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Nirvana: episiodio 8


 

Nirvana

Prisma

Episodio Ocho

 

 

 

 

Al entrar en la sala de interrogatorios, lo primero que el hombre de traje observó fue la figura alta y elegante del hombre sentado frente a él tras el pequeño escritorio en la sala de interrogaciones. No parecía cómodo y en realidad las gafas, que al momento de estar a solas se las hubiera quitado, habían ocultado las profundas ojeras del más alto, quien lucía ciertamente agotado y trasnochado.

 

—Le rogaría que fuera breve. Tengo un vuelo a Tokio en tres horas.

—De acuerdo… —El policía, tranquilamente prendió la grabadora y fijó sus ojos en el más joven— Nombre completo.

 

—Jung Yunho.

—¿Profesión?

—Soy cantante.

 

Hubo un corto suspiro por parte de Jung quien había movido un poco su cabeza y ahora lo miraba con parsimonia.

 

—Usted es del medio, y es miembro de una banda bastante famosa en estos momentos ¿cómo era su relación con Lee Jinki, lo conoció en algún estudio de grabación?

 

Yunho entonces respiró hondo.

 

—No, yo ya lo conocía de antes, meses antes de que mi banda incluso debutara. Éramos simple conocidos, pero cuando él comenzó a estar en el medio, nos topamos más frecuentemente, salimos a comer unas cuantas veces y terminamos por hacernos amigos, nos volvimos cercanos.

 

—Entonces… ¿sabía usted de la situación emocional de Lee?

 

Para ese instante una pequeña e irónica sonrisa se posó en los labios del cantante.

 

—La verdad, creo que eso de la amistad cercana era percepción mía solamente. Hay cosas de Jinki que empecé a descubrir luego de que todo este escándalo se desató.

—Pero eran cercanos, eso era obvio ¿o era solo un juego mediático?

 

—Sé cosas de Jinki, que no creo que cualquier persona sepa. Así que probablemente si éramos un poco cercanos.

—¿Sabía usted entonces sobre la relación que mantenían Lee Jinki y Choi Minho?

 

Para ese instante el suspiro de Jung fue como una respuesta, aunque al hombre apenas le tomara unos segundos asentir brevemente y volver a fijar su atención en él.

 

—¿Qué clase de relación era?

—Ellos… estaban juntos. —Yunho entonces se movió incómodo— Esto es raro, hay cosas que uno da por entendido que nunca lo dirá en voz alta.

 

—¿Esto es una de ellas?

—Por supuesto.

 

 

 

 

Las semanas de Onew habían dejado de ser lentas y aburridas, se habían vuelto el doble de cansadas con el pasar de las horas pero eran tolerables siempre que terminaba su turno en el trabajo y salía corriendo a las clases que Minho tan diligentemente le había conseguido, y disfrutaba mientras tomaba notas en las sesiones y aprendía y ensayaba y Onew vivía en perpetúa maravilla. Las clases eran diferentes en una Universidad de paga.

Lee Taemin había resultado un muchacho unos cuantos años menor, quien de paso aparentaba unos tres o cuatro años menos de los que decía tener, con su carrera casi culminada y el brillo de la juventud tan deslumbrante emanando de sus ojos, amable y sonriente.

Ah…

Onew a veces se sentía desmotivado ante tanta luz.

Pero curiosamente sus compañeros en el taller parecían encantados con él, con su gracia, con su sonrisa, con su apariencia y sus comentarios curiosamente soltados al azar, con algo de ironía que ellos no percataban tan fácilmente, esos comentarios crueles que parecían ser soltados con ingenuidad.

“Ahí está tu encanto” Le había dicho en privado el tutor en una de esas horas en las que se quedaba ordenando las sillas, porque de pronto se le hacía incómodo venir a diferencia del resto sin cancelar el valor real del curso “La gente parece obviar tus intenciones mientras pongas tu cara por delante y sonrías, podrías hacer el chiste más misógino de todos y las mujeres caerían rendidas solo por tu aura”

El hombre había gesticulado con sus brazos y sonreído de una manera curiosa. A veces sentía que el hombre podía leerlo con facilidad, que lo descubría con cada mirada que le lanzaba y lograba ver que esa sonrisa que poseía estaba lejos de la persona que realmente era. Porque Jinki conocía su estado emocional mejor que nadie, su sencilla resignación con la vida y su pasividad odiosa que lo hacía detenerse a ratos entre los caminos de sus sueños.

Onew disfrutaba, pero no como los demás, siempre a raya.

Siempre sujeto a cambios.

—¡Hyung! —Taemin venía corriendo hacia él, con un pequeño bolso alrededor de su cuerpo y el cabello aparentemente recién lavado— Que bueno que te encuentro. Tengo unas cosas que contarte ¡y estoy realmente feliz por ello! Vamos a comer algo, yo invito.

Taemin venía como siempre, repleto de vida, pero hoy en particular más feliz que de costumbre, más hiperactivo de lo normal. Así que Jinki sonrío con gracia y asintió suavemente.

—De acuerdo, pero no podemos demorar mucho. Mañana tengo que madrugar.

—¡No te preocupes hyung!

—La verdad también quería llamar a Minho, pero me dijo que tenía una reunión de estudios con unos compañeros de clases, como está en parciales y eso, pues no podía venir. Aunque supongo que si le hubiera dicho que tú venías seguramente se hubiera venido sin pensarlo mucho…

Minho…

Su relación con Minho era bastante inconstante todavía. Si Minho solía visitarlo varias veces a la semana y salían al cine, a comer, y en ocasiones raras se besaban. No eran una pareja, Jinki no quería ponerle nombre a lo que tenían, no quería complicarse. Y cualquier cosa con Minho que involucrar la palabra relación parecía ser verdaderamente problemático. Así que él no había sacado el tema nunca, y Minho tampoco había hecho mención de algo así que las cosas seguían así. En medio de esa gran nebulosa.

Taemin seguía hablando de cosas de Minho y él. Soltando indirectas entre risitas discretas mientras caminaba por el restaurante directo hacía una de las mesas un poco lejanas. Jinki no terminaba de entender porque el menor se había vuelto tan cercano a él siendo del prototipo de personas que siempre estaba rodeado de gente, pero Taemin le tenía confianza, y le hablaba de cualquier cosa, incluso de lo consternado que se encontraba por las constantes peleas de sus padres.

—Total que una amiga me recomendó que fuera a las audiciones de SM, ella se graduó hace unos años y es maquilladora en la empresa así que me consiguió un buen número y así no tuve que hacer tanta fila ni perder tantas clases. Bailé una canción de Chris Brown ¡y les encantó!

Taemin no terminaba de sentarse cuando le contó la gran noticia que tenía a sus brillando mucho más de lo normal. Onew creyó que esperaría al menos un poco, pero con el menor nunca se sabía, y estaba repleto de sorpresas en cada conversación nueva que tenían.

—¿Y te aceptaron?

—¡Sí! —Taemin tenía sus puños apretados, cerca de su cara, mientras asentía fervientemente y con una gran sonrisa en la cara— ¡Aún no me lo creo! Bueno, aún tengo que ir a la empresa, mañana a primera hora, puesto que recién me llamaron hace unas horas para darme la noticia de que había sido aceptado. Eres la primera persona a la que se lo cuento. ¡Estoy tan emocionado!

 

¿Huh?

 

Onew por instante parecía haberse quedado paralizado.

¿Realmente la primera?

