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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: Capitulo 12


CAPITULO DOCE

La calidez de sus manos es cualquier cosa, menos justa

Jeonghan en el fondo sabía que todo estaba mal, muy mal. Que sus caricias pausadas eran la perdición de su cordura y buenas costumbres, todas las que su madre había luchado por inculcarle, pero Joshua esa era espinita adustamente clavada en su piel, nadie más la puede ver, pero lastima con cada minuto que pase, y aunque su cicatriz no quede a la vista, él la recordara por siempre, para no volver a cometer el mismo error.

Pero a veces ni siquiera de eso se sentía seguro.

¿Qué otra oportunidad para equivocarse iba a tener si solo lo quería a él, y a nadie más que a él?

Había jalado de él hasta la salida del edificio donde vivían y una vez en la calle Jisoo había reaccionado, soltándose con fuerza de él, como si todo este tiempo hubiera estado en otro mundo ajeno y justo en ese momento sintiera que no pertenecía ahí, junto a él. Jeonghan descubrió en sus ojos que quería volver con Jihoon, como si un imán lo estuviera arrastrando de regreso y él no pudiera retenerlo.

-¿Qué crees que estás haciendo, Han? –Jisoo todavía lucía confundido, quizá aún se mantenía un poco ebrio y el viento de esa noche no estaba ayudando- Atacar a Jihoon… de esa manera, ¿qué sucede contigo?

Jeonghan se paralizó, no estaba listo para esa pregunta, y por ello mismo. Su voz salió quebrada y lastimera.

-Él te estaba besando…

Jisoo lo miró, atravesó su corazón con esa sola mirada, como si sus palabras no fueran excusa suficiente.

Como si él no tuviera la razón.

-Nos estábamos besando Hannie, yo también lo besaba, ¿qué está pasando contigo hoy…?

Joshua planeaba continuar hablando, hasta que Jeonghan agarró los costados de su rostro y se acercó impulsivamente a su boca, él mantuvo sus ojos abiertos, mientras veía la piel de Jeonghan más cerca que nunca, sus ojos fuertemente cerrados y sus pestañas adornando esos ojos ocultos que le estaban estrujando el alma en ese instante.

Sintió frío en todo el cuerpo. Joshua esperó que se tratara del fuerte invierno que estaba por caer en Corea para esas fechas, pero reaccionó a tiempo, se alejó despacio, con cuidado de no ser brusco, replanteándose la posibilidad que probablemente estaba tan ebrio que todo esto más bien era parte de su loca imaginación.

Pero Jeonghan siguió ahí, frente a él, mirándolo firmemente a los ojos, Jisoo apretó un poco sus hombros, los hombros pequeños de Jeonghan quien se había quedado igual de paralizado que él, Yoon caminó un par de pasos hasta él, unos pocos hasta quedar verdaderamente cerca el uno del otro, tanto que Jisoo podía sentir el aliento de Jeonghan en su rostro.

-¿Acaso sus besos son mejores que los míos?

-¿Qué? Jeonghan… ¿qué…?

Entonces se volvió a acercar a sus labios, pero esta vez el beso fue suave, lento y profundo, tanto que en algún momento sintió que su objetivo era robarle todo el aire posible de sus pulmones, Jeonghan pasó las manos por su cuello y se aferró a él con fuerza, pegó su cuerpo al suyo, movió su boca contra la suya con tanta majestuosidad que Jisoo no puede recordar en que momento cerró los ojos y comenzó a seguirle el ritmo sin premura.

Una de sus manos acarició la mejilla del mayor y la otra se aferró a su cintura.

Jeonghan tenía esa especie de magia, de lograr que él hiciera lo que el otro quisiera.

Repentinamente, en el momento en el que más entregado se sentía a ese beso Jeonghan se alejó levemente, con sus narices aun rozándose y sus ojos un poco abiertos.

-Jisoo… ¿tú me quieres? –Jisoo sintió esa cercanía tan tortuosa, porque los labios de Jeonghan prácticamente rozaban los suyos en cada palabra que pronunciaba. Intentó acercarse a su boca pero Jeonghan se alejó entonces- Responde.

-Si, te quiero Hannie. Lo sabes bien, siempre lo he dicho.

Jeonghan sonrió, lo besó un poco y volvió a robarle el aliento.

-¿Más que a él? ¿Me quieres más que a él?

Volvió a quedarse tan cerca que era un martirio, Jisoo colocó sus dos manos en la espalda de Jeonghan y lo acercó un poco más a él. Pero Jeonghan resistió que sus bocas se unieran.

-¿Más que a quién?

Jeonghan lo miró un poco incrédulo, como si recién notara lo ebrio que Jisoo se encontraba. Joshua entonces sonrió divertido. Con su voz un poco más gruesa de lo normal.

-Tan de cerca… te ves muy extraño Hannie.

Yoon suspiró. Jisoo comenzó a reír, alejándose un poco y tapando su boca.

-Vamos Jisoo, es mejor que busquemos un lugar donde dormir.

-¿Eh? ¿Y por qué no volvemos al dormitorio?

Jeonghan había empezado a jalarlo del brazo una vez más, Jisoo solo parecía confundido.

-No… -susurró despacio- hoy no quiero que vuelvas a estar cerca de él.

Así que sin un lugar seguro donde llegar, finalmente habían terminado en su casa. Su madre no había hecho muchas preguntas sobre el estado demasiado sonriente y feliz de Jisoo y como él lucía más abatido y cansado que otra cosa, aparentemente su madre solamente le había enviado una mirada de advertencia antes de brindarle cobijas y almohadas para el menor. Jeonghan descubrió esa noche, que, a pesar de jamás haberle dado un nombre a su madre, ella sabía que se trataba de él. Todo siempre era sobre Jisoo.

Finalmente había tendido un pequeño edredón en el suelo y había colocado unas almohadas para que Jisoo se acostara. Hong salió del baño con un pijama de él y Jeonghan prefirió ignorar el pequeño cosquilleo que recorrió su cuerpo entero al verlo tan vulnerable y cansado vistiendo ropa suya en medio de la noche.

-Buenas noches, Jisoo.

