Publicado en Fanfics

Blogger: Decima segunda publicación


 

 

BLOGGER

DECIMA SEGUNDA PUBLICACIÓN.

CONFIANZA NO JUSTIFICADA, MASCARAS DE MENTIRAS.

9/04/2010

 

 

 

 

Para las personas que aún piensan que queda algo bueno en mí. No se equivocan.

 

En realidad. Mucho de la situación no están difícil de concebir. El problema es que todo el mundo piensa que se es bueno o malo. En realidad, todos somos malos, retorcidos, malévolos, mentirosos por naturaleza. En mayor o menor medida.

 

Levantarse de su silla y gritar: ‘¡Yo soy buena persona!’

 

Es ser hipócrita. Todos tenemos nuestro lado malo, que cada uno lo reprima de manera distinta es otra historia. Yo solo muevo las piezas a mi favor. Me ha resultado, entonces ¿por qué dejar de hacerlo?

 

Lo único con lo que tendría dejar de luchar es contra el fantasma de mi hermano. Hace mucho que lo vencí, hace mucho que soy mejor que él, hace mucho que le gané. Junho vive su vida feliz, lejos de la realidad pensando que es perfecto, y tiene su vida perfecta. Con un hermano que es su complemento y lo ama.

 

Si Junho es feliz en su mundo de fantasías; Yo no se lo voy a impedir.

 

A mi me quedan aún varias cosas por hacer, para cumplir lo que quiero. El resto es pura diversión. Por que la mayoría de las personas aún no han evolucionado para entender que el amor es meramente comercial. Y me resulta interesante mostrarles un mundo que no conocían.

 

Cuando conocí ese mundo a través de James. Comprendí que Yoochun sería el primero al que yo le enseñaría ese mundo. El problema fue que él no se dejó guiar por mi mano, y se enamoró, estúpidamente de mí.

 

 

 

 

 

Cuando por fin terminé de quitar la venda en mi pie, sonreí.

 

Moví primero mi pie, al ver que este se movía tan libremente como yo deseaba mi sonrisa se amplió un poco más. Al fin podía movilizarme con un poco más de facilidad, aunque jugar aún no fuera una opción.

 

En cuanto me levanté, mi pie logró asentarse con la fuerza necesaria. Me miré en el espejo, convencido de que si hacía los ejercicios necesarios el entrenador podría dejarme jugar para la final que cada día estaba más cerca.

 

—¿Junsu?

 

La voz de Junho fue calmada, con un tinte extrañamente preocupado, que me hizo girar mientras veía la puerta de mi habitación abrirse.

 

—¿Qué sucede, hyung?

—Han venido a verte.

 

Junho parecía casi tan confundido como yo, miré la hora en mi reloj. Eran cerca de las doce de la noche, nuestros padres dormían. Y era muy extraño una visita a estas horas. Era todavía más extraño que Junho le hubiera permitido ingresar fuera quien fuera.

 

Cuando la puerta se abrió un poco más, Yoochun me miró con fuerza.

 

Era obvio… ¿Quién más que Yoochun para derrumbar las barreras de Junho?

 

—¿Qué haces aquí?

 

Si mi voz sonó despectiva, poco me importó. Junho abrió la puerta un poco más. Permitiéndole el paso a Yoochun. Y él solo entró, con un paso lento y aquella mirada tan seria que me hizo querer pedirle a Junho que se quedara un poco más.

 

—Los dejo, cuando Yoochun se vaya bajas a abrirle Su.

—Si… Claro, de todas formas Yoochun y yo no tenemos mucho de que hablar.

 

Como si de pronto Junho dudara de mis palabras, solo asintió y terminó por cerrar la puerta. Fue un segundo después cuando Yoochun me estampó contra la pared de mi habitación, apretando mi cuello con fuerza.

 

—Deja a mi hermano en paz, no se que es lo que estás planeando y no me importa, pero deja a Yunho fuera de todo esto.

 

Fue quizá lo sexy que podía ser Yoochun cuando se veía así de enojado. Tal vez por que sentí su rendición ante mí unas noches atrás en la fiesta de Siwon. O quizá simplemente por que me divertía verlo enojarse más y más. Por lo que fuera, solo me atreví a sonreír.

 

—¡Estoy hablando en serio!

—¿Y ahora es cuando vienes a preocuparte por Yunho? ¿Por qué? ¿Por qué se reconciliaron? ¿Y si no se hubieran reconciliado, lo hubieras dejado a mi merced?

 

Yoochun apretó un poco más la mano en mi cuello, supe que me dejaría una marca grave. Por que el aire me estaba faltando. Lo que me impresionó fue el tacto demasiado cálido que me transmitía.

 

¿Yoochun tenía fiebre?

 

Entonces noté su ropa, vestía todavía el uniforme. Según entendí Heechul tenía a su mamá en el hospital, ¿Yoochun se había venido desde el hospital directo a mi casa? Mira que es ridículo.

 

—No pienso discutir nada más contigo, Junsu. Aléjate de él. O juro que te vas a arrepentir por todo.

—No eres quien para amenazarme Yoochun.

 

De pronto el agarre disminuyó su fuerza de una manera preocupante. Yoochun retrocedió varios pasos, con una mano en su frente y visiblemente débil. Yoochun estaba enfermo, mucho al parecer.

 

Cuando las piernas de él chocaron contra la cama, su cuerpo se rindió se dejó caer, respirando con dificultad y con sus labios separados lo suficiente como para susurrar un lento juego de palabras a mi favor.

 

—Te odio… Junsu…

 

 

 

 

Fue una de las noches más largas, gracias a Yoochun.

 

Con él desmayado sobre mi cama, no me quedó de otra que despertar a Junho y pedirle que viera lo que pasaba. Junho solamente lo confirmó, Yoochun ardía en fiebre, completamente desprotegido sobre mi cama.

 

Entonces mis padres llegaron y se ocuparon de él, supongo que la ventaja de tener padres que sean médicos. Luego de eso me tocó velar un largo rato que la temperatura de Yoochun bajara al ser él mi ‘invitado’

 

Dormir no fue un placer, menos cuando fue a mí a quien le tocó el futón.

 

Para cuando desperté eran apenas las seis de la mañana, Yoochun dormía aún, sin tanta fiebre por suerte. Con los demás durmiendo hasta dentro de un par horas, lo que mejor pasó por mi cabeza fue salir a correr, intentando darle actividad a mi pie.

 

Arreglaba la corbata en mi cuello, luego de una larga ducha mientras mi madre preparaba el desayuno, cuando el cuerpo de Yoochun se empezó a mover. Verifiqué tener el uniforme correctamente puesto y agarré el pequeño bolso sobre una de las sillas en la habitación.

 

Su voz profunda y grave me detuvo.

 

—¿Qué me paso?

 

Bien me hubiera podido marchar sin darle una respuesta. ¡Lo merecía! Él simplemente no podía venir e invadir mi vida como si tuviera el derecho, sostuve el pomo de la puerta y suspiré, con una desdeñosa sonrisa en los labios.

 

—Mamá dijo que era agotamiento y una fiebre muy fuerte. Te pusieron una inyección y deberías sentirte mejor. Tienes suerte por que Junho está de vacaciones así que puedes quedarte un rato más. Mis padres pronto se irán al trabajo y yo voy camino al conservatorio.

 

Yoochun apretó los puños sobre la sábana en sus piernas, sentado me observaba. Incrédulo de la frialdad en mis palabras.

 

—¿Por qué me has ayudado?

 

—No iba a dejarte morir, ¿no? De todas formas preferiría que para cuando vuelva del conservatorio ya no estés en mi casa. No quiero que me vuelvas a hacer otra escenita patética como esta. Por que tú y yo sabemos que lo de Yunho ha sido solo una excusa.

 

Fue como irresistible, los ojos de Yoochun se abrieron con sorpresa. Una genuina que me hizo dejar la maleta sobre la cama, cerca de sus pies. Tener aún el poder sobre sus reacciones era interesante. Colocarme sobre él, cerca de su cuerpo, y que su respiración se acelerara era gratificante.

 

—…Tú has venido aquí, por que aún me amas.

 

Los puños de Yoochun se cerraron con más fuerza, sin palabras Yoochun se rindió a mí, a mis labios acercándose a los suyos. Al suave contacto de nuestras bocas. A nuestras respiración conjugándose en una sola.

 

Yoochun podría negarlo cuantas veces le diera la gana, pero no besas con esa devoción a alguien que odias. No me tocó, no levantó sus manos. Pero me besó, con sus labios buscando un contacto más profundo, ralentizando el momento en que me empecé a separar.

 

Fueron sus ojos, los traicioneros de sus ocultas emociones.

 

Toqué su frente una vez más. Ya no tenía fiebre. Agarré la maleta sobre la cama, y bajé las escaleras de mi casa lo más pronto que pude, se hacía tarde, y estaba seguro de que Yoochun no regresaría más.

 

 

 

 

Cuando llegué al instituto nada había cambiado.

 

Aunque bueno, con un día de inasistencia no muchas cosas podían cambiar. La espalda amplia de Changmin fue lo primero que mis ojos divisaron. Volví a sonreír, convencido de que mi mañana mejoraría.

 

Pero cuando estuve junto a él, pude observar lo que Changmin veía con curiosidad. A unos metros, una hermosa chica de primero le entregaba una caja con chocolates a Minho, sonrojada y nerviosa. La muchacha se le estaba declarando a Choi.

 

Levanté una ceja, por que Changmin sencillamente no mostraba reacción alguna. Solo miraba con curiosidad, analizando la situación, consciente de mi presencia. Movió un poco su boca y me miró.

 

—Es la quinta chica que rechaza en lo que va de la semana. Desde que rompió con Joong ha sido así, incluso dicen que un chico universitario está tras él. ¿No te parece que Minho es demasiado popular?

 

Rodé los ojos, como si en realidad esa absurda conversación me importará. Changmin pareció comprender mi punto de vista y sonrió. Levantando un poco los hombros, escondiendo las manos en los bolsillos de su pantalón y retomando el paso junto a mi.

 

—¿Cómo sabes que la va a rechazar?

—Por que a Minho le gusta alguien más.

 

—¿Joonghyun?

—Si claro… Como no.

 

El ego que sufrieron las palabras de Changmin me tomó un poco por sorpresa. La sonrisa dibujada en su rostro demostraba lo sarcástico que había sonado. Pero antes de que pudiera lanzar la pregunta clave, una punzada en mi cabeza me hizo detener.

 

El dolor era intenso al punto, de llevar una mano hasta mi cabello y jalarlo un poco. Era horroroso.

 

—¿Hyung, que sucede?

—Nada… Solo… Creo que me voy a enfermar.

 

Changmin asintió, no muy conforme con la respuesta. Mirándome a ratos, seguramente preocupado. Oculté el hecho de que también me dolió la zona alta de la nariz. Por que de seguro en cualquier momento se me pasaría el dolor.

 

 

 

 

Antes de entrar a clases, pasé convenientemente por el salón de Yunho. La primera hora de hoy no la compartíamos, sin embargo fingir que lo había olvidado no era tan difícil. Yunho caminaba con tranquilidad por los pasillos.

 

Su sola presencia retenía miradas, pero él solo parecía concentrado en llegar a su salón. Cuando Jaejoong hizo aparición por el pasillo contrario, imaginé que se saludarían, que estarían más cercanos que nunca.

 

Pero eso no pasó, Jaejoong cambió de ruta inmediatamente, bajó la cabeza y antes de que Yunho pudiera notar su presencia, prácticamente desapareció del lugar. Evitando por completo la presencia de Yunho.

 

Interesante… Puede que nadie más se halla dado cuenta, incluso hasta el mismo Yunho, pero eso, podía ser información demasiado valiosa.

 

 

 

 

Yoochun regresó al conservatorio, cerca de la cuarta hora.

 

Se veía como si nada, con su andar despreocupado y aquella sonrisa por la cual había sido proclamado sin duda el Casanova del lugar. No entendía a Yoochun, finalmente de lo nuestro él se dedicó a hacerle prácticamente a los demás lo mismo que yo le hice a él.

 

A relaciones de una noche, de ir y venir constantemente como si una relación no fuera realmente importante. Aunque claro, Yoochun podría esconderse siempre bajo la tonta excusa de: ‘Ellos conmigo saben a lo que se atienen; Yo no sabía como eras tú en realidad.

 

Supuse que ahora me odiaba un poco más. Y sinceramente era mejor así.

 

Lo comprobé cuando pasó a mi lado y me miró con cierto desdén, al parecer había dejado atrás la etapa de seducirme para demostrarse así mismo que había superado lo nuestro. Me empujó a su paso y caminó como si nada.

 

Su golpe fue leve y de cerca, Yoochun se veía débil aún.

 

¿Preocuparse por alguien más… No era afecto?

 

Reí estúpidamente. La falta de sueño sin duda me estaba perturbando, los pasos de Yoochun se perdieron por el pasillo, y yo opté por lo más sano ese día. Alejarme completamente de él.

 

 

 

 

—¡Junsu! Que bueno que te encuentro.

 

Jaejoong colocó una mano sobre mi hombro y suspiró.

 

Con su sonrisa alegre, y la respiración agitada. Seguramente había corrido hasta mí. Coloqué  la mejor sonrisa que pude. Y el pareció un poco más calmado.

 

—Dime, hyung. ¿Necesitas algo?

—Más o menos, ¿tienes tiempo después de las clases? Necesito hablar contigo.

 

Varias ideas pasaron por mi cabeza, ninguna interesante la verdad. Pero luego de haber observado ese comportamiento extraño por parte de Jaejoong decidí aceptar.

 

—Claro, pero si es para alguna clase. Ya sabes que soy pésimo excepto en deportes.

 

Jaejoong rió, palmeando un poco mi espalda. Envuelto en su felicidad momentánea junto a Yoochun. Oh, si… Seguramente mi ‘mejor amigo’ no sabía que me había besado con su… ¿pareja?

 

—Si, si no te preocupes. Nos vemos a la salida, ¿bien?

—De acuerdo.

 

Luego de eso Jaejoong desapareció, corriendo una vez más. Seguramente hacía su próxima clase. Jaejoong a veces podía ser muy extraño. Pero sin duda era una de las mejores amistades que podía encontrar aquí.

 

Por que Jaejoong, sin duda, llegaría lejos. Su inteligencia no dejaba dudas a ello.

 

 

 

 

Fue el día más aburrido de toda mi vida.

 

No hubo demasiado que hacer, o tal vez por que sencillamente ese dolor de cabeza volvía cada tanto y el malestar en mi cuerpo se esparcía hasta el punto de sentir que todos mis músculos dolían aparatosamente.

 

Una picazón en mi pecho, y aquello terminó en un tosido seco.

 

Tapé mi boca con la mano derecho, más por instinto que por que en realidad necesitara hacerlo. Estaba pensando en pedirle a la profesora que apagara el aire acondicionado, pero hacía un calor de los demonios, todos se quejarían.

 

Entonces… ¡¿Por qué demonios yo tenía tanto frío?!

 

Cerré mejor el abrigo sobre mi cuerpo, el dolor de cabeza había vuelto. Me sentía pésimo y no tenía fuerzas ni siquiera para ir a ver el entrenador y demostrarle que mi pies estaba ya, en casi perfecto estado.

 

 

 

 

—Te ves horrible…

 

Por un momento, juró que pensé que ese comentario iba dirigido hacía mi. Supongo que encorvado por el frio como me encontraba. No estaba dando la mejor de mis imágenes. Sin embargo cuando levanté la mirada. Changmin estaba ahí, con un Siwon que vestía ropa que no pertenecía al uniforme.

 

—Si, me amanecí junto a Heechul en el hospital. No quiso desprenderse de su madre ni un solo instante. Apenas tuve tiempo para ir a mi casa un rato, por un poco de ropa para mí y para él. Por eso vine también a entregarte tu abrigo. Muchas gracias.

 

Cuando Siwon le extendió la pequeña prenda oscura a Changmin, él la observó con cuidado, con una suave sonrisa en los labios.

 

—Me siento como cuando las parejas terminan y se regresan los regalos. Eso siempre me pareció algo muy infantil y estúpido.

 

Una sonrisa atravesó el rostro cansado de Siwon, aún así permaneció con sus manos estiradas hacía Changmin quien parecía todavía dudar en lo que haría. Changmin levantó la mirada, con sus ojos fijos en los del mayor.

 

—¿Mañana tampoco vendrás a clases?

—No lo sé… No quiero dejar a Heechul solo así que no estoy seguro.

 

—Tus padres se preocuparán de que pierdas horas.

—Ellos entienden.

 

Changmin asintió, aceptando finalmente el abrigo y con un suspiro corto en los labios.

 

—Min… Cuando todo esto pase, me gustaría hablar contigo.

—¿Hablar, de qué?

 

Shim parecía de verdad sorprendido por aquello, Siwon solo rascó un poco su nuca.

 

—Es solo que… Terminar de esa forma, fue tan… No sé. Extraño. Me gustaría hablar contigo luego, ahora Heechul me necesita, pero luego quizá…

—Luego veremos si esa conversación es necesaria Siwon.

 

En cierta forma Siwon sintió que esa era la última palabra. Changmin era muy determinado con sus decisiones, Choi pareció entenderlo en ese instante. Asintió y empezó a alejarse. Changmin solo permaneció ahí un tiempo más, antes de alejarse por los pasillos mientras los demás estudiantes se dedicaban a salir del instituto.

 

Luego hablaría con él.

 

—¿Listo para irnos?

 

Nuevamente Jaejoong apareció atrás de mí, con una ligera sonrisa en los labios y sonando demasiado agradable para mí gusto. Lamentablemente aquella frase que hace un rato confundí, en esta ocasión fue directo hacía mí, acompañado por el entrecejo arrugado de Jaejoong.

 

—Junsu… Te ves horrible.

 

 

 

 

 

El departamento de Jaejoong esa tarde estaba un poco ocupado.

 

La madre de Jaejoong al parecer le enseñaba a cocinar a una de sus hijas que pronto se casaría, divertido Jaejoong comentaba lo pésima que era su hermana para esas cosas. Pero en cuanto el te caliente que me ofrecía llegó a mi organismo me sentí un poco mejor.

 

Él permaneció frente a mi, ambos sentados dentro de su pequeña habitación. En un incómodo silencio que me hizo pensar en los momentos que pasaba con Yunho. Cuando callábamos, nada era incomodo, con Jaejoong sin embargo era todo lo contrario.

 

—Entonces, ¿qué es lo que querías que habláramos?

 

Él se movió incomodo, jugando un poco con sus cabellos y mirando distraídamente por la ventana en su habitación.

 

—Han estado pasando cosas muy extraña entre Yoochun, Yunho y tú. Eres mi amigo, y ellos también lo son. Me gustaría que confiaras en mí y me dijeras lo que sucede. Quisiera poder ayudarlos.

 

Un suspiro salió de mis labios. No muy convencido de que tan buena idea podía ser aquello. Jaejoong esperó por mis palabras atento. Yo solo dejé la taza sobre la mesita frente a mí y suspiré una vez más.

 

—Lo siento hyung no puedo hacer eso, hay muchas cosas de mi que no sabes y quizás deberías hacer lo mismo que los demás y alejarte, pero yo no voy a abrir la boca

 

Ciertamente luego del silencio que hubo, pensé que Jaejoong no acotaría algo más, y que me tocaría marcharme. Alejarme y reconsiderar la manera en que tenía que mover mis piezas a continuación, por que estaba perdiendo demasiados aliados últimamente.

 

Pero, Jaejoong una vez más me sorprendió, tomó mis manos y sonrió.

 

—Está bien Junsu, si no quieres hablar de eso ahora no hay problema. Eres mi amigo, no voy a dejarte solo, te quiero por quien eres.

 

Irónicamente, moría por decirle que en realidad no se trataba de que no quisiera hablar de ello ahora, en realidad no veía la necesidad de que Jaejoong supiera algo, pero sus últimas palabras fueron innecesarias.

 

Por que él no sabe quien soy en realidad, su confianza es injustificada. Es absurda, no tiene bases. Él no me conoce, no es mi amigo. A estas alturas, en verdad, los únicos que me conocen son Yoochun y James.

 

—Jaejoong ven un momento a la cocina.

 

La voz de la mamá de Jaejoong logró interrumpir el momento, y eso me benefició, por que por un momento logré quedarme callado, mirando a Jaejoong.

