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Odio: parte dos


Quédate

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—¿Alguna vez lo volviste a ver?

 

Yunho volvió a sentir ese retorcijón en la boca del estómago, acumuló los papeles sobre la mesa y fingió por un momento que no había escuchado la pregunta del hombre a su lado que ahora parecía verdaderamente interesado.

 

—Yunho…

—No, Junsu— Masculló rendido —Nunca más lo volví a ver.

 

En ocasiones como esas, Junsu se inmiscuía demasiado en su vida y él terminaba haciéndose la misma pregunta del por qué había accedido a abrirle tanto su vida él, aunque la universidad y sus años hubieran hecho mella en ambos.

 

—Debe ser extraño.

—¿El qué?

—Sentir tantas cosas y luego solo… reprimirlas.

 

Jung sonrió, sentándose tras el escritorio una vez más, revisando en la laptop los datos que le hacían falta.

 

—No las reprimí, solo las trasladé hacia Namin.

—Y eso solo suena peor.

 

Le envío una de esas miradas que acallaban cualquier protestas y Junsu suspiró, hundiéndose un poco más en el asiento a disposición, concediéndole ese silencio que el otro requería y cortando el tema ahí.

 

Pero Junsu sabía, de acuerdo a lo que conocía de Yunho, que esas espinas seguían ahí, clavadas e hiriéndolo todavía.  Pero Yunho se había acostumbrado tanto a su vida actual, se había afianzado tanto en Namin, que no existía un mundo más allá para él.

 

 

 

 

—¡Enfermera!

 

El grito de la mujer fue captado por Namin de inmediato, alzando su cuerpo y distrayendo su mirada de Jaejoong. —Sí, dígame.

—Por favor atienda a ese muchacho, y si es algo de extrema gravedad me lo comunica.

 

La suerte la alejó de Kim, corrió hacía el otro muchacho que parecía adolorido y que al menos se mantenía consciente, con su pecho subiendo y bajando apresuradamente, sus manos revisaron cuidadosamente al otro y cuando su mano fue apretada por él sus ojos miraron sus ojos oscuros.

 

—Jaejoong…— Pronunció con esfuerzo —¿Cómo está él?

Namin miró discretamente hacía la otra esquina —La doctora lo está revisando. Ahora, déjeme revisarlo por favor.

 

El muchacho de cabello largo finalmente se rindió, cerrando los ojos y dejándose hacer, en un momento dado, Namin lo vio suspirar y ceder ante el cansancio, con su cuerpo débil y un poco malogrado.

 

 

 

—Tienen mucha suerte— Comentó una de las enfermeras, mientras Namin  bebía agua, preocupada todavía —Al parecer no hay ningún herido de gravedad.

—¿Pero qué sucedió?

 

—Accidente de tránsito, al parecer el auto contrario venía a toda velocidad.

—Ya veo… Pobres, son bastante apuestos. Con suerte y saldrán en unos días.

 

Sentía un escozor extraño que recorría su cuerpo entero, como si algo la rasgara por dentro y sus debilidades de pronto volvieran. Apretó el vaso de cartón y cerró los ojos una vez más.

 

—Pero ¿los viste bien? Se parecían bastante a Micky Yoochun y Hero Jaejoong.

—¿Los actores de esa serie que se estrenó hace poco?

 

—Sí, eran bastante parecidos ¿no?

—Ahora que lo mencionas, sí. Tienes razón. ¿No serán ellos?

 

Namin finalmente apretó el vaso y lo redujo a un pequeño bulto que fue a dar al tacho de basura, sacando su celular del bolsillo y mordiendo su labio inferior. Alejándose de las voces y las miradas extrañadas, marcando ese número que de memoria se sabía.

 

¿Namin?

—Yunho, mejor veámonos en el restaurante ¿te parece?

 

¿Cómo? Pero ya estoy en el hospital— La voz de Jung sonaba extrañada y el estómago de Namin se volvió a revolver.

—Pero te dije que salía a las siete.

 

Lo sé, pero me desocupé antes y pensé esperarte mientras te desocupabas.

 

Fue cuestión de segundos antes de que Yunho apareciera ante sus ojos, con el celular en su mano y una sonrisa en los labios. El reloj apenas y marcaba las seis con veinte. La garganta de Namin se comprimió otra vez.

 

—¿Está todo bien?— Yunho depositó un beso en su boca —Te ves rara.

—Sí, solo ha sido un día extraño.

 

Se sentía en confort entre sus brazos, abrazada sutilmente por su calidez.

 

—¡Namin!— Una de las mujeres apareció corriendo, con sus pies ligeros mientras llamaba su atención —Hay una emergencia en la sala once, la doctora Kang quiere que la asistas. Apresúrate.

 

Asintió preocupada, mirando el rostro de Yunho que la miraba expectante —Espérame en la sala de espera principal ¿sí?

—¿Por qué?— Susurró juguetón —Mejor te espero aquí hasta que te desocupes, allá hace mucho frío, el aire aquí es más bajo.

 

—Yunho por favor solo espérame allá.

 

Las expresiones de Namin cambiaron, fueron firmes y serias antes de arreglar un poco su uniforme y empezar a alejarse, Yunho solo suspiró, sin terminar de entender lo que acababa de suceder, tratando de omitir el hecho de que ella giró pidiéndole que se marchara.

 

Suspiró agotado, decidido a pedir las explicaciones después, comenzando a caminar hacia el pasillo contrario de las habitaciones.

 

—¡Ves! Te dije que eran ellos, un rostro como el de Hero Jaejoong es inconfundible.

 

Se detuvo ahí, como si los pies se hubieran anclado a unos pasos de las enfermeras que salían de aquella habitación.

 

Jaejoong…

 

¿Cuántos Jaejoong podían existir para que su mundo se sacudiera otra vez?

 

Apretó los puños, movido por un impulso que no tenía desde hace años. Dentro de aquella habitación ocupada por seis camas más, él estaba ahí, con su rostro cayendo a un lado de la almohada y sus ojos luchando por no cerrarse.

 

—¿Tú otra vez?— La voz de Jaejoong era rasposa, cansada y adolorida. Yunho ni siquiera canalizaba por completo la idea de verlo ahí —¿Por qué no te marchas de mi cabeza? Son tantos años… Que soy patético.

 

No podía ser verdad…

Porque su mente lo traicionaba algunas veces también.

 

Así que optó por retroceder, por alejarse los pocos pasos que había caminado hasta él y sin embargo la mano de Jaejoong se estiró, tan certeramente, que a pesar de estar todavía drogado por los medicamentos, sujeto su brazo.

 

—Espera…— Masculló descuidadamente —Quédate un rato más.

 

Su tacto fue suave, como en antaño, lo enmudeció hasta un sentido impredecible. Se encontró a si mismo contemplando su rostro y valorando la situación, como si tuviera diecisiete una vez más y su mundo hubiera reiniciado otra vez, girando únicamente por él y para él. Patéticamente, en torno a él.

 

 

“No es realmente una vida la que vives y ya que nunca puedes ver la luz

…Es difícil saber quién va a ser el primero en ceder”

 

 

Fin de la Segunda Parte

 

 

 

Bien, aquí cumpliendo con la actu diaria, espero que la hayan disfrutado y la canción es de mi adorada, Rihanna (Stay) ♥

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La sonrisa de Apolo: capitulo 4


La sonrisa de Apolo

El magnetismo de un amor a medias

(Si puedo tener al de carácter mortífero, puedo con más razón tener al de sonrisa ganadora.)

 

 

 

—¿Jonghyun?