Jeonghan le dio la espalda al lugar donde Jisoo descansaba y al no escuchar respuesta alguna empezó a suponer que el otro había caído profundamente rendido ante el sueño y el alcohol de esa noche. Pero no esperó que repentinamente Jisoo se subiera su cama, se metiera entre sus sabanas y lo abrazara por la espalda.

-Jisoo…

-Te quiero mucho, Hannie…

Esto era justamente lo que su madre no quería que pasara. Incluso sus manos repentinamente temblaban. Con Jisoo siempre era como algo nuevo pasando en su cuerpo a cada instante. Giró lentamente, hasta quedar frente a su rostro mientras el menor lo abrazaba con más fuerza.

-Jisoo es mejor que bajes. No es correcto que estés aquí porque yo… Tú haces que yo…

Jisoo cobró su venganza interrumpiendo las palabras de Jeonghan con un beso. Uno suave y pausado.

-Acabo de descubrir que me gusta besarte Hannie.

Jeonghan acarició el rostro frente a él, apenas había luz en la habitación, pero él podía ver perfectamente sus ojos, podía acariciar su rostro y lo sintió refugiarse en sus manos cuando acarició sus mejillas.

-Me gustas mucho, Joshua… en serio me gustas mucho. ¿Podrías quererme igual?

Jisoo lo miró por un largo rato, Jeonghan suponía que Hong no recordaría mucho a la mañana siguiente, pero su cuerpo entero se sintió más liviano al soltar aquellas palabras. Incluso llegó a un punto de relajación en que ya no le importaba si Jisoo recordaba o no sus besos y sus palabras.

Acercó el rostro de Jisoo al suyo y volvió a besarlo, pero esta vez con mucha más audacia que las veces anteriores, sintió los jadeos de Jisoo en su boca, sintió sus manos presionando fuerte en su cintura. Entonces estiró una de sus piernas por encima del cuerpo de Jisoo y se sentó sobre él, incluso su respiración propia estaba siendo inconstante, tantas sensaciones en un solo instante en un solo beso.

Cuando se separó de él, los ojos de Jisoo lo atravesaron por completo. Y fue más por impulso, que porque realmente lo estuviera pensando a conciencia. Jeonghan se quitó la camisa de su pijama y sus cabellos se alborotaron un poco ante el movimiento de la camisa pasando por su cabeza. Jisoo decidió apoyarse en sus codos y levantarse un poco hasta quedar sentado con Jeonghan todavía sobre sus piernas. Lo miraba como si lo estuviera observando por vez primera. Su piel tan blanca, tan tersa.

Jeonghan había llevado sus dedos cuidadosamente hasta el borde de la camisa de Jisoo y en cuanto vio a Hong levantar los brazos, Jeonghan entendió de inmediato el mensaje. Le quitó la camisa sin prisa y siguieron mirándose a los ojos fijamente, con sus pechos subiendo y bajando agitadamente por el beso que les había irregularizado la respiración.

Pero fue un espasmo violento y repentino. Ambos se lanzaron hasta el otro con hambre en los labios del contrario, agarraron el cuello del otro, mientras su respiración era pesada y brusca. El contacto con la piel desnuda del otro de repente quemaba y el resto de la ropa estorbaba. En algún momento Jisoo había empezado a recostarlo en la cama y él iba cayendo contra el colchón, sintió incluso las manos de Jisoo jalando del elástico de su pantalón, tuvo espasmos en su cuerpo ante el toque de sus manos y sintió espinas en el vientre.   

-Jeonghan… -escuchó dos pequeños golpes en la puerta de su habitación, acompañados de la suave voz de su madre- Hijo, Seungcheol está al teléfono. Parece preocupado.

Yoon maldijo bajó, Jisoo lo miró agitado, pero velozmente Jeonghan salió de la cama y le tiró la camisa a Joshua antes de ponerse la suya.

-Póntela, vuelvo pronto… Por favor, solo… Ya vuelvo.

Trató de calmarse hasta que llegó a la puerta para intentar no levantar sospechas en su madre, quien sin mucho disimulo trato de ver lo que había estado ocurriendo en la habitación segundos antes, pero Jeonghan cerró la puerta antes de que ella pudiera notar algo.

-¿Qué pasó?

-Oh, si –en cuanto vio a su hijo aparentemente adormilado y tranquilo recordó el porqué de su visita nocturna –Es Seungcheol, quiere hablar contigo.

-Claro. Gracias mamá –bajó velozmente las escaleras hasta el teléfono que reposaba en la sala de estar y tratando de no sonar nervioso o agitado levantó el auricular- ¿Cheol?

¡Han! ¡Por dios! ¿Cómo se les ocurre irse de esa manera en la mitad de la noche? ¡Y de paso ambos dejaron sus celulares aquí! Estábamos muy preocupados.

Era extraño, porque Seungcheol se escuchaba más molesto que preocupado.

¡Dile a ese desgraciado que traiga a Joshua en este instante!

Y cuando escuchó la voz de Jihoon, supo el porqué de su molestia.

No le hagas caso, Han. Jihoon ha bebido mucho el día de hoy al parecer.

Jeonghan hasta pudo imaginarse la mirada molesta de Seungcheol sobre Jihoon, incluso la manera en que seguramente Jihoon rodaba los ojos restándole importancia a lo que él dijera.

-Lo lamento Seungcheol, entenderás que no fue un buen día para Jihoon y para mí. No quería estar ahí, así que vine a casa de mis padres.

De acuerdo, solo digo que una llamada hubiera sido necesaria. Él… ¿cómo está?

-Bien.

En cuanto se tocó el tema de Joshua, ambos fueron bastante cortantes. Seungcheol no quería saber mucho sobre él en ese instante, no con Jihoon seguramente reclamando su presencia cada dos minutos. Así que con saber que estaba bien le era suficiente por el momento. Y Jeonghan no se sentía con la suficiente fuerza como para hablar como si nada de Jisoo siendo que aún sentía el calor de sus manos en su pecho.

Vengan mañana temprano, tenemos que hablar de esto.

-Estaremos ahí al medio día.

Jeonghan….

-Adiós Seungcheol.

No le dio tiempo a que le reclamara por algo más. Y cortó la llamada, masajeó un poco la zona alta de su nariz y suspiró hondamente. Cuando giró su madre estaba apoyada en la pared, de brazos cruzados y con su mirada acusadora.

