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Prisma de inocencia: cuarta parte


Prisma de Inocencia

Tantos juguetes en el mundo, y la gente elige los sentimientos para jugar.

Cuarta Parte

Luego de que Yunho vomitara, muchas cosas no quedaban entre ellos, al menos no lo suficientemente decentes como para que Yunho las recordara. Donghae había empezado a reír e incluso había caído sentado por la borrachera que llevaba encima. Al siguiente día, por supuesto y cómo era de esperarse Donghae se quejaba a morir por el dolor de cabeza y no recordaba absolutamente nada. Recuerda que Changmin le dijo algo antes de que llegaran sus amigos y lo llevaran a la casa de Hyukjae a pocas casas de ahí.

Era impresionante como a pesar de haber pasado un día por medio, aún sentía un poco de estragos en el cuerpo y había justificado aquello con que le había sentado mal alguna comida. A estas alturas, ciertamente le importaba muy poco muchas cosas, y sin embargo seguía pensando en que contra todo pronostico Changmin realmente se había presentado ahí. La mesa ese día, durante la hora del almuerzo era inusualmente callada, la mayoría parecía haberse pasado demasiado con el licor, probablemente porque había sido una de las últimas fiestas antes del final del ciclo escolar.

Yoochun junto a él en cambio lucía como si nada, tranquilamente mascando una manzana verde mientras miraba distraídamente el celular. Por su cabeza pasaron muchas cosas, entre ellas el porque Park parecía la gran parte del tiempo tan lleno de misterios.

—Suéltalo.

—¿Hmm?

Yoochun no lo miraba, pero efectivamente le hablaba a él.

—Lo que me quieres preguntar. Suéltalo.

—¿Cómo es que no tienes resaca?

Esta vez, Park giró, lo miró con una ceja levantada y luego de unos segundos le sonrió, negando sutilmente con la cabeza. Ignorándolo por completo volvió a su celular y Yunho aún pensaba en si seria demasiado invasivo preguntar si era cierto lo de que había salido con una profesora en su antiguo instituto. Pero llegó a la resolución que si, además no era tanta su curiosidad, ahora simplemente quería ver a Changmin.

Cerca de la hora de salida finalmente lo pudo encontrar. Shim guardaba un par de libros en el casillero y mientras caminaba hacía él, contempló brevemente sus pequeñas orejas y la cola moviéndose parsimoniosamente. Fuera de ello Changmin era realmente atractivo, era algo fácil de notar y faltando tan poco para terminar el ciclo escolar, Yunho sintió que moriría sino podía besarlo de nuevo, hasta quedarse sin aire, hasta el último día que le quedara en ese lugar.

Cerró la puerta del casillero del menor y este lo miró con sorpresa. Yunho se acercó, lo suficiente como para que Changmin lo alejara, pero no lo hizo y él no sabía muchas veces como funcionaba aquello, que tan sano era. Si realmente había algo, muchas veces dudaba incluso de lo que él mismo sentía ¿cómo podía entonces pedirle explicaciones por lo que el menor sentía por él?

—No hagas eso.

Changmin alejó un poco la cabeza, pero no la cercanía de sus cuerpos.

—La fiesta fue un desastre.

—No tenía ni quince minutos ahí cuando empezaste a vomitar.

El menor sonrió burlón y él se sintió terriblemente avergonzado. Tanto que cerró los ojos, con una mueca entre divertida y azorada, pegando su frente a la de él. ¿Por qué actuaban así?

Esto que crecía dentro de él, era culpa tanto de Changmin como de él.

—¿Puedes venir a mi casa? ¿A las seis?

—¿Por qué? ¿Necesitas clases de matemáticas? — Changmin bromeó un poco, pero luego recordó y sonrió —Ah, no. Cierto que al final no tienes un maní ahí dentro. — Tocó su cabello un poco y lo miró – Señor beca de primer nivel.

Yunho se sintió regocijado. Changmin reconocía algo que para él parecía ser digno de nombrar, era la segunda vez que lo hacía y sentirse orgulloso frente a sus ojos, lo hizo sonreír.

—¿Vendrás?

—¿Estarán tus padres?

—No.

Changmin dudó un poco, lo miró fijamente y entonces la campana de finalización de clases dio anuncio a que en pocos segundos los estudiantes empezarían a salir de sus aulas. Yunho se alejó y Changmin mordió su labio inferior, como si luchara por responder veloz. Pero cuando las puertas empezaron a abrirse, Shim asintió. Yunho sonrió y en algún momento se perdió entre los estudiantes que anhelaban salir cuanto antes de ahí.

Yoochun fue hasta su casa esa tarde, tenían una tarea de química pendiente y Park decidió que sería buena idea terminarla ese mismo día, por alguna razón Yunho no se pudo negar, quizá principalmente porque le había dicho que se tendría que ir cerca de las cinco y media. Sin embargo la tarea la habían terminado cerca de la cinco de la tarde y Yoochun tenía que quemar tiempo hasta las cinco y media por lo que ahora se encontraban por alguna razón, recostados en la alfombra de la habitación de Yunho mirando el techo sin mirarlo en realidad.

Yunho tenía la cabeza en otro lugar y Yoochun no hablaba demasiado, parecía pensar en sus cosas también. Le resultaba curioso la facilidad con la que podían estar en silencio sin una pizca de incomodidad, algo que en el inicio de su ¿amistad? Fue algo difícil de sobrellevar. El olor del cigarrillo se esparcía entre las paredes, Yoochun fumaba cada tanto y seguía mirando el techo, como si estuviera realmente relajado y la música lo relajara un poco más.

De fondo sonaba Strange, muy bajo, pero la música le hizo pensar a Yunho que era relajante estar así, incluso aunque la compañía fuera inesperada. La imagen de Changmin llegaba frecuentemente a su cabeza, lo que el menor quería, lo que el menor pensaba de él. Le daba tantas vueltas en la cabeza su nombre que se sintió terriblemente atacado por aquello.

—¿Alguna vez te has enamorado?

—No creí que fueras del tipo romántico.

Yunho casi pudo adivinar la sonrisa en el rostro de Yoochun.

—No lo soy, pero es curioso como uno pierde la cabeza de la noche a la mañana y de pronto pierde el norte por completo. Sentirse así de desubicado, perdido, es horrible y aún así la gente siempre habla maravillas del amor.

Colocó las manos en su estómago, nuevamente había sentido la presión de la imagen de Changmin en sus recuerdos.

—Quizá ellos lo viven de manera distinta.

—Yo una vez lo estuve. — Yunho en realidad no esperaba aquella confesión – Se llamaba Junsu.

—Creí que no salías con chicos.

—No lo hago, él ha sido mi única excepción. Teníamos quince, él era terriblemente hermoso y dulce. Su sonrisa era todo lo que estaba bien en el mundo y por alguna razón coincidimos en esta vida. Tenía muchos sueños y esperanzas, quería hacer tantas cosas y era bueno en todo lo que te puedas imaginar, en los deportes, cantando, en los estudios. Literalmente podía hacer lo que le diera la jodida gana.

El tono de voz de Yoochun era amargo, no sonaba dulce o emocionado. Ni siquiera ligeramente nostálgico.

Yunho supuso que las cosas no salieron bien, y lo dejó seguir.

—Comenzamos a salir a escondidas, sus padres jamás le hubieran permitido estar con alguien como yo, muchos menos siendo hombre. Pero él era maravilloso. Dios, me gustaba tanto. — Esta vez lo miró de reojo sonreír amargamente mientras ponía una mano sobre su frente – Un día estábamos en su habitación, nos besábamos con tranquilidad cuando su padre entró en la habitación. Se suponía que no estarían ahí esa tarde. El hombre enloqueció y Junsu… Él me echó la culpa de todo, dijo que yo lo había besado a traición y no había tenido tiempo a reaccionar.

—Pero que… — Yunho se sentó, mirando a Yoochun quien continuaba con la mirada en el techo de su habitación, con continuas pero lentas caladas entre su historia — ¿qué hiciste?

—Estaba tan sorprendido que no pude decir nada, su padre me dio un golpe y me sacó a empujones de ahí. Junsu me bloqueó de todos lados y cuando por fin pudimos hablar al día siguiente en la escuela simplemente me pidió que lo dejara en paz, todo se había acabado, él jamás arriesgaría su futuro por alguien como yo y solo fui su experimento de salir con el chico malo. Nadie se debía enterar jamás.

El cigarrillo se había terminado, por lo que Yoochun se levantó, para poder terminar de pagarlo y echarlo al tacho de basura. Yunho lo seguía con la mirada, esperando que terminara de hablar.

—Así de dulce e inteligente fue capaz de darme la puñalada por la espalda. Iba a dejarlo así, no quería lucir realmente herido o imbécil, lo iba a dejar pasar. Pero el muy cabrón comenzó a escribirse con otros tipos, su papá lo descubrió en conversaciones impertinentes y con fotografiás indecentes que otros le mandaban y dijo que era yo, que yo lo acosaba. Su padre armó todo un escándalo en la secundaria y yo pues era el “chico malo” y él, probablemente el mejor estudiante de nuestra generación, ni siquiera se tomaron la molestia de ver si el de las fotos era realmente yo, aunque claro no se les veía la cara a los de las fotos, pero ni siquiera las miraron ¿entiendes? — Yoochun masajeó un poco su sien – Como si se les fueran a caer los ojos por ver a otro hombre desnudo.

—Entonces te expulsaron.

Yoochun asintió, para ese momento Yunho se había sentado sobre su cama y Yoochun decidió sentarse en la silla junto al escritorio, había empezado a alterarse ante el recuerdo y ahora buscaba la calma de nuevo, volvió a respirar hondo y lo miró.

—Pegué con algunos amigos cientos de fotos de él junto a mi, todas aquellas que nos habíamos tomado en citas, en la parte trasera del colegio y en su habitación. Fuimos una pareja después de todo, él al menos nos “permitía” tener fotos, si no podíamos hacerlo publico, al menos me dejaba tener eso – Dijo con ironía – Me contaron que su padre casi estalla del coraje y finalmente lo mandó a un colegio militar. Le conté todo a mamá, fui honesto con ella respecto a lo mío con Junsu y su traición, nunca le dije lo de las fotos pero se enteró, se que sabe que fui yo el que pegó las fotos, pero esa noche solo llegó con pizza y helado, vimos una película y me abrazó. Creo, que por esta vez lo dejó pasar.

—¿Vives solo con ella?

Yoochun asintió. — Jamás conocía a mi padre. Ella ha sabido criarnos sin problema a Yoohwan y a mí.

—¿Y no peleó porque no te expulsaran? Digo, fue injusto.

—El director en esos momentos estaba cerrado a que era yo y punto. Mi madre lo mandó literalmente a la mierda – En esta ocasión Park sonrió divertido – Y le dijo que le pondría una demanda. En medio de todo el caos le ofrecieron a mamá un traslado a esta ciudad en su trabajo y con un mejor sueldo, por lo que simplemente hicimos el traslado.

Yoochun lucía más calmado, Yunho lo miró directamente a los ojos.

—¿Por qué me has contado todo eso?

—Por que quiero que sepas, que el primer amor no es el último. Ten cuidado con las personas que piensan demasiado, suelen tener el control desde el inicio, incluso sin que te des cuenta. A la gente por naturaleza, le gusta herir. Además se notaba que morías por saber si era verdad lo de la profesora.

Park había empezado a recoger sus pertenencias, Yunho lo siguió, bajando las escaleras. Ni siquiera se había podido percatar que eran más de las cinco y media.

—Nos vemos mañana.

Yoochun le sonrió y Yunho asintió, un poco más tranquilo y sintiendo que de algún modo empezaban a crear algún tipo de lazo. Yoochun bajó los cortos escalones al salir de su casa y Yunho alzó un poco la voz.

—¿Entonces no es cierto lo de la profesora?

Esta vez Yoochun rió fuerte, continuando con su camino y alzando la mano a la distancia.

—No, idiota.

A Yunho realmente empezaba a agradarle Yoochun.

Changmin había llegado ligeramente tarde, Yunho no sabía si había sido apropósito o era habitualmente impuntual, pero cuando llegó, desde el minuto uno Changmin lucía tenso. Ingresó con pasos lentos, sin mirar demasiado alrededor y Yunho sintió una abismal distancia a cómo se había sentido minutos atrás. Changmin logró transmitirle un poco de su inseguridad y desconfianza.

—¿Quieres beber algo?

Shim negó, sentado en el sillón de su casa, con la mirada en la pequeña mesita de centro, pensando en algo que parecía tratar de acomodar con las palabras adecuadas.

—¿Para qué querías que viniera?

—Me atraes – Fue directo, sentándose junto a él y por primera vez en un rato, los ojos de Changmin se posaron en él – Y sé que al menos un poco, yo te gusto también.

—¿Y que quieres que hagamos con eso?

—No lo sé, dímelo tú. Yo más o menos se lo que quiero, tú, eres un completo misterio para mí.

Changmin lo miró fijamente, como si pudiera atravesar su mente y leerla por completo.

—¿Y qués es lo que quieres?

—Sé que quiero besarte cada vez que te tengo enfrente.— La brutal sinceridad de Yunho, provocó que el menor se pegara al brazo del mueble, aturdido y con una expresión que Yunho no podía descifrar del todo — ¿Qué es lo que tú quieres de mi?

