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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: Capitulo 12


CAPITULO DOCE

La calidez de sus manos es cualquier cosa, menos justa

Jeonghan en el fondo sabía que todo estaba mal, muy mal. Que sus caricias pausadas eran la perdición de su cordura y buenas costumbres, todas las que su madre había luchado por inculcarle, pero Joshua esa era espinita adustamente clavada en su piel, nadie más la puede ver, pero lastima con cada minuto que pase, y aunque su cicatriz no quede a la vista, él la recordara por siempre, para no volver a cometer el mismo error.

Pero a veces ni siquiera de eso se sentía seguro.

¿Qué otra oportunidad para equivocarse iba a tener si solo lo quería a él, y a nadie más que a él?

Había jalado de él hasta la salida del edificio donde vivían y una vez en la calle Jisoo había reaccionado, soltándose con fuerza de él, como si todo este tiempo hubiera estado en otro mundo ajeno y justo en ese momento sintiera que no pertenecía ahí, junto a él. Jeonghan descubrió en sus ojos que quería volver con Jihoon, como si un imán lo estuviera arrastrando de regreso y él no pudiera retenerlo.

-¿Qué crees que estás haciendo, Han? –Jisoo todavía lucía confundido, quizá aún se mantenía un poco ebrio y el viento de esa noche no estaba ayudando- Atacar a Jihoon… de esa manera, ¿qué sucede contigo?

Jeonghan se paralizó, no estaba listo para esa pregunta, y por ello mismo. Su voz salió quebrada y lastimera.

-Él te estaba besando…

Jisoo lo miró, atravesó su corazón con esa sola mirada, como si sus palabras no fueran excusa suficiente.

Como si él no tuviera la razón.

-Nos estábamos besando Hannie, yo también lo besaba, ¿qué está pasando contigo hoy…?

Joshua planeaba continuar hablando, hasta que Jeonghan agarró los costados de su rostro y se acercó impulsivamente a su boca, él mantuvo sus ojos abiertos, mientras veía la piel de Jeonghan más cerca que nunca, sus ojos fuertemente cerrados y sus pestañas adornando esos ojos ocultos que le estaban estrujando el alma en ese instante.

Sintió frío en todo el cuerpo. Joshua esperó que se tratara del fuerte invierno que estaba por caer en Corea para esas fechas, pero reaccionó a tiempo, se alejó despacio, con cuidado de no ser brusco, replanteándose la posibilidad que probablemente estaba tan ebrio que todo esto más bien era parte de su loca imaginación.

Pero Jeonghan siguió ahí, frente a él, mirándolo firmemente a los ojos, Jisoo apretó un poco sus hombros, los hombros pequeños de Jeonghan quien se había quedado igual de paralizado que él, Yoon caminó un par de pasos hasta él, unos pocos hasta quedar verdaderamente cerca el uno del otro, tanto que Jisoo podía sentir el aliento de Jeonghan en su rostro.

-¿Acaso sus besos son mejores que los míos?

-¿Qué? Jeonghan… ¿qué…?

Entonces se volvió a acercar a sus labios, pero esta vez el beso fue suave, lento y profundo, tanto que en algún momento sintió que su objetivo era robarle todo el aire posible de sus pulmones, Jeonghan pasó las manos por su cuello y se aferró a él con fuerza, pegó su cuerpo al suyo, movió su boca contra la suya con tanta majestuosidad que Jisoo no puede recordar en que momento cerró los ojos y comenzó a seguirle el ritmo sin premura.

Una de sus manos acarició la mejilla del mayor y la otra se aferró a su cintura.

Jeonghan tenía esa especie de magia, de lograr que él hiciera lo que el otro quisiera.

Repentinamente, en el momento en el que más entregado se sentía a ese beso Jeonghan se alejó levemente, con sus narices aun rozándose y sus ojos un poco abiertos.

-Jisoo… ¿tú me quieres? –Jisoo sintió esa cercanía tan tortuosa, porque los labios de Jeonghan prácticamente rozaban los suyos en cada palabra que pronunciaba. Intentó acercarse a su boca pero Jeonghan se alejó entonces- Responde.

-Si, te quiero Hannie. Lo sabes bien, siempre lo he dicho.

Jeonghan sonrió, lo besó un poco y volvió a robarle el aliento.

-¿Más que a él? ¿Me quieres más que a él?

Volvió a quedarse tan cerca que era un martirio, Jisoo colocó sus dos manos en la espalda de Jeonghan y lo acercó un poco más a él. Pero Jeonghan resistió que sus bocas se unieran.

-¿Más que a quién?

Jeonghan lo miró un poco incrédulo, como si recién notara lo ebrio que Jisoo se encontraba. Joshua entonces sonrió divertido. Con su voz un poco más gruesa de lo normal.

-Tan de cerca… te ves muy extraño Hannie.

Yoon suspiró. Jisoo comenzó a reír, alejándose un poco y tapando su boca.

-Vamos Jisoo, es mejor que busquemos un lugar donde dormir.

-¿Eh? ¿Y por qué no volvemos al dormitorio?

Jeonghan había empezado a jalarlo del brazo una vez más, Jisoo solo parecía confundido.

-No… -susurró despacio- hoy no quiero que vuelvas a estar cerca de él.

Así que sin un lugar seguro donde llegar, finalmente habían terminado en su casa. Su madre no había hecho muchas preguntas sobre el estado demasiado sonriente y feliz de Jisoo y como él lucía más abatido y cansado que otra cosa, aparentemente su madre solamente le había enviado una mirada de advertencia antes de brindarle cobijas y almohadas para el menor. Jeonghan descubrió esa noche, que, a pesar de jamás haberle dado un nombre a su madre, ella sabía que se trataba de él. Todo siempre era sobre Jisoo.

Finalmente había tendido un pequeño edredón en el suelo y había colocado unas almohadas para que Jisoo se acostara. Hong salió del baño con un pijama de él y Jeonghan prefirió ignorar el pequeño cosquilleo que recorrió su cuerpo entero al verlo tan vulnerable y cansado vistiendo ropa suya en medio de la noche.

-Buenas noches, Jisoo.

Jeonghan le dio la espalda al lugar donde Jisoo descansaba y al no escuchar respuesta alguna empezó a suponer que el otro había caído profundamente rendido ante el sueño y el alcohol de esa noche. Pero no esperó que repentinamente Jisoo se subiera su cama, se metiera entre sus sabanas y lo abrazara por la espalda.

-Jisoo…

-Te quiero mucho, Hannie…

Esto era justamente lo que su madre no quería que pasara. Incluso sus manos repentinamente temblaban. Con Jisoo siempre era como algo nuevo pasando en su cuerpo a cada instante. Giró lentamente, hasta quedar frente a su rostro mientras el menor lo abrazaba con más fuerza.

-Jisoo es mejor que bajes. No es correcto que estés aquí porque yo… Tú haces que yo…

Jisoo cobró su venganza interrumpiendo las palabras de Jeonghan con un beso. Uno suave y pausado.

-Acabo de descubrir que me gusta besarte Hannie.

Jeonghan acarició el rostro frente a él, apenas había luz en la habitación, pero él podía ver perfectamente sus ojos, podía acariciar su rostro y lo sintió refugiarse en sus manos cuando acarició sus mejillas.

-Me gustas mucho, Joshua… en serio me gustas mucho. ¿Podrías quererme igual?

Jisoo lo miró por un largo rato, Jeonghan suponía que Hong no recordaría mucho a la mañana siguiente, pero su cuerpo entero se sintió más liviano al soltar aquellas palabras. Incluso llegó a un punto de relajación en que ya no le importaba si Jisoo recordaba o no sus besos y sus palabras.

Acercó el rostro de Jisoo al suyo y volvió a besarlo, pero esta vez con mucha más audacia que las veces anteriores, sintió los jadeos de Jisoo en su boca, sintió sus manos presionando fuerte en su cintura. Entonces estiró una de sus piernas por encima del cuerpo de Jisoo y se sentó sobre él, incluso su respiración propia estaba siendo inconstante, tantas sensaciones en un solo instante en un solo beso.

Cuando se separó de él, los ojos de Jisoo lo atravesaron por completo. Y fue más por impulso, que porque realmente lo estuviera pensando a conciencia. Jeonghan se quitó la camisa de su pijama y sus cabellos se alborotaron un poco ante el movimiento de la camisa pasando por su cabeza. Jisoo decidió apoyarse en sus codos y levantarse un poco hasta quedar sentado con Jeonghan todavía sobre sus piernas. Lo miraba como si lo estuviera observando por vez primera. Su piel tan blanca, tan tersa.

Jeonghan había llevado sus dedos cuidadosamente hasta el borde de la camisa de Jisoo y en cuanto vio a Hong levantar los brazos, Jeonghan entendió de inmediato el mensaje. Le quitó la camisa sin prisa y siguieron mirándose a los ojos fijamente, con sus pechos subiendo y bajando agitadamente por el beso que les había irregularizado la respiración.

Pero fue un espasmo violento y repentino. Ambos se lanzaron hasta el otro con hambre en los labios del contrario, agarraron el cuello del otro, mientras su respiración era pesada y brusca. El contacto con la piel desnuda del otro de repente quemaba y el resto de la ropa estorbaba. En algún momento Jisoo había empezado a recostarlo en la cama y él iba cayendo contra el colchón, sintió incluso las manos de Jisoo jalando del elástico de su pantalón, tuvo espasmos en su cuerpo ante el toque de sus manos y sintió espinas en el vientre.   

-Jeonghan… -escuchó dos pequeños golpes en la puerta de su habitación, acompañados de la suave voz de su madre- Hijo, Seungcheol está al teléfono. Parece preocupado.

Yoon maldijo bajó, Jisoo lo miró agitado, pero velozmente Jeonghan salió de la cama y le tiró la camisa a Joshua antes de ponerse la suya.

-Póntela, vuelvo pronto… Por favor, solo… Ya vuelvo.

Trató de calmarse hasta que llegó a la puerta para intentar no levantar sospechas en su madre, quien sin mucho disimulo trato de ver lo que había estado ocurriendo en la habitación segundos antes, pero Jeonghan cerró la puerta antes de que ella pudiera notar algo.

-¿Qué pasó?

-Oh, si –en cuanto vio a su hijo aparentemente adormilado y tranquilo recordó el porqué de su visita nocturna –Es Seungcheol, quiere hablar contigo.

-Claro. Gracias mamá –bajó velozmente las escaleras hasta el teléfono que reposaba en la sala de estar y tratando de no sonar nervioso o agitado levantó el auricular- ¿Cheol?

¡Han! ¡Por dios! ¿Cómo se les ocurre irse de esa manera en la mitad de la noche? ¡Y de paso ambos dejaron sus celulares aquí! Estábamos muy preocupados.

Era extraño, porque Seungcheol se escuchaba más molesto que preocupado.

¡Dile a ese desgraciado que traiga a Joshua en este instante!

Y cuando escuchó la voz de Jihoon, supo el porqué de su molestia.

No le hagas caso, Han. Jihoon ha bebido mucho el día de hoy al parecer.

Jeonghan hasta pudo imaginarse la mirada molesta de Seungcheol sobre Jihoon, incluso la manera en que seguramente Jihoon rodaba los ojos restándole importancia a lo que él dijera.

-Lo lamento Seungcheol, entenderás que no fue un buen día para Jihoon y para mí. No quería estar ahí, así que vine a casa de mis padres.

De acuerdo, solo digo que una llamada hubiera sido necesaria. Él… ¿cómo está?

-Bien.

En cuanto se tocó el tema de Joshua, ambos fueron bastante cortantes. Seungcheol no quería saber mucho sobre él en ese instante, no con Jihoon seguramente reclamando su presencia cada dos minutos. Así que con saber que estaba bien le era suficiente por el momento. Y Jeonghan no se sentía con la suficiente fuerza como para hablar como si nada de Jisoo siendo que aún sentía el calor de sus manos en su pecho.

Vengan mañana temprano, tenemos que hablar de esto.