 

—Vuelvo en un rato.

 

Cuando se levantó. Logré que el aire llegara a mis pulmones. Las personas como Jaejoong se me hacía imposible pensar que existieran. Era demasiada buena persona como para que me atreviera hacer algo en su contra.

 

Jaejoong es un amigo de verdad.

 

¡Oh, maldición! Él se interponía entre Yunho y yo. Pero él estaba ahora con Yoochun. Se supone que no debería interferir con Yunho. El problema es que Jaejoong está tan ofuscado con la idea de al fin haber conseguido salir con quien le gustó tanto tiempo que es incapaz de ver a Yunho como debe ser.

 

El dolor de cabeza regresó, decidí levantarme. Caminar un poco. Y por la ventana desde la habitación de Jaejoong entraba poco aire. Supongo que lo mejor era irme a casa. Jaejoong tenía una estantería repleta de libros. La gran mayoría de psicología.

 

Entre los pocos libros que observé, habían varios sobre el comportamiento humano, social y influenciable. ¿Jaejoong había olvidado que estaba en un conservatorio de arte? Fue un cuaderno rojo el que llamó mi atención, escondido bajo varios libros.

 

—Nunca le había visto este cuaderno a Jaejoong…

 

Era extraño. Dentro había varias anotaciones referenciales de libros. Precisamente acerca del comportamiento humano y como manejarlo. Todos anotados por la mano de Jaejoong.

 

“He entendido que el comportamiento humano es influenciable. Las personas pueden distribuir sus emociones y canalizarlas en el lugar adecuado y receptivo. Implantar una idea es algo complicado. Y estas podrían ser mis primeras notas acerca de una idea que podría revolucionar la psiquiatría actual.”

 

 

Abrí mis ojos con sorpresa.

 

¿Qué era todo esto? Había muchas hojas escritas, cada una con su fecha correspondiente. Lo único extraño es que con el pasar de los días el nombre Yunho aparecía poco a poco y se implantaba hasta aparecer en todo momento mientras el de Yoochun parecía ir diluyéndose con el pasar de las hojas.

 

“La mente más complicada de todas. O por lo menos a la que más temo.

Jung Yunho acaba de mudarse a mi edificio. Comprender su mente extraña y desajustada es complicado. Aún más que cualquier mente normal. Psicológicamente hablando podría referirme a él como el típico muchacho rebelde, a causa de alguna frustración familiar a la cual no puede enfrentar como debe y por eso se escuda tras una fachada de malo.”

 

 

Oh… Por… Dios…

 

Esto era material puro, Jaejoong acababa de ponerme en bandeja de plata todo lo que necesitaba para sueltamente decirlo… Destruirlo. Pero tenía que manejarlo con cuidado. Jaejoong en sus anotaciones los mencionaba a todos de una manera tan profesional que por los demás podría ser juzgada como cruel.

 

El corazón me latió apresurado. Estaba emocionado, tenía en mis manos el mejor de los regalos que el destino podría entregarme.

 

“Changmin se niega aún. Necesito un conejillo de indias en el cual implantar de a poco la idea de la dependencia emotiva, alias enamoramiento. Pero mientras Changmin se siga negando, no puedo utilizar a Siwon.

Yo no puedo utilizar a Yoochun para que se enamore de mí; Precisamente por que me gusta mucho, y eso puede influir en mis decisiones. Necesito a alguien más, alguien igual de complicado como los populares. Tal ve alguien como Yunho.”

 

En cuanto me apoyé en el escritorio, tapé con una mano mi boca. Lastimosamente, desde que Jaejoong comenzó a a relacionarse con Yunho, poniendo en perspectiva analizarlo psicológicamente y encontrar una victima de la cual Yunho se enamorara. En el proceso de aquello, Jaejoong comenzó a dejar de escribir tan seguido.

 

Las fechas eran cada vez más distantes y cortas. Jaejoong había dejado de analizar a Yunho tan superficialmente. Jaejoong comenzó a involucrarse con su experimento, Jaejoong cayó ante sus propios planes.

 

Y unos días antes de lo de la fiesta de Siwon dejó de escribir. La próxima hoja solo tenía la fecha. Justamente el día después de la fiesta, solo la fecha anotada como si hubiera estado dispuesto a escribir y luego se arrepintiera. Seguramente por la vergüenza ante el beso que se hubieran dado.

 

De ahí en adelante… Nada.

 

Jaejoong dejó su experimento aparentemente. Y al parecer entre tantos libros en su habitación lo había olvidado, oculto sin recordarlo. Al notar que su vida tomaba un camino extraño.

 

—Junsu dice mi mamá si te puedes quedar a comer.

 

La voz de Jaejoong resonaba desde el pasillo, cerré el cuaderno inmediatamente e hice lo más inteligente que pude hacer, lo guardé en mi mochila. Sabía que podía encontrar algo más interesante. Necesitaba leerlo completamente.

 

Cuando terminé de cerrar la maleta, Jaejoong cruzó el umbral de la puerta.

 

—Entonces, ¿qué dices?

—Lo siento hyung, no puedo quedarme. Tengo… Pues no me siento bien. Ya sabes, creo que lo mejor será ir a casa y descansar.

 

Jaejoong pareció entender, con una sonrisa ligera en los labios y un asentimiento.

 

—Tienes razón, no te ves muy bien que digamos. Será mejor que descanses.

—Si, nos vemos mañana, hyung.

 

Agarré mi maleta y Jaejoong me acompañó hasta la puerta con una mano sobre mis hombros. Feliz él de que las cosas entre nosotros estuvieran aparentemente bien. Yo solo podía pensar en lo agitado que estaba mi corazón. En el premio de oro que llevaba en mi maleta.

 

—Adiós.

—Cuídate, Su. Me llamas si necesitas algo.

 

No pisaba el primer escalón de las escaleras cuando la puerta del departamento de Yunho se abrió. Llevaba en sus manos una bolsa pequeña de basura. Sus ojos me miraron directamente, larga y profundamente.

 

Fue repentino, pero justo en ese instante noté, que su primera mirada, su primera atención fue directamente hacía mi. Jaejoong tuvo que carraspear para hacerse notar y Yunho pareció reaccionar ante aquello.

 

No entendía a Yunho, decía que no podía perdonarme, no me quería cerca y que había descubierto que amaba a Jaejoong. Entonces, ¿por qué me miraba así? Yunho era tan confuso como Yoochun lo era.

 

—Con permiso.

 

Ser frágil y sumiso ante Yunho ya no funcionaba; Lo único que me quedaba era mostrarme como era. Asentí levemente y él solo asintió igual. Bajé las escaleras y noté que el humor de Jaejoong había cambiado.

 

—¿Tú estás seguro de lo que me dijiste ayer, Yunho?

—¿De que hablas?

 

Fue el tono de ambos, lleno de un resentimiento ingenuo que no comprendía lo que me obligó a quedarme en el piso inferior, escondido en las escaleras. Tapando mi boca para que la tos que escapó de mi garganta no se escuchara.

 

—¿Estás seguro que te has enamorado de mi?

—Yo…

 

—Por que por la forma en que miras a Junsu todo me indica que sigues dudando. Hay muchas cosas negativas sobre Junsu, cosas que desconozco pero que en realidad me hacen pensar que tu razonamiento es: “Junsu es malo, entonces escojo a Jaejoong, por que él es bueno. Por que no se nada malo de él. Entonces mi duda se acabo. Por que Junsu es un tipo malo”

 

Cuando levanté la mirada lo comprendí. ¡Jaejoong tenía razón! Supongo que leer tantos libros de psicología juntos lo ayudaba. Pero ni yo había pensado en eso, Jaejoong me estaba sorprendiendo. Jaejoong sin darse cuenta estaba jugando a mi favor.

 

—¡Eso no es así!

 

—¿Es que no lo ves? No piensas así intencionalmente; Pero sin darte cuenta las cosas son así, Junsu hizo algo malo que para ti no es fácil perdonar, entonces decides que lo odias, que te decepcionó, pero Yunho… Eso no cambia que puedas sentir cosas por él.

 

Esperé, varios segundos, incluso creo que minutos. A que Yunho dijera algo, que se defendiera, que dijera que no era del todo verdad. Pero Yunho calló. El silencio fue la única respuesta. Entonces una puerta se cerró con fuerza, con una descomunal que me erizó la piel.

 

Había sido Jaejoong, por que desde mi lugar pude ver a Yunho con la cabeza baja, sosteniendo con fuerza la funda de basura en sus manos. Jaejoong había enfurecido, justo como nunca antes lo había visto.

 

Y en ese momento sonreí, por que la historia empezaba a estar a mi favor, otra vez.

 

 

 

Para cuando llegué a casa, el dolor de cabeza había empeorado.

 

Cerré la puerta con el animo un poco bajo. Me dolía la nariz una vez más y la garganta seca no ayudaba. Junho bajaba las escaleras, arreglado, con el perfume inundando por completo la sala de estar.

 

—Voy a salir con unos amigos, y luego nos vamos a una disco, ¿no quieres venir?

—No, gracias.

—Estás extraño últimamente, Su. ¿Seguro que estás bien?

 

Agarró mi brazo preocupado, y fastidiado como estaba con sentirme tan mal, solo me solté bruscamente al pie de la escalera.

 

—Estoy bien, ¡déjame en paz!

 

Los ojos de Junho se abrieron con sorpresa. Alejó su mano y me miró preocupado. Supe que eso, no estaba bien. Entonces, ablandé un poco mis expresiones e intenté sonreír. Abrazándolo débilmente.

 

—Lo siento, hyung. Estoy estresado con los finales y además no me siento completamente bien.

 

Junho me alejó, con la mirada preocupada, tocando mi frente.

 

—Tienes razón, tienes fiebre. Será mejor que te tomes alguna pastilla de las que hay en la alacena hasta que lleguen nuestros padres. Puede que Yoochun te haya contagiado la gripe.

 

¡Claro, el beso que le di en la mañana! Maldito Yoochun y maldita mi impulsividad. Ahora estaba enfermo. Asentí tranquilamente y Yoochun arregló el cuello de mi camisa todavía preocupado.

 

—Si quieres me puedo quedar contigo.

—¿Qué? No, no es necesario Junho. Ve con tus amigos.

 

Junho pareció dudarlo un poco, pero finalmente suspiró.

 

—Está bien, bebe mucha agua y cualquier cosa me llamas.

 

Cuando Junho finalmente se marchó, pude doblar un poco mi cuerpo hasta finalmente sentarme en el primer escalón de las escaleras. Abrazan mis piernas, con un frío atroz recorriéndome el cuerpo. Debí dejar que Junho se quedara a mi lado.

 

Recordé las pastillas y caminé hasta la cocina, supuse que eso me mantendría vivo hasta que mis padres llegaran. ¿Tan mal estaba Yoochun ayer? ¿Cómo encontró las fuerzas para venir hasta mi si se sentía tan mal?

 

No encontré las pastillas, o por lo menos no veía lo suficientemente bien como para hallarlas con facilidad.

 

—¡Agh, maldición!

 

Respiré un poco contrariado. El peso que sentía no era agradable. El molesto tintineo del teléfono me distrajo. Rogué por que fueran mis padres. Y corrí hasta él.

 

—¿Papá? ¿Eres tú…? Por favor no me siento bien… Ven a casa…

 

Tosí fuertemente, tanto que incluso me dolió el pecho. Logré arrimarme como pude a la pared y contrario a lo que esperaba la voz de Yoochun resonó en mi cabeza.

 

¿Junsu, que sucede? Junho me llamó. Dijo que no te sentías bien y como era mi culpa debía cuidarte. Pensé que lo estabas engañando, pero… ¿Estás tan mal?

—Olvídame Yoochun… No debo importarte…

 

Sé que Junho lo había dicho en broma. Junho no podía obligar a nadie a algo. Junho después de todo tenía la inequívoca idea de que Yoochun y yo al menos guardábamos cierto punto de conexión luego de su visita de ayer.

 

Cuando mis piernas flaquearon y solté el teléfono en mis manos. Lo último que escuché antes de que mi cuerpo se estrellara contra el suelo fue la voz de Yoochun una vez más.

 

¡Junsu! ¡Respóndeme! ¡¿Junsu?!

 

 

 

 

Sentí la presencia extremadamente fría sobre mi frente, contrastando por completo con la fiebre en mi cuerpo. Y el dolor en mi cabeza. Cuando sentí que levantaban mi camisa, abrí los ojos inmediatamente.

 

Ahí estaba Yoochun colocando sobre mi estómago otro paño frío sobre mi estómago a más del que tenía en mi frente. Cuando lo enfoqué con claridad me levanté. Quitando de mi frente y estómago los paños de agua fría.

 

—¿Qué haces aquí?

 

Y el que mi voz sonará tan rasposa fue verdaderamente desagradable. Yoochun únicamente arrugó el entrecejo.

 

—Pues tuve que meterme en tu casa cual ladrón, tus padres no están, y dejé en casa mi celular por tanto no tengo como llamar a Junho por que no me sé número. Además de que no tengo el valor suficiente como para inyectarte la medicina que me pusieron ayer.

 

Pasé una mano por mi rostro, con el sudor cayendo repentinamente. Yoochun me miró fijamente como si quisiera decir algo más. Y verlo me hizo recordar a Jaejoong, a Jaejoong y su cuaderno.

 

Saque las mantas sobre mis piernas y me levanté. Con la voz de Yoochun diciendo que me quedara en cama hasta que llegaran mis padres, pero por ningún motivo podía dejar que alguien más leyera el cuaderno de Jaejoong, por lo menos aún no.

 

Tuve que sostenerme de las paredes como pude, con Yoochun mirándome a unos pasos y cuando baje las escaleras por suerte mi maleta estaba en los sillones. Corrí hacia ella y saqué el cuaderno, verificando que estuviera tal y como lo había dejado.

 

Cuando escuché a Yoochun bajar, lo escondí bajo un cojín del sillón. Tosiendo sonoramente a mí pesar.

 

—¿Puedes quedarte quieto? Estás muy débil aún. Demonios, ¡¿por qué estoy aquí?!

 

Yoochun me abrigo sobre el sillón en el que me encontraba, probablemente molesto consigo mismo. Hubiera sido fácil responder con un sarcasmo o mi típico “Por que aún me amas” sino fuera por que estaba más concentrado en el cuaderno y que Yoochun lo viera.

 

—Soy un maldito imbécil, debería dejarte a tu suerte.

 

Tomé la pastilla que Yoochun me dio, tosiendo fuertemente y viéndolo como mi único apoyo, lo único que tenía cerca. Él único que seguía aquí a pesar de verme como realmente soy, y me arrimé a él. Con mi cabeza reposando en su hombro.

 

Su cuerpo entero se tensó ante la cercanía.

 

—Coordino contigo, Yoochun. Eres un reverendo imbécil.

 

Para cuando cerré los ojos, con mis labios entreabiertos y el calor producto de la fiebre extendiéndose aún por todo mi cuerpo. Lo último que sentí, fue el brazo de Yoochun rodeándome, apretándome un poco más a su cuerpo.

 

Una vez más Yoochun, me demostró lo patético que soy al sentirme tan bien a su lado.

 

 

 

 

—Hijo, ¿cómo te sientes?

 

Cuando volví a abrir los ojos estaba en mi habitación una vez más. Mis padres al borde de mi cama y Junho dormido en el sillón a un lado de mí.

 

—¿Qué hora es?

—Son las cuatro de la mañana.

 

Mi padre tocó mi frente, con su rostro adormilado, y cansado.

 

—Aún tienes un poco de fiebre, será mejor que descanses. Creo que no sería conveniente que fueras a clases hoy.

—No, tranquilos ya para más tarde estaré bien.

 

Noté a mis padres cruzar su mirada, aún no muy convencidos de si debían creerme o no, pero justo en ese instante lo único que hice fue volver a acostarme y cerrar los ojos. Conciliando el sueño demasiado pronto.

 

 

 

 

Los pasos lentos, el andar cansado y completamente resfriado.

 

Bueno, por lo menos no tan precariamente como me encontraba ayer, pero decidí ir al conservatorio de todas formas, la inyección y las pastillas me mantendrían adecuadamente aunque la fiebre no hubiera bajado por completo.

 

Respiré hondamente, ajustando el abrigo a mi cuerpo y abriéndome paso entre la gente que ingresaba al conservatorio a mi paso. Fue hasta que sentí la mano de Yunho tomando mi brazo que volví a la realidad y lo miré.

 

—¿Yunho hyung?

—¿Por qué estabas en la casa de Jaejoong ayer?

 

Tosí brevemente, Yunho pareció notar mi estado. Y arrugó el entrecejo antes de poner su mano en mi frente, empezaba a odiar ese gesto por parte de todos.

 

—¿Te sientes bien?

 

—No, pero te agradecería que te mantuvieras a distancia, hyung. Me pediste que me alejara y eso estoy haciendo. No seas amable conmigo por que con tu actitud solo logras confundirme. Déjame solo.

 

Yunho me miró confundido. Si algo había aprendido de lo poco que leí en el libro de Jaejoong es que la mente responde a impulsos contrarios y mientras me alejaba de su lado, sabía que aún me miraba. Ahora, lo que necesitaba, es encontrar a Yoochun.

 

 

 

—¿No crees que deberías llamar a tus padres para que te vengan a ver?

 

Changmin mordió la manzana en sus manos.

 

Yo solo observé mi almuerzo de ese día y suspiré, alejando el plato de mí y bufando significativamente. Las horas de clase habían pasado rápido, quizá por que la había pasando durmiendo. Pero necesitaba hablar con Yoochun. Y este era él único lugar donde podría encontrarlo.

 

—No, aún no… Necesito hacer algo más.

 

Sé que Changmin iba a decirme algo más, pero cuando Jaejoong llegó y se sentó junto a mí, al parecer prefirió callar.

 

—¿Te sientes mejor, Su?

—Un poco, ¿qué te trae por acá?

 

—Bueno hace mucho que no almorzamos juntos, además ya estoy harto de escuchar a todo el mundo hablar de Minho.

 

Fue en ese momento que Jaejoong, capturó la atención de Changmin, quien levantó la mirada, enarcando una ceja.

 

—¿Y que pasa con Minho?

—Todo el mundo está hablando acerca del rumor de que Joonghyun y él volvieron.

 

Quizá no era el momento, el mismo Changmin lo sabía, pero se levantó de su asiento, olvidando la comida por un momento.

 

—Debo irme, nos vemos luego.

—¿Eh? Pero… ¿Qué sucede? ¡Min!

 

Demasiado tarde, Jaejoong alcanzó a llamarlo, Changmin salía de la cafetería con paso presuroso, seguramente dispuesto a buscar a Minho, y entonces decidí pararme y hablar con él antes de que cometiera una estupidez.

 

—¿Junsu?

—Ya vuelvo, hyung.

 

Jaejoong arrugó el entrecejo, aún más confundido. Pero aparentemente optó por no decir algo más.

 

 

 

 

Seguirlo fue más difícil de lo que pensaba, eso. O estaba lo suficientemente enfermo como para no seguirle el paso. Cuando lo vi, corría hacia las escaleras de la azotea, apresurado y aparentemente sabiendo exactamente a donde se dirigía.

 

—¿Changmin, qué haces aquí?

 

Sostuve la puerta antes de que se cerrara, y ninguno de los dos pareció darse cuenta. ¡Demonios! No alcancé a detener a Changmin y sus estúpidos impulsos que de vez en cuando arruinaba nuestros planes.

 

—¿Cómo es eso de que volviste a salir con Joonghyun?

 

Hubo un silencio, y los pasos de Minho acercándose a Changmin. Por la hendidura de la puerta, lo observé. Minho lucía tan tranquilo y pacífico que su rostro fue verdaderamente agradable.

 

—¿Ahora andas escuchando chismes de otros, hyung?

—Cuando terminas con alguien, es definitivo. Por eso terminas.

 

Minho sonrió, escondiendo las manos en sus bolsillos y desviando la mirada.

 

—¿Es cierto que terminaste con mi hermano?

 

Changmin esta vez fue quien se mantuvo callado. Retrocedió un paso y alejó un par de cabellos de su frente. Como si sintiera que estaba perdiendo el control de la situación.

 

—No estás respondiendo a mi pregunta, Minho.

