diriges para allá.

 

Mir asintió, mordiendo un poco su labio inferior.

 

—Yo… bueno… me preguntaba si aún podría dejarme cerca del hospital del norte.

—Claro, incluso paso por ahí camino a mi casa. Sube.

 

La tranquilidad con la que Rain pronunció aquellas palabras hizo que Mir se moviera aún más nervioso. Subiendo al auto del mayor con relativa calma, o por lo menos la suficiente que podía fingir.

 

 

 

 

Justo cuando la hora de visita estaba por terminar.

 

Changmin seguía abrazado a Minho, apretándolo con la misma fuerza en el abrazo como hubiera sido desde un inicio. Los padres de Minho habían llegado hace un buen tiempo, y viendo que Changmin no se marcharía decidieron dejarlo con él esa noche.

 

Así que era algo así como el momento de la despedida.

 

Por que uno a uno fueron abandonando la habitación, a pesar de las miradas de advertencia de Siwon, y por supuesto el momento exacto en el que Junsu se acercó para abrazar a Minho y luego a Changmin. Susurrando unas cortas palabras para que solo los dos lo escucharan.

 

—Cuidado con andar haciendo cochinadas, ¿ok?

 

Minho torció la boca en un puchero, pero Changmin solo había rodado los ojos, así que junto a Yoochun habían abandonado la habitación del menor, al menos por ese día.

 

Y el problema, para Siwon es que había una sensación absorbiendo su pecho y alma. Una realidad que ya no podía negar y que provocaba en él las ganas inmediatas por querer hacer las cosas bien con Jaejoong, como debió haber sido desde un principio, desde que conoció a Heechul.

 

Por que a unos pasos de él, en aquel pasillo del hospital.

 

Vestido tan informalmente, como pocas veces, Heechul tomaba las manos de Yunho, con una mirada que Siwon hasta ahora no había tenido la oportunidad de ver. Heechul apretaba las manos de Yunho entre las suyas con fuerza. Acariciando y mirando la unión de sus manos.

 

—Yunho, lo siento. No nos volvamos a pelear, ¿de acuerdo? Tú y yo no servimos para esas tonterías, y no quiero esperar a que algo grave le pase a alguno de los dos para tratar de reaccionar.

 

—Yo nunca quise pelearme contigo, Chul.

 

En ese momento Heechul levantó la mirada, en esos ojos profundos de Yunho. En su expresión tranquila, y más por instinto, creyéndose libre de las miradas. Depositó un corto beso en sus labios, sellando su promesa.

 

—Tienes razón, no debí involucrarme en tus asuntos con Siwon. Ustedes son un mundo aparte, soluciónalo tú.

 

Complacido o no, Yunho no pudo saberlo, por que Heechul solo sonrió y se agarró de su brazo, empezando a caminar hacia la salida, con una paso lento y tranquilo. Lejos del mundo que los rodeaba.

 

Así que cuando Jaejoong finalmente estuvo junto a Siwon. Solo suspiró.

 

Agachando un poco la cabeza, y mirándolo con cuidado.

 

—¿Nos vamos?

—Claro.

 

Jaejoong había empezado a caminar, con Siwon siguiéndole los pasos hacía la salida. Con esa conexión de Yunho y Heechul taladrando sus memorias. Opacando el momento exacto en que su razonamiento se había cruzado con sus sentimientos y pensaba en la manera ideal de poder ubicar sus prioridades.

 

 

 

 

El auto se estacionó frente a la clínica y Mir pudo respirar tranquilo.

 

—Listo, sano y salvo.

—Muchas gracias.

 

Rain asintió tranquilo. Mir volvió a quedarse viéndolo por demasiado rato quizá, por que le gustaba el aura que el hombre transmitía como una seguridad y una calidez que podía hacérsele familiar.

 

Luego se deshizo de esos pensamientos cuando reaccionó que su primer intento infructuoso por enamorarse de alguien había sido Changmin. Y no iba a cometer la tontería de desarrollar algún tipo de sentimiento más allá del normal hacía su nuevo profesor.

 

No era tan masoquista…

 

—Hasta mañana.

 

Bajó del auto con tranquilidad, y justo antes de marcharse. Rain sonó un poco el claxon de su auto, haciéndolo girar y agacharse un poco al nivel de la ventana del auto.

