Publicado en Fanfics

Primera plana: capitulo 14


 

 

Primera Plana

 

Capitulo 14: Fortuito.

 

 

El almuerzo no estaba siendo tan satisfactorio como esperaba.

 

De repente Junsu había perdido el apetito y Kangtae parecía haberse dado cuenta, por que le enviaba pequeñas miradas de preocupación cada tanto, y Junsu solo podía removerse un poco incómodo desde su lugar.

 

Camino al restaurante justo un par de calles antes de llegar, había visto un pequeño puesto, en el instante en que el auto se detuvo en un semáforo. Uno de los diarios en su página de sociales enmarcaba a Wooksoo y Yoochun juntos, en el lanzamiento oficial de una nueva banda de la productora de Yoochun.

 

Y junto a Yoochun, estaba aquella mujer. Yoohee siempre había sido una mujer hermosa, conocida de Yoochun en uno de esos viajes a Estados Unidos, y ahora ella era la manager de aquel nuevo grupo por el cual su hermano apostaba.

 

Sabía que las cosas ahora eran diferentes, que Yoochun no podía cubrir sus inseguridades con besos, que el mismo se había alejado y por tanto debía simplemente hacer como si nada hubiera sucedido, pero esa desazón estaba ahí.

 

La molestia interna, las confusiones, todo en su interior estaba dando vueltas, como si jamás se hubiera alejado de Yoochun y la presencia de Kangtae pesara cada vez menos. Era angustiante, por que sabía que debería al menos dejar de pensar en eso y la imagen de Yoohee junto a Yoochun lo atormentaba.

 

—…Junsu.

 

El tacto suave de Kangtae, el roce de su mano sobre la suya, lo tomó desprevenido. Al punto de alejar su mano evidentemente lejos de la de él. Kangtae arrugó el entrecejo y él tuvo que sonreír algo nerviosamente.

 

—Lo siento me tomaste por sorpresa.

 

Kangtae no pareció creerle mucho, pero aún así asintió. Y Junsu volvió a sumergirse en su angustia. Bien sabía que de un día para otro no podía sencillamente arrancarse a Yoochun del pecho, pero el ser consciente de la cercanía de esa mujer con Yoochun lo acosaba. Lo angustiaba.

 

Era de esas imágenes que se te plasman en la memoria y te arruinan por completo el día. Junsu pasó una mano por su rostro, hastiado y agotado. Nuevamente Kangtae lo miró esta vez un poco preocupado.

 

—Junsu, ¿estás bien?

—¿Qué? Digo, si, no te preocupes, creo que solo me duele un poco la cabeza.

 

Esta vez fue diferente, Kangtae se movió de su lugar y se sentó en la silla junto a él. A Junsu no le molestaban las expresiones de cariño del mayor, es más lo hacían sentir ligeramente en calma con aquello.

 

Pero en esta ocasión su mente volaba a rincones no muy seguros, y justo ahora absolutamente todo lo fastidiaba, le molestaba. Todo era insoportable para él, así que cuando Kangtae pasó un brazo por sus hombros, él solo pudo mover un poco su cabeza.

 

—Estás actuando muy extraño.

—Solo no me siento bien.

 

Kangtae suspiró, alejando toco contacto, y tomando una servilleta entre sus manos.

 

—¿Sabes que llevo enamorado de ti, más del tiempo debido, cierto?

—Kangtae…

—Y una cosa es que te ame demasiado, y otra es que pierda la dignidad ante ti.

 

La resolución absoluta en esas palabras hicieron a Junsu levantar la mirada. El mayor empezaba a levantarse, tomando su abrigo y celular en la silla contigua.

 

—Dije que te ayudaría a superar tu etapa con Yoochun, que estaría a tu lado y estos momentos difíciles los superaríamos juntos, pero sencillamente no puedo seguir poniendo todo de mí, mientras tú continúas estancado en tu mundo.

 

—¡Salí de mi casa!

—¡Pero Yoochun no ha salido de tu vida!

 

Se dieron cuenta que sus gritos estaban llamando la atención, cuando las miradas de los demás comensales fue evidente. Junsu se levantó, mirando fijamente al hombre frente a él y ahogó un suspiro que pugnaba por salir de sus labios.

 

—Estoy tratando de olvidar a Yoochun.

 

—No es cierto, Junsu. Tú estás jugando a hacer lo correcto, por que mientras sigas pensando en él, angustiándote por él. Pensando en lo doloroso que es estar enamorado de tu hermano. Lo único que haces es añorarlo más.

 

—¿Y que pretendes, que de la noche a la mañana sencillamente finja que no existe?

—Quisiera que pusieras de tu parte, es lo único que quiero. Por que lo que yo siento cuando llego al departamento, es que sigo estando tan solo como antes, enamorado de un Kim Junsu que aún no habita junto a mí.

 

La voz cargada de dolor y resentimiento, mezclados en un doloroso matiz que lo confundieron, fue lo último que Junsu escuchó en esa tarde, por que luego de aquello Kangtae se marchó, con su paso firme y visiblemente molesto. Junsu sin embargo se quedó un rato más, sentado en aquella mesa, con las manos en la cabeza.

 

Pensando otra vez en Yoochun y Yoohee, y en que tal vez Kangtae tenía razón.

 

 

 

 

Yunho sintió esa agua de la tarde cubrir su cuerpo.

 

Casi siendo las cinco de la tarde, una ducha fue lo primero que necesitó luego de levantarse de su corta siesta junto al cuerpo desnudo de Jaejoong que ahora reposaba sobre la cama.

 

Maldecía en parte a OhDae por darle la tarde libre, por enviarlo prácticamente directo a a los brazos de Jaejoong, durante toda esa tarde que supuestamente sería la última de soltero para Kim.

 

Y el agua se escurría por su rostro, mojando su cabello y cuerpo entero, como si se encontrara inusitadamente inmóvil. La boda era mañana, y él sería el padrino hipócrita que además llevaría a Yoona hasta el altar.

 

Sus pensamientos se cerraron en él, en la razón por la que de pronto se había vuelto un juguete sin voluntad para Kim, era tan fácil tirar todo a la basura pero ese sabor amargo persistía y sentía que lamentablemente Yoona estaba siendo más fuerte que él.

 

Ese dolor de cabeza lo atacó de repente, súbitamente, con un mareo repentino que lo hizo apoyarse en las baldosas frías de aquella ducha, empezando a respirar algo dificultosamente. De pronto, ya no fue tan cómodo sentir las gotas caer ahora sobre su espalda. Lo estaban sofocando.

 

Fue como si todo se moviera a su alrededor, apretó con fuerza los puños. Y pensó, que esta situación era asquerosa, sentirse así reducía su tiempo. Descansar no era algo que pudiera permitirse en esos momentos y aún así esos malestares no se iban.

 

Cerró la ducha y suspiró. Dejando que subiera y bajara un par de veces, hasta que ese dolor de cabeza se marchara. Necesitaba sus pastillas, pero estaban en la mesita junto a la cama de Jaejoong, maldijo su suerte en ese instante, por que ni ganas de moverse tenía.

 

Decidió divagar, para olvidar esa molestia que lo atacaba. Pensó en Yoona, pero luego sacudió su cabeza, entendiendo que no era conveniente estando desnudo en la ducha, luego recordó los reproches de Yoona, el por que le resultaba difícil acostarse con Jaejoong.

 

No era que no pudiera estar con Jaejoong, es solo que no podía darse el gusto de ni siquiera dejar al deseo entrar en su vida respecto a Jaejoong, de ningún modo, de ninguna manera.

 

Aunque Jaejoong podía ser muy hábil a la hora de excitarlo y eso facilitaba las cosas para él. A veces incluso le preocupaba que pudiera serle tan fácil estar con Jaejoong, entre su cuerpo y sus gemidos, por eso evitaba incluso ese contacto que irónicamente Yoona también compartía.

 

Inadecuadamente sus recuerdos viajaron a esas manos del modelo, manos suaves y levemente más pequeñas que las suyas, esa manía que Jaejoong tenía por unir sus manos y apretarlas con fuerzas, sus piernas firmes que podían apresarse con facilidad a su cintura.

 

Los gemidos que pretendían ser discretos, esa sensación de ahogo múltiple. El sexo con Jaejoong era bueno, era netamente pasional y esos labios que se apresaban con fuerza a su boca. Si, definitivamente Jaejoong era un ente sexual en todo el sentido de la palabra, que lo aprisionaba con fuerza, y lo encadenaba a sus deseos.

 

Yunho se descubrió excitado, tan solo con el vil recuerdo de Jaejoong, cerró los ojos y se maldijo por eso. No, no podía permitirse algo así. Y por más desesperante que fuera prefirió abrir la ducha una vez más y dejar que esa agua fría cubriera su cuerpo entero, que lo bañara y limpiara al mismo tiempo.

 

Entre sus pecados, sus mentiras, sus sufrimientos y su vida agonizantemente apagado.

 

Él podía darse muchos lujos materiales, pero muy pocos realmente importantes.

 

Por ejemplo, Yunho había casi olvidado su infancia, el lujo de sentirse amado y protegido por su familia. Esos lujos que se le iban de las manos, tenían implicaciones de amor, y mientras de más dinero se rodeaba, más escaso era ese lujo que tan alto se encontraba, no importaba cuanto saltara o se inclinara, Yunho sabía que ya, no lo podría volver a alcanzar.

 

…No había tiempo.

 

 

 

 

Yoona no era una amargada.

 

Sencillamente no le placía una despedida de soltería cuando no soportaba ni siquiera la idea de ese absurdo vestido blanca que incluso hasta fastidio le producía, llevó por quinta vez una copa con champagne a su boca.

 

Y maldijo internamente por ese sabor tan dulce y sin gusto que ni siquiera lograba emborracharla lo suficiente. La decoración demasiado rosa para su gusto, ya le había dicho a sus “amigas” nada de fiestas, nada de nada.

 

Pero ahí estaba ella, sentada en la mitad de su departamento con un montón de mujeres que parecían más emocionadas que ella por su boda, charlando y riendo como si nada. Decidió mejor agarrar la botella con champagne, y casi de inmediato Deul se la quitó.

 

—¿Qué haces?

 

Los cabellos rubios de Deul estaban tapando algo de su rostro, Yoona rió pretenciosa, ese corte ella lo había usado tres meses atrás. Y en definitiva era ella quien se veía mejor con ese corte, que Deul. Pero no armaría pelea por eso ahora.

 

—Déjame en paz, esta fiesta es un asco. Quiero emborracharme o al menos tener a un hombre desnudo en frente.

 

Deul sonrió divertida, dejando la botella sobre el mesón.

 

—Tú despreocúpate por eso. Solo confórmate con saber que no estarás borracha esta noche.

—¡Ya llegó!

 

El departamento estalló en gritos, y risitas escondidas. Yoona arrugó el entrecejo. No tenía ganas de estupideces, solo quería irse a dormir, casarse y ya. Pero Deul no parecía opinar igual, por que vendó sus ojos y empezó a guiarla directo a la sala de estar donde podía escuchar grititos emocionados.

 

—Oh, que sexy~

 

La voz de una de sus amigas había sonado incluso divertida, Yoona pensó que al fin algo bueno iba a pasarle, cuando Deul le quitó la venda, frente a ella estaba un tipo con antifaz, justo con un traje elegante. Oh, Deul sabía muy bien lo que los hombres en traje producían en ella.

 

El cabello rubio y corto, los músculos que a pesar del traje se dejaban ver. Yoona supo que sería una buena noche. Y cuando la música empezó, Yoona tuvo que reconocer, que tal vez, posiblemente dejar a Deul armarle su despedida de soltera no fue tan mala idea.

 

 

 

 

Boa bajó los últimos escalones hacía la cancha de tenis.