 

En el momento en que la voz de Jinki sonó tras su espalda, él supo que las cosas serían diferentes, como si el mundo se detuviera un instante para su deleite, como si se detuviera para dejarlo tomar la decisión correcta que a final de cuentas nunca tomó. Su líder estaba ahí, con apenas un pantalón y una toalla colgando de su cuello mientras secaba su cabello, con esa expresión despreocupad y una fragancia fresca que hizo a Jonghyun pensar seriamente en esas vueltas de su cabeza que lo venían acosando repentinamente.

 

Jinki era de ese tipo de personas que podía sacudir el mundo entero si se lo proponía, pero que jamás se daba cuenta de lo capaz que era.

Jonghyun en cambio podía provocar un temblor si le placía, y era más que consciente de eso. Así que finalmente Jinki y él se parecían bastante, aunque Jinki fuera tan amable y educado que a veces lo hacía pensar dos veces en ese poder limitado que el mayor poseía.

 

Pero en el medio de todo estaba Kibum, Kibum que era capaz de provocar un tsunami inmenso y destructor, tan fuerte, poderoso e invencible, que su sola presencia de vez en cuando lo sorprendía. Tanto poder, tanto carácter que Jonghyun no podía evitarse sentirse completo al ser capaz de tenerlo entre sus brazos, como su pareja, como su ente igual y compartido. Aunque fuera más un juego de poderes entre ambos que una relación con la que seguramente el pequeño Taemin soñaba de vez en cuando. Tan joven e inexperto, que Jonghyun solo lo dejaba soñar.

 

—¿Jonghyun?— Onew lo volvió a llamar y Jonghyun sonrió falsamente —¿Estás bien?

—Oh, si. Lo siento estaba pensando ¿qué sucede?

 

Onew lo miró extrañado, dejando de secar su cabello y bajando los brazos.

 

—Pronto tendremos una entrevista, el manager me llamó y me pidió que les avisara, será en la mañana así que hay que estar preparado.

—Pero estamos en descanso.

 

—Será breve, lo mismo de siempre. Pero nos quieren ahí.

 

Onew levantó un poco los hombros, desentendiéndose del tema como lo hacía cuando algo no le concernía, con esa sonrisa de regalo para que no lo inculparan. Muchas veces Jonghyun había pensado que esa sonrisa de Onew era como un juego de doble ventaja, como una captura de admiradores y amistades que le abrieran el camino a la seguridad en su trabajo y sin embargo en medio de la convivencia había descubierto que Jinki era demasiado transparente para su gusto. Tanto que no parecía real.

 

Tanto que él, tenía más carácter que su líder.

Él tan brutalmente sincero y directo. Jinki tan sonriente y amable, amado por tantos, mientras que él era quien lo observaba por horas, tratando de descubrirlo. Debía haber algo falso en Jinki, algo mínimo que no lo hiciera tan idealista y soñador. Tan extrañamente deleitante.

 

—¿No tenías que ir a recoger a Key?

 

Jonghyun levantó la mirada no tan convencido como debería, apretando el celular en su bolsillo y regalándole un sonrisa al mayor –No— mintió apagando el aparato discretamente para que Onew no lo notara —Dijo que vendría solo.

—Pero pareces arreglado para salir.

—Me acaba de mandar un mensaje.

 

Onew asintió, abriendo un poco la boca, con ese gesto tan suyo y despreocupado.

Jinki siempre tan confiado.

 

Lo vio caminar a la cocina, volver a su lado con un yogurt en la  mano y apoyarse junto a él en el sillón a su espalda, con sus labios gruesos sobre el borde de aquel recipiente. Era un adulto, Jinki era lo suficientemente grande como para no ser tan transparente. Con esa sonrisa que solo poca gente posee y que lo hace acreedor de un titulo envidiable. Jinki debía ocultar algo, algo más allá que secretos tontos de infancia y alguna novia perdida en el tiempo.

 

—Minho se va a enojar— Comentó despreocupado, teniendo la atención de Onew sobre si otra vez –Son sus bebidas favoritas y odia cuando tocan sus cosas.

—Tranquilo— sonrió el mayor –Él nunca se molesta conmigo.

 

Esa seguridad repentina lo hizo mirarlo con más atención. Esos ojos claramente felices, esa expresión de su rostro, tranquilo y relajado, como hace mucho tiempo no lo veía. Lleno de esperanza de repente.

 

—¿Quién te gustaba antes hyung?— Lo leyó, como se leen los fascículos aburridos de una revista, con los ojos de Onew abriéndose de par en par ante la sorpresa, dejando que le quitara el yogurt de las manos para que fuera Joonghyun quien lo bebiera —¿Y quien te gusta ahora?

 

—No… No sé de qué hablas, Jonghyun.

 

—¿No sabes?— Kim se permitió reír, con ese eco que sonaba incluso a crueldad –Aunque no puedo leerte por completo, tú estabas enamorado de alguien y no pareces haberlo olvidado por completo. Sin embargo ahora luces tan feliz, tan lleno de esperanza, tan juvenil que lo más seguro es que sea por que estás saliendo con alguien y no es quien te gustaba primero, y pues tratándose de ti, esa persona seguramente te atrae aunque sea un poco. No eres ese tipo de persona que sale con cualquiera.

 

Pudo ver el rostro de Jinki adquirir tonalidades rojas, colocó su mano sobre ese cuello, delgado y largo mientras subía a su mejilla e impregnaba su mirada en él. –Estás caliente, hyung.

 

Jinki entonces pareció reaccionar, alejando su mano de inmediato –De verdad no sé de que estás hablando, Jonghyun.

—¿Crees que no había notado lo extrañamente tranquilo que andabas últimamente? No eres de esas personas que pueda ocultar su tristeza con facilidad.

 

Onew por primera vez pareció quedarse serio, con sus labios cerrados y una mirada casi molesta.

 

—Dilo Jonghyun.

—¿Decir qué?

—Lo que estás pensando.

 

Jonghyun volvió a sonreír –Pues… Es que casualmente comenzaste a estar más callado de lo habitual desde hace como una dos semanas, cuando…

—¡No lo digas!

 

Era inevitable, Jinki era tan divertido que Jonghyun no pudo evitar reír abiertamente, apoyándose un poco en sus rodillas mientras Jinki apretaba los puños avergonzado.

 

—¿Quién te entiende hyung?— preguntó –Primero me dices que hable y ahora me callas.

—Eres cruel.

—Bastante— Admitió, tan rápido que Jinki tuvo que morder su labio para volver a callar –Y eso ya lo sabías.

 

Era suficiente tiempo de convivencia, Jonghyun pudo notarlo por la tensión que había aparecido en los hombros de Onew de repente, parecía que el mayor recién descubría lo mucho que sabía de él. Jonghyun por instante pensó en Key, él y su fuerte astucia entremezclada por su don de controlarlo todo a su alrededor, tan imponente y arrebatadoramente bello.

 

Pero Onew era lo contrario, tan frágil que parecía de mentira. Fuerte, con sus puños en alto cuando golpeaba a alguien, aunque rara vez lo hiciera, pero internamente tan frágil como el mismo Taemin, y su debilidad más grande era esa transparencia inadecuada que había dejado entrever ante las personas que jamás debió: Kibum y él.

 

—Hyung…

—¿Qué?

 

Esta vez la mirada de Onew parecía estar repleta de rabia contenida, Jinki podía ser muy frágil por dentro, pero eso no implicaba que su rostro pudiera verse afectado por esa mano grande y fuerte que si se estrellaba en su rostro mínimo lo dejaba con un moretón por varios días.