Resultaba un poco desconcertante que Taemin no tuviera más amistades a quien contarle todas esas cosas buenas que le pasaban en la vida, ni siquiera a sus padres y que viniera a soltárselas a él, tan confidencialmente siendo que apenas tenían unas semanas, seis cuando mucho, de haberse conocido.

 

—Me alegro mucho por ti, pequeño. —Así que sonrío abiertamente mientras agitaba los cabellos del otro y este renegaba graciosamente bajo su caricia.

—Ni tan pequeño —Rezongó Taemin con un puchero mientras peinaba como podía su cabello— Debo apresurarme en hacerme notar si quiero debutar, mira que después por mi edad y me consideran viejo.

—Tiene apenas veintiuno. Tienes muchas oportunidades.

—Sí, si lo que digas hyung.

Taemin aún peleaba con su cabello cuando llegó la mesera dispuesta a tomarles la orden, Jinki suspiró lento. A veces las épocas frías de invierno lo mantenían un poco más melancólico de lo normal.

—Taemin parece realmente emocionado con esto de los entrenamientos en YG.

Jinki caminaba por las calles de Seúl, con un café en las manos, envuelto en aquel gran abrigo azul y con Minho a su lado mientras las decoraciones de Navidad y las parejas de novios pululaban por todos lados, casi igual que la fría noche de diciembre por esas fechas.

—¿YG? ¿No se suponía que había entrado a SM?

—YG, SM, da lo mismo. Igual siguen siendo dos siglas molestas que nadie sabe que significan.

Jinki sonrió ante el tono despreocupado del otro, y se encogió un poco ante la pequeña ventisca que se filtró entre ellos y lo hizo estremecerse del frío. Casi de inmediato las manos de Minho se pasaron por sus brazos mientras parecía estarlo abrazando un poco.

—Son las siglas de sus dueños.

—¿Eh?

Minho parecía distraído por su comentario y Onew sonrió ampliamente.

—Los nombres de las empresas, son las siglas de sus dueños.

Al caer en cuenta de aquello, Minho solo sonrió, y apretó un poco más a Jinki contra su cuerpo.

—A veces pienso que esto de que quiera debutar en un grupo es una idea momentánea y que cuando pasen unos años se va a aburrir, desde que tengo memorias ha sido así.

Onew sonrió mientras veía como colocaban la comida sobre la mesa. Y Minho seguía hablando de la inestabilidad decisiva de Taemin quien solía cambiar de opinión cada dos semanas. El poder de la juventud suponía Jinki en ocasiones.

—Pues que aproveche lo que pueda conseguir. Y aún más si se vuelve popular.

Solo fue instante,  la mirada de Minho se posó sobre Jinki ante sus palabras y como si reflexionara tan brevemente que apenas y lo sentía, lo observó. Sacudido por instinto débil que lo hizo sacudir la cabeza ante sus propias emociones sin sentido que con temor se habían alzado entre los dos. Eso solamente había sido un comentario despreocupado por parte de Jinki. Nada más

En un rato se esparció un silencio suave entre los dos, que no pareció incomodar a ninguno. En especial cuando se anunció el inició de la transmisión del concierto de navidad que Britney Spears estaba ofreciendo en la ciudad. La mirada de Onew se había puesto atenta sobre el televisor entonces.

—¿Te gusta?

Pero Onew solo le sonrió un poco y alzó los hombros.

—¿A quién no?

Minho sonrió, posando su mirada sobre la pantalla al igual que Onew, en especial cuando se anunció al grupo que abriría el concierto con una canción suave de acuerdo a la fecha. Entre el instante en que al fin la cámara se posó en los cinco chicos sobre el escenario y la música se comenzó a esparcir en todos lados ese aire suave los recorrió a ambos.

Jóvenes y atractivos, cantando a capela. La letra de la canción. El día.

Minho sintió esa abrumadora sensación del ambiente perfecto, aún más cuando Jinki frente a él miraba entretenido el televisor,  sin devolverle la mirada una sola vez. Así que en un par de segundos, el ambiente perfecto dejó de ser.

Esperó a que la canción terminara que los aplausos del público se escucharan y entonces la mirada de Jinki llegó hasta él después de un largo suspiró. Y cómo si de repente recordara que Minho se encontraba ahí le sonrió y volvió a comer.

Frío… aquella noche de navidad Minho sintió más frío del habitual.

Y sabía en el fondo que aquello no era precisamente producto del clima.

El auto de Minho se estacionó lentamente frente al edificio de Jinki, luego de unos minutos de haber salido del lugar donde habían cenado Onew empezó a sospechar que algo estaba sucediendo porque de pronto la atención de  Minho se había mostrado dispersa y justo ahora apretaba el volante y miraba hacía el frente sin la menor intención de mirarlo de regreso.

—¿Sucedió algo?

En ese instante Minho pareció reaccionar repentinamente.

—¿Qué? No, no. Lo siento… Solo pensaba, es todo.

Jinki pareció ligeramente conforme con esa respuesta, porque sonrió y acarició débilmente su brazo derecho.

—De acuerdo, me voy entonces.

—Nos vemos.

Antes de abrir la puerta, Jinki se acercó lo suficiente para poder besar sus labios y sonreírle antes de poder bajar del auto. Minho pareció volver a su estado contemplativo ante su sonrisa y le sonrió mucho más ampliamente mientras lo miraba entrar en el edificio y suspiraba desde el interior de su auto.

Cuando Onew hubiera desaparecido dentro del edificio Minho suspiró profundo y miró hacía la calle un par de segundos antes de decidir arrancar de nuevo, sus dudas intensas sobre Onew parecían disiparse después de su beso y eso le resultaba ligeramente preocupante.

Así que justo en el instante en el que el auto arrancaba, aturdido por los pensamientos que Onew le generaba fue incapaz de ver al mismo Onew saliendo del edificio a un paso veloz y precavido.

¿Estás ocupado?

Onew se había sentido sorprendido al escuchar la voz de Victoria y mirando el reloj en su muñeca decidió que no era tarde, que después de todo era la noche de navidad y la gente allá afuera aún se encontraba dando vueltas por las calles y que no había nada de malo en  verla de nuevo, aunque el sentimiento de culpa se instalara un poco sobre él al haberse despedido de Minho hace apenas unos minutos, así que mientras las puertas del ascensor que él mismo había llamado se cerraban, sonrió ampliamente y con voz suave y ligera le contestó a la bella mujer al otro lado de la línea.

—No, la verdad no.

—Entonces ¿qué te parece una taza de chocolate caliente?

La voz de Victoria sonaba ligeramente alegre y Onew se sintió motivado por eso.

—Me parece perfecto, pero solo si me permites invitarte.

—De acuerdo ¿dónde nos vemos?

—¿A qué jugaba exactamente Lee?

 

Yunho pareció perderse en sus pensamientos por un instante.

 

—Él era un personaje público ¿sabe? No es como si pudiera exponerse así de fácil ante todo el mundo, ni siquiera ante sus amigos, por muy cercanos que estos fueran. ¿Puedo? —Inesperadamente Jung había extendido su atención hacía los cigarrillos sobre la mesa que el detective había dejado ahí hace unos minutos.

 

—Adelante.

 

Yunho en ese momento llevó uno de los cigarrillos a su boca, y lo encendió de inmediato en cuanto el hombre frente a él le ofreció el encendedor.