Esta vez, Changmin no se alejó, se acercó despacio. Su mano sobre el rostro de Yunho y un leve titubeo entre los labios, con su mirada pasando de sus ojos a su boca en pestañeos breves.

—Quiero que me beses, quiero estar contigo. Y quiero quedarme la noche entera si me dejas.

Yunho miró sus ojos, sabía que había algo en medio de sus palabras que no lo hacían sentirse seguro, aún así lo besó. Porque no mintió cuando le dijo que ansiaba fuertemente besarlo, que sus sentimientos se alborotaban cuando estaba cerca de él no se lo dijo, pero sintió que ya tendrían tiempo para eso. Acercó el cuerpo de Changmin y lo besó. Quería besar sus labios hasta sentirse saciado de él, quería sus manos tocando el cuerpo entero del menor.

Y quería, más que todo que al menos por un momento Changmin dejara de mirarlo con esos ojos fríos y devastadores.

Quería un poco de la calidez que Yoochun le transmitió tan solo en minutos, con tan sola una conversa.

Porque Changmin seguía sin derrumbar del todo sus paredes ante él, incluso si lo besaba y le arrancaba el alma entera.

Fin de la Cuarta Parte.

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Prisma de Inocencia: Tercera Parte


Prisma de Inocencia

En la vida he aprendido que el demonio se viste de cosas bellas.

Tercera Parte

Alguna vez cuando era muy joven, a los nueve años, aunque muy prematuramente, Yunho comprendió que cuando sus padres hablaban sobre una cena formar con sus socios, donde él debía ser educado y amable, realmente debía serlo era importante y únicamente debía comportarse, era como estar y no estar al mismo tiempo. Su presencia pasaba casi inadvertida porque muchas veces los adultos se enfrascaban en sus conversas y apenas lo miraban para decir lo bonito que era, luego de eso, Yunho era un mueble más en la estancia.

Cuando cumplió los quince, comprendió que ciertos negocios de sus padres se manejaban a través de las apariencias, el negociante o el negocio dependían de que su madre luciera amorosa y dulce, cuando pocas veces incluso lo abrazaba, y que su padre fuera cálido y orgulloso de él, cuando ciertamente rara vez lo veía en casa. Así que Yunho era cordial y afable, bueno en la escuela, bueno en los deportes, atractivo, cuando en realidad en ocasiones odiara serlo. Pero era lo que sus padres querían de él y se había acostumbrado a recibir buenas recompensas por su actuar de acuerdo a la ocasión.


A veces, solo a veces parecían sentirse orgulloso de él.

Por eso es que la conversación de hace unas horas lo hizo sentir casualmente incómodo, pero cuando su madre mencionó la cena, lo entendió todo.

Así que cuando Changmin atravesó la puerta de su casa, con una expresión estoica y algo molesta; luego de una mirada de su madre, suspiró y lo saludo cordialmente, no como si fueran amigos, Yunho sabía que jamás lo serían pero Changmin parecía adecuado a obedecer incluso aunque se viera un poco más reticente, su madre había aparecido unos segundos después y todos se habían saludado con afabilidad, como si el negocio estuviera casi cerrado y esto fuera meramente cortesía.

Ahora podía escuchar la conversa lejana de los adultos mientras cortaba la carne y Changmin frente a él parecía completamente ajeno a todo lo que sucedía en la mesa, las palabras de su madre por un momento estuvieron a punto de enloquecerlo “Cada uno recibe al amor a su ritmo” pero no había posibilidad alguna que algo así le pasara con alguien como él. Aunque algo en él le atrajera, sabía que jamás pasaría algo más que sexo entre ellos.

—¿Qué?

La voz desganada de Shim por un momento logró sorprenderlo, honestamente no sabía cuanto tiempo llevaba mirándolo que incluso el menor parecía hastiado.

—¿Disculpa?

Changmin viró los ojos, molesto, cansado y a punto de explotar.

—Llevas mirándome como si fuera un mono de circo, y de paso actuás como un lindo monito educado.

—Entonces, quizá siendo de la misma especie ¿deberíamos conocernos mejor?

Atacó sabiendo lo mucho que le molestaba al otro que coqueteara con él. Y de hecho, resultó como esperaba. Resopló molesto y volvió a su comida, dejándolo solo con sus pensamientos de nuevo. Empezaba a temerle un poco, porque quizá su madre tenía un poco de razón.

Cerca de las nueve de la noche sus padres se metieron en una conversación que parecía seria, ese era el momento silencioso en que los menores debían ir por ahí. Así que se acercó a Changmin en frente de sus padres y le ofreció ir al conversar al jardín. Entonces al menor no le quedó de otra que aceptar.

— Te puedes ir.

Changmin apenas había atravesado la puerta corrediza sacó un pequeño cigarrillo y lo encendió a una velocidad impresionan, el humo salió de sus labios y Yunho sintió un doloroso retortijón en el estómago. Maldición así era más que imposible ignorarlo.

No estuvo seguro de cómo ni porqué Changmin lo permitió pero se acercó a él, quitándole el cigarrillo de las manos hasta ponerlo de espalda a la pared, lo suficientemente cerca como para que no pudiera escapar con facilidad. Miró sus labios porque siempre le habían parecido demasiado agradables de mirar y notó como el menor miraba aún el cigarrillo en sus manos y de repente lo miraba de nuevo a él.

Changmin era apenas de su porte, incluso aunque él llevara un año de ventaja.

—¿Por qué no me alejas?

—¿Por qué no lo haces tú?

Fue un breve momento, él miró sus labios también y luego regresó a sus ojos, como si con esa pequeña acción lograra frenarlo. Yunho nunca entendió ese tire y afloja que ambos tenían. Changmin parecía despreciarlo por algunas de las múltiples razones que merecía, era válida su actitud. Su reputación ampliamente reconocida lo validaba. Aún así Changmin jamás lo distanciaba por completo.

Jamás soltaba esa pequeña cuerda de la que jalaba de él.

Y cuando él lograba distraerse con alguien más, los ojos de Shim lo seguían, Yunho lo sabía bien, lo sentía el tiempo entero. Un paso más, el cigarrillo se consumaba en sus manos y su cuerpo ya rozaba el otro.

—No lo hagas.

—Vete entonces.

Podía sentir su aliento cerca y si se inclinaba un poco más rozaría su boca. Sin embargo las manos de Changmin fueron más veloces, lo tomaron de la quijada y con un inspiración profunda hizo que su cuerpo se sintiera sin fuerzas. Sus labios apenas se posaron sobre los suyos, tiró el cigarrillo y lo jaló del pantalón hasta él, abrió la boca para poder sentirlo intensamente, Changmin no se negó, no lo evitó e incluso sus manos rozaron su cuello.

Había un sentimiento embriagante en medio del beso, Yunho en el fondo sabía que algo así pasaría y sin embargo por dentro sentía que debía detenerse. Pero su cuerpo rozaba el de Changmin y las voces en su cabeza desaparecieron, Changmin lo atrajo a su cuerpo con fuerza, y su boca buscó el cuello del menor como si pudiera devorarlo entero , Changmin gimió bajito porque sus entrepiernas se rozaron y cuando su pierna logró colarse entre las de Changmin sintió como el otro suspiró apoyando la quijada en su hombro.

—Vamos a mi habitación.

Changmin no respondió, pero volvió a halarlo con fuerza. Esta vez lo besó diferente, fue muy diferente. Fue con hambre, con premura y como si planeara dejarlo sin aire. Yunho no fue diferente y en algún momento con las manos en la espalda de él, sus cuerpos no pudieron estar más cerca.

—¿Yunho?

Ambos se alejaron, Yunho lamió sus labios un poco, lo miró arreglarse un poco la puerta y su madre apareció entre ambos, confundida y un poco confusa.

—¿Todo bien?

—Si, madre. ¿Me buscabas?

—Por supuesto, los señores Shim ya se van.

Se miraron brevemente y Changmin solo tragó despacio.

—Bueno, entonces es hora de que me vaya. Ha sido un gusto conocerla señora Jung.

—Por supuesto, para mi también.

Changmin asintió, se despidió brevemente. Su madre lo miró y alzó una ceja, pero Yunho prefirió sonreírle tranquilamente. Y regresar a la sala común donde aún se encontraba su padre, conversando con el padre de Changmin, él no volvió a mirarlo a los ojos hasta que se fueron de ahí, y mientras caminaban hasta su auto le dirigió una breve mirada como si le sorprendiera que él aún lo siguiera con la mirada.

Yunho se despidió con una sonrisa, y Changmin solo se irguió un poco más y lo ignoró.

Los días siguientes a eso, fueron bastante extraños. El primer día lo evitó por completo, Yunho suponía que algo así estaba a punto de pasar. Changmin a veces, muy pocas, podía ser predecible, por lo que se entretuvo con sus amistades y los planes de fin de semana que incluían la fiesta en casa de Soohae. Yoochun de alguna manera se había integrado en su grupo era algo que suponía pasaría, por alguna razón le agradaba a Park y evidentemente la gente la popularidad de Yoochun tan solo crecía.

No estaba muy seguro el tipo de persona que era Yoochun, era bastante misterioso, hablaba poco de su vida pasada. Y tampoco conversaba mucho de si, no parecía realmente cercano a nadie y él tampoco hacía esfuerzos por averiguar sobre él. Quizá esa era una de las razones por las que Yoochun se sentía cómodo a su lado. Aunque incluso los rumores que viajaban por todos lados, decían que Park había sido transferido por meterse con una profesora, casada y todo lo demás. Él no le preguntaba y Yoochun jamás lo mencionaba. Pero todo el mundo hablaba de él.

El día después a ese, descubrió a Changmin mirando a Park disimuladamente, se encontraba guardando unas cosas en el casillero, pero de vez en cuando, en especial cuando Park reía, Changmin giraba apenas su rostro y lo observaba. Yoochun estaba unos pasos más allá, conversando con Donghae y Hyukjae. Él apenas iba llegando ese día, entretenido como estaba por haber sorprendido a Shim en eso, que el llamado de Donghae lo tomó de sorpresa.

—¡Hey, Yunho! —Sonrió hacía ellos y Yoochun tenía por primera vez una sonrisa en el rostro, producto seguramente de su risa anterior, parecía de buen ánimo ese día— Hyukjae tiene que contarte lo que le pasó con Yuri el día de ayer. Es la mejor historia del año.

Donghae pasó su brazo por encima de sus hombros en tanto Hyukjae empezaba a relatar su impresionante historia que incluía a la policía y los padres de Yuri. Los cuatros se dirigieron al salón, y pudo sentir la mirada de Changmin esta vez sobre él. Eso, no quitó el sabor amargo en su boca.

No estaba muy seguro cómo era ahora su relación, pero luego de aquello se lo topó en uno de los pasillos y lo ignoró, cuando lo enviaron a pedirle a la secretaria que fuera por un informe y que le sacara copia para cada uno de sus compañeros quiso hacer lo mismo. En la sala de profesores había una fotocopiadora, de libre uso para ellos. Solían enviar a estudiantes de confianza a sacar copias ahí, así que no le sorprendió encontrar a Changmin contando las copias que muy probablemente acababa de sacar.

No había nadie más.

Pero Yunho no le habló, no estaba muy seguro de cómo se sentía todavía, pero había decidido dejar de enfrentarlo y evitarlo, en unos meses se iría de ahí, viajaría al extranjero gracias a su beca, presionó la cantidad de copias que necesitaba y la máquina empezó a hacer su trabajo. Changmin ordenó las copias en su mano, terminando de contar aparentemente y el silencio de pronto fue demasiado incluso para él.

—Vi el tablón de anuncios.

Yunho unicamente giró un poco el rostro, Changmin estaba de espaldas a él, con las copias en los brazos.

—No sabía que tenías cerebro, una beca en el extranjero es bastante impresionante.

De repente, Yunho en verdad temió cuando lo vio sonreír sardónicamente y su cuerpo se movió solo, porque le quitó los papeles de la mano y Changmin abrió bastante los ojos, pero lo dejó hacer, siguiendo con sus ojos cada uno de sus movimientos, incluso cuando se acercó a él, solo retrocedió hasta quedar sentado sobre la mesa a su espalda. Yunho ni siquiera pronunció palabra alguna y con una mano que acarició su cuello empezó a besarlo profundamente.

Él se puso entre sus piernas y con su otra mano lo atrajo a su cuerpo, nuevamente demasiado cerca el uno del otro y él completamente expuesto de nuevo. Dejándose hacer.

Yunho percibió que algo muy malo pasaba entre ambos cuando sus reacciones eran completamente físicas el tiempo entero, haló de su labio inferior cuando el beso estuvo por terminar y Changmin únicamente inclinó la cabeza hacía atrás.

¿Qué se suponía estaba haciendo?

Lo contempló un rato y miró su cola moverse cadenciosamente, un poco mas alto que su cabeza.

—Nos vemos en la fiesta de Soohae.

—No iré.

Yunho giró, para tomar las copias que se encontraban listas. Y decidió salir de ahí cuanto antes. Así que antes de salir de ahí lo miró, todavía un poco agitado , mirándolo de pie del lado contrario de la mesa.

—Irás.

Y luego no quiso volver a mirar hacía atrás.

—¿Es cierto?

Yoochun lo miró de reojo mientras comía la manzana entre sus manos y dejaba el libro por un instante.

—¿El qué?

—Que no andas con chicos vírgenes.