 

Debía manejar las cosas con más tacto.

 

—No te molestes conmigo, sabes que soy así de sincero.

—Yo no lo llamaría sinceridad— Onew exhaló con fuerza –Solo no se lo comentes a nadie.

 

—¿Entonces si estás saliendo con alguien?

Onew tragó con fuerza —…Si.

 

—Oh, ya veo— Esta vez fue el turno de Jonghyun para apretar los puños. Así no es como las cosas debieran ser, le complacía en sobremanera tener el carácter fuerte de Kibum controlado, pero ansiaba tanto despojar a Jinki de toda esa moralidad y decencia así fuera a mordidas, que una intrusa no estaba en su plan —¿Y quien es?

 

—No importa— Habló velozmente el mayor –No creo conveniente que lo sepas.

—Hyung— Se fingió ofendido –No es como si te la fuera a quitar. Esa señorita de seguro te venera lo suficiente.

—¿Por qué hablas de la veneración como una forma de amor?

 

—Por que  ninguna chica se puede enamorar de verdad de nosotros ¿no lo ves?— Bendito Key, que le había enseñado de esa maravillosa técnica de manipulación, lo rodeó sin que el mayor se pudiera dar cuenta –Somos tan idealizados que no nos ven como personas jamás, siempre está ese amor del que se han confiado. Pero no es un amor de verdad, no cuando no nos conocen. No somos reales ni para ellas ni para el resto del mundo, tan arriba que es una bendición que posemos nuestra atención en ellas. Si la hubiera mirado yo, igual estaría aquí. Por que estamos tan arriba que es un sueño por cumplir. Una meta que todas ellas guardan en secreto.

 

De pronto sus manos tocaron esos brazos desnudos de Jinki, él absorto en sus pensamientos ni se percato.

 

—¿Pero y si es una persona como nosotros?

—Es famosa entonces— Afirmó, y sin percatarse había apretado esos brazos firmes y delgados —¿Es actriz? ¿Cantante?

—No es una chica.

 

Jonghyun sonrió complacido, las posibilidades se cerraban bastante.

 

—No has salido últimamente, hyung— Así que no podía ser cualquier persona, y el mundo se cerró fácilmente para Kim, los ojos de Taemin desvivían por el más alto del grupo y Kibum ciertamente no era. Se acercó un poco más, sintiendo la tensión de Jinki –Es Minho.

 

Onew se enderezó, con ese aire que no lograba llegar adecuadamente a sus pulmones.

 

—No es él.

—No mientas— Giró, hasta ponerse frente a sus ojos y que ellos no le mintieran, pero Jinki solo desvió la mirada y suspiró –Es él.

 

Jonghyun sonrió, cruzado de brazos, mirando todavía al mayor que parecía tan inquieto, tan dispuesto a salir corriendo en cualquier momento de aquel lugar, y Jonghyun lo vio, en esos labios, en ese rostro pálido y esos ojos pequeños que miraban a cualquier parte mientras el silencio se acomodaba junto a ellos. La vergüenza ocupaba su lugar cerca de Onew y el descaro le daba la mano a Kim.

 

—Hyung— Lo llamó, para que esos ojos volvieran a estar sobre él –Hyung, mírame.

 

Jonghyun siempre se había caracterizado por esos movimientos repentinos y rápidos que podían dejar noqueado a cualquiera, mientras sus manos atrapaban a Onew por el brazo y la nuca, en ese acercamiento lo suficientemente medido como para que sus bocas no chocaran y fuera la sorpresa lo que hiciera a Onew abrir la boca. Mientras los labios de Jonghyun jugueteaban con los suyos y su lengua exploraba ese terreno desconocido para él.

 

—¡Basta!— Onew lo alejó a la primera que pudo, sin embargo ya estaba encarcelado en los brazos de Jonghyun que sonreía de esa manera tan endemoniadamente controladora que Onew de pronto se paralizó.

—¿Qué dices hyung?— Susurró —¿Besó mejor que Minho?

 

Las manos de Jinki lo iban a empujar otra vez, pero Jonghyun lo tomó por la nuca, con la suficiente fuerza como para que no se moviera y sus labios volvieron a atacarlo, la piel de Jinki estaba que ardía o en vergüenza o en deseo pero claramente lo sintió, mientras le robaba el poco aire que le quedaba en la boca, ese ligero y casi imperceptible movimiento de aceptación mientras su mano recorrían la espalda desnuda del mayor.

 

Ese cuerpo que despertaba ante las caricias, tan básico como cualquier otro hombre. Que despierta ante un deseo dormido desde hace tanto, uno que Minho no había tenido el tiempo de aplacar, uno que Jonghyun aprovechó hasta que la mano de Onew lo agarró firmemente del cabello, jalándolo hacía atrás. Con la barbilla en alto y sus labios tan cerca que Jonghyun sonrió. O se venía un beso, o un golpe que a ninguno de los dos le convenía.

 

—Deja de hacer esto, o Key se va a enojar.

—¿Entonces por qué sigues tan cerca de mi?

 

La verdad golpeó a Jinki como una cachetada, lo soltó como despertando de un letargo y se alejó, lo suficiente como para que Kim sonriera y moviera un poco su cuello.

 

—Es curioso— Empezó mientras la confusión de Jinki persistía –Como mencionas únicamente a Key, mientras olvidas frecuentemente la presencia de Minho.

—¡Ya cállate!

 

Por primera vez el mayor había levantado la voz de esa forma, las venas en su cuello y sus ojos ya no ocultan su molestia. Jonghyun se acercó, pero esta vez Jinki estiró su mano hacía él, temeroso, ¿en verdad Jinki recién empezaba a temerle? ¿Acaso no lo conocía lo suficientemente bien?

 

—Eres extraño hyung.

—Ya basta Jonghyun, te estás pasando con tu jueguito.

—¿Quién está jugando?

 

Lo tomó por el brazo, doblándolo casi de inmediato mientras apoyaba el cuerpo de Jinki sobre el mueble y hablaba muy cerca del oído del mayor.

 

—Tienes que hacer más ejercicio hyung, necesitas más fuerza en estos débiles brazos tuyos— Se acercó todavía un poco más –Deberías pedirle a Minho que te entrene— Otro poco más, esa leve distancia donde sus labios fácilmente rozaban la oreja del mayor –Aunque si lo deseas yo también te podría ayudar.

 

—¡He dicho que basta…!

 

Otra vez, esas manos de Jonghyun que lo hacían moverse y mareaban a Onew, no lo dejaba concentrarse en odiarlo o rechazarlo. No le daba tiempo de besar, no cuando atacaba su boca otra vez y lo respiración de Onew moría entre sus bocas, y el sonido acusador de la presencia de alguien más los alertaba.

 

—Key…— Jinki alejó a Jonghyun, con las manos sobre su pecho y esa mirada repleta de culpabilidad que hizo a Key, parado desde la puerta, apretar los puños —…Te lo puedo explicar.

Fue un equivocación empezar desde ahí, Jonghyun lo sabía, por que Key solo miraba a Jinki y parecía dispuesto a golpear a alguien —Kibum.

 

—…Púdranse.

 

Y ese alguien parecía ser él. Por que Key apenas agarró sus cosas y se encerró en su habitación. La puerta resonó. Hizo eco en la consciencia de Onew que parecía alterado, mientras lo empujaba y gritaba.

 

—¡Eres un imbécil! ¡¿Por qué diablos me estabas besando?!— Y lo golpeaba sin fuerza, como si tuviera demasiado de esa situación y solo quisiera herirlo para que despertara.