 

—Se que todo esto de la clínica y tu amigo te va a tener ocupado hasta muy tarde, pero no olvides la lección de mañana.

—¿Cuál lección?

 

Rain sonrió divertido.

 

—Oh… Olvidé que se trataba de una lección sorpresa.

 

Cuando el mayor amplió un poco más su sonrisa, Mir volvió a sentir su estómago estrujarse; Viendo el carro de Rain ya empezar a alejarse. Una sonrisa boba bailó en sus labios, imprecisa e incorrecta.

 

Pero en el momento en que estaba a punto de soltar un patético suspiro.

 

Un golpe en la cabeza, lo hizo ir hacía adelante con pasos torpes.

 

—¡Auch!

—¿Quién era ese tipo? ¿Eh?

 

Yoochun se veía molesto, con el entrecejo arrugado y Junsu a su lado, tratando de ocultar una sonrisa divertida.

 

—¡No te interesa! Solo me trajo.

—Maldito mocoso… ¿En que andas metido? No me gusta que tengas ese tipo de amistades.

 

—¡Ni siquiera lo viste!

—¡Pero para tener ese carro debe ser alguien mayor! ¡¡NO te juntes con pervertidos!!

¡Pues bien difícil tú petición por que YA vivo contigo!

 

Junsu soltó una risa, cuando Yoochun abrió la boca indignado, dispuesto a replicar, pero al parecer ninguna idea corrió lo suficientemente rápido que tuvo que volver a cerrarla. Así que opto por mediar la situación.

 

—Ya dejen de pelear, Mir lamento que Yoochun no haya ido a verte. Pero ya ves lo que ocurrió con Minho.

—¿Cómo esta él?

 

—Pues bien, pero ya se acabó la hora de visita. Changmin se quedó con él.

 

Yoochun entrecerró los ojos, observando con atención las reacciones de su hermano menor ante la mención de Changmin, pero Mir parecía haber cumplido con su palabra de mantener distancias con Shim.

 

Por que Mir tan solo había asentido, con ninguna expresión en el rostro que rebelara que se sentía mal, triste o incómodo al menos.

 

—Supongo que no has comido, ¿cierto Mir?

—¡No! Y muero de hambre.

 

Junsu sonrió tranquilo y pasó un brazo por encima de los hombros del menor.

 

—De acuerdo, entonces te invito a cenar. Algo muy delicioso en el lugar que quieras, ¿qué dices?

—¿En serio?

—¡Por supuesto!

 

Los ojos de Mir parecieron brillar de entusiasmo ante el ofrecimiento de Junsu y Yoochun los observó platicar por un largo rato. Con esa sensación de que Junsu estaba encajando tan bien en su mundo, que todo parecía ir perfecto.

 

Como la calma antes de la tormenta…

 

 

 

 

Ya era de noche.

 

Minho no estaba muy seguro que tan de noche.

 

Pero suponía que el cansancio debía estar haciendo mella en su cuerpo, por que bostezaba constantemente. Junto al cuerpo de Changmin, quien cambiaba de canales cada tanto, buscando algo bueno que ver.

 

Apoyó la cabeza en el brazo de él. Con un suspiro cortó que sonó cansado. Y no pareció llamar demasiado la atención de Changmin. Disfrutó de esa preocupación mal disimulada por parte de su prometido, vio entonces el reloj en la mano de Changmin.

 

Ese reloj que le había regalado también a él y que ahora reposaba en la mesita junto a la cama. Ambos iguales, con la misma leyenda que recitaba la promesa de que los anillos llegarían pronto, colocó su mano sobre él.

 

Y cerró los ojos.

 

Con la imagen clara de Rain en su mente, con su regreso. Con que tenía que comentárselo a Changmin, pero justo ahora no tenía fuerzas para nada más, solo para cerrar los ojos y dormir junto a él.

 

Fue entonces cuando dejó de escuchar el ruido del televisor y sintió a Changmin acomodarse a su cuerpo.

 

—¿No ibas a ver televisión?

—No hay nada bueno que ver, además prefiero estar así.

 

Uno de los brazos de Changmin rodeó el cuerpo de Minho. Y apoyó la frente junto a la suya, cerrando los ojos también, en aquella pequeña cama dentro del hospital. Ahí donde todo parecía una burbuja lejos del mundo exterior.