 

Aquella mañana de sábado, donde los preparativos de la boda de Yoona y Jaejoong estaban absolutamente listos. Iba dispuesta a nadar un poco, pero la imagen de Minho, con aquella raqueta de tenis mientras lanzaba las pelotas contra la pared y lograba jugar con mucha agilidad la sorprendió.

 

Nunca se había tomado la molestia de saber que tan bueno podría ser el menor con algún tipo de deporte. Y le pareció incluso encantador verlo tan concentrado con algo así, apasionado por lo que hacía, cuando generalmente siempre le regalaba una mueca.

 

Minho saltaba y golpeaba con fuerza, con el sudor ya corriendo por su frente y aquella ropa deportiva blanca ya sucia. Cuando finalmente se detuvo, agitado. Boa se acercó un poco, con una pequeña sonrisa en los labios.

 

—Jugar solo debe ser un poco aburrido, ¿por qué no invitas a uno de tus amigos?

—¿Podrías al menos ahorrarme el disgusto de tu presencia en las mañanas?

 

Fue automático, Minho torció sus gestos y botó la raqueta al piso, sin demasiada fuerza, solo con una indiferencia repentina que hizo a Boa apretar los puños, cuando Minho se marchó, Boa pensó que su infierno solo se extendía.

 

Ya no confiaba en OhDae no luego de su mentira, no luego de que la engañara con falsas ilusiones de un hijo. OhDae no era más quien la retenía en su casa, era alguien más, y esa búsqueda incesante que aún no se detenía y ahogaba sus sentidos.

 

 

 

 

Changmin tuvo que esconderse en la habitación principal de OhDae y Boa en cuanto escuchó pasos por los pasillos, abrió la puerta ligeramente la imagen de Yoochun saliendo de su habitación fue lo primero que vio, iba arreglado, seguramente camino al estudio.

 

Decidió esperar a que el muchacho se marchara, y apretó con fuerza la carpeta en sus manos. Pegándola en su pecho, seguro de haber encontrado algo muy importante en medio de esos retorcidos secretos de la familia Kim.

 

Eso de meterse y rebuscar en lo que no debía no le gustaba, pero estaba descubriendo más de lo que encontraría a través de datos que no siempre permanecen resguardados. Seguro de que Yoochun ya se encontraría por las escaleras. Se asomó.

 

Yoochun ya bajaba, tranquilo. Y casualmente Minho empezaba a subirlas, brevemente la mirada de aquellos dos hermanos se cruzaron. Desprovistas de alguna emoción, tan solo continuaron su camino y Changmin pensó que vivir de esa forma entre su familia debía ser triste.

 

Cuando Minho continuó con su camino, del otro lado del pasillo y las escaleras. Pensó que sería bueno ir con él, pero desistió cuando recordó los papeles en sus manos y que debía ir a sacarles copias de inmediato, para dejar los originales en su lugar sin que alguien se percatara.

 

El estudio de OhDae fue el lugar indicado, ahí donde la impresora multifuncional se encontraba, seguro de haber aprendido como pasar desapercibido ante las cámaras de vigilancia, y la carpeta con demasiados papeles lo enturbió un poco, era complicado poder decidir que era lo importante o no.

 

Y cuando vio el nombre de Kwon Boa por todas partes arrugó el entrecejo, se suponía que esos papeles tan resguardados serían de OhDae, pero mientras pasó las hojas se pudo dar cuenta de que no era así. Todo giraba entorno a Boa, y entre las últimas hojas encontró su bendita respuesta al por qué, permanecían tan secretamente guardadas.

 

—¿Boa tiene un hijo?

 

Pero lo más importante no era aquello, Changmin incluso sintió un nudo en la garganta cuando encontró las últimas páginas. Boa no solo tenía un hijo, ya casi adulto, Boa había renunciado a todos los derechos como madre por una exorbitante suma de dinero. Ella había vendido a su hijo, hace muchos años atrás.

 

 

 

 

Entre las muchas apocalipsis en su vida. Entre su vida atormentaba.

 

Yunho podía agradecer el hecho de tener constantes pesadillas que lo acabaran de a poco, al contrario, dormir era uno de sus pocos placeres preferidos por que lo elevaba a un mundo de fantasías donde nada de su realidad existía, y entonces todo estaba bien.

 

Sin embargo cuando el sonido de una botella quebrándose lo despertó, algo aturdido Yunho miró de un lado a otro, el sol apenas entraba en su habitación y Jaejoong ya no estaba a su lado, el escándalo persistió y Yunho se levantó, un poco molesto por su sueño interrumpido.

 

Jaejoong estaba ahí, en el suelo de su departamento con muchas de sus botellas, ahora vacías en el piso, con una sonrisa tonta en los labios, y esa expresión despreocupada, apenas con un pantalón puesto.

 

Yunho pensó que no estaba de ánimos para tener que soportarlo y menos cuidar de él.

 

Estaba dispuesto a encerrarse en su habitación y dormir hasta las cuatro de la tarde cuando la boda sería, si Jaejoong quería llegar borracho sería su problema. Estaba girando cuando la voz de Jaejoong retumbó con fuerza.

 

—¡Yunho!

 

Y casi de inmediato lo tuvo sobre él, Jaejoong lo abrazaba por la espalda y ese olor a licor lo inundó por completo. Yunho bufó fastidiado.

 

—Jaejoong aléjate, hueles a alcohol en exceso, ¿por qué estás bebiendo a las nueve de la mañana?

—¡Por que ayer me quedé dormido! Quería emborracharme hasta más no poder, quería perder la razón de todo, justo antes de mi boda.

 

—Pues justo ayer no parecías interesado en eso.

—No, tienes razón. Justo ayer tenía más ganas de sexo que de otra cosa.

 

Yunho se removió incómodo, empujando a Jaejoong quien incluso trastabilló con una sonrisa torpe en la boca.

 

—Si tanto te gusta el sexo con hombres deberías pagar para obtenerlo, en vez de utilizarme como te da la gana.

—Oh, es que a mi no me gusta el sexo con hombres, me gusta el sexo contigo. Por sobre todas las personas.

 

Jaejoong hizo el intentó de acercarse, pero Yunho solo se alejó, moviendo su brazo en el proceso, resguardando su piel de aquella de Jaejoong que volvía acercarse. No le gustaban las personas ebrias, no le gustaban, le daban malos recuerdos.

 

—Vamos, Yunho. Tengo ganas de estar contigo otra vez.

 

El cuerpo de Jaejoong se movía lento, con pasos cuidadosos y una expresión un poco más seria. Pero Yunho se volvió a alejar, como si de pronto el solo contacto de su piel le quemara, y Jaejoong casi pierde el equilibrio.

 

Probablemente aún estaba más dormido que despierto, pero su mente de adulto se impregnó en la de un niño de siete años, en las noches de aquella enorme casa y aquel hombre cayendo al piso, perdido en el licor, y los gritos de esa mujer, su llanto desesperado por recuperar a su familia feliz.

 

Los ojos de Jaejoong lo enfocaron, y Yunho volvió a la realidad. Tenía que tranquilizarse, el que estaba frente a él era Jaejoong. Solo Jaejoong. Tenía que mantener sus fantasmas en ese rincón de su mente.

 

—No huyas de mí.

 

Kim lo agarró por el brazo, con fuerza. Y Yunho tembló. Por que volvió a suceder, la imagen de Jaejoong se convirtió en una etérea, en un cabello algo alborotado y unos ojos profundamente atormentados que apretaban su pequeño brazo, grabando en Yunho una meta.

 

“Quiero que se muera, ¿me oyes? Quiero destruirlo hasta que no quede nada más de él ni de su familia”

 

 

—¡No! ¡No quiero hacerlo!

 

Yunho se alejó, llevando las dos manos a su cabeza. Atormentado y temblando desesperadamente. A unos pasos Jaejoong arrugó el entrecejo, como si de pronto el efecto del licor se hubiera ido. Preocupado por esa actitud en Jung.

 

—¿Yunho?

 

La voz de Jaejoong fue suave, sutil y agraciada.

 

Yunho en cambio sintió el sabor amargo de la bilis, con un fuerte dolor en el estómago que se aprisionó en su interior como si algo verdaderamente pesado se hubiera instado ahí. No aguantó más y corrió directamente hacía el baño.

 

Jaejoong juntó un poco sus cejas, apoyado en la puerta que Yunho acababa de cerrar, ¿qué le pasaba? Las arcadas de Yunho fueron audibles, incluso le pareció escuchar un sollozo desesperado y apretó los puños.

 

Por que de pronto sintió que el licor no estaba haciendo su trabajo debidamente. No lo estaba haciendo olvidar de su asquerosa vida, lo arrastraba cada vez más a su realidad. Y Jaejoong solo sentí ahogarse.

 

 

 

 

Cuando golpearon la puerta de su oficina, OhDae apenas alzó la mirada.

 

Su secretaria entró, un poco preocupada y apretando sus manos con fuerza. Estaba nerviosa y él no podía imaginarse el por qué, no había demasiado ese trabajo, puesto que Jaejoong se casaba en unas horas, y había accedido que ese día se fueran todos temprano.

 

Sin embargo la mujer respiró hondo, con el periódico en sus manos.

 

—Señor, lamento ser yo quien le enseñe esto, pero creo que es conveniente que lo sepa por mí, antes de que salga a cualquier otro lado.

 

Ella extendió el diario en sus manos, la sección de sociales específicamente y OhDae de pronto abrió los ojos. Desenvainando una decepción inesperada.

 

 

 

 

—No puede ser…

—El señor Minho la va a pasar muy mal, de seguro el señor OhDae va a ser muy severo con él.

—Yo sabía que un día pasaría, pero nunca imaginé que a esta escala. Esto es grave.

 

 

Changmin ingresó a la cocina con curiosidad, todos los empleados se encontraban arremolinados en la mesa de la cocina, cuchicheando, algunos preocupados y otros divertidos con los que sucedía.

 

—Mayordomo Lee, ¿por qué el escándalo?

 

El hombre suspiró algo cansado y negó levemente, limpiando los lentes en su rostro. Alejándose sin darle una respuesta. Pero Minkih estuvo frente a él, con el diario para el que trabajaba entre las manos. Instintivamente tomó el diario entre sus manos.

 

—Pienso que es mejor que se lo digas tú, antes de que le caiga en sorpresa.

 

Ahí, en primera plana de la sección de sociales estaba Minho, Minho y las fotos de él con Onew, Joonghyun y Taemin, en cortos y pequeños besos, o abrazados por algún lugar. Sus ojos se abrieron mucho, esto no podía ser posible.

 

¡Le estaban jodiendo su nota!

 

Y ese de seguro había sido Donghae, aunque no tuviera mucho que ver con su reportaje evidentemente más serio que chismes de sociedad e infidelidades, pero OhDae iba a ser pronto candidato a presidencia, un escándalo así obviamente era excelente para el diario.

 

Apretó con fuerza el diario, ante la mirada de Minkih y luego trató de calmarse. Donghae no iba a ganarle con una nota como esta, el tenía la mejor de todas. Cosas que incriminaban a esa familia en medio de cosas muy raras y probablemente ilegales, eso era mejor que las infidelidades del hijo menor de la familia.

 

…Minho.

 

De pronto recordó que Minho estaba muy implicado. Olvidó su trabajo por ese instante, y llevó una mano a su frente. Su padre lo iba a matar. Salió corriendo directo al salón y efectivamente, Kim venía bajando las escaleras con tranquilidad.

 

—Changmin, ¿qué sucede?

—Tenemos que hablar de algo muy importante.

—Ahora no, mejor vamos al auto.

 

La tranquilidad de Minho era plasmante, pero Changmin decidió hacerle caso, mejor hablar fuera de esas paredes donde seguro todos los empleados estaban prestos a escuchar, cuando la puerta se cerró y Minho caminó derecho hacía el auto, Changmin tuvo la oportunidad de agarrarlo por el brazo y enseñarle el diario.

 

—¿Qué es esto?

—Eres tú y tus mentiras ante el resto de Corea.