—Por que hay algo de ti que me atrae.

 

Tan descarado, tan sin sentido, que cuando Jinki lo golpeó apenas trastabilló antes de que el mayor también se encerrara y sonriera adolorido, Key tenía esa capacidad de pasar sus malas costumbres en los demás. Y ahora Jonghyun parecía el encargado de volver todo a la normalidad, aunque Kibum gritara y pataleara por su orgullo herido, por que estaba seguro de que amor no era. Las personas como Jonghyun lo sabían. A él nadie lo amaría de verdad, por que él no amaba a nadie de verdad. Y Key era su completo perfecto, por que tampoco había amor en su vida. Solo perfección y dominio. Casi como un juego de ajedrez donde su victoria aún no era clara para Kim.

 

 

 

 

—¿Tienes el descaro?— La voz de Kibum era amenazante, plagada de recursos de odio mientras lo veía ingresar en la habitación, Key todavía sentado sobre la cama mientras su mirada lo recorría y sus cejas se juntaban. Olía a peligro y aún así Jonghyun no se detuvo —¿Por qué diablos violas mi privacidad? ¿No ves que estoy buscando las formas de vengarme de ti?

 

—Oh, vamos Key. Deja el drama— Declaró sin problemas mientras lo veía apretar los puños y él sonreía tranquilo con sus pasos lentos hacía Kibum –Siempre estás en desventaja cuando se trata de mi— Jugó con la llave de repuesto en la mano, Kibum mirándolo todavía de esa manera, como si estuviera muy dispuesto a hacerlo agonizar si pudiera.

 

—No me gusta que te metas con lo mío.

—¿Lo tuyo?— Se burló Jonghyun, con una risa clara y mortal a la vista de cualquiera —¿Desde cuando Jinki te pertenece? Que yo sepa tú y yo estamos saliendo.

 

Agarró por el brazo a Kibum pero este le asestó una fuerte cachetada que lo hizo girar el rostro, pero aún así no lo soltó, y sonrió, por que Kibum era a veces tan predecible que lo reconfortaba.

 

—Estás humillándome, metiéndote con el idiota de Jinki y haciéndome ver como un reverendo imbécil.

—Dime Key— Pronunció, esta vez muy cerca de sus labios —¿Quieres saber a qué saben los labios de tu querido Onew?

 

Kibum entrecerró los ojos, cada vez más molesto mientras Jonghyun se pasaba de la línea y a Key ni siquiera le importaba demostrarlo, lo mucho que le molestaba que hubiera sido Jinki por sobre todos.

 

—Déjate de estupideces.

—Tienes razón, es mejor dejarnos de estupideces— Lentamente Jonghyun soltó el brazo de Key –Minho y Onew están saliendo.

 

Los ojos de Kibum se abrieron precipitadamente —¿Qué?

 

—Como lo oyes, y están enamorados.

 

Jonghyun rió ante la mueca de desprecio que Kibum dibujó en su rostro casi de inmediato ante su voz burlona en desacato a esa expresión asquerosa de fidelidad casi inmediata que Jinki le había mostrado con su constante rechazo.

 

Kibum lo miró fijamente —¿Qué sucede Jonghyun?— Preguntó de repente, tomando el mando de la situación otra vez Kibum, como siempre debió haber sido —¿Jinki te rechazó?

—No digas estupideces. Ni que le hubiera jurado amor eterno.

 

—Lo miras, demasiado últimamente— Kibum de repente caminó a gatas sobre la cama, directo a dónde él se encontraba, con esos ojos fijos en su rostro —¿Lo quieres? ¿Es eso? ¿Quieres a Jinki para ti, mi querido Jonghyun?

—No, estoy contigo.

 

Kibum sonrió –Pero lo quieres a él también. Nos quieres a los dos.

 

Jonghyun lo sabía, tan bien como lo sabía el mismo Kibum.

Era un querer tan deliciosamente confuso entre la posesión y el sentimentalismo barato. Que él fácilmente podría quererlo de ambas formas.

 

—Eres tan prepotente Jjong— Sonrió Kibum, muy cerca de su rostro –Creyendo que puedes tener a dos personas al mismo tiempo entre tus brazos. Tan sucio y descarado que eso solo logra que me den ganas de golpearte— Kibum lo agarró de la camisa con fuerza mientras pegaba sus narices y sus bocas quedaban tan cerca que Jonghyun recién se tomó tiempo para pensar el cambiante que podía ser Kibum cuando se detenía a jugar con los demás.

 

Hace un rato tan ofendido, y ahora manipulándolo todo a su conveniencia.

Que Jonghyun como siempre, fingía no darse cuenta.

 

—Dime Jonghyun, ¿nos quieres a los dos en la misma cama?— De pronto las manos de Key se metieron bajo su camisa, frías y suaves como cada tacto por parte de él —¿A los dos gimiendo tu nombre como una maldita fantasía tuya?— Le gustaba esa forma en la que Key movía sus manos, tan prontamente que abarcaba toda la extensión de su espalda con una lentitud casi innecesaria —¿O es algo más que deseo? Por que casi podría asegurar que lo que quieres es a Jinki en si, y de mi lo que te gusta es saberte capaz de controlarme ¿no?

 

—Tan práctico y directo. Si lo sabes ¿por qué preguntas?

 

—Por que es curioso que dejes que Minho te gane la partida— Kibum se alejó de repente, como si roce de sus manos sobre el cuerpo de Jonghyun no tuviera importancia –Aunque si te soy sincero, Minho es un enemigo fuerte— Jonghyun miró fijamente a Kibum mientras este se miraba en el espejo arreglando su cabello –Y yo siempre juego a mi favor.

 

Jonghyun rió estridentemente, haciendo a Kibum fruncir el ceño.

 

—Eres muy retorcido, querido— Así que se acercó y abrazó a Kibum por la cintura, mirando el reflejo de ambos en el espejo –Piensas ayudar a tu pareja para que se quede Jinki.

—Yo nunca dije que pudieras quedarte con él— Habló seriamente provocando que Jonghyun lo mirara a los ojos –Solo dije que te ayudaría a que Minho y él terminaran.

 

—¿Y tú que ganas con eso?

—Eso no te importa. Ahora vete.

 

Kibum abrió un poco más la puerta de su habitación y Jonghyun lo miró tan fijamente que casi podía hasta sospechar lo que por la mente de Kibum pasaba.

 

—¿Crees que soy tonto Key?— Sonrió ligeramente –Alguien como tú no…

—Tú decides— Lo cortó –O luchas tu solo contra la moralidad absurda de Jinki, o eliminamos juntos a Minho.

 

La puerta se cerró otra vez frente a sus ojos, Jonghyun apretó los puños sabiendo que unirse a Kibum era como hacer un pacto con el demonio, vivir constantemente preocupado por que lo atacaran contra la espalda y lo traicionara como seguramente pasaría.

 

El control de ese grupo siempre había estado en manos de los dos.

Los otros tres, tan simples e ingenuos que su carácter y el de Key habían encajado perfectamente por conveniencia. Para no chocar y encontrarse constantemente.

 

—Odio llegar tan tarde— La voz de Minho se dejó escuchar desde la sala, mientras dejaba la pequeña maleta sobre los sillones y Jonghyun prefería ignorar el paso del menor a su lado –Jonghyun ¿hasta visto a Onew?

—Está en su habitación.

 

Y dejó que el drama de esos dos se desarrollara, por que de repente Minho lo miraba confundido.

Y él solo tenía ganas de beber la suficiente cerveza como para olvidar que tenía la mita de su batalla perdida.