-¿Qué está pasando Hannie?

-Nada, mamá… Solo discutí con Jihoon, es todo. Ya mañana arreglaremos las cosas y…

-No me refiero a eso, Han. Ese muchacho está allá arriba, ebrio y tú un poco también. Y estoy cien por ciento segura que esos labiecitos rojos e hinchados no están así por el alcohol.

Jeonghan sintió una oleada de vergüenza azotarle el cuerpo entero, tanto que miró directamente al suelo y abrió y cerró la boca varias veces sin poder pronunciar palabra alguna.

-Sé que eres un muchacho joven y sé que estás enamorado de alguien por ahí. Pero quiero creer que sabrás hacer bien las cosas, ¿verdad Han? Te he dado mis mejores consejos, he sido tu hombro para llorar y te he dicho lo que está bien y lo que está mal. Sé, y confío en que sabrás hacer siempre lo correcto y todo a su debido tiempo.

Ella puso las manos sobre sus hombros y le sonrió. Él la miró a los ojos y sonrió asintiendo suavemente.

-Sí, mamá. Confía en mí.

Y en el fondo supo, que se iba a ir al infierno. Si creyera en él.

Porque le estaba mintiendo descaradamente, y porque, aunque no deseara siquiera pensarlo, estaba dispuesto a jugar sucio con tal que Jisoo no se fuera con él. Pero al mismo tiempo se prometió, que su madre jamás se enteraría de todas las cosas que estaba dispuesto a hacer por Jisoo.

Le dio un abrazo breve y cuando volvió a ingresar en su habitación se encontró con Jisoo sentado en su cama, la camisa del pijama colgaba en uno de sus hombros y la hermosa sonrisa de Jisoo se mostró ampliamente ante él y su llegada. Jeonghan volvió a ponerle seguro a la puerta y caminó velozmente hacía él. Pasó los manos alrededor de su cuello y lo besó hasta quedarse dormido.

Toda la excitación previa había desaparecido, pero las ganas de besarse seguían ahí. Y Jisoo incluso se veía realmente cansado y adormilado. Así que cuando el menor fue bajando la intensidad de sus besos hasta quedarse dormido, Jeonghan sonrió y lo miró de cerca unos segundos más antes de cerrar los ojos y dormir entre sus brazos como solían hacerlo casi siempre, antes de que todo se arruinara por su absurda relación con Seungcheol y los desarreglados sentimientos de Jisoo hacía Jihoon.

-Me voy a morir, Jun hyung…

Junhui sonrió una vez más en cuanto vio a Chan quejarse repetidamente. Secó su cabello luego de la larga ducha que habían tomado para que el menor no luciera tan terriblemente mal como había despertado. Aunque internamente a Jun le había resultado adorable abrir los ojos en la mañana y ver a Chan firmemente aferrado a su brazo, lo que lo hizo sentir pena por el menor fue cuando este abrió los ojos, se quedaron viendo fijamente por unos cuantos segundos antes que el cuerpo del menor sintiera espasmos en todos lados y finalmente saliera corriendo directo al baño a vomitar.

-Pues si sigues en la cama sin comer algo y tomar un poco de medicina entonces si lo harás. Anda, levanta.

-No, Seungcheol hyung y Jeonghan hyung me van a matar, no debí haber bebido.

Jun suspiró, realmente dudaba que Jeonghan tuviera cabeza para algo esta mañana. Al menos cuando llegara.

-Vamos, Chan. Hoy cuidaré de ti.

-¿Lo promete?

Asintió con una sonrisa en el rostro y el menos suspiró despacio antes de acceder a levantarse de la cama, con sus cabellos sutilmente húmedos por la ducha reciente. Cuando salieron por el pasillo poco a poco se escuchaba la presencia de unos cuantos en la cocina, aunque era un ruido inquietantemente bajo. Y cuando finalmente llegaron descubrieron el porqué.

Jihoon se encontraba desayunando una sopa de algas que Mingyu había preparado con poco entusiasmo debido a que él también se sentía acabado, pero sabía que al menos personalmente la necesitaba para poder recuperarse. Jihoon estaba sentado con cara de pocos amigos entre Soonyoung y Seungcheol, quien cada cierto tiempo le enviaba miradas acusadoras, seguramente por su comportamiento de la noche anterior. Pero Jihoon quien seguramente no quería embarcarse en una pelea verbal con el mayor, prefería ignorarlo.

El resto de los integrantes, a excepción de Jeonghan y Jisoo quienes no estaban ni siquiera en el departamento, trataban de hacer el menor ruido posible, incluso evitando conversar o hacer bulla con las cucharas o platos.

-Buen día.

-¡Tú enano del demonio!

Seungcheol saltó de inmediato de su asiento señalando con fuerza a Chan quien se escondió de inmediato tras su cuerpo.

-Seungcheol… por amor a lo que sea, ¿puedes bajarle el volumen a tu escandalo?

-Pues no me da la gana –espetó Choi mirando directamente a Jihoon quien frunció el ceño- Y a ver si con esto escarmientas y aprendes a controlarte a la próxima.

Y como a Choi parecía no pasársele del todo el enojo, dejó la servilleta sobre la mesa y con su plato a medio comer finalmente decidió encerrarse en su habitación. Jihoon solo tapó sus oídos en cuanto escuchó la puerta azotarse con fuerza desde el pasillo.

Doyoon sin embargo lucía bastante relajado, con el placer infame de saber que había tenido la razón.

-Se los dije, una fiesta y con alcohol no era buena idea. Ustedes no saben controlarse –Wonwoo lo codeó levemente y el otro solo lo miró incrédulo- ¿Qué? Yo se los advertí, pero claro… Como aquí nadie me hace caso…

Llevó un pequeño bocado de comida a su boca y alzó los hombros despreocupadamente, desde una de las esquinas de la mesa Soonyoung solo rodó los ojos. Doyoon a veces podía ser tan infantil.

-Hyungs… -Dongjin trató de no alzar demasiado la voz mientras miraba el celular sobre la mesa- Mingming hyung dice que hoy llegara en la noche.

-¿Mingming no está en el departamento?