-Estaremos ahí al medio día.

Jeonghan….

-Adiós Seungcheol.

No le dio tiempo a que le reclamara por algo más. Y cortó la llamada, masajeó un poco la zona alta de su nariz y suspiró hondamente. Cuando giró su madre estaba apoyada en la pared, de brazos cruzados y con su mirada acusadora.

-¿Qué está pasando Hannie?

-Nada, mamá… Solo discutí con Jihoon, es todo. Ya mañana arreglaremos las cosas y…

-No me refiero a eso, Han. Ese muchacho está allá arriba, ebrio y tú un poco también. Y estoy cien por ciento segura que esos labiecitos rojos e hinchados no están así por el alcohol.

Jeonghan sintió una oleada de vergüenza azotarle el cuerpo entero, tanto que miró directamente al suelo y abrió y cerró la boca varias veces sin poder pronunciar palabra alguna.

-Sé que eres un muchacho joven y sé que estás enamorado de alguien por ahí. Pero quiero creer que sabrás hacer bien las cosas, ¿verdad Han? Te he dado mis mejores consejos, he sido tu hombro para llorar y te he dicho lo que está bien y lo que está mal. Sé, y confío en que sabrás hacer siempre lo correcto y todo a su debido tiempo.

Ella puso las manos sobre sus hombros y le sonrió. Él la miró a los ojos y sonrió asintiendo suavemente.

-Sí, mamá. Confía en mí.

Y en el fondo supo, que se iba a ir al infierno. Si creyera en él.

Porque le estaba mintiendo descaradamente, y porque, aunque no deseara siquiera pensarlo, estaba dispuesto a jugar sucio con tal que Jisoo no se fuera con él. Pero al mismo tiempo se prometió, que su madre jamás se enteraría de todas las cosas que estaba dispuesto a hacer por Jisoo.

Le dio un abrazo breve y cuando volvió a ingresar en su habitación se encontró con Jisoo sentado en su cama, la camisa del pijama colgaba en uno de sus hombros y la hermosa sonrisa de Jisoo se mostró ampliamente ante él y su llegada. Jeonghan volvió a ponerle seguro a la puerta y caminó velozmente hacía él. Pasó los manos alrededor de su cuello y lo besó hasta quedarse dormido.

Toda la excitación previa había desaparecido, pero las ganas de besarse seguían ahí. Y Jisoo incluso se veía realmente cansado y adormilado. Así que cuando el menor fue bajando la intensidad de sus besos hasta quedarse dormido, Jeonghan sonrió y lo miró de cerca unos segundos más antes de cerrar los ojos y dormir entre sus brazos como solían hacerlo casi siempre, antes de que todo se arruinara por su absurda relación con Seungcheol y los desarreglados sentimientos de Jisoo hacía Jihoon.

-Me voy a morir, Jun hyung…

Junhui sonrió una vez más en cuanto vio a Chan quejarse repetidamente. Secó su cabello luego de la larga ducha que habían tomado para que el menor no luciera tan terriblemente mal como había despertado. Aunque internamente a Jun le había resultado adorable abrir los ojos en la mañana y ver a Chan firmemente aferrado a su brazo, lo que lo hizo sentir pena por el menor fue cuando este abrió los ojos, se quedaron viendo fijamente por unos cuantos segundos antes que el cuerpo del menor sintiera espasmos en todos lados y finalmente saliera corriendo directo al baño a vomitar.

-Pues si sigues en la cama sin comer algo y tomar un poco de medicina entonces si lo harás. Anda, levanta.

-No, Seungcheol hyung y Jeonghan hyung me van a matar, no debí haber bebido.

Jun suspiró, realmente dudaba que Jeonghan tuviera cabeza para algo esta mañana. Al menos cuando llegara.

-Vamos, Chan. Hoy cuidaré de ti.

-¿Lo promete?

Asintió con una sonrisa en el rostro y el menos suspiró despacio antes de acceder a levantarse de la cama, con sus cabellos sutilmente húmedos por la ducha reciente. Cuando salieron por el pasillo poco a poco se escuchaba la presencia de unos cuantos en la cocina, aunque era un ruido inquietantemente bajo. Y cuando finalmente llegaron descubrieron el porqué.

Jihoon se encontraba desayunando una sopa de algas que Mingyu había preparado con poco entusiasmo debido a que él también se sentía acabado, pero sabía que al menos personalmente la necesitaba para poder recuperarse. Jihoon estaba sentado con cara de pocos amigos entre Soonyoung y Seungcheol, quien cada cierto tiempo le enviaba miradas acusadoras, seguramente por su comportamiento de la noche anterior. Pero Jihoon quien seguramente no quería embarcarse en una pelea verbal con el mayor, prefería ignorarlo.

El resto de los integrantes, a excepción de Jeonghan y Jisoo quienes no estaban ni siquiera en el departamento, trataban de hacer el menor ruido posible, incluso evitando conversar o hacer bulla con las cucharas o platos.

-Buen día.

-¡Tú enano del demonio!

Seungcheol saltó de inmediato de su asiento señalando con fuerza a Chan quien se escondió de inmediato tras su cuerpo.

-Seungcheol… por amor a lo que sea, ¿puedes bajarle el volumen a tu escandalo?

-Pues no me da la gana –espetó Choi mirando directamente a Jihoon quien frunció el ceño- Y a ver si con esto escarmientas y aprendes a controlarte a la próxima.

Y como a Choi parecía no pasársele del todo el enojo, dejó la servilleta sobre la mesa y con su plato a medio comer finalmente decidió encerrarse en su habitación. Jihoon solo tapó sus oídos en cuanto escuchó la puerta azotarse con fuerza desde el pasillo.

Doyoon sin embargo lucía bastante relajado, con el placer infame de saber que había tenido la razón.

-Se los dije, una fiesta y con alcohol no era buena idea. Ustedes no saben controlarse –Wonwoo lo codeó levemente y el otro solo lo miró incrédulo- ¿Qué? Yo se los advertí, pero claro… Como aquí nadie me hace caso…

Llevó un pequeño bocado de comida a su boca y alzó los hombros despreocupadamente, desde una de las esquinas de la mesa Soonyoung solo rodó los ojos. Doyoon a veces podía ser tan infantil.

-Hyungs… -Dongjin trató de no alzar demasiado la voz mientras miraba el celular sobre la mesa- Mingming hyung dice que hoy llegara en la noche.

-¿Mingming no está en el departamento?

Seungkwan había hecho la pregunta que logró que la mirada de todos se posara sobre Junhui que se sintió repentinamente incómodo por ello. No lo sabía, simplemente no lo sabía. Había pasado la noche entera cuidando de Chan. Doyoon había exhalado con fuerza, lucía molesto, y el entrecejo fruncido en su cara no le permitía disimularlo. Dejó la servilleta sobre la mesa y dejando su desayuno a medio comer decidió ir a ponerse los zapatos y un abrigo.

-Hyung, ¿dónde vas? –Seokmin lucía preocupado, Doyoon lucía verdaderamente enojado en mucho tiempo, él solía “enojarse” pero en realidad eso era cosas de minutos sencillamente porque era uno de los mayores y tenía que ayudar a poner orden, pero en esta ocasión Doyoon parecía verdaderamente enojado- Hyung…

Intentó levantarse al ver el mutismo del otro, pero Hansol lo había sostenido del hombro, negando levemente.

-¡Todo esto es tu culpa, Junhui! –Doyoon había explotado inesperadamente, señalando al miembro chino que aún permanecía parado detrás de Chan- ¿No sabes que lo que haces cada día lo está lastimando más y más o lo haces apropósito?

Jun sin embargo prefirió permanecer callado. Doyoon bufó y ajustó el abrigo a su cuerpo.

-Iré por Mingming si puedo lo traeré antes, sino nos vemos en la noche.

La puerta volvió a cerrarse con fuerza. Jihoon volvió a encogerse y esta vez fueron Chan y Seungkwan quienes se estremecieron ante el repentino dolor de cabeza y fastidio que el sonido brusco les provocó.

-Vamos Kwan, será mejor que te recuestes un rato… -Hansol se había acercado suavemente a Boo, agarrándolo por los hombros para encaminarlo hasta la habitación.

-Pero no he comido casi nada…

-Y no creo que tengas muchas ganas tampoco, has vomitado como diez veces ya…

-Agh, ni lo menciones que si lo recuerdo me dan las náuseas de nuevo.

Hansol sonrió ante la mueca de asco del mayor y prefirió seguir empujándolo para que pudiera descansar. En la cocina todo era un abrumador silencio quedando atrás, acompasada únicamente por el suspiro largo de Mingyu.

Cerca de las once de la mañana Seokmin sintió que su divertido hogar ya no era tan divertido, luego de que la incómoda hora del desayuno hubiera concluido, él junto a Soonyoung habían tenido que lavar los platos. Wonwoo se había escapado de su turno con la excusa de sentirse con jaqueca al igual que Mingyu. Soonyoung le había reprochado poniendo a Mingyu de ejemplo, quien con todo y dolor de cabeza había hecho el desayuno; pero como siempre, Mingyu se había puesto del lado de Wonwoo y había terminado imponiéndose y arrastrando al otro hasta su habitación.

La situación es que entre muchas cosas que habían estado sucediendo, la mayoría ya no tenía tiempo para pensar en la razón por la que todo comenzó a tensarse entre ellos.

-¿Aún piensas en él?

Soonyoung había hablado bajito, con la mirada en los platos mientras lavaba con cuidado los platos que Mingyu y Doyoon con tanto esmero cuidaban que él no rompiera.

-¿Eh?

-En Samuel, ¿aún piensas en él?

Seokmin suspiró, levantó un poco la mirada hacía la pared y se encogió de hombros, empezando a secar los platos que se le habían estado acumulando.

-No lo sé… A veces pienso más en las razones por las que no pudo esperar, que en su ausencia.

-Yo también pienso en él –confesó Soonyoung, mirándolo con una sonrisa en el rostro- pero pienso en las razones que lo llevaron a irse sin despedirse, sin decir adiós, como si nosotros…

-Nosotros somos importantes para él, igual que él lo es para nosotros. Él solo…

-No lo sé. A veces solo prefiero no pensar mucho en eso.

Seokmin lo miró un instante, a pesar de la constante energía que Soonyoung demostraba la mayoría del tiempo, justo en este momento, Kwon le había permitido ver otra faceta de él, una en la que estaba un poco herido aún y se sentía ligeramente triste y abandonado.

-Chicos… -Seungcheol había entrado en la cocina, con la mirada aún en el celular mientras apoyaba una de sus manos en la entrada de la cocina- Creo que tenemos que hacer una reunión de emergencia.

-¿Pasó algo?

Seungcheol respiró hondo y levantó la mirada.

-Sinceramente no estoy seguro –Soonyoung secó sus manos velozmente y se acercó hasta Seungcheol para poder leer lo que tenía al mayor consternado-. Creo que era de esperarse algo así, pero me ha tomado por sorpresa.

-¿Qué es?

Seokmin parecía ahora positivamente intrigado. Y fue Soonyoung quien soltó la bomba repentinamente.

-Es el CEO, han reclutado a un nuevo integrante.

-¿Qué?

Seokmin entonces se acercó al celular, curioso por el mensaje tan repentino por parte del dueño de la compañía.

-Dicen que vive en China, por lo que se unirá a nosotros en dos semanas más.

Seokmin sintió un pequeño escalofrío que prefirió no mencionar, a pesar que no lo era, por su cabeza pasó aquella molesta palabra que lo ancló a la realidad. El otro miembro que llegaría en unas semanas sería el reemplazo de Samuel. Samuel se había ido definitivamente ahora. Y el espacio vacío de su ausencia lo hizo sentirse terriblemente melancólico.