 

 

 

 

—Entonces ustedes son muy unidos.

 

La presentadora sonrió, con esa expresión de demasiado entusiasmo y ojos soñadores.

 

—Por supuesto— Se apresuró en hablar Kibum –Todos somos bastante cercanos y podemos hablar de lo que sea, y ahora que Taemin ha crecido incluso salimos a beber un poco, aunque Taemin nunca pasa de un vaso.

 

Todos rieron, aunque lo de Minho, Onew y Taemin pareció más bien algo forzado.

 

—Usualmente los miembros suelen ser bastante apegados al líder, ¿cómo es la relación de todos con Onew?

 

Ese silencio corto pero pesado que hizo a Kibum sonreír confiado, mirando al mayor de soslayo mientras él se movía incómodo en su lugar.

 

—Jinki es mi favorito— Admitió de repente, ante la mirada sorprendida que Onew levantó –Aunque evidentemente todos lo amamos, en mayor o menor medida— Y fue como si Key hubiera empezado a jugar, posando sus ojos finos en Choi, sentado a dos espacios de él —¿Verdad Minho?

 

Minho sonrió, lo mejor que pudo –Claro… Todos amamos a nuestro líder.

 

 

 

—¿Qué fue todo eso?

 

Jonghyun respondía un par de mensajes en su celular cuando vio a Minho salir del estudio en compañía de Kibum quien despreocupadamente lo miró.

 

—No se de que hablas.

—Eso de que todos amamos a Onew, de que él es tu preferido. Últimamente andas muy expresivo con él.

 

Celos, Minho gritaba celos por cada poro de su piel y ni siquiera se tomaba la molestia de ocultarlo.

¿Es que Choi no sabía que frente a Kibum era un peligro demostrar tan abiertamente los sentimientos? Por que nadie mejor que Key para aprovecharse de ello.

 

—Pues últimamente tú actúas como si él fuera de tu propiedad.

—Él no…— Minho calló y Jonghyun bajó un poco su celular, mirándolos a lo lejos, divertido con esa expresión confiada y arrogante que Kibum había levantado de repente –No me hagas ver como el malo de la película.

 

—Eres tú el que está exagerando las cosas.

—Minho— Taemin había aparecido por el mismo lugar que los dos, tomando a Minho por el brazo y notando recién esas miradas fuertes que ambos se lanzaban —¿Qué sucede?

 

La pregunta fue directa hacía Key, y Jonghyun se pudo percatar que Taemin sabía algo.

 

—Entonces lo dejo todo en tus manos— El manager apareció junto a Onew hablando mientras revisaba un par de cosas en el celular, sin siquiera tomarse la molestia de mirar al resto de los integrantes que estaban ahí, Jonghyun se acercó por pura convicción –Descansen que sus días libres siguen en pie.

 

—Si, hyung.

 

Onew se había agachado un rato, en modo de despedida mientras lo veía alejarse y Minho tan rápido como le era respirar había decidido alejarse de esos dos y soltarse de Taemin, con una facilidad que fue incluso hasta cruel para los ojos del menor.

 

—Onew.

—¿Si?

 

—Adelantémonos quiero hablar contigo.

—No creo que…

—Por favor.

 

Jinki asintió, y empezó a caminar hacia el auto que los esperaba afuera. Si Jonghyun hubiera tenido la oportunidad los hubiera seguido, pero Taemin estaba ahí, apretando los puños y con la cabeza mirando el piso, con Key rodeándolo de repente, como los depredadores rodean a sus presas y Taemin podía sentir su influencia de cerca.

 

—¿En verdad puedes, hyung?— Jonghyun estaba perdido, la conversa de esos dos tan lejana que solo podía mirarlos y escuchar —¿En verdad me puedes dar a Minho?— Sus ojos se abrieron, mirando directamente a Kibum que ya sonreía mientras se apoyaba en los hombros de Taemin.

 

—Claro que puedo— Taemin entonces marcó su condena con él –¿Cuándo te he fallado?

 

Y el juego que Kibum estaba entretejiendo se hacía cada vez más grande.

 

 

Fin de la Cuarta Parte

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Nirvana: episodio 6


Nirvana

Tecnócrata

Episodio 6

 

 

 

Jonghyun movió su pierna inconscientemente otra vez. El denso momento se asemejaba a esos instantes alusivos a cuando se disponía a dar una lección, aprieta sus manos de vez en cuando y suspira. Sin embargo sus ojos permanecen fijos en la pared, su cuerpo correctamente sentado con una de sus piernas cruzadas y su mirada se desliza altiva entre todo y todos.

 

Él es un hombre de confianzas.

De mirada perenne y respiración pausada.

 

—Lamento la demora— El hombre ingresa en la habitación y Jonghyun siente un apretón en el estómago –Kim Jonghyun ¿cierto?

—Así es.

 

No le molesta que el hombre pose sobre el pequeño escritorio una carpeta enorme, Jonghyun continúa orgulloso imponente mientras sus ojos de vez en cuando se deslizan sobre las pertenencias que el otro ha traído, su voz es grave y su expresión seria. Él no tiene nada que hacer ahí.

 

—En realidad su presencia aquí es mero protocolo— El hombre lee entre los papeles, casi ignorándolo y Jonghyun puede sentir casi a la perfección el sabor amargo de sus palabras.

—¿Han encontrado al culpable?

 

—No hay culpables— Murmura el otro –Pero necesito que me conteste tan solo un par de preguntas.

 

Entonces Jonghyun respira hondo, necesita un trago, es la única manera de pasar un mal rato así.

 

 

 

 

—Ha pasado mucho tiempo.

 

La voz de Minho todavía es masculina y cálida al mismo tiempo, Jinki puede sentirlo en cada palabra que escucha mientras sonríe y deja que el viento mueva su cabello, se toma el tiempo necesario, sentados ambos en los escalones de aquella entrada, Kangta ha desaparecido y Minho sonríe al notar las entradas que Onew todavía sostiene en las manos.

 

—Sooji ¿te las dio?

—¿Sooji?

 

—La ex novia de mi primo.

—Oh, si— Admitió tranquilo, moviéndolas un poco entre sus manos –Supongo que deberías dárselas.

 

Onew lo lamenta, casi al instante de haber pronunciado esas palabras, por que son para la obra de Victoria que le hubiera encantado ir a ver, pero son tan costosas que quedarse con ellas no sería lo adecuado, pero Minho solo  negó, sacudiendo un poco la cabeza.

 

—Quédatelas, Kangta odia el teatro, solo iba a ir por ella.

 

Trató de no mostrarse tan evidente, que sus ojos no brillaran y que al menos Minho se lo pensara de nuevo.

 

—No creo que…

—Está bien— Vuelve Minho a agitar su mano –Aunque si te sientes mejor podríamos compartirlas.

 

Sooji había salido gritando de aquel lugar, enfurruñada con Kangta por alguna razón, botando las entradas en sus manos como si no importaran. Sería el destino que le ponía a Victoria una vez más en su camino, su increíble suerte que finalmente volvía a brillar para él y sin embargo Minho de pronto le sonreía otra vez, y Onew se sentía como meses atrás, bloqueado por él y su encanto.

 

—Minho…

—No nos hemos visto en mucho tiempo— Vuelve a decir Minho –Sería una buena oportunidad para sentarnos a conversar ¿no crees?

 

Así que el mundo pinta bonito, sus ojos se deslizan en ese rostro y las yemas de sus dedos tocan otra vez el pequeño cartón, el nombre de la obra tallado con hermosos colores y letras que lo hacen sentir un hueco repentino en el estómago.