Seungkwan había hecho la pregunta que logró que la mirada de todos se posara sobre Junhui que se sintió repentinamente incómodo por ello. No lo sabía, simplemente no lo sabía. Había pasado la noche entera cuidando de Chan. Doyoon había exhalado con fuerza, lucía molesto, y el entrecejo fruncido en su cara no le permitía disimularlo. Dejó la servilleta sobre la mesa y dejando su desayuno a medio comer decidió ir a ponerse los zapatos y un abrigo.

-Hyung, ¿dónde vas? –Seokmin lucía preocupado, Doyoon lucía verdaderamente enojado en mucho tiempo, él solía “enojarse” pero en realidad eso era cosas de minutos sencillamente porque era uno de los mayores y tenía que ayudar a poner orden, pero en esta ocasión Doyoon parecía verdaderamente enojado- Hyung…

Intentó levantarse al ver el mutismo del otro, pero Hansol lo había sostenido del hombro, negando levemente.

-¡Todo esto es tu culpa, Junhui! –Doyoon había explotado inesperadamente, señalando al miembro chino que aún permanecía parado detrás de Chan- ¿No sabes que lo que haces cada día lo está lastimando más y más o lo haces apropósito?

Jun sin embargo prefirió permanecer callado. Doyoon bufó y ajustó el abrigo a su cuerpo.

-Iré por Mingming si puedo lo traeré antes, sino nos vemos en la noche.

La puerta volvió a cerrarse con fuerza. Jihoon volvió a encogerse y esta vez fueron Chan y Seungkwan quienes se estremecieron ante el repentino dolor de cabeza y fastidio que el sonido brusco les provocó.

-Vamos Kwan, será mejor que te recuestes un rato… -Hansol se había acercado suavemente a Boo, agarrándolo por los hombros para encaminarlo hasta la habitación.

-Pero no he comido casi nada…

-Y no creo que tengas muchas ganas tampoco, has vomitado como diez veces ya…

-Agh, ni lo menciones que si lo recuerdo me dan las náuseas de nuevo.

Hansol sonrió ante la mueca de asco del mayor y prefirió seguir empujándolo para que pudiera descansar. En la cocina todo era un abrumador silencio quedando atrás, acompasada únicamente por el suspiro largo de Mingyu.

Cerca de las once de la mañana Seokmin sintió que su divertido hogar ya no era tan divertido, luego de que la incómoda hora del desayuno hubiera concluido, él junto a Soonyoung habían tenido que lavar los platos. Wonwoo se había escapado de su turno con la excusa de sentirse con jaqueca al igual que Mingyu. Soonyoung le había reprochado poniendo a Mingyu de ejemplo, quien con todo y dolor de cabeza había hecho el desayuno; pero como siempre, Mingyu se había puesto del lado de Wonwoo y había terminado imponiéndose y arrastrando al otro hasta su habitación.

La situación es que entre muchas cosas que habían estado sucediendo, la mayoría ya no tenía tiempo para pensar en la razón por la que todo comenzó a tensarse entre ellos.

-¿Aún piensas en él?

Soonyoung había hablado bajito, con la mirada en los platos mientras lavaba con cuidado los platos que Mingyu y Doyoon con tanto esmero cuidaban que él no rompiera.

-¿Eh?

-En Samuel, ¿aún piensas en él?

Seokmin suspiró, levantó un poco la mirada hacía la pared y se encogió de hombros, empezando a secar los platos que se le habían estado acumulando.

-No lo sé… A veces pienso más en las razones por las que no pudo esperar, que en su ausencia.

-Yo también pienso en él –confesó Soonyoung, mirándolo con una sonrisa en el rostro- pero pienso en las razones que lo llevaron a irse sin despedirse, sin decir adiós, como si nosotros…

-Nosotros somos importantes para él, igual que él lo es para nosotros. Él solo…

-No lo sé. A veces solo prefiero no pensar mucho en eso.

Seokmin lo miró un instante, a pesar de la constante energía que Soonyoung demostraba la mayoría del tiempo, justo en este momento, Kwon le había permitido ver otra faceta de él, una en la que estaba un poco herido aún y se sentía ligeramente triste y abandonado.

-Chicos… -Seungcheol había entrado en la cocina, con la mirada aún en el celular mientras apoyaba una de sus manos en la entrada de la cocina- Creo que tenemos que hacer una reunión de emergencia.

-¿Pasó algo?

Seungcheol respiró hondo y levantó la mirada.

-Sinceramente no estoy seguro –Soonyoung secó sus manos velozmente y se acercó hasta Seungcheol para poder leer lo que tenía al mayor consternado-. Creo que era de esperarse algo así, pero me ha tomado por sorpresa.

-¿Qué es?

Seokmin parecía ahora positivamente intrigado. Y fue Soonyoung quien soltó la bomba repentinamente.

-Es el CEO, han reclutado a un nuevo integrante.

-¿Qué?

Seokmin entonces se acercó al celular, curioso por el mensaje tan repentino por parte del dueño de la compañía.

-Dicen que vive en China, por lo que se unirá a nosotros en dos semanas más.

Seokmin sintió un pequeño escalofrío que prefirió no mencionar, a pesar que no lo era, por su cabeza pasó aquella molesta palabra que lo ancló a la realidad. El otro miembro que llegaría en unas semanas sería el reemplazo de Samuel. Samuel se había ido definitivamente ahora. Y el espacio vacío de su ausencia lo hizo sentirse terriblemente melancólico.

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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: Capitulo 11


CAPITULO ONCE

El alcohol

A Seungkwan le gustaba bailar, le gustaba bailar mucho, puede que no sea el mejor de los bailarines pero definitivamente disfrutaba bailando, quizá era esa energía latente que siempre tenía en el cuerpo y que cuando escuchaba música lo hacía moverse de inmediato y sonreír enardecido por el calor del momento y la forma en que incluso se sentía más relajado. Lo hacía olvidarse de los problemas, lo hacía sentirse más libre. Lo liberaba.