 

—Estamos en una posición peligrosa. El más mínimo de nuestros actos es expuesto a miles de ojos de manera casi inmediata. Así que… confiar es algo peligroso. Tienes que saber en quien hacerlo. Y a veces ni siquiera puedes saber quién estará dispuesto a darte la puñalada por la espalda en un momento de necesidad de dinero o simplemente una torpe pelea. Siempre estarás expuesto. Y Onew era perfectamente consciente de ello, no creo que realmente alguien haya visto cada una de sus facetas. Al menos las reales.

 

Fin Episodio Ocho

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Memorias prohibidas: capitulo 19


 

Memorias Prohibidas

Capítulo 19: Antes y después de ti.

En Seúl el clima era frío, de esos en los que salir a caminar parecer no ser una opción poco menos que amena, parecía haber rastro de que empezaría a nevar y que el día se arruinaría con una molestosa tormenta que impediría moverse adecuadamente dentro de la ciudad, pero para Boa, aquello no fue un impedimento para que colocara una bufanda en su cuello y sonriera ante el espejo; con el pequeño almuerzo que había preparado para esa mañana de domingo.

Cuando salió el clima no era tan terrible como parecía y conducir hasta el hospital no fue tan molesto como había pensado, incluso la radio pareció estar de su lado con aquellas canciones que le mejoraron el ánimo y le trajeron bellos recuerdos. Llevaba cinco años yendo al hospital, se había hecho una costumbre una que ya formaba parte de su vida y que era de tiempo exclusivo para su hermano.

Y de aquellos cinco años, seis meses desde que Yunho despertó.

Minho había vuelto desde la costa y había estado dos meses en Seúl, Siwon lo visitaba pasando tres días y Rain por ende un tiempo similar. Pero ella, ella se había dedicado a visitarlo cada noche saliendo del trabajo y lo acompañaba en las terapias. Su pierna había quedado resentida, lo suficiente como para que necesitara más de seis meses para recuperar la movilidad absoluta. Y su ojo derecho, ese era el golpe que más había resentido a Jung, probablemente lo perdería y Yunho era consciente de ello.

La movilidad del cuerpo de Yunho había tomado tiempo después de años en estado vegetativo. Y el ánimo de su hermano no había sido el mejor durante los primeros meses, como si no poder valerse por si mismo le sobrellevara la carga emocional más grande de todos. Pero poco a poco y con esas visitas diarias, y las de sus amigos. Yunho parecía haber amortiguado el dolor; y por supuesto la charla con el psicólogo había ayudado tremendamente al parecer.

Cuando Boa llegó la clínica estaba tranquila y habían pocas personas rondando en los pasillos; ella tan solo estaba a la espera que el mayor tuviera el permiso para ir a casa y no estar más tiempo en aquel lugar que incluso Yunho había optado como su nuevo hogar, haciendo incluso amistades en todo el lugar.

Al llegar, la puerta de la habitación estaba abierta y Yunho no se encontraba solo, estaba de pie a pocos metros de su cama y en camino hacía donde se encontraba Hojoon; el hombre esperaba a Yunho con los brazos abiertos y una sonrisa en la cara, cuando Yunho finalmente estuvo cerca ambos se abrazaron con fuerza y Hojoon palmeó la espalda de su paciente un par de veces y ambos rieron a gusto.

Boa solo pudo sentir toda la emoción recorrer su cuerpo y tapó con una mano su propia boca y respiró hondo mirando a su hermano finalmente caminar, aunque hayan sido unos pocos pasos, solo. Hojoon la determinó luego de unos segundos y le sonrió abiertamente y casi hasta con un poco de orgullo.

—Nos arruinaste la sorpresa Boa, queríamos que Yunho caminara hacía ti hoy y te diera la sorpresa.

Boa negó suavemente y dejó la comida sobre la mesita antes de correr a los brazos de su hermano y abrazarlo con fuerza, sin medir las lágrimas que habían empezado a salir de sus ojos.

—Es fantástico Yunho, esperé tanto por verte así… Estoy tan orgullosa de ti.

A Yunho le costó un poco moverse por completo para poder abrazarla pero finalmente logró hacerlo y respiró profundo sintiendo ese  inevitable confort y empezar a sentir como las cosas tomaban finalmente un rumbo fijo.

—Lo hice para que estuvieras más tranquila, y por supuesto por mí.

Yunho le regaló una corta mirada a Hojoon quien asintió y sonrió complacido, tratar el estado psicológico del menor había resultado un poco difícil al principio, pero poco a poco Jung había ido rompiendo sus barreras y entonces Hojoon había podido trabajar enteramente con él, para él.

—Hojoon me ha dicho que ha hablado con el médico, y él le ha comentado que probablemente esta tarde me den de alta.

—¿En serio? —Boa limpió velozmente sus lágrimas— Eso sería fantástico, pero no he ordenado nada y tu habitación aún no está completamente lista y además…

Boa pareció ocupar sus pensamientos casi de inmediato. Y Yunho rió divertido.

—Tranquila, tranquila. No es necesario, tenía pensado ir a mi departamento y…

—¡Nada de eso! —Boa levantó la voz de inmediato e incluso Hojoon sonrió divertido— Al menos estos primeros meses te quedas conmigo. Quiero ver que te alimentes bien y quiero seguir acompañándote a tus terapias, ya que ahora tendrás que venir cada tres días me imagino. —Miró a Hojoon y él asintió tranquilamente— ¿Ves? Al menos estos meses déjame cuidar bien de ti.

—Pero ya has hecho mucho por mí estos años.

—Y lo seguiré haciendo, y no quiero hablar más del tema —Boa caminó presurosa hacía la mesita donde había dejado el almuerzo mientras Hojoon ayudó a Yunho a sentarse en el pequeño sillón junto a la ventana— Mira hoy traje un poco de comida pesada. Y una ensalada de frutas.

Yunho sonrió mientras la veía a ella estar tan emocionada por haberlo visto caminar solo y un segundo antes de que la mujer siguiera con su charla, acarició su rostro y la contempló unos segundos antes de sonreírle nuevamente.

—Muchas gracias.

Ella únicamente le devolvió la sonrisa y continuó abriendo las bandejas de comida y llevando un poco de esa comida a la boca del menor.

—Entonces necesito que me tenga listo ese informe para la junta de inversionista que tenemos este viernes. —Mir ingresó en el despacho en el instante exacto en que Changmin se colocaba la chaqueta con el auricular en su oreja como si el mayor continuara trabajando a pesar de ser fin de semana— Mañana hablamos con los ejecutivos de la empresa telefónica y veremos si podemos agregar esa información. De acuerdo nos vemos mañana entonces. Descanse.

Cuando Changmin terminó su llamada, giró dejando el auricular sobre la cama y descubrir a su hermano menor en el umbral de la puerta con los brazos cruzados y esa mirada burlona en el rostro.

—Por dios deja en paz a esa pobre mujer al menos hoy que es domingo.

—Pues para que te enteres, ella me llamó porque estaba cuadrando unos costos de la próxima junta directiva —Se excusó el mayor golpeando suavemente en el hombro al menor— Y tú deberías tener todo lo de tu departamento ya listo para mañana también.

Mir únicamente rodó los ojos, y Changmin solo sonrió antes de checar su imagen un par de veces ante el espejo.

—Definitivamente ella es tu secretaria perfecta. Adicta al trabajo igual que tú —Changmin únicamente sonrió, guardando el celular y las llaves en su bolsillo— ¿Vas a salir?