 

—Nos vemos mañana entonces.

—Mañana a las ocho en punto.

 

Jinki miró la hora una vez más, las manijas indicándole que no podía quedarse más tiempo ahí. Así que mientras se levantó Minho lo imitó, están esas miradas otra vez ahí, esa tensión repentina que lo hace querer decir más palabras de las necesarias mientras éstas mueren en su consciencia.

 

Minho es como esa atracción inherente y fuera de lo terrenal, sus pasiones se ven opacadas por él y su presencia, como si el eje del mundo cambiara a sus manos tan solo en un segundo. Así que Onew opta por lo sano y asiente sutilmente como despedida, agarra con fuerza el casco y camina de regreso a dónde está la moto. El frío es mayor cuando empieza a andar, a medida que se aleja de él, es como si perdiera calor.

 

 

 

 

Los matices de su vida siempre fueron en blanco y negro, nada más existió para él, solo las experiencias vividas que hacían contraste con aquello que ya había pasado por su mente, sin embargo esa tarde que había pedido permiso le resultó mas extraña de lo habitual, no había podido ver a Jonghyun y se había levantado más tarde de lo usual, así que decidió salir a caminar otra vez y la encontró.

 

Bella sobre esa propaganda que la anunciaba mientras su rostro resplandecía en seguridad y poder. Pero Victoria también estaba mimetizada, un blanco y negro que nadie había podido cambiar mientras Onew veía al resto del mundo como una acuarela, ajustó la bufanda a su cuello y suspiró, dando sus cortos pasos al teatro, apretando la entrada de sus manos una vez más.

 

El abrigo se ajustaba a su cuerpo, negro y lo alejaba de las personas que parecían entusiasmadas por entrar, entre los lujos que él todavía no portaba, y los miraba como si observara un gran televisor, una gran pantalla similar al cine mientras los veía entrar y sonreír a las cámaras ante su llegada.

 

—Llegas tarde.

 

Giró de pronto,  la presencia de Minho a su lado mientras posaba una de sus manos en su hombro y lo había hecho girar con sorpresa, sus ojos abiertos de par en par ante ese rostro prudentemente sonriente y sus ojos grandes que parecían enfocados en él. Minho era color y vida, eso que inconscientemente le hacía falta a él.

 

—Si, me distraje caminando por ahí.

 

Minho no pareció molestarse, solo movió un poco la cabeza y lo guió, por otra de las entradas donde la gente común ingresaba, Onew giró una vez más, solo un rato mientras sus ojos se posaban entre la gente que sacudía un poco su mano y sonreía, como si la vida fuera un mundo de cámaras y prestigios no compartidos.

 

 

 

Dentro, en el teatro todavía se escuchaban los murmullos, las personas entraban por un lugar y otro, inclusive conversaban, Onew estaba en un buen lugar, podía mirarla en todo su esplendor desde allí, sin embargo las luces todavía no se apagaban y Minho a su lado buscaba algo en su rostro que él no lograba entender.

 

—¿Has cumplido tus sueños Onew?

 

Su voz sonó suave, mientras fingía leer el panfleto.

 

—¿No te parece que es muy pronto aún?— Contestó con simpleza, como si el asunto lo tuviera apartado para alguien más –No tengo demasiado tiempo en Seúl.

—Pensé que cuando vendrías… Al menos nos pondríamos en contacto.

 

Esta vez Onew sonrió —¿Ponernos en contacto? ¿Cómo si ni siquiera compartimos números?

 

La realidad pareció golpear a Choi, su situación y su amor tan vívido que más bien parecía capricho, Onew parecía empecinado en mirar el escenario, que la obra comenzara pronto y sus ojos curiosos miraban cada espacio vacío, como si los analizara y se anticipara ante los hechos.

 

Pero la obra empezó y la mente de Onew no pudo estar de nuevo en paz. Divagaba ante la presencia de Minho a su lado y lo miraba cuando este no se percataba o no se encontraba mirándolo también. Finalmente no pudo concentrarse en Victoria. En su porte elegante y su voz que se alzaba entre las demás actrices.

 

Pero ¿valía la pena todo eso por una atracción que carece de nombre?

Sin embargo está estancado. Y se debate por él, por su sonrisa y por que parece no querer alejar su mano de la suya.  ¿Son sus sueños tan grandes acaso? ¿No es Minho igual de grande para él?

 

Así que no se concentró, miró de soslayo a Minho cada que su espacio de tiempo se lo permitió. Se perdió, como un niño pequeño en medio de un lugar sin sentido. Y las prioridades parecían darse de golpetazos en las paredes de sus memorias. Perdían fuerza, se debilitaban, igual que hubiera pasado unos meses atrás, cuando él llego con su sonrisa y sus ojos grandes a desestabilizarlo todo.

 

 

 

 

 

—Fue una buena obra.

—Si, lo fue.

 

Mentía, por que era un poco más sencillo, por que no tenía la menor idea de lo que había sucedido sobre las tablas y aún así caminaba por los pasillos, con la gente que iba despacio mientras otras parecían apresuradas por sacar sus carros. Ni siquiera recordaba a Victoria, solo recordaba el perfil de Minho y su propio revoltijo de pasión extinta.

 

Dar un paso en falso era peligroso, aferrarse a alguien cuando aún no había logrado nada era desastroso y sin embargo seguía con la duda. Como si en realidad mereciera la pena pensárselo tanto.

 

—¡Onew!

 

Así que ella apareció, con un abrigo sobre los hombros y su cabello envuelto entre ondas, el maquillaje puesto y esos tacos llamando la atención de varios, sus brazos largos lo apresaron y ella lo abrazó con fuerza, con ese aroma dulce que parecía de mentira.

 

—Victoria…

 

El nombre de ella salió como un susurro.

 

—No sabía que ya estabas aquí— De pronto parecía apurada, lo miraba a los ojos y sonreía un poco, agraciada y altiva –Tenemos que reunirnos a hablar un día de estos— Fue un corto beso en la mejilla, justo antes de que la prensa llegara y ella regresara a los camerinos dejándolo todavía pasmado.

 

¿Cómo hablar con ella cuando no tenía como comunicarse?

¿Cómo había aparecido de pronto?

 

Entonces Minho pareció opacarse a sus ojos.

 

 

 

 

 

—No sabía que conocías a Victoria Song— Minho tensó sus brazos sobre el volante, conducía entre las calles, pero Onew ya estaba perdido, miraba las calles con desinterés. Aún podía sentir su presencia cerca de su cuerpo y su mente lo único que se preguntaba era ¿cómo lograrlo? ¿Cómo tocar las nubes de la manera en la que Victoria lo había hecho?

 

—No mucho en realidad— Contestó con simpleza –Fue más bien pura casualidad.

 

Y a pesar de todo no volvieron a compartir demasiadas palabras, el aire condicionaba sus palabras y Onew sentía que su mente trabajaba mucho más rápido de lo habitual. Se alejaba de Minho tan rápido como el auto avanzaba.

 

—Es aquí.

 

Su mano señaló el pequeño pórtico del edificio y el auto finalmente  se detuvo, las manos de Minho sin embargo se deshicieron del cinturón de seguridad con facilidad, con tanta que Jinki apenas pudo pegarse a su asiento cuando el menor metió la mano en el bolsillo de su camisa y le quitó el celular.

 

—¿Qué haces?

 

Pero Minho movía rápido los dedos, escribía y luego esperaba, cuando escuchó el celular de Choi sonar, lo entendió. Su número había quedado guardado en el otro y una sonrisa apareció en sus labios.