Muchas veces, la música incluso aunque desconocida, lo hacía moverse instintivamente y él gozaba y se divertía. Y reía entusiasmado mientras Seokmin le contaba cosas extrañas que le habían pasado en el día a día con sus clases o sus compañeros o las tonterías que hacía. A veces, en momentos como esos a Seungkwan le gustaría ser como Seokmin, a Lee no le importaba demasiado lo que el resto de las personas opinaran mientras él se sintiera contento, Boo en cambio aún tenía muchas reticencias con la mirada de la gente.

Pero Seokmin, como siempre, le inyectaba alegría a su vida y lo hacía sentirse incluso más entusiasmado de lo normal mientras se movía al compás de la música con él.

Sin embargo, Seokmin y Soonyoung siempre habían sido algo peligroso. Seungkwan lo sabía más que bien, siempre eran los tres para arriba y para abajo haciendo locuras, pero Seokmin y Soonyoung eran peligro. Escrito con mayúsculas y en neón. Así que luego de que Nana se marchara, aproximadamente unos veinte minutos después, Seungkwan había notado la ausencia de ambos y cuando los encontró ambos habían aparecido sonrientes, escondiendo algo entre sus manos y mostrándola como si se tratara de una travesura.

Seungkwan nunca había probado alcohol, pero tenía metido en la cabeza que quería vivir todo lo que un adolescente normal hacía, antes de que debutara y entonces todo fuera más complicado. Así que, aunque tenía a su madre en la cabeza segundos antes de que se llevara la lata de cerveza a la boca, decidió ignorar todas las señales de autodefensa y bebió de golpe un buen sorbo. Entonces todas las reglas quedaron en el olvido, sus mejillas se pusieron rojas y las sonrisas afloraron en su rostro casi de inmediato mientras sentía la necesidad de bailar y divertirse.

Seokmin se había quedado a su lado cuando la lata se hubiera acabado y Soonyoung dijera que quería ir a bailar con alguien que le siguiera el ritmo luego de que Seokmin se negara a salir a bailar asegurando que prefería cuidar a Seungkwan quien reía divertido por cualquier cosa. A Seungkwan no le importó demasiado el que Soonyoung se marchara con un puchero en la boca buscando alguien con quien bailar, víctima de su adrenalina fue Doyoon y observándolos a ambos Seungkwan sintió la necesidad de incorporarse a bailar mientras Seokmin lo miraba divertido.

Unos pocos metros más allá, Dongjin se encontraba sentado en uno de los asientos cerca del mesón de la cocina mientras miraba de reojo a Hansol, quien sentado a su lado y con un vaso de soda en la mano miraba a Seungkwan y Seokmin bailar en la mitad de la sala. Hansol tenía el ceño fruncido y una mueca en la cara. Para Dongjin todo resultaba tan divertido, que bien o mal esta fiesta le sonaba al mejor de los recuerdos que tendría en toda esta etapa.

Pero lo divertido aquí era Hansol que aún refunfuñaba molesto porque obviamente había notado la lata de cerveza que Soonyoung y Seokmin habían llevado hasta el pequeño Seungkwan. A Hansol no le importaba ser él, el menor, para él Seungkwan era como un niño pequeño que necesitaba ser protegido, pero sabía también que si interrumpía el momento y evitaba que Seungkwan bebiera, Boo estaría de mal humor el resto de la noche y muy seguramente no le hablaría por el resto del mes. Por eso en la distancia, prefería cuidarlo.

-Bueno, ya basta -Dongjin se había levantado de su asiento, dejando su vaso con soda en el mesón y jalando a Hansol del brazo aún si el mayor lo miraba un poco sorprendido- Es hora de quitarte ese mal humor, hyung.

-¿De qué hablas?

-Ya verás.

Hansol no se lo había esperado, en realidad nunca se le pasó por la cabeza que Dongjin se infiltrara entre la gente que se encontraba bailando y por gente únicamente se refería a Soonyoung, Doyoon, Mingyu y Wonwoo. Pero Dongjin se abrió paso hasta Seokmin con una sonrisa en la cara pronunciando un divertido «Baila conmigo, hyung» y lo arrastró un poco lejos. Seokmin se sintió preocupado un instante, pero en cuanto vio a Hansol frente a Seungkwan se relajó un poco y se permitió bailar junto al pequeño Dongjin que hablaba constantemente tratando de acaparar su total atención.

-Vernonie…

Seungkwan lo había reconocido al instante, se había lanzado a sus brazos con una gran sonrisa en la cara y un fuerte abrazo que lo hizo sentirse sutilmente tenso. Luego, dos segundos después que la presencia de Seungkwan hiciera su usual efecto y lo embriagara por completo, Hansol empezó a sentirse ligeramente tímido, últimamente solía pasarle mucho eso cuando estaba junto a él.

-Bailemos Vernonie.

Hansol sonrió en cuanto lo vio moverse de un lado a otro, pero luego de unos segundos decidió seguirle el ritmo.

Divertirse y sonreír para él.

Chan había disfrutado hace un rato bailando con Seungcheol quien reía divertido por las risas constantes de Jihoon al ver que Choi no podía seguirle el paso al menor, luego de que Seungcheol se rindiera, Chan decidió dejarlos solos e ir por un poco de comida a la cocina, varios de los bocaditos que Mingyu había preparado se habían quedado guardados en la nevera así que luego de beber un gran vaso de agua, Jungchan llevó uno de los bocaditos a su boca y salió de la cocina decidido a pedirle a Jun que bailaran un poco. Había agarrado el valor con mucho esfuerzo.

Pero todo ese esfuerzo había dimitido en cuanto lo buscó con la mirada y lo encontró cerca de la entrada, ahí donde todos los zapatos permanecían desperdigados por todos lados. Mingming estaba frente a él, con la mirada baja y esa expresión apenada que lo hizo sentirse terriblemente mal y con un retorcijón en el estómago. Junhui lo miraba como el gran idiota que es, con la gran contemplación que siempre tenía con él y pasaba una mano por entre el cabello del otro y lo escuchaba y le rompía el pequeño y joven corazón a Chan.

Wonwoo ya no sabía cuántas horas habían pasado desde que la música se puso a todo volumen y Mingyu con esa sonrisa estupenda que tiene había llegado de la nada a sentarse junto a él con una lata de cerveza entre las manos. Jeon no era de beber, en general nunca había probado más que un sorbo, y no estaba dispuesto a pasar de ese clásico primer y único sorbo, pero de pronto Mingyu comenzó a susurrarle tonterías al oído y pedirle que practicaran algo que había visto en una tonta película hace días.