—No ando con chicos en general.

Fue algo que salió tan natural de su boca, que Yunho se sintió un poco abrumado. Durante la hora del almuerzo usualmente se encontraban rodeados de gente, pero Hyukjae había perdido una apuesta con él y le tocaba comprarle el almuerzo mientras que Yoochun rara vez solía comer en el almuerzo, así que esos primeros minutos mientras el resto hacía fila en la cafetería había sido el momento adecuado que había encontrado para preguntar.

Yoochun había regresado su mirada al libro en sus manos. Y Yunho trató de buscar con la mirada a Changmin, sin embargo no lo encontró por ninguna parte. La vida era bastante curiosa, aún más cuando el no movía pieza alguna para que las cosas estuvieran en su favor.

Cerca de las ocho de la noche llegó a la casa de Soohae, ella se encontraba verdaderamente hermosa y con una sonrisa grande lo recibió con los brazos abiertos. Conversó con ella un rato, el suficiente para que su presencia no resultara incómoda, en especial porque ni el mismo sabía porqué estaba ahí, se quería ir. De alguna forma sabía que estaba a punto de cometer un grave error.

Cuando dieron las once, el lugar había enloquecido un poco.

Tal vez un poco, no eran las palabras adecuadas, había enloquecido demasiado. Yunho bailaba con una muchacha, de un internado o algo así le había dicho ella, la música estaba a todo lo que daba y él estaba en la etapa de recuperar su vida anterior y exterminar sus deseos fuera de lugar. Changmin jamás apareció y se descubrió así mismo deseando que apareciera. Era una absoluta desgracia su cabeza para ese instante, así que decidió matar las voces en su cabeza con mucho licor.

Probablemente de la misma forma que lo había hecho Yoochun, él no estaba muy seguro porque Park había accedido a ir, finalmente unos días atrás le había dicho que las fiestas ya no eran lo suyo. Yoochun lucía un poco abrumado hasta que se cargó el solo media botella de vodka y entonces todo fueron sonrisas y bailar, había cambiado de chica siquiera cuatro veces, como si ninguna le convenciera porque pasaba de ellas luego de bailar.

A Yunho le consternaba que se parecieran tanto y él estuviera tan al pendiente de ello.

—Hey… — la chica con la que bailaba posó su suave mano en su mejilla y lo regreso a la realidad, ni siquiera se había percatado que había estado mirando durante un largo rato a Yoochun, riendo en uno de los sillones en medio de dos chicas más – que tal si… — ella acarició su estomago lentamente y le sonrió – ¿Vamos arriba?

Debía estar loco. Mucho.

Porque volvió a perderse cuando lo vio entrar por la puerta principal, algunos de los amigos del menor celebraron el que realmente hubiera llegado y fue como si realmente supiera donde se encontraba. Changmin lo miró directamente, y Yunho dejó de escuchar la música a su alrededor.

—¡Oye!

La chica esta vez ¿Junhee? ¿Kahee? Gritó molesta, y su cuerpo un poco mareado llego al punto en que se odio por haberse emborrachado a pesar de la des inhibición que sentía ahora.

—Si no te interesa, solo dilo. — Esta vez ella se cruzó de brazos, con un pequeño puchero en la boca – Es humillante que simplemente te pierdas completo de vez en cuando ¿estás drogado o algo así?

—Laehee…

—¡Sohee!

—Perdón, Sohee, creo que deberías ir a bailar con alguien más.

Ella abrió mucho los ojos, pero Yunho solo le sonrió y trató de ubicar al menor quien parecía haber desaparecido de repente, en apenas unos segundos. Decidió ir a la cocina, por algo que le bajara un poco el licor. Cuando entró Changmin estaba con un vaso en las manos y volvió a mirarlo directamente a los ojos, haciendo que le doliera el estómago de nuevo.

—Haces que me queme el estómago… — habló con honestidad, pero Changmin solo sonrió – En la vida he aprendido que el demonio se viste de las cosas más bellas.

—¿Por eso estabas con ella? Porque tan bonita no me pareció…

Le quitó el vaso y lo dejó el mesón, volvió a besarlo, como si lo necesitara luego de horas enteras deseándolo. Beso con su lengua recorriendo la boca entera de Changmin, quien le permitió todo el acceso que quiso y luego finalmente capturó su último aliento antes de separarse.

—Sabes perfectamente que hablo de ti.

Changmin de pronto alzó la mirada. Los ojos de Donghae, abiertos de par en par los observaba desde la entrada de la cocina. Y Yunho de repente sintió ganas de vomitar.

Fin de la Tercera Parte.

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Utopia: captulo 9


 

Utopía

Lotus

..:: 9 ::..

 

 


 

 

 

Nadie sabe o nadie debería saber, de esas lagrimas que se esconden en el interior de tus ojos

 

 

 

—Es algo parecido al cáncer… ni siquiera yo lo sé bien.

 

Yunho movió sus manos, intranquilo, como si el cuerpo entero sufriera escalofríos mal repartidos por cada lugar que él pudiera sentir. Pero su padre tan solo continuaba frente a él, con esos papeles entre las manos y la mirada puesta en el suelo, su rostro desgastado y sus ojeras cansadas. Yunho ni siquiera recuerda haberlo visto tan delgado en el pasado.

 

—¿Es hereditario?

—Lo es —Dijo el mayor, con su voz ronca y ajena— He luchado tanto por encontrarte. Pensé que si lograba advertirte a tiempo, tendrías una oportunidad.

 

Jung respiró hondo una vez más, exhaló irregularmente, con los ojos nublados repentinamente. El hombre frente a él estaba muriendo y aunque lo sintiera como un extraño, al cual su indiferencia lo golpeaba, una parte interna suya no podía desligar la sangre que terriblemente los unía.

 

¿Acabaré como él? ¿Mucho más pronto que él?

 

—¿Mamá lo sabe?

—Sabe que existen posibilidades de que lo hayas heredado.

 

Yunho cerró los ojos con fuerza. No. Su madre no debería saber. Ella menos que nadie.

Su padre había desaparecido años atrás, no tenía ningún derecho de llegar y alterar a su madre así, debía viajar hasta donde ella se encontraba para calmarla, debía ocuparse de ella y su salud.

 

Yunho empezó a enojarse, cerrar los puños y mirarlo con dureza.

 

—Vete de aquí.

—Hijo…

—¡He dicho que te vayas! No quiero verte más, ¡vete!

 

Yunho, luego de ello solo recordaría su espalda alejarse frente a sus ojos, ni siquiera pudo ver bien su rostro masculino luego de años de ausencia, no pudo percibir su voz grave y abrasadora que en su niñez lo hizo sentir seguro, no pudo notar sus manos magulladas por el trabajo ni sus ojos pequeños que siempre lo hicieron pensar que iba a ser su modelo a seguir.

 

Yunho siempre pensó que si lo volvía a ver, sería débil, y terminaría por perdonarle el abandono y el dolor que su ausencia provocó.

 

 

 

Yunho logra despertar en el medio de la noche, en el silencio de esa habitación, con la respiración de Changmin cerca de su cuerpo; abre los ojos confundido y con las lágrimas que no ha sentido resbalando por su mejilla, es seguramente muy tarde por que la oscuridad de la noche se cuela imperturbable dentro de la mediana habitación que ocupa, mientras abraza al menor frente a él, quien duerme tranquilo, sin sentir la intranquilidad de su mente que juega a revolverle los recuerdos de semanas atrás.

 

Piensa en él últimamente.

En su padre y cómo estará sobrellevando su enfermedad.

 

Pero mucho no importa ahora, porque tiene a Changmin entre sus brazos e inevitablemente las lágrimas salen con mucha más rapidez que antes; Yunho así solo atina a esconder el rostro en la espalda de Shim, apretando suavemente su cintura, y muerde sus labios porque es ahora cuando piensa que no debió echarlo así, que al menos debió dejar un contacto para ubicarlo; porque puede que esté solo.

 

Y nadie merece morir así.

 

Changmin empieza a moverse, Yunho limpia velozmente las lágrimas que han resbalado por sus mejillas, y espera que la oscuridad de la noche sea su ventaja, recuerda haber besado a Changmin hasta el cansancio, recuerda que se hizo demasiado noche como para regresar a casa, apenas contestó un mensaje de Junho y luego aceptó quedarse a dormir en la habitación del menor.

 

—¿Estás despierto?

 

La voz de Changmin suena áspera. Cansada.

 

—Acabo de despertarme.

 

Changmin rasca una de sus cejas, un gesto pequeño antes de estirar su brazo hasta el celular.

 

—Son la una y más… sigamos durmiendo.

 

Vuelve a moverse poco y parece que es cuestión de segundos para que Shim consiga quedarse dormido una vez más, parece cansado, como si todo el peso de la vida hubiera sido liberado hoy y ya pudiera descansar tranquilo por primera vez en largas semanas de aturdimiento. Yunho mira su cuello largo y níveo tan estilizado como siempre.

 

Cada parte de ese ser que logra ser como un mundo pequeño. Uno que Yunho abraza para no dejarlo ir.

Uno al que se siente destinado a pesar de que el tiempo no le juegue a favor.

 

 

 

Detén el tiempo como si fuera un sueño y deja que la tristeza continúe dormida

 

 

 

Cerca de las siete de la mañana, Jaejoong ya está ahí. Con las piernas inquietas sobre la pequeña silla en la que le han pedido que espere mientras Junsu se desocupa un rato y los segundos se le hacen largos a cada minuto, le preocupa que Junho no se haya despertado cuando él salió, pero espera que lea su nota, y que Yunho no llegue tan temprano como espera. Arruga el papel entre sus dedos, el frio es cada vez más fuerte y él solo puede exhalar cada tanto.

 

Finalmente la puerta de Junsu se abre y Kim se encuentra estrechando la mano con un doctor del cual se despide, Jaejoong logra ponerse de pie sin demasiadas complicaciones, aunque sus gestos no parezcan en el mejor de sus estados.

 

—Hola Jaejoong, lamento la espera.

—No hay problema, venia por un favor, así que discúlpame por venir sin avisar.

 

Hay bastante educación de por medio. Jaejoong vuelve a apretar el papel entre sus manos y es como si aquello fuera suficiente para llamar la atención de Junsu quien mira directo hacía el lugar y frunce el ceño un poco, pasan incluso unos segundos antes de que la expresión del muchacho a punto de convertirse en doctor lo atraviese.

 

—¿De dónde has sacado eso?

—¿Tú… lo has visto antes? —Jaejoong solo alza la vista sumisamente, como si no terminara de captar ideas pronto y le resultara inevitable sentirse desconfiado— Por supuesto, tu hablaste con Yunho cuando enfermó… ¿podrías decirme de qué se trata?

 

Junsu de pronto se encuentra a la mitad de su pasillo, con Jaejoong esperando una respuesta y su compromiso con Yunho dándole vueltas en la cabeza.

 

—Se supone que él hablaría con ustedes ayer en la noche.

—No llegó, se excusó o algo por el estilo.

 

—Entonces espera a hablar con él, es importante que lo escuches de su boca.

—¿Qué diferencia hay? —Jaejoong ni siquiera se toma la molestia de evitar sonar molesto— Por favor solo dime de qué se trata todo esto, la salud de Yunho ha ido empeorando y yo… por favor…

 

Las manos de Jaejoong aprietan todavía más el papel que se extiende por las palmas cansadas y trabajadas.

 

—Debes hablar con él —Habla Junsu bajito— No es mi deber hablarlo contigo.

—¿Tan grave es?

 

Pero Junsu solo desvía la mirada, Jaejoong no obtendrá respuestas de ahí, sus pies salen de ese hospital  mucho más rápido de lo esperado, marcando el celular de Yunho que ya se sabe de memoria, llamando sin descansar hasta que el otro le contestara, no piensa esperar más, y no quiere esperar más.

 

 

En esta mano sostengo mis esperanzas, una historia que nadie sabe ha comenzado

 

 

Yoochun despertó temprano esa mañana, salió a correr un rato y se preparó un poco de café poco habitual mientras agarraba el diario y se encaminaba al pequeño balcón de la sala de estar; sabía que Changmin estaba acompañado y esperaba que fuera del tal Yunho que tanto dolor de cabeza le provocaba al menor, sin embargo sabía que no podía preguntar hasta que el otro se marchara y estuviera seguro que Changmin no terminaría por romperle algo en la cabeza.

 

Eran cerca de las nueve de la mañana cuando finalmente la puerta de Changmin se abrió, y él salió de ahí con la ropa arrugada y el cabello revuelto. Yoochun logró escrutarlo velozmente con la mirada; Changmin parecía perdido y algo adormilado todavía, miraba de un lado a otro y finalmente suspiró antes de sentarse en un sillón frente a él, con las piernas en alto y un suspiro en los labios que finalizó con una sonrisa pequeña, de esas casi imperceptibles que tan bien lo hacían sentir por el menor.

 

—¿Buen despertar acaso?

—Probablemente.

 

Yoochun sonrió un poco, Changmin había cerrado los ojos y no parecía demasiado de mal humor como para que una de sus preguntas inoportunas empeorara su estado de ánimo casualmente estable.

 

—¿Yunho ya se ha ido?

—Como hace una hora, pero he preferido dormir un poco más —Yoochun sonrió y sin abrir los ojos y tan solo con un movimiento de mano, Changmin volvió a hablar— Y antes de que digas algo, si, dormimos juntos. Pero nada más.