 

—Esta vez no te vas a deshacer tan fácilmente de mi.

 

Cuando Minho estiró el celular, Onew lo tomó y la boca de Choi se acercó a la suya, tan cortamente que le quedó debiendo emociones. Por eso abrió los ojos demasiado y sin embargo Minho sonrió apretando con sus manos el cuello de Jinki y besándolo otra vez, dejando que sus labios se deslizaran en los contrarios, perdiéndose un momento en la caricia.

 

—Adiós Minho.

 

Como si fuera sorpresa, Onew plateó la distancia, sonrió y luego simplemente se marchó.

 

 

 

 

—Key tenía razón.

 

Cuando Onew hubiera entrado en el departamento, la voz de Jonghyun desde la cocina lo tomó por sorpresa, bebía un poco de agua mientras lo atravesaba con aquellos ojos afilados, apretando sin cuidado el borde del mesón, Onew no entendió su increíble capacidad para hacerlo sentir pequeño con tan solo una mirada.

 

—¿Qué sucede?

—Dijiste que irías.

 

Entonces la culpa llegó justo como una cachetada adversa, la audición, Key y Jonghyun en un evento demasiado importante al cual lo habían invitado y él solo había perdido la brújula de sus prioridades más importantes.

 

—Jong…. Yo…

—Era importante para mi— Musitó de repente –Mis padres no creen que pueda con esto, que mis tontos sueños no me llevaran a ningún lado. Yo en verdad esperaba… Tener a alguien ahí…

 

Onew se acercó, con sus pasos lentos y suaves, justo frente a Jonghyun, tomando entre sus manos las mejillas del otro, capturando su mirada que todavía lo atravesaba con fiereza.

 

—No me necesitas— Confesó. Aceptando esa mirada y susurrando las palabras –Tú y tu voz. Tú y tu confianza— Musitó de nuevo –Es todo lo que necesitas— Y cerró los ojos brevemente antes de suspirar despacio y la mirada de Jonghyun al menos esta vez no pareciera tan resentida –En verdad lo siento.

 

Había colado palabras en la mente del otro, justo como una lección a aprender mientras sus pasos lo guiaban a la habitación y sentía la mirada de Kim sobre su espalda, tan llena de incógnitas que Onew solo pudo suspirar una vez se encontrara dentro, agotado por el día que le había tocado. Más pesado que cuando le tocaba turnos extras.

 

Se deshizo de la chaqueta, de sus asares junto con ella y la vio, la pequeña tarjetita que cayó de uno de sus bolsillos, la blanca tarjeta donde el nombre de Victoria Song y su número de teléfono resaltaba con brillantes, y sus ojos plasmaron esa deliciosa ambición escondida de lograr lo imposible, y su sonrisa tecnificada a la valentía.

 

 

 

 

—¿Por qué todos dicen cosas diferente de Lee Jinki?

—Por que Onew no es como cualquier otra persona. Él es cuestión de percepciones.

 

El hombre frente a Jonghyun arrugó el entrecejo y él solo sonrió despacio.

 

—¿A qué se refiere con percepciones?

—Tú ves lo que quieres ver— Murmuró con cuidado, rememorando palabras y vicisitudes que le hubiera tocado compartir –…Él te lo permite.

 

 

Fin Episodio Seis

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Libro abierto: capitulo 2


A Libro Abierto

 

Capitulo Dos:  La banda de un delegado.

 

 

Tiffany Hwang es de esas mujeres, arrebatadoramente hermosas, fastidiosamente inteligentes, es de ese tipo de personas que conoce a los demás con tan solo verlos más de una vez, entonces, de repente no entiende, y Tiffany odia no entender, por que Lee Jinki, su compañero en la clase de ciencias de pronto se muestra tan cauteloso y pensativo, tan adentrado en sus pensamientos cuando usualmente resulta ser bastante participativo y torpe a más no poder. Pero su carisma y sonrisas estúpidas, sazonadas con esa inteligencia inexplicable lo vuelve un buen compañero.

 

Y no cualquier persona puede ser compañero de Tiffany Hwang.

 

Así que se mueve un poco sobre su asiente lo mira de soslayo y vira los ojos, en verdad odia hacer este tipo de cosas, pero sabe que de vez en cuando debe humanizarse, y Onew, como se presentó hace un algún tiempo ante ella, ahora está distraído, y así, a Tiffany no le sirve. Así que recoge un poco su cabello y finge estar interesada en lo que le han pedido hacer para el experimento de ese día.

 

—Jinki…— Habla lento, con su cuerpo estirado y su figura estilizada haciendo mella en todos aquellos que la miran, aunque trata de ser discreta y que la atención del otro se pose en su cara —¿Todo está bien?

—¿Eh?— Los ojos de Onew parecen desorbitados, pero luego sonríe, como si fuera una tonta costumbre –Si… Bueno, algo así.

 

Onew se encoge, mueve un poco sus manos y revisa las anotaciones en su cuaderno, sin embargo Tiffany todavía lo mira, parece escudriñarlo con la mirada y él se mueve incómodo, entonces ella levanta una ceja.

 

—¿Algo así? No creo que algo de sencillo te tenga tan fuera de control.

—No me encuentro fuera de control.

 

Eran compañeros desde el año pasado, nunca habían cruzado más palabras de las necesarias dentro del salón y fuera de él, y sus temas nunca habían ido más allá de los trabajos, Jinki no entendía por qué de repente Tiffany lo miraba y le hablaba como si en verdad le importara.

 

—Estás distraído, no sabes que nos han puesto a hacer, y así no funcionas correctamente.

Onew sonríe –Hablas como si fuera una máquina.

 

Tiffany suspira, sus manos un poco entrelazadas, verificando sus uñas –No lo eres— Reconoce luego de un rato –Pero si no haces las cosas correctamente podemos sacar baja nota y yo no me puedo permitir bajar mi promedio— Ella lo mira como si fuera una amenaza implícita, y Jinki solo abre mucho los ojos —¿Lo entiendes, verdad?

 

Tiene el mundo entreverado, sus pasos apesadumbrados desde que Taemin hubiera cruzado el umbral de ese colegio aquella mañana, apenas estaban en la primera hora de clases y Jinki ya se atormentaba con el menor revoloteando por todos lados, admirando y buscando encontrarlo a él como el centro de atención que en realidad no era.

 

Y ahora Tiffany Wang lo confunde… Lo asusta.

 

—Trataré de prestar más atención— Susurra, tragando fuerte antes de que a muchacha haga crujir sus dedos y sonría.

—Me alegro. Siempre es bueno cruzar palabras contigo, oppa.

 

Y siente un escalofrío patético subir por su espalda. Ambos vuelven a sus trabajos, Onew más amenazado que nunca y Tiffany más animada que antes, sin embargo, igual que desde el día anterior, Taemin es lo único que abarca sus pensamientos ahora.

 

 

 

 

—Soy Kai.

 

Lee Taemin es sociable por naturaleza, inclusive logra sorprenderse así mismo cuando las personas llegan hasta él sin que pueda percatarse, por eso sonríe y aprieta manos, aún más cuando es el muchacho sentado junto a él quien se ha portado amable y le ofrecido su ayuda para cualquier cosa.

 

—Lee Taemin, mucho gusto.

 

Los ojos de Kai son amables, su mirada y sus gestos mientras le explica un par de cosas sobre el lugar y las clases, sobre los profesores y los estudiantes. Pero no menciona a su hyung, entonces espera a que Kai termine de explicar un par de cosas y pregunta curioso.