 

El momento exacto cuando Minho, concilió el sueño. No se puede asegurar.

 

Solo que antes de todo, esa calidez de Changmin lo abrigó, y se perdió en la comodidad de su abrazo.

 

 

 

 

 

Jaejoong estacionó el auto frente a la casa de Siwon.

 

Sabiendo de sobra que esa noche Siwon optaría por quedarse en casa de sus padre ante el accidente de Minho. Los padres de Siwon seguramente ya estaban dentro. Y cuando Siwon se quitó el cinturón y permaneció dentro del auto.

 

Jaejoong supo, que eso era como la muerte anunciada de algo, en que alguno de los dos debía dar el primer paso. Así que en esta ocasión decidió ser él quien diera el primer paso.

 

—Siwon, creo que me equivoqué. Años atrás cuando accedí a que tuviéramos esta relación ‘open mind’ me equivoqué al pensar que estaría bien, pero me equivoqué aún más por no darme cuenta que desde tu viaje a París hace tantos años, tú estás enamorado de Heechul.

 

Siwon no pareció ajeno a esa revelación, solo suspiró. Hasta que luego de unos segundos pudo levantar la mirada y fijarla en sus ojos.

 

—Jaejoong, lo siento.

—En realidad no creo que debas disculparte. No cuando fui yo el que accedió a esto y aún más por que… si estoy terminando esta relación es por otra causa.

 

—¿Otra causa?

 

—¿Gracioso, no? Yo estoy terminando, pero no lo creo así, más bien creo que eres tú el que está terminando. Por que fuiste tú el que se enamoró primero de otra persona. Fuiste tú el primero probablemente en pensar que esto no iba ni para atrás ni para adelante.

 

Siwon miró extrañado a Jaejoong, a sus palabras un poco descolocadas que él no terminaba de entender. Pero Jaejoong solo apretó el volante en sus manos y sonrió.

 

—Siwon yo de verdad estaba enamorado de ti, hasta que punto. No lo sé. Pero de verdad te amaba. Hubo un punto en el que ambos estábamos bien, luego conociste a Heechul y yo daba todo de mi por que esto funcionara, por que eran muchos años, por que estaba enamorado.

 

Justo en ese momento, apenas Siwon se percató de que Jaejoong estaba hablando en pasado.

 

—Un día de repente me levanté y me di cuenta de que ya no importaba, ya no quería esforzarme, hiciera lo que hiciera nuestra relación estaría siempre estancada en el mismo nivel, entonces, dejé de esforzarme. Tú seguías junto a mí, yo junto a ti. Pero tú amabas a Heechul y yo fui perdiendo ese amor, que antes tanto resguardaba.

 

Siwon se apoyó en el asiento del auto, con la mirada en el estacionamiento de su casa, analizando todo lo que Jaejoong le acababa de decir, con una sola pregunta que abandonó a sus labios, y lo despojó de todo rastro de conformismo.

 

—¿Te has enamorado de alguien más?

—No, no es amor. Es como una pasión desmedida, una comodidad absoluta, con un entusiasmo propio de la ilusión. No es amor, no todavía. Y las cosas están bien así.

 

—¿Es Yunho, cierto?

 

—Es Yunho, si. Pero no lo amo, él ama a Heechul, y no lo amo no por eso, sino por que lo estoy conociendo, por que lo estoy descubriendo, por que mi amor por ti murió hace algún tiempo, pero no quiero apresurarme con ese sentimiento. Quiero una relación tranquila, sin presiones, sin compromisos como la que nunca tuve. Una en la que no tenga que dar todo de mí, ni esperar tanto. Quiero que cuando el momento de amar llegue, sea por instinto más que por necesidad.

 

Era la razón peleando contra los sentimientos. Esa mirada que Siwon le entregó a Jaejoong, que pugnaba por preguntar si algo ya había pasado entre los dos. Y al mismo tiempo el saber que no tenía el derecho para hacerlo.

 

—El amor no correspondió duele… mucho.

—Lo sé Siwon, precisamente por eso quiero mantener las cosas al margen con Yunho. No quiero apresurarlas, pero tampoco quiero estar contigo cuando amas tan intensamente a Heechul. No soy el premio de consolación de nadie.