—Yoochun me pidió que nos viéramos hoy.

—¿Y cuándo es que ustedes no se ven?

—Que Rain pase más tiempo con criminales de mala muerte que contigo no es mi problema.

—Pues lo prefiero con criminales que con actores y actrices rodeándolo todo el tiempo.

La mirada de Changmin se afiló; ese había sido golpe bajo.

—Él es director, obviamente siempre va a estar rodeado de esa gente.

Mir solo alzó sus hombros divertido con las expresiones del mayor  y cuando Changmin estuvo listo, bajando las escaleras y hablando en voz baja para comprobar que no se le quedara nada, Mir lo alcanzó y rodeó con sus brazos al mayor.

—¿Y para qué es la cita?

—Pues ni idea.

Changmin aunque sonaba desinteresado, Mir lo sabía por esas experiencias conociendo de nuevo a su hermano que en realidad estaba ligeramente ansioso. Miró el perfil del mayor y lo abrazó un poquito más fuerte. Ha cinco años de todos esos meses de locura en las que se habían convertido sus vidas. Changmin finalmente no había podido recuperar la memoria, apenas tenía vagos recuerdos dispersos entre un pasado muy lejano o en ocasiones muy cercanos, pero nada concreto ni demasiado profundo.

Finalmente todos habían tenido que empezar a conocerse como si fueran completos extraños.

Yoochun era lo único que Changmin reconocía realmente y aquello había sido el pie para que el mayor empezara a retomar su vida desde cero. Logrando esa estabilidad que tanto había tomado conseguir.

—Vuelvo a la noche.

—Si es que vuelves… —le comentó divertido el menor, pero Changmin solo rodó los ojos— Cuidate.

—Igual.

Changmin le sonrió antes de marcharse, y Mir suspiró ante su salida.

Acostumbrarse había resultado duro, pero lograr la estabilidad que tenían ahora, lo tenía mucho más tranquilo.

Yoochun llegó al medio día al edificio que se alzaba imponente frente a sus ojos y sonrió divertido cuando distinguió el auto de Changmin estacionado en la misma acera, y al hombre apoyado en el carro, esperando por él mientras miraba el reloj aparentemente de manera impaciente.

—Siempre puntual ¿eh?

Él llegó con una sonrisa, pero Changmin únicamente lo miró y entrecerró los ojos.

—Llevó quince minutos esperando.

—Al menos hubieras demorado un poco, nunca habías estado por aquí. Ubicarse es difícil.

—No para mí.

—Ya no peleemos.

Yoochun se acercó con una sonrisa, dejando un beso rápido en los labios del más alto. Pero el rostro de Shim no cambió, así que Yoochun solo amplió su sonrisa y besó de nuevo su boca, esta vez los ojos de Changmin parecieron suavizar esa expresión dura en su rostro. Así que en esta ocasión Park lo tomó por las mejillas antes de besar profundamente su boca y acercarse todo lo que le fue permitido en ese instante.

—…Idiota.

Susurró el mayor, con esa sonrisa en su rostro que luchaba por salir de sus labios, por lo que Shim decidió empezar a caminar aunque no sabía hacía que rumbo se dirigían.

—¿Para qué me trajiste aquí?

—Quería enseñarte algo.

Yoochun estiró un poco su mano y Changmin solo miró su mano y desvió la mirada antes de tomar su mano y caminar hacia el interior del edificio donde el mayor lo había citado. Finalmente Yoochun había hablado un rato con el que parecía ser el guardia y subieron hasta el piso doce, donde se abrió imponente uno de los departamentos más espaciosos que había visto, y que por supuesto se escapaba de la neutralidad que solía tener Yoochun a la hora de escoger sus espacios.

—¿Piensas comprarlo? —Changmin miró curioso el lugar y el ventanal con la vista hacía la ciudad que este le otorgaba.

—En realidad: lo compré.

Changmin giró sorprendido hacía el mayor y este asintió con una sonrisa en el rostro.

—¿Y eso? Este lugar está como muy grande ¿no crees? —Yoochun tan solo alzó un poco los hombros— Tú sueles preferir gastar más en carros que en departamentos.

—Sí, bueno… pero pensé que este era el lugar perfecto en cuanto lo vi. Perfecto y espacioso como para tener un estudio, una gran habitación, una amplia cocina, una estupenda vista. Preciso para dos personas que están dispuestas a empezar otra etapa nueva en su vida.

En esta ocasión la sonrisa de Changmin se hizo presente sin tapujos, apoyado en el pequeño barandal del ventanal.

—¿Y eso que significa?

—Significa todo lo que tú quieras que signifique.

Si, el pecho empezó a latirle nuevamente desbocado.

Y, sí. Changmin no pudo controlar esa sonrisa que Yoochun ignoró para poder darle un amplio beso que el menor aceptó sin problemas.

—Eres tan molesto, dando por sentado que me quiero venir a vivir contigo.

—¿Y es que no quieres? Porque a mí no me molestaría comer decente todos los días de mi vida.

—No voy a cocinarte todos los días.

—Pero al menos contigo comeré a todas las horas y como es debido.

Changmin solo golpeó suavemente en el hombro y esta vez fue él quien se acercó para darle un beso. Tan molesto y odioso a la vez, que Changmin no podía evitar rotar a su alrededor todo el tiempo, y permitirle todos los besos que fueran necesarios para hacerlo olvidar de aquello. De lo bien que se sentía entre sus brazos.

Cuando Son Hojoon conoció a Yunho, el menor no era ni de cerca más que un remedo del hombre que es ahora, tal vez Hojoon no había tenido la oportunidad de conocerlo antes, pero descubrirlo con el paso de los meses le había hecho olvidar por un momento esa brecha inquebrantable entre paciente y psicólogo.

Pero ahondar con él entre sus problemas y esa inevitable aura que el hombre expedía lo hicieron caer en una especie de imán que al parecer no supo manejar con mucho cuidado, y que al final remontó en una profunda sensación de amistad en aquellos meses de trabajo en el que Yunho le confió no solo sus secretos, sentimientos y emociones. Sino también en sus esperanzas y miedos.

Terminó incluso acompañándolo en las terapias, saliendo a los jardines de la clínica junto con Boa mientras Yunho tomaba un poco de aire y respiraba ese aire a libertad que tanto anhelaba desde hace semanas. Y ese día finalmente había llegado.

Yunho ya se encontraba listo y con la maleta preparada para poder salir de ahí; Boa había preparado todo y se encontraba checando que la apariencia de Yunho fuera poco más que perfecta. Hojoon desde la esquina de la habitación los veía con ese sentimiento de familiaridad tan inexplicable para él todavía.

—Listo.

Boa sonrió orgullosa, y Yunho le devolvió la sonrisa. Luego había desviado la mirada hacía Hojoon  —¿Nos vamos?

Hojoon no había esperado aquello, pero tampoco se había sentido incómodo, por lo que asintió de inmediato y ayudó a Yunho a levantarse de su cama para que se sentara en la silla de ruedas mientras Boa lo empujaba directo hacía la salida.

—Boa ¿trajiste tu carro?

—Si, lo tengo en el parqueadero.

—De acuerdo —Hojoon sonrió— entonces te ayudo a llevarlo al carro y los alcanzo en mi auto. ¿Te parece?

—Claro, no hay problema.