—De acuerdo, contestaré tu pregunta entonces.

 

La mano de Minho agarró por la solapa de la camisa a Changmin, juntando sus labios. Encontrando ambos en un beso que tomó desprevenido a Changmin. Minho se aferró a él de una manera impresionante, con su brazo rodeando a Changmin.

 

¿Tanto había logrado Changmin impregnarse en los hermanos Choi?

 

Cuando el beso hubiera finalizado. Minho mantuvo sus ojos cerrados unos segundos antes de mirar directamente a Changmin a los ojos y suspirar.

 

—Esa es mi respuesta, hyung. Tú eres la razón por la que ya no puedo volver con Joonghyun.

 

Minho estaba dispuesto a marcharse. Así que opté por lo más fácil y bajé las escaleras velozmente. Changmin iba a buscarme inmediatamente, de eso estaba seguro, y seguramente tendría en sus labios esa sonrisa ganadora que detestaba.

 

 

 

 

—¿Buscar a un pareja nueva para la competencia de canto? ¿Te parece buena idea? Es un concurso muy importante, ¿no sería mejor que escogieras a alguien que ya conocieras?

 

Yoochun se encontraba junto a Siwon y Heechul, colgando unos pequeños anuncios en la tabla del pasillo.

 

—En realidad no es como si tu o Siwon pudieran ayudarme Heechul. Ambos están concentrados en lo de tú mamá. Y todos sabemos que la única razón por la que vienes a clases es por que tú mamá te ha pedido que vinieras. Ninguno tiene tiempo para ensayos. Además sería bueno descubrir un nuevo talento.

 

Heechul suspiró, arrimándose un poco en la pared. Con Siwon frente a él arreglando un poco sus cabellos. Pude observarlo desde el principio del pasillo. Heechul se veía sumamente cansado.

 

—Supongo que tienes razón.

—¿Ya encontraron al idiota de tu padrastro?

—No, la policía lo sigue buscando. Lo bueno es que mamá despertó y salió de terapia intensiva.

 

Yoochun asintió, colocando una mano en el hombro de Heechul. Noté por primera vez que a pesar de que Heechul pudiera ser el más elitista de los tres, contradictoriamente era al que sus amigos más cuidaban y consentían.

 

—Yoochun…

 

Mis pasos vacilantes llamaron la atención, y en seguida Heechul se enderezó, mostrándose fuerte aunque en ese momento las ojeras en su rostro lo traicionaran.

 

—¿Podemos hablar?

 

Siwon suspiró. Tomó por el brazo a Heechul y ambos empezaron a caminar. –Te vemos en el salón.

—De acuerdo.

 

Yoochun se cruzó de brazos. Con los panfletos de las audiciones para buscar un compañero para la competencia de canto que este año se celebraría en Seúl y que reunía a los mejores cantantes de varios países.

 

Por un momento pensé que sería buena idea participar. Pero tenía varios puntos en mi contra, no sé cantar como Yoochun, no tengo esa experiencia y además de todo Yoochun jamás aceptaría que fuera yo quien lo acompañara en el escenario.

 

—¿Qué es lo que quieres?

 

He descubierto una bipolaridad impresionante en Yoochun, ayer distaba tanto del muchacho desagradable que tenía frente a mí. Yoochun parecía odiarme de verdad en estos instantes. Frío, calculador. Igual que cuando planeaba meterse conmigo para probar que me había olvidado.

 

—Quiero agradecerte por lo de ayer yo…

—No es necesario, hice lo que cualquier ser humano hubiera hecho por otro en dificultades.

 

—Saliste de tu casa a media tarde; Te metiste en la mía cual ladrón preocupado, y cuidaste de mi hasta que mis padres llegaran. Eso no lo hace cualquiera.

 

Yoochun exhaló un poco de aire, arreglando su cabello y distraído de si lo miraba o no.

 

—Fuiste una parte importante en mi vida, no lo voy a negar. Te amé como un imbécil y quizá lo siga haciendo. Pero no puedo dejarte morir si sé que estabas lo suficientemente mal como para desmayarte en medio de una llamada. Ahora, de ahora en adelante… Voy  a sacarte de mi, así sea a empujones.

 

Era la primera vez que lo admitía tan abiertamente, era la primera vez que los ojos de Yoochun me veían de esa forma. Como si de repente, hubiera tomado la decisión. Y su sinceridad me tomó sorpresa.

 

¿Yoochun… Se estaba escapando finalmente de mis manos?

 

—Tú me besaste.

 

Él abrió los ojos, sorprendido de que lo supiera. Y en realidad, no tenía la certeza, solo fue mi último recurso, lo supuse. Por que si me amaba como lo suponía, él me besaría, él aprovecharía mi debilidad para un último recuerdo.

 

Su rostro regresó a la normalidad. Con una expresión vacía en el rostro.

 

—Si, y tu susurraste el nombre de Yunho.

 

Eso, definitivamente me tomó por sorpresa, no lo recordaba, y no tenía la menor idea de si me estaba mintiendo o no. El dolor de cabeza regresó, igual de fastidioso e incómodo. Yo solo me acerqué a Yoochun, a su cálido ser y su aroma a perfume costoso.

 

—¿Y me odias por eso, Yoochun?

—No, yo te odio por otras cosas peor que te hayas enamorado de Yunho.

 

Imposible, el amor no es algo en lo que creyera. Yo no sé amar, y menos puedo amar a Yunho, pero cuando hubo una corta distancia entre mi boca y la de Junsu, pensé que si quisiera creer en el amor. Me gustaría hacerlo a lado de Yoochun. Ante él que me sigue amando a pesar de la horrible persona que soy.

 

Al menos dentro de mis divagaciones por la fiebre, eso fue lo que pensé.

 

—Eres una persona extraña Yoochun. Luego de mi, has estado con tantas personas. Demasiadas tal vez, intentando borrarme por completo, intentando demostrarte que pensabas al menos un poco como yo. Pero aún me sigues amando igual que la primera vez que hicimos el amor esa noche de lluvia. ¿Lo recuerdas, Yoochun?

 

El cuerpo de Yoochun contra la pared se tensó, miraba mis labios. Y mi cuerpo le impedía cualquier tipo de huida, cerré los ojos y suspiré.

 

—La lluvia me recuerda a ti, Yoochun.

 

Su mano tocó mi mejilla, suavemente recorrió mi piel, su cuerpo se relajó. Me estaba contemplando.

 

—Aún tienes fiebre, Junsu.

—Particularmente yo no perdonaría a alguien que me hiciera lo que yo te hice, ¿por qué diablos me sigues amando entonces?

 

—El corazón que es un estúpido. No te puedo perdonar, jamás podría hacerlo. Ni siquiera he pensando en intentarlo. Pero sé que te voy a amar, todo el tiempo.

—¿Y Jaejoong por qué sales con él?

 

—Por que él me ama, lo suficiente como para que yo lo pueda querer; Lo suficiente para sacarte de mi vida.

—Tú me gustabas mucho. No te imaginas lo mucho que me gustabas, incluso llegué a pensar que me había enamorado de ti, aunque fuera a base de mirarte solamente.

 

De repente aferrarme al pecho de Yoochun fue tan fácil, por que la fiebre me abrigaba y me volvía débil. Yoochun estaba cerca, una vez más. Y lo abracé con un suspiro en mis labios, justo en este momento Yoochun podía preguntarme lo que quisiera, yo respondería con la verdad. No tenía cabeza para idear una convincente mentira.

 

—¿De que hablas Junsu? Tú y yo nos conocimos cuando ese auto casi atropella a Junho.

 

Negué suavemente y lo abracé un poco más.

 

—No, yo te había visto desde mucho antes. Me enamoré de ti a la distancia, viéndote cuando pasaba frente a tu escuela. Yo solo quería poder hablarte una vez, quería acercarme a ti… Yo quería que me quisieras un poco también.

 

Yoochun levantó mi rostro, con sus ojos mirándome fijamente. Buscando la mentira en mí hablar. Estaba tan asustado de que todo lo que decía era verdad. Que vi su labio inferior temblar. Yoochun se había paralizado por completo.

 

—Estás mintiendo, ¿por qué juegas conmigo así?

—No miento, esa es la verdad. James cambió mi vida, él me enseño un mundo de verdad, uno lejos de las emociones y el amor. Donde conseguía lo que quería y era feliz.

 

—¿A base de qué, a base de tu ser, de tu alma?

—Tú te enamoraste de ese ser.

 

—¡Yo me enamoré de ti! ¡De la forma en que tus ojos me miraban! Yo aún amo tus ojos… Amo que me miren aunque sea con desdén… Incluso en este preciso mi corazón late demasiado rápido, por que tus ojos me están viendo de verdad. Por que aunque estas delirando producto de la fiebre, aunque sé que mañana serás el mismo idiota, justo ahora soy feliz, por que en muchos años al fin tengo entre mis brazos al Junsu de verdad.

 

Sus palabras salían en susurros, lágrimas se asomaban a sus ojos. Y sus manos tocaban mis mejillas. No quise verlo llorar, entonces cerré la distancia y lo besé. Cuando Yoochun me empezó a corresponder, abrazándome con fuerza. Lo comprendí.

 

No era yo en estos instantes.

 

La fiebre me tenía lo suficientemente mal como para que no pudiera reaccionar adecuadamente, como para que pensara estupideces, como para que dijera cosas que no debía, y Yoochun besándome fue lo último que sucedió de bueno en mía día con ese Junsu.

 

—Hyung… ¿Dónde estás?

 

Yoochun me alejó un poco, levantando apenas la mirada. Seguramente Changmin se encontraba en el pasillo adjunto, lejos de vernos aún. Me había buscado demasiado pronto para mi conveniencia.

 

Yoochun comprendió su error.

 

—Debo irme. Changmin es amigo de Jaejoong y… No quiero lastimarlo.

 

Empezó a marcharse, con la mirada baja y una mano en su cabeza. Confundido seguramente.

 

—Yoochun…— Él giró, incomodo de repente. –Yo no te amo, así que olvídame por favor.

 

Sé que iba a reprocharme algo, sé que ese beso y mis palabras lo confundían. Pero él no tenía el tiempo necesario para reclamarme y por eso solo giró y terminó por irse. Para cuando giré, Changmin estaba ahí. En la intersección de los pasillos, arrimado en la pared con los brazos cruzados y esa estúpida sonrisa en los labios.

 

—Mira que eres cruel, hyung. ¿Para que juegas una vez más con Yoochun?

—Eso te tiene sin cuidado, Min.

 

—Y lo peor es que es tan crédulo como para dejarse envolver después de lo que le hiciste. ¿Cómo puede ser tan imbécil?

—Es que yo soy irresistible.

 

Sonreí como pude, hasta que el dolor en mi cabeza empeoró y Changmin terminó por acercarse.

 

—¿No te sientes bien?

—No, creo que lo mejor será ir a casa.

—Vamos a la mía, hace mucho que no visitas mi habitación.

 

El tono sugestivo y la sonrisa en esos labios fue algo difícil de ignorar. Sin mencionar el hecho de que si seguía como estaba, a Changmin probablemente le tocaría quedarse con las ganas y le tocaría únicamente cuidar mi fiebre.

 

—Aceptó, pero solo por que tengo demasiadas cosas que contarte.— Me agarré a su brazo y él sonrió.

—¿Cosas como qué?

 

—Por ejemplo, ¿sabías que Jaejoong anotaba todos los procedimientos para implantar una idea dominante en las personas?

—¿Qué?

 

Los ojos de Changmin brillaron igual que los míos. Con el mismo entusiasmo y versión.

 

—Nos menciona a todos, de una manera muy especial. Mañana te lo prestaré. Por ahora vayamos a tu casa, tengo que ponerme bien para recompensarte; Mira que tener a los dos hermanos Choi en el bolsillo en tan poco tiempo merece una buena recompensa.

 

Tomé su rostro con cuidado, y lo besé.

 

Fue apenas un contacto, pero Changmin no se quejó.

 

—Hace tanto que no pasábamos tiempo los dos. Jaejoong siempre estaba con nosotros, ahora que sale con Yoochun, me gusta tenerte para mí una vez más.

—Que posesivo Changmin… ¿Qué pensarían Minho y Siwon si te escucharan?

 

—Que soy un mentiroso, y he aprendido del mejor.

 

Sus palabras fueron, mi mejor recompensa.

 

 

 

Ocurrió tal y como pensé.

 

Changmin tuvo que cuidar de mi, a diferencia de la vez pasada desperté en la cama de Changmin, con él abrazándome con fuerza. Cerca de las ocho de la noche. Y con varias llamadas perdidas de Junho en mi celular.

 

Afortunadamente, la fiebre había desaparecido por completo. Abrazarme a Changmin fue cálido y confortable, lo suficiente como para enviarle un mensaje a mi hermano pidiéndole que le inventara a algo a mis padres para poder quedarme con Changmin esa noche.

 

Changmin es, mi mejor compañero lejos del amor que he conseguido.

 

Y su inteligencia entendió mi filosofía de mi vida. La aceptó y aprendió a disfrutar de ella. Él es… Sencillamente tan ambicioso como yo. Descubriendo al final, que el amor solo estorba y que ni siquiera él, con toda su inteligencia, madurez y amor supuesto hacia Minho, pudo resistirse a mí.

 

 

 

Publicado por: KSu_675

Estado: Pacific.

Escuchando: Addicted.

 

 

 

 

 

 

 

 

De acuerdo ódienme todo lo que quieran, a mí o a Changmin… O al mismísimo Junsu! xD

 

Pero todo tiene su por qué, y ocurre por algo. Ya verán y disfrutaran cuando le toque su turno a Junsu, yo lo sé… Piensan igual que yo y esperan algo maaaaalo… Jeje… Bueno, otra vez capitulo extremadamente largo. ¡No puedo evitarlo con este fic!

 

¡Se viene el especial ChangMinho! Necesitaba que se quedara justo en esta parte para poder avanzar. Así que no es que me haya olvidado de ellos o del Sichul, solo necesitaba de estas dos últimas escenas en el fic, para que entendieran los especiales.

 

Con respecto a lo de Junsu y su momento de debilidad “Yo lo confieso todo” es real, a mi me pasa cuando se me pasa la fiebre más allá de lo normal, digo la verdad por todas partes y ando como zombie arrimándome en las paredes. Y a veces ni siquiera es necesario que me pregunten… xD ¡Que horror! La sinceridad se me sale sola…

 

Bueno en todo caso, el punto es que ahí muy en el fondo… Aún esta ese Junsu bueno que se resiste a morir. El problema es que él no lo quiere dejar escapar. Pero eso es parte de su propia mente retorcida, que estallará más adelante gracias a Yoochun.

 

En fin. Espero que les haya gustado el capitulo. Gracias a todo@s por sus comentarios. 

 

 

 

Publicado en Fanfics

CTMA: Capitulo 5


 

Crónica de un Tonto Mejor Amigo

 

Capitulo 5: Por que Yoochun tocó el lugar aquel, donde la espalda pierde el nombre.

 

 

Rain tenía en claro varias cosas dentro de su vida.

 

Una de ellas, es que si te equivocas, no hay nada de malo en rectificar, pedir disculpas y si se da la ocasión tratar de resarcir el error con alguna buena acción. Entonces, cuando Hansang, uno de sus compañeros de trabajo, luego de que lo ayudará con un par de asuntos académicos y este le ofreciera la finca de su familia para cualquier cosa.

 

Rain sintió que tenía el momento ideal para resarcir su error con Yunho y Yoochun hace algún tiempo cuando inequívocamente pensó que su esposa le era infiel con el modelo y estuvo a punto de romperle la cara, siendo ese el medio de trabajo del muchacho.

 

Sin embargo, su esposa no parecía pensar igual.

 

—Es que no te entiendo, Boa. Estoy tratando de hacer algo lindo por tus amigos. Que también son los míos. Y tú simplemente te niegas.

—No me niego, es solo que no se hasta que punto Yunho y Yoochun tenga este fin de semana libre.

 

Rain movió un poco su boca y bebió agua, jugando con la comida en su plato.

 

—Es un viaje todo pagado, mi amigo dijo que teníamos la finca a disposición puesto que tienen animales y empleados. No sería un gran gasto; Así que no nos ocuparíamos de nada más que pasar un rato agradable.

—Lo sé… Pero… Bueno, tu sabes… ¿Estarás cómodo con Yunho y Yoochun metiéndose mano a cada rato?

 

Figurativamente Rain levantó una ceja, y Boa entendió que había usado mal sus recursos. Pero eso no era una buena idea. Era poner en evidencia lo poco que le gustaba a Yunho que Yoochun le metiera mano, así fuera todo un engaño.

 

—¿A cada rato? ¿Qué están aprovechando todo el tiempo perdido o que?— Rain bufó y en esta ocasión optó por tomar un poco de vino. –De todas formas no me importa, es lo mismo. He visto peores escenas entre los estudiantes de la facultad, créeme.

 

Como si fuera una carrera contra el reloj, Boa se desesperó. No encontraba un argumento lo suficientemente valedero, Rain parecía convencido de que era una buena idea. Y si exageraba demasiado con su negativa sería sospechoso. ¡Maldito Yoochun que la ponía en estas!

 

—Pero el fin de semana es cuando Yunho mejor vende, dudo que pueda…

—Oh, vamos. Solo será un fin de semana. Yo hablaré con él, tú despreocúpate.

 

Rain compartió una bella sonrisa con su esposa y ella en respuesta solo asintió. Preocupándose. Demasiado.

 

 

 

 

—¡Eres un maldito corruptor de menores!

—¡¿Qué?! ¿Ya perdiste la cabeza Changmin? ¡Yunho es mayor que yo con varios meses!

—¡Eso no te quita lo pervertido!

 

Y el escándalo se había vuelto realmente llamativo. Varios de los vecinos de Yunho se habían asomado por las ventanas de sus pisos. Y la gente que pasaba los observaba con fingido desinterés. Yunho agarraba como podía a su hermano menor por la cintura mientras este se movía bruscamente intentando golpear a Yoochun quien parecía no tener intención de menguar la situación.

 

—¡¡No voy a dejar que tus sucias manos que han tocado a media corea estén sobre él!!

—¡¿Y que te hace pensar que el no ha pasado por la cama de medio corea?!

 

Cuando los dos muchachos empezaron a ventilar su vida privada a diestra y siniestra, Yunho en un primer momento se azoró levemente; Luego decidió que odiarlos era más beneficioso y sencillo.

 

—¡¡Maldito sabía que era mala idea dejarte entrar a mi casa!!

—¡Tus padres me adoran así quieras ya no me puedes sacar de ahí!

 

La risa estruendosa de Yoochun, sintiéndose victorioso y seguro de sus palabras pareció molestar más a Changmin, por lo que Yunho solo lo sostuvo con más fuerza y negó levemente. Ofuscada, su mirada se desvió unos metros más allá donde Junsu miraba estupefacto a los dos muchachos que se gritaban.

 

Y Jaejoong, él simplemente parecía levemente confundido. Exhalando un poco de aire a ratos como si esto lo sobrepasara y lo único que deseara era marcharse, evitando que lo involucraran dentro de aquella penosa atención. Yunho reaccionó, estaba quedando con una horrible imagen frente a Kim. Y de improviso sus brazos soltaron a Changmin.

 

—¡Yunho! ¡¿Qué crees que haces?!

—Ah… Voy a disfrutar esto, maldito.

 

Yunho apenas escuchó como Changmin tronaba sus dedos. Seguramente acercándose peligrosamente a Park, pero justo en ese momento sus ojos enfocaban a Jaejoong y con una sonrisa avergonzada suspiró. Sintiendo la mirada de Jaejoong algo insegura sobre su rostro.

 

—Siento que hayas tenido que presenciar todo esto Jaejoong.

—¿Eh? Oh, no. No te preocupes. Esta bien, no hay problema.

 

Realmente Jaejoong parecía sorprendido con su disculpa. Lo cual logró desubicarlo durante un instante, mientras analizaba su situación y se preguntaba por que le era tan importante lo que el muchacho pensara de él.

 

—Supongo que habrá que dejar ese vino para otra ocasión. Lo siento mucho, Su también me disculpo por esto.

 

Junsu quien parecía más divertido viendo como Yoochun intentaba esconderse tras un árbol para evitar algún golpe por parte de Shim, giró con una sonrisa en la boca y sacudió un poco su mano.