Así que terminó bebiendo cerveza prácticamente de la boca de Mingyu, y cuando se dio cuenta llevaban tres.

Wonwoo nunca había bebido tanto y eso fue casi que mortal para él y seguramente para Mingyu también quien tenía menos experiencia que él en fiestas.

Pero se pudo dar cuenta que había bebido demasiado cuando empezó a sentir su rostro verdaderamente rojo, y cuando ahí, sentado en la esquina del sillón con Mingyu prácticamente encima de él había empezado a pasarle la mano por debajo de la camisa, acariciando su cintura, tocando su espalda y él se lo permitía. Procuraba siempre tener cuidado con Mingyu y sus impulsos porque luego tenía miedo no poder controlarlo, o controlarse. Pero esta vez no importaba, le gustaba como se sentía, le gustaban los escalofríos de su cuerpo, el calor agobiante, la ansiedad por sentir más y el movimiento involuntario de su cuerpo a cada toque.

Era bueno que a esa hora todos estuvieran como en su mudo, era aún mejor que la música estuviera a todo volumen porque no se escuchaban esos suaves sonidos que emergían de su boca cada que Mingyu le daba un espacio entre los besos. Nadie en realidad los está mirando, y Mingyu a cada momento intensifica más el beso, y siente su lengua jugar dentro de su boca con toda la confianza del mundo. Wonwoo ha perdido toda voluntad y pasa sus manos por el cuello largo y masculino de Mingyu mientras su respiración se entrecorta y no quiere que se aleje, quiere que lo bese hasta dejarlo sin aire.

-¡Oigan! ¡Dejen algo para después de la boda!

La voz de Doyoon se escucha en medio de la música que se detuvo unos segundos para que su grito se escuchara, mitad en serio, mitad en broma. Wonwoo sabe que ya son más de las dos de la madrugada, porque su rostro se siente caliente, su cuerpo y sus labios también, y Mingyu ríe bajito y esconde el rostro en su cuello. No quiere que haga eso, porque quiere jalar de su brazo y llevarlo a una habitación.   

A lo lejos ve a Doyoon reír abiertamente, parece que también ha bebido de más. Pero eso realmente no importa, después de todo era él quien más lo necesitaba. Mingyu muerde su oreja, vuelve a reír y se revuelve entre sus brazos, sobre él, sobre su cordura. Wonwoo suspira, porque necesita controlarse, la fiesta es para divertirse entre todos no para los dos solamente.

Son solo los dos la mayoría del tiempo, después de todo.

Así que suspira, arrepintiéndose en el camino, pero lo hace y se aleja un poco de Mingyu quien ya a fruncido el ceño.

-Mingyu debemos parar.

-¿Qué? Pero creí que ya iríamos a la habitación.

-No seas idiota. -golpea suavemente su brazo y sonríe-. La fiesta es para que todos nos unamos como grupo, tu y yo podemos estar juntos en cualquier momento.

-Pero hyung…

-No lo repetiré Mingyu.

Kim hace un puchero, se baja de sus piernas y luego se cruza de brazos. Es curioso porque Wonwoo odia cuando se pone en ese plan de niño pequeño y engreído, pero justo ahora solo quiere volver a comerle la boca.

-Mierda, Mingyu…

Ni siquiera mide su fuerza del todo cuando se lanza contra él una vez más y ataca su boca salvajemente. Mingyu ni siquiera tiene tiempo de sorprenderse porque lo único que hace es agarrarlo por el cuello y arrastrar sus manos hasta ese cabello oscuro que tanto adora. Entonces el peso y la fuerza con la que Wonwoo se ha lanzado hace su respectivo efecto y el sillón y cae bruscamente de espaldas al piso con ellos de tripulantes.

-¡Por dios! ¡Ya párenle! –La mayoría solo los ve divertidos y Doyoon rueda los ojos.

Wonwoo parece dar un salto desde el piso y fingir que en realidad no está tan borracho como lo está en verdad, y Mingyu apenas asoma su cabeza desde atrás del sillón y ríe complacido con ese ataque impulsivo del mayor. Sabe que no habrá más acción en lo que resta de la noche porque Jeon ya debe estar lo suficientemente avergonzado, y lo confirma cuando lo ve caminar rígidamente hasta la cocina seguramente por un vaso con agua. Pero no importa, realmente no importa, ese es por mucho el mejor beso que Wonwoo le ha dado.

-Oigan, por cierto… -Dongjin pronuncia de repente, llamando la atención de los demás. – ¿Alguien ha visto a Chan?

A Jisoo no le gusta beber, lo hizo un par de veces en L.A. pero sinceramente en el camino descubrió que no es tanto lo suyo, bebe controladamente, pero en cuanto siente que está perdiendo el control, simplemente lo deja. Esta vez todo ha sido diferente, su boca no se ha resistido al sabor amargo y sus ojos no se han despegado de él en toda la noche. Su corazón aún late y sus ojos aún lo siguen porque tan solo han pasado dieciocho días. Dieciocho días en los que ha ido muriendo lentamente por su indiferencia, por lo fácil que a él le resulta dejarlo de lado.

Y se encuentra ahí, apoyado en una de las paredes mientras lo mira discretamente a la distancia. Sonríe junto a Seungcheol mientras golpea de vez en cuando el brazo del otro cada que seguramente dice alguna tontería. Pero no lo mira, no ha volteado hacía él ni por error en ninguna ocasión. Simplemente es completa y absolutamente invisible ante sus ojos. Jihoon es cruel. Cruel y desalmado, porque una parte de su inconsciente le grita que Lee lo hace apropósito, se regocija con su sufrimiento, con su amor incomprendido.

Jihoon no siente lo mismo que él, y él solo está herido, desesperado y agotado.