Los acompañó hasta la salida y el auto de la mujer, tal y cual había dicho. Yunho le había indicado un par de cosas acerca del aparcamiento en la zona donde vivía su hermana desde que se había mudado a Seúl y que él por supuesto conocía.  A Yunho le había costado un poco ubicarse en tiempo y espacio cuando se había levantado, pero había sido cuestión de dos meses para que se hiciera a la idea.

En cuanto el auto de Boa arrancó, Hojoon sonrió y respiró profundo.

Las personas como Yunho merecían esa felicidad que poco a poco le estaba siendo otorgada luego de un incidente fatídico como ese. Del cual había sobrevivido casi de milagro.

Siwon se había tomado ese fin de semana para reunirse con su hermano. Había viajado las pocas horas en avión y finalmente se había encontrado con su hermano quien lo había recibido con abrazo de por medio y todo un itinerario de paseos en lancha, tardes en la playa y mucha comida.

Frente suyo Jinki y Minho platicaban despreocupadamente entre sonrisas y anécdotas que hacían a Siwon sentirse como demás en medio de la habitación y comer sin muchas ganas empezando a sopesar todas las posibilidades que esa cercanía involucraba. Eso claro, hasta que su celular empezó a sonar.

—¿Boa? —Inmediatamente la atención de Minho se había posado sobre él y Siwon quien no se había levantado de la mesa, sonrió de inmediato apenas escuchó la noticia de boca de la mujer quien irradiaba alegría— Eso es fantástico… No, no estoy en Seúl ahora. Estoy con mi hermano, pero el lunes a primera hora llego y apenas salga de trabajar voy para tu departamento… Por supuesto, avisame a penas lleguen para poder hablar con él. De acuerdo, cuidate.

Apenas cortó, Minho se acercó un poco hacía él y sonrió.

—¿Es sobre Yunho? ¿Qué pasó?

—Le dieron de alta.

Minho dejó escapar un suspiro de alivio y Jinki le regaló una sonrisa cómplice de nuevo.

—Voy llevando los platos.

Onew susurró aquello y Minho únicamente asintió, mientras el mayor empezaba a recoger los platos. —Dile a Yunho que iré a visitarlo el próximo fin de semana, esta semana estoy con el trabajo a todo lo que da. Pero este viernes me doy una escapada.

—Ok… —Siwon tosió delicadamente y miró de reojo que Jinki se encontrara ocupado en la cocina— Oye, Minho… ¿Jinki y tú que se traen?

Minho inmediatamente se enderezó y carraspeó discretamente.

—Nada… —Pero para Siwon aquello sonó tan falso que no pudo evitar cruzarse de brazos y rodar los ojos— Bueno, quizá si haya algo… pero lo estamos tomando con calma ¿de acuerdo? Cuando tengamos algo serio, serio. Te lo informaré de inmediato ¿bien?

—Eso espero.

Siwon luego de aquel rictus firme en su rostro, le sonrió condescendientemente y volvió a comer lo poco que quedaba en su plato con un poco más de calma.

Cheolyong un poco impaciente ante la demorada llegada de uno de los amigos más cercanos de Jihoon, movió un poco la cabeza y el mayor sonrió divertido por la expresión infantil que el otro había tomado.

—¿Qué pasó? —preguntó Mir y el otro solo alzó sus hombros.

—Nada.

E inmediatamente el otro lo beso sin premura y con una sonrisa en los labios, cuando las puertas del ascensor se abrieron ambos lograron separarse oportunamente y Boa sonrió divertida al verlos.

—Oigan ya dejen de comer frente a los pobres.

Resultaba que Jihoon y Cheolyong llevaban poco más de tres años saliendo oficialmente, luego de que claro Changmin pusiera el grito en el cielo por la diferencia de edad, que finalmente no era tanta, pero que Rain había solucionado con una charla directa con los padres del menor y por supuesto con el hermano mayor.

—Íbamos a traer una botella de champagne —Comenzó Rain— pero como tú aun estás medicado, preferimos no arriesgarnos y mejor compramos una deliciosa canasta de frutas.

Yunho inmediatamente rodó los ojos.

—Que pereza con las frutas, estoy igual de harto con las verduras.

Jihoon sonrió antes de acercarse y abrazarlo con fuerza.

—Qué bueno es verte de regreso. —Jihoon entonces reconoció de inmediato al hombre tras Yunho y sonrió estirando su mano hacia él— Que tal Hojoon.

—Bien.

Finalmente habían ingresado al departamento, Mir había iniciado platica con Hojoon y Boa se encontraba preparando unos pequeños bocadillos mientras Jihoon se acercaba con el teléfono en mano hacía un tranquilo Yunho que revisaba curioso el departamento.

—Es Siwon.

—Oh, gracias —Yunho había sonreído de inmediato. Aceptando el teléfono sin problemas— Choi ¿cómo así no te tengo por estos lugares amargándome la recuperación?

Boa desde el mesón escuchó la risa fresca de Yunho y sonrió de inmediato al verlo mientras se levantaba con dificultad de la silla de ruedas y caminaba hasta las pequeñas sillas en el balcón de su departamento.

Ver a su hermano volviendo a ser el mismo la tenía más que complacida rebosante de felicidad. Y le resultaba inquietante que en estos meses desde que Jung hubiera despertado, ninguno de esos días, siquiera por error el hombre hubiera preguntado por Kim Jaejoong.

Le resultaba curioso recordar al hombre todavía, pero le sorprendía aún más que Yunho no tuviera ningún atisbo de duda sobre el paradero de Kim. Y sinceramente no sabía cómo sentirse al respecto.

Heechul había cambiado el color de su cabello hacía unos tres meses atrás.

Ahora portaba un curioso color rojizo que entonaba con la palidez de su rostro y la delgada estructura de su cuerpo, ahora que había regresado a Seúl después de años de ausencia en el país. Pero volvía con esa paz y tranquilidad de al menos poder cumplir con su palabra.

Cuando fue a visitarlo, recordó lo mucho que le incomodaba esa clase de lugares y esperar fue casi una tortura. Pero decidió soportarlo, tenía entre sus manos esos papeles que lo sustentaban como el portador de buenas noticias.

Jaejoong había ingresado con su cabello largo y un poco menos delgado desde la última vez que lo visitó hace dos años. El hombre había sobrevivido, si podía denominarlo de alguna manera, y estos años habían logrado incluso endurecer al más joven, quien a pesar de todo mantenía esos ojos ansiosos aunque lo ocultara.

—Heechul.

Jaejoong estiró una mano hacía él, y él apretó su mano formalmente.

—Qué bueno verte, ¿cómo has estado?

—Sobrevivo.

Heechul no se sentó y a Jaejoong le pareció fuera de lugar hacerlo mientras el otro se mantenía de pie, así que espero que el otro sacara a aquellos papeles del sobre entre sus manos.

—Pues ya no vas a tener que seguir haciéndolo. —Heechul había estirado unos papeles hacía él— De ahora en adelante vuelves a vivir.

Jaejoong que no entendía bien lo que estaba sucediendo, por más que vio una y otra vez los papeles empezó a exasperarse.

—No entiendo, ¿qué es todo esto?

—Eres libre, Jaejoong. El juez te otorgó libertad condicional por buen comportamiento.

Jaejoong bien el mundo iluminarse de repente, llevó una mano a su boca y luego simplemente corrió a abrazar al hombre frente a él y respiró hondo. Como si todos los planes llegaran de golpe uno tras otro a su cabeza. Como si todos sus asuntos pendientes afuera aún estuvieran esperando por él.