 

—Entonces… ¿hay algo?

—Probablemente.

 

Yoochun sonrió de nuevo, sabía que ese probablemente tan ambiguo no lo era tanto, si Changmin se encontraba de ese humor tan estupendo que hace mucho tiempo no veía en el menor, así que deja el café sobre la mesa y sacude los cabellos del otro mientras piensa en darse una larga ducha antes de ir algún lado ese particular día de verano en el que todo parece pintar en los colores más impredecibles y bellos.

 

—Bueno, creo que me sentaré a escribir.

 

Changmin pega un brinco desde el asiento en el que tan cómodamente se encontraba y estira su cuerpo y se queja un poco cuando sus huesos suenan, pero en realidad poco le importa, tiene planeado su día entero en la cabeza, piensa darse una ducha, comer algo ligero y escribir casi todo el día, luego piensa llamar a Yunho y salir un rato, quiere volver a incorporarlo en su rutina diaria, lo quiere todos los días, aunque suene cansado e impensable, pero quiere aprovechar por esos día que no estuvo y que aún le hacen falta.

 

 

 

 

La idea de ver a su padre solo le ha dado vueltas en la cabeza todo el día, Yunho no puede concentrarse demasiado en su trabajo esa mañana que le ha tocado reponer por lo de la noche anterior y se detiene cada dos metros entre divagaciones y postulaciones que no tienen sentido fuera de su cabeza, tal vez no es tan sencillo como parece, pero mientras toma una decisión que parezca sana prefiere dejar el tema y pensarlo poco a poco antes de que todo se vuelva a una locura y ya no pueda con ella.

 

No ha visto particularmente a Junsu y suele encontrárselo la mayor parte del tiempo; piensa que está ocupado y que no es la gran cosa, pero en el fondo sabe que ese presentimiento suyo cuando se despidió de Changmin temprano no es por simple casualidad. Cuando avanza entre los pasillos los niños del área de Oncología se encuentran entre risas y aplausos que lo hacen sonreír también. A veces no se siente cansado o resignado, simplemente siente una paz tan interna que es abastecedora y que incluso lo hace sonreír con lágrimas en los ojos.

 

—¿Es hermoso, cierto?

 

La enfermera a su lado sostiene un montón de toallas mientras mira hacía el mismo lugar que él hace un instante, pero Yunho solo asiente y suspira, a veces hablar es más difícil de lo que parece.

 

—Por cierto, el doctor Junsu me pidió que si te veía te dijera que anda queriendo hablar contigo.

—Oh, ¿en serio? ¿Sabes dónde está?

—Lo acabo de encontrar cerca de la cafetería.

 

Yunho asiente de inmediato y se apresura en terminar lo poco que le falta, deja las cosas en el armario cercano y luego simplemente apresura el paso, Junsu todavía está en la cafetería, tiene un sándwich a medio comer en el plato y un libro frente a él, parece concentrado en leer aquellas numerosas páginas que se le presentan, de algún modo, Yunho lo mira con admiración, siempre tuvo esa vaga esperanza de poder hacerlo también. Sin embargo sonríe, respira hondo y se acerca, con una sonrisa incluso más amplia.

 

—Hola.

—Yunho, he estado buscándote todo el día.

—He trabajado bastante el día de hoy.

 

Junsu asiente sin problema alguno, deja el libro a un lado y acomoda un poco su cabeza, parece más estresado de lo habitual. Suspira y extraño tanto preámbulo.  Yunho sospecha aún más cuando Junsu fija su mirada en la mesa y luego de un par de segundos lo mira directo a los ojos, hablando con ese tono que más bien parece una orden.

 

—Yunho, debemos empezar con las quimioterapias.

 

Odia esa palabra y recién parece percatarse de ello, su puño derecho se cierra inconscientemente y el brazo entero tiembla un instante, sabe que sus uñas cortas lastiman las palmas de sus manos, y extrañamente lo siente como un amortiguador, uno que cubre lo duro que esas palabras de Junsu han logrado afectarle.

 

Es ahí cuando prefiere mirar la taza junto al plato de Junsu, él jamás creyó tener que usarla. Es un vuelco de emociones repentinas, de recuerdos infames que se pasean por su cabeza. Su niñez, la manera en que solía salir a jugar con sus amigos. Su adolescencia, la vez que descubrió a ese muchacho de cabellos cortos que lo besó por primera vez y con él cual descubrió lo que realmente era sentir algo desconocido, algo que no había sentido antes. Hasta que conoció a Changmin. Esos amores cortos y disparatados, todos aquellos a los que sobrevivió y con los que murió. Todo hasta Changmin.

 

Junsu parece tener toda la paciencia el mundo, Yunho no ha medido el tiempo, pero sabe que han sido minutos antes de que volviera a alzar la mirada, y su mano derecha se abriera de nuevo.

 

—Quiero… un poco de tiempo, Junsu…

—No hay más tiempo Yunho. He respetado el tiempo que me pediste al principio, pero ya no hay más espera. Mañana mismo comenzamos.

 

Otra vez siente ese escalofrío terrible recorriendo su cuerpo; Una mano se pasea por su cuello y Junsu lo mira implacable.

No planea esperarlo más. Yunho no quiere enfrentarlo, teme por ello.

 

—Junsu…

—No más Yunho. —Junsu intenta sonar suave en esta ocasión, pero Yunho solo se remueve en su lugar— Además tengo que hablarte de una cosa más. Jaejoong estuvo aquí por la mañana… él tenía tus pruebas en las manos.

 

Logra apoyarse en el respaldo de la silla, Yunho exhala como si de pronto le faltara el aire y los ojos comienzan a nublarse sin compasión, trata de respirar hondo y controlar esa vorágine de emociones que parecen mal distribuidas en su interior, pero ocurre igual que tiempo atrás, porque termina derrumbándose frente a Junsu, con una mano tapando su rostro y un sollozo suave apenas detectable, antes de que Junsu lo abrigue entre sus brazos y él deje un llanto largo que desde la madrugada le hace falta soltar.

 

Con esa opresión fría en el pecho, Yunho parece no tener nada más que decir.

 

 

 

Incluso ahora los recuerdos parecen guardados dentro de una copa rota, aún no he aprendido como ponerle esperanzas al futuro

 

 

 

Para las seis de la tarde el día no ha acabado y parece cada vez más eterno, no tiene un lugar al que ir porque no quiere enfrentar a Jaejoong ni Junho, camina lentamente y no ha prendido el celular en lo que va del día, pero sabe bien que Junsu ha hablado con Jaejoong para tranquilizarlo y decirle que él se presentó en el trabajo sin problema alguno, sabe de su cobardía, es consciente de ella, pero sus pasos se dirigen a un solo lugar; A esa puerta blanca a tantos kilómetros de distancia de su hogar.

 

Cuando le dijo a su madre, se le partió el corazón, nunca la había escuchado gritar con tal desesperación, esas manos delicadas que lo abrazaron en algún momento soltaban golpes en diferentes direcciones y ese llanto amargo lo hizo llorar luego de haber resistido tanto tiempo, temió en medio de esos gritos y lágrimas que la mujer echaba desesperadamente, pero ¿qué podía hacer? ¿qué le podía decir? ¿Lo siento? ¿Tenía él acaso la culpa de algo? ¿Cómo podía calmar ese dolor en la mujer?

 

Finalmente ella había caído rendida entre sus brazos, durmió junto a ella tantas horas como le fue posible. Y cuando despertó ella acariciaba con delicadeza su rostro otra vez.

 

“Había tenido la esperanza de que esto no te pasara a ti… Mi Yunho, siempre fuiste un niño tan hermoso, tan lleno de vida y felicidad, tan luchador… No te mereces esto, si yo pudiera entregaría mi vida entera por ti, cariño… Eres lo mejor que me ha pasado en la vida”

 

Sentía las palabras de su madre cerca todavía, la vio llorar durante los días que duró su visita en el pequeño pueblo, Jaejoong jamás se enteró, apenas supo de su ausencia como una visita normal a Gwandu, desde entonces trata de escribirle a su madre todos los días, trata de contarle que todo está bien y que su tratamiento va por buen camino. Yunho le pidió que no viniera en los primeros meses, al menos los primeros en que su artritis mejoraba. Yunho no quiere dejar a su madre sola, siente que tiene tantas cosas pendientes aún.

 

¿Sería igual cuando hablara con Jaejoong?

Él no quería verlo sufrir así.

 

Pero todo era hasta cierto punto decente cuando se trataba de Changmin, no sentía esa necesidad por contarle la vedad, no todavía. Pero hoy con el anuncio de su quimioterapia, se sintió el peor de los estafadores, había prometido a Changmin que le mostraría esa clase de amor que desconocía; pero no podía permanecer junto al menor así. Tenía a su madre a punto de llegar a Seúl, tenía los asuntos con su padre y su propia salud. No podía herirlo inclusive cuando el tiempo para ambos terminara.

 

El tiempo que parecía haber corrido más veloz que lo habitual hizo que llegara al anochecer, en medio de las calles oscuras a la puerta blanca que esperaba por él. Luego solo golpeó la puerta y la sonrisa de Changmin lo recibió oportunamente.

 

—¿Se te va a hacer costumbre eso de venir sin avisar?

 

Yunho no esperó más, se lanzó a los labios de Shim, eso que tantas veces había deseado probar, y estos lo recibieron con la sorpresa inicial esperada, antes de que las manos de Changmin se acomodaran lentamente sobre sus hombros y su beso fuera enteramente correspondido. Recuerda más que todo la primera vez que lo vio, ese parque, la mañana soleada, su expresión seria y sus ojos extrañamente cálidos.

 

Fueron segundos eternos y brillantes en los que ni siquiera tuvo la oportunidad de bajar la mirada. Y Changmin entró en su vida con la misma facilidad que un huracán. Inevitable y devastador. Pasó la mano entonces por su cuello, ese cuello largo y níveo que había aprendido a venerar, mordisqueó su labio con un poco más de suavidad y Changmin parecía dispuesto a corresponder cada una de sus caricias.  Yunho sintió el nirvana en cada ínfima parte de su ser.

 

—¿A qué ha venido eso?

Yunho solo sonríe suave y suspira. —¿Puedo dormir hoy aquí?

 

Changmin lo mira sorprendido, le parece bien, le parece perfecto, pero no entiende esa repentina mirada afligida en el mayor.

 

—Claro que sí, ¿hay algo de lo que quieras hablar?

 

“Hay muchas cosas en realidad”

—No, solo quiero estar contigo hoy —Susurra Yunho, atrayendo al menor y abrazándolo sin demasiada fuerza—. ¿Está mal que piense así?

—Supongo que no… Los demás no llegan, ¿quieres algo de cenar?

 

—No, no tengo hambre.

—Últimamente nunca quieres comer.

 

Yunho se separa despacio, respira despacio y sonríe leve.

 

—Vine comiendo algo del hospital.

 

Changmin no parece complacido con la respuesta, pero aun así pretende olvidarlo a los pocos segundos en los que Yunho le ha pedido tan solo una muda de ropa mientras lo observa escribir; a Changmin le resulta extraño porque nunca había tenido un espectador de primera mano mientras él se dedicaba a escribir en su computadora, pero Yunho es silencioso, lo mira mientras se apoya en la almohada y al poco rato Changmin se ha concentrado lo suficiente como para pasar media hora sin distracción alguna y colocarle punto a parte a la décima hoja numerada en el archivo, gira y Yunho ya está dormido, con su respiración lenta, incluso abrazado al almohadón.

 

La imagen queda grabada repentinamente en su cabeza, Shim solo se mueve para poder arroparlo mejor y apagar la luz de la habitación, acaricia un poco su rostro y decide prender la lámpara pequeña de su escritorio, se sienta una vez más, dispuesto a escribir por lo que no ha podido en meses, de pronto la presencia de Yunho parece el mejor de los alicientes, y la sonrisa en su boca no desaparece sino hasta varios minutos después.

 

 

 

 

Junho vuelve a levantarse a la mitad de la noche, y ocurre igual que el día anterior, Jaejoong se ha quedado dormido en el sillón del salón, esta vez el televisor no está encendido y más bien parece haberse concentrado en la imagen de la ventana del departamento, los cabellos del mayor caen hacía un lado de su frente y parece encogerse por el frío de la noche. Junho una vez más trae una de las mantas del cuarto de Jaejoong y logra abrigarlo con cuidado.

 

Como si reconociera la sensación, Jaejoong se mueve un poco y se acomoda mejor, agarrando la manta un poco más y suspirando levemente, no sabe lo que está sucediendo últimamente, especialmente para que Yunho no llegara a dormir durante dos noches seguidas pero sabe de la preocupación de Jaejoong que es como un hermano para Jung, pero sabe también que esas madrugadas en las que Yunho se levanta a vomitar no son normales.

 

Inconscientemente aprieta el dije de su collar, no se ha atrevido a enfrentar a Jung, ni a hablar con Jaejoong, a veces tanto miedo que se llega a paralizar, pero el que Yunho bajara tanto de peso repentinamente solo logra dejarlo en el limbo una vez más, ¿qué es lo que sucede con él? ¿puedo hacer algo por él?

 

Mira a Jaejoong una vez más y suspira intranquilo. Yunho ya no va a regresar, al menos no hoy.

Y el mal presentimiento que parece nacer de su estómago, acrecienta cada vez más.