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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: Capitulo 11


CAPITULO ONCE

El alcohol

A Seungkwan le gustaba bailar, le gustaba bailar mucho, puede que no sea el mejor de los bailarines pero definitivamente disfrutaba bailando, quizá era esa energía latente que siempre tenía en el cuerpo y que cuando escuchaba música lo hacía moverse de inmediato y sonreír enardecido por el calor del momento y la forma en que incluso se sentía más relajado. Lo hacía olvidarse de los problemas, lo hacía sentirse más libre. Lo liberaba.

Muchas veces, la música incluso aunque desconocida, lo hacía moverse instintivamente y él gozaba y se divertía. Y reía entusiasmado mientras Seokmin le contaba cosas extrañas que le habían pasado en el día a día con sus clases o sus compañeros o las tonterías que hacía. A veces, en momentos como esos a Seungkwan le gustaría ser como Seokmin, a Lee no le importaba demasiado lo que el resto de las personas opinaran mientras él se sintiera contento, Boo en cambio aún tenía muchas reticencias con la mirada de la gente.

Pero Seokmin, como siempre, le inyectaba alegría a su vida y lo hacía sentirse incluso más entusiasmado de lo normal mientras se movía al compás de la música con él.

Sin embargo, Seokmin y Soonyoung siempre habían sido algo peligroso. Seungkwan lo sabía más que bien, siempre eran los tres para arriba y para abajo haciendo locuras, pero Seokmin y Soonyoung eran peligro. Escrito con mayúsculas y en neón. Así que luego de que Nana se marchara, aproximadamente unos veinte minutos después, Seungkwan había notado la ausencia de ambos y cuando los encontró ambos habían aparecido sonrientes, escondiendo algo entre sus manos y mostrándola como si se tratara de una travesura.

Seungkwan nunca había probado alcohol, pero tenía metido en la cabeza que quería vivir todo lo que un adolescente normal hacía, antes de que debutara y entonces todo fuera más complicado. Así que, aunque tenía a su madre en la cabeza segundos antes de que se llevara la lata de cerveza a la boca, decidió ignorar todas las señales de autodefensa y bebió de golpe un buen sorbo. Entonces todas las reglas quedaron en el olvido, sus mejillas se pusieron rojas y las sonrisas afloraron en su rostro casi de inmediato mientras sentía la necesidad de bailar y divertirse.

Seokmin se había quedado a su lado cuando la lata se hubiera acabado y Soonyoung dijera que quería ir a bailar con alguien que le siguiera el ritmo luego de que Seokmin se negara a salir a bailar asegurando que prefería cuidar a Seungkwan quien reía divertido por cualquier cosa. A Seungkwan no le importó demasiado el que Soonyoung se marchara con un puchero en la boca buscando alguien con quien bailar, víctima de su adrenalina fue Doyoon y observándolos a ambos Seungkwan sintió la necesidad de incorporarse a bailar mientras Seokmin lo miraba divertido.

Unos pocos metros más allá, Dongjin se encontraba sentado en uno de los asientos cerca del mesón de la cocina mientras miraba de reojo a Hansol, quien sentado a su lado y con un vaso de soda en la mano miraba a Seungkwan y Seokmin bailar en la mitad de la sala. Hansol tenía el ceño fruncido y una mueca en la cara. Para Dongjin todo resultaba tan divertido, que bien o mal esta fiesta le sonaba al mejor de los recuerdos que tendría en toda esta etapa.

Pero lo divertido aquí era Hansol que aún refunfuñaba molesto porque obviamente había notado la lata de cerveza que Soonyoung y Seokmin habían llevado hasta el pequeño Seungkwan. A Hansol no le importaba ser él, el menor, para él Seungkwan era como un niño pequeño que necesitaba ser protegido, pero sabía también que si interrumpía el momento y evitaba que Seungkwan bebiera, Boo estaría de mal humor el resto de la noche y muy seguramente no le hablaría por el resto del mes. Por eso en la distancia, prefería cuidarlo.

-Bueno, ya basta -Dongjin se había levantado de su asiento, dejando su vaso con soda en el mesón y jalando a Hansol del brazo aún si el mayor lo miraba un poco sorprendido- Es hora de quitarte ese mal humor, hyung.

-¿De qué hablas?

-Ya verás.

Hansol no se lo había esperado, en realidad nunca se le pasó por la cabeza que Dongjin se infiltrara entre la gente que se encontraba bailando y por gente únicamente se refería a Soonyoung, Doyoon, Mingyu y Wonwoo. Pero Dongjin se abrió paso hasta Seokmin con una sonrisa en la cara pronunciando un divertido «Baila conmigo, hyung» y lo arrastró un poco lejos. Seokmin se sintió preocupado un instante, pero en cuanto vio a Hansol frente a Seungkwan se relajó un poco y se permitió bailar junto al pequeño Dongjin que hablaba constantemente tratando de acaparar su total atención.

-Vernonie…

Seungkwan lo había reconocido al instante, se había lanzado a sus brazos con una gran sonrisa en la cara y un fuerte abrazo que lo hizo sentirse sutilmente tenso. Luego, dos segundos después que la presencia de Seungkwan hiciera su usual efecto y lo embriagara por completo, Hansol empezó a sentirse ligeramente tímido, últimamente solía pasarle mucho eso cuando estaba junto a él.

-Bailemos Vernonie.

Hansol sonrió en cuanto lo vio moverse de un lado a otro, pero luego de unos segundos decidió seguirle el ritmo.

Divertirse y sonreír para él.

Chan había disfrutado hace un rato bailando con Seungcheol quien reía divertido por las risas constantes de Jihoon al ver que Choi no podía seguirle el paso al menor, luego de que Seungcheol se rindiera, Chan decidió dejarlos solos e ir por un poco de comida a la cocina, varios de los bocaditos que Mingyu había preparado se habían quedado guardados en la nevera así que luego de beber un gran vaso de agua, Jungchan llevó uno de los bocaditos a su boca y salió de la cocina decidido a pedirle a Jun que bailaran un poco. Había agarrado el valor con mucho esfuerzo.

Pero todo ese esfuerzo había dimitido en cuanto lo buscó con la mirada y lo encontró cerca de la entrada, ahí donde todos los zapatos permanecían desperdigados por todos lados. Mingming estaba frente a él, con la mirada baja y esa expresión apenada que lo hizo sentirse terriblemente mal y con un retorcijón en el estómago. Junhui lo miraba como el gran idiota que es, con la gran contemplación que siempre tenía con él y pasaba una mano por entre el cabello del otro y lo escuchaba y le rompía el pequeño y joven corazón a Chan.

Wonwoo ya no sabía cuántas horas habían pasado desde que la música se puso a todo volumen y Mingyu con esa sonrisa estupenda que tiene había llegado de la nada a sentarse junto a él con una lata de cerveza entre las manos. Jeon no era de beber, en general nunca había probado más que un sorbo, y no estaba dispuesto a pasar de ese clásico primer y único sorbo, pero de pronto Mingyu comenzó a susurrarle tonterías al oído y pedirle que practicaran algo que había visto en una tonta película hace días.

Así que terminó bebiendo cerveza prácticamente de la boca de Mingyu, y cuando se dio cuenta llevaban tres.

Wonwoo nunca había bebido tanto y eso fue casi que mortal para él y seguramente para Mingyu también quien tenía menos experiencia que él en fiestas.

Pero se pudo dar cuenta que había bebido demasiado cuando empezó a sentir su rostro verdaderamente rojo, y cuando ahí, sentado en la esquina del sillón con Mingyu prácticamente encima de él había empezado a pasarle la mano por debajo de la camisa, acariciando su cintura, tocando su espalda y él se lo permitía. Procuraba siempre tener cuidado con Mingyu y sus impulsos porque luego tenía miedo no poder controlarlo, o controlarse. Pero esta vez no importaba, le gustaba como se sentía, le gustaban los escalofríos de su cuerpo, el calor agobiante, la ansiedad por sentir más y el movimiento involuntario de su cuerpo a cada toque.

Era bueno que a esa hora todos estuvieran como en su mudo, era aún mejor que la música estuviera a todo volumen porque no se escuchaban esos suaves sonidos que emergían de su boca cada que Mingyu le daba un espacio entre los besos. Nadie en realidad los está mirando, y Mingyu a cada momento intensifica más el beso, y siente su lengua jugar dentro de su boca con toda la confianza del mundo. Wonwoo ha perdido toda voluntad y pasa sus manos por el cuello largo y masculino de Mingyu mientras su respiración se entrecorta y no quiere que se aleje, quiere que lo bese hasta dejarlo sin aire.

-¡Oigan! ¡Dejen algo para después de la boda!

La voz de Doyoon se escucha en medio de la música que se detuvo unos segundos para que su grito se escuchara, mitad en serio, mitad en broma. Wonwoo sabe que ya son más de las dos de la madrugada, porque su rostro se siente caliente, su cuerpo y sus labios también, y Mingyu ríe bajito y esconde el rostro en su cuello. No quiere que haga eso, porque quiere jalar de su brazo y llevarlo a una habitación.   

A lo lejos ve a Doyoon reír abiertamente, parece que también ha bebido de más. Pero eso realmente no importa, después de todo era él quien más lo necesitaba. Mingyu muerde su oreja, vuelve a reír y se revuelve entre sus brazos, sobre él, sobre su cordura. Wonwoo suspira, porque necesita controlarse, la fiesta es para divertirse entre todos no para los dos solamente.

Son solo los dos la mayoría del tiempo, después de todo.

Así que suspira, arrepintiéndose en el camino, pero lo hace y se aleja un poco de Mingyu quien ya a fruncido el ceño.

-Mingyu debemos parar.

-¿Qué? Pero creí que ya iríamos a la habitación.

-No seas idiota. -golpea suavemente su brazo y sonríe-. La fiesta es para que todos nos unamos como grupo, tu y yo podemos estar juntos en cualquier momento.

-Pero hyung…

-No lo repetiré Mingyu.

Kim hace un puchero, se baja de sus piernas y luego se cruza de brazos. Es curioso porque Wonwoo odia cuando se pone en ese plan de niño pequeño y engreído, pero justo ahora solo quiere volver a comerle la boca.

-Mierda, Mingyu…

Ni siquiera mide su fuerza del todo cuando se lanza contra él una vez más y ataca su boca salvajemente. Mingyu ni siquiera tiene tiempo de sorprenderse porque lo único que hace es agarrarlo por el cuello y arrastrar sus manos hasta ese cabello oscuro que tanto adora. Entonces el peso y la fuerza con la que Wonwoo se ha lanzado hace su respectivo efecto y el sillón y cae bruscamente de espaldas al piso con ellos de tripulantes.

-¡Por dios! ¡Ya párenle! –La mayoría solo los ve divertidos y Doyoon rueda los ojos.

Wonwoo parece dar un salto desde el piso y fingir que en realidad no está tan borracho como lo está en verdad, y Mingyu apenas asoma su cabeza desde atrás del sillón y ríe complacido con ese ataque impulsivo del mayor. Sabe que no habrá más acción en lo que resta de la noche porque Jeon ya debe estar lo suficientemente avergonzado, y lo confirma cuando lo ve caminar rígidamente hasta la cocina seguramente por un vaso con agua. Pero no importa, realmente no importa, ese es por mucho el mejor beso que Wonwoo le ha dado.

-Oigan, por cierto… -Dongjin pronuncia de repente, llamando la atención de los demás. – ¿Alguien ha visto a Chan?

A Jisoo no le gusta beber, lo hizo un par de veces en L.A. pero sinceramente en el camino descubrió que no es tanto lo suyo, bebe controladamente, pero en cuanto siente que está perdiendo el control, simplemente lo deja. Esta vez todo ha sido diferente, su boca no se ha resistido al sabor amargo y sus ojos no se han despegado de él en toda la noche. Su corazón aún late y sus ojos aún lo siguen porque tan solo han pasado dieciocho días. Dieciocho días en los que ha ido muriendo lentamente por su indiferencia, por lo fácil que a él le resulta dejarlo de lado.