 

—Despreocúpate, hyung. Esto resultó más divertido que un poco de vino.

 

Y por supuesto de ver como mi hermano intenta flirtear contigo.” Eso último, por la paz. Junsu decidió dejarlo dentro de sus pensamientos y no exteriorizarlo. Cuando Yunho sonrió complacido y Jaejoong solo se removió incomodo, Junsu entendió que era hora de marcharse.

 

—Creo que nosotros deberíamos irnos.— Jaejoong acotó a tiempo. Llevando un mechón de su cabello tras la oreja y con una sonrisa sencilla en los labios. –Es tarde, además supongo que debes calmar a tu hermano y tú… Bueno, él.

 

Y de pronto el déjavù regresó a Yunho, por que Jaejoong había pronunciado ese ‘él’ de la misma forma en que Yoochun lo pronunciaba cuando se refería a Jaejoong. Junsu bufó discretamente, genial, doble escena de celos. Agarró a su hermano por el brazo y le sonrió a su jefe.

 

—Nos vemos mañana, hyung. Procura que no se maten. Adiós.

 

Yunho giró de inmediato cuando vio el lugar al que Junsu señalaba y lo único que vio fue el puño de Changmin en alto antes de estrellarse con fuerza en el perfecto rostro de Yoochun. Y el grito más grande de esa noche se dejó oír.

 

—¡Hijo de…! ¡¡Golpeaste mi rostro!!

 

Justo en ese momento cuando Yoochun veía el pequeño hilo de sangre en sus dedos, proveniente de su nariz. Yunho corrió hacia ellos. El rostro de Yoochun era sagrado. Lastimosamente no alcanzó a llegar a tiempo, por que Yoochun borró con un estupendo gancho derecho la sonrisa de suficiencia en el rostro de Shim.

 

Dos segundo más y el cuerpo de Changmin caía al suelo.

 

 

 

 

El silencio no era algo a lo que Yunho estuviera acostumbrado.

 

Menos si Yoochun esta cerca. Así que mientras Yoochun sostenía un pequeño pañuelo en su nariz con la cabeza hacía atrás. Changmin parecía concentrado en colocar hielo en su ojo izquierdo. Ambos compartiendo miradas asesinas, en medio de un sepulcral silencio.

 

Cruzado de brazos, al fin dentro de su apartamento. Yunho suspiró.

 

—Esta vez, se pasaron. Mira que armar tan horrendo espectáculo fuera del edificio.

 

Cerró sus ojos por un breve momento y los dos muchachos frente a él, continuaban con aquella mirada audaz y amenazante que le hizo creer a Yunho que si se iba a dormir en estos instantes ellos ni notarían su ausencia.

 

—Pudiste haberme matado imbécil.

—Esa era la intención, mocoso. Además si arruinaste algo de mi perfecto rostro, dañas mi carrera.

 

Changmin rodó los ojos. Con un exasperado bufido que le hizo pensar a Yunho en la opción de encerrarse en su habitación. Y curiosamente le dieron ganas de comprar un gato. Ahora que lo analizaba nunca había tenido uno. Además el gato de Boa y Rain era lindo. Si se los pedía, ¿se lo regalarían?

 

—¡Yunho, despierta!

 

El grito de Yoochun lo hizo alzar la cabeza de pronto. Convencido, llego a la conclusión de que cada vez que una situación lo sobrepasaba pensaba en gatos. Lo cual era completamente terrorífico.

 

—¡Hyung, demonios! ¡Concéntrate un momento!

 

De pronto estuvo una vez más ante las miradas molestas de su hermano y su mejor amigo. Yunho supo que pensar en gatos era más divertido, pero decidió apoyar la quijada en una de sus manos sobre la mesa y suspirar.

 

—Sinceramente su pelea absurda, me tiene sin cuidado. Si no se detienen, los ignoro. Asunto arreglado.

 

Changmin arrugó el entrecejo, aparentemente ofendido.

 

—¿Por qué no me dijiste que salías con esta… cosa?

 

Yoochun saltó de su asiento de inmediato. —¡¿Qué has dicho?!

 

—Oh, por favor. Yoochun cálmate y tú Changmin omite ser despectivo por instante al menos.

 

Un bufido compartido, y Yunho entendió eso como un ‘está bien’

 

—La situación es esta. NO estamos enamorados ni nada por el estilo. Una mañana simplemente descubrimos que sentíamos una extraña atracción y decidimos intentarlo a ver que salía de todo esto. Por eso no lo hemos comentado con demasiada gente solo Rain y Boa lo sabían hasta el día de hoy. No es una relación seria para que le des tanta importancia.

 

Yoochun miró significativamente a su amigo, sorprendido en parte por la fluidez con la que sus palabras formularon aquella mentira, sin dejar lugar a duda. Sintiéndose orgulloso de Yunho, Yoochun sonrió resplandecientemente.

 

—No lo sé… Hay algo en esta relación de ustedes que no me convence.

 

Suspicaz como siempre Changmin los miró fijamente por un par de segundos antes de suspirar y cruzarse de brazos. Dejando el hielo sobre la mesa.

 

—Supongo que nuestros padres no deben saberlo hasta nuevo aviso, ¿cierto?

—Supones bien.

 

Había algo que Yoochun tenía claro, si había alguien capaz de controlar al monstruo  que había en Changmin, que era el ochenta por ciento de su personalidad. Ese, definitivamente era Yunho. Y esa era una razón más para sentir respeto por su mejor amigo.

 

—Bueno, lo dije cuando conocí a Yoochun tantos años atrás: Hyung, tienes  un pésimo gusto para escoger tus amistades. Y ahora al parecer también tienes un pésimo gusto para escoger a tus parejas.

 

Yoochun entrecerró los ojos, pero por primera vez optó en guardar silencio. Ideando en su cabeza un plan mucho mejor que gritarle a Changmin.

 

—Min, recuerda que todos necesitamos amistades. Así que intenta practicar siendo un poco más amable.

Changmin tan solo rodó los ojos. –Como sea, será mejor que me marche, hyung.

 

Cuando Shim se hubiera levantado de su asiento Yoochun y Yunho lo hicieron también. Yunho con una pequeña sonrisa en el rostro, y Yoochun extrañamente apacible.

 

—Ve con cuidado, Min.

 

El muchacho solo agitó un poco su mano mientras se alejaba por el pasillo saliendo del departamento; Parado junto a Yunho, Yoochun encontró su oportunidad.

 

—¡Hey, mocoso! ¡Mira lo que puedo hacerle ahora a tu querido hermano!

 

Y antes de que Yunho pudiera preverlo, las manos de Yoochun se apoderaron de su cuello, logrando que se agachara un poco, y sus labios se encontraran con los de él. Los labios de Yoochun pronto comenzaron a moverse y sintiendo la mirada de su hermano sobre los dos, Yunho solo sintió que ese era el momento más incomodo de su vida.

 

Hasta que claro, las manos de Yoochun viajaron desde la mitad de su espalda, sabrá Dios como viajaron tan rápido desde su cuello hasta su espalda. Posándose firmemente en sus glúteos. Sus ojos se abrieron en extremo. Yoochun no solo estaba tocando, estaba vulgarmente hablando: Agarrándolo.

 

Incluso su cuerpo entero dio un pequeño respingo. Viendo la cara de Yoochun con una mueca de felicidad reflejada a través de sus facciones. Todos sucediendo demasiado rápido para su gusto o para que pudiera reaccionar como es debido.

 

—¡Tú, maldito pervertido!

 

En cuanto escuchó el grito de su hermano se separó. Pero Yoochun una vez más fue veloz y lo jaló hacía dentro del apartamento. Cerrando la puerta con fuerza, probablemente en la cara de Changmin. Quien luego de un par de insultos terminó por irse.

 

Fue automático sus manos empujaron a Yoochun, marcando distancia mientras Park solo sonreía libremente. Supuso que su mirada asesina estaba surtiendo efecto cuando Yoochun empezó a borrar su sonrisa, y retrocedió un paso con leves muestras de nerviosismo en sus facciones.

 

—Eh… Supongo que esto no va a ser como en las películas, que luego de un beso descubres que estas loca y perdidamente enamorado de tu mejor amigo y luego tenemos sexo salvaje y desenfrenado en el sillón, ¿verdad?

Yunho sonrió siniestramente. –Va a ver algo salvaje, eso no lo dudes. Tú solo cierra los ojos.

 

Inseguro, Yoochun obedeció. Y cuando el pie de Yunho se estrelló bruscamente sobre su canilla, él no pudo evitar pensar que hoy lo habían golpeado más veces que en toda su vida. Dando cortos saltos, intentando acariciar su propio pierna gimió de dolor.

 

—¡Eres de lo último Yoochun! ¡¿Por qué diablos me tenías que agarrar el trasero?!

—¡Quería darle realismo a la situación!

—¡Tú solo querías fastidiar a Changmin! ¡Eres insoportable!

 

Luego de eso, Yunho le dio la espalda y se dirigió directamente hacía su habitación, dando grandes pasos a su camino. Y por supuesto con un adolorido Yoochun siguiéndolo. Debatiéndose entre atender a su nariz, su pierna o ese inoportuno dolor de cabeza que había llegado de la nada.

 

—Vamos Yunho, no exageres. ¿Qué es un agarrón entre amigos?— El bufido de Yunho luego que le cerrara la puerta de su habitación en la cara le hizo comprender a Yoochun que lo mejor era irse a su departamento, golpeó la puerta un poco y suspiró. –Yunho no seas infantil, abre la puerta.

 

Como no recibió respuesta, Yoochun afiló la mirada y suspiró.

 

—¡Pero que quede en constancia que no te has quejado del beso!

 

Esperando por que su amigo saliera más que sea para golpearlo en la otra pierna. Yoochun esperó. Luego de unos segundos, Yunho abrió la puerta, le dedicó una áspera mirada y pegó un papel en la puerta, volviendo a entrar en su habitación.

 

El papel recitaba, con letras grandes y subrayadas: ‘¡Lárgate!’

 

Yoochun empezaba a acostumbrarse a esa palabra, se la decían muy seguido últimamente. Golpeó un par de veces más la puerta y bufó con molestia.

 

—¿Es en serio, Yunho? ¿Ahora no me hablas? ¡No seas infantil! ¡¡¡YUNHO!!!

 

Lastimosamente, Yoochun tuvo que aprender a las malas, que Yunho no le abriría la puerta esa noche.

 

 

 

 

Jaejoong se paseó por la habitación de hotel con teléfono en mano.

 

Con el nuevo día entrando por la ventana, y su rostro un poco inexpresivo, contrario a lo que había sido los últimos días.

 

¿Entonces que te parece? Por que no te tomas unos días libres, no te has tomado unas merecidas vacaciones en meses, Jae. Aprovecha tu estadía en Corea y relájate, ¿bien?

 

Su jefe del otro lado de la línea, platicaba animadamente, pero justo en ese momento Jaejoong solo se lanzó en el sillón de la habitación y suspiró.

 

—No lo sé James, si me lo hubieras dicho hace un día hubiera aceptado quedarme gustoso unos días acá en Seúl, pero eventos recientes me hacen no sentir tan seguro de esa decisión.

Bueno, como quieras Jae. Pero piénsalo. ¿Ok?

 

No quería ahondar demasiado en el tema, por lo que con un simple ‘De acuerdo’ pareció calmar a su jefe mientras lo ponía al tanto de lo sucedido en la empresa. Se encontraba curiosamente desanimado esa mañana, y hablar de trabajo lo entretendría al menos un poco.

 

 

 

 

Cuando Junsu entró a los vestuarios posteriores del almacén, al primero que vio fue a Changmin, parado frente a un espejo. Vigilando el morado que permanecía en su ojo izquierdo, moviéndose en diferentes ángulos. Buscando tal vez la forma en que no fuera tan visible.

 

—¿Estuvo buena la pelea de ayer?

 

Colocó una sonrisa en su rostro y Changmin pareció sorprendido de verlo ahí, por lo que solo cerró el casillero y suspiró afectado por su apariencia seguramente.

 

—Siempre pensé que Yoochun pegaba como una niña.

 

El tono dubitativo en la voz de Changmin le hizo comprender a Junsu que faltaba completar aquella oración.

 

—¿Y ayer descubriste que no es así?

—No exactamente, Yoochun pega como una niña muy fuerte.

 

Junsu sonrió divertido y golpeó levemente el sillón donde acababa de sentarse para que Changmin lo acompañara. Una vez el menor estuvo a su lado, Kim sacó de su bolsillo una pequeña pomada que al ser destapada inundó los vestuarios con una fragancia mentolada.

 

—Cierra los ojos.

 

Fue una orden, que Changmin obedeció con un poco de inseguridad. Por lo que Junsu se dedicó tranquilamente a esparcir el frio contenido con cuidado alrededor de ese morado que Changmin ahora tenía adornando su rostro.

 

—¿Siempre cargas una pomada en el bolsillo?

—No precisamente, camino acá pasé por una farmacia y pensé que a lo mejor podrías necesitarla.

 

—¿Y si no hubiera salido lastimado?

—Pues alguien más la necesitaría; Además siempre es bueno tener un pequeño botiquín a la mano por cualquier emergencia. Mamá siempre decía eso.

 

Hubo un breve tinte de nostalgia en esas palabras que hicieron que Changmin continuara con los ojos cerrados incluso cuando dejó de sentir el tacto suave de Junsu sobre su rostro y el sonido de la pomada siendo tapada una vez más.

 

—Por lo que me percaté ayer. Tú y Yoochun no se llevan muy bien, ¿verdad?

—Lo que sucede es que él es un imbécil y yo obviamente tengo algo que él no: Un cerebro. Jamás congeniaríamos.

 

Junsu rodó los ojos, levantándose del asiento. Pero aún así con una pequeña sonrisa en los labios. Changmin abrió sus ojos con cuidado, escuchando a Junsu andar en su casillero, probablemente guardando la pomada en su lugar. Luego de un rato, tuvo a Junsu enfrente una vez más, extendiéndole unas gafas oscuras.

 

—No son de marca como estarás acostumbrado a usar, pero al menos por hoy te servirán.

 

Changmin aceptó las gafas, con un leve asentimiento y una sonrisa en la cara. –Gracias.

 

Junsu se sentó junto a él, con un pequeño suspiro en los labios. Aparentemente un poco cansado, a pesar de ser tan temprano en la mañana.

 

—Junsu… ¿Por qué eres así?

—¿Así cómo?

—Pues tan…

 

Lindo todo el tiempo. ” Changmin comprendió cuando lo miró, que exteriorizar sus pensamientos haría esa situación extrañamente incomoda. Por suerte, el grito de uno de sus compañeros lo salvó.

 

—¡Oigan! ¿Qué hacen aquí? Póngase a trabajar, el jefe llegó y viene discutiendo con su amigo, de seguro está de mal humor.

 

El muchacho se quejó un rato más y luego de agarrar lo que había venido a buscar regresó de inmediato a su puesto de trabajo. Changmin arrugó el entrecejo confundido.

 

—¿Tanto influye el descarado de Yoochun en la vida de Yunho que ya todos saben a lo que atenerse cuando se trata de esos dos?

—Si, más de lo que tú crees. Creo que por eso es que no me sorprende que estén saliendo.  Se lo veía venir.

 

Junsu se levantó, arreglando un poco su ropa y sonriendo sinceramente. Changmin bufó, colocándose las gafas e intentando fingir que eso no le molestaba.

 

 

 

—¡Yunho deja de caminar! ¡¿No piensas hablarme?!

 

Yoochun sentía que siempre desde que era amigo de Yunho, con el pasar de los días siempre perdía un poco de orgullo, quizá por que siempre terminaba haciendo cosas que molestaban a Jung, y como Yunho parecía ser tan correcto, él simplemente no le dejaba pasar sus estupideces con facilidad.

 

Oh, ser amigo de Yunho a veces era tan jodido.

 

Si Yunho fuera un chico normal como él. Hubiera aprovechado ese agarrón en el trasero, sonreído sensualmente y devorado audazmente su boca, teniendo como lo había dicho la noche de ayer, sexo salvaje y desenfrenado. Pero no… Yunho tenía que ser un tipo decente.

 

Mientras Yunho subía las escaleras a su oficina, Yoochun se detuvo esporádicamente, pasmado por lo que su mente acababa de canalizar. ¡No! Eso no podía ocurrir así, por que de haber tenido sexo salvaje y desenfrenado con Yunho, entonces su amigo no lo querría ver definitivamente.

 

Sacudió su cabeza, principalmente asustado con sus conclusiones y retomó el paso.

 

—¡Yunho ya eres un adulto! ¿Quieres que me ponga a gritar a los cuatro vientos la razón por la cual no me quieres hablar?

 

Abrió la puerta de la oficina con facilidad,  y Yunho lo miró serio. Era extraño, no escuchar la voz de Yunho y sentir al mismo tiempo que hiciera lo que hiciera, Yunho no le hablaría probablemente en un par de días más. Era… Impensable. ¿Con quien más hablaría? Yoochun no tenía tantos amigos como para hablar y hablar.

 

Después de todo, ya había intentado hablar con Boa, pero ella parecía haberse cansado de oírlo hablar solo de Yunho y lo había mandado al diablo hace unos días. Al parecer Yunho era él único capaz de aguantarlo. Y eso lo puso en una retrospectiva de su vida en la cual no quiso ahondar, por lo que gritó.

 

—¡¡Yunho, demonios. Háblame!!

 

Y estuvo seguro de que incluso sonó como un niño de cinco años. Si le suman a eso que incluso pateó con fuerza logrando que Yunho arqueara una ceja y lo mirara con desdén, a más del par de suspiros que escuchó a su espalda, tal vez de algunas empleadas que pasaban por ahí.

 

Pero Yunho no le habló.

 

Empezaba a desesperarse cuando el celular sonó, interrumpiéndolo o salvándolo de aquella penosa situación. Dependía de cómo lo viera cada quien. Su celular centellaba el nombre de Boa, dudó por un instante. Pero contestó cuando por su mente pasó la idea de que seguramente era algo importante.

 

—¿Boa? ¿Cómo así llamando tan temprano al amor de tu vida?

 

Yunho desde su lugar empezó a andar en su laptop, a vista de Yoochun seguramente revisando algo sin importancia. Pero aún así Yunho bufó al oírlo y se removió incomodo. Seguramente aún no acostumbrado a su relación con Boa. Pero Yoochun se distrajo en cuanto la voz preocupada de la mujer lo interceptó.

 

¡Yoochun! Necesitamos reunirnos cuanto antes, ¿puedes ahora? Tengo que hablar contigo.

—Eh, si claro. ¿Dónde nos vemos?

 

Verificó la hora en su reloj, satisfecho con que por esa semana no tenía que hacer. Boa suspiró un poco aliviada y le menciono un café algo lejos, pero que Yoochun encontró adecuado; Mirando atentamente a su mejor amigo, que parecía importarle poco si desaparecía o no.

 

—De acuerdo, llegó en unos cuarenta minutos. Adiós.— Guardó su celular, y un poco más calmado suspiró. –Yunho escucha voy a salir a almorzar con Boa. Esta conversación no ha terminado, así que procura odiarme un poco menos para cuando vuelva, ¿bien?

 

Incluso si su voz sonó algo pasiva a Yunho pareció no importarle, por que tomó entre sus manos un par de carpetas y comenzó a leerlas, sin siquiera asentir, mirarlo o levantar los hombros. Absolutamente nada. Yoochun suspiró y decidió marcharse, dedicándole una última mirada a su amigo antes de marcharse de ahí. Cerrando la puerta suavemente.

 

Yunho contó exactamente medio minuto antes de exhalar con fuerza y desparramarse descuidadamente sobre su asiento.

 

—Mira que eres idiota, Yoochun…

 

Sabiéndose solo Yunho empezó a dar vueltas en su silla, con la mirada fija en el techo. De alguna forma sentía que estaba exagerando, pero por otro lado sabía que no era así. Si le permitía hoy eso a Yoochun, mañana sería peor cuando quisiera demostrarle algo a Rain. Así que lo mejor era tenerlo controlado.

 

Por un momento, se preguntó: ¿Cuánto duraría toda esa farsa? ¿Cuándo Yoochun se aburriría de Boa o viceversa? O finalmente, ¿formalizarían lo suyo algún día, y Boa dejaría a Rain? Curiosamente, esa última idea jamás se le había pasado por la cabeza.