 

 

 

 

Yunho está corriendo a las cuatro y algo más de la mañana hacía el baño que hay en uno de los pasillos. Corre con una mano tapando su boca y la otra abriendo velozmente la puerta, cae de rodilla al suelo, alzando la tapa del baño y vomitando lo poco que había alcanzado a meter a su boca el día anterior, la sensación horrible que recorre su boca vuelve a hacerlo sentir sin fuerzas de levantarse, trata incluso forzadamente de hacer el menor ruido posible.

 

Pero igual que en cada ocasión, cuando cree que ha terminado las náuseas lo atacan nuevamente y la bilis empieza a pasar amargamente por su garganta, la poca comida ha evacuado de su cuerpo y ahora tan solo ese sabor queda en su boca. Escupe un par de veces y siente la respiración regularse poco a poco.

 

Así que cuando ve esos pies en la entrada del baño su mirada sube asustada por encontrarse con Changmin ahí, sin embargo es Junsu quien se acerca despacio y se arrodilla frente a él. Tapa la taza del baño y empieza a limpiar su boca con tranquilidad, sin la menor mueca de asco de por medio, Yunho sin embargo permanece estático ahí.

 

—Debes agradecer que tanto Yoochun como Changmin son como unas momias al dormir.

 

Comenta Junsu bajamente, Yunho está pendiente de las manos de Junsu y la forma en que limpia su rostro que escasamente se ha ensuciado. Sin embargo cuando Junsu aleja su mano una mancha roja parece llamar la atención de ambos, Junsu sube inmediatamente la mirada, y en auto reflejo Yunho lleva los dedos a su nariz, ve sus dedos manchados de sangre, su propia sangre logra asustarlo en un instante, pero Junsu vuelve a limpiarlo de nuevo y lo hace echar la cabeza hacía atrás.

 

—Tranquilo… es parte de los síntomas.

 

Incluso aunque las palabras de Junsu suenen suaves y tranquilizadoras, Yunho no las siente así. Solo deja un par de lágrimas salir de sus ojos y estas por la posición en que se encuentra resbalan hacía su cuello.

 

—No quiero morir así… No me dejes morir así, por favor.

 

Junsu está sosteniendo con una mano su cabeza hacía atrás y con la otra ha empezado a apretar su mano. Yunho siente la calidez de ese contacto y trata de calmarse nuevamente. Junsu no es solo un compañero de trabajo, no es solo un gran amigo de Changmin, es su esperanza que no muere y parece aferrarse a él.

 

—Entonces ve a la quimioterapia hoy, habla con tus amigos, no puedes ir solo. —Yunho no parece querer contestar demasiado rápido, así que Junsu solo aprieta un poco más el contacto de sus manos y suspira—. Debes hablar con Changmin también.

—No será necesario.

 

Junsu no puede saber bien a lo que el otro se refiere, pero prefiere no hacerlo hablar demasiado en este momento. Intenta que se calme y que al menos cuando pueda levantarse de nuevo, logré descansar un poco más antes de que termine de amanecer.

 

 

 

 

—¡¿Dónde está Yunho?!

 

La voz de Changmin logra despertar a Yoochun quien todavía medio dormido caminaba hacía la cocina, Junsu cierra los ojos en ese instante, haciendo una idea de lo que acaba de pasar. Changmin llega frente a ellos tiene un papel entre las manos y luce tan terriblemente enojado que prefiere no preguntar.

 

—¿Se volvió a quedar aquí?

 

Yoochun todavía parece confundido, y Changmin prefiere centrar su atención en Kim.

 

—¿Junsu lo viste salir? ¿A qué hora se fue?

—No lo sé Changmin… Yo tampoco sabía que estaba aquí.

 

—¡Maldita sea!

 

Changmin vuelve a ingresar en su habitación, con un portazo de por medio que hace a Yoochun pegar un pequeño salto desde su lugar, la verdad es que Junsu escuchó a Yunho salir a eso de las seis de la mañana. Lo que dice esa carta es un completo misterio para él. Lo que tiene tan molesto a Changmin un misterio mayor, pero prometió guardar silencio y aunque Changmin es su amigo, no es algo que le corresponda decir a él.

 

—Voy a salir.

 

Repentinamente Changmin está de nuevo fuera de su habitación, parece haberse puesto un jean y un abrigo encima, apenas coge las llaves y Junsu lo mira confundido sin saber que esperar.

 

—¿Qué estás haciendo? ¿A dónde vas?

—Voy a su departamento, ya me cansé de esta tontería.

—Pero…

 

Junsu ni siquiera logra decir otra palabra cuando Changmin ya ha salido de su departamento.  Casi corriendo. Dejando a Junsu completamente paralizado con las tostadas a medio cocinar en las manos y sin saber que hacer exactamente.

 

 

 

 

Junho siente ese sacudón familiar, abre los ojos sin entusiasmos, pero apenas distingue la imagen frente a él, se reincorpora de inmediato y es como si el sueño se hubiera marchado velozmente y él estuviera repentinamente asustado.

 

—¡Yunho! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no has estado viniendo a casa?

 

Pero el mayor solo sonríe un poco y acaricia sus cabellos con el mismo afecto de siempre.

 

—Vamos al comedor, Jaejoong ya se ha despertado, necesito hablar con los dos.

 

Yunho se aleja un poco, a una distancia prudente que le permita levantarse de la cama sin problema alguno, incluso toma la mano de Yunho para ponerse en pie y caminar tras de él. La imagen de Jaejoong cruzado de brazos y con la expresión seria es lo primero que recibe al entrar al comedor. Yunho en cambio parece tranquilo y relajado mientras toma asiento frente a los dos.

 

No, que esperen. Que esperen los dos.

Él no quiere escuchar. No quiere saber.

 

Pero cuando Yunho ha empezado a hablar él automáticamente ha empezado a llorar, luego escucha a Jaejoong gritar, hay reclamos de por medio, confianzas destruidas. Junho ni siquiera puede moverse cuando ve a Jaejoong empujar a Yunho con golpes en el pecho que terminan con Kim perdiendo la fuerza en sus piernas y siendo sostenido por Jung, quien lo abraza con fuerza mientras Jaejoong ha empezado a llorar, como nunca antes lo había visto hacer.

 

Por eso Junho no quería escuchar, no quería saber.

Todo de repente daba vueltas demasiado rápido en su cabeza.

 

 

Temo porque en un presente, el pasado y el futuro se entremezclen en mi mente y no te vuelva a ver de verdad.

 

….

 

 

To be continued…


 

 

Bueno, mis disculpas por demorar tanto, espero no volver a fallarles así, espero que les haya gustado, todas las respuestas serán para el próximo capitulo, aunque ahora recién empieza el drama… ¿listas?

La canción a la que se hace mención es Lotus de Arashi.

Nos leemos luego! ;3

 

 

 

 

 

Publicado en Fanfics

Utopia: capitulo 8


 

Utopía

Painkiller

..:: 8 ::..

 

 

¿Cuándo las cosas estarán bien?

 

 

 

Changmin ha cruzado sus manos con Yunho, no se atreve a levantar la mirada, juega con la yema de sus dedos acariciando la piel contraria y se le hace imposible permanecer demasiado tiempo así porque es el horario de trabajo del mayor y su cuerpo lamenta el descanso que no ha obtenido.

 

Traga despacio, sentado en ese solitario pasillo mientras Yunho lo mira, y seguramente lo analiza, mientras se hace más preguntas que las respuestas que él tiene. Changmin aprieta sus manos, porque quizá no hay nada más que pueda hacer.

 

—¿Por qué lo has hecho?

 

Le duele el estómago, repentino malestar que no recuerda de horas atrás mientras Yoochun lo guiaba hasta ese lugar y recién entonces se pregunta por el paradero de sus amigos que seguramente no están demasiado lejos. Pero Yunho espera, y Changmin no quiere ser sincero. No tanto.

 

—…No lo sé.

 

Yunho huye de su tacto, tan lentamente que Changmin solo abre mucho los ojos ante la acción y el suspiro que ha escuchado de los labios contrarios, Yunho seguramente no lo nota, Jung probablemente apenas puede ver su cabello y hasta ahí ha llegado.

 

La desesperación lo carcome, no actúa con sus cinco sentidos y ni siquiera se toma el tiempo de razonar con cuidado, sus manos lo buscan de nuevo, Changmin no nota ese piel más pálida de lo habitual, ni lo delgado que se encuentra el mayor ahora, solo toma sus mejillas y se agarra de nuevo de su boca.

 

Sus sentimientos egoístas lo alejan de Yunho, de verlo en verdad aunque en realidad no parece tener tiempo para contemplarlo. Yunho parece escurridizo como nunca antes, esta vez no responde a su beso, esta vez las manos frías de Yunho lo separan y sus ojos parecen incluso cansados.

 

—No hagas esto Changmin. —Esta vez Jung es puntual, mira sus ojos y parece que su voz está enojada, a Changmin se le retuercen las entrañas—. Tengo que ir a trabajar.

—No —agarra su brazo en el amago de Yunho por levantarse, lo hace sentarse y Changmin recuerda bien, tan vivido como antes que su fuerza no es similar a la de Jung, pero ha logrado que el mayor se siente y su corazón late desaforado— no te vayas.

 

La vida le ha enseñado tantas cosas, que de repente parece haberlas olvidado todas, pero aprieta nervioso el brazo delgado de Yunho y levanta sus ojos, directos a ese rostro fino y su cabello corto.

 

—Changmin…

—Quiero estar contigo, —susurra— es solo que… yo no sé cómo hacer estas cosas.

 

La mirada impasible de Yunho lo hace odiarse de repente, es lunes, quiere gritárselo, repetírselo una y otra vez para que lo recuerde, para que cumpla con su palabra.

 

—Debo irme a trabajar.

 

Duele y muerde sus labios por dentro, prefiere enfocar el dolor en cualquier otra parte de su anatomía, quiere odiar a la cursilería porque es mentira, todo es mentira, no es el corazón el que duele, ni siquiera el pecho el que sufre incesante el dolor, es su cuerpo entero, traicionero, estancado desde que escuchó sus palabras.

 

Pero los minutos no caminan, Changmin se ha quedado sentado sin notar cuando Yunho se ha levantado de nuevo y esta vez camina lejos, avanza entre los pasillos casi silenciosos y Changmin vuelve a sentir ese dolor agudo, mortal.

 

—¡Estoy enfermo por tu culpa! —Odia a su cerebro que parece haberlo abandonado, está a punto de pisotear a su dignidad y va a llorar las lágrimas que nunca ha derramado—. No puedo continuar así.

 

Le pesan los hombros como nunca antes, lo hunden en ese abismo en el que se encontró desde esa tarde cuando no pudo más y el malestar sobrepasó sus límites. Pero Yoochun no va a venir a rescatarlo de nuevo y Yunho no se digna a mirarlo, solo se ha quedado parado en la mitad del camino.

 

Changmin siente nauseas repentinas, va a derrumbarse si Yunho no abre la boca.

 

—Estás equivocado, no es culpa mía.

—Veámonos mañana.

 

Su voz nunca ha sonado como un ruego, su voz es fuerte y decisiva, y el día de hoy lo agradece, porque se nivela su orgullo.

 

—No puedo.

—Yunho, basta. —Camina hacia él, pero Yunho gira y retrocede. Changmin no lo entiende, no entiende muchas cosas de ese ser extraño que es Yunho—. ¿Por qué estás haciendo esto?

 

Hay algo en Yunho, repentino y milagroso que lo hace detenerse frente a él mientras espera, Changmin está gastando más palabras de las necesarias, está haciendo cosas que no debe, que no haría y Yunho simplemente parece inmune.

 

Pero Yunho calla, como la estatua viviente que es cuando encuentra tiempo libre ahora que no depende de su oficia y Changmin se siente diminuto de repente. Lo odia, odia la sensación de inferioridad a la que no está acostumbrada mientras se encoge de hombros por el frio y su ropa apenas lo cubre, tan pobre es su imagen que recuerda haber sido sacado a prisas por un preocupado Yoochun mientras respiraba despacio.

 

El ascensor rompe el silencio, Changmin vuelve a escuchar esa voz a lo lejos de una enfermera hacia un doctor y los susurros lejanos de alguien a una considerable distancia, incluso escucha los pasos de las personas que abandonan el dichoso artefacto a su espalda. Yunho y su mirada, le rebela quienes son.

 

Es fácil; Yunho suspira y baja la mirada.

 

—Sé lo que dije hace mucho tiempo —Yunho parece leer sus pensamientos y habla bajo, como para que ni Junsu ni Yoochun escuchen—, pero ya no podré cumplir con mi palabra.

 

Él no gira, porque sus amigos a su espalda guardan distancia, es cuestión de tiempo, Changmin lo sabe y parece reacio a mantenerse callado, a marcharse sin obtener algo a cambio, parece un niño pequeño y engreído.

 

—…Es lunes.

 

Susurra despacio, no quiere mirarlo a los ojos, pero Yunho vuelve a guardar silencio, tal vez, si Changmin hubiera levantado la mirada, quizá hubiera podido ver el pequeño cruce de miradas entre Yunho y Junsu.

 

Sin embargo solo hay un paso de parte del mayor y Changmin vuelve a escuchar su corazón latiendo con fuerza.

 

—Lo siento.

 

Luego, Yunho simplemente se marcha.