Y se encuentra ahí, apoyado en una de las paredes mientras lo mira discretamente a la distancia. Sonríe junto a Seungcheol mientras golpea de vez en cuando el brazo del otro cada que seguramente dice alguna tontería. Pero no lo mira, no ha volteado hacía él ni por error en ninguna ocasión. Simplemente es completa y absolutamente invisible ante sus ojos. Jihoon es cruel. Cruel y desalmado, porque una parte de su inconsciente le grita que Lee lo hace apropósito, se regocija con su sufrimiento, con su amor incomprendido.

Jihoon no siente lo mismo que él, y él solo está herido, desesperado y agotado.

Quiere correr frente a él y besarlo hasta que se enamoré de él, pero seguramente Seungcheol lo golpearía muy fuerte. Él o Jihoon, sinceramente no le importa. Quiere volver a besarlo. Sabe que no está pensando correctamente, porque ya perdió la cuenta de cuantas latas de cerveza abrió en su nombre. Y en el momento exacto en que trata de rememorar la cantidad de veces que bebió cada una de ellas “Una por sus ojos, otra por sus manos, otra por su sonrisa…”    justo en ese momento, él lo mira, de reojo, con el disimulo que él no tiene. Pero logra paralizarlo.

Jihoon lo mira brevemente, lo analiza, Jisoo siente que el tiempo se ha detenido y la música pierde todo el sentido.

Jisoo está muy ebrio para notar que Jihoon se encuentra igual o peor que él por culpa del alcohol.

Lo ve susurrarle algo a Seungcheol quien asiente sonriente mientras parece revisar algo en su celular. Ya nada más existe para Jisoo en ese instante. Jihoon se ha levantado y camina hacia él. Su cuerpo entero siente la zozobra, él pasa a su lado sutilmente, jala de la manga de su buzo y lo guía hasta la cocina, Joshua siente el escalofrío en todo su cuerpo. Ninguno de los dos se ha percatado que, en la distancia, cerca del balcón mientras hablaba con Soonyoung, Jeonghan había visto cada uno de sus movimientos.

La cocina está vacía, Jihoon le agradece a todos los santos en los que no cree por eso. Está haciendo las cosas sin pensar. Es puro instinto, quiere volver a besarlo quiere sentir algo más que esa bonita sensación que tuvo hace tantos días cuando Joshua lo beso. Así que apenas entran en la cocina lo empuja contra uno de los mesones y besa su boca fuertemente, con ansía, con deseo mientras todo él tiembla por dentro y cuando sus manos pueden llegar a delatarlo acaricia su rostro y su cabello.

Jisoo no tarda en corresponderle, en apretarlo por la espalda y unir sus cuerpos. Tan cerca, tan caliente, su cuerpo solo se mueve contra el de Jisoo y él lo ha levantado sin problema contra el mesón, se abrió paso entre sus piernas y ahora Jihoon puede acariciar mejor su cabello, su beso es tan húmedo, es tan incorrecto, porque hasta hace unos pocos minutos estaba receptando el evidente coqueteo de Seungcheol y tan solo con verlo sintió un deseo absoluto por él, uno que sobrio y consciente había tratado de bloquear.

No quiere volver a estar sobrio nunca más, si puede sentirse así de bien con él otra vez.

¿Es culpa de las hormonas?

¿Es culpa de ese hueco en el estómago que ha sentido desde hace dieciocho días que no ha estado junto a él?

Jihoon no lo sabe, Jihoon solo quiere perderse entre sus brazos, besarlo hasta cansarse. Sentado sobre el mesón de la cocina, Jihoon permite que sus piernas se cierren alrededor de él. No quiere que Jeonghan se lo lleve. Jeonghan siempre se lleva todo lo que él quiere. Esta vez quiere ser egoísta, quiere a Jisoo, lo quiere con él. Quiere todo de él.

-¡¿Quién dejó beber a Chan?!

Seungcheol está histérico, el niño de los ojos de Choi se encuentra con una olla en la cabeza cantando y bailando canciones de Michael Jackson por toda la sala, con sus mejillas rojas y la ropa desarreglada, mientras la mayoría ríe libremente y solo Doyoon parece tan preocupado como él por el estado del menor quien corretea por todo el departamento para evitar ser alcanzado.

Jun lo ve con un poco de ternura, se encuentra sentado en uno de los sillones con Mingming, decide levantarse para poder ayudar a controlar al menor pero justo en ese momento Chan parece verlo y se lanza sobre él. Jun vuelve a caer sobre el sillón con Chan abrazándolo por la cintura mientras hunde el rostro en su estómago y sonríe abiertamente.

-Jun hyung es tan cómodo… -Chan se afianza un poco más a él. Se siente una muy mala, mala persona, pero no quiere alejarlo, no quiere que pase más tiempo a solas con Mingming, quiere estar junto a él, y poco a poco empieza a quedarse dormido entre sus brazos- Jun hyung es… él es…

Mingming solo los mira en la distancia, Chan es adorable y los ojos de Jun son el reflejo de ello, mientras acaricia el cabello del menor y lo contempla de una forma que no lo había hecho hasta ahora con él. Se tuvo que levantar del sillón cuando vio que los tres no cabrían en el sillón. Al final no han arreglado del todo su situación, y la interrupción de Chan solo lo ha hecho sentirse frustrado, así que mejor desvía la mirada y va por una cerveza, no ha bebido en toda la noche y ahora realmente siente que la necesita.

-Bueno, al menos se ha calmado…

Las palabras de Doyoon se ven interrumpidas por el sonido de algo fuerte quebrándose en la cocina. Y todos giran su mirada hasta la puerta de dicho lugar.

-¡Apaga esa música Vernon!

Es la voz de Seungcheol la que hace que el menor prácticamente corra hasta la laptop y detenga el ruido. Entonces escuchan quejidos y más cosas rompiéndose y cayendo en la cocina, van velozmente hasta ella y por un momento todos se quedan paralizados, porque esas cosas entre ellos no suceden.

Jeonghan tiene el labio partido, está despeinado y golpeado. Jihoon respira agitadamente tiene un golpe cerca de la barbilla y la ropa desarreglada. Ambos se miran con odio. Jisoo parece estar paralizado, los mira como si realmente le pareciera irreal la pelea agresiva y brusca que esos dos mantienen.

-¡¿Qué es lo que te sucede Jeonghan?!

-¡No te lo voy a permitir! ¿Me escuchas? ¡Tú solo eres un maldito desgraciado!

Y antes de que puedan verdaderamente reaccionar, Jihoon se ha acercado nuevamente hasta Jeonghan y ha clavado su puño con fuerza en la cara del otro mientras Jeonghan ha aprovechado para jalarlo con fuerza de la camisa y lanzarlo al piso. Se ha sentado sobre él y ha comenzado a repartir golpes a diestra y siniestras sobre su rostro.

-¡Basta! ¡Han! ¡DETENTE!

Jisoo ha jalado con ímpetu a Jeonghan, lo ha pegado a su cuerpo mientras este patalea y mueve sus brazos completamente fuera de sí. Seungcheol ha tenido que hacer lo mismo con Jihoon quien casi de inmediato a intentado ir contra el otro mientras sus ojos lo miran con fiereza y odio mal contenido.

-¡BASTA! ¡SE CALMAN! –Doyoon ha levantado la voz con resolución, los menores lucen completamente impávidos, mirando de un lado a otro sin comprender lo que ha ocurrido- ¡EN ESTE MISMO MOMENTO ME EXPLICAN QUE MIERDA SUCEDE!

Y luego el silencio recorre el lugar, solo las respiraciones agitadas de Jihoon y Jeonghan se pueden escuchar.

-Suéltame –Jeonghan suelta brusco y Jisoo aún un poco perdido obedece quedamente. Jeonghan luce un poco más calmado, pero aún sus ojos están llenos de coraje y mira con el ceño fruncido a Jihoon –Con todo el respeto que te mereces Doyoon, no te metas en esto por favor.

Jeonghan solo bufa antes de respirar hondo y girar hasta Jisoo.

-Ven conmigo. –Estira su mano hacía él. Jisoo aún lo mira confundido. Pero Jihoon al otro lado de la cocina levanta la voz.

-No te atrevas a irte con él, ¿me oíste?

Nadie sabe qué ocurre y Jeonghan no va a esperar a que Jisoo se decida, él no sabe cuándo detenerse, no sabe cuándo parar y evitar que lo sigan hiriendo, así que jala del brazo a Jisoo y desaparece junto a él de la cocina, a lo lejos se va quedando Jihoon quien se remueve entre los brazos de Seungcheol y maldice una y otra vez a los dos que han desaparecido por la puerta principal. Seungcheol solo puede bajar la mirada y aferrarse a Jihoon con fuerza. Jihoon se le está escapando de las manos, en el sentido más literal de la palabra. Y repentinamente se siente altamente herido.

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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: CAPITULO NUEVE


CAPITULO NUEVE

La empatía


Seungcheol cree haberse enamorado de Jihoon cientos de veces.

Como la primera vez que lo vio.

Él aún se encontraba nervioso ante la reciente aceptación en Pledis, movía las piernas mirando de un lado a otro a los demás trainer, parecía incluso que algunos ya se conocían, pero él era simplemente el nuevo, no es que le costara hacer nuevas amistades, es que se sentía intimidado luego de escuchar a uno de los chicos agarrar un micrófono y empezar a cantar una canción de Dong Bang Shin Ki mientras esperaban por el entrenador. Su voz era impresionante y uno de los otros chico había llegado gritando y saltando directo en su espalda. Su nombre era Baekho.

Seungcheol estuvo bastante impresionado con su rango vocal, su sonrisa simpática y lo bien que parecía llevarse con todos, más adelante descubriría que el muchacho que había saltado en su espalda se llamaba Minhyun. La cuestión es que aquella tarde se encontraba un poco solitario, un poco ajeno a todo y escuchar unas pequeñas voces a su lado lo hicieron sentir un tanto más cómodo.

—Vamos, háblale tú Jihoon. Tengo entendido que tienen casi la misma edad.

—¿Y por qué yo? ¿Que no sabes que tengo cosas mejores que hacer?

Seungcheol tenía un rato escuchándolos. Y si, era muy incómodo porque al parecer no les importaba o no se daban cuenta de lo cerca que estaban y lo bien que podía escucharlos.

—Aaron, ya basta. Si tantas ganas tienes de integrarlo pues ve tú o Jonghyun, a mí me da igual.

—Que no, Jihoon, que vayas…

Cuando Seungcheol giró, los que suponían eran Jonghyun y Aaron se encontraban empujando a un chico de baja estatura que muy seguramente era unos tres años menor a él.

—Eh, pues hola. Mi nombre es Seungcheol. Mucho gusto.

Se inclinó levemente a modo saludo. Jihoon únicamente se soltó del agarre de los otros dos y murmurando un molesto «Si, lo que sea» se alejó de ellos y camino hasta donde Baekho se encontraba conversando con Minki y Minhyun animadamente. Seungcheol creyó oír su corazón latir desbocado ese día.

Había superado la relación inicial, los demás habían sido agradables, y aunque Jihoon fue un poco renuente, Seungcheol a estas alturas de su vida podía llamarse con orgullo «el mejor amigo» sinceramente en un comienzo ese fue su gran logro, Jihoon en ocasiones resultaba alguien completamente impenetrable, pero de algún modo el logró calarse en ese ser pequeño y malhumorado.

Era como un poco indescriptible, sin que sonara a burla, como Jihoon lo creía la mayoría del tiempo, las razones por las que Seungcheol cuando observaba por una larga temporada de tiempo a Lee de pronto terminaba sonriendo, había algo lindo en él, aunque Jihoon odiara ese adjetivo sobre su persona, pero había algo en él que lo hacía sonreír, que lo hacía tener ganas de abrazarlo todo el tiempo.

Simplemente había algo en Jihoon…

—Ya deja de abrazarme, Choi —Jihoon en ese instante se movió incómodo entre sus brazos— Si nos llega a ver tu noviecito seguramente se va a enojar o algo parecido.

—No importa Hoonie —Entonces lo abrazó con más fuerza— De todas formas ha terminado conmigo.