 

Minho arrugó el entrecejo, fijándose mejor en el periódico en sus manos, pronto esa sonrisa desapareció y el ánimo cayó en barranco. Lo primero que pasó por la mente de Minho fue su padre, y la imagen que tenía frente a él.

 

La campaña de candidatura, su padre lo iba a matar.

 

Minho empezó a sentir que no estaba respirando tranquilamente, apretó el diario con fuerza y antes de que pudiera decir algo, vio a Key salir de su casa tranquilamente, con el mismo diario en los manos, aparentemente leyendo la misma noticia, con una sonrisa en los labios.

 

—¡¡TÚ!!

 

Los ojos de Kibum lo enfocaron casi de inmediato, y el estupendo traje que Key cargaba combinó a la perfección con esa sonrisa ladina y la expresión de superioridad que borró cualquier duda de que él pudiera ser.

 

—¡Eres un maldito! ¡¿Cómo pudiste?!

 

Changmin pudo agarrar a Minho de la cintura fuertemente, antes de que se lanzara contra Key seguramente a armar alguna pelea.

 

—Minho, cálmate.

—¡No me da la gana! ¡¿No lo ves?! ¡Acabas de arruinarme la vida, imbécil!

 

Key solo sonrió pretencioso.

 

—Hazle caso a tu chofer, Minho. Cálmate, por que además, yo te lo advertí te ibas a arrepentir.

 

Minho arrugó el entrecejo. Soltándose de los brazos de Changmin y mirando enfurecido a Kibum. Lo único que podía pasar por su cabeza era el escándalo al que Kibum lo acababa de someter, su padre y lo mucho que podía destruirle la carrera política, con lo hipócrita que es la sociedad.

 

—¡Esto no termina aquí, Key! ¡Lo juro!

—Igualmente, Minho, igualmente.

 

Kibum subió a su auto y se marchó con la misma sonrisa que hizo a Minho querer golpear el piso con fuerza. Changmin solo lo vio empezar a apretar los puños. Quería poder decirle algo, pero justo ahora su mente solo viajaba hacía Donghae, y que iba un paso delante de él.

 

Su celular sonó, y por un momento se olvidó del resto cuando vio el nombre de OhDae ahí.

 

—Dígame, señor…

Changmin, necesito que me traigas a Minho en este mismo momento a mi oficina. No me interesa si está dormido. Tráemelo de inmediato.

 

OhDae jamás era tan cortante, así que supuso que nada bueno podía esperarle a Minho. Cuando regresó a mirarlo, el menor ya se veía preocupado. Y Changmin no sabía como calmar esa angustia.

 

 

 

 

Yoona tenía el rostro contra la almohada.

 

Le dolía la cabeza, estaba un poco confundida del lugar en el que se encontraba y se descubrió desnuda, con apenas el edredón sobre su cuerpo. El cabello alborotado y oh, si. Aquel sexy stripper en su cama.

 

Una sonrisa orgullosa se dibujo entre sus labios que sabían a un poco de champagne todavía, el ensordecedor ruido molesto de su celular la hizo estirar la mano y contestar. La voz de Deul sonaba alarmada. Alarmada y molestosa.

 

—¡Yoona! ¿Has leído el periódico? Minho, el hermano de Jaejoong es la comidilla de todo el mundo.

—¿De que hablas, Deul? ¿Sabes qué? no tengo ánimos para chismes. Hablamos luego.

 

—¡Espera! Esto es grave, al parecer Minho ha estado saliendo con tres chicos al mismo tiempo, de seguro es de lo que todos hablaran esta noche en tu boda y…

—Deul, ese mocoso desagradable se puede acostar con la mismísima reina de Inglaterra si le da la gana. A mi me tiene sin cuidado. Y si en la boda la gente prefiere hablar de él a su espalda también me da igual. De todas formas, es mi boda, no la suya.

 

Colgó despreocupada, escuchando a lo lejos la voz de su amiga. Desarmó el celular para que no volviera a molestar y ese cabello rubio a unos centímetros la hizo sonreír.

 

—Buenos días señorita.

—Buenos días, Ethan.

 

—No me llamo Ethan.

—Ni yo soy una señorita.

 

Con agilidad, Yoona se movió de su lugar, justo sobre el cuerpo musculoso del rubio que sonrió divertido con aquello. Su desnudes sobre la del hombre en su cama. Y Yoona decidió aprovechar de esas horas que curiosamente habían sido las mejores en toda la semana.

 

Su vestido de novia, peinado y maquillaje podían irse al demonio.

 

A ella solo le importaba ese hombre de sonrisa encantadora que justo ahora acariciaba su espalda lascivamente. El primer regalo de bodas que tenía y que valía la pena.

 

 

 

 

Changmin se estacionó frente al edificio enorme perteneciente a la familia Kim, y pudo ver desde el retrovisor la manera nerviosa en la que Minho apretaba sus manos, tenía los hombros caídos y el entrecejo arrugado.

 

Suspiró hondo, dispuesto a abrirle la puerta y cuando lo hizo aprovechó para tomar las manos de Minho con fuerza, con una mirada segura y una pequeña sonrisa en los labios.

 

—Tranquilo, todo estará bien.

 

Fue un breve cruce de miradas, Minho pareció sentirse un poco más seguro con eso, por que sonrió e incluso le regaló una pequeña sonrisa antes de bajar. Changmin abrió un poco más la puerta y Minho bajó.

 

Lo vio entrar al edificio, era incómodo tener que esperar a lo que sucedería, pero su posición en ese momento era poco menos que inadecuada. Cuando un mensaje llegó a su celular, proveniente de Siwon. Su angustia por el puesto a Editor volvió.

 

¿Qué diablos estás haciendo? ¿Dónde estás metido?

Donghae se está llevando la ventaja.”

 

 

Tenía que empezar a moverse.

 

Necesitaba esa nota y seguía sin poder acceder a los documentos enteramente secretos y personales. Decidió que luego la haría una llamada a Sungmin, necesitaba una respuesta respecto a esos exámenes extraños de la ex esposa de OhDae y la razón por la que ninguno de sus cuatro hijos parecía haber heredado la enfermedad, cuando era casi imposible aquello.

 

 

 

 

Cuando Minho atravesó las puertas de la oficina de su padre, luego de sentir la mirada escrutiñadora de todos los empleados. Con la cabeza en alta y una expresión reacia decidió ignorarlos, pero descubrir a Onew y Taemin ahí, eliminó su poco orgullo rescatado.

 

Había olvidado que ellos dos estaban trabajando en la empresa de su padre.

 

—Siéntate.

 

Las miradas de Onew y Taemin eran algo indescifrable, como si intentaran controlarse por que estaban frente a OhDae y de algún modo fue una suerte no tener que enfrentar a Joonghyun también. De repente tenía una molestia en el pecho. Algo insoluble y desesperante.

 

—¿En que estabas pensando, Minho?

 

No eran ganas de llorar, era como si le faltara el aire. Por que ahora estaba al mismo nivel que sus hermanos, incluso un poco más abajo. Su padre ya no lo apoyaría. Y su jueguito había acabado en desastre.

 

—Papá…

 

—¡¿Eres consciente de todo el dinero que estoy invirtiendo en mi campaña?! ¡Como para que tú me vengas con algo como esto! ¡Creí que eras diferente! ¡¡Que eras digno de mi confianza!!

 

Minho de pronto sintió ese vacío, esa molesta sensación de ser solo un reflejo. Un espejo de mentiras donde su padre se reflejaba para ser perfecto, y él se sentía perdido.

 

—Esto no tiene que ver contigo.

—¡Pero si con mis opositores! Onew y Taemin son buenos elementos en mi compañía, ¡no solo desestabilizas nuestra vida personal sino también la empresa! ¡Pide disculpas!

 

Esa arrogancia, taladró sus sentidos. Sabía que debía hacerlo, pero no quería agachar la cabeza frente a su padre. Así que solo apretó los puños.

 

—¡…Y hoy es la boda de tu hermano! ¡Lo has arruinado todo!

—Señor OhDae, por favor ya basta.

 

Onew se levantó, arreglando un poco su camisa y con una expresión vacía en el rostro.

 

—Si nos disculpa, Taemin y yo tenemos aún cosas por hacer. No quiero seguir presenciando esto.

 

OhDae levantó una mano, indicándoles que salieran. Minho levantó la mirada tan solo para verlos salir. Y la voz enojada y decepcionada de su padre siguió, en medio de ese imperturbable regaño. Del ‘Yo’ que predominaba. Y lo poco que en verdad parecía importarle que hubiera estado jugando con los sentimientos de alguien más. Como si la imagen fuera más importante.

 

 

 

 

Changmin dejó de apoyarse en el auto en cuanto vio a Minho salir, con el rostro un poco abatido y pasando una mano por sus ojos, con la vista en alto, manteniendo su orgullo por sobre todo. Con la máscara perfecta en sus facciones.

 

Sin embargo unos metros antes de que Minho lo alcanzara, Taemin salió por la misma puerta, agarrando a Minho del brazo y acertándole un fuerte golpe en el rostro. Minho apenas trastabilló un poco, con una mano sobre aquella zona que Taemin seguramente había dejado marcado.

 

Onew salió un rato después, alegando un ‘no vale la pena’ para que Taemin regresara a la oficina. Entre miradas compartidas y extrañas, Minho los vio marcharse y luego entró al auto, sin mediar palabra. Sin absolutamente ninguna mirada.

 

Entonces, ese día en la playa se hizo tan lejano.

 

Changmin decidió que lo dejaría pensar, estar tranquilo y cuando arrancó el auto lo vio marcar un número y luego de unos segundos lanzarlo con fuerza contra el piso del automóvil, seguramente ante la negativa de llamadas que le estaba haciendo a Joonghyun.

 

Se estacionó improvisadamente, en alguna calle sin importancia, se bajó del auto. Y entró junto a Minho. Esos ojos que lo vieron esperando un poco más. Changmin no era bueno con eso de los sentimientos, y al parecer Minho tampoco lo era.

 

No sabía como ser un apoyo, como ayudarlo.

 

No sabía que hacer.

 

Pero supo que lo mejor era un abrazo, supuso que sería la mejor forma de decirle a Minho que confiara en él, que se apoyara y que descargara su frustración entre sus brazos. Un rato después lo único que pudo entender, fueron susurros perdidos de los labios del menor, apagados entre su pecho y el abrazo instalado entre ambos.

 

—Ya lo sabía… pero me duele igual… A papá no le importo, solo le importa su estúpida imagen de familia perfecta… estoy tan malditamente solo, que tengo miedo de lo que pasara conmigo en el futuro… por que estoy vacío por dentro.

 

Había tantas cosas que Changmin debía decir, pero que no pudieron ser pronunciadas. Solo ajusto mejor a Minho contra su cuerpo y acarició su cabello. Y volvió a soñar despierto con ese mundo donde se llevaba lejos a Minho, lejos de esa sofocante realidad y de la mentira que envolvía a su relación.

 

 

 

 

—Odio el cigarrillo.

 

La voz de Joonghyun sonó con un poco de resentimiento. Key solo sonrió divertido y decidió, por la paz, apagar el dichoso cigarrillo, exhalando un poco de ese humo, mientras caminaba entretenido por la sala de aquella casa, Joonghyun sin embargo bufó con molestia.

 

—No termino de entender por qué razón tú no saliste en los diarios.

 

Key se detuvo, ante la voz instigadora de Joonghyun y la manera fija en que posaba sus ojos en él, por lo que se acercó y acentuó cada una de sus palabras con cuidado.

 

—Lo que yo voy a hacer para concluir con nuestro plan, es cien veces más peligroso que estar en todos los diarios de Corea, por que a evidente riesgo voy a tener que poner mi cara para que todo salga debidamente.

 

El olor de aquel humo llegó hasta sus fosas nasales, así que Joonghyun solo torció un poco sus gestos, frunciendo el ceño, mientras Key volvía a alejarse tranquilo.