Fin Capitulo Diecinueve

Fin Capitulo Diecinueve

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Amores perfectos: segunda parte


Amores Perfectos

Trozos de melancolía

Segunda Parte

—¿Y si le presentamos a un amigo mío a Key?

 

Minho de pronto sonrió, con esa sonrisa que parecía valer un millón de dólares, abrazando todavía con fuerza a Jinki, con sus piernas alrededor de la cintura del mayor mientras este se afirmaba un poco más contra él, con su espalda pegada al pecho de Choi.

 

—No lo sé… Key suele ser muy complicado.

—Pero Jonghyun es en cambio demasiado des complicado. Yo creo que congeniarían a la perfección.

 

Onew tenía todavía sus dudas, jugaba con la yema de sus dedos palpando la piel de Minho, un poco suave y a la vez gastada por el trabajo y el diario vivir.

 

—Jonghyun no es ningún idiota ¿verdad?— Preguntó de repente, sintiendo la barbilla de Minho posarse con cuidado sobre sus cabellos –No quiero que le rompan el corazón otra vez.

—Se portará decente, lo prometo.

 

Pero Jinki suspiró, sutilmente antes de asentir y sonreír, provocando que Minho ampliara su sonrisa tanto que fuera inevitable un beso de esa boca que se encontraba tan cerca de él, de esa pequeña proporción de cariño entre sus brazos, sobre aquel sillón cualquiera que Onew hubiera comprado hace tantos años atrás.

 

 

—¡Jinki!

El cuerpo de Onew se repuso al instante, su cabello un poco alborotado y su espalda de pronto dolía, disimular la mueca de dolor que aquello le provocó fue un poco más que imposible. Pero aun así sonrió y fingió que el grito de su jefe no lo había desubicado de repente.

—¿Estabas dormido?

—No, solo…— Mordió su labio de repente, sintiendo la mirada de soslayo de Key mientras pretendía hablar por teléfono –Ha sido un día difícil— Musitó de repente –Lo lamento mucho.

Maldita su poca capacidad para mentir. Apretó los puños y bajó la cabeza, pero Joon continuó ahí mirándolo con el entrecejo arrugado y las manos firmemente colocadas a un lado de su cuerpo.

—Deberías saber desde hace mucho que tu vida personal no puede interferir con la laboral.

—Lo sé, yo de verdad…

—Al término del día te quiero en mi oficina.

Los pasos del hombre se escucharon de pronto. El aire volvió a sus pulmones aunque el pesimismo pesaba de pronto sobre sus hombros, aquellas palabras de su jefe no podían ser el indicio de algo bueno. Entonces una bola de papel pegó en su cabeza y la mirada afilada de Kibum lo regañó directamente.

—Ya te he dicho que aprendas a mentir.

Luego de eso, Jinki solo alzó los hombros y sonrió.

—Entonces volverás a ser un soltero codiciado…

Minho sonrió, el pequeño comentario del Gerente seccional mientras bebía un poco de agua y dejaba pasar el tiempo un rato al menos, descuidó un poco sus expresiones, como si lo suyo fuera una noticia vieja que extrañamente a nadie sorprendía.

—Bueno, he estado tanto tiempo con Onew que difícilmente recuerdo lo que es ser un soltero codiciado.

—Vamos, hombre. Eres joven y apuesto. Seguro no estarás solo por mucho tiempo.

Eso iba en contra de su plan oficial. Minho en realidad se estaba divorciando por que el agotamiento exhaustivo había llegado a su matrimonio y de pronto Onew parecía estar igual de cansado como para luchar por la causa. Volver a salir con otra persona no era lo recomendable, por lo menos no en un par de años.

—Minho— El hombre volvió a llamarlo, sus pocas canas denotaban la experiencia y su sonrisa divertida mientras lo sacudía por el hombro lo hizo despertar —¿Andas en las nubes? ¿Qué sucede?— De pronto la voz del hombre pareció compadecerse un poco –No me digas que en realidad es Onew el que quiere divorciarse. ¿Tiene a alguien más?

—¿Qué? ¡No!— De pronto sonó indignado.

¿Por qué la gente no solo entendía que era un amor desgastado?

No había nadie más para él…

—Tranquilo— Volvió a hablar el hombre –Últimamente pareces fuera de este mundo, esto del divorcio no te está sentando bien. Deberías tomarte unas vacaciones.

—A nadie le siente bien un divorcio.

—Bueno, deberías hacerte a la idea que un mal día podrás encontrarlo de nuevo y quizá esté con otra persona.

El consejo que supo amargo en sus oídos se deslizó tan fácilmente que Minho casi tambalea en su camino de regreso a la oficina, el Gerente únicamente había continuado su camino hasta su propia oficina atareado entre papeles e inversionistas. Pero Minho fue otra historia, medio ausente, medio alicaído.

—Minho ¿estás bien?— Si pasó una hora o más, Minho no lo sabe bien, solo sabe que Jonghyun abrió la puerta e ingresó de repente, con su ropa igual de elegante que siempre y su mirada sobre todos esos documentos que Choi había empezado a acumular —¿Qué es todo esto? ¿No has estado haciendo tu trabajo?

—Deja ahí— Bloqueó de inmediato los intentos de Kim por ojear los papeles y que se percatara de las fechas que iban desde una semana atrás más o menos –Solo estoy un poco más atareado de lo normal.

—Esto no es un poco más atareado de lo normal— Jonghyun torció un poco sus gestos —¿Por qué no le pides a tu secretaria que te ayude con un par de sub contratos? Porque a este paso te llega fin de año y no terminas.

—Sí, eso estaba a punto de hacer— Minho ni siquiera lo meditó demasiado —¿Necesitas algo?

—Hablé con el Gerente— Minho respiró hondo –Dijo que te había visto un poco… afectado.

—Estoy bien— Sonrió un poco, intentando convencerse incluso así mismo —¿Por qué la gente ha cogido esa maldita costumbre de sentir pena de mí?

—¿Quizá porque te ves realmente lamentable?— Jonghyun suspiró un poco, sentándose en el asiento justo frente al escritorio de Minho que ya masajeaba su sien como cuando se le venía haciendo mala costumbre –No puedes esperar que el mundo sencillamente no se dé cuenta de que esto te está afectando, antes eras todo sonrisas y cursilerías— Minho sonrió, como si el bálsamo de ese humor negro de Jonghyun le aligerara un poco el peso sobre la espalda –Escucha, sabes que no soy partidario de estas cosas del matrimonio o pedir disculpas, o retractarse, o agachar la cabeza, o…

Minho de repente alzó su mano derecha —Ya entendí el punto, ¿a dónde nos llevan todas tus maravillosas cualidades?

—A que si quieres estar con él, entonces habla con él.

Minho sintió ese frío de nuevo, ese que se esparcía sobre todo su cuerpo y lo hacía sentir aún más culpable.

—No quiero eso.

—¿No quieres porque Onew ya no quiere intentarlo o realmente eres un maldito bipolar?

Minho mordió su labio, lanzándole el primer bolígrafo que encontró y Jonghyun rió un poco.

—Es que si me dijeras que Onew no quiere nada contigo y tú no quieres rogarle hasta te entendería, pero tus argumentos son que de repente fuiste perdiendo el amor y  Onew era más un hermano, que tu pareja— Jonghyun se acercó un poco –Créeme yo jamás vería a Key como mi hermano, eso desde el primer momento en que lo vi.