 

 

 

 

Han pasado dos días, Yoochun mira con preocupación la luz que nunca fue Changmin mientras desayuna parsimoniosamente y casi no pronuncia palabra, observa la manera en que lentamente coloca la mantequilla en el pan y luego simplemente muerde más veces de la necesaria.

 

Hay un aura extraña que lo complementa, últimamente pasa horas frente a la laptop, su atención completa en el dichoso aparato mientras ingiere las pocas medicinas que le enviaron, parece oscuro e irascible.

 

—Háblame de Yunho.

 

No es la mejor de sus ideas, pero incluso los desprecios de Changmin suenan mejor que sus silencios.

 

—¿Por qué tendría que hacerlo?

—Porque parece importante para ti.

—No lo es.

 

Es todo, Changmin ha levantado sus escudos mientras deja el café a medio beber y se levanta de su asiento con sus pies descalzos sobre el suelo, no parece dispuesto a recoger los platos y Yoochun se harta de todo eso, agarra su brazo y lo gira por completo.

 

—Basta Changmin, te vimos. Esa noche tú…

—¡Olvídalo! —frunce el ceño Changmin, mientras aprieta sus puños y respira agitado—. No quiero recordarlo, ese fue un error, uno muy estúpido y grande.

 

—Querer estar con alguien y luchar por eso no lo es.

 

—Humillarse e insistir sí. —Changmin habla con desprecio, con su voz susurrante muy cerca de su rostro—, no puedo explicarte algo que no entiendo, aún no sé por qué actúe de aquella manera… tan vergonzoso, y denigrante.

 

—¿Qué estás escribiendo?

—Mi obra, la que tanto me pedían.

—Dijiste que sería diferente.

—¿Qué te hace pensar que no lo es?

 

Yoochun frunce el ceño, aborrece que Shim lo subestime de esa manera.

 

—Te conozco, tu mirada mientras escribes, tu actitud, tú solo estás dolido.

 

Changmin se suelta, la piel quema ante el tacto y frunce más el ceño, se enfada con él y Yoochun lo sabe, pero no se va a detener, no esta vez porque necesita a Changmin lúcido, lo necesita de vuelta y sin su carencia de vida.

 

—Primero dijo que me quería, habló de cosas estúpidas y cursis, y de repente un día solo se alejó. ¡Y ahora todo parece un asqueroso drama! —Finalmente gritó, con su rostro rojo y sus puños cerrados acercándose ferozmente a él, Yoochun temió ser confundido—. ¡Yo no soy así! Si él quería marcharse, yo solo tenía que dejarlo ir. ¡Fui yo quien se lo pedí! ¿Por qué tenía que obedecer tan fielmente?

 

La respiración de Changmin mermó un instante.

 

—Antes él solo repetía ‘Te amo, Changmin’ todo el tiempo, cada lunes, ni siquiera vergüenza le daba expresarse tan abiertamente a riesgo de saberse rechazado, ¿por qué aguantó tantas veces mis negativas? ¿Por qué continúo diciéndomelo tantas veces a pesar de que yo lo rechazaba? —Bajó la mirada, con esa voz quebrada de repente— ¿Acaso a él no le dolía… tanto como me duele a mí?

 

Yoochun camina despacio, tiene miedo de tocarlo y que vuelvan a levantarse esas murallas invisibles en el menor, pero lo hace despacio, tan lentamente que Changmin solo se encoge un poco y finalmente se deja abrazar, despacio y con cariño.

 

Con ese que parece hacerle tanta falta.

 

—Lo odio, hyung…

—No, no es así. Lo amas demasiado, Changmin.

 

Finalmente Shim acepta el abrazo y se aferra a él, con un suspiro de por medio y un silencio que de pronto parece grato.

 

 

 

¿Sería capaz de rogar?

 

 

—Hay cosas que debemos hacer por nosotros mismos.

 

Junsu siente frio otra vez, su imagen en el cristal es opaca y cansada, ¿desde cuándo calza más años de los que parece? ¿Desde cuándo olvidó cómo sonreír? Pero está destinado a suspirar, como cada día al despertar.

 

Tiene las manos un poco ásperas hoy, se ha cansado de moverlas y esperar, pero tras esa puerta se encuentra el eje por el cual Changmin está a punto de enloquecer y si algo sabe Junsu es sobre equilibrio, sobre distancia y movimiento, todo enfocado en un solo ser.

 

Pero la puerta se abre y finalmente lo puede ver ahí, con su rostro sereno y una sonrisa que no corresponde en sus labios.

 

—¿Ya?

—No sé para qué quieres que lo haga de nuevo, será el mismo resultado.

 

Junsu niega de inmediato. —En estos casos siempre es bueno tener dos, y hasta tres opiniones.

—¿Cómo está Changmin?

 

Yunho vuelve a colocarse su abrigo despacio y Junsu vuelve a suspirar.

 

—Está odiándote.

—Es lo mejor para él.

—¿Y para ti?

 

Jung sonríe, Junsu recién se puede percatar de lo dulce que es el más alto al sonreír, sus manos grandes terminan de acomodar el abrigo sobre él y no parece dispuesto a contestar, Junsu no puede manejar bien los silencios, no puede con la espera y los sentimientos acumulados.

 

—Deberías hablar con él.

—No.

 

Su respuesta cerrada lo hace abrir los ojos demasiado.

 

—¿Se los vas a decir, a tus amigos?

—Sí, hoy…

 

Junsu asiente, no lo cree necesario, no hasta tener las pruebas que se acaba de realizar, pero Yunho ve sus esperanzas innecesarias y él ya no lo puede detener, Junsu siente que incluso Changmin se le va de las manos a veces.

 

 

 

Este dolor de cabeza no mejora.

Necesito sanar mi corazón para poder sonreír otra vez.

 

 

 

—¡Muchas gracias!

 

Changmin lleva ahí, más minutos de los necesarios, observa al muchacho con facciones similares a las de Junsu actuar cada vez que el semáforo se pone en rojo y los autos se detienen, observa sus malabares y su sonrisa amplia, Changmin cree incluso haberse aprendido sus maniobras con tan solo observar.

 

Son siquiera las tres de la tarde y no tiene nada porqué regresar, no quiere verle la cara a Yoochun siquiera hasta dentro de un par de horas más, su propio orgullo pisoteado una vez más, aceptando cosas que quizá debería olvidar.

 

Con la cabeza fría puede recorrer estaciones que en su cabeza se ven muy mal, él lanzándose a la boca de Yunho como si fuera una necesidad, Changmin empieza a odiar los días en general, no importa cuál sea su nombre, los odia a todos por igual.

 

La vida es un gran sin sentido, uno enorme y vacío, igual que él.

 

Pero las horas pasan y él continúa ahí, desviando su atención de vez en cuando hacía a algún lugar, no es su culpa haberse cruzado con la imagen que el otro le ha regalado de repente, no es necesario quedarse más.

 

Toma sus gafas otra vez, el sol ya se está empezando a ocultar y Changmin tiene ese pesar sobre la espalda de nuevo, tiene las facciones cansadas y la boca cerrada, mira por las calles y espera no encontrárselo más, no quiero verlo a la cara otra vez.

 

No quiere más humillación, más vergüenza y dolor.

El amor finalmente, es una mentira demasiado bonita para él.

 

 

 

Yunho siempre ha sido un hombre impredecible, quedó de cenar con Jaejoong y Junho esa tarde, sin demasiados preámbulos y con la promesa de contarles algo serio e importante, pero finalmente no agarró el valor, ni siquiera para llegar hasta ellos dos.

 

No sabe por qué está sentado en aquel pasillo vacío esperando por alguien que no debería esperar. Con sus piernas flexionadas y demasiadas cosas en la cabeza, cometiendo el peor de sus errores, pero Yunho siempre fue un hombre de emociones, vertiginosas y dolorosas.

 

Una más no hará mella otra vez. Su corazón está amortiguado.

 

—¿Qué haces aquí?

 

Changmin sale del ascensor, con las llaves entre sus manos y una expresión impávida, casi vacía y muy distinta a la de él, que solo lo mira un instante, como si los días pasaran frente a los dos y ninguno hiciera algo por ello.

 

—Te hice una pregunta. —Esta vez Changmin avanza, luce molesto, y más delgado desde la última vez que lo vio. ¿Hace cuánto fue? ¿Seis días? ¿Tal vez diez?—. Mejor vete de aquí.

 

Nota sus manos nerviosas intentando abrir la puerta, es un gesto mínimo, la gente normal podría no notarlo, pero Yunho que ha visto cada gesto en el menor, cada expresión y cada línea de su personalidad, lo puede reconocer. Se levanta y coge sus manos, sus dedos largos y delgados parecen rechazar el contacto de inmediato.

 

Pero Yunho insiste, en medio del silencio mientras lo ve abrir los ojos demasiado. Lleva esas manos a su propio pecho y suspira. Cierra los ojos porque no quiere ver huir al valor.

 

—Te amo, Changmin.

 

Entonces Shim se queda estático de repente, Yunho ya no puede verlo, prefiere cerrar los ojos con fuerza y esperar lo que sea que Changmin quiera regalarle, aunque pobremente espera sea un beso.

 

No, Changmin se sacude violentamente y lo empuja, no se detiene a pensar que están en un pasillo, y grita, frunce el ceño y alza su voz. Aprieta sus puños aunque llegue a dolor.

 

—¡¿Qué demonios estás diciendo?! —Ni siquiera le preocupa volverlo a empujar— ¿Acaso te divierte jugar así? ¡¿Qué clase de idiota crees que soy?!

 

Yunho no se rinde, toma sus manos de nuevo y Changmin se sacude una vez más, no lo quiere, no quiere su tacto, no quiere sus palabras, no quiere ni siquiera sus sentimientos que saben a falsedad.

 

—Te amo, Changmin.

—¡Ya cállate!

 

Changmin no puede, le pesa el corazón, le quema el orgullo en la punta de la lengua y su destrozada dignidad quiere convertirse en pies para poder sacarlo corriendo de ahí, necesita volver a golpearlo, quiere que se calle para siempre y deje de tratarlo así.

 

—Te amo…

—¿Te divierte humillarme así? —Susurra al final, cansado de luchar y mirándolo resentido y lleno de dolor—. ¿Es tu venganza por haberte rechazado tantas veces?

 

—No soy bueno para ti. De ninguna forma, en ningún sentido —Yunho hablo despacio, Changmin solo respiró agitado e intentó soltarse otra vez—. Pero si muriera mañana… tú serías lo único en que lo que podría pensar hoy. ¿No es eso injusto? ¿No es cruel para mí también?

 

Changmin finalmente sintió sus brazos libros, cayendo a los costados de su cuerpo, con la mirada puesta en el mayor y sus palabras susurrantes que todavía hacían eco en sus oídos.

 

—¿Por qué me rechazaste ese día?

 

Yunho sonrió poco. Bajando la cabeza.

 

—Eres como ese deseo que todo condenado a muerte tiene antes de ser ejecutado. Eso eres para mí, mi más grande deseo, mi mayor ambición. Lo único en lo que puedo pensar, pero del mismo modo… Lucho por no arrastrarte conmigo. Tú ni siquiera debiste acercarte a mí ese día. Ni siquiera debiste hablarme meses atrás en aquel parque. Ahora todo sería diferente. Ahora al menos no estaría tan atormentado…

 

—¿Esto es amor? —Changmin caminó un paso hacia él—. Porque lo odio, demasiado.

 

Yunho sonrió. —Se supone que debe ser hermoso.

 

—Yo no puedo verlo así.

 

—¿Lo ves? —Yunho se atrevió a acomodar el cabello de Changmin, a llevarlo tras su oreja y sonreír—. Al menos quiero dejar un recuerdo hermoso en ti, quiero que veas al amor a través de mis ojos. Que lo sientas como yo y te rindas por completo a mí.

 

—No pienso humillarme frente a ti, ni siquiera…

 

Pero Yunho calló sus palabras de inmediato, con un beso rápido y profundo de sus bocas unidas con anhelo y perfección, como si se reconocieran de inmediato. Como si hubieran esperado por ese escaso par de segundos.

 

—¿Por qué la gente piensa que amar en la medida que son amados es humillarse?

—Es exponerse.

—¿Y eso no sería injusto para mí?

 

Changmin no quiere saber de respuestas, no quiere cuestionarse más, porque su boca anhela la otra de nuevo y se lanza contra los labios del mayor, sosteniendo su cuello y pegando incluso un poco sus cuerpos otra vez. Sintió la inseguridad en sus venas y se alejó, ante esos ojos que lo veían directamente a él.

 

—No te arrepientas, Jung Yunho. Porque…

 

Yunho volvió a cortar sus palabras, y esta vez Changmin estiró sus brazos lo suficiente como para poderlo abrazar, para pegar su espalda a la pared y que Yunho se centrara en su boca de nuevo, a pesar de la mínima sonrisa, que no quería dejar ver al mayor.

 

Changmin sintió esa ventura repentina.

Esa sensación en su pecho mientras permanecía con él. Debería haber mandado las excusas de Jung al demonio y haberlo sacado a patadas de ahí.

 

Pero había esperado por esto, desde esa ínfima parte en su ser que se negaba a hablar en voz alta, Changmin nunca había sido de rendirse, pero estaba cansado de luchar, de batallar contra una guerra sin sentido y pretender que estaba bien.

 

Yunho prometía amar.