 

—Aún así, falta mucho para la parte final.

—Deja que las cosas fluyan, Joonghyun.

 

Key apenas se encogió un poco en cuanto escuchó el jarrón caer contra el piso producto de la rabia mal contenida del muchacho a unos pasos de él. Impulsivo como siempre.

 

—Tengo ganas de vengarme de él, y hacer solo esto, no me sirve.

 

Internamente, Joonghyun sabía que se estaba dejando contagiar por el veneno de Kibum, por esas ideas retorcidas de hacerlo pagar, por el dolor, el orgullo herido y ese amor traicionado. Que él sentía. Aunque a veces dudaba que Key en algún momento de verdad hubiera amado a Minho.

 

Joonghyun incluso pensaba a veces que el verdadero motivo de Key para todo esto, no era otra cosa que su orgullo y dignidad vencidos por el menor de los Kim. Sin embargo las manos de Key recorrieron sus hombros sorpresivamente bajando hasta su pecho. Con ese molesto olor a cigarrillo todavía impregnado en su piel.

 

—¿En verdad te quieres vengar de Minho?

—¿Qué haces?

 

—Juego un poco contigo, la verdad es que me da mucha curiosidad lo que Minho pudo ver en ti.

 

Y el tema tabú había sido tocado. Joonghyun aprovechó su fuerza para quitarse los brazos de Key de encima y apresarlo con fuerza contra la pared, logrando que esos cabellos oscuros se sacudieran ante la violencia, pero él solo apretó un poco más el agarre de esos brazos delgados.

 

—Justo ahora tengo mucho odio en mi sistema, no estoy de ánimos para hacer el amor, y menos con alguien tan podrido por dentro como tú, Kibum.

—¿Y quien dijo algo de hacer el amor? Yo quiero sexo…

 

Esas palabras susurradas en juego sensual hicieron que Joonghyun se sintiera terriblemente débil, por que Key con un par de palabras estaba sacudiendo sus sentidos y en respuesta solo se vio capaz de agarrar con más fuerza esos brazos y apretarlo un poco más contra la pared.

 

—¿No te parece perfecto? Yo tan diabólico, retorcido y podrido por dentro, y tú tan repleto de vida, buena persona y aún enamorado como un imbécil de quien no lo merece… Sería como jugar a lo indebido.

 

Joonghyun ya había perdido conexión con su cerebro, justo ahora solo veía esos labios moverse, esos labios finos y sensuales que se movían lentamente, que lo invitaban y que seguramente sabrían al mismo infierno.

 

Pero el amor justo ahora le importaba un carajo.

 

Ese amor que solo le había traído dolor y traición. Ese sentimiento de venganza compartido y esa sonrisa repleta de confianza en los labios de Key lo hicieron caer, y rendirse ante él.

 

A besar su boca y pegar su cuerpo al suyo, probar la gloria cuando su lengua se introdujo en esa boca cálida y el gemido involuntario se apagó entre ellos, entre esas manos que velozmente buscaron contacto con su piel.

 

Entre lo esplendida que era esa piel de Key, ese cabello sedoso y lo delgado de su cuerpo cuando se acercaba y lo pegaba a la pared, como si pudiera estrecharlo entre sus brazos sin ningún problema.

 

—Vamos a tu habitación.

 

Y luego de aquella primera orden, Joonghyun supo que no podría volver a refutar.

 

 

 

 

Junsu apretó la corbata en sus manos. Viendo a Kangtae deambular de un lado a otro dentro de la habitación que compartían, él ya vestido con su traje para la boda de su hermano. Una de las mayores hipocresías del año. Aún así no le placía ir solo y faltar no era una opción.

 

—En serio, ¿no vas a ir?

—¿Debo?

 

Kangtae lo miró, y Junsu no se vio capaz de sostenerle la mirada.

 

Luego de su almuerzo frustrado las cosas no habían mejorado precisamente. Kangtae finalmente suspiró y entró en el baño dispuesto a ducharse. Luego de unos minutos en los que seguramente Junsu terminó de arreglarse, Kangtae pudo escuchar claramente la puerta principal siendo abierta y cerrada nuevamente.

 

Se apoyó en aquella puerta y se dejó deslizar por ella, hasta quedar sentado en el suelo. Con una mano en su rostro y el codo apoyado en sus rodillas, llorando unas lágrimas que no se atrevía a derramar frente a Junsu.

 

¿Por qué siempre tenía que ser él, quien iba tras Junsu?

 

¿Por qué Junsu jamás insistía, por que Junsu jamás pugnaba por su compañía?

 

¿Por qué ni siquiera ponía algo de su parte?

 

Trató de ahogar un poco de sus lágrimas pero no funcionó y decidió que no tendría otra oportunidad para desahogarse como era debido, así que tan solo dejó escapar ese amor y que las gotas de sus lágrimas se llevaran consigo ese frustrante sabor amargo a impotencia.

 

 

Jinki no era de tomar, embriagarse no era la respuesta a sus problemas.

 

Pero justo esa tarde, cuando llegó a su departamento lo único que deseó fue eso. Un poco de ese whisky que guardaba en la licorera. Y de alguna manera opacar ese sentimiento latente en su pecho y que lo hería.

 

Como una cicatriz punzante y dolorosa.

 

No había tenido el valor para hablar sobre lo sucedido con Taemin, pero esperaba tenerlo algún día. Minho acababa de romper con tantas cosas bonitas que él tenía planeado, con un futuro tan lleno de planes.

 

Se sintió como un estúpido, se sintió humillado, con rabia y dolor al mismo tiempo.

 

¿Era tan posible eso?

 

Cuando el sabor amargo del whisky llegó a su sistema, no pudo sino arrugar un poco la nariz y exhalar con fuerza, pero no claudicó, incluso se sirvió un vaso más. Por que hoy no tenía que ir a ninguna parte. Hoy solo quería perderse en la inconsciencia hasta no recordar ni por que había empezado a beber en primer lugar.

 

 

 

 

Recostado sobre la cama, con el edredón sobre su cuerpo Taemin se intentó ocultar del dolor y la vergüenza. De las miradas fortuitas de todo el mundo, de los mensajes y las llamadas, de la lástima en los ojos de su madre.

 

¡Que no quería la lastima de nadie!

 

Suficiente tenía con sentirse como justo ahora se sentía. Abrazó un poco más la almohada y decidió que por ese día no saldría no iba a salir de su habitación, prometiéndose llorar toda la noche si eso era posible, hasta quedarse sin lágrimas por dentro.

 

Por que mañana saldría de nuevo, por que ese mundo no se detenía. Y por que ese amor persistiría por un tiempo más, pero no iba dejar a Minho ganar. No se iba a echar a morir por él.

 

La primera lágrima salió cuando recordó la primera vez que Minho lo miró de esa forma que él creí tan real, tan profunda y llena de sentimientos. Luego vinieron más recuerdos, y con ellos el resto de sus lágrimas y amor perdida.

 

Taemin sabía que su corazón ardía de dolor. Que sus puños apretaban con fuerza el edredón, que proclamaban el resentimiento y el reproche de no poder haberle podido pegar a Minho hasta cansarse, pero sabía que de haberlo hecho habría terminado llorando frente a él, con suaves golpes al final.

 

Pero su dignidad, y orgullo no se lo permitían.

 

Quería llorar hoy, para sonreír mañana.

 

 

 

 

Yunho esperó un poco más.

 

Mirando la hora en su reloj, con aquel elegante traje puesto, aquel traje de padrino que había costado casi la cuarta parte de su sueldo. Se miró en el espejo por última vez, notando lo desbaratado que estaba ese día el departamento de Yoona.

 

Finalmente, unos minutos después, varias de las estilistas salieron de la habitación de Yoona, con unas sonrisas resplandecientes en los labios. Y el atisbo de aquel largo vestido blanco hizo su aparición.

 

Fue majestuoso el momento en que sus ojos recorrieron con cuidado aquella hermosa mujer con el cabello recogido, vistiendo ese vestido que se ceñía a su cuerpo, el velo que ocultaba levemente su rostro y el maquillaje que apenas se notaba, con el ramo de rosas rojas entre los dedos.

 

—Es una novia muy hermosa, sin lugar a dudas.

 

Una de las maquillistas habló, juntando sus manos, complacida con su trabajo. Y Yunho salió de su letargo, esbozando una pequeña sonrisa, pensando que no era justo que las cosas se dieran así, deseando un futuro mejor, un mundo paralelo donde las cosas fueran diferentes y este día fuera en verdad feliz.

 

—Luces preciosa, Yoona.

—¿En serio? Eso es bueno, la prensa seguramente se cansará de fotografiarme el día de hoy.

 

Yunho ofreció uno de sus brazos y ella se sostuvo a él, con mucha fuerza. Yunho pudo percibir que esa fuerza era un poco excesiva. Yoona estaba nerviosa, y cuando entraron al ascensor, finalmente solos, mientras una de sus amigas se encargaba de cerrar el departamento, ella agachó la cabeza.

 

—…Lo siento.

—Yunho, no te disculpes.

 

Se miraron por un segundo a los ojos. Y Yunho supo que tenía que hacerlo, al menos una última vez, soltó a Yoona con cuidado, y la tomó por el rostro, acercándose a ella, besando su frente, por un largo momento, con los ojos cerrados, dejando un par de lágrimas escapársele, lágrimas que esperaba Yoona no se percatara.

 

Pero los brazos de Yoona lo rodearon, lo abrazaron con fuerza y un suspiro los acompaño. En esa última instancia de vida que les quedaba. Por que luego del ‘Si’ definitivo, su plan se ponía en marcha.

 

Cuando el timbre del ascensor sonó. Ellos ya se habían separado, Yunho volvió a ofrecer su brazo y Yoona suspiró, caminando directo hacía aquella limosina donde Changmin los esperaba con una de las puertas del auto abierta, vestido elegantemente también, pero evidenciando su uniforme.

 

Un hueco en el estómago y antes de entrar al auto. Yoona suspiró otra vez.

 

 

 

 

Jaejoong no estaba nervioso.

 

Solo tenía un molesto dolor de cabeza, seguramente producto de la resaca.

 

Estaba ya parado en el altar, con mucha gente dentro de la iglesia. Otra de las hipocresías de su familia, él ni siquiera creía en la religión. Como fuera, ya estaba ahí, con su mejor traje, esperando por la flamante y hermosa novia.

 

Entre los presentes se escuchaban los murmullos y Jaejoong apenas se había enterado del escándalo protagonizado por su hermano menor. Sonrió descarado, si quería un momento memorable para el día de su vida, Minho se había encargado de ello.

 

Encontró divertido que todos parecieran más interesados en Minho, que en la vida misma, pero eso ni siquiera le extrañaba. Cuando estaba a punto de ver el reloj, una de las damas apareció y Jaejoong borró por completo su sonrisa.

 

La marcha empezó, una suave que no era la habitual, y el largo pasillo se llenó de parejas, que combinaban entre sus colores, con sonrisas en sus rostros y fotos por doquier, Jaejoong incluso apretó sus puños cuando al final de todo ellos dos aparecieron.

 

Era todo tan retorcido, Yunho estaba ahí, serio y tranquilo al mismo tiempo, colgando de su brazo Yoona, con su rostro sonriente que a Jaejoong sinceramente le daba lo mismo. La marcha nupcial empezó, y todos giraron hacía el lugar donde estaba la novia, resplandeciente y hermosa.

 

Jaejoong recordó brevemente ese momento cuando la vio por primera vez, y pensó que era realmente bella, y justo ahora no hacía más que comprobarlo. Los pasos fueron como había sido practicado, ni muy lentos ni muy rápidos. Y aún así a Jaejoong le parecía que todo sucedía velozmente.

 

Yunho estiró la mano de Yoona hacía la de Jaejoong, y Kim pudo incluso sentir el leve roce de su mano con la de Jung, antes de poder sentir la de ella.