 

—No puedo creer que esos dos en realidad estén saliendo… No lo vi venir.

—¿Quiénes están saliendo?

—¡Rain!

 

Estuvo a punto de perder el equilibrio, cuando la amable voz de Rain estuvo dentro de su oficina. El hombre se encontraba ahí, con un elegante traje, y esas sonrisas que sin duda habían capturado a su amiga. Razón por la cual Yunho no entendía por que Boa prefería a Yoochun, un Casanova con todas las de la ley. Cuando Rain era un buen tipo.

 

—¿Por qué tan asustado Yunho?

—Oh, no… Nada… Solo me tomaste por sorpresa.

 

Se levantó con algo de dificultad debido a su incómoda posición y sonrió. Con un leve asentimiento que Rain supo corresponder antes de sentarse frente a él en uno de los sillones. Sentándose educadamente.

 

—¿Y bien quienes están saliendo?

 

El corazón de Yunho se aceleró. ¡Demonios, él es un asco mintiendo! ¿Por qué siempre terminaba en situaciones así?

 

Oh, si… Todo era culpa de Yoochun. Siempre era culpa de Yoochun.

 

—Eh… Dos empleados de la tienda, no los conoces. ¿Y que te trae por aquí?

 

Se sentó a su lado, solo para que Rain olvidara el tema, y él le sonrió abiertamente.

 

—Vengo a  hacerte una pequeña propuesta.

 

 

 

 

—Que él… ¡¿Qué?!

 

Los ojos de Yoochun se abrieron con sorpresa y Boa de inmediato colocó una mano sobre e hombro de Yoochun, para que se calmara y bajara la voz. Con una expresión represiva en su rostro.

 

—Silencio, Yoochun. Si te cite aquí fue para que nadie supiera de nuestro encuentro, no para que llamaras la atención.— Yoochun pareció obedecer, y Boa entonces masajeó un poco su sien, con un pequeño suspiro en los labios. –Como sea, así es, Rain está convencido de que es una buena idea, pero tú y yo sabemos lo negado que es Yunho para fingir así que  tienes que impedir que Yunho acepte ir a esa finca esta o cualquier otra semana. ¡Quedaríamos en evidencia!

 

Esta vez fue Boa quien al parecer perdió los estribos, pero en esta ocasión, respiró tranquila y se obligó a si misma a calmarse. Pero Yoochun de pronto se levantó de su asiento, visiblemente contrariado.

 

—¡Maldición! Cuando venía para acá me crucé con Rain en las escaleras que dan para la oficina de Yunho. ¡Para estos momentos ya deben haber hablado!

 

Boa tapó su rostro y negó levemente. Por suerte Yoochun no necesitó alguna indicación. Por que presuroso salió corriendo del café directo hacía su auto. Seguramente a evitar lo inevitable. O al menos intentarlo.

 

 

 

 

Jaejoong necesitó apoyarse en aquel pilar hábilmente.

 

Cuando Yoochun pasó a su lado casi empujándolo; Tapando su boca, Jaejoong emitió un leve jadeo de sorpresa ante lo que había observado y oído. No entendía a la perfección lo que sucedía. La mujer con la que Yoochun se había encontrado permaneció en la mesa un poco preocupada aún.

 

No había escuchado bien…

 

Pero por lo que medio acababa de entender. ¿Yoochun era amante de esa mujer? Y al parecer tanto Yunho como el tal Rain, el esposo de aquella mujer. No lo sabían.

 

Jaejoong no supo como se sentía. Solo pasó una mano por su rostro y decidió hablar con su hermano cuanto antes.

 

 

 

 

—Entonces en eso quedamos, voy a alquilar una pequeña furgoneta para que viajemos todos juntos.

 

Yunho asintió ante las palabras de Rain, sonriendo educadamente principalmente por que un primer momento le pareció un viaje que resultaría muy incomodo, teniendo que fingir que salía con Yoochun, pero luego recordó lo mucho que tenía sin tomarse unas buenas vacaciones. Y de pronto el plan de Rain no había parecido tan malo.

 

—Hyung, Junsu y yo vamos a almorzar juntos. ¿Vienes? Yo invito, ya sabes para resarcir lo del escándalo de ayer.

 

Changmin se les unió de pronto, con una pequeña sonrisa en los labios y Rain observó por un minuto al menor antes de colocar una mano sobre un hombro.

 

—¿Min, que te pasó en el ojo?

—¿Eh?… Nada… Solo… Una pelea sin importancia.

 

Era obvio que estaba mintiendo, Rain lo supo por la forma en que desvió la mirada y torció un poco sus gestos. Sugestivamente podría tratarse por de Yoochun. Así que por la paz, Rain obvio el tema.

 

—¿Y como así por aquí Rain?

—Vine a invitar a Yunho y a Yoochun a la finca de un amigo. Pero sería agradable ampliar el grupo. ¿Qué opinas Yunho?

 

Esa idea obviamente lo beneficiaba, Yunho asintió de inmediato, entre más personas menos parecería una salida en parejas. Y menos tiempo tendría que pasar con el idiota de su supuesto novio.

 

—Por supuesto que es una buena idea. Es más Junsu, ¿Qué dices, te nos unes al viaje?

 

Junsu, quien se había mantenido al margen del asunto solo levantó la cabeza un poco sorprendido de que lo involucraran. La mirada de Changmin no mostraba molestia con la idea y a Rain lo había ya tratado un par de veces cuando iba a la tienda. Rascando un poco su nuca sonrió.

 

—Pues, si no les incomodo. Claro que si, me gustaría. Hace mucho que no tengo vacaciones.

—Perfecto entonces.

 

Yunho aplaudió, una vez. Complacido con la situación. Hasta que claro, un ofuscado Yoochun llegó frente a ellos, apoyándose en su hombro, agitado por haber corrido tanto.

 

—¿Yoochun, que te sucede?

 

Justo en ese momento a Yoochun no le importó el hecho de que al parecer Yunho le había vuelto a hablar por lo que tomó un poco de aire y miró a Rain.

 

—¿Cómo estás Rain? Oye, Yunho, ¿qué te parece si este fin de semana para que me disculpes por todo te invitó a cualquier parte que tu elijas?

—¿Eh?— Yunho estaba sorprendido, Yoochun, nunca, nunca, era TAN amable, aún así sonrió. Sacudiendo los cabellos de su mejor amigo. –No te molestes, Chun. Rain nos acaba de invitar a todos a la finca de un amigo suyo. ¡Será genial!

 

¡Oh, rayos!” Yoochun sonrió nervioso, observando las sonrisas complacidas de los presentes. Excepto por Changmin que aún parecía querer matarlo. El punto era, que no había llegado a tiempo. Junsu se alejó de pronto hablando por celular y aunque intentó. No pudo figurar un buen plan para evitar ese viaje. Al menos no con Rain enfrente.

 

—¿Quién era?

 

La pregunta de Yunho hizo que todos miraran a Junsu quien guardaba el celular confundido. –Era Jaejoong, quiere que salgamos a almorzar, pero se oía… Extraño.— Junsu intentó no darle importancia al asunto, cuando Jaejoong apareció. Un poco sorprendido de verlos a todos ahí.

 

—¡Oh, Jaejoong! Que buen que también apareces. Dime, ¿has tenido algo de turismo desde que llegaste a Corea?— Yunho lo abordó con entusiasmo que lo sobrepasó, lo suficiente como para que mirara su sonrisa e incluso olvidara por que estaba ahí, pero de inmediato Jaejoong sacudió la cabeza y sonrió.

 

—En realidad, no. Junsu no ha tenido tiempo y…

—¡Perfecto! ¿Qué te parece si vienes con todos nosotros? Este fin de semana. Es decir mañana, nos vamos a una finca de un amigo de Rain. La pasaremos bien. ¿Qué dices?

 

Pocas veces Jaejoong no ha sabido que decir, y ese era el momento. Se dejó guiar por el instinto y asintió.

 

—Claro, sería agradable. Gracias por la invitación.

—¡Hecho entonces! Mañana salimos de viaje a primera hora.

 

Yoochun se sintió desubicado por un instante. Miró la forma en que Yunho pasó su brazo por los hombros de Jaejoong y arrugó el entrecejo. Se suponía que el novio era él, se suponía que a quien debería abrazar es a él, pero no… Ahí estaba Yunho provocándole sonrisas estúpidas al perfecto y agradable de Kim Jaejoong.

 

Oh, como los odiaba…

 

Incluso ignoró la mirada y sonrisa graciosa de Rain mientras lo observaba. Por que si veías a distancia a Yoochun, desde una perspectiva lejana y sin saber la verdad de todo ese asunto, cualquiera hubiera pensado lo mismo que Rain. Por que Yoochun parecía estar muy celoso de Kim Jaejoong.

 

 

Fin Capitulo Cinco.

¡Volví! Tuve buenas vacaciones, así que vengo con todas las ganas de escribir. Así que probablemente publique dos más hoy.. xD

 

Bien, se que dije el capitulo pasado que el titulo de este sería otro, pero este capitulo ya se me extendió demasiado así que ya verán tengo muchos planes para este viaje. Dedicado para Ale, que le ha cogido un gusto que a mi no me gusta al lugar de Yunho donde su espaldita pierde el nombre. xD

 

Espero que les haya gustado, se los quiere un montón. *o*

Publicado en Avisos

Retiro momentaneo


Chic@s:

Buenas con tod@s, se que los he tenido un poco abandonadas este mes. Pero he tenido multiples ocupaciones y me ha resultado muy dificil.

 

Pero ahora las abandonaré de nuevo. Mañana salgo de vacaciones y no regreso siquiera hasta el viernes en la noche o posiblemente el sabado, quien sabe.. El punto es que en toda esta semana ya no podré actualizar.

 

Pensaba actualizar el día de hoy dos de mis fics, pero el tiempo me jugo una mala pasada, digase salida con las amigas que termino en una tarde/noche de coctelitos y paseo por el boulevar y malecón.. xD  a más de que estoy super cansada. Sé que Ale me va a querer matar por que iba a actualizar uno de sus fics favoritos, pero me quede a la mitad, así que en definitiva no actualizaré sino hasta la otra semana.

 

Comunico con tiempo y mil disculpas por tener este mes tan desprovisto de actualizaciones. =S

 

Intentaré recompensarlas cuando vuelva! ando con muchas ganas de escribir lo que me falta es tiempo. xD

 

Pasenla super bien. Se cuidan mucho. =)

 

~ Stephania. ~

 

Publicado en Fanfics

Perspectiva de Fan: Imposible.


Imposible

..:: SiMin ::..

 

 

 

Changmin bebió un poco de agua.

 

Rodeado de la gente de producción que se veía sumamente ocupada con el concierto que SM ofrecía esa tarde, su salida al escenario no sería hasta dentro de mucho, por lo tanto el resto lo tenía sin cuidado, no fue hasta que el chillido de varias mujeres llamó su atención.

 

—¡Lo han hecho otra vez! ¡Siwon Oppa ha besado en la boca a Heechul Oppa!

 

Y los gritos se hicieron aún más intensos, los pasos apresurados de las mujeres de un lado a otro corriendo por obtener al menos una imagen; Y Changmin en ese instante solo pudo rodar los ojos y bufar despreciativamente. Caminando con pasividad hacia los camerinos.

 

…No faltaba mucho para Super Junior abandonará el escenario.

 

 

 

 

—¡Hyung, apresúrate que Leeteuk nos quiere hablar de algo!

 

La voz gritona de Eunhyuk por un momento hizo sonreír a Siwon, levantó su mano y asintió. Secando el sudor en su frente y respirando aún algo agitado por la reciente presentación. Acalorado y cansado por supuesto. Aprovechó el camerino solitario y se empezó a desvestir cuando sintió unas manos ayudándolo a quitarse la camisa.

 

—¿Qué haces aquí? Deberías estarte arreglando para tu presentación.

—Las fans adoran mis expresiones sensuales, quiero mostrar una real hoy. Ya sabes… Una expresión orgásmica que las vuelva locas.

 

La voz gruesa y compasada de Changmin se pegaba a su oído, fuerte y deliberadamente, como si fueran viles susurros que se penetraban en cada espacio de su piel. Las manos fuertes de Changmin recorrieron su pecho, pretendiendo que se rindiera.

 

—Ya estás cambiado, Min… Se pueden molestar si no te encuentran.

—¿Y crees que me importa?

 

Con esa magistral impulsividad de la juventud, y sin demorar demasiado tiempo Changmin estuvo frente a él, tomando entre sus manos a su rostro rojo por el exceso de esfuerzo físico, besando sus labios con una avidez envidiable. Siwon pensó que ese muchacho sencillamente no podía ser de este mundo.

 

Por que la lengua de Changmin descubría lugares inexplorados en su boca, por que sus manos tocaban en los lugares indicados, por que su voz masculina y lenta, alargando las palabras podía enloquecerlo con facilidad. Y le resultó imposible imaginar que él se dejara vencer con tanta facilidad por ese muchachito.

 

Cuando su cuerpo chocó con el pequeño mesón frente a los múltiples espejos dentro del camerino. Changmin lo arruinó todo, por que separó los labios de los suyos y habló.

 

—Dime Siwon… ¿Heechul te besa mejor que yo?

—…¿Qué?

 

Y fue como si la pasión hubiera desaparecido, ahí estaba una vez más con su insana competencia con Heechul. Con esa necesidad insensata de sentirse superior a Heechul. A pesar de que lo suyo fuera una relación netamente carnal, fuera de emociones o sentimientos que a Changmin, según palabras suyas, solo estorbaban.

 

—Que si yo…

—Te escuché perfectamente la primera vez.

 

—¿Entonces por que preguntas lo obvio?

—Eres un maestro para arruinar los momentos, Changmin.

 

Y fue cuando Shim se cruzo de brazos rodando los ojos, que Siwon recordó, que lejos de lo que la gente pensara; Changmin seguía siendo solamente un niño caprichoso y mimado.

 

—¡Changmin! Que bueno que te encuentro, mocoso.

 

La puerta se abrió, anunciando la presencia de inmediata de Yunho, Siwon suspiró aliviado de que se hubieran alejado a tiempo al verse desprovistos de un seguro en la puerta. Compartió una breve mirada con el menor, pero él únicamente sonrió descaradamente.

 

Descarada y sensualmente…

 

—¿Dónde habías estado? No falta mucho para que nos toque salir, recuerda que hoy abrimos con Before you go.— Antes de que Changmin pudiera excusarse, el celular de Yunho sonó y él giró, dándoles la espalda para poder hablar mientras abría la puerta del camerino. –Si, ya lo encontré. Estaba con Siwon, ya vamos para allá.

 

Changmin miró descaradamente de pies a cabeza a Yunho, estacionando su mirada por un breve momento en aquel lugar donde la espalda pierde el nombre, mordiendo su labio inferior, con aquella mirada y sonrisa de depredador que alguna vez hubiera usado con Siwon.

 

Por supuesto Choi lo notó, su instinto dicto que que golpeara al menor, pero su razón dictó que no se mostrara tan patético ante Shim. Por su propio bien, Siwon decidió obedecer a su razón y mantener al menos un poco de dignidad.

 

—¿Qué esperas, Min? Vamos, nos están esperando.

 

Yunho agarró por el brazo a Changmin y en ese instante, el menor puso su cara más inocente, con una de esas bellas sonrisas que derretiría a cualquiera, susurrando un suave ‘Si, hyung’ que le supo tan hipócrita a Siwon.  Shim Changmin era todo menos ingenuo o inocente.

 

—Nos vemos, Siwon. Gran trabajo el de ustedes hoy.

 

Amable como siempre, despistado como cada día. Yunho se despidió.

 

A Siwon le sorprendía que en todos los años que Yunho conocía a Changmin, jamás hubiera podido notar en el menor esa vena precoz, que seguramente los otros tres integrantes, que alguna vez fueron parte de Dong Bang Shin Ki si notaron.

 

Cuando la puerta se cerró, solo un suspiro salió de sus labios.

 

Changmin lo había calentado, y luego simplemente se había marchado. Vulgarmente hablando, lo había dejado con las ganas.

 

 

 

Heechul bebió su gaseosa, mirando con atención la pantalla.

 

Apreciando los sensuales movimientos de los dos miembros de Tvxq, acompañados por esa melodía que podía paralizar a cualquiera. Una sonrisa atisbo en sus labios. Yunho siempre había sido demasiado sexy al bailar, y Changmin había aprendido demasiado de él en estos meses.

 

Esas inusitadas ganas en Shim por mejorar su baile, pidiéndole ayuda a su hyung más cercano, que Heechul reconocía como seducción pero que Yunho apenas y notaba, para regocijo de Heechul y enojo de Changmin.

 

—Lo siento, creo que demoré demasiado tiempo duchándome, ¿qué quería decirnos Leeteuk?

—Nada importante, solo agradecernos por el buen trabajo de hoy. ¿Ha funcionado eso de los celos con el bebé de Tvxq?

 

Siwon solamente suspiró, mirando la pantalla del televisor, divisando a Changmin vestido completamente de blanco. Espalda con espalda a Yunho, cantando y esparciendo toda esa sensualidad que el resto del mundo reconocía como una excelente interpretación, pero que él sabía que era algo natural.

 

—No, Changmin no siente celos de nadie. Changmin solo siente atracción por lo que está prohibido para él. Y al parecer ahora Yunho es quien está prohibido para él.

—Pero tú lo quieres.

 

Heechul arrugó el entrecejo, visiblemente molesto y él solo sonrió.

 

—No siempre a quien quieres, te quiere también.

 

Por varios motivos, Heechul prefirió omitir el corto ‘Lo sé’ que atravesó sus pensamientos;  Y ambos hipnotizados por los movimientos de aquellos dos muchachos en el escenario regresaron sus miradas al televisor. Consumiéndose lentamente por las emociones atascadas en el interior de su corazón.

 

Emociones, que tenían prohibido salir.

 

 

Listening: Before you go.  ~  Tvxq. (Keep your head down)

 

 

Wow.. Me gusto como me quedó!  >//<

 

Juraría que hasta se me reanudaron las ganas por las parejas crack. Como si fuera ideal para un serial SiMin y YunChul. Pero eso lo veré más adelante.

 

Bien, este era un drabble, que tenía prometido por ahí para alguien del twitter que lastimosamente en este preciso instante no recuerdo.. xD pero que lamento haber tardado tanto en publicar.


En fin, la parte en que Changmin se le queda viendo a Yunho sus hermosas posaderas xD es dedicadito para Ale, que últimamente le ha cogido un gusto a aquella parte donde la espalda pierde el nombre de Yunho… ¬.¬

 

Como sea, espero que les haya gustado. Mil gracias por su apoyo en todo momento. Se las quiere un montón!

 

P.D.: ¿Si o no que Before you go es demasiado sexy para la salud mental de una? (solo la canción, no el baile, por que el baile por si solo es mucho con demasiado) XD


Publicado en Fanfics

Sería Feliz


Sería Feliz.

El amor existe, por supuesto que si.

Ellos son seres disfuncionales.

Que brillan por fuera, pero se oscurecen por dentro.

Con el sabor a venganza en los labios…

…Este entumecido amor, es molesto a veces.

Sería Feliz.

One Shot.

 

La primera vez que lo vio, Jaejoong quedó encantado.

Era una noche fría y envolvente, sus ojos brillaron entre la oscuridad. Y si la memoria no le falla, distaba de aquellos años cuando la gente era “decente” mientras a escondidas de las miradas se podía ser real. Por más perdido que pudieras estar de lo que la gente consideraba “moral”

La sonrisa en sus labios dictaminó el deseo que circulaba por su sangre. El deseo que lo envolvió y sacudió sus sentidos fue único. Por que aquel muchacho de cortos dieciséis años que caminaba con libros en manos había despertado su lívido pocas veces manifiesto.

Con pasos lentos se acercó, desprovisto de compañía alguna; Jaejoong pensó que era un muchacho estúpidamente valiente para atreverse a caminar a solas por aquellas calles. Con los rumores de brujas, asesinatos, y vampiros en el pueblo.

Ésta, era precisamente la época preferida para Jaejoong… Por que las personas, eran tan ingenuas.

—¡Yunho!