Jihoon se tensó… ¿Lo habría hecho por Joshua?

Que maldito momento en el que se le ocurre a Jeonghan ser honesto consigo mismo.

De todas formas el abrazo de Seungcheol lo terminó rodeando por completo y el mayor apoyó la cabeza en su espalda. No parecía realmente deprimido, parecía más bien un niño pequeño triste porque ha perdido algo querido, y como todo niño pequeño parecía que solo sería cuestión de días para que lo superara. Jihoon no era de ser emotivo ni sabía si quiera como serlo, pero vio uno de los brazos de Seungcheol, aquel que se cruzaba por su pecho y con su mano derecha, dudando aún si hacerlo era correcto o no, finalmente la posó sobre el brazo de Seungcheol, sosteniéndose de él como si en realidad disfrutara del abrazo.

Seungcheol abrió los ojos.

Jihoon estaba sosteniéndolo, era lo más parecido a un abrazo, y sabía que si abría la boca o se movía un centímetro lo arruinaría y entonces Jihoon se alejaría. Dejó entonces que Jihoon lo consolara, cerró los ojos despacio y se pegó un poco más a él.

Jihoon era realmente cálido…

Doyoon a veces se empezaba a creer la burla de Baekho «Pareces la madre de todos esos chicos, Doyoon. Relájate un poco y déjalos que se deshagan en la adolescencia. Dejalos ser normales una última vez, antes que debuten y ya nada vuelva a ser igual» se lo empezaba a creer, porque cada que tenía la oportunidad se encontraba consolando a alguien nuevo, y en esta ocasión los sollozos de Mingming le habían roto el corazón.

Colocó una mano sobre la puerta, pensando aún si era buena tocarla y llamar su atención, pero el sollozo del otro no se detenía y parecía cada vez más incontrolable. Así que optó por tocar despacio, pasaron unos segundos antes que Mingming se atreviera a darle la cara, sin mirarlo a los ojos y habiendo secado un poco las lágrimas de su rostro.

Doyoon entendió, por eso respiró profundo y entró junto a él en la habitación. Lo abrazó con fuerza y el otro pareció deshacerse en sus brazos. Como si hubiera encontrado un nuevo refugio, como si fuera lo último que le quedaba.

—Tengo miedo, Doyoon…

El susurro en los labios de Mingming fue tan sútil, que quizá si Doyoon no hubiera estado atento, se hubiera perdido en el espacio de esa habitación.

—Yo estoy enamorado de él, lo amo de verdad… Pero Jun, él me quiere y eso es todo.

—¿Se lo has preguntado? —Llevaban varios minutos así, sin que Mingming se moviera demasiado, sin embargo luego de esas palabras él lo miró— Si no se lo preguntas, nunca lo sabrás.

—Es así, una persona que ama se siente. Él no me ama, me quiere. Pero no ha decidido enamorarse de mí todavía —Para ese momento un suspiro abandonó los labios de Yao, se había calmado, al menos eso percibía. Mingming caminó hasta la cama y luego volvió a suspirar— No sé que hacer… Él está ahí, diciendo que me ama, aunque ni él se cree esa mentira. Pero un día se va a enamorar de alguien más, él lo sabe también. Y cuando eso pase… Me va a dejar.

—Si eso pasa, no hay nada que puedas hacer.

—¿Y no es eso injusto?

—Mingming…

—Yo he dado todo de mí en esta relación, porque debo vivir en el limbo por culpa de él.

—Entonces termina con todo esto de una vez.

Los ojos de Yao se abrieron por completo, lo atravesaron repletos de sorpresa, como si en realidad no hubiera reparado en esa posibilidad.

—No puedo… —De pronto su voz empezó a quebrarse— Yo no…

Doyoon se acercó, lo abrazó de nuevo, respiró hondo y escuchó su pequeño llanto con aflicción.

Cuando Jungchan llegó a la terraza del edificio donde vivían sonrió, sabía que él iba a estar ahí.

Y amaba saberlo todo de él.

Junhui se encontraba sentado en una pequeña cisterna, con los brazos apoyados en ella y mirando a la nada mientras el sol parecía ocultarse por un lado de la ciudad. Caminó despacio hacía él, en parte porque en realidad quería observarlo un poco más, y porque su corazón latía demasiado rápido para su propio bien. A unos pocos pasos de llegar Jun giró y lo miró, como la primera vez que se encontraron mucho tiempo atrás.

Jungchan sonrió lo mejor que pudo, porque su corazón latía equivocado por él, porque sus manos se congelaban por culpa de las bebidas que sostenía y porque el viento movió su cabello como si fuera a culparlo por intentarlo. Por saber que Mingming estaba en algún lugar mientras él buscaba acercarse a Jun, le dolía el estómago, porque aunque no tuviera oportunidad alguna. Estaba ahí.

—¿Deseas algo Chan?

—Yo… —Apretó con fuerza las bebidas— Quería hablar contigo un rato ¿puedo?

Junhui asintió, se sentó junto a él. El viento aún hacía su trabajo y sacudía sus cabellos, pero Chan solo extendió la bebida hasta él y sonrió un poco más.

—Quería disculparme —Se sentía tan falso cuando se escuchaba— Por mi culpa pelearon y ahora Mingming no te habla.

—No te preocupes, Chan. Ha sido culpa mía que se molestara así en primer lugar.

Pero le gustaba tanto su hyung…

¿Qué podía hacer para que dejara de ser así?

Mingming terminaría odiándolo.

—Eres un buen hermano menor, Chan.

Le sonrió, y Jungchan quiso llorar. Jun sabía lo que él sentía, aunque fuera un secreto para ambos. Pero justo ahora Junhui estaba haciendo lo que él no podía, le estaba poniendo un límite. Y aún así, lo único que hizo fue abrir la botella en sus manos y beberla con tranquilidad. Solo quería un poco más de él. Un poco más de tiempo junto a él. Aunque nunca le fuera a corresponder. Lee Chan solo necesitaba unos cuantos momentos así en su vida para poder ser feliz.

Soonyoung en algún momento de su vida aprendió que lo mejor para el buen trabajo en equipo, es la unión y pasarla bien. Entre más relajada se sentía la gente, más feliz era, más ganas tenía de volver y empezar su trabajo e incluso de hacerlo mejor. Un buen ambiente era la base para un buen trabajo en equipo, eso se lo había enseñado su padre, cuando un día había invitado a casa a algunos compañeros de trabajo y se habían sentado a conversar y ver el partido de baseball en la televisión.

Quizá se trataba de una simple excusa para que mamá no le armara mucho escándalo, pero a Soonyoung aquello le pareció una buena idea, y quizá eso era lo que Seventeen necesitaba ahora. Esa noche había invitado a comer a sus pocos compañeros, que por suerte no eran demasiados, y juntos habían ido a comer un poco de fideos para poder planear algo que le subiera el animo al equipo.

Desde la salida de Samuel las cosas se habían puesto un poco tensas, un poco tristes también.

Samuel se había marchado tan bruscamente que Soonyoung aún se sentía un poco herido.

—Pueden dejar de manosearse, hay un niño pequeño.

Dongjin solo rió divertido ante las palabras de Seokmin quien fruncía el ceño divertido al notar lo avergonzado que se sentía Wonwoo, antes de virar los ojos y empujar a Mingyu.

—Solo jugaba con sus manos —Se defendió Mingyu— …Y su pierna.

—¡Ya cállate, Mingyu!

Soonyoung salió de sus pensamientos en cuanto notó a Wonwoo dispuesto a golpear en la cabeza a Mingyu mientras este reía divertido y Seokmin aprovechaba su distracción para robarle un poco de cerdo y ponerlo en el plato de Dongjin y el suyo sin que estos se dieran cuenta.

—Bueno basta, no les he traido aquí solo para comer y pelear —En ese momento todos parecieron prestarle atención— Tenemos que armar algo para poder animar a todos y que volvamos a sentirnos como un verdadero grupo unido.

—Eso va a estar dificil, hyung —Murmuró Dongjin— Los mayores ni se hablan del todo entre ellos. Mira a Joshua hyung hoy ni siquiera vino a entrenar.

—Si, eso está muy raro también.

Mingyu comía tranquilo, él era relativamente cercano a Jihoon. Debía saber algo, pero no quería abrir la boca y ni siquiera Wonwoo podía sonsacarle información.

—Como sea… —Alivió un poco sus dudas, y se concentró en lo verdaderamente importante— Debemos planear algo para que todos se puedan integrar y volvamos a ser el Seventeen de antes. Escucho sus ideas…

Jeonghan esa noche no quiso salir a cenar con los demás, prefirió llegar al departamento y descansar. Seungcheol y Jihoon se habían quedado trabajando en una canción, él ya ni quería saber algo más de esos dos. Su cabeza daba vueltas y estaba a punto de tener un odioso dolor de cabeza. Una que desaparecería después de una reparadora ducha.

Doyoon y Mingming se habían perdido en algún momento de la tarde luego de que el chino armara toda esa escenita frente a Jun y todos los demás. Jungchan seguramente fue tras Junhui luego de que el ensayo terminara y eso realmente empezaba a preocuparle, quien saldría más herido de ahí seria Lee Chan. Si él con su situación amorosa e inestable no podía, no quería imaginarse como andaría el pobre Jungchan. Quizá debería ser un mejor hyung, y preocuparse un poco más por él.

Dejó el bolso sobre uno de los sillones, mirando el lugar silencioso y vacío.

Sintiendo repentinamente la ausencia de Samuel en muchos días. Aunque quizá se trataba de una excusa para no pensar en él.

Joshua no se había presentado ese día al ensayo, y le taladraba la cabeza el pensar que Jihoon no había dicho nada al respecto. Usualmente Lee armaba un escándalo cuando alguien no llegaba a ensayar y luego estaba él que incluso con una fiebre de casi treinta y nueve grados y se presentaba ahí, para demostrarle a los demás que no había excusa alguna que fuera lo suficientemente válida para no ir.

Sin embargo hoy, Jihoon calló.

No dijo nada con respecto a Joshua e ignoró cada pequeño comentario al respecto y el resto al ver sus ojeras tampoco hizo demasiado incapié en ello. Nadie parecía saber mucho al respecto puesto que los dos mayores habían llegado muy tarde la noche anterior y Jeonghan había dormido en casa de sus padres.

Él no quiso saber, luego de ese beso no quiso saber nada más de esos dos, pero aún así en el fondo, extrañaba a Joshua.

—Han.

Giró al escuchar su voz, limpia y cálida. Igual que siempre. Igual que todos los días.

Aunque sus ojos lucían cansados y su expresión era un poco vacía.

—Josh… ¿por qué no has ido al ensayo hoy?

No se le ocurrió nada mejor que decir, no tuvo el valor para preguntar otra cosa.

—Luego te cuento. Pensé que llegarían más tarde.

Cuando se dio cuenta, Jisoo estaba acomodando una pequeña maleta en su espalda y recogiendo unas llaves sobre el pequeño mesón.

—Solo soy yo. El resto anda en sus asuntos. Josh ¿qué pasa?

Lo detuvo, sostuvo su brazo y lo miró.

¿Había alguien más imbécil que él? Decía querer alejarse y ahí estaba, deteniéndolo un poco más. Sintiendo su corazón latir equivocado porque incluso su piel lo hacía sentir extraño.

—Voy a dormir fuera, tengo cosas en las que pensar.

—¿Has faltado todo el día a tus actividades y ahora te vas? ¿Al menos vas a quedarte con algún amigo o algo?

Joshua sonrió, inesperadamente sarcástico por eso.

—¿Te parece que conozco a alguien además de ustedes, Han? Estoy completamente solo en este país. No tengo un lugar al que ir cuando me siento mal y eso acaba de golpearme en la cara. Me siento desesperado. Ahogado aquí.

Eso rompió infinitamente su corazón.