 

Los ojos de Siwon se abrieron con sorpresa.

 

—Tú nunca…

 

—Puede que no lo hubieras hecho intencionalmente, pero claramente, cada que sufrías algo con Heechul venías hacía mi, como si fuera tu refugio incondicional, mejor estar entre mis brazos que solo, cada que Heechul se negaba, ¿cierto?

 

Jaejoong lo miró con una sonrisa en los labios, antes de soltar el volante y pasar una mano por su cabello.

 

—Yo nunca quise que te sintieras así.

—Pues así me sentía y créeme yo valgo más que eso. Mucho más. Tal vez resulté demasiado para ti.

 

Y aunque esas palabras estaban repletas de un orgullo dolido que Siwon hasta ahora desconocía, suspiró y sonrió. Colocando una de sus manos en el brazo de Jaejoong.

 

—Lo sé, Jaejoong y… lo siento.

 

Compartieron una mirada extraña, por qué ninguno de los dos dijo nada o siquiera se movió, sin embargo Siwon decidió que era el momento de irse.

 

—Siwon…

 

El llamado de Jaejoong lo hizo girar, y ese beso repentino lo tomó por sorpresa. Fue un contacto apenas. Uno breve que tuvo todos los tintes a despedidas. Así que cuando Jaejoong le regaló la última sonrisa, Siwon sintió que sus errores podían ser sub sanados, ahora tal vez desde la perspectiva de un amigo.

 

—Cuida mucho ese corazón, Jae. No dejes que otro idiota como yo, vuelva a hacerte tanto daño.

—Mejor cuida tú de ese corazón, Siwon o al menos trata de recuperarlo. Por que Heechul parece haberse quedado con el tuyo.

 

Siwon le regaló la última sonrisa y bajó del auto. Observando unos segundos después, como Jaejoong se marchaba, sin acelerar demasiado, pero con una expresión más tranquila en el rostro.

 

Siwon se sintió vacío por varios segundos, parado en el mismo lugar por un largo rato, con las manos en los bolsillos de su pantalón. Con el eco de su relación muerta entre las manos.

 

Con la soledad como su nuevo refugio.

 

Con un amor perdido y otro no correspondido. Choi Siwon esa noche entró a su casa y suspiró, repleto de nostalgias y recuerdos, con una calma que hace mucho no sentía en su interior.

 

 

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Cuando Rain bajó la mirada y suspiró, Changmin empezó a sentirse algo extraño.

 

Tal vez el centro comercial no era el mejor momento para hablar de esto, pero Changmin sentía que de algún modo era lo correcto, por que no podía esperar más y Rain merecía la verdad antes que nada.

 

—Entonces… ¿quieres que dejemos de vernos?

—No te quiero mentir Rain, estoy pasando por momentos muy confusos en mi vida. Ni yo sé lo que quiero en estos momentos, solo que… no quiero lastimarte.

 

Rain sonrió un poco, más para calmar a Changmin, que por que realmente quisiera hacerlo.

 

—Esa madurez en ti, Changmin. A pesar de ser menor a mí, me sorprenderá siempre.

—Tal vez es un buen momento para que aceptes esas pasantías en el exterior.

 

Changmin colocó una de sus manos sobre la de Rain y sonrió, esta vez más conciliadoramente.

 

—Te quiero, ¿de acuerdo? Eso no lo dudes.

—Yo también te quiero, Min. Pero antes de que esto se vuelva amor, tal vez deba seguir tu consejo.

 

Esa tarde, Changmin dejó ir a una de las personas más importantes en su vida, la primera persona por la que su corazón se había agitado. La primera persona de la que pudo haberse enamorado.

 

Pero unas semanas después, Rain efectivamente le tomó la palabra, y viajó a Estados Unidos, muy lejos de él. Y Changmin solo pudo comprender que era lo mejor, por que si Minho se marchara, definitivamente Changmin iría tras él.

 

El problema es que Changmin acababa de descubrir que estaba enamorado de su mejor amigo. Y Minho había parecido continuar con su vida, luego de que le confesara que él sentía más que una amistad por él.

 

Changmin se había atascado en ese beso que Minho le hubiera dado semanas atrás.

 

Y Minho había continuado.

 

¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Cuando al parecer Minho se veía con alguien más.

 

 

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Fin capítulo doce.