Y los cabellos rubios de una mujer detuvieron sus pasos, afiló la mirada cuando el muchacho giró con una sonrisa en los labios. Y se entretuvo conversando con la recién aparecida. Decidió entonces que aquel cuello merecía el tiempo necesario.

De entre las cosas que Jaejoong podía soportar, era darle el momento previo a lo necesario. Y para cuando aquel muchacho estuviera entre sus brazos sería entonces el momento indicado.

Fueron cinco años después.

Entre los problemas que atravesaba su familia al haber perdido al último heredero de la familia. Jaejoong no tuvo oportunidad de degustar con cuidado aquel sujeto que alguna vez vio por las oscuras calles. Para él, el tiempo era irrelevante.

Así que mientras su madre huía de toda la sarta de vampiros que la buscaban, y se retorcía de gozo al saber que se había llevado con ella al último heredero de su clan.  Su padre solo gritaba que la asesinaran, y trajeran con vida al tercer heredero.

… Jaejoong y Yoochun solo fingían que buscaban más a su hermano que a ella.

La siguiente vez ‘Yunho’ se veía un poco diferente. Había crecido y su rostro se había vuelto más masculino. Pero aún poseía esa sonrisa amable que le provocaba repulsión a Jaejoong.  El viento logró sacudir la ropa de Jaejoong y la sonrisa estuvo en sus labios una vez más.

El que un humano sea tan deseable; Debe tener algo especial.

Sus pasos resonaron en la vereda por la que caminaba, terminado el día de trabajo ‘Yunho’ recogía las pertenencias de su pequeño puesto en la plaza, y aunque las miradas se posaron sobre su cuerpo, ninguna era la indicada.

Probablemente sea su esencia de buena gente, que pienso arrancársela a mordidas.

Cuando finalmente llegó a su lado, él no lo notó, y Jaejoong supuso que acostumbrado como se encontraba a ser sutil con su presencia, era algo normal. Tomó una de las manzanas que todavía no eran guardadas y recién entonces esos ojos expresivos se posaron en su rostro.

—Lo siento, pero ya estoy cerrando.

Amable, tal y cual imaginaba su voz. Yunho se dejó escuchar. Jaejoong solo mordió la manzana roja, sin despegar sus ojos de aquellos repletos de vida, tan distintos a los suyos. Su sonrisa ladina al parecer distrajo la atención del muchacho quien se irguió para enfrentarlo.

—Aunque bueno… Si quieres puedes tomarla. Aunque dudo que alguien como tú pueda necesitar que le regalen comida.

—¿Alguien como yo?

Masticó la fruta; Gustosamente sorprendido del tono algo molesto que usó ‘Yunho’ al hablarle.

—Alguien con tanto dinero, no debería tomar de esa forma lo que no le pertenece.

—¿Cómo sabes que soy ‘alguien con dinero’?

—Tu ropa.

Jaejoong no recuerda la última vez que rió. Y aunque en esta ocasión fue algo muy leve, le tiene que dar el crédito a Yunho por haberlo logrado. Le dio otra mordida a la manzana y movió un poco su cuello, la presencia de Yunho era imponente.

Podía notarlo en cada ocasión que lo veía caminar por la calle, por la forma en que lideraba a los trabajadores de la plaza, en la manera en que intentaba aplacar que el Rey subiera los impuestos cada vez que le daba la gana.

Yunho no había nacido para ésta época; Era demasiado rebelde.

—Como sea… Tengo que seguir guardando mis pertenencias, quédate con la fruta si lo deseas.

—¿No vas a cobrarme?

—Todos tenemos hambre alguna vez.

Yunho levantó una caja, le regaló una corta sonrisa que desconcertó a Jaejoong y la guardó dentro de la pequeña estancia detrás de lugar. Fue un breve momento, pero Jaejoong en esos segundos decidió, que le daría unos días más de humanidad.

Solo para que disfrutara un poco más del gran regalo que le daría cuando lo convirtiera.

—¿Piensas darle eternidad?

Yoochun arrugó el entrecejo. Sentado como se encontraba se apoyó en sus rodillas y acercó el rostro a su hermano mayor, quien solo movió las piezas en la tabla de ajedrez, con una extraña sonrisa en el rostro.

—Si, el gusto por Yunho puede durarme muchos años, y no quiero que ese cuerpo envejezca.

—Padre nos tiene prohibido convertir a un humano sin su consentimiento; Ya sabes los problemas que ha habido con los otros clanes.

—Lo sé, Yunho es diferente.

—No lo es. El lívido esta bloqueando tu raciocinio que es diferente.

Fue el turno de Yoochun entonces para clavar su mirada en el tablero y concentrarse un poco, mover una pieza y dejar que Jaejoong hiciera su siguiente movimiento.

—Como sea… De una u otra forma, habrá más que no son nacidos de vampiros legítimos.

—Te equivocas, por que Yunho sería superior a cualquier humano transformado. Somos herederos y su sangre será diferente.

Jaejoong movió una de las piezas hasta llegar al extremo contrario y sonrió.

—Y es eso, lo que lo volverá todo más divertido.— Apreció el gesto de su hermano y se cruzó de brazos, apoyando en el sillón la espalda. –…Jaque Mate.

Yunho había escuchado los rumores.

Era peligroso caminar por lugares tan solitarios en la noche. La cantidad de asesinatos que se habían reportado era asombrosa. Pero había terminado tarde con sus pequeñas cuentas, y no había de otra. Después de todo, su casa no quedaba tan lejos.

Lo único malo de todo era tener que cruzar por aquel parque que acortaba visiblemente su llegada hasta la siguiente calle. Respiró profundo y llenó su pecho de valentía, con la sola idea de poder cruzar cuanto antes por aquel lugar.

El viento repentinamente se sacudió, los pasos de Yunho se detuvieron. Cada exhalación en su interior le provocaba un cosquilleo interno desagradable, que podía ser descrito como un leve temblor precedente a un sentimiento.

Pero antes de que las hojas de los árboles dejaran de agitarse, Yunho volvió a caminar, esta vez con un paso un poco más rápido. Buscando con la mirada la salida de aquel lugar. Cuanto antes mejor.

—Hey, Yunho. Nos volvemos a ver…

Y los ojos refulgentes de aquel muchacho que había aparecido en su puesto días atrás, lo hizo retroceder. Apoyado en uno de los árboles, con su sonrisa burlona. El castaño hizo su extraña aparición; Yunho solo arrugó el entrecejo.

—¿Cómo has hecho eso?

—¿Hacer que?

—Aparecer de la nada.

Una vez más el muchacho sonrió. Sacudió un mechón de su cabello con un leve resoplido y lo miró profundamente. Yunho solo apretó sus puños un poco, desde que lo vio por primera vez, sintió que ese muchacho era peligroso.

—Oh, ¿te refieres a esto?

Fue el viento abrazando a su cuerpo lo único que sintió antes de que el muchacho desapareciera frente a sus ojos y su voz sonando cerca de su oído, con el aire golpeando sensualmente en su oreja fuera lo siguiente que percibiera.

—…¿Qué? ¿Cómo… Tú..?

La mano del tipo que ahora estaba detrás de él, acarició descaradamente su pecho, aún demasiado cerca de él.

—Mira nada más, el corazón se te ha acelerado. ¿Me temes Yunho?

—¿Quien demonios eres tú?

Logró alejarse, evitando que lo tocara y marcando una distancia necesaria. Con sus pasos aún inseguros, retrocediendo indebidamente. Por que cada paso, lo hacía estremecerse un poco más.

—Mucho gusto Jung Yunho. Mi nombre es Jaejoong, soy el primer hijo heredero de la línea sucesoria de mi clan.  Un sangre pura por decirlo de alguna manera.

Yunho lo dudó, dudó seriamente que aquel muchacho pudiera ser un príncipe o algo parecido, por que sencillamente ningún heredero aparecía de la nada a hablar con el pueblo. Sin contar con que su corazón seguía latiendo desconsideradamente.

—¿Jaejoong? ¿Acaso no tienes un apellido? Es más, ¿cómo es que sabes mi nombre?

—Oh, por favor… Ustedes los humanos siempre quieren saber demasiado. Pero la verdad es que ustedes solo le temen a lo que conocen.

En el momento en que esas palabras salieron de la boca de Jaejoong, Yunho retrocedió un paso más. Presa del miedo que azotó bruscamente a su cuerpo.

—¿Hu..humanos? ¿Qué eres tú?

La misma sonrisa. Los labios de Jaejoong dibujaron la misma exacta sonrisa que hizo a Yunho retroceder un paso más, con la respiración irregular y el corazón latiendo violentamente contra su propio pecho. Jaejoong volvió a desaparecer, pero esta vez apareció mucho más cerca, con la punta de su nariz rozando la suya.

—Yunho… ¿Crees en los vampiros?

Los ojos del menor se abrieron con fuerza. Las pupilas dilatadas en sus ojos fueron la prueba fiel del temor que lo sacudió por dentro. Y antes de que lo hiciera, por la velocidad en que se escucharon los latidos de su corazón. Jaejoong supo que Yunho empezaría a huir.

—Oh, vamos. Esto es ridículo. ¡Sabes que te voy a alcanzar!

Yunho no lo escuchaba, sus piernas se movían lo más rápido que podía. El sudor empezaba a resbalar por su frente y la respiración agitada hacía su pecho subir y bajar  constantemente. Intentó abrirse paso como pudo sin demasiadas ideas en la mente más que la supervivencia.

—Yunho no huyas~

Jaejoong apareció de la nada una vez más. Retrocedió lo suficiente como para poder girar sobre sus pasos y emprender la huída en lado contrario, pero cuando Jaejoong volvió a aparecerse frente a él. La estabilidad y el equilibrio desaparecieron, haciéndolo caer sobre el suelo.

—No entiendo la maldita manía de ustedes por huir, saben que somos más rápidos y fuertes. Van a perder. Solo logran hacer sus últimos minutos más patéticos.

Desde abajo, Yunho miraba a Jaejoong. Se acercaba, agachándose con lentitud hacía él.  Yunho optó entonces por colocar una expresión determinante en su rostro. Era muy probable incluso que Jaejoong supiera lo que haría antes que él mismo.

—¿Vas a matarme?

—No, haré algo más divertido que eso.

Cuando Jaejoong se sentó sobre sus piernas, casi sobre sus caderas y colocó las manos  en su cuello. Forzándolo a que lo mirara Yunho tuvo ese mal presentimiento recorriendo cada ínfima parte en su ser.

—¡No!— Lo comprendió, cuando los ojos de Jaejoong centellaron de un extraño rojo que fue tenebroso. —¡No te voy a dejar convertirme en algo como tú!

—Pero, ¿qué dices? Sería un privilegio. Serías eterno.

Yunho se removió, o al menos lo intentó. Por que el cuerpo de Jaejoong no lo dejó. Y él solo aferró sus manos al suelo, por que de soltarse caería.

—¡No me interesa! ¡Prefiero morir a ser como tú!

Por primera vez lo vio molesto. Las facciones de Jaejoong cambiaron, lo vio arrugar el entrecejo, y apretar el agarre en su cuello. Agarre que se empezó a cerrar con más fuerza. Haciéndolo sacudirse con vehemencia por la falta de aire.

—Te atreves a hablarme de esa manera… Como si fueras mejor que yo. Como si valieras la pena.

Aunque lo intentó, ninguna palabra pudo salir de su boca. Solo ahogados lamentos que morían en las manos de Jaejoong. La vista comenzó a nublarse, un mareo repentino empeoró su situación y la fuerza en sus manos empezó a desaparecer.

…Yunho estaba muriendo.

Finalmente, antes de que el aire lo abandonara por completo. Jaejoong lo soltó, con fuerza, haciéndolo arrastrarse varios metros lejos de donde se encontraba. Tosió ahogadamente, con un dolor vertiginoso en el estómago, con el sabor a bilis demasiado palpable para su gusto.

La fuerza indiscriminada de Jaejoong no era de sorprenderse. Y con su vista aún nublosa escuchó los pasos de él acercándose. Lentamente, sabiendo que tiene la victoria en sus manos. Acarició su cuello distraídamente y para ese momento, respirar empezaba a crear un incesante dolor en su espalda.

—Vas a estar condenado a mí, para siempre.

La mano de Jaejoong se cerró sobre su tobillo, y cuando sintió su cuerpo siendo alzado con tanta facilidad su corazón volvió a latir bruscamente. Jaejoong lo lanzó con fuerza contra el suelo, su cuerpo rodó varios metros y él solo volvió a toser, con el cuerpo adolorido y empezando a perder la conciencia.

—Serás mío, de todas las formas posible. Por que cuando absorba tu vida, estarás atado a mi sangre. Y jamás podrás olvidarme.

Sintió el peso de Jaejoong una vez más, en esta ocasión sobre su estómago. Moviéndose lentamente, con su aliento empezando a golpear en sus labios. Y entre las muchas cosas que Yunho sentía, la principal era debilidad. No podía defenderse.

—Seré tu dueño así me odies. Así reniegues por siempre.

Poco a poco sus sentidos iban muriendo. Los gruesos labios de Jaejoong se deslizaron con sensualidad por sus labios, su quijada y cuello. No fue muy consciente de lo que sucedía. Solo que pudo levantar su mano e intentar con la poca fuerza que le quedara alejar a Jaejoong.

—Mátame… Por favor, bebe toda mi sangre.  Pero no me transformes… En eso…

No estuvo muy seguro de la expresión que pudo mostrar las facciones del mayor, Yunho solo rezó en secreto por que le hiciera caso y le brindara su último deseo.

—Voy a matarte, eso no lo dudes. Estarás muerto en vida a partir de ahora.

—¡Agh!

Fue un dolor indescriptible. Su cuello recibió a esos colmillos que entraron dolorosamente. Su cuerpo se irguió vertiginosamente. Y mientras los colmillos terminaban de entrar Yunho sentía toda la parálisis de lado derecho en su cuello extenderse por su hombro y brazo.

Y cuando la sangre empezó a abandonar su cuerpo, fue como si sus ojos perdieran orbita. Se abrieron en demasía, y mientras Jaejoong empezaba a succionar con fuerza la sangre, levantando su cuerpo en el proceso. Yunho perdía el hilo de sus pensamientos.

Yunho ya había empezado a dejar de sentir.

Fue unos minutos después, cuando ante la sonrisa victoriosa de Jaejoong.  Finalmente, el corazón de Yunho dejó de latir, y murió.

El pincel se deslizaba con suavidad sobre el lienzo.

La tarde fría de aquel día, obligó a Changmin a salir con una bufanda y una pequeña boina. Desde pequeño había contado con la terrible debilidad de enfermarse con facilidad, y siendo tan precavido, había optado por la ropa adecuada.

Sonrió levemente, acentuando una línea de color gris en el lugar adecuado, moviendo sus manos más por instintito que por técnica.  Embelesado por completo en su trabajo. Las personas a su alrededor solo observaban en silencio y aquello le brindaba la comodidad necesaria.

El viento pasó de ser leve a uno que sacudía ya su pequeña bufanda color vino. Miró hacía el cielo un poco más azul de lo normal. Las hojas de los árboles empezaban a desprenderse, Changmin ya lo suponía, comenzaría a llover en cualquier momento.

—Él es verdaderamente fantástico.

—Lo malo es que no pinta para cualquiera.

Los pequeños susurros que llegaron a sus oídos lo hicieron regresar a la realidad. Como si de pronto escuchara las risas de los niños corriendo de un lado a otro, el sonido de los autos trasportándose a unos metros de aquel parque donde se encontraba.

Los otros pintores, que también usaban aquel parque como su lugar para la inspiración comenzaron a percatarse del clima y empezaron a guardar sus pertenencias. Changmin optó por quedarse unos minutos más.

Limpió el pincel con cuidado, mirando el rostro hermoso que su arte había creado. Cuando el suspiró abandonó sus labios, pronto comenzó a empaparlo de otro lugar, un color café muy leve que serían los ojos de su pintura.

—Es un chico verdaderamente apuesto, ¿quién es?

Giró un poco,  y la sonrisa amable de Rain lo recibió. Algo inclinado sobre la pintura para poder verla mejor, con sus manos entrelazadas en su espalda.

—Es alguien muy importante para alguien que conozco.

—Interesante… ¿Lo has visto alguna vez? Por que es un retrato casi perfecto.

—Una vez, en una fotografía.

—¿Y lo recuerdas así de fácil? Tienes una memoria privilegiada, Min.

El halago fue bien recibido, Changmin sonrió y empezó a guardar sus pertenencias con cuidado. Asegurándose de que todo fuera en el lugar adecuado. Rain sin embargo continuó observando la pintura, aparentemente muy interesado en ella.

—¿Tiene nombre?

—¿La pintura?— Rain asintió y Changmin suspiró. —…Micky.

Rain movió un poco la cabeza, sonrió levemente y decidió empezar a ayudar al menor. Changmin tosió levemente y supuso que el viento no le había sentado bien al menor. Por el momento intentaría que se mantuviera alejado del frío intenso de la tarde. Miró la hora en su celular y supuso que al ser las cinco de la tarde era normal que el frío le afectara de tal forma.

—Entonces, ¿qué dices? Puedo cocinar algo de comida italiana.

—No estoy seguro Rain, estoy algo cansado y solo quiero descansar.

Los pocos escalones que quedaban para su departamento, Changmin los terminó de subir con un ligero suspiro. Y un extraño dolor en la nariz. Seguramente había contraído un resfriado. Rain le extendió el pequeño bolso que había cargado por él y sonrió.

—De acuerdo, cuando te sientas mejor cenamos. ¿Bien?

—Por supuesto.

Ajusto la pequeña maleta en su espalda donde permanecía su cuadro. Y con el bolso en su mano izquierda, intentó como pudo abrir la puerta de su departamento bajó la mirada del mayor. Curiosamente un fuerte frío sacudió su ropa, cosa que al parecer Rain también percibió.

—¿Está todo bien…?

No tuvo la oportunidad de responder, por que sintió su cuerpo siendo impulsado hacía el interior del departamento. Con la puerta siendo cerrada con brusquedad. Changmin solo sintió un fuerte dolor de cabeza y suspiró.

Otra vez él…

—¡Changmin! ¿Estás bien? ¿Qué fue eso?

Los golpes en la puerta se escucharon con fuerza. Y por la forma en que la perilla era sacudida supuso que Rain quería entrar para comprobarlo. Encendió las luces y la oscuridad del lugar dejó de ser.

—Nada, solo me siento cansado Rain. Hablamos mañana.

—Pero… ¿Por qué cerraste la puerta así?

Changmin dudaba que entre la oscuridad Rain hubiera podido notar que en realidad él no cerró la puerta, por eso solo se apoyó un poco en ella y suspiró.

—Me duele mucho la cabeza, discúlpame. Dejemos la cena para mañana. ¿Bien?

—Si, supongo… Descansa.

Escuchó los pasos de Rain empezar a alejarse, respiró profundo y revisó velozmente con la mirada su departamento. Cuando divisó una silueta apoyada en la entrada de la cocina, con una manzana en la mano, arrugó el entrecejo.

—¿Qué haces aquí, Yoochun?

—Mira que ese tal Rain es un tipo molesto. Si ya le dijiste que no, ¿por qué insiste?

Changmin le quitó la fruta de las manos con brusquedad, obviando la sonrisa burlona en los labios del mayor y colocándola en su lugar.

—¿Qué no escuchaste? Cenaré mañana con él.

—No te atrevas.

Inmediatamente la sonrisa burlona en el rostro de Yoochun desapareció. Changmin pudo ver como dos de sus luces sencillamente explotaban, haciéndolo agacharse un poco ante los pedazos de vidrio que caían. Odiaba el carácter destructivo de ese ser frente a sus ojos.

—¡Deja de hacer eso! Arruinas mi departamento cada que estás molesto y me tienes cansado.

—Si me molesto, es por que tu amistad con ese tal Rain me tiene harto.

—Pues entonces márchate de una vez.

Sus ojos enfrentaron directamente a los de Yoochun, él solo arrugo el entrecejo. Changmin ni siquiera sintió miedo. A estas alturas, sentirlo era verdaderamente estúpido.

—¿Cómo puedes hablarme de esa manera? Ustedes no son más que un estorbo.

—¿Por qué demonios siempre hablas de los humanos como si fuéramos lo peor?

—Por que lo son.