—¿Nada? ¿No tienes nada aquí? —Sonó molesto, molesto y bastante herido también?— ¿Y yo que soy? ¡Aquí estoy! ¿no me ves? Soy tu amigo, puedes apoyarte en mí, puedes decirme lo que sea. Josh no estás solo. Yo siempre… Voy a estar aquí.

Estuvo a punto de llorar, sus sentimientos reposaban muertos ante sus propias palabras, pero Jisoo lo miraba, de esa manera que lo hizo sentirse débil y pequeño. Porque esos ojos de Hong lo atravesaban con pena y dolor, empezando a llenarse de lágrimas ante él.

—No me quiere Hannie. —Su voz sonó entrecortada y ahogada, incluso ya había empezado a llorar débilmente y Jeonghan entonces lo soltó. No quería escuchar eso, no quería verlo así. Pero tampoco se quiso mover de ahí—. No me quiere y yo soy un idiota, primero por enamorarme de él y segundo porque ya lo sabía, y aún así lo besé. Aún así me lancé.

Estaba atrapado, y era un loco.

Porque le partía el alma verlo así, porque quería que Jihoon lo aceptara, para que Jisoo pudiera ser feliz.

Era un idiota porque cuando se dio cuenta sus brazos se encontraban rodeándolo, abrazándolo, consolándolo a él.

—Tranquilo, no tienes que ir a ningún lugar. Quédate conmigo, todo va a estar bien.

Jeonghan tenía el corazón roto, y con los pedazos que le quedaban de ese corazón estaba tratando de sanar el también corazón roto de Jisoo, porque era un idiota, y estaba completamente loco por culpa de él.

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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: CAPITULO SIETE


CAPITULO SIETE

El corazón roto


A Mingyu le costaba en ocasiones llevar el ritmo de vida que llevaba. Su abuela solía cuidar de él la gran mayoría del tiempo y gracias a ella había aprendido entre otras cosas a cocinar como es debido sin morir ni matar a nadie en el intento, había aprendido a reparar prácticamente todo tipo de cosas en el hogar. Incluso podía con la escuela y su primer lugar bien merecido dentro del cuadro de honor.

Podía con casi todo en su vida.

Excepto con una sola, un sola cosa, la voluntad férrea de Jeon Wonwoo.

Había conocido a Wonwoo, por allá en sus primeros días de trainer. Su primera impresión fue que a pesar de ser uno de los chicos más apuestos que había visto, Wonwoo parecía no darse cuenta de ello, y era difícil darse cuenta de aquello cuando Wonwoo siempre proclamaba ser el visual de Seventeen. Pero muy en el fondo Jeon parecía decirlo únicamente de broma.

Y era extraño porque a Mingyu le parecía el chico más apuesto que había podido tener en frente.

Mingyu sabía por aquel entonces que al momento de meterse de trainer él ya no sería tan espectacularmente atractivo como siempre se lo había dicho su familia, sus compañeras de estudio, incluso algunos de sus amigos —aunque siempre fuera más como una queja, que un halago, solía robar demasiado fácilmente la atención de las chicas en una salida grupal después de todo— La cuestión es que Mingyu lo sabía, probablemente él dejaría de ser el más atractivo porque iba a estar con otros muchachos que seguramente también lo serían y entonces su encanto visual sería sencillamente uno más.

Lo esperaba, realmente lo esperaba.

Lo que no esperaba era encontrarse con alguien como Wonwoo.

Sus ojos, sus labios, sus pestañas, su risa. Todo en él era hermoso.

La primera vez que los ojos de Wonwoo lo miraron Mingyu supo que tenía un serio problema. Su corazón latía estúpido cuando lo tenía cerca, cuando escuchaba su voz grave y masculina. Wonwoo era muchas cosas que él no era y lo hacía sentir terriblemente intimidado.

Su toque era cálido, aunque muchas veces contrastara con su mirada fría y devastadora.

Mingyu se sintió muchas veces bastante deprimido por la forma en que Wonwoo lo miraba, pareciera que él era un simple mueble más en la decoración de Pledis y no importaban sus intentos, lo agradable que quisiera ser, Wonwoo parecía cien por ciento impenetrable.

Se portaba como un idiota. Era consciente de ello, pero Wonwoo era el culpable.

A veces parecía que nada lograba llamar lo suficiente su atención, ni siquiera él.

Entonces Mingyu bromeaba, reía, hablaba escandalosamente.

Él solo quería que Wonwoo lo notara. Que supiera que él estaba ahí.

Que se diera cuenta que Kim Mimgyu existía.

El día más feliz de su vida ocurrió durante un mes de febrero. Les había tocado ayudar con algunas cosas para un evento de Pledis y eran pasadas las nueve de la noche cuando ambos se encontraban tras uno de los escritorios doblando papelitos rojos y cursi que seguramente servirían para algún evento de Nu’est. Mingyu se encontraba como usualmente lo hacía cuando estaba cerca de él, hablando de más. Que su día en la escuela, que Seungkwan y sus alaridos por toda la empresa, que Jihoon le había lanzado una vez más la guitarra por la cabeza, y aunque se podía dar cuenta de la exasperación de Wonwoo al oírlo sin detenerse un segundo, Mingyu solo siguió.

—Ok, basta. —Wonwoo había puesto las manos sobre la mesa, dejando el pequeño papel completamente estrujado a un lado de las tijeras— ¿No puedes callarte al menos por diez minutos?

—Pero de hacerlo… Estaríamos en completo silencio, hyung.

—Exacto. Eso es lo que quiero. Un poco de silencio.

—Eso es muy aburrido hyung —Mingyu había bajado un poco la mirada— Yo solo quería que tuviéramos un ambiente agradable para que…

—De acuerdo, sino te callas en este momento. Te hago callar Kim Mingyu.

Mingyu entonces levantó la mirada. Un poco dolido, un poco exasperado. Él no quería pelearse con Wonwoo, pero tampoco podía entender porque no le agradaba. Le caía bien a todo el mundo en Pledis, era como una minita de oro caminando por los pasillos y sin embargo Wonwoo solamente lo miraba de esa manera fría y ahora amenazaba con golpearlo.

—¿Y qué vas a hacer? No puedo entender porque no te agrado. No recuerdo haber…

Fue brusco, las cosas con Wonwoo no solían ser suaves ni dulce. Mingyu lo entendió aquel día. Wonwoo lo había agarrado por el cuello con ambas manos, y se había acercado a su boca sin ningún tipo de reparo. Mingyu sintió sus manos en el cuello y la mandíbula. Sus manos cálidas lo apretaban con fuerza y sus labios se habían estrellado contra los suyos mientras él miraba una de las paredes completamente anonadado, con sus ojos abiertos de par en par y su respiración detenida.

Mingyu no había besado a nadie hasta ese día. Siempre había estado muy ocupado con tantas cosas que realmente nunca se interesó por ello. Ni siquiera lo había imaginado a pesar de lo mucho que le gustaba Wonwoo. Así que cuando Jeon se alejó un poco, luego de la primera gran impresión y lo miró a los ojos, Mingyu sintió que quería más, que no había sido suficiente y que esta podía ser su gran oportunidad.

Así que en medio de ese silencio que tato le gustaba al mayor, y mientras se iba alejando de él poco a poco, esta vez fue Mingyu quien lo atrapó por el cuello para que no se moviera y se lanzó a su boca sin miedo. Moviendo los labios como si de un primer intento torpe se tratara, y fue rápido, porque temía que Wonwoo escapara. Así que al inclinarse tanto sobre él, logró levantarse de su asiento y pasar una de sus piernas por encima de las de Jeon y sentarse sobre ellas.

El estómago se sentía vacío, sus manos estaban seguramente frías y temblarían sino fuera porque sostenía ese rostro que tanto había venerado. Sin embargo su estómago comenzó a sentirse como fuego arrebatado en su interior cuando sintió las manos de Wonwoo en su cintura, con unos de sus dedos tocando su piel por la camisa mal acomodada a través del brusco movimiento que había hecho.

Pero su boca inexperta no se había detenido y en algún momento la boca de Jeon fue la encargada de guiarlo, suave y profundamente hasta que Mingyu perdió el aire y entendió el significado de que se te puede ir el alma en un beso.

Cuando se separaron Mingyu no quería abrir los ojos, pero debía ser valiente y afrontar lo que había hecho. Especialmente porque seguía sentado frente a él, en sus piernas. Wonwoo sin embargo solo lo miraba, parecía esa mirada fría de siempre y sin embargo esta vez Mingyu vio algo más, vio un poco veneración mientras lo contemplaba.

—Eres una caja de sorpresas Kim Mingyu.

—Me gustas, hyung.

Wonwoo arrugó la nariz en ese momento.

—No digas esas cosas.

—Pero es cierto —Y se abrazó a él, con toda la fuerza que pudo— Me gustas, hyung. Y ya no te vas a poder deshacer de mí tan fácilmente.

Fue extraño, porque Mingyu no lo pudo ver, pero estuvo seguro, que Wonwoo dejó escapar una pequeña sonrisa de esos finos labios.

Así que ahí se encontraban, luego de algunos meses en los que él había agarrado confianza y Wonwoo se lamentaba por ello. No podía culparlo, realmente le gustaba su hyung.

Estaban en su casa, sus padres como siempre trabajaban hasta altas horas de la noche y su abuela había salido a hacer las compras. Wonwoo le había pedido ayuda con unos ejercicios de matemáticas para el examen de mañana, y luego de unos veinte minutos explicándole algunos trucos, Mingyu lo había dejado haciendo unos ejercicios de prueba, él había bajado por un poco de fruta y cuando subió lo encontró tan concentrado en lo suyo, con sus lentes cayendo por el puente de la nariz, que se le antojo terriblemente adorable.

Dejó la fruta sobre la mesa y a pesar de que Wonwoo estiró su mano para llevar un poco a su boca, el mayor no pareció reaccionar ante su presencia. Así que Mingyu optó por lo más viable. Se sentó en el piso, justo detrás de él, con sus manos en la cintura de Jeon y repartió pequeños besos en su cuello.

—Mingyu… —La voz de Jeon sonó seria, aunque no hubiera dejado de mirar los ejercicios en el cuaderno. A Mingyu le encantaba el hecho de que Wonwoo se hubiera acostumbrado tanto a su tacto— Detente, Mingyu. Tengo que estudiar.

—Estudia, yo solo quiero besarte hyung.

Y había hecho precisamente lo que dijo que no haría cuando se comprometió a enseñarle él, en lugar que el mayor se fuera a la casa de un amigo de su salón a que le explicara eso. ¿Qué necesidad había de que se fuera con alguien más si él podía enseñarle todo el algebra si le daba la gana? Mordió ligeramente una pequeña zona entre el hombro y el cuello y Wonwoo se encongió un poco en su lugar.

—¡Mingyu!

—Solo jugaba… —Aunque el mayor quiso alejarse, Mingyu se aferró lo suficientemente fuerte a la cintura de Wonwoo como para que este no pudiera moverse— Tú continúa haciendo tus ejercicios, hyung.

Wonwoo seguramente rodó los ojos y Mingyu sonrió, apoyando el rostro en su cabello. Amaba conocer todo de Wonwoo.

—Mingyu

—¿Qué? No estoy haciendo nada.

—Tu respiración… —Susurró, apretando ligeramente el lápiz en sus manos— Tu respiración en mi nuca. Deja de hacerlo.

—¿Te refieres a esto?

Dejó escapar apropósito un poco de aire sobre el cuello y entonces Wonwoo se movió con más fuerza y se puso de pie.

—Ok, basta. Sabía que esto era una mala idea. No puedes mantener tus manos quietas, y así no puedo estudiar. ¡Voy a reprobar! Y si repruebo, me van a sacar de Pledis, no importa cuanto odie las matemáticas, esta vez en serio necesito aprender esto.

A pesar del tono serio en que lo decía, Mingyu se había ido acercando a él con una sonrisa pretenciosa en los labios.

—Solo un rato, hyung. Solo quiero besarte un rato.