Y aunque se odiara, en secreto, en voz baja y casi ineludible, Changmin prometía amarlo un poco más.

 

 

 

¿Es que no lo entiendes?

Estoy asustado, porque el amor no me va a encontrar otra vez

 

 

Jaejoong recogió la ropa de Yunho que otra vez estaba por todas partes y suspiró, tratando de calmar a un inquieto Junho que se quejaba por la tardanza de Jung, la cena preparada desde hace minutos solo ponía en puntos suspensivos la dichosa cena.

 

Colocó la ropa en el canasto de ropa sucia y suspiró, sentado en la cama sin saber qué hacer, esa habitación que conocía tan bien no le regalaba los secretos que su dueño tan afanosamente resguardaba.

 

Jaejoong no estaba acostumbrado a los secretos entre Yunho y él, así que se empezaba a impacientar y preocupar en partes iguales. Mordió su labio inferior dudoso, con las manos inquietas todavía, pero finalmente se paró.

 

Rebuscó decididamente entre los cajones hasta que encontró ese dichoso papel que Yunho tan meticulosamente le había escondido tras la espalda ‘Es solo un papel sin importancia’ y luego lo había simplemente hecho desaparecer.

 

—¿Jaejoong?

 

Pero Kim lo escondió de inmediato tras su espalda. Junho permanecía en la entrada de la habitación con carita de lamento y pasando por completo el hecho de que Jaejoong parecía ligeramente nervioso.

 

—¿Qué sucede?

—Ya vamos a comer, Yunho hyung no va a llegar, al menos no ahora. Ya pasó más de media hora desde la hora que dijo que llegaría.

 

Jaejoong suspiró, porque finalmente el otro muchacho tenía razón.

 

—Está bien, ve a la mesa, ya voy a servir.

—De acuerdo.

 

La brillante sonrisa de Junho hizo aparición y Jaejoong optó por esconder mejor el papel, tenía que revisarlo, con mayor cuidado cuando Junho no anduviera cerca, especialmente porque el estómago le ardía repentinamente en un mal presentimiento, e incluso había perdido las ganas de comer.

 

 

 

To be continued…

Publicado en Fanfics

Utopia: capitulo 7


Utopía

No te enamores

..:: 7 :..

 

 

 

Tengo que dejar atrás este sentimiento, tengo que darme prisa.

Por que algún día, este afecto se transformará en lágrimas.

 

 

 

 

 

Yunho siempre tuvo muchos planes en la cabeza.

 

Pero le faltaba tanto, que sus deseos siempre contrastaron con la realidad. Tenía la alevosía de inspirarse y creer que algún día lo lograría, que si cerraba los ojos, podría algún día alcanzar las metas, cerrar los ojos otra vez y agradecer.

 

Luego creció y comprendió que las cosas no llegaban, tan solo con desearlas.

Había que esforzarse, mucho, demasiado.

 

Su vida estuvo plasmada por momentos difíciles, madurez apresurada que llegó y lo convirtió en una persona de convicciones. De metas pequeñas que lo mantenían amparado en la comodidad de su trabajo que le permitía al menos enviarle un poco de dinero a su madre a la distancia, comunicarse con ella y visitarla de vez en cuando.

 

Yunho se acostumbro a desear poco y ser feliz con lo que obtenía.

Desde que comprendió a los dieciocho años que entrar a la universidad no era tan fácil como parecía, no volvió a desear cosas tan grandes, tan lejos de sus manos.

 

Era mejor para su propio corazón y la decepción por no alcanzar lo que deseaba.

Nunca volvió a desear algo con tanta intensidad, nunca volvió a desear algo tan lejos de sus posibilidades, como lo ha hecho con Shim Changmin.

 

Y como siempre le había pasado, la propia vida se encargó de cerrarles las puertas y enseñarle que debía aprender a no desear cosas que estaban tan alto. Yunho sentía que era un tonto, no aprendía, no entendía todavía.

 

Y por ello sufrió, lloró y odió ser tan… pequeño.

 

Casi está seguro que en alguna ocasión Jaejoong lo escuchó sollozar.

Quizá no era tanto el hecho de que Changmin no le pudiera corresponder. Era el hecho de que Changmin estaba tan lejos que jamás lo podría alcanzar.

 

¿Siempre iba a ser así?

¿Tendría que conformarse en cada ocasión?

 

El rechazo de Changmin trajo no solo aquella punzada en el pecho. Trajo también consigo esos recuerdos de cuando era pequeño y no podía aspirar a aquellos juguetes costosos, luego de adolescente aquel cd que alguna vez quiso. O de adulto cuando sus recursos económicos no le permitieron sostener su carrera universitaria.

 

Yunho había recordado cada cosa que le fue negada.

 

Las lágrimas fueron un conjunto de emociones, de resentimientos con el mundo y sentimientos que empezaban con Changmin, transcurrían su vida entera, y terminaban con Changmin una vez más.

 

Por eso, cuando abrió los ojos y la luz que había en el techo dio de lleno en sus ojos, frunció un poco el ceño y volvió a cerrar los ojos. Sentía el cuerpo pesado, la garganta rasposa y el dolor intenso de cabeza que aludía con dejarlo postrado en cama por varias horas más.

 

—Yunho…

 

La voz de Junsu era clara, seria e impregnada de una naturalidad extraña.

 

Pero Yunho apenas puede sentarse. Enfoca la cara de Junsu, le pesa el cuerpo todavía, pero le preocupa esa expresión seria en el rostro de Kim. Está en su habitación, al menos de eso puede darse cuenta.

 

En aquella mano, Junsu sostiene un papel, lo aprieta con fuerza.

Yunho no sabe lo que sucede.

 

—¿Por qué no me habías dicho?

 

Reclamo, hay mucho resentimiento en la voz de Junsu. Están solos en aquella habitación y Yunho se siente aún mareado como para poder responder decentemente. Entonces lo mira a los ojos, directo a aquellos pozos oscuros que están a punto de derramar lágrimas.

 

¿O es que ya lo ha hecho?

 

—Junsu…

 

Su voz sale en un suspiro, grave y profundo entre la confusión que presenta su cuerpo débil por la fiebre y la poca coordinación que posee. No sabe lo que sucede, sin embargo baja la mirada otra vez y puede identificar esta vez el sello del hospital, en el papel que Junsu aprieta en su mano.

 

El mundo pierde sentido desde ahí.

Yunho ha abierto los ojos pasmado.

¿Cómo ha encontrado Junsu ese papel?

 

—Dámelo.

 

Su mano se mueve torpe, intenta tomar la de Junsu, pero él es mucho más ágil, mucho más rápido, ha sacudido su brazo y alejado el papel de su alcance. Aún lo mira, como si quisiera leer su mente. Ahondar en sus razones.

 

—Junsu, dame ese papel por favor.

—No.

 

Se niega, como si fuera lo más opcional del mundo. Yunho pierde fuerzas, no tiene valor ni temple para luchar. Solo cae postrado en la cama una vez más, su brazo esta vez tapando su cara y la voz de Junsu perforando su consciencia una vez más.

 

—…¿Por qué?

 

 

 

Los platos desde la cocina se escuchaban con algo de suavidad, Changmin aún no entendía. Demasiadas confusiones para sí mismo, esa presencia extraña, aquel muchacho que se asemejaba tanto a la imagen calcada de Junsu y sin embargo ni siquiera podía centrarse decentemente en ello, porque entonces pensaba en Yunho y moría su caudal de emociones.

 

Le preocupaba los minutos a solas. Junsu no daba muestras de salir, no escuchaba nada y nunca tuvo demasiada confianza cuando el mayor les pidió dejarlos a solas mientras revisaba a Jung. Era confuso y movía las manos, las apretaba despacio.

 

Pero el silencio era otro factor incómodo, el que decía ser el mejor amigo de Yunho estaba en un sillón a pocos metros de distancia mientras jugaba con un pequeño gorro entre las manos, lo movía cada tanto y Changmin sentía que siendo la paciencia la menor de sus virtudes, esta estaba a punto de desaparecer.

 

—Ya estoy aquí.

 

Junho entra con su voz suave y pausada, casi sin reclamar su presencia del lugar que parece casi una sala de espera por la cara de los otros. Abraza a Jaejoong y le habla bajito, parece explicarle lo que ha traído para comer y el mayor solo asiente despacio otra vez.

 

Changmin empieza a notar los movimientos de Jaejoong demasiado ligeros y lentos todo el tiempo. Pierde el espacio un momento, su celular ha marcado el nombre de Yoochun, con esas letras grandes y blancas en el fondo de pantalla.

 

—Dime— Habla lo más bajo que puede, no necesita que el resto escuche.

—Traje el almuerzo. ¿Sabes si Junsu se puede venir al departamento? ¿Tú dónde estás?

 

Es una pequeña encrucijada, Changmin cree conveniente evadir esa conversación al menos hasta la noche, por eso suspira y habla tranquilo.

 

—No creo que pueda, estoy muy ocupado. Y Junsu me dijo que hoy no llegaría hasta la noche tiene no sé qué entrevista con el doctor de planta.

—Oh, ya veo. Nos vemos luego entonces.

 

Mentir siempre ha sido demasiado fácil para él y sabe que luego va a tener que darle muchas incómodas explicaciones a Park, pero sinceramente ahora no le importa. De pronto posa su mirada en el tal Junho, en sus facciones ligeramente idénticas a las de Junsu, tanto que está confundido.

 

Dos personas no se pueden parecer tanto.

 

 

Estoy llorando y es culpa mía el estar así.

Fui yo quien se enamoró, fui yo quien creyó que esto duraría quizás un poco más.

 

Junsu había escuchado su celular sonar, por ese instante no le importó que fuera del hospital o no, solo lo apagó y regreso su mirada a Yunho. A la forma en que había encogido sus piernas y evita su mirada. Con ese cabello casi cubriendo su frente. El tiempo es demasiado, y sabe que en cualquier momento alguien entrara.

 

—Ni siquiera Jaejoong lo sabe— Pero de pronto Jung habla, como si él sin saberlo le estuviera dando la oportunidad de desahogarse. Hay un rastro mínimo de dolor, en su voz apagada y suave —Hace poco papá vino principalmente a decirme lo de esta enfermedad, entonces me fui a hacer un chequeo y… ahí me dijeron que ya lo tenía.

 

Lentamente Junsu escurre sus manos entre las sábanas, sobre las manos de Yunho que están sobre sus rodillas, las coloca despacio. Teme ser alejado pero es sutil con su contacto y Yunho solo tapa su rostro, con la mano libre que le ha quedado. Hay tantos suspiros y desolación.

 

Junsu está perdido de repente.

 

Aprieta su mano y analiza cada parte de su rostro, hasta hace unos días charló con él, bebieron un poco de té y conversaron de más. ¿Cómo no lo pudo notar?

 

—¿Estás seguro?

—¿Otra prueba hará que cambie el resultado?

 

Yunho parecía enojado con la vida, su garganta raspaba cada palabra y Junsu solo se encogió de hombros.

 

—Sería buena una segunda opinión.

—No quiero volver a pasar por eso…— Parecía asustado de repente, Yunho se encogió un poco más en su lugar y Junsu sintió una barrera entre los dos —No quiero oírlo de nuevo.

 

 

 

Changmin suspiró otra vez, sin percatarse de esa inestable sensación, del movimiento de su pierna y sus ojos atentos que ya habían observado la estancia por completo. Aguardaba al igual que los otros dos, el olor de la comida era leve, sin desempacar, los otros parecían esperar y cuando la puerta finalmente se abrió, Changmin se alzó del sillón directo a la puerta donde Junsu, aturdido solo sonreía de la manera más incómoda que pudo ver.

 

—¿Qué pasó?

—La presión arterial— La contestación inmediata de Junsu pareció calmar a los demás —Solo necesita descansar y evitar sobresaltos.

 

—¿Pero va a estar bien?— Jaejoong se abrió paso entre los demás —Él nunca había tenido una caída de esas. Creí que solo era una gripe pero…

—Él va a estar bien— Junsu es un excelente doctor, de esos que transmiten calidez y tranquilidad. Le sonrió a Jaejoong y suspiró —Por ahora será bueno dejarlo dormir.

 

—Debe ser por su padre— El susurro casi mínimo de Junho a lo lejos llamó la atención de todos, en especial la de Junsu que parecía perder las expresiones de su rostro tan velozmente que incluso Changmin nota su palidez. Y toma su mano, con fuerza. Porque Junsu parece perder incluso el equilibrio.

 

—¿Te quieres sentar?

 

Jaejoong es amable, en cada poro de su piel, se acerca preocupado al notar la forma en que Shim tuvo que rescatarlo. Pero Junsu sacude su cabeza de un lado a otro, cierra los ojos aturdido por la imagen de Junho. Y luego solo respira hondo.

 

—A mi tomó por sorpresa también— Changmin habla bajo, muy cerca del oído del doctor —Es como una versión más alta y fornida de ti.

 

Pero Junsu no responde solo pasa un poco de saliva y baja la cabeza, de pronto le duele demasiado el estómago y siente la urgencia de marcharse cuanto antes de ahí.

 

—Debo regresar al hospital.

—¿Seguro?— Changmin quiere retenerlo un rato más —Deberías sentarte y descansar.

 

—No verás a Yunho ahora, necesita descansar.