Quiere correr frente a él y besarlo hasta que se enamoré de él, pero seguramente Seungcheol lo golpearía muy fuerte. Él o Jihoon, sinceramente no le importa. Quiere volver a besarlo. Sabe que no está pensando correctamente, porque ya perdió la cuenta de cuantas latas de cerveza abrió en su nombre. Y en el momento exacto en que trata de rememorar la cantidad de veces que bebió cada una de ellas “Una por sus ojos, otra por sus manos, otra por su sonrisa…”    justo en ese momento, él lo mira, de reojo, con el disimulo que él no tiene. Pero logra paralizarlo.

Jihoon lo mira brevemente, lo analiza, Jisoo siente que el tiempo se ha detenido y la música pierde todo el sentido.

Jisoo está muy ebrio para notar que Jihoon se encuentra igual o peor que él por culpa del alcohol.

Lo ve susurrarle algo a Seungcheol quien asiente sonriente mientras parece revisar algo en su celular. Ya nada más existe para Jisoo en ese instante. Jihoon se ha levantado y camina hacia él. Su cuerpo entero siente la zozobra, él pasa a su lado sutilmente, jala de la manga de su buzo y lo guía hasta la cocina, Joshua siente el escalofrío en todo su cuerpo. Ninguno de los dos se ha percatado que, en la distancia, cerca del balcón mientras hablaba con Soonyoung, Jeonghan había visto cada uno de sus movimientos.

La cocina está vacía, Jihoon le agradece a todos los santos en los que no cree por eso. Está haciendo las cosas sin pensar. Es puro instinto, quiere volver a besarlo quiere sentir algo más que esa bonita sensación que tuvo hace tantos días cuando Joshua lo beso. Así que apenas entran en la cocina lo empuja contra uno de los mesones y besa su boca fuertemente, con ansía, con deseo mientras todo él tiembla por dentro y cuando sus manos pueden llegar a delatarlo acaricia su rostro y su cabello.

Jisoo no tarda en corresponderle, en apretarlo por la espalda y unir sus cuerpos. Tan cerca, tan caliente, su cuerpo solo se mueve contra el de Jisoo y él lo ha levantado sin problema contra el mesón, se abrió paso entre sus piernas y ahora Jihoon puede acariciar mejor su cabello, su beso es tan húmedo, es tan incorrecto, porque hasta hace unos pocos minutos estaba receptando el evidente coqueteo de Seungcheol y tan solo con verlo sintió un deseo absoluto por él, uno que sobrio y consciente había tratado de bloquear.

No quiere volver a estar sobrio nunca más, si puede sentirse así de bien con él otra vez.

¿Es culpa de las hormonas?

¿Es culpa de ese hueco en el estómago que ha sentido desde hace dieciocho días que no ha estado junto a él?

Jihoon no lo sabe, Jihoon solo quiere perderse entre sus brazos, besarlo hasta cansarse. Sentado sobre el mesón de la cocina, Jihoon permite que sus piernas se cierren alrededor de él. No quiere que Jeonghan se lo lleve. Jeonghan siempre se lleva todo lo que él quiere. Esta vez quiere ser egoísta, quiere a Jisoo, lo quiere con él. Quiere todo de él.

-¡¿Quién dejó beber a Chan?!

Seungcheol está histérico, el niño de los ojos de Choi se encuentra con una olla en la cabeza cantando y bailando canciones de Michael Jackson por toda la sala, con sus mejillas rojas y la ropa desarreglada, mientras la mayoría ríe libremente y solo Doyoon parece tan preocupado como él por el estado del menor quien corretea por todo el departamento para evitar ser alcanzado.

Jun lo ve con un poco de ternura, se encuentra sentado en uno de los sillones con Mingming, decide levantarse para poder ayudar a controlar al menor pero justo en ese momento Chan parece verlo y se lanza sobre él. Jun vuelve a caer sobre el sillón con Chan abrazándolo por la cintura mientras hunde el rostro en su estómago y sonríe abiertamente.

-Jun hyung es tan cómodo… -Chan se afianza un poco más a él. Se siente una muy mala, mala persona, pero no quiere alejarlo, no quiere que pase más tiempo a solas con Mingming, quiere estar junto a él, y poco a poco empieza a quedarse dormido entre sus brazos- Jun hyung es… él es…

Mingming solo los mira en la distancia, Chan es adorable y los ojos de Jun son el reflejo de ello, mientras acaricia el cabello del menor y lo contempla de una forma que no lo había hecho hasta ahora con él. Se tuvo que levantar del sillón cuando vio que los tres no cabrían en el sillón. Al final no han arreglado del todo su situación, y la interrupción de Chan solo lo ha hecho sentirse frustrado, así que mejor desvía la mirada y va por una cerveza, no ha bebido en toda la noche y ahora realmente siente que la necesita.

-Bueno, al menos se ha calmado…

Las palabras de Doyoon se ven interrumpidas por el sonido de algo fuerte quebrándose en la cocina. Y todos giran su mirada hasta la puerta de dicho lugar.

-¡Apaga esa música Vernon!

Es la voz de Seungcheol la que hace que el menor prácticamente corra hasta la laptop y detenga el ruido. Entonces escuchan quejidos y más cosas rompiéndose y cayendo en la cocina, van velozmente hasta ella y por un momento todos se quedan paralizados, porque esas cosas entre ellos no suceden.

Jeonghan tiene el labio partido, está despeinado y golpeado. Jihoon respira agitadamente tiene un golpe cerca de la barbilla y la ropa desarreglada. Ambos se miran con odio. Jisoo parece estar paralizado, los mira como si realmente le pareciera irreal la pelea agresiva y brusca que esos dos mantienen.

-¡¿Qué es lo que te sucede Jeonghan?!

-¡No te lo voy a permitir! ¿Me escuchas? ¡Tú solo eres un maldito desgraciado!

Y antes de que puedan verdaderamente reaccionar, Jihoon se ha acercado nuevamente hasta Jeonghan y ha clavado su puño con fuerza en la cara del otro mientras Jeonghan ha aprovechado para jalarlo con fuerza de la camisa y lanzarlo al piso. Se ha sentado sobre él y ha comenzado a repartir golpes a diestra y siniestras sobre su rostro.

-¡Basta! ¡Han! ¡DETENTE!

Jisoo ha jalado con ímpetu a Jeonghan, lo ha pegado a su cuerpo mientras este patalea y mueve sus brazos completamente fuera de sí. Seungcheol ha tenido que hacer lo mismo con Jihoon quien casi de inmediato a intentado ir contra el otro mientras sus ojos lo miran con fiereza y odio mal contenido.