—Lo tuyo con Kibum es más pasional que cualquier otra cosa.

—¿Y lo tuyo con Onew?

—Yo lo amé desde el primer momento.

Jonghyun volvió a torcer sus gestos, con una exhalación de su boca que fue más como una mueca mientras Minho sonreía, aun sorprendido por la impulsividad de sus palabras.

—Si despierto a su lado y continúo así, entonces empezaremos a tener problemas. No quiero tener recuerdos horribles de él. Peleas, malos entendidos, quiero cortar por lo sano antes de que todo se derrumbe.

—Eso es ser exageradamente precavidos— Jonghyun entonces cruzó su pierna, mirando de soslayo la expresión de Choi —¿Si sabes que mañana o en un mes, o en quien sabe cuánto tiempo, Jinki podría pasar enfrente tuyo con otra persona de la mano?

—Si…— Susurró bajito –Woongu me lo mencionó, pero… No sé.

—¿Qué no sabes?

—Solo… No sé— Minho de pronto se encontró sobando delicadamente su propio brazo izquierdo –Sería extraño. Ni siquiera lo había pensado.

—Por favor, Minho. En el fondo sabías que eso tendría que pasar y lo tendrás que asumir. Es como si tú  pretendieras pasártelo soltero por más de dos años.

—Yo pensaba hacer eso…

El susurro bajito, casi dicho entre dientes por suerte no llegó a los oídos de Jonghyun mientras Minho todavía acariciaba su brazo y Jonghyun jugueteaba un poco su celular. A ratos sonreía, y no fue difícil para Minho saber que hablaba con Kibum.

Para las cinco de la tarde con veintidós minutos, Onew salía de las oficinas y suspiraba cada tanto como si no pudiera ni con su vida y solo tuviera malos momentos entre la conciencia.

—¿Cómo te fue?— Kibum saltó sobre él casi de inmediato, con su pequeño bolso a un lado de su cuerpo y su mirada preocupada sobre él —¿Te dijo algo malo?

—Tengo una advertencia— Musito cuidadosamente –Con dos más y me pueden despedir.

Key chasqueó la lengua, rezongando bajamente mientras levantaba el puño en dirección a la oficina del jefe.

—Solo es un amargado— Trató de animarlo –No le hagas caso, solo procura no dormirte otra vez Jinki.

—Si… No sé qué me pasó hoy. Estaba muy cansado supongo.

Kibum reanudó el paso —¿Cuándo tienes cita con el consejero matrimonial?

—Mañana.

Por un instante los ojos de Kibum se deslizaron por ese rostro de Jinki, un poco cansado y devastado.

—¿Sabes qué?— Preguntó sonriente –Hoy no vas a llegar temprano, ¡vamos a beber un poco!

—Key no tengo ánimos para emborracharme…

—¡No me interesa! ¡Tú vienes conmigo!

Y de pronto Onew se encontró siendo arrastrado por el menor, hacía algún lugar lejano que el otro al parecer conocía y que aparentemente, según Kibum quien era el que le vendía la idea, olvidaría todas sus penas.

—¡Flashback~!

Minho se levantó en un impulso, los pies sobre la alfombra y sus ojos se encontraron de frete con la luz de la sala de estar cuando escuchó la voz de Jinki y recordó que se había quedado dormido en el sillón preocupado al no saber nada de él hasta las once de la noche y que por encima de todo jamás le contestara el celular.

Se levantó molesto, tratando de aguantar sus ganas por iniciar una pelea.

Evitado reproches, porque después de todo, era la primera vez que Jinki le hacía algo como eso.

—Ah… Me muero de sed…

Onew se movía un poco tambaleante dentro de la cocina, regaba agua en el suelo dentro del infructuoso intento por beber decentemente un poco de esa agua, tenía el uniforme desarreglado y el cabello alborotado. ¿Qué clase de vida iba a llevar Jinki cuando él se fuera?

—Jinki…

—¡Oh, Minho!— Saltó el mayor de repente —¡Me asustaste! No te había visto…

Hace mucho que no ves, hyung…

—¿Dónde estuviste?— Trató de ser sutil, tapando la botella de agua que Jinki había dejado sobre la mesa –Me tenías preocupado, nunca sales sin avisar que llegaras tarde ni desvías mis llamadas.

—Pero ya estoy aquí ¿no?— Onew estiró sus brazos, con una sonrisa bobalicona en los labios –Sano y salvo. Sin un solo rasguño que lamentar.

La voz de Onew era extraña, sus ojos sus pasos torpes y su aliento a licor. Minho ni siquiera tenía intenciones de lidiar con eso. Antes, cuando bebían juntos era divertido, ahora sentirse aislado por él, solo lo volvía incómodo ¿cuántas posibilidades había que solo en esta noche Onew hubiera conocido a alguien?

—Vamos a la cama, es mejor que descanses, mañana tienes que trabajar.

—Tú también…

Onew señaló su mejilla y rió. Minho hace tanto no lo escuchaba reía, que incluso en ese estado fue refrescante, lo tomó por la cintura, como si encaminarlo fuera lo más fácil. Jinki sencillamente se desplomó en la cama, tarareando todavía esa canción que traía en la boca.

—¿Sabes Minho?— Habló el mayor mientras Choi ya empezaba a quitarle los zapatos –Siempre tuviste un talento especial para desnudarme.

Minho entonces dejó escapar una risa —¿Ah, sí?

—Si…— Aseguró Onew, sentándose torpemente, únicamente para poder tomarlo por el rostro y contemplarlo fijamente –Siempre fuiste tan apuesto.

La sonrisa desapareció de sus labios al instante. Las palabras de Onew golpearon en su cabeza, casi al mismo tiempo en el que el mayor volvió a lanzarse contra la cama y seguir con sus balbuceos y movimientos poco delicados. Minho suspiró, porque de pronto no le placía dormir junto a él.

Cogió un par de sábanas y una almohada, lo suficiente como para que Onew pudiera dormir cómodo si así lo quisiera, si al menos lo dispusiera. Pero a Minho, la justificación de Jinki todavía le daba vueltas en la cabeza…

Siempre fuiste tan apuesto.

¿Para Onew, él solo se reducía a eso?

 

..:: Fin de la Segunda Parte ::..

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AMORES PERFECTOS


onho-7

“Así que mientras Minho conduce, Onew piensa.

Se han acostumbrado al silencio.

Y mientras el kilometraje del auto aumenta, se les agota el amor.

{ OnHo }

JongKey — ChangTae


CAPITULOS

Primera parte: Solía creer en lo eterno

Segunda parte: Trozos de melancolía


Disfrutenlo, tanto como yo lo hago escribiendo, ♥

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Amores perfectos: primera parte


Amores Perfectos

Solía creer en lo eterno

Primera Parte

—No se trata de otra persona.

La voz de Minho como siempre comandó la situación. Su voz firme y masculina en medio de las blancas paredes, decoradas por los diplomas, nombramientos y reconocimientos. Solía vestir ese chaleco que tanto le gustaba, con la firme idea de que viéndose bien, al menos no podía notarse lo abatido que en verdad se sentía. Y a veces, eso funcionaba.

—Nunca se ha tratado de otra persona— Acomodó Onew la frase, cruzando su pierna, con el rostro cansado y las manos sobre el pequeño sillón en el que se trataban –Es solo agotamiento.

—Si aún son fieles mutuamente ¿por qué no intentarlo?