 

—Cuida de ella, Jaejoong.

 

Fue como un sentimiento infundido, él solo asintió y Yoona le sonrió. Hasta que Yunho caminó a su lugar a la derecha de Jaejoong. Y ese momento inolvidable empezó, con Yoona y Jaejoong tomados de la mano. Frente toda esa cantidad impresionante de invitados.

 

 

 

Cuando Changmin pudo ingresar a la iglesia, el cura ya había empezado a hablar, aquella larga letanía que varias veces había escuchado, trató de pasar desapercibido, especialmente por toda la prensa que había, y buscó velozmente a Minho.

 

Suspiró un poco, quería poder llevárselo de ahí de ese infierno y lo alicaído que se veía, sentado junto a su padre. Y como si lo llamara con el pensamiento, Minho empezó a mover su cabeza discretamente, seguramente en busca de él.

 

Cuando giró casi por completo una sonrisa apareció en sus labios y Minho prácticamente quiso saltar de su asiento hasta él, pero apenas había empezado a levantarse  cuando OhDae lo sostuvo del brazo, obligándolo a sentarse una vez más.

 

Pudo ver como OhDae le hablaba a Minho mientras apretaba con fuerza su brazo, Changmin ni siquiera dudó que le quedaría una marca visible. Minho solo agachó un poco la cabeza y cuando OhDae volvió la vista al frente, Minho giró un poco, con la mirada baja, como pidiendo disculpas por no poder llegar hasta él.

 

Changmin solo le sonrió, entre un silencio y una distancia que le pedía que aguardara un poco más. Inconsciente de que Boa había notado ese intercambio injusto de miradas.

 

 

 

 

—Entonces, ese amor que hoy esta pareja de enamorados que se arrodilla para hacer prueba fehaciente de su amor, es lo que nos demuestra que aún existe ese poco de esperanza de un mundo mejor…

 

Junsu sabía, que las posibilidades de ver a Yoochun eran totales.

 

Aún así, verlo había sido distinto. Sus ojos se habían encontrado, y ambos habían optado por un leve asentimiento, por rehuir a sus miradas y sentarse un poco lejos, sin levantar demasiadas sospechas.

 

Pero dolía, justo como el primer día, por que junto a Yoochun estaba Yoohee, esta mujer que junto a Yoochun los hacía ver justo como una pareja ideal. Y Junsu apretaba los puños solo de pensar en aquello.

 

Se le revolvía el estómago también, pero Yoohee lo había saludado como si nada, por que ella en realidad no sabía nada. Junsu suspiró, por que debía eliminar esos sentimientos de su interior, y se debatía entre el querer y poder.

 

Ajeno a las miradas esporádicas y anhelantes que Yoochun le enviaba cada que tenía oportunidad, cada que Junsu parecía distraído, cada que no corría el riesgo de ser descubierto.

 

 

 

 

—Siendo así, que lo que Dios une hoy, el hombre no lo separe mañana. Adelante, Jaejoong. Puedes besar a la novia.

 

Y él solo había respirado profundo. Levantando el velo con cuidado, el ligero maquillaje de Yoona lo hizo sonreír, parecía una adolescente, joven y llena de vida. Pero esos ojos que aparentaban felicidad no lo engañaban.

 

Aún así, Jaejoong cerró los ojos y selló sus labios con los de ella, con un sabor inefable a frambuesas. Corto pero determinante. El lugar se llenó de aplausos y solo entonces Jaejoong reaccionó, Yoona puso la mejor de sus sonrisas anclándose al brazo de Kim, cargando sobre su espalda ese poderoso apellido.

 

Las fotos no se hicieron esperar, y desde su lugar, Yunho solo apretó sus puños un poco más. Con un súbito dolor de cabeza y una molestia instantánea que incluso lo mareo. Pero pudo sostenerse en el muchacho a su lado que lo agarro por el brazo.

 

—¿Estás bien?

—Si, no te preocupes.

 

Soohyun no pareció muy convencido pero asintió, soltando a Yunho poco a poco, por suerte pasando desapercibido aquel incidente, mientras Yoona y Jaejoong saludaban y sonreían envueltos por los granos de arroz que les lanzaban mientras empezaban a abandonar la iglesia, camino a la recepción en el hotel.

 

 

Fin Capitulo Catorce

 

 

 

Chicas! En serio, no sé como disculparme, pero… con la mano en el corazón, se me había olvidado que ayer era que tenía que actualizar, yo estaba bien segura que era hoy.. xD

En todo caso, espero que les haya gustado, ¡mi consentido! Como amo este fic, y aquí entre ustedes y yo, en esta ocasión en particular me ha gustado escribir las partes de Yoona, aunque no estoy muy segura del por qué. =s

Creo que en este capitulo generé más dudas de lo debido, ya tengo visto un par de cosas que irán pasando, por que este capitulo iba para más pero evidentemente ya me extendí demasiado así que en el próximo capo será.

Espero que lo hayan disfrutado como yo al escribirlo y lamento andar tan desaparecida en el blog, o face o twitter, pero es que ando casi ocupada totalmente.. L pero ahí con el celular intento mantener vida 2.0 jejeje.. se cuidan un montón, y hasta el próximo capo. J

 

 

Publicado en Fanfics

Primera plana: capitulo 13


 

 

Primera Plana

 

Capitulo 13: Preludio

 

 

 

—Supongo que deberíamos pedir un poco de caviar, es esencial en este tipo de eventos.

 

Taemin ojeó el pequeño cuadernillo entre sus manos, levemente apoyado en el escritorio, sintiendo a Jinki aproximarse sin problemas hasta él y medio agacharse un poco hasta leer lo mismo que hasta hace un momento él había chequeado.

 

—Tienes razón, tendremos que avisarle al servicio de catering.

—Yo me encargo de eso, por cierto. ¿Ya enviamos las invitaciones a los ministros del exterior?

 

Onew asintió, y Taemin tomó el teléfono inalámbrico, marcando un número que prácticamente se sabía de memoria. Desde que OhDae les hubiera encargado el evento de celebración de años de la empresa, el trabajo se había vuelto un poco más pesado de lo habitual.

 

Con la boda del hijo mayor a semanas de llevarse a cabo, y la fiesta de la empresa apenas un par de semanas después de la dichosa boda, todo estaba vuelto un caos, por que a más de lo principal, debían encargarse de la prensa, de la adecuada.

 

Y revisar cada detalle, era muy complicado.

 

—Pediré algo para almuerzo, ¿deseas algo en especial?

 

Taemin tapó la bocina del teléfono momentáneamente y negó con suavidad mientras Onew sacaba el celular de su bolsillo con una expresión algo cansada en el rostro. Jinki estaba muy ocupado últimamente.

 

Sin espacio siquiera para poder visitar o salir con Minho como le gustaría, lo inusual en medio de todo aquello era que al menor parecía no importarle. No había recibido un mensaje de él casi en días, y eso empezaba a extrañarlo.

 

Sacudió un poco la cabeza y decidió mejor hacer su llamada rápidamente, antes de que siguiera pensando más estupideces. Ya buscaría luego, un pequeño espacio de tiempo para al menos verlo unos minutos. Por que lo extrañaba, demasiado.

 

 

 

 

—Creo que deberías basar la campaña atribuyéndote sin ser demasiado efusivo en todo lo que has hecho por la comunidad en estos años.

 

Yunho señaló varios puntos dentro de la carpeta que le había extendido al mayor, OhDae arrugó un poco el entrecejo, leyendo cada palabra que Jung había redactado en el pequeño informe a sus manos.

 

—¿Realizaste la encuesta de reconocimiento?

—Por supuesto, y obtuviste excelentes resultados.

 

OhDae levantó la mirada y Yunho estaba otra vez extendiéndole una carpeta, los planes habían cambiado de repente, Yunho había dicho que si iba a dar un paso grande, lo diera con todas de la ley, y eso implicaba la candidatura a presidencia.

 

Kim OhDae tenía la fama de sus buenas obras que lo prescindían, nada de escándalos familiares, su hijo mayor era uno de los modelos más reconocidos, Yoochun un estupendo productor musical, Junsu uno de los coreógrafos mejor pagado en el país, Minho sin duda alguna uno de los estudiantes más destacados y Boa la dama de sociedad perfecta.

 

La vida de Kim OhDae a vista de cualquiera era perfecta, había conseguido lo que quería, tenía una de las empresas más poderosas, importantes e influyentes en el país, y gastaba parte de sus fondos en beneficencia, entonces, había dicho Yunho. Serías el candidato perfecto, al que el pueblo adoraría.

 

Yunho estaba lleno de ideas, de planes, de discursos. Emocionado, más que el mismo OhDae por que todo saliera perfecto respecto a su campaña. Aunque todo aquello involucrara una inversión de dinero casi asombrosa.

 

Aún así OhDae estaba dispuesto a correr el riesgo.

 

—De acuerdo, entonces seguiré tu consejo Yunho. Lancémonos a esta aventura, has oficial mi inscripción para candidato a la presidencia.

—Perfecto, me encargaré de armar todo lo correspondiente a la recolección de firmas y todo lo que necesitas para convertirte en un candidato oficial.

 

La sonrisa de Yunho vislumbró con fuerza, con entusiasmo, contagiando a OhDae de la misma confianza que al parecer el menor tenía de sobra. Tenía una confianza en Yunho casi absoluta.

 

Sabía de las discrepancias internas entre su familia, y que tristemente apenas y se soportaban. Y que por tanto, ninguno de sus hijos había querido estar de cerca de él a cargo de las empresas. Sus hijos lo respetaban, más no estaba seguro del amor que le profesaban, así que Yunho se había convertido fácilmente como el hijo que nunca tuvo.

 

El ser que no solo lo respectaba, lo apreciaba y cuidaba de él.

 

Así que en pocas palabras y en síntesis. Yunho era el hijo que nunca tuvo, y por primera vez en su vida, estaba poniendo su futuro en las manos de alguien más. Así que sonrió ligeramente, viendo al muchacho anotar un par de cosas en la laptop que reposaba en sus piernas.

 

—Entonces, tendremos que hablar con tus hijos para preparar un par de actividades y ponerlos en sobre aviso respecto  tu candidatura para que no vaya a haber ningún percance con la prensa, la mayoría son parte del ojo publico.

 

—Pues Jaejoong esta a días de casarse, Yoochun anda un poco extraño, pero supongo que no es algo grave, Junsu se muda hoy con Kangtae, y Minho nunca ha sido un problema, a pesar de los problemas en asa.

 

Yunho asintió, sin acotar más allá de lo debido en la conversación.

 

Y cuando el celular en su bolsillo comenzó a vibrar, enteramente decidió no contestar, pero había olvidado que luego de un par de tonadas empezaba a sonar e inmediatamente OhDae lo notó.

 

—¿Por qué no contestas?

—Oh, no lo había escuchado. Estaba concentrado.

 

Sonrió débilmente, sacando el celular contra su voluntad. Y tal y como imaginaba, el nombre de Jaejoong se encontraba en el centro de la pantalla, torturando su calmada estancia hasta el momento.

 

 

Pensé que entendías todo lo que este plan involucraba. Ni yo que soy su prometida me ando con tantas ridiculeces como no querer besarlo. ¿Qué diablos sucede en verdad?

 

 

Y los recuerdos de las palabras de Yoona lo acosaron, incluso antes de que pudiera escuchar a Jaejoong.

 

—¡Yunho!

 

La voz del muchacho al otro lado del teléfono, clamando su atención, lo hizo abrir los ojos y erguirse en su lugar.

 

—Lo siento, Jaejoong. Estoy un poco cansado, dime…

Almorcemos hoy, quiero que hablemos… sobre ese difuso amor que dices sentir por mí.

 

Las palaras de Jaejoong sonaban tan desprovistas de emoción, ajenas de entusiasmo como si de pronto lo tuviera sin cuidado o estuviera haciendo algo mucho más importante. Yunho se removió incómodo, OhDae estaba a menos de un metro de distancia de él.