Changmin rodó los ojos, cansado de esa conversación sin sentido. Empezó a caminar hacía su habitación, quitándose la bufanda en el camino. Pensando en la manera de deshacerse de Yoochun sin que su vida corriera peligro.

Cuando abrió la puerta, y observó a Yoochun sentado en la cama con una sonrisa. Arrugó el entrecejo.

—Deja de hacer eso.

—¿Hacer que?

—Aparecer y desaparecer de la nada. ¿No te das cuenta que estoy tratando de alejarme de ti?

Ciertamente las palabras de Changmin fueron conscientemente crueles. Yoochun solo sonrió. Levantándose de su lugar y caminando hacía el menor, como si de pronto, tenerlo enfrente aliviara la pequeña tensión por la que estaban pasando.

Changmin retrocedió. Pegando su espalda a la pared.

A Yoochun en cambio pareció divertirle aquello.

—¿Cuándo entenderás que ya soy parte de tu corta e insignificante vida?

Las manos de Changmin detuvieron a Yoochun, se posaron en su pecho, intentando marcar un poco de distancia entre sus cuerpos, si bien Yoochun se detuvo. La debilidad en los ojos del menor fue evidente. Por que Yoochun comprendió que la razón estaba perdiendo una vez más la batalla.

—¿Es tan complicado simplemente dejarse llevar?

—El sexo contigo ya se volvió aburrido.

—¿Por qué no me puedo enamorar de ti, es por eso? No sabía que fueras tan patético como para creer en el amor y esas cosas, Changmin.

—No es amor. Es que mientras tú continuaras viviendo, algún día mi tiempo se acabará y no quiero que mis únicos recuerdos sean contigo.

Yoochun atacó el cuello de Changmin, de improviso. Logrando que un gemido fuerte saliera de aquellos labios. Ocultó sus colmillos lo suficiente, como para que fueran sus dientes los que jugaran con aquel níveo cuello.

El cuerpo de Changmin se debilitó en sus brazos, encogiéndose un poco incluso. Mordió sin demasiada fuerza el cuello y los jadeos de Changmin en su oreja eran claramente percibidos. Rápidamente antes de que Changmin volviera a reaccionar, coló su mano por debajo de aquella camisa.

—No… Lo hagas… No quiero…

Impulsó su pelvis, con un brusco movimiento que logró que su virilidad chocara con la de Changmin. Otro gemido fue lo que recibió en respuesta. El cuerpo de Changmin volvió a encogerse, apoyando el rostro en su hombro, gimiendo cada vez que sus manos rozaban deliberadamente los pezones en su pecho.

—Eres… Un bastardo…

Las manos del menor se dirigieron alrededor de su cuello. Y cuando sintió ese contacto, Yoochun no dudó en buscar los labios de Shim. Apresándolos con fuerza, juntando sus bocas en un profundo beso que sacudió todos sus sentidos una vez más.

Sus manos se movían con velocidad, empezando a desabotonar el pantalón. Sintiendo el aire caliente que la boca de Changmin expedía, con su lengua degustando cada lugar que podía en la boca contraria. Moviendo inconscientemente su cuerpo, en un ligero vaivén que pretendía incitar a Changmin a que también lo tocara.

No fue hasta que Yoochun llevó sus manos al cuello de Changmin, que el menor empezó a reaccionar. Como si de pronto sus manos buscaran también tocar aquella piel caliente a su disposición. Abriendo los botones en la camisa del mayor.

Contra la pared. Changmin apenas podía moverse por que el cuerpo de Yoochun lo aprisionaba con fuerza. Sus manos apenas recorrían aquella amplia espalda, y cuando Yoochun empezó a lamer su cuello una vez más. Changmin levantó su quijada, cerró los ojos y suspiró.

—Agh… Yoochun…

Y volvía a perderse otra vez, entre las caricias, la pasión y ese sentimiento extraño que la voz sensual de Yoochun en su oído le provocaba. Aunque rara vez Yoochun le hablara cuando tenían sexo. Aún así, Changmin decidió dejarse vencer. Solo esta última vez.

Jaejoong está sumamente molesto.

Sus ojos no han perdido el destello rojo, dispuesto a atacar en cualquier momento mientras atraviesa los pasillos de aquel lugar. No importa cuantos años hayan pasado desde que transformó a Yunho en un vampiro. Jaejoong incluso perdió la cuenta de la cantidad de años en realidad.

Y Yunho aún así reniega de él, del regalo que le otorgó… Aún lo odia.

Su cabello se sacude en el viento, y la impulsividad de su apresurado caminar, firme y seguro. No corre, pero cada vez aumenta más los estragos que su presencia proporciona, mientras su rostro fácilmente podría competir con el de su padre en lo atemorizante.

Lo ha escuchado de uno de los sirvientes. Yunho se está reuniendo a escondidas con alguien, para escapar de él y desaparecer. Y ese alguien es Kim Junsu. Un muchacho demasiado influyente, a pesar de haber sido un humano. Yunho ha sabido escoger bien a su aliado.

Y mientras aquella habitación esta cada vez más cerca, las luces a su paso empiezan a explotar. El viento sacude las plantas que decoran el lugar y seguramente tanto Yunho como Junsu se han percatado de su presencia.

Abre la puerta con brusquedad. Casi dañándola por completo. La ventaja de no vivir entre humanos es que Jaejoong no tiene que fingir ser uno de ellos. Yunho sostiene una copa con vino en la mano, con la camisa abierta y mirando por el balcón, completamente solo.

Jaejoong no cree ni por un minuto que en realidad Jung haya estado solo. Las cortinas se sacuden y desde su lugar ve a Yunho beber el vino tinto, que entra lentamente a su boca.

—¿Dónde está?

—Eso depende.

Mantiene su pisar arraigado y firme. Como si pudiera amenazar a Yunho con su sola presencia.

—¿Depende de que?

—De a quien buscas. Si a Junsu, o a la mujer con la que me acabo de acostar.

Yunho le ha perdido cualquier tipo de temor; Al punto de ser rebelde e incluso suicida por la manera en que lo trata. Jaejoong no soporta que alguien le hable con tal altanería. Pero Yunho nunca ha ocultado lo mucho que lo desprecia.

Se supone entonces que debería estar acostumbrado; Debería haberlo matado al año cuando lo transformó y la actitud de Jung nunca se volvió débil. Pero Jaejoong todavía deseaba verlo doblegado ante él. Jaejoong quería que Yunho rompiera todas sus barreras y aceptara de una vez por todas que era de él.

—Eres patético, Yunho. Mira que acostarte con cualquiera.

—Al menos un cualquiera me despierta deseo. Y me asegura que no seas tú.

Jaejoong arrugó el entrecejo.  Golpeando con el dorso de su mano la copa que el menor sostenía. El líquido rojo se esparció por la alfombra de la habitación y los pedazos de cristal rompieron al hacer contacto en el suelo. Su mano sangró, apenas unos segundos.

Luego la misma herida empezó a cicatrizar. A una velocidad sorprendente, la lengua de Jaejoong se deslizó por su muñeca bebiendo la poca sangre que se había deslizado hasta ahí. Yunho únicamente giró, sentándose en la cama y apoyando la quijada en su mano derecha.

—Era un vino costoso, ‘amo’ Jaejoong.

El tono despectivo de Yunho solo logró que la furia volviera al mayor, quien se deslizo con pasos cortos hasta donde él se encontraba. Basto de un leve empujón para que Yunho terminara recostado sobre la cama con el cuerpo de Jaejoong sobre él.

—Tú y tus insolencias están agotando mi paciencia Yunho.

—Mátame entonces. Si pudiera, hace mucho que yo hubiera acabado con tu sub vida.

Jaejoong rió; Con una carcajada que resonó en el interior de aquella habitación, acariciando el rostro perfilado del cuerpo debajo de él.

—Si pudieras, tú lo has dicho.

Fue cuando Jaejoong junto su boca a la de Yunho que la molestia principal dio a lugar. Por que Jaejoong intentó mover sus labios hábilmente, intentó incluso morder aquellos finos labios, pero Jung jamás abrió la boca, permaneció incluso inmóvil bajo su cuerpo.

Yunho era el único capaz de exasperar a Jaejoong, al príncipe heredero. Los demás simplemente no entendían, ¿por qué alguien como él seguía con  sub vida? Por que si Jaejoong no dudaba en asesinar a quien siquiera osaba mirarlo mal.

—¡Maldición, Yunho! Abre la maldita boca.

—…Me das asco.

La mano de Jaejoong voló con violencia hacía el rostro de Yunho. Automáticamente aquella boca se llenó de sangre, y la sonrisa devastadoramente cruel que emergió de aquellos labios la acompañó.

—Es inconcebible que alguien como tú me rechace.

—¡¿En todos estos cientos de años no has comprendido lo mucho que te desprecio?!

La voz de Yunho iba subiendo de tono. Terminando en un empujón llenó de fuerza que sus manos sobre el pecho de Jaejoong lograron hacerlo chocar contra la pared, sacudiendo todo su cuerpo en el proceso;  Sintiéndose liberado al fin, Yunho logró levantarse.

—¡Te odio por convertirme en esto! En un ser sin alma que muere cada día, no tengo un final… ¡¡Te odio por que no pude estar con mi familia!!

Las manos de Yunho chocaron contra su propio pecho con fuerza. Ni siquiera una lágrima salía de aquellos ojos. Yunho sencillamente había olvidado como llorar, como sentir algo más que no fuera odio por aquel ser frente a sus ojos.

—Te detesto por que me tocó ver a toda mi familia morir en el pasar de los años mientras me añoraban y buscaban sin descanso… Jamás, Jaejoong. Jamás podrás detener todo este odio.

Yunho terminó con su discurso de cada año empujando a Jaejoong con fuerza, haciéndolo estrellarse una vez más contra la pared. Y marchándose cuanto antes de ahí.

Con los cabellos sobre su frente, Jaejoong sonrió. El odio que Yunho parecía no cansarse de profesarle le parecía ahora incluso hasta divertido. Lo dejo marcharse en ese momento, por que sencillamente Jaejoong tenía que solucionar algo más primero. Yunho nunca huiría de él.

Finalmente, si se corta la cabeza, el cuerpo morirá.

Y estaba seguro, que Jung Yunho no era precisamente la cabeza tras todo este asunto de liberarlo de él.

Changmin movió su cuerpo apenas un poco.

Sobre las sábanas revueltas de su cama, con las almohadas en el suelo. Retorciéndose bajo el cuerpo de Yoochun y sus besos que parecían querer apoderarse de cada parte de su ser. Su cuerpo desnudo fue testigo fiel de cada palabra dicha por Yoochun: ‘Nunca podría deshacerse de él’

Su piel rozaba la desnuda de Yoochun. Sus cuerpos calientes parecían colisionar con cada contacto. Y Yoochun parecía degustar de su piel con un gusto que sinceramente Changmin no comprendía. La mano del mayor se cerró sobre su virilidad.

—Agh… Espera, Yoochun…

Su propio cuerpo se impulsó hacía adelante, el cabello se sacudió y su frente un poco sudorosa pegó el cabello a su frente. El pecho subía y bajaba. Los ojos de Yoochun destellaban de deseo. Con aquella sonrisa desafiante.

No tuvo el tiempo de negarse lo suficiente; Por que pronto sintió el vaivén impulsivo y convulsivo de aquella mano ciñéndose con fuerza, subiendo y bajando constantemente. Creando una burbuja a su alrededor,  completamente efímera y sofocante.

Como si el aire le faltara, Changmin se dejó caer en la cama una vez más. Abriendo la boca para poder recibir bocanadas de aire con algo de relativa frecuencia. Sus manos apretaron la sábana, encogiéndola un poco. Y arqueó su espalda cuando sintió los labios de Yoochun en su ombligo.

Fueron como agujas perforando su vientre, sintiendo con necesidad que el toque se afirmara en su cuerpo lo suficiente como para que lo terminara de enloquecer.

—Dime Changmin… ¿Estás excitado?

—De…Deja de… Decir tonterías… Yo no.. ¡Mmh!

Mordió su labio inferior con fuerza. Casi hasta el punto de hacerlo sangrar cuando la mano de Yoochun sobre su miembro empezó a moverse con más velocidad. Se volvió a retorcer sobre la cama, consciente de lo mucho que odiaba perder el control de su cuerpo ante el deseo.

Cerró los ojos con fuerza, sintiendo su corazón bombear bruscamente, chocando contra su pecho de una manera inexplicable. Los brazos empezaban a debilitarse y antes de que pudiera sentir el dulce sabor del clímax, su cadera fue impulsada por Yoochun hacía arriba.

—¡Yoochun  así no… Diablos!

Un jadeo ahogado salió de su garganta; Yoochun había entrado en él, sin avisarle, sin prepararlo. Toda la excitación desapareció tan bruscamente que incluso lo dejó mareado. Fue el dolor de sentir como Yoochun se impulsaba lentamente en él.

Los gemidos del mayor apenas se escuchaban, eran sutiles y bajos. Changmin sacudió la cabeza. Con el dolor subiendo por su cadera y bajando también por sus piernas. Las manos de Yoochun se posaron en su espalda y lo levantaron.

—Eres un…maldito…

Sus piernas rodearon a Yoochun por la cintura. Apresándose a él con fuerza. Sentado sobre Yoochun, Changmin solo pasó sus brazos por ese cuello. Empezando a sentir que el dolor se transformaba nuevamente en placer, solo que esta vez había demorado demasiado.

Sentía esas caderas moviéndose con fuerza. Sacudiendo su cuerpo por completo. Cerró los ojos entonces con las manos de Yoochun tocando lascivamente su espalda. Tocando  y permaneciendo en sus glúteos, logrando que el vaivén asincrónico de sus cuerpos fuera exquisito.

Por que había algo que debía admitir. El sexo con Yoochun era tan placentero, como si estuviera cometiendo un pecado. Una sonrisa se posó en los labios de Changmin, resultaba irónico pensar en eso, al menos cuando había perdido el horizonte de su vida hace mucho.

—Amo tu cuerpo Changmin…

La voz un poco ahogada de Yoochun en su oído lo impulso a buscar sus labios. Esos labios rojos y gruesos que en ese momento le resultaban apetitosos. Se encerró en ese beso, en sus bocas buscando el control. En sus manos recorriendo ese cabello que se deslizaba entre sus dedos.

El movimiento de sus cuerpos incluso fue hasta un causal más. Changmin se concentró en esos labios que tanto lo provocaban. Pero cuando una punzada en su vientre lo alertó. Changmin arqueó su espalda, siendo sostenido apenas por las manos de Yoochun.

Volvía a excitarse. A perderse en las caricias y la maravillosa sensación de que todo a su alrededor desaparecía. Cerró los ojos con fuerza. Yoochun volvía sus movimientos cada vez más frenéticos. Changmin sintió los labios de Yoochun en su hombro, fue una mordida, una brusca y dolorosa.

—¡Agh!

Gritó, aplacando a la excitación en su cuerpo y extrañamente cuando Yoochun lamió el pequeño hilo de sangre que había salido de su cuerpo Changmin abrió sus ojos abruptamente, desconociendo el destello rojo que los cubrió.

Para ese momento entonces todo dejó de existir a su alrededor, se perdió en el clímax de su cuerpo siendo tomado por Yoochun, de su mente nublada por la excitación y de sus músculos ahora adormecidos ante el placer acabado.

El viento sacudió las largas cortinas de la habitación.

Yoochun conoce de lo débil que es Changmin, de la facilidad con la que se puede enfermar. Por eso, ya de manera autómata. Mientras el menor yace dormido sobre la cama, con su cuerpo desnudo y ligeramente de lado. Yoochun aprovecha para taparlo con lo primero que ha encontrado, en este caso una ligera sábana.

Luego de un rato suspira; Eso no es suficiente.

Se levanta de la cama con cuidado. Changmin tiene el sueño ligero, la espalda le duele un poco. Cierra las ventanas con tranquilidad, sin importarle que alguien lo pueda ver en las mismas condiciones que Changmin. El cuarto se ha oscurecido, Yoochun mira la espalda semi descubierta de Changmin.

En esta ocasión Changmin parece profundamente dormido, como nunca antes.

Levanta un pantalón del suelo, se lo coloca a medias y saca un cigarrillo de uno de los cajones de Changmin. Shim no fuma. Pero él se ha encargado de marcar su presencia en aquel lugar, y sus cigarrillos están ahí. Changmin incluso los compra para él cuando va al supermercado.

Jala una silla hacia la ventana, abriendo una de las ventanas ligeramente mientras enciende el cigarrillo en sus manos. Cuando el calor ingresa a su cuerpo Yoochun cierra los ojos. Se preocupa en que el contaminado aire salga por aquella apertura.  Mirando distraído la gente que fuera sigue su vida normal.

Conoció a Changmin por un error, tres años atrás.

El debió morir en aquel encuentro. Unos hombres lo seguían desde hace unas cuadras, Yoochun no sabía con que exactas intenciones, pero tampoco era tan ingenuo como para no imaginarlas. Los hombres atacaron a Changmin, lo llevaron hasta un oscuro callejón. Y Yoochun sintió incluso diversión de permanecer como espectador.

Pero cuando Changmin levantó el rostro, intentando liberarse como podía de esos tipos. Yoochun en la distancia vio en esos ojos un magnetismo. Changmin debía morir esa noche, el destino lo había predestinado así. Pero Yoochun intervino. Probablemente Shim no lo recuerda bien, por que Yoochun hizo que perdiera el conocimiento, para privarlo de la masacre que continuó a su impulso.

Luego de eso, la cadena invisible entre ambos quedó marcando sus brazos con fuerza.

Lo que Changmin despertaba en él, era hasta desconocido, era muy diferente a la obsesión mal sana que Jaejoong siente por Yunho. Yoochun no cree en las buenas intenciones, los buenos sentimientos, las emociones o el amor.

Pero Changmin despierta en él, cosas que no conoce. Cosas a las que no puede ponerle un nombre. Y tampoco puede convertirlo en un vampiro, ha visto el odio de Yunho con el pasar de los años. Es testigo del desprecio que Jung destila hacia Jaejoong.

Yoochun no quiere merecer el odio de Changmin.

Sin embargo, la sola idea de que algún día Changmin comenzara a envejecer, que su cuerpo irá agotándose hasta el eminente final por el que pasan los seres humanos, lo enloquece. No quiere que desaparezca. Él aún no puede hacerse a la idea, que la vida de un humano es tan jodidamente corta que lo obstruye de un verdadero futuro.

Luego de varias caladas al cigarrillo, Yoochun decide apagarlo.

Cierra la ventana y camina hacia la cama una vez más. Ahí donde la respiración acompasada de Changmin es la paz verdadera. Se sube a la cama y se abraza a él. Tapando su cuerpo apenas un poco. Él no ama a Changmin, pero tampoco lo quiere dejar ir.

Junsu no es ningún ingenuo.

Los cientos de años que carga sobre su espalda lo han llenado de una sabiduría incomparable. No es un vampiro sangre pura como Jaejoong, pero es mucho más inteligente que él, a pesar de haber sido transformado hace muchos años.

Sus alertas internas han despertado. Tan pronto como huele el peligro cerca.

Su instinto reacciona.

La ira en persona se aproxima.

La ira disfrazada de Jaejoong se está acercando.

Cuando las cortinas en su habitación se sacuden, sus ojos enfocan al heredero primogénito en su balcón, con sus ojos rojos y una mirada amenazante. Destila rabia y coraje, con su paso acompasado y lento.

Jaejoong ha venido a cobrar venganza.

Es en ese momento, que Junsu decide apoyarse en el pequeño diván, cruzar sus brazos y sonreír ladinamente, como si en verdad no le temiera. Bloqueando cualquier indicio que le permitiera al mayor internarse en sus pensamientos.

—¿Qué te trae por aquí Jaejoong?

—Kim Junsu, ¿acaso no conoces las reglas?

La voz de Jaejoong es algo rasposa, como si luchara por no ahorcarlo en estos instantes. Hasta que finalmente se ha colocado frente a él.

—Sé que has estado ayudando a Yunho para que se marche del clan. ¿No sabes acaso que él me pertenece?

—Pues que rara manera de ser dueño de alguien, por que Yunho no te tiene ni el menor respeto, es más todo el mundo aquí sabe lo mucho que te odia. Y que es intocable.

Ha dado una estocada directa, por que el mayor ha arrugado el entrecejo, lo ha mirado fijamente y luego sonreído, fingiendo que en realidad sus palabras no le importan.