-¡BASTA! ¡SE CALMAN! –Doyoon ha levantado la voz con resolución, los menores lucen completamente impávidos, mirando de un lado a otro sin comprender lo que ha ocurrido- ¡EN ESTE MISMO MOMENTO ME EXPLICAN QUE MIERDA SUCEDE!

Y luego el silencio recorre el lugar, solo las respiraciones agitadas de Jihoon y Jeonghan se pueden escuchar.

-Suéltame –Jeonghan suelta brusco y Jisoo aún un poco perdido obedece quedamente. Jeonghan luce un poco más calmado, pero aún sus ojos están llenos de coraje y mira con el ceño fruncido a Jihoon –Con todo el respeto que te mereces Doyoon, no te metas en esto por favor.

Jeonghan solo bufa antes de respirar hondo y girar hasta Jisoo.

-Ven conmigo. –Estira su mano hacía él. Jisoo aún lo mira confundido. Pero Jihoon al otro lado de la cocina levanta la voz.

-No te atrevas a irte con él, ¿me oíste?

Nadie sabe qué ocurre y Jeonghan no va a esperar a que Jisoo se decida, él no sabe cuándo detenerse, no sabe cuándo parar y evitar que lo sigan hiriendo, así que jala del brazo a Jisoo y desaparece junto a él de la cocina, a lo lejos se va quedando Jihoon quien se remueve entre los brazos de Seungcheol y maldice una y otra vez a los dos que han desaparecido por la puerta principal. Seungcheol solo puede bajar la mirada y aferrarse a Jihoon con fuerza. Jihoon se le está escapando de las manos, en el sentido más literal de la palabra. Y repentinamente se siente altamente herido.

Publicado en Fanfics

Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento


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“Por que si cerraba los ojos, en cada suspiro, él podía robarle un poco de su alma, su ser, su corazón entero.

Y por que si lo dejaba, se quedaría sin nada, sin absolutamente nada.”


CAPÍTULOS

CAPITULO UNO: El motivo

CAPITULO DOS: El odio

CAPITULO TRES: El dolor

CAPITULO CUATRO: El día en que Jihoon fue realmente malo

CAPITULO CINCO: El mejor amigo

CAPITULO SEIS: El tiempo perdido

CAPITULO SIETE: El corazón roto

CAPITULO OCHO: El amor joven

CAPITULO NUEVE: La empatia

CAPITULO DIEZ: La fiesta

CAPITULO ONCE: El alcohol

CAPITULO DOCE: La calidez de sus manos es cualquier cosa menos justa

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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: Capitulo uno



CAPITULO UNO

Los motivos

Le había gustado desde hace mucho tiempo.

La manera en que movía sus manos cuando se encontraba nervioso, su fragancia sutil y sus expresiones aniñadas que a pesar de la edad mantenía. Le gustaba la manera en que    inconscientemente fruncía el ceño cuando se encontraba frustrado, concentrado, angustiado.

Pero le gustaba también su sonrisa, esa expresión que rozaba    algo muy parecido a un milagro. Sus ojos atentos y la risa que se perdía en su campo de audición. Despertaban sus sentidos como un juego traicionero a perder, le gustaba cuando posaba un brazo sobre sus hombros y se apoyaba. Su aroma masculino y joven lo embriagaba, y sonreía como un idiota, como un torpe tonto que solo puede mirarlo de soslayo y sentir que ha encontrado la fuente de la felicidad.

Le gusta cuando tiene las palabras perfectas que decir, cuando lo apoya, cuando confía en él, le gusta sinceramente cada que se comporta como lo que es, un excelente amigo. Ese apoyo y muro en el que se puede arrimar sin miedo a caer. Le gusta más que todo su más preciado recuerdo cuando él sentado en la sala de ensayos un día de pronto miró hacía aquello que bloqueaba la luz sobre su rostro y lo encontró a él, sonriente y extendiendo su mano, pronunciando su nombre con un perfecto inglés «Hola soy Joshua, pero aquí en Corea me llaman Jisoo, ¿por qué no te unes a nosotros? Vamos a practicar unas cuantas coreografías de la banda favorita de Soonyoung»

Y habían más recuerdos como ese, por ejemplo en ese mismo instante Seungcheol había aparecido detrás de Jisoo, apoyandose en la espalda del otro y mirándolo igual de sonriente «Seguramente se trate de Shinee y sino es Shinee, es Super Junior» tanto Jisoo como Seungcheol habían reído divertidamente y para Jeonghan era un recuerdo valioso, eran sus amigos más cercanos. Sin embargo    todo ese recuerdo lo acaparaba Jisoo y su gentil intento de todos los días por ayudarlo a integrarse al resto, su mano tomando la suya y el cálido sentimiento que lo abrigó cuando lo sintió por primera vez.

Un día cuando tenía diecinueve, Jeonghan había decidido hablarle a Jisoo de alguien que le gustaba. Alguien que no era otro más que el mismo Jisoo, pero era cobarde y aún no podía admitirlo ni siquiera en voz alta, así que había fingido tontamente el nombre de una chica, solo estaba curioso, curioso de saber que reacción tendría Hong y como lo tomaría, pero el muy tonto solo se había dedicado a sonreir y aconsejarlo. ¡Aconsejarlo! Como si el necesitara algún tipo de consejo cuando se sentía tan torpe y atrapado.

Al final nunca se había atrevido. Le gustaba demasiado como para soportar un rechazo.

Le gustaba tanto, que había preferido aceptar los sentimientos de Seungcheol, porque siempre era mejor tratar de enamorarse de alguien más que afrontar lo que sentía por su mejor amigo y luego hundirse en la depresión porque él no volviera a verlo de la misma manera. Aunque todas eran excusas sin sentido y él simplemente era un cobarde.

Un cobarde, que estaba casi enamorado de su mejor amigo.

En realidad por su extensión esto parece más bien un prólogo, pero dejemoslo así. Afortunadamente el resto de capitulos son ligeramente más extensos. Gracias por estar aquí. El fic está terminado. Así que lo iré subiendo poco a poco.