 

—Estoy ocupado, hemos empezado con la campaña de tu padre y… espera un momento.

 

Tapó la bocina del celular cuando vio a OhDae levantar una de sus manos, con una pequeña sonrisa en el rostro.

 

—Has trabajado ya mucho hoy Yunho, te doy libre el día si lo deseas.

 

Yunho apretó su puño, no visible para OhDae y sonrió lo más real que pudo, deseando enfermarse para tener al menos una excusa para no ver a Jaejoong, sin embargo la suerte no estaba de su lado hoy.

 

—Tu padre acaba de darme el día libre. ¿Dónde quieres que vayamos a almorzar?

Te veo en tu departamento a las tres.

 

—Es muy tarde para almorzar.

¿Y? Nos vemos.

 

La arrogancia palpable en Jaejoong lo hizo respirar profundo, colocando otra de esas falsas sonrisas en su rostro, otra de esas sonrisas que lograba convencer a OhDae y lo salvaba de explicaciones, por que siempre era más fácil decir que estaba cansado a admitir que no soportaba más este tipo de vida.

 

 

 

 

 

Los ojos de Joonghyun se abrieron con fuerza, arrugando el entrecejo y bajando los hombros, en cada foto que sus ojos repasaban, como si un viento helado lo recorriera y su cuerpo entero se estremeciera.

 

Kim Minho era lo más cercano que tenía al ser más importante en su vida, la única persona que había considerado valiosa fuera de su hogar y sus amigos. No confiaba mucho en la gente con dinero, por que desde siempre lo habían hecho a un lado por eso.

 

Y Minho había parecido ser diferente.

 

Ese frío pronto se convirtió en un calor que emanaba desde su estómago, quemando hasta el punto que dolía, de una manera indescriptible que lo hacía sentirse herido y traicionado, más allá que en las fotos que mostraban a Minho besándose con alguien más.

 

Sentía más rabia y dolor en esas fotos en las que Minho sonreía y reía, con esos otros dos que ni conocía. Por que eran las mismas sonrisas que colocaba cuando estaba con él. Exactamente las mismas, repetitivas y sin vergüenzas, como si no le resultar problema mostrar la misma máscara con todos.

 

Patinar, salir, divertirse sin problemas, los viajes, las pequeñas promesas implicadas, como si él único real hubiera sido él, patético, ingenuo y estúpido. Cada momento feliz siendo eliminado en cada segundo. En un par de fotos que ahora apretaba con fuerza mientras regresaba su mirada hacía Kibum.

 

Ese rostro de superioridad, y esa sonrisa extraña marcada en su rostro en tanto permanecía con los brazos cruzados.

 

—¿Qué ganas con esto? ¡¿Por qué has venido hasta acá solo para mostrarme esto?!

 

Joonghyun sabía el poco control que tenía, la rabia que pugnaba en su ser por ser liberada en quien fuera, así sea en aquel muchacho que estaba a unos pasos de él. Key difícilmente estaba dispuesto a hablar demasiado, así que decidió que una imagen sintetizara todas las explicaciones posibles.

 

Así que sacó su celular, y no buscó demasiado entre las fotos almacenadas en la galería. Agrandándola a toda la pantalla para que Joonghyun la pudiera ver, y cuando la puso delante del rostro del muchacho. Pensó que definitivamente esa había sido mejor opción.

 

—Tú y él… ¿también?

—Si, en total Minho ha estado jugando con cuatro al mismo tiempo.

 

La mirada de Joonghyun estuvo sobre él, asombrado y desprovisto de emociones en esta ocasión. Key había optado por callar el hecho de que Changmin estaba medio involucrado también sencillamente por que aquel chofer podía ser una pieza clave en sus planes.

 

—Es imposible… no.

—¿No te vasta con las imágenes acaso?

 

Lo vio apoyarse en uno de los muebles, respirando profundo y al parecer intentando pensar en algo. Joonghyun llevó una mano a su cabeza. Y negó con fuerza. No podía ser posible, no Minho. Él menos que cualquiera.

 

—Minho es un bastardo… y eso no va a cambiar por mucho que lo niegues.

—Pero… él…

 

—¿Él te sonreía, se apegaba a ti como si fueras lo más importante, te abrazaba, te besaba hasta el punto de hacerte creer que tenías el poder en la relación? De pronto un día amaneciste con la idea de que la relación era perfecta para ti, por que Minho se adaptaba a ti, por que él fue el primero en decir que estaba enamorado. Y oh, sorpresa, todo lo demás fluyó por que como un imbécil caíste ante él.

 

—¡Ya cállate!

 

Kibum ya lo esperaba, ese impulso repleto de odio y rencor dirigido hacía él. Ese puño que intentó impregnarse en su mejilla, pero que él esquivo sin el menor de los problemas. Logrando que Joonghyun perdiera el equilibrio y cayera de rodillas al suelo.

 

Como si de pronto eso no le importara, Joonghyun se apoyó en el suelo, con ambas manos sobre él, y la cabeza baja, con los flequillos de su cabello cubriendo los ojos. ¿Tanto lo amaba? Key solo se había llenado de odio, no había llorado por Minho.

 

Joonghyun lo estaba sorprendiendo.

 

Pero se sorprendió más a si mismo cuando se colocó en cunclillas a su lado, con una mano sobre su hombro. Por que Key ante todo sabía jugar muy bien sus cartas. Y lo necesitaba, necesitaba a ese muchacho, por que solo no ganaría su guerra contra Minho.

 

—Tú y yo desde el primer momento prácticamente nos hemos odiado.

 

Las palabras de Kibum sonaban como un eco, como si de pronto intentara introducirse en su mente, palabras correctas y el tono de voz pausado y parsimonioso. Repleto de astucia que Joonghyun solo apartaba con un escudo, con los puños apretados y la mirada aún en el suelo.

 

—Pero sabes a la perfección que lo reclamas desde el fondo de tu ser es destruir a Minho, no importa lo mucho que lo ames, esa intensidad con la que amas, ahora llena tu odio, por que es injusto y cruel y no merece quedarse como si nada.

 

—¿Tú que sabes de lo que yo estoy sintiendo?

—¡Por qué yo también me he sentido así!

 

Era la primera vez que Kibum levantaba la voz, y por tanto Joonghyun levantó la mirada, arrodillado frente a él, con la respiración un poco desigual todavía.

 

—¿Y que quieres? ¿Vengarte? ¿Eso en que te ayudará, te hará sentir menos patético, avergonzado?

—Me ayudará a calmar esta impotencia que siento al no poder romperle la cara como se lo merece.

 

Sus miradas se conectaron por un leve instante en el que Joonghyun aún no confiaba en él. Y Key solo parecía dispuesto a cualquier cosa con tal de tenerlo de su lado.

 

—¿Por qué yo? ¿Por qué no buscaste a los otros dos?

 

Key sonrió. Tomando una de las fotos y enseñándosela a Joonghyun.

 

—Jinki es prácticamente un adulto, demasiado maduro como para envenenarse el alma con cosas como estas, con una vida casi armada como para ponerse en estas.— Kibum cambió de imagen y él solo suspiró. –Y él es Taemin, demasiado bueno como para hacer algo en contra de Minho a pesar de todo.

 

—¿Los conoces?

—Los he investigado.

 

A estas alturas, eso ni siquiera lo sorprendía, hubo otro silencio ante el cual Key rebasó los límites de su paciencia y se volvió a levantar.

 

—Es todo, no tengo por que esperar a que tu cerebro deje de funcionar con conexión a tus sentimientos. Has lo que te de la gana.

 

Joonghyun apretó los puños, aún repleto de odio y dolor, viendo a Key caminar hasta la salida, y sus impulsos lo llevaron a levantarse y caminar tras él.

 

—Espera…— Supo que su alma estuvo marcada desde el momento en que el muchacho giró y lo miró, serio y cansino. –En realidad… no quiero que esto se quede así, yo… solo no quiero que Minho gane.

 

Y una sonrisa de victoria apareció en el rostro de Kibum, por que entonces tendría todas las posibilidades faltantes.

 

 

 

 

Changmin asomó la cabeza por entre la puerta trasera de la cocina, y sonrió gustoso cuando notó el lugar prácticamente vacío, hizo un pequeño gesto con la mano, y escondido entre los arbustos, Minho corrió hasta él, con la maleta en la espalda y la ropa que había comprado en la playa todavía puesta.

 

—¿Seguro que no hay nadie?

—Si, entra antes que te vean.

 

Minho apresuró el paso, y una vez Changmin cerró la puerta suspiró tranquilo. Rió divertido ante la tontería de prácticamente entrar a escondidas y miró de un lado a otro solo por seguridad.

 

—Bien, sube a cambiarte antes que te vean.

—Nunca había hecho esto antes, por lo general amenazaba a los empleados para que no le dijeran nada a mi padre.

 

Changmin sonrió un poco contrariado con ese aspecto cruel en la vida de Minho, que aún no terminaba de encajarle en el menor. Por que eso no le agradaba ni un poco, y no planeaba acostumbrarse, pero Minho pronto se acercó y lo besó.

 

—Gracias.

 

El susurro que se coló entre sus labios fue estupendo. Changmin olvidó todo en lo que había estado pensando, su mente se concentró en esos ojos y esos labios que ahora estaban cerca, en sus frentes unidas y ese sentimiento asombroso que lo recorrió.

 

—Solo fue un paseo en la playa.

—Igual… gracias.

 

Nuevamente Minho se colgó de su cuello y sus bocas jugaron entre ellas, en un beso desprovisto de los repletos de pasión que usualmente se daban. Y ese hueco en el estómago hizo su aparición.

 

Changmin llevó sus manos a la espalda del menor y lo apresó contra su cuerpo. Desconocía el sentimiento que lo recorría, pero bastaba con respirar profundo y pensar que no todo estaba tan mal.

 

Minho se alejó con una pequeña sonrisa en los labios y ajustando la maleta a su espalda.

 

—Nos vemos luego.

 

Lo observó alejarse entre los pasillos que lo dirigían a las escaleras principales, con un paso tranquilo y moviendo la cabeza como si de pronto recordara una canción. Respiró hondo y metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

 

 

 

 

Yoona caminó con el jarrón con café en las manos hasta su habitación, con los pies descalzos y la ropa ligera que justo ese día había optado por usar. Bebió un poco de la caliente bebida que recorrió sus sentidos.

 

El vestido blanco de novia reposaba sobre su cama, de un material y costoso que cualquiera envidiaría, que se ceñía a su cuerpo, con aquel corte en V en su espalda llegando casi hasta la cadera, con aquel toque de falsas perlas recorriendo la zona de su pecho y cintura.

 

Los hermosos zapatos en la caja también sobre la cama. Los pendientes, la fina pulsera de plata, todo lo que debía usar el día supuestamente más especial de su vida ya estaba listo. Todo a la perfección, no había detalle que se hubiera podido quedar fuera.

 

Yoona estaba lista para casarse.

 

Apretó entonces el jarrón en sus manos, presa del dolor y el odio que la recorrió intempestivamente, de toda esa rabia y rencor que la recorrieron con vertiginosidad y que provocó incluso un ardor indescriptiblemente en el es su estómago que pudo pasar fácilmente como alguna enfermedad.

 

Lanzó el jarrón todavía con café directo al piso, sobre la gran alfombra dentro su habitación, ensuciándola y logrando que el color cambiara de inmediato. Sus pasos fueron rápidos directos hacía aquel hermoso vestido que de pronto parecía incluso brillar.

 

Sus manos lo atraparon con fuerza y comenzaron a jalar de él, bruscamente, llena de odio y desprecio por la mentira que estaba viviendo, y sus manos rasgaron las costuras del vestido, rompieron los pliegues y destrozaron la forma perfecta en la que había sido diseñado.

 

—¡Te odio, maldición!