 

Es sorprendente como Junsu, con una habilidad ligera adivina sus intenciones. Refuerza sus expresiones con el entrecejo arrugado. Y jala de él, Changmin puede soltarse, marcar la distancia y sabe que Junsu no regresara por él. Pero quedarse es tan incómodo, encaja tan  mínimamente que siente que puede verlo otro día. Una vez más en el parque.

 

—Le diré que te quedaste bastante tiempo.

 

Junho alza un poco su mano, asomando su cuerpo desde la cocina, con una sonrisa amigable y Changmin solo asiente descuidadamente, los pasos de Junsu se apresuran, y mira una última vez hacia aquella puerta. Deja que Junsu lo jale a la realidad, quedarse no es una buena opción no ahora.

 

 

 

—¿Qué me estás ocultando?

 

Junsu no es de andar velozmente pero Changmin es especialista en escudriñar con su mirada hasta el más mínimo movimiento en su amigo y saber si le está diciendo la verdad. Puede notar la tensión en sus brazos. Y su cabeza que no está con él en esos momentos. Esa cabeza tan alborotada de Junsu navega por otros lares.

 

—Junsu…

—Solo me desconcertó ese sujeto.

 

—¿El qué se parece a ti?— Kim asiente brevemente, con la mirada hundida en los cristales del auto por un momento —Bueno, es extraño que se parezcan tanto. Pero en realidad me refería a Yunho.

 

—Changmin aléjate de él— Es brusco y sin el menor intento de delicadeza —Solo estás siendo problemático en su vida. Si no tienes intenciones de corresponderle, solo aléjate.

—¿Cómo sabes…?

 

—Bastante tiene con sus propios asuntos. Deja de ser tan inconsciente.

 

Se encuentra parado en medio de la nada, con reclamos justificados, pero fuera de tiempo. Junsu de pronto aprieta los puños, encerrado en sus propias ideas. Sin que Changmin pueda entender lo que pasa por su cabeza.

 

Junsu no es de discusiones, ni de soluciones difíciles. Pero Changmin siente que el día de hoy no es su día, ha cerrado la boca demasiadas veces antes Junsu. Y se siente inútil, una carga, como si toda la autoestima se hubiera diluido y solo quedara inseguridad.

 

Por primera vez en mucho tiempo, se siente pequeño.

 

 

 

No te enamores, porque el día en que tengas que decir ‘adiós’ pronto vendrá

Y dolerá tanto, que casi no podrás respirar.

 

Los problemas para Changmin no mueren después de eso.

 

Yoochun se muestra decaído con el pasar de los días y rara vez le quiere hablar de sus problemas personales que lo mantienen a él en un vilo permanente. Junsu se ha retraído pasando más horas de las debidas en el hospital.

 

Es como si su mundo se hubiera desmoronado a sus pies, igual que Yunho, días atrás.

 

Pero está la laptop todavía sin encender sobre su escritorio, la inspiración se le ha marchado de las manos, encerrado en las cuatro paredes más infames que lo acompañan esa bonita mañana. Esa mañana llena de luz que le recuerda a Jung.

 

Yunho es otro problema, se ha desaparecido de repente. Como si nada hubiera sucedido, solo volvió a desaparecer y Changmin no piensa tomar la iniciativa de nuevo, buscarlo otra vez, dar el primer paso de nuevo. Demasiado desgastante para su orgullo que reclama un poco de presencia.

 

A veces se encuentra caminando por calles que no suele caminar, comprando cosas que no necesita para ver si Jung sigue trabajando en el parque. Pero cerca de llegar, se arrepiente. Es inútil. Es vergonzoso. Y sus instintos le piden que solo deje las cosas pasar. Yunho no es tan importante, nadie lo es.

 

Cuando era pequeño, sus padres fundamentaron tantas cosas positivas y negativas en él, muchas de las cuales está agradecido. Ser hijo único le brindo ventajas inconcebibles, nunca necesitó de nadie como sus compañeros. Nunca necesitó un hermano mayor que lo protegiera, o una hermana cariñosa que cubriera la ausencia de sus padres cuando iban a trabajar.

 

Shim Changmin siempre supo valerse por sí solo.

 

A pesar de que la imagen de Yunho, cayendo frente a él, lo atormentara cada noche.

Una y otra vez.

 

 

 

 

—¿Alguna vez piensas detenerte?

 

Jaejoong alzaba mucho la voz, lo suficiente como para que Junho a pesar de la distancia lo escuchara mientras jugaba con la pelota entre sus manos y sonreía divertido. Sin dejar de moverse, como si se tratara de un muchacho en su primer día de excursión.

 

—No, es más divertido que quedarme aplastado en el césped.

 

Jaejoong solo viró los ojos, buscando apoyo en Yunho que parecía entretenido con el libro en sus manos y sonrió al notar la mirada suplicante del mayor.

 

—Siempre puede pararte y demostrarle todo lo contrario Jaejoong.

—¡Eso sería dejarlo ganar!— Reprochó Kim —Además no me gusta el fútbol.

 

—¿A qué persona sub normal no le gusta el fútbol?— Junho rió abiertamente y Jaejoong frunció el ceño, levantándose impulsivo y corriendo hacia él con su puño en alto. Yunho tuvo la oportunidad de bajar el libro, observarlos por un instante y respirar el limpio aroma del pueblo donde Jaejoong había nacido.

 

Vacaciones exigidas por el mayor de todos debido a que debía guardar reposo y calma. Y según Jaejoong, Seúl no era el lugar indicado para descansar. Vivir con los límites, los dejaba aprovechar de lugares escondidos como esos, tranquilos y pasivos mientras se permitía por tres días pretender que todo iba bien si obedecía a Jaejoong como en antaño.

 

Tal vez debió obedecerlo también cuando indirectamente intentó alejarlo de Changmin.

 

Pero Jaejoong es tan sutil y precavido, que no fue lo suficientemente decidido como para lograr que Yunho no se sintiera bombardeado por esa luz que lo iluminó todo cuando las reacciones reacias de Changmin lo aplacaban.

 

Jaejoong ha alcanzado a Junho y ha logrado poner su brazo alrededor del cuello del más alto, lo molesta y ríe como pocas veces mientras Junho se queja cual niño pequeño. Yunho no quiere recordar las palabras de su padre ahora, ni la charla que tuvieron, mucho menos quiere que sus amigos lo sepan.

 

Pero la imagen de él vaga por encima de él.

Y es imposible que Junho y Jaejoong no lo noten, sabiendo que fue a buscarlo hace unas semanas atrás.

 

Siempre se ha jactado de tener el valor suficiente. No dudó cuando se trató de Changmin, pero no quiere enfrentar a Junho y Jaejoong, su mayor preocupación ahora. Su estómago se contrae mientras los escucha reír, como si sus sentidos capturaran cada espacio de esa vida que le tocó vivir.

 

Y Changmin, bueno, Changmin es como un pequeño deseo de navidad.

Lejano e imposible. Yunho tiene cosas de adulto en la cabeza y sonríe, confiado de no volver a llorar. Porque tiene cosas más importantes en las que pensar.

 

Porque mientras se sienta a esperar, descubre un mundo que no había podido disfrutar, porque mientras se sienta a escuchar, el mundo se compadece y decide abrazarlo, le regala ráfagas de mentiras y complicidad, le guarda el secreto y lo sumerge, profundamente en sueños vacíos y sentidos lejos de él.

 

 

 

—¿Cómo que aún no lo has terminado?

—He estado ocupado.

 

Yoochun mira desinteresado como Changmin de brazos y piernas cruzadas mira fríamente al hombre que parece incluso desesperado sin saber qué hace con el menor. Agarra una botella de agua y escucha una charla sin sentido, Changmin todavía frio sin darle una fecha que es lo único con lo que parece dispuesto a marcharse el rollizo hombre.

 

Pero Changmin estoico se niega.

Sin falsas esperanzas de por medio.

 

Su libro no está listo, y no parece estarlo ni en un mes más. Finalmente, luego de quince minutos de inútil lucha, el hombre se marcha cabizbajo y Yoochun solo atina a mirarlo, concentrado en la pared frente a él, si Changmin nota su mirada o no, no puede saberlo bien. Pero Shim ha extrañado más introvertido de lo normal.

 

No quiere hablar demasiado y suele encerrarse en su habitación a hacer nada al parecer, porque sus dedos ya no escriben y su mente parece eclipsada. Yoochun ya no sabe cómo acercarse a él, y Junsu no puede aconsejarlo, porque sencillamente no está.

 

Si el mundo se cierra una vez más. Changmin puede volver a ese lugar oscuro del que Yoochun no cree poder rescatarlo de nuevo.

 

Pero no importa cuántas veces le intente hablar, Changmin solo saca una excusa del bolsillo y lo deja ahí, con sus preocupaciones de por medio y el silencio como aliado.

 

 

 

 

Es tarde cuando Junsu por fin tiene un momento libre. Estira su cuerpo agotado y camina casi arrastrando los pies, su cabello ha crecido con el pasar de las semanas, tan largas como las veces en que Yoochun y él han discutido, porque Changmin parece encerrarse en su habitación y su ausencia no ayuda.

 

Los días en los que volvió Yunho al trabajo solo hacen todo un poco más insoportable. Pero Jung parece haberse metido en la cabeza trabajar y trabajar, hasta el final. No importa cuánto se preocupe por él, Yunho no lo va a escuchar.

 

Esa noche, a través del vidrio del hospital las gotas de lluvia caen y Junsu piensa que sería un buen momento para descansar. Para irse a casa y arreglar las cosas con Yoochun, para hablar con Changmin.

 

Ha pensado en él y ha clamado su presencia, porque Changmin está sentado justo frente a él, en una pequeña banca del pasillo blanco, tiene las piernas subidas en el asiento, abrazado a ellas y cabizbajo.

 

—Se ha sentido mal— La voz de Yoochun a sus espaldas lo hace girar, trae un te entre las manos y se la ofrece al menor. Junsu siente la culpa subir por sus extremidades. ¿Qué tanto se ha podido descuidar Changmin en estas semanas? —Lo traje a urgencias, pero el doctor dijo que solo es anemia y estrés.

 

Changmin solo guarda silencio, traga la pastilla y bebe de ese te. Quiere poder estar junto a él, pero se ha abierto una brecha repentinamente y Yoochun no lo pretende, pero lo culpa con la mirada. Changmin está actuando igual que cuando su abuelo murió.

 

—Vamos a casa.

 

Los dos parecen sorprendidos por sus palabras. Y Junsu sonríe, tomando suavemente del brazo a Shim. Debe preocuparse un poco más por él, y dejar de encerrarse a leer esos pesados libros de oncología al menos por un tiempo.

 

Changmin nunca pretendió ser tan desastroso. Tan débil. Pero le reconfortó verlos a ambos amigos junto a él, sentirse un poco menos solo de lo normal. Las personas como él manejaban las cosas así, en medio de la soledad y sin dar pena. Pero su salud lo había traicionado y Yoochun tuvo que ocuparse de él.

 

Sin embargo cuando las puertas del ascensor se abren la imagen de Yunho lo sacude todo mientras viste su uniforme y esos ojos se abren de par en par. Parece sorprendido de verlo ahí, Changmin lamenta su ropa deportiva y el deplorable en el que se encuentra.

 

—¿Pasó algo?— Es la primera vez en semanas que escucha su voz.

—Solo es estrés— Junsu subsana el silencio —Lo llevaremos a casa, ten una buena noche.

 

Pero Yunho solo asiente, les cede el paso al ascensor y Changmin aprieta los puños. Dentro el lugar parece frío y pequeño, más de lo habitual, igual que su habitación en los últimos días. Yoochun llama a un taxi junto a él. Junsu parece entretenido en picar el botón indicado. Y Yunho todavía lo mira, con la misma expresión de siempre, con sus cejas juntas por la preocupación, como un niño pequeño.

 

Con todas esas inquietantes expresiones que un hombre mayor a él no debería tener. Y a Changmin se le revuelve el estómago, siempre ha odiado las cosas así, a las personas como él. Pero el ascensor suena, le avisa que las puertas se van a cerrar.

 

Y algo, en el fondo de su cabeza grita: ‘Es culpa de él’

 

—¡Changmin!

 

Sus piernas se mueven a consciencia, abandona el ascensor a pesar de que Junsu ha tratado de agarrarlo y Yoochun ha gritado su nombre, sale con las justas, su cuerpo gira para poder atravesar el espacio sin tocar las puertas.

Cuando estas se cierran Changmin está agarrándolo por el uniforme, sin el mayor esfuerzo de por medio se une a su boca y cierra los ojos. Se prende de esos labios finos que atraviesan sus escudos, y respira hondo, porque es como si hubiera vuelto a la vida.

 

Es lunes” piensa, y casi quiere patearse por ridículo, porque lo ha recordado con la voz de Yunho grabada perfectamente en su cabeza. Él lo prometió y Changmin lo recuerda todavía.

 

 

Tengo miedo de vivir con los ojos abiertos

Parece que es mejor caer dormido. Mi corazón no sufre las consecuencias así.

 

 

To be Continued…

 

 

 ¿Mucho tiempo? En verdad lo lamento, en honor a la encuesta realizada el día de ayer por Facebook. Espero que les guste, me esforcé porque quedara como debía ser. Muchisimas gracias a todas por sus palabras en verdad me alegra saber que este fic les gusta tanto, espero estar haciendo un buen trabajo.

La canción es de FT Island. ♥