Changmin rara vez había visto una expresión como esa en ambas contra partes. Acostumbrado estaba a los gritos, los reproches, las lagrimas, que ver la expresión cansada de esos dos muchachos lo hacía sentirse frustrado, desgastado. Y por primera vez, como cuando empezó a trabajar de consejero, con ganas de salvar ese matrimonio.

—Por que ya no se puede.

Fue un unísono tan bajo y opaco que los ojos de Changmin por un rato se estancaron en la imagen de ellos dos. De Onew con su sonrisa cansada y Minho con su mirada en cualquier otra parte, sobrevivían de recuerdos y lamentaban el amor perdido. Changmin quería hacer algo… Pero no sabía cómo. Se le acababan las oportunidades.

—Bien— Suspiró —Se ha acabado el tiempo— Y lo lamento como cuando era un niño pequeño y la hora de dormir se acercaba, los miró esperando verlos ahí de nuevo y sonrió mínimamente —Espero verlos pasado mañana.

—¿Te dejo en el trabajo?

—No— Onew apenas sacó las gafas de su bolsillo, el sol pugnaba sobre la piel como un molesto aliciente para recordarles la estación en la que se encontraban –Iré a cenar con Key, me voy en taxi.

Minho asintió casi sin percatarse –De acuerdo, nos vemos en la noche.

Y no es que importaran muchas cosas mientras Jinki había tomado ya la costumbre de callar más de lo que pensaba, con su silencio abrumador dentro del taxi que recorría las calles de Seúl con una ruta acostumbrada mientras los suspiros salían de sus labios y él inevitable se miraba en el espejo.

—No me veo tan mal— Susurró, pasando una mano por su mejilla y con el ánimo apenas recuperado. La experiencia de sus pocos años le había enseñado que sufrir y estar feliz era cuestión de momentos, el resto del tiempo solo se estaba vacío –Al menos Key no me regañara por verme lamentable.

Sonrió como si ya se supiera el discurso de su amigo de memoria.

Podrás estarte divorciando” Decía, con su voz firme y sus ojos en alto “Pero jamás te debes ver acabado”

Key era como esas partes que hacen falta cuando has olvidado como divertirte o disfrutar de la vida. Esa contraparte que te recuerda que aún estás vivo y que en algún momento fuiste igual. Es que Key aún vive su historia de amor almidonado.

—Llegamos.

—Muchas gracias.

La voz del taxista es amable mientras baja y cancela por el viaje, sus pasos hacia el restaurante son calmados, inhala profundo ante el aroma agradable de la comida y ve a su amigo sentado en una de las mesas junto a los ventanales. Parece sonreír todo el tiempo, escribir en el celular y sus ojos gritan Jonghyun por todas partes.

—Lamento la demora.

—Al fin llegas— Y Kibum afortunadamente escribe rápido antes de dejar el celular de lado –Me tenías preocupado.

—Estaba con el consejero— Colocó la servilleta sobre sus piernas, con el mesero cerca de él extendiéndole la carta para ordenar –Ya sabes, uno de los últimos trámites antes del divorcio.

—¿Y cómo va eso?— Por el tono, Kibum parece interesado. Como si en verdad deseara que él reconstruyera su vida.

—Normal.

Entonces Kibum frunce el ceño.

—¿Cómo puede ir todo normal?— Key tiene esa costumbre de poner las manos sobre la mesa y asesinar con la mirada como si se tratara de dagas —¿Se han gritado? ¿Reclamado algo? Dios…— Finalmente Kibum suspira, él siempre parece más afectado por todo esto que él –Te estas divorciando, Onew… Al menos deberías mostrar algo de enojo o pena.

—No me gusta dar lástima.

Releyó los platos bajo consciencia, buscando alguno nuevo en aquel restaurante que había sido como su costumbre. Pero Key lo miraba, profundamente y tratando de ver algo que ni él mismo podía mientras trataba de pensar en otra cosa.

—¿En verdad vas a divorciarte?

Esta vez la voz de Kibum parece suave, y a Jinki le resulta inevitable levantar la mirada, observar a su amigo que parece recordar de repente toda su historia con Minho, fiel testigo de los tragos amargos y los momentos más dulces que él le contaba. Key aún no parece creer que de verdad Minho y él hayan agotado todos sus recursos.

Pero Onew recuerda, como lo hace últimamente. Que él es el mayor, que no quiere preocupar a su amigo y que no hay rencores por los cuales pueda ponerse a dar quejas de Minho. Pequeños defectos insignificantes que él ya conocía. Defectos propios que Minho aceptaba. Pero Onew se sabe maduro, dueño de sus decisiones y solo sonríe poco. Hace mucho que sonríe poco.

—Eso parece.

Y  vuelve a leer la carta, observa un postre nuevo en la lista.

A lo lejos puede escuchar el suspiro apenado de su amigo mientras murmura palabras parecidas a la incredulidad. A esa calma y monotonía con la que ambos han decidido manejar la situación.

Key siempre ha pensado que si Jonghyun y él estuvieran casados y  tuvieran que divorciarse, él hace mucho que le hubiera gritado y mandado mano. Pero Onew a veces se sienta analizar y resulta que Kibum es tan pasional, que probablemente si, esa sería su reacción inmediata. Él cambio es muy distinto a Key. Quizá por eso Minho y él han reaccionado tan diferente ante todo.

—Te lo dije desde un principio— Jonghyun estiró la pequeña lata de cerveza sobre la cabeza de Minho mientras miraba a los jugadores entrenar sobre la cancha de césped –Deja todo eso del matrimonio para las parejas heterosexuales. Ellos pueden casarse y divorciarse mil veces si les da la gana, nuestras relaciones siempre son un poco más complicadas.

Minho sonrió, moviendo la lata entre sus manos mientras el sol lo acompañaba y Jonghyun solo se sentaba.

—Si Key te escuchara…

Jonghyun sonrió –Es diferente— Bajó la lata, apoyado en las gradas a su espalda –Nosotros no necesitamos la aprobación de nadie.

—Pensé que sería distinto. Dar un paso más para demostrarnos que éramos más seguros y estables que las otras parejas.

Minho tenía esa costumbre, reciente, de pasar horas mirando el licor en sus manos sin la intención de ingerirla por que no tenía sentido y los logros que se le atribuían solo lo dejaban más cansado.

—¿Por qué necesitaban demostrar algo?— Jonghyun parecía entretenido en mover su pie un poco y hablar calmado –De todas formas no es cómo si haber firmado un papel los hubiera desestabilizado.

—Lo sé— Susurró –Jinki aún es eso que le hacía falta a mi vida y cuando me vaya, algo se quedara con él.

—Claro, tu dinero, varias pertenencias… Partes iguales, y todas esas porquerías legales.

—No seas idiota— Minho rió divertido, empujando a su amigo y respirando hondamente luego de unos segundos –Es solo que… Estoy tan cansado.

—Minho sé sincero— Jonghyun lo miró fijamente, dejando la cerveza a un lado —¿Hubo alguien más? ¿De tu parte o de él? ¿Peleaban seguido o algo por el estilo?

—No, nada de eso.

—¿Entonces por qué van a divorciarse?

—Por que…— Minho suspiró –Un día descubrí que Onew y yo pensábamos lo mismo. Ya estábamos viviendo sin ganas de seguir juntos.

—¿Puro cansancio?

—Aún lo quiero— Rectificó –Pero no sé si de la misma manera.

..:: Fin de la Primera Parte ::..