—Yunho no es como los demás vampiros, todos aquí lo saben. Incluso tú; Y por lo mismo, ponerte de su lado es como ponerte en mi contra.

—Si Yunho es un enemigo, ¿por qué es tan cercano al clan?

La disyuntiva fue puesta. Junsu es consciente de lo peligroso que todo eso resulta. Por que Jaejoong es ligeramente voluble, de una forma inexacta y contradictoria.

—Eres insoportable.

—¿Por mi personalidad o por que piensas que yo SI le gusto a Yunho?

Supo que era suficiente cuando los ojos de Jaejoong parecieron enrojecerse por completo, sedientos de venganza, de lastimarlo sin compasión, Junsu sintió incluso que el ambiente se había sobrecargado a su alrededor y antes de que pudiera darse siquiera cuenta, la mano de Jaejoong se cerraba en su cuello.

El cuerpo de Jaejoong lo empujó contra la pared. Un gemido ahogado fue lo único que Junsu alcanzó a exhalar, sorprendido más por el hecho de que el aire prácticamente hubiera desaparecido. Y por supuesto que su vista nublara.

La fuerza de Jaejoong había sido un factor que no había alcanzado a medir con cuidado.

—¡Jaejoong!

El aura de Yunho se hace sentir, cuando ha abierto la puerta, sacudiendo los cabellos de Jaejoong, detrayéndolo lo suficiente como para que Junsu tenga la oportunidad de alejarlo y llevar sus propias manos a a su cuello. Recuperando el aire que hasta hace un momento escaseaba.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—Charlo un poco con Junsu. ¿Cuál es el problema Yunho?

El tono inocente de Jaejoong, es todo menos inocente. Yunho entrecerró los ojos entonces, acercándose un poco, escuchando el par de veces que Junsu tosió, por que siente la garganta rasposa y al parecer en verdad Jaejoong logró asustarlo.

—Charlar y matar son dos términos muy indistintos Jaejoong.

—De todas formas, no tienes nada que hacer aquí, vete Yunho.

—No, si me voy te vas conmigo.

—Es una orden.

Yunho es consciente de muchas cosas, entre ellas que el poder que Jaejoong ejerce sobre él es incluso hasta demasiado. Para su propio lamento y desdicha. Si Jaejoong lo ordena, por su bienestar. Yunho solo debe obedecer, por eso aprieta los puños. Molesto con su situación.

—¡Junsu!

La voz entrecortada de Minho, entra en la habitación como si nada, sin mirar a Jaejoong. Solo toma de la mano a Junsu y lo saca de la habitación. Jaejoong sonríe divertido mientras los ve marcharse, por que sabe que Yunho lo ha planeado.

—¿Por qué defiendes tanto a Junsu? No es más que un vampiro sin demasiado poder.

—Si no tiene tanto poder, ¿por qué te preocupas tanto por él?

Cuando Yunho al parecer no encuentra ninguna razón por la que obedecer la orden anterior. Decide cruzarse de brazos. Jaejoong juega con una manzana que ha tomado de la mesa, la lanza en el aire. Y eso irremediablemente le ha recordado a Yunho a la primera vez que lo vio.

Están exactamente iguales, el mismo aspecto. Aunque tantos años hubieran transcurridos.

—Dime Yunho, si te diera la libertad que tanto anhelas. Si rompiera el vínculo que te une a mí, ¿escaparías?

Las palabras de Jaejoong son tentadoras, Yunho las encuentra con un tinte de mentira. Por que nada es tan fácil. Y Jaejoong parece estar midiéndolo en ese instante, sus movimientos, sus palabras. Todo en él.

—No lo harías, ¿por qué te encanta torturarme con la sola idea?

—Por que es divertido.

Jaejoong sonríe, gira apenas para poder mirar a Jung, y que note la gran sonrisa en sus labios. Pero entonces ocurre algo que no había esperado, algo que en siglos sus sentidos jamás hubieran previsto.

Yunho se ha acercado, extendido las manos hacia su espalda, apretándolo contra su cuerpo, besando sus labios. La manzana en las manos de Jaejoong resbala, hasta caer en el piso y provocar un sonido espacioso.

El beso ha electrificado sus sentidos, es como Jaejoong lo había esperado, repleto de pasión y emociones que desencadenan en sus manos que buscan más que nada tocar a Yunho también. Sus ojos se cierran de a poco, luego de la sorpresa inicial.

Yunho parece entretenido en llevar el control, y las manos de Jaejoong desparecen entre el cuello de Jung y su espalda, con una necesidad absoluta y la adrenalina empezando por fin a recorrerlo en tantos años. Percibiendo el aroma de Yunho como nunca antes.

Los tropezones de Yunho lo impulsan hacía la cama que está cerca, a Jaejoong mucho no le importa, menos cuando su cuerpo cae contra la cama, su cuerpo rebota un poco, sobre los cómodos edredones que hay en la habitación, su cabello incluso se sacude.

Pero la sonrisa en sus labios, repleta de victoria es lo único que le muestra Yunho, quien no tarda demasiado en subir a la cama, con las rodillas sobre el colchón, mirándolo a los ojos. Como nunca antes, Jaejoong incluso presiente que hay algo incorrecto en la escena.

Sin embargo las manos de Yunho abren su camisa, se deslizan sobre su pecho. Ahora extrañamente cálidas, su fría piel reacciona ante el tacto. Jaejoong se odia así mismo pero su cuerpo entero se estremece con ese simple tacto.

Y cierra los ojos, complacido con el calor que empieza a recorrerlo, con el apagado gemido de sus labios que logra hacer sonreír a Jung. Es un sonido afilado, hueco y deslizante lo que llama su atención. Un sonido casi imperceptible lo que lo hace abrir los ojos de inmediato.

Lo ve ahí; Yunho sostiene en sus manos una daga.

Sus ojos se abren con sorpresa, y Yunho parece incluso anonadado al verse descubierto, pero nada logra impedir sus movimientos, es más, incluso parece que logra empuñar más la daga antes de intentar clavarla en su pecho.

Es un dolor que aumenta cada que la daga se interna más en su piel, abriéndose camino dolorosamente, veloz pero intenso al mismo tiempo. Jaejoong siente su corazón latir, aunque es imposible, como si el pecho de pronto le saltara.

Y antes que la daga llegue a tocarlo sus manos empujan con una fuerza descomunal a Jung.

El cuerpo de Yunho se estrella contra la pared, la pared se violenta, los cuadros se sacuden, el cuerpo entero de Yunho se dobla ante el golpe, por un momento, si se tratara de un humano definitivamente Jung Yunho hubiera muerto.

Una mano temblorosa toca su pecho, ahí donde la daga todavía está incrustada, su brazo entero tiembla. Rabia, impotencia, coraje. Todo se acumula. Yunho grita a los cuatro vientos lo mucho que lo detesta, pero jamás había intentado herirlo.

Aprieta los puños con fuerza, la habitación entera empieza a temblar. Como si un tornado se formara dentro, el viento lo sacude todo, las sábanas, los cuadros, las lámparas. Todo sobrevuela y muere en el suelo. Alrededor de Jaejoong se sacude su ropa y cabello, sus ojos están rojos.

Jaejoong está sintiendo una fuerza asesina dominarlo; Por que Yunho se ha atrevido a herirlo. Y a él jamás nadie lo había herido.

Jala la daga con fuerza, de un solo jalón que logra que esa sangre roja se derrame en el suelo. No es demasiada, pero esta parece brillar, ni siquiera se molesta en mostrar dolor, a pesar de que la punta de aquella daga hubiera tocado un poco su corazón, apenas un poco.

—Te has atrevido… Y yo que pensaba que no tendrías el valor. Creo que me confíe demasiado, ¿verdad Yunho?

La sonrisa de Jaejoong es perturbadora, Yunho aún se encuentra aturdido por el fuerte golpe que recibió su cuerpo entero y aún más por el hilo de sangre que corre por su frente. Que le nubla un poco la vista de Jaejoong enfrente de él.

Apenas puede enfocar la sombra de Jaejoong , se acerca con un paso lento pero firme.

Yunho no se encuentra en condiciones de enfrentarlo, por que todo a su alrededor da vueltas todavía, pero Jaejoong parece querer aprovechar esa desventaja. Por que lo toma por el cuello y lo levanta. Incluso siente la manera en que esos dedos lastiman su piel.

Sus pies dejan de tocar el suelo y apenas puede enfocar el rostro sonriente de Jaejoong. Yunho sabe que tiene solo dos opciones o muere o se queda eternamente encerrado a manso de Jaejoong. Y sinceramente, Yunho prefiere la primera.

—Todos estos años, ¿te tomó intentar solo esto?

—Y lo volvería intentar… Si pudiera…

Odia su voz en esos instantes, rasposa y ahogada. Jaejoong todavía tomándolo por el cuello lo lanza a la cama. Con una fuerza increíble. Que lo sorprende, por que hasta ahora no había medido la verdadera fuerza de él.

—Eres patético, insufrible… Un remedo de vampiro. Deberías morir en este momento Jung Yunho.

Jaejoong lo toma por los brazos, apostándolo contra la cama con fuerza, hundiéndolo con vertiginosidad. A Yunho todavía le duele el cuerpo entero y siente latir con fuerza las marcas de los dedos de Jaejoong en su cuello.

Los labios fríos de Jaejoong se pasean por su cuello. Yunho cierra los ojos. Lo odia, con una rabia ferviente que crece en su interior y que no puede evitar. Siente los colmillos de Jaejoong deslizarse por su clavícula, acariciando y cortando su fina piel luego de unos segundos.

Recuerda entonces que Jaejoong está herido; Con la poca fuerza que tiene cierra su puño y lo estampa con braveza en el pecho de Jaejoong, en aquel lado izquierdo donde la marca de su odio es visible todavía. Jaejoong grita de dolor.

Sostiene su pecho, y cae en el suelo, con los ojos cerrados. Jadeando un poco por el dolor. Yunho ve su única oportunidad en ese instante. Se levanta de la cama sin mirar atrás, todavía aturdido, todavía tambaleante.

Camina hasta al balcón y cierra sus ojos con fuerza. Respira profundo… Una… Dos veces.

Y sin pensarlo demasiado se lanza desde el balcón, desde aquel tercer piso, caer en cunclillas le resulta difícil, aún más por que está débil. Pero esa fuerza sobrehumana aún está ahí, aun recorre sus innecesarias venas.

Caminando como puede, todavía torpemente, se abre paso entre la gente. No le importa empujar a quien sea, o que alguien del clan se ponga en alerta por la ofensa directa que acaba de hacer hacía uno de los herederos. Solo huye, escuchando el grito descomunal  y rabioso de Jaejoong.

Que espera, sea la última vez que lo tenga que escuchar.

—¡¡YUNHO!!

La lluvia cae, ligeramente.

Las gotas que se esparcen por la ciudad han logrado espantar a los peatones. La gente se ha encerrado en sus hogares, buscando un poco de calor. Changmin en cambio se encuentra sentado en medio del parque, en una de las solitarias bancas.

Con la primer ropa que ha encontrado, con un abrigo encima. Con la capucha tapando sus cabellos.

Y la lluvia se cierne sobre él, copiosamente.

Su respiración pausada y el vaho que sale de sus labios es lo único que lo acompaña. Por que ha necesitado huir como sea de su departamento, del lugar donde Yoochun permanece dormido, donde él se cree merecedor de robarle la calma.

Seguramente si su madre lo viera, se enojaría. Con lo enfermizo que es, seguramente logre contagiarse de un grave resfriado, pero la lluvia mojando su cuerpo, la ropa húmeda que se paga a su piel, es como un factor secundario.

Si la eternidad lo ayudara, sería todo más sencillo.

Cuando conoció a Yoochun su vida tomó un rumbo distinto. No está ni seguro de cómo empezó todo, pero Yoochun se instaló en su vida, como un molesto habito que no puede dejar, descubrió un mundo que creía absurdo por las películas o los libros.

Amplió su mente y horizontes. Descubrió lo que no quería y se encontró frente a una encrucijada.

Pasionalmente hablando puede quedarse a su lado, dejarlo que termine por apoderarse de su vida y hábitos. De sus pensamientos y cada uno de los segundos que tiene en su vida. Conscientemente, Changmin sabe que eso es imposible.

Por que la vida es un ciclo, y quedarse junto a Yoochun es estancarse. Changmin no puede preferirlo, por que necesita una vida. Y Yoochun no es vida, Yoochun es el aire faltante en sus pulmones. Es como la víspera de su destrucción.

—¿Por qué te has ido? ¿Qué haces aquí?

La presencia oportuna de Yoochun no lo ha tomado por sorpresa. Su voz es cálida, como nunca antes, incluso deja de sentir la lluvia sobre su cuerpo, por eso cuando levanta la mirada puede verlo a él, sosteniendo una sombrilla sobre su cuerpo.

—Quita esa sombrilla Yoochun, quiero sentir la lluvia.

—¿Quieres morir? Esta lluvia puede provocarte una neumonía.

Yoochun parece incluso un poco molesto, pero Changmin entiende que solo hay una manera de continuar, caminar hasta que ese hilo que los une se rompa. Y para eso debe caminar, tanto como pueda, hasta que el hilo no resista y termine.

Golpea la sombrilla sobre su cuerpo, cae varios metros hacía adelante, rodando entre la lluvia y Yoochun ahora lo ve con molestia.

—¿Qué sucede contigo?

—Quiero que te vayas, y no vuelvas más. Y estoy hablando muy en serio Yoochun.

Cuando la mano de Yoochun se cierra sobre su brazo derecho, obligándolo a levantarse y mirarlo a la cara; No representa ningún problema para Changmin mostrarse frío, no se está sacrificando. Egoístamente Changmin solo quiere una vida para vivir.

Y no quiere, ni va a permitirle a Yoochun que siga robándole vida.

—¿Crees que me importa lo que tú quieras? Salve tu vida, por mí respiras hoy. Me perteneces, y no solo por que quieras me iré.

—¿Tanto valoras mi vida? Pues tómala, y márchate. Yo solo quiero deshacerme de ti.

Yoochun arruga el entrecejo, y aprieta el agarre sobre su brazo. Está molesto, demasiado.

—¿Sabes con quien estás hablando mocoso? Soy más fuerte que tú, soy poderoso, inmortal. ¿Y un humano como tú cree que puede venir a hablarme de esta forma?

Extrañamente su brazo entero duele, como si el dolor fuera ya demasiado. Changmin solo intenta soltarse, pero parece no funcionar. Incluso empieza a dolerle la cabeza, molestamente, como agujas ingresando en su cráneo.

—Ya déjame en paz…

—Escúchame bien Shim Changmin…

—¡Ya basta!

El grito de Changmin resuena violentamente, sacude las hojas de los árboles y parece que Yoochun es el único capaz de notarlo, por que sus ojos se abren con sorpresa. Por que un humano es incapaz de hacer algo así.

Sin embargo ahí está Changmin con sus ojos repentinamente rojos, empotrándolo contra la corteza de un árbol, colocando el brazo sobre su cuello, Yoochun siente una fuerza en Changmin que jamás antes había percibido.

…Y no entiende lo que sucede.

—Ya déjame en paz.

—¿Pero que diablos…?

Entonces la fuerza de Changmin es brutal, pero con la intensidad que llegó se marcha. Changmin pronto luce mareado, tambalea hacia atrás y Yoochun solo lo ve llevar una mano a su cabeza, cerrar sus ojos y empezar a perder el equilibrio.

Antes de que el cuerpo de Changmin toque el suelo. Una sombra hace su aparición, tomando el cuerpo de Changmin entre sus brazos. Es el mismo sujeto que acompañaba a Changmin en la tarde.

—…Eres un vampiro.

El susurro de sus labios alerta a Rain, quien levanta la mirada serenamente, verificando que Changmin se encuentre bien. Sonríe levemente con sus ojos rojos y colmillos visibles. Aparecer de ese modo, implica eliminar su apariencia humana.

—Lo mejor será que te alejes de Changmin, Yoochun.

—¿Eres un vampiro renegado? ¿Por qué proteges a un humano?

La sonrisa de Rain no se borra, es confiada y segura. Con el cuerpo inconsciente de Changmin en sus brazos logra levantarse, mirando fijamente a Yoochun.

—¿Sabes quien es la reina Heeyon?

Yoochun abre sus ojos; Da un paso hacia adelante. Levemente nervioso.

—Es mí madre…  ¡¿Quién diablos eres?!

—¿No lo adivinas? Soy el guardián de la reina Heeyon, y de su hijo también, por supuesto.

El hombre frente a los ojos de Yoochun parece no tener la intención de desafiarlo, Yoochun solo lleva una mano a su cara. No quiere a Changmin bajo la lluvia. Es demasiado tiempo.

—Mi madre no solo tiene un hijo, somos tres.

—En realidad, cuando la reina abandonó el castillo no solo dejó a su esposo atrás sino también a sus dos hijos mayores, por voluntad de tu padre claro esta. Él quería alejarla por completo de ustedes. Así que desterrada la reina solo vela por su hijo menor.

Es como si un aire frío lo recorriera, Yoochun mira a Changmin en los brazos de Rain. E incluso pierde el aire en sus pulmones, incapaz de formar alguna frase coherente.

—En serio, ¿no lo habías percibido Yoochun? Changmin es tu hermano menor; El que todo el clan anda buscando.

Y antes de que pueda hacer una pregunta. Rain desaparece frente a sus ojos. La lluvia se escucha todavía, y Yoochun siente que de repente la fuerza en sus piernas es demasiado poca.

Jaejoong se encontraba sobre el techo de alguna casa de algún humano esa noche.

Mirando el cielo oscuro, con los rastros de la lluvia que cayó casi desapareciendo. La herida en su pecho aún duele, no como debería, pero se hace sentir. De una manera inadecuada y latente. Es como si fuera a quedar una marca incapaz de borrar.

Puede ir tras Yunho, él posee una habilidad que Yunho desconoce, puede hacerlo sufrir el peor de los dolores, como agujas perforando en su cabeza hasta dejarlo inmerso en el dolor artificial de su conexión aún limitada.

Puede mandar a medio clan a buscarlo por el mundo entero si es necesario, si el caso lo amerita. Pero esta reticente todavía, por que aún su cuerpo está adolorido, y quiere pensar muy bien su siguiente paso. Por que Yunho es como una obsesión a sus sentidos y no se conforma con que sea suyo solo de la boca para afuera.

—¿Qué haces aquí?

Siente la presencia de Yoochun. Justo a su lado. Incluso sin verlo puede presentir a su hermano algo surrealista, como si su mente volara lejos. Absorto en sus pensamientos.

—¿Qué haces tú aquí Jaejoong? Odias a los humanos. Y por tanto odias su entorno.

—Digamos que ahora donde viven los nuestros me trae malos recuerdos también.

Es un silencio compartido, ambos sobre aquel techo lo suficientemente alto como que alguien más los pueda detectar. Yoochun permanece parado a su lado, con las manos en los bolsillos, mirando distraídamente el horizonte.

Jaejoong aún sentado, solo entrelaza sus propias manos, apoyadas en sus piernas un poco dobladas.

—Jaejoong… ¿Qué tanto recuerdas a nuestro hermano menor?

—Era un bebé cuando mamá se lo llevo, no mucho en realidad.

—¿Y cómo crees que se vea ahora?

—Han pasado cientos de años desde aquello. Y a diferencia de cuando un humano es convertido en vampiro, que se estanca en su apariencia humana. Nosotros tenemos la libertad de escoger la edad que queremos mostrar. ¿Por qué lo mencionas?

La pregunta muere en el aire. Por que Yoochun jamás contesta. Solo vuelve a sumergirse en sus ideas. Dejando a Jaejoong esta vez un poco intrigado, con su mirada permanente en el cuerpo de su hermano. Como si sacar aquel tema a relucir fuera innecesario.

Pero finalmente Yoochun no acota más sobre el tema. Y Jaejoong parece necesitar también, su tiempo único para pensar.

+—+— FIN —+—+

Bien, antes que nada, aclaro:

Este es un shot que tenía escrito hace ya algún tiempo. Por tanto lo dejo en sus manos si desean que lo continue como serial o no. Aunque creo que es algo que debería plantearme para un poco más adelante. 😉

Espero que les haya gustado.