 

Lanzó el vestido lejos, lanzado la caja de zapatos lo más lejos que podía y soltando pequeños jadeos de cansancio y furia. Trato de respirar, viendo el pequeño destrozo que había logrado y calló contra la cama.

 

Apretando el edredón bajo su cuerpo y arrugándolo por completo. Devastada y contrariada, con esporádicos sollozos sin nombre, refundidos en lo más recóndito de su ser.

 

—…Te odio tanto…

 

 

 

 

 

La espalda de Jaejoong golpeó con fuerza contra una de las paredes.

 

El jadeo que salió de sus labios se escuchó con fuerza, pero a cambio Yunho solamente mordió su cuello, con intensidad, repasando su lengua en aquel níveo cuello a su disposición.

 

Las piernas de Jaejoong se ajustaron a la cintura de Yunho, para no caer por error, se apresó con vertiginosidad, sintiendo las manos de Yunho sosteniéndolo desde los glúteos, sosteniéndolo y levantándolo cada tanto.

 

Sus manso tocaban ese cuello, espalda. Y se envolvían entre su cabello, cada que sentía una mordida de Jung en su cuello y fue sencillo jalarlo de ese cabello algo corto y tuvo esa boca a su disposición una vez más.

 

Sus lenguas jugaron en una pelea sin sentido, mezclándose con cuidado de no perder el control, con sus labios uniéndose a los otros como si pretendieran fundirse. Jaejoong sentía incluso que podría quedarse pegado a la pared si Yunho continuaba tan cerca, tan firmemente unido a su cuerpo.

 

Y la ropa estorbaba, por lo que Jaejoong se bajó, sus pies tocaron el piso otra vez y sus manos abrieron la camisa a botones de Yunho, lo más rápido que pudo, con sus pasos dirigiéndose hacía aquella habitación que tan bien conocía.

 

Levantó los brazos cuando sintió a Yunho empezando a tocar los bordes de su camisa, quedando ambos apenas con los pantalones. Cuando la cama estaba a su disposición, empujó a Jung contra ella, y ese cabello junto con las sábanas se movieron.

 

Se lanzó a su cuerpo, sobre ese abdomen y esa piel que lo esperaban. Besando, mordiendo cada espacio con desesperación, por todos esos días que Yunho había estado colocando pretextos estúpidos.

 

Las grandes manos de Yunho tocaron su espalda, y Jaejoong por instinto se irguió. Con su espalda formando una deliciosa curva en el proceso, logrando que su cuerpo entero recayera sobre la ingle de Yunho, con un gemido compartido en el pequeño instante.

 

—Dijiste… que querías hablar.

—Me importa un rábano tu disque amor… por que no te creo, así que mientras me convences de tu mentira, prefiero disfrutar de tu cuerpo.

 

Yunho arrugó el entrecejo de inmediato. Levantándose como podía. Sentándose sobre la cama con Jaejoong en sus piernas, observando esa descarada sonrisa en los labios de su amante. Que tenía la mejor de las expresiones repletas de arrogancia que podía.

 

Sus dedos apresaron ese cabello castaño, algo largo que caía desastrosamente en Jaejoong. Despeinado por sus besos y manos. Y presuntuoso de que no haría algo en su contra Jaejoong sonrió.

 

Jaló lo suficiente como para que Kim incluso tuviera su cabeza caída hacía atrás, con la barbilla en alto y ese cuello en todo su esplendor ante él.

 

—¿Qué soy para ti Jaejoong?

—No querrás saberlo…

 

Y otra vez estaba esa desazón entre su pecho y la garganta. Yunho atacó ese cuello con fuerza, con marcas que se quedarían ahí por un buen tiempo. Si Jaejoong quería que le probara que lo amaba, entonces lo haría.

 

Llevaba años fingiendo.

 

Que un tiempo más, no haría la diferencia.

 

 

 

 

De pronto Junsu abrió los ojos. Y descubrió que había dormido más de dos horas.

 

Restregó un poco sus ojos y bostezó, confundido.

 

Todavía sobre la cama de Kangtae.

 

Lo último que recordaba era haberse levantado junto a Yoochun ese día, la llegada de Kangtae a recogerlo, el carro de mudanzas y entonces al llegar al departamento del que ahora era su pareja oficial, le había entrado un frustrante dolor de cabeza.

 

Que difícilmente había aguantado una hora mientras las cosas eran ordenadas dentro del departamento de Kangtae, una pastilla y había caído rendido sobre la cama que de ahora en adelanta compartiría con el mayor.

 

Se sentó con suaves movimientos y llevó una mano a la cabeza, por lo menos el dolor había desaparecido.

 

—¿Ya te sientes mejor?

 

Kangtae ingresó a la habitación, con una expresión amable en el rostro y esa aura etérea que Junsu a veces envidiaba, por que sencillamente él le parecía alguien sencillamente excepcional, como si no cargara culpas ni remordimientos.

 

Y ese es un tipo de vida, que a Junsu le gustaría llevar.

 

—Un poco, si.

—Me alegro.

 

Lo tuvo junto a él en menos de unos segundos, acariciando una de sus manos, con un suspiró en los labios.

 

—Te prometo que intentaré que seas feliz, Junsu.

 

Vio sus ojos repletos de esperanzas y Junsu decidió creerle, decidió que era el momento de aferrarse a él, de intentar comenzar desde cero y vivir una vida en paz, como la que le envidiaba Kangtae.

 

No tenía la menor idea de que palabras podía utilizar y por lo tanto lo abrazó. Así de fuerte que su corazón calló y la razón le ganó la partida en esta ocasión. Por que era lo correcto, por que era lo que debía hacer.

 

Por que al menos así no se sentía tan hundido en sus remordimientos.

 

Amar a Kangtae, era más fácil que amar a Yoochun.

 

Por que amar a Yoochun era doloroso. Demasiado.

 

 

 

Semanas Después.

 

 

Donghae se movió un poco en su silla, con el lápiz entre las manos y mirando la pantalla de su computadora, con su reciente artículo enviado a edición. Se movió un poco más y vio a Heechul enfrente de él revisando las fotos que enviaría para su artículo.

 

—¿Ya las escogiste?

—Creo que sí, enviaré las dos de OhDae en el anuncio del comienzo de su recolección de firmas para la candidatura y eso.

 

Lee asintió, mirando el perfil de Heechul, concentrado en lo que hacía, verificando una a una las fotos.

 

—La candidatura de Kim OhDae es algo que se veía venir.

—¿Lo crees?

 

Donghae asintió. –Es el hombre perfecto, le ha costado años armar esa imagen, era algo que tarde o temprano pasaría.  Y si me preguntas, tiene todas las de ganar.

 

Heechul suspiró, levantando los hombros y conectando la cámara a la computadora de Donghae seguramente para poder enviar las fotografías al editor.

 

—Aunque sinceramente lo que me tiene intrigado son las vacaciones de Changmin. Es uno de los preferidos al puesto de Editor, ¿cómo se le ocurre tomarse vacaciones en un momento como este?

 

—La verdad, es lo mismo que me pregunto.

—¿Tú que opinas Siwon?

 

Desde uno de los escritorios, Siwon levantó apenas la mirada, despreocupadamente.

 

—La verdad, no sé que pase por esa cabeza. Pero seguramente regresará con una gran sorpresa entre manos.

 

Siwon regresó su mirada al artículo que analizaba. Fingiendo que estaba concentrado. Aunque en realidad sus pensamientos se hubieran desligado al menor. Lo poco que él sabía sobre lo que Changmin hacía se basaba en aquel cambio en las partidas de nacimientos de los hijos de OhDae.

 

Y el comentario vago de Changmin hace unos días, de que la ex esposa de OhDae, es decir la madre de Jaejoong, Junsu, Yoochun y Minho había muerto por leucemia y no por lo que el resto de Corea creía.

 

Desde ahí, Changmin ya tenía un material lo suficientemente bueno como para que sin duda alguna le dieran el puesto a Editor, ¿entonces por qué Changmin sencillamente no regresaba?

 

Aunque claro, todas eran sus suposiciones, nada podía ser real.

 

Aún así, la estancia de semanas de Changmin fuera de la empresa empezaba a preocuparlo.

 

 

 

 

Yoochun se cruzó de brazos y miró a la banda que ese día grababa en el estudio.

 

Afiló su mirada, observando las expresiones de todos ellos, atento a sus palabras a que siguieran adecuadamente con las notas predispuestas y el ritmo adecuado a la canción. Y cuando esta estuvo en sus últimas notas. Respiró profundo.

 

Los presentes llenaron en aplausos a la banda, y Yoochun sonrió complacido.

 

—Yoochun, te aseguro que esta banda llegará lejos.

—Eso espero, estamos invirtiendo mucho en ellos.

 

Wooksoo a su lado asintió, palmeando un poco su brazo y viendo a los jóvenes aún dentro de la zona de grabación, sonrientes y hablando entre ellos, repletos de emoción.

 

—Escuché que tu hermano hará la coreografía para una canción que compusiste, para el video de esta banda que nunca recuerdo el nombre.

—Si, eso escuché.

 

Yoochun arregló un mechón de su cabello y bajó un poco la cabeza, con una diminuta sonrisa en los labios.

 

—¿Eso escuché?

—Junsu ya no vive con nosotros, se mudó hace unas semanas con Kangtae.

 

—Oh, ya veo… Tu y él eran muy unidos, ¿cómo estas viviendo tu unilateral vida ahora?

 

Yoochun sonrió, viendo a su compañero, por que sabía que lo había dicho con aquel tono de burla, solo por que no sabía el trasfondo de su historia, y por su bien decidió únicamente seguirle el juego.

 

—Bien, la verdad es que muy bien.

—Eso es bueno. Sigue el ejemplo de tu hermano y consíguete alguien ya, deberías comenzar a estabilizarte Yoochun, enamórate que se yo.

 

Wooksoo sacudió un poco sus manos y Yoochun rió divertido, pasando un brazo sobre los hombros del mayor.

 

—Si, si… algún día Wooksoo.

—De acuerdo mientras eso pasa, vamos a almorzar. Ya es tarde y no he provocado bocado desde el desayuno.

 

Yoochun asintió, cambiando rápidamente de tema, por cualquier otro que no involucrara a Junsu, por que su vida estaba tomando rumbo otra vez, por que no era igual que antes, pero por lo menos vivía y estaba recogiendo los pedazos de su vida una vez más.

 

Con una sonrisa estable en los labios, una que le confiaba un futuro no muy lejano.

 

 

 

 

Los manteles, los cubiertos, las copas, los meseros y los encargados de colocar cada cosa en su lugar.

 

Yoona se encontraba parada en la mitad de aquel enorme salón, reservado únicamente para el día de su boda, con sus últimos toques antes del gran día que sería ya mañana. Estaba a horas de pertenecer legalmente a la familia Kim, a la más poderosa de las familias.

 

Se sentía sofocada, enclaustrada en un estanque invisible.

 

Miraba de un lado a otro y la gente seguía según lo ordenado como si nada pudiera detenerlos y el tiempo contra reloj fuera el conducto a su salvación propia, la salvación de todos, la condena de ella.

 

El vals de los novios se dejó escuchar, las pruebas de sonido habían comenzado. Todo listo con un día de anticipación. Todo perfecto, incluso su vestido había sido restaurado luego de su ataque de histeria. Ataque del cual ni siquiera Yunho se había enterado.

 

Apretó la pequeña cartera entre sus manos y con su cabello ondulándose a su paso abandonó aquel lugar, con su rostro serio y calmado. No en vano era una de las actrices más cotizadas del momento.

 

Y este era su mejor papel. El de novia enamorada e ilusionada.

 

Mañana sería el foco de atención de toda la prensa, de medio país. Aún más cuando su suegro se lanzaría oficialmente en unos días como candidato a presidencia. Yoona sonrió y caminó, directo al salón de belleza donde pasaría las próximas horas de cautiverio.