Había colocado una de sus manos en la cintura del mayor y la otra en su nuca. Llevando de inmediato la boca a su cuello. Wonwoo suspiró, porque realmente sentía que Mingyu le había perdido todo el miedo. Ya ni su voz realmente seria funcionaba con él.

—Que no Mingyu, tengo que…

Repentinamente sus piernas habían chocado contra la cama y Wonwoo abrió los ojos de par en par ante aquello ¿en qué momento habían empezado a caminar hasta ella?

—Mingyu te he dicho que…

Pero esta vez Mingyu fue directamente a su boca y sus lenguas se encontraron con tanta facilidad que Wonwoo se recriminó internamente por eso, es como si no tuviera casi ninguna fuerza de voluntad cuando se trataba de Mingyu.

—Bien, basta —Wonwoo se alejó molesto. Y luego sencillamente sonrió, quitándose el abrigo del instituto y dejando su fina camisa a la vista— Será un rato. —Empujó a Mingyu contra la cama y colocó sus rodillas en los laterales del menos, antes de situarse encima de él— Pero luego volverás a enseñarme matemáticas como es debido.

—Hecho.

Mingyu levantó su dedo meñique y aunque a Wonwoo le pareció algo terriblemente infantil. Acostumbrado como estaba a Mingyu y al gracioso colmillo que se hacía visible en su rostro cuando sonreía complacido por algo, Jeon unió su meñique al suyo y luego, simplemente besó vorazmente su boca.

Jungchan había planeado todo con anticipación, había tenido que ir y rogarle a su madre, a cambio de dos semanas enteras de trabajo en casa, que esa tarde llegaría un poco tarde y que por favor le diera un poco de dinero. Al principio había estado de acuerdo con lo del dinero, luego no tanto con lo de la llegada tarde, pero era la primera vez que Jun lo invitaba a salir a algún lugar solo los dos y su corazón joven e inexperto latía emocionado. Y sus manos temblaban. Y su respiración a vece se agotaba como si estuviera a punto de hiperventilar.

Se sentía tan estúpido…

Pero realmente no importaba, aunque la salida hubiera sido totalmente de improviso, a cambio de un helado porque seguramente Junhui quería hablar algo en privado con Jeonghan, Chan de todas formas no pensaba desperdiciar la oportunidad y a cambio de su llegada tarde se había comprometido a mejorar sus calificaciones.

«De verdad te tiene que gustar mucho esa chica, Channie. Nada más no hagas tonterías que aún estás muy joven»

Se había puesto rojo por completo, luego salió corriendo de casa porque se le hacía tarde y no soportaba la sonrisita cómplice de su madre mientras lo veía salir supuestamente «tan guapo» de casa.

Su hyung había dicho que lo invitaría a cenar a algún lado, pues bien, él había pensado que sería genial que primero fueran al cine y luego a cenar. Él pagaría las entradas al cine. Junhui la cena. Le parecía lo más justo. Llegó un poco antes de lo pactado con Jun para poder comprar las entradas y sorprenderlo. Escogió una película de acción, una de la que todos sus amigos hablaban y corrió hasta la banca de la avenida principal donde habían acordado encontrarse.

No pasaron más de diez minutos cuando finalmente lo vio caminando hasta él, abrigado por el frío y con una bufanda roja que ocultaba parte de su mandíbula mientras le sonreía a la distancia. Jungchan se puso de pie, tratando de no sonreír demasiado y apretando sin demasiada fuerza las entradas que guardaba en el bolsillo de su chaqueta.

—Channie, que guapo te ves.

—Gracias hyung —Sonrió bajando un poco la mirada. Jun siempre sonaba tan cálido cuando le hablaba— Tú también te ves bien.

—Gracias, pequeño.

Agitó sus cabellos de aquella manera que no le gustaba, porque lo hacía sentir pequeño. Pero Chan únicamente sonrió y respiró hondo.

—Hyung quería proponerte algo…

Jun lo miró con curiosidad y entonces la voz de Mingming a lo lejos lo arruinó todo.

—¡Jun! ¡Channie! —Giró para ver al mayor corriendo hasta ellos, con un abrigo demasiado fino para la temporada y finalmente parándose junto a él con la respiración agitada— Lo siento, pensé que llegaba tarde. Pero es bueno ver que recién llegan.

Junhui le sonrió, de aquella manera cálida que siempre tenía.

Por favor que fuera una coincidencia. Que Mingming los hubiera encontrado por coincidencia.

—Por eso te dije que mejor pasaba por tí, e insististe en venir solo.

—Estaba del otro lado de la ciudad, tuve que acompañar a Seungkwan y Hansol a hacer sus cosas, era mejor si te venías solo del departamento. No quería que te dieras toda esa vuelta. —Mingming le sonrió a Junhui y luego miró a Chan con una sonrisa mucho más amplia en el rostro— Vaya, Channie te ves realmente guapo. A este paso todos serán los visuales menos yo.

—No digas eso —Jun había hablado cariñosamente mientras se acercaba a Mingming y se quitaba la bufanda del cuello para poder ponerla en la de él— Y será mejor que te abrigues o pescarás un resfriado.

—No es nada, tú tranquilo.

Mingming reposó una de sus manos sobre la de Jun, quien sostenía su hombro con cuidado y luego regresaron su mirada al menor quien mordía ligeramente su labio inferior en ese instante.

—¿Y Channie que querías decirme?

—Bueno… —Jungchan levantó lentamente su mirada y sonrió, como si realmente su corazón no estuviera una vez más roto por culpa de ellos. Realmente esperaba poder salir con Jun ese día— Quería proponerte que dejáramos la salida para otro día, porque… pues, surgió algo.

—Oh, ¿en serio?

—Si, bueno… Verás —dudó un poco, apretando con fuerza las entradas, pero finalmente las sacó de su bolsillo y las puso delante de Mingming— Y como una señal de disculpa les compré esto.

—Oh, Channie, no era necesario.

Mingming parecía realmente enternecido en ese instante.

—La película empieza en quince minutos, será mejor que vayan de una vez para que alcancen a ver los trailer.

—Muchísimas gracias, Chan.

Mingming sonría abiertamente, apretando entusiasta las entradas. Pero Junhui lucía serio, terriblemente serio.

—Bueno, yo los dejo. Tengo que ir a casa.

Se inclinó levemente y les dio inmediatamente la espalda. No quería estar ahí. No más.

—Tú adelántate. Ya te alcanzo.

—Eh… Ok.

Mingming no es que tuviera otra cosa que decir ante aquello y la mirada seria que tenía Jun en ese instante. Pero solamente vio la espalda de Jun perderse entre la gente, mientras empezaba a correr seguramente tras el pequeño Jungchan. No entendió lo que sucedía, pero por un instante prefirió mejor no saberlo y caminó en sentido contrario hasta las salas de cine.

—Espera, ¡Chan!

Cuando finalmente pudo agarrarlo por el brazo, Junhui sentía que el corazón se le partía en dos. El bello rostro sonriente del pequeño Jungchan se encontraba lleno de lágrimas y parecía que ni siquiera podía detenerse. ¿Realmente había ocurrido algo tan grave?

—Chan ¿qué ha pasado? ¿Quieres que te lleve a casa?

—Suéltame hyung.

El menor intentó soltarse, pero Jun no tenía la menor intención de hacerlo y únicamente afianzó mejor el agarre.

—No puedo irme al cine como si nada mientras tú estás en este estado Chan. ¿Qué ha pasado? Soy tu hyung, confía en mí.

—No te vayas hyung, llévame a casa y quédate conmigo, por favor…

De repente Jungchan se había lanzado contra su pecho, sintió como arrugaba su camisa al sostenerse de ella y llorar sobre él. Lo abrazó con fuerza, porque era su pequeño Channie quien estaba sufriendo y porque su corazón se partía cada vez un poco más de solo verlo en ese estado.

Jisoo dio los últimos acordes con su guitarra y Jihoon sonrió complacido. Aunque habían pasado demasiadas horas, habían logrado terminar con la dichosa canción y sonaba realmente bien. Por primera vez en mucho tiempo estaba realmente a gusto con el resultado.

—La letras es muy hermosa Jihoon.

Joshua miraba las partituras y sonreía con ese orgullo que hizo a Jihoon sentirse un poco intimidado.

—¿Te parece?

—Claro que si, eres el mejor Jihoonie.

Jisoo tenía algo que Jihoon debía admitir. Y es que el mayor era realmente agradable y estar con él era curiosamente relajante. Quizá debería invitarlo más seguido a pasar tiempo con él cuando el estrés lo estuviera matando y consumiendo por dentro.

—Oh, está lloviendo…

Se había levantado para poder sentarse junto al mayor y mirar hacía la pequeña ventana por donde los ojos de Jisoo se habían perdido y tenía razón, llovía ligeramente fuerte, pero a pesar de eso, la imagen le resultaba realmente relajante.

Jeonghan estaba enojado. Se sentía indignado, humillado y realmente cabreado. Había quedado de encontrarse con Jisoo en la noche. Le había atrasado la hora de encuentro a la noche porque tenía que ayudar a Jihoon con algo, y a Jeonghan le pareció bien. Le había avisado al menos.

Pero pasó una hora, pasaron dos y Joshua nunca llegó. Y para darle más dramatismo al asunto había empezado a llover. Se levantó con la poca dignidad que le quedaba de la cafetería y sin importarle un poco siquiera la lluvia caminó debajo de ella y se encaminó directamente hasta la empresa. Muy seguramente seguían ahí. Jihoon solía quedarse hasta la madrugada en ocasiones, pero por eso debía obligar a Joshua a hacer lo mismo.

Estaba harto. Harto de todo esto.

Iba ir a gritarle a Jisoo por imbécil y a Jihoon por querer robarle a su mejor amigo.

Aunque por dentro se estuviera muriendo de celos.

El guardia le gritó algo sobre mojar los pasillos con su ropa empapada en lluvia, pero a Jeonghan poco le importó. Caminó directamente hasta el estudio de Bumzu y como esperaba los vio a través de la pequeña ventana que tenía la puerta. Frunció el ceño molesto porque ambos estaban sentados el uno junto al otro, riendo como si nada.

Estuvo a punto de girar el pomo de la puerta e ingresar alocadamente cuando notó esa mirada en Jisoo.

Jihoon aún sonreía por lo que sea que hubieran estado riendo hace un rato y Joshua en cambio se había detenido, observándolo profundamente y sin siquiera disimularlo.

Luego todo fue muy rápido para Jeonghan.

De pronto la mano de Joshua se había levantado hasta la quijada de Jihoon y lo había hecho mirarlo frente a frente. Jeonghan esperaba que lo golpeara. Realmente esperaba eso, pero Jihoon no hizo nada, ni siquiera pudo ver sus expresiones porque Lee se encontraba dándole la espalda. Sin embargo Jisoo encontró aquello como un permiso concedido y de pronto se estaban besando.

Jeonghan sintió que le habían dado una paliza en el cuerpo entero por culpa de esos dos miseros segundos. Recogió la fuerza que no tenía. Y corrió. Lejos, muy lejos de ahí.

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Breves rasgos de un gran (des)Enamoramiento: CAPITULO SEIS


CAPITULO SEIS

El tiempo perdido


Ya era común ver a Seungcheol corriendo de un lado a otro con algún regalo entre las manos —para Jihoon curiosamente— que un poco de te, que unas partituras nuevas, que un poco de comida. Realmente a Doyoon empezaba a sentirse estresado. No solo tenía que consolar a los menores del grupo que parecían realmente afligidos por la salida de Samuel, sino que al parecer muy pronto tendría que socorrer a alguien de esa bomba a punto de explotar que era la relación Jihoon—Seungcheol—Jisoo aunque Jeonghan estuviera en medio de todo eso también.

A veces los miraba a lo lejos y parecía que el único realmente tranquilo con toda aquella disparatada situación era Jihoon, lo que lo llevaba a la seria conclusión de que muy probablemente el menor fuera el causante de todo, por lo que tendría que hablar con él muy seriamente.

Ah… Extrañaba esos días en los que su única preocupación era encontrar a Mingyu y Wonwoo en algún armario haciendo sabrá Dios que cosas. Únicamente los regañaba, Wonwoo golpeaba a Mingyu y luego ambos se marchaban de ahí corriendo. Era simple, no como esta amorfa situación problemática en la que ahora se encontraban los tres mayores y Jihoon.

Agarró mejor la pequeña escoba que había utilizado para limpiar el yogurt que el pequeño Dongjin había regado en el piso de la sala de ensayos por error y suspiró cansado. A veces Seokmin era un buen donsaeng, estos últimos días a pesar de ser uno de los más cercanos a Samuel, y por ende uno de los más afectados, se había unido a él para tratar de mejorar el animo del grupo, aunque claro eso no involucraba a los otros cuatro. Nadie quería entrometerse en eso.

Abrió la puerta del pequeño armario para guardar la escoba y apenas tuvo tiempo de moverse cuando un precipitado Wonwoo cayó retrocediendo hacía él, con su cuerpo seguramente habiendo estado apoyado en la puerta y Mingyu agarrándolo por la cintura.

—Hablando de los reyes de Roma…

Miró a los dos menores con aquella expresión de seriedad usual que solía utilizar cuando los encontraba en situaciones parecidas. Así que mientras Wonwoo se arreglaba la camisa, Mingyu parecía entretenido en su propia burbuja mientras sonreía y contemplaba el rostro sutilmente avergonzado del otro.

—¡Lo siento, hyung! —Wonwoo se inclinó rápidamente, codeando nada sutilmente a Kim— Discúlpate, idiota.

—Oh, si. Lo siento, hyung.

Mingyu se inclinó también frente a él, aunque Kim no luciera minimamente avergonzado.

Usualmente solía disfrutar de cualquier cosa que hiciera con Wonwoo sin pena ni arrepentimiento.

—Si, si lo que sea… Vayan a la sala de ensayos.

Y una vez más como si fueran unos niños pequeños únicamente se tensaron un poco, casi gritando un «Si» en el camino mientras se alejaban corriendo y veía a Mingyu sonreír abiertamente tratando de contentar a Wonwoo tomándolo por la cintura y este solo frunciera el ceño golpeándolo en la cabeza por idiota.

—Auch…

Jeonghan apenas tuvo tiempo de quejarse cuando hubiera chocado contra Joshua quien leyendo unas partituras ni siquiera se habia fijado de su presencia. Jeonghan no se había detenido cuando lo vio venir, básicamente porque necesitaba saber hasta que punto podía llegar a ignorarlo. Pero ahí estaba Josh, atento y amable, con su sonrisa hermosa y su expresión hable.

—Oh, Hannie, lo siento mucho ¿estás bien?

«¿Como podía siquiera molestarse con él?»

—Si, no te preocupes —Y sonrió, porque estaba cansándose de estar siempre triste y esto de ser relativamente nuevo en Pledis le estaba distrayendo de poder entretenerse conversando con alguien más, saliendo con alguien más. Tratando de no pensar tanto en él— ¿Cómo has estado, Josh?

—Bien, bien… —Jisoo incluso se permitió reír divertido— Y sé a qué te refieres con ese tono jovencito —Para Jisoo fue algo tan natural agarrarlo por los hombros y empezar a caminar de nuevo que Jeonghan se sintió realmente idiota por sentir el latido apresurado de su corazón tan solo por ese simple gesto— Sé que estos días he estado bastante alejado de ti, pero Jihoonie —Jeonghan sintió arcadas al escuchar el tono dulce en que sonó ese nombre— Necesitaba un poco de mi ayuda, sin embargo si quieres, hoy nos podemos fugar un rato.

Jeonghan iba a decir que no, en serio lo iba a hacer.

Pero de algún modo una sonrisa salió de sus labios y su cabeza se movió sola en señal de asentimiento.

De todas formas no se arrepiente, porque Jisoo sonrió, de esa manera tan hermosa que solo él tiene.

—¿En serio voy a tener que perseguirte por toda la empresa?

—Lo haces porque quieres.

Para Jihoon era incluso divertido caminar por uno de los pasillos mientras leía algunas hojas que llevaba entre sus manos en tanto Seungcheol no paraba de quejarse de lo inmaduro que era por seguir enojado con él. En realidad él ya no estaba molesto con Seungcheol, pero siempre era más fácil incordiarlo que tener que ceder ante él.

—Jihoon, tú y yo somos mejores amigos, ¿lo recuerdas?

—Que yo sepa jamás he dicho que fueras mi mejor amigo.

Y de nuevo estaba ahí Jihoon, con sus palabras mortales haciendo a Seungcheol fruncir el ceño y detener su camino. Jihoon se detuvo sencillamente porque supo que Choi no avanzaba más y seguramente ahora estaba mirándolo con resentimiento. Así que rodó los ojos y giró de regreso a él.

—¿Qué?

—Te perdono —Jihoon cada día entendía menos a Seungcheol, así que solo arrugó la cara y el mayor se lanzó hasta él aprisionándolo entre sus brazos— Con eso tan cruel que has dicho sobre nuestra amistad estamos a mano, así que te perdono Jihoonie.

—Yo no…

—Ya, ya… ¿Ahora si me vas a llevar contigo en lugar de a Joshua?

Sinceramente… Seungcheol era como un niño pequeño.

Jihoon se removió en medio de ese abrazo y bufó hastiado.

—No sé de que hablas Seungcheol, además ya te he dicho que ya no estoy molesto contigo. Deberías tomar este tiempo que paso con Jisoo como algo bueno para ti, así puedes pasar más tiempo con Hannie —incluso él percibió la ironía en su voz— ¿No disque es tu novio? Incluso ahora que estamos peleados sigues pasando más tiempo conmigo que con él.

—Han entiende. —Jihoon había retomado el paso, solo que esta vez Seungcheol o agarraba por los hombros como solía ser su mala costumbre— Además tu y yo tenemos que hacer muchas canciones Jihoonie. El futuro de Seventeen está en nuestras manos.

Jihoon volvió a rodar los ojos.

Realmente Seungcheol a veces era como un niño pequeño.

—¿Entonces las cosas están mejor con Joshua hyung?

Chan habló entre dientes, el helado que había llevado a su boca le obstaculizaba un poco la debida pronunciación luego de que Jeonghan se sentara frente a él en la pequeña mesita, con una radiante sonrisa como hace mucho no lo hacía.

—Si, eso parece. Esta tarde saldremos al cine o algo.

—Me alegro, se notaba lo mucho que lo extrañabas. Ya ni a Seungcheol hyung.

Aunque Chan rió divertido, Jeonghan sintió un retorcijón en el estómago. No es que fuera a hacer algo realmente malo, pero sentía que de algún modo estaba engañando a Seungcheol, después de todo era Jisoo quien realmente le gustaba.

—¿Channie me traes uno con chispas de chocolate?

Junhui había aparecido de la nada, sentándose junto a Jeong en la pequeña mesita que hasta hace un momento compartía exclusivamente con el pequeño Lee Chan.

—Pero la fila está repleta hyung.

—Porfavor, Chanie… Y ahora en la noche te invito a cenar a un lugar delicioso cerca de aquí.

Los ojos de Chan parecieron iluminarse de repente y de un salto empezó a asentir fervientemente antes de salir corriendo hasta el lugar donde la gente una tras o tras esperaba su turno para hacer el pedido.

—Este niño… —Susurró Junhui— Incluso olvidó pedirme el dinero para el helado.

—Le ofreciste una cita a cambio de un helado ¿qué esperabas?

Junhui regresó su mirada hasta Jeonghan, los ojos suspicaces del otro lo atravesaban por completo.

—Como sea, tampoco es que tuviera muchas ganas de helado en un día de invierno. Pero necesitaba hablar contigo de algo.

—Suéltalo…

Jeonghan estaba siendo brusco, probablemente porque pensaba algo extraño y amorfo entre él y su pequeño hijo adoptivo. Así que si Jeonghan quería ser directo, él también lo sería.

—¿Cuándo piensas decirle a Seungcheol que no estás enamorado de él y que quien te gusta es Jisoo?

Jeong pareció paralizarse por completo, sus ojos se abrieron de par en par y no fue sino hasta unos segundos después que tosió suavemente y desvió su mirada.

—¿Te drogaste o algo Junhui? No sé de que me estás hablando.

—Escucha Han, no sé si el resto se habrá dado cuenta pero Mingming y yo estamos realmente…

—Mingming y tu ¡¿qué?! ¿Están hablando a mi espalda?

El tono de voz indignado de Jeonghan le hizo ver que tal vez había escogido mal sus palabras.

—No es tan malo como suena, ¿de acuerdo? Nosotros solo estamos preocupados.

A Jeonghan le latía el corazón desenfrenadamente. Incluso le temblaban un poco las manos.

—Te gusta Jisoo, me di cuenta de eso prácticamente desde que entraste a la empresa. Cuando comenzaste a salir con Seungcheol me pregunté seriamente si me había equivocado o algo, pero sigues mirando a Jisoo de una manera que ni por asomo miras a Seungcheol. —Junhui se tomó un instante para respirar profundo— Minming me ha pedido varias veces que no interceda, pero esto se está complicando demasiado y ahora no sé sinceramente que pinta Jihoon en medio de ustedes.

—Tú… ¿se lo vas a decir?

La voz de Jeonghan sonó realmente bajita, a lo lejos Chan aún hacía fila para poder compar un helado y cuando el menor se sintió observado por ambos mayores, agitó su mano en señal de saludo. Tanto Junhui como Jeonghan sonrieron levemente, con esperanzas de que Chan no se percatara de la incomodidad que los rodeaba.

—Debes pensar bien lo que vas a hacer Han. Y la respuesta la tienes tú mismo.

—¿De qué hablas?

—Cuando me preguntaste si se lo iba a decir, ¿en quién pensaste realmente?

«Jisoo»

El nombre vino a su mente como un relámpago. Era él, el único que le importaba.

Quien siempre le había importado.

Esta tarde se encontraría con él, tomaría el valor que nunca había tenido y le diría la verdad de una vez por todas. Con Seungcheol ya hablaría mañana.

Jihoon pudo respirar hondo finalmente cerca de las cuatro de la tarde. Seungcheol había decidido acompañara a Mingyu y Wonwoo a algún lugar que el había decidido no escuchar. Por culpa de Choi había desperdiciado gran parte de su tarde y eso involucraba no haber terminado de corregir algunas partes en la composición de la nueva canción que Bumzu le había dado para practicar.

Estaba a punto de darle un fuerte dolor de cabeza.

—Oh, Jihoon. No sabía que aún estabas por aquí.

Jisoo acababa de abrir la puerta, pero Jihoon apenas se movió de su silla con su brazo encima de los ojos y en una posición tan notoriamente agotadora que lo único que hizo fue soltar un pequeño quejido que incluso pudo sonar lamentable.

—¿Te sientes bien?

—No, la verdad. Tengo que enviarle a Bumzu esta noche un avance de la canción que me envío y no he avanzado prácticamente nada desde ayer.

—…Y está a punto de darte un serio dolor de cabeza.

Jisoo completó sus palabras en tanto masajeaba su sien tan agradablemente que Jihoon dejó sus brazos caer lentamente sintiendo como poco a poco el estrés disminuía, aunque no pudiera abrir sus ojos para notar la sonrisa afable que Jisoo le regaló en cuanto notó su estado de tranquilidad.

—Descansa un rato, iré por un poco de te y una pastilla. Luego nos ponemos a trabajar en esa canción tuya, ¿ok?

—Ok.

Jihoon sonrió, bastante complacido. Escuchando a Jisoo abandonar por un momento el estudio y respiró hondo, mucho más relajado gracias al mayor. Era gratificante tener alguien como a Jisoo dispuesto a apoyarte todo el tiempo. Quizá empezaba a entender a Jeonghan y porque parecía pegado cual garrapata a Hong.