 

 

 

 

Minho había encontrado divertido aquel juego en su celular.

 

Particularmente no le tomaba importancia a ese tipo de juegos, y hoy oficialmente se podía decir que por primera vez le interesaba. Taemin a su lado suspiró, ambos sentados en una de las terrazas de los edificios de su instituto.

 

Taemin observó el perfil de Minho, sonriente y concentrado en lo que hacía, como si de pronto eso en verdad le resultara interesante. Se sentía relegado, desde hace días atrás. Si bien estaba ocupado con lo de sus practicas, su poco tiempo con Minho ya no eran lo mismo.

 

—Minho…

 

Kim giró hacía él. Con el rostro un poco despreocupado, así que sin problemas Taemin se acercó a sus labios y lo besó, las manos del mayor viajaron hasta su rostro. Y Minho respondió a su beso, sin problemas.

 

Con lentitud, con el movimiento de sus labios apresando cualquier duda, con aquella mano que tocaba su rostro y palpaba su piel. El beso era ideal, pero Taemin sabía que ese rastro de duda aún quedaba, por que un beso era muy diferente a lo que estaba sintiendo.

 

—Has estado extraño estos días, Minho.

—¿En serio?

 

—Casi ni nos vemos, más que en el instituto.

—He estado ocupado, y tú también con lo de las prácticas.

 

Taemin suspiró, Minho nunca admitiría que sus palabras tenían un poco de verdad así que mientras el receso terminaba, optó por apoyarse en el hombro de Minho y quedarse un tiempo más a su lado.

 

Él ya venía sospechando las cosas iban mal, y el día que Minho apareció en su casa en la noche pidiéndole que lo dejara quedarse a dormir con él, supuso que las cosas mejorarían, lamentablemente no había sido así.

 

 

 

 

—¡Muy bien, chicos! Vamos por un descanso, almuercen y los quiero en una hora aquí.

 

Junsu golpeó sus manos y todos se empezaron a levantar, entre conversas y risas. Junsu estiró un poco su cuerpo y movió un poco el cuello, sintiendo sumamente cansado en estos días, como si la suerte no estuviera de su lado estos días.

 

Tenía que estar con todas sus fuerzas para este nuevo video y aún así no terminaba de sentirse cansado. Antes de que pudiera armar una salida con los bailarines para salir a almorzar todos juntos la presencia de Kangtae lo hizo sonreír.

 

—Hola.

—Hola, ¿cómo así por aquí?

 

—Oh, bueno pensé que mi coreógrafo favorito tendría mucha hambre. Así que decidí invitarlo a almorzar, ¿qué dices?

 

Junsu sonrió divertido, agarró el abrigo que había dejado sobre una de las bancas y asintió, caminando junto a él, hasta el restaurante que Kangtae eligiera, dejando que sus pensamientos y sonrisas se perdieran en él.

 

Y en esa pequeña paz que ahora sentía.

 

 

 

 

Changmin vivía atormentado últimamente.

 

Mientras más convivía con Minho, más rápido parecía recordar aquellos papeles extraños que había encontrado en la oficina de OhDae que anunciaban las verdaderas causas de la muerte de la ex esposa de OhDae.

 

La leucemia rondaba y perseguía a los herederos Kim.

 

Y él no entendía aún, por que ninguno había sufrido las consecuencias. Se suponía que viniendo de la madre, eran más que inmediatas las repercusiones de dicha enfermedad. Su mente se abarrotaba de finales trágicos a su historia con Minho.

 

Y aún así no podía deshacerse de la idea de que posiblemente alguno de los hermanos estuviera ocultando su enfermedad, sería lo único razonable. Aún así no había investigado lo suficiente como para determinar si era o no posible que alguno de los hijos no heredara la enfermedad, y en ese caso entonces esa familia guardaba más secretos de los debidos.

 

La risa de Boa en la parte trasera del auto lo sacó de sus pensamientos. La mujer sentada junto a OhDae asentía divertida ante un comentario dicho por el hombre, e irracionalmente Changmin recordó su pequeña estancia en el departamento de Yunho semanas atrás.

 

Aquella foto y lo poco que había podido averiguar sobre Jung y alguna hermana que hubiera podido tener, respiró hondo, conduciendo con tranquilidad e intentando sacar un tema al respecto sin que fuera algo demasiado obvio.

 

—Escuché que Yunho llevará al altar a Yoona.

—Así es, ya ves que es huérfana, y como Yunho ha sido su amigo de años, pues es su mejor opción.

 

Boa asintió y Changmin miró por el retrovisor. Tratando de hallar el momento adecuado.

 

—Por cierto, Changmin. ¿Le llevaste el regalo a Yoona?

—Si, señora. Hoy en la mañana.

 

OhDae miró a su esposa y sonrió.

 

—¿Le enviaste un regalo de bodas a Yoona?

—Uno pequeño, nada trascendente.

 

Changmin apretó el volante. Y suspiró. Decidiendo lanzar un comentario casual para empezar.

 

—Supongo que toda la familia del señor Jung estará ahí, es la boda de su mejor amigo.

—Oh, Yunho perdió a sus padres cuando era pequeño. Ha sido un muchacho muy concentrado en su futuro desde entonces, puesto que le tocó crecer prácticamente solo.

 

¿Solo?” Los pensamientos de Changmin volvieron a sacudirse con fuerza en su cabeza. Boa entonces miró por la ventana.

 

—¿Entonces el señor Jung no tiene ni siquiera hermanos?

 

OhDae negó levemente. –Yunho es hijo único.

 

Frenó en el momento adecuado cuando vio el semáforo cambiar, la conversación pareció morir ahí, pero Changmin aún tenía esa duda instalada en su ser pendiente de ese extraño descubrimiento que ahora, parecía ser importante.

 

 

 

 

Yunho miró todo lo que tenía anotado en su celular.

 

Sonrió complacido con lo obtenido en estas semanas, poco tiempo en realidad, pero tenía todo preparado, para la presentación oficial de OhDae como candidato a la presidencia del país. Dos días después de la boda de Jaejoong.

 

Entró en la oficina, revisando aún la cantidad de firmas que se habían recogido, la aprobación ante todas las recepciones recibidas de acuerdo al reglamento, con un suspiro en los labios, dispuesto a llamar al mayor hasta que claro, divisó a Jaejoong sentado tras el escritorio.

 

—¿Qué haces aquí?

—¿Qué sucede? ¿No puedo visitar a mi mejor amigo acaso?

 

Yunho guardó el celular en su bolsillo y sonrió, viendo a Jaejoong levantarse de su lugar mientras se acercaba a él, y lo tomaba de la corbata, jalando de él y uniendo sus bocas, en un eso demandante de esos que últimamente se le venían haciendo costumbre a Jaejoong.

 

Como si planeara dejarlo sin aire en los pulmones para vivir.

 

—Te veo esta noche en tu departamento, quiero mi despedida de soltero.

 

Jaejoong mordió su labio inferior, con una sonrisa traviesa en los labios antes de soltarlo y abandonar la oficina sin el menor problema, como si su presencia y ese beso hubieran sido más que suficiente.

 

Yunho sintió un repentino dolor de cabeza atacarlo.

 

Jaejoong hace mucho que no pedía, últimamente exigía. Como si Yunho fuera su juguete preferido e hiciera y deshiciera con él, como bien le venía en gana. Estaba perdiendo el control de la situación y la sola idea lo alarmaba.

 

 

 

 

 

Joonghyun seguí sintiéndose incómodo con la presencia de Key.

 

Sentado junto a él en aquel lujoso carro que le pertenecía al menor, ambos a las afueras del instituto donde Minho estudiaba, despidiéndose de aquel muchacho que vestía su mismo uniforme, llamado Taemin.

 

La sonrisa débil en el rostro del menor fue fácilmente percibida. Y Minho parecía no notarlo, o fingía que no lo notaba, por que se despidió de él con una sonrisa, y un beso en los labios, agitando su mano. Y Key apretó los puños sobre el volante.

 

—¿Estás seguro de que tu plan funcionará?

—Si, solo tenemos que ir a hablar con Donghae, él es el encargado de la sección de Sociales.

 

—Tú no quieres salir involucrado. ¿Por qué yo si?

—Será como quieras, Joonghyun. Sin ti, igual siguen siendo dos y es más de lo que esa familia podría soportar. Pero tres sería algo mucho más escandaloso.

 

Joonghyun se cruzó de brazos y bufó.

 

—¿Y con respecto a lo otro?

—¿El golpe final?

 

Key miró a Joonghyun, y el muchacho solo asintió.

 

—Me faltan un par de cosas por cuadrar con respecto a eso, pero después de la boda de su hermano, Minho empezará a pagar por todo. Lo otro será para la fiesta de las empresas de su familia, todo el mundo estará ahí.

 

Un rato después un auto negro se estacionó justo frente a Minho, y él se lanzó a los brazos de Jinki sin problema alguno, con una sonrisa en el rostro y besando sus labios también.

 

Joonghyun apretó los puños y arrugó el entrecejo, ¿cuántas veces Minho no habría besado sus labios luego de haber besado a otro sin problemas?

 

—Vámonos ya. Seguramente Donghae ya nos está esperando.

 

Key encendió el auto una vez más, aprovechando la distancia para que Minho no los viera y por supuesto girando en la primera calle. Gustoso de que a pesar del tiempo, Joonghyun no cambiara de opinión y siguiera de su lado.

 

Por que la meta principal de Kibum era quitarle esa estúpida sonrisa del rostro a Kim Minho.

 

Fin capitulo trece

 

Tiempo sin escribir mi fic! Como lo amo..  ♥ ♥ ♥ xD

Espero que les haya gustado. Ya saben, se viene la boda, la venganza y todo en un mismo paquete, y eso sin mencionar lo de Changmin y que supuestamente debería estar trabajando. En fin, nos leemos en el próximo capo, se cuidan. =) 


 

 

Publicado en Fanfics

Primera Plana


“ChangMin solo había deseado dos cosas en la vida.

Ser periodista y ser Editor en Jefe.

Periodista ya era, uno de los mejores en realidad.

Y su jefe le estaba dando la oportunidad de cumplir su otro sueño.

Siempre y cuando revelara la verdadera identidad de una de las familias más poderosas de Corea. Los más oscuros secretos de la familia del político más influyente: Kim OhDae.

Lo que sucedía tras puertas de aquella mansión redujeron a ChangMin a un mundo que desconocía y donde los perfectos hijos de OhDae no eran más que una mascara de mentiras e hipocresía.

Por que YooChun, JunSu, JaeJoong y MinHo. No eran ni de cerca lo que el resto de la sociedad creía.”

 

{{ ~ YunJae ~ YooSu ~ ChangMinho ~  SiChul ~ OnTae ~ JongKey }}

Pics de los personajes hechos por Tohobang.

 

 

..:: ~ Capítulos ~  ::..

 

Capitulo 1: Condiciones.

Capitulo 2: Vacio.

Capitulo 3: Carencia.

Capitulo 4: Bifurcación.

Capitulo 5: Precipitación.

Capitulo 6: Imprudencia.

Capitulo 7: Control.

Capitulo 8: Moral.

Capitulo 9: Resquebrajar.

Capitulo 10: Apariencias.

Capitulo 11: Tensión.

Capitulo 12: Idilio

Capitulo 13: Preludio

Capitulo 14: Fortuito.

Capitulo 15: Fraternal.

Capitulo 16: Hermanos.

Capitulo 17: Aniversario

Capitulo 18: Contrareloj.

Capitulo 19: Orgullo.

Capitulo 20: Insostenible.

Capitulo 21: Irreversible.

Capitulo 22: Mentiras.

Capitulo 23: No.

Capitulo 24: 9.12

Capitulo 25: Dañino.

Capitulo 26: Sinestesia.

Capitulo 27: Abulia.

Capitulo 28: Utopía.

Capitulo 29 – Final: Eterno.