 

—¿Conoces a Lee Jinki?— Los ojos de Kai se abren con sorpresa, luego parecen dubitativos y sus ojos parecen por un momento irse de largo entre pensamientos y recuerdos –Es el delegado de Tercer año y amigo del presidente escolar.

—¿El de la banda de delegado que siempre anda con Key?— Kai aún parece inseguro y Taemin asiente de inmediato –Oh, con que así se llama.

 

Su voz suena como un problema recién resuelto, Taemin frunce discretamente el ceño.

 

—¿No lo conoces?

—No— Kai parece completamente despreocupado –No estoy muy interesado en ese tipo de cosas la verdad.

 

En el momento en que el otro levanta un poco los hombros, Taemin trata de entender, quizá esas cosas non son tan importantes por acá, o tan solo no de la manera adecuada. Jinki solo un foco de atención dentro de las altas cabezas y al resto de estudiantes, como  es normal según la edad, ese tipo de cosas los tiene sin cuidado.

 

—¿Y cómo así te transferiste?— Kai habló de nuevo, las manos en los bolsillos y caminando todavía por los pasillos –Digo, las clases comenzaron desde hace un mes apenas, pudiste inscribirte aquí desde un inicio.

—Bueno, más bien un fue un cambio de planes repentino— Murmuró, esperando la hora del receso con ansias, necesitaba verlo –Aunque yo quería este cambio desde hace mucho.

 

—Hubieras llegado ayer— Comentó de repente Kai, como si buscara no guardar silencio y mantener sus palabras activas –Los lunes el presidente tiene su momento de fama en el  micrófono y habla para todos. Aunque tengo entendido que los viernes también lo hace. Ya sabes por las fiestas y las despedidas ante el fin de semana.

 

Cada le hablaban de Key, Taemin tenía más ganas de conocerlo, de la manera en que manejaba el colegio y la forma en que la gente parecía admirarlo con un frente tan absoluto que era apreciable en cada lugar por el que pasaban.

 

—¿Qué clase de persona es el presidente?

 

Kai se detuvo un momento, mirando a la nada y pensando muy internamente en lo que estaba a punto de decir.

 

—Es una persona muy controladora y dependiente.

—¿Cómo puede ser muy controlador y dependiente al mismo tiempo?

 

—Depende mucho de su popularidad y de alguien que seguramente lo ayuda con todas las cosas de ser un presidente— Kai volvió a caminar y Taemin lo miró con atención –Por que dudo que él haga algo cuando siempre parece muy ocupado en ser popular y encantador.

 

Kai movió la mano en son de broma y Taemin rió divertido. A cada momento le daban más ganas de conocer al tal Kei, amigo íntimo de su hyung.

 

 

 

 

—Entonces nos vemos mañana después de clases para planear lo del proyecto para la feria de ciencias— Tiffany recogía sus cosas, cada bloc y lápiz que hubiera podido dejar sobre la mesa, mientras Jinki solo ajustaba la maleta a su cuerpo y asentía como si en verdad escuchara a la bella muchacha —¿No tienes que quedarte en algún club o algo, cierto?

 

—En realidad… Si— Jinki pareció recordarlo de repente, y Tiffany detuvo sus pasos antes de llegar a la salida –Pero puedo ir a tu casa después, ¿a eso de las cinco estaría bien?

—Supongo, solo llama antes de ir.

 

Onew asintió, saliendo junto a ella del salón. Tiffany con su andar firme y su mirada relegada únicamente a lo que le importaba. Pudo verla caminar hasta su casillero, el lugar que ya se encontraba amontonado por las el grupo de porristas que charlaba y conversaba como si nada, entre chismes y falditas cortas.

 

—No entiendo esa amistad tan distorsionada— La voz de Key llegó a sus oídos de repente, el otro se había parado a su lado como si nada, abrazando sus cuadernos –Tiffany Wang es tan inteligente, elitista y sofisticada. Toda una reina, y las porristas en cambio son tan huecas y superficiales. En especial Jessica Jung— Key hasta sin pretenderlo había fruncido el ceño –Esa es la líder de esa manada.

 

—Pero Tiffany no es porrista.

—Lo sé— Key agitó un poco su cabello –Es por eso que no entiendo como puede ser tan amiga de Jessica.

 

El pasillo de pronto pareció morir en un silencio ante los pasos que resonaron y la presencia imponente de cabello largo y lacio de la muchacha que caminaba con seguridad ante ellos y se detenía justamente frente a los casilleros, con el uniforme de porrista y la ‘C’ de capitana brillando con piedras que asemejaban brillantes en un costado de su estrecha cintura.

 

Los ojos oscuros de la recién llegada se cruzaron con los de Key, y él únicamente sonrió burlón, esa guerra auto impuesta que la misma capitana de las porristas había creado.

 

—Chicas, hay que ir a entrenar— Habló suave, con su voz climatizada antes de detectar a la otra acompañante del montón de muchachas que vestían el rosa y negro tan pegado a la piel –Hola Tiffany.

—Hola Yuri.

 

Fue como tensión incorporada, las miradas posadas en las contrarias antes de que Jessica sonriera poco e hiciera algún comentario sin importancia, aferrada al brazo de Tiffany todavía pidiéndole que las acompañara al entrenamiento. Yuri sin embargo solo negó antes de virar los ojos y regresar su nefasta mirada hacía Key, pasando junto a él con un vaivén de caderas que resultaba amenazante a la vista de cualquier hombre que pasara junto a ella.

 

—Presidente.

—Capitana.

 

Jinki tragó duro. Siempre había optado por la posibilidad de que esos dos se odiaran a muerte o que simplemente tuvieran una historia detrás que lo justificara todo y sin embargo Key solo detestaba la imponencia de Yuri al pasar, y Yuri parecía odiar la influencia de Key al hablar. Una guerra muda y sin sentido mientras las porristas se unían en un desfile hacía las canchas para ir a entrenar, robando miradas y suspiros. Con Tiffany encaminándose a un lugar completamente diferente.

 

—Este lugar es como una jungla— Comentó de repente, llamando la atención de Kibum quien lo miró confundido –Todos parecen querer saltar sobre todos con tal de conseguir el mando.

—Es un juego de popularidades, deberías estar acostumbrado  a eso.

 

Pero ¿cómo estarlo?

Si nunca había rozado los placeres de ser popular. Jinki en ocasiones no entendía a Kibum, su codicia por la popularidad saturada con aquella aversión a los que son populares. Kibum era extraño, demasiado extraño.

 

—¡Hyung!

 

El caos de sus problemas llegó cuando Taemin apareció por los pasillos con su sonrisa grande y el entusiasmo reflejado en su rostro, colgando velozmente de su cuello, llamando demasiado pronto la atención. –Ya es receso— Lo comunicó como si fuera una noticia realmente esperada y Onew sonrió casi por inercia –Estaba esperando esta hora para que habláramos.

 

—¿Quién es él?

 

Key, quien nunca se puede quedar de lado y mucho menos ignorado, dio un paso hacía ambos y Taemin tuvo que separarse un poco, mirando al otro con curiosidad.

 

—Soy Lee Taemin— Sonrió amable –El mejor amigo de hyung— Apresó sus manos un poco más a los hombros de Jinki y este sonrió un poco más, como si Taemin le brindara esa seguridad que tanto le hacía falta.

—¿Mejor amigo?— Key pareció analizar, de pies a cabeza —¿Y en qué año estás?

 

—Primero.

 

Taemin respondió orgulloso, sin embargo Key rió intentando fingir que trataba de controlarse o al menos disimularlo.

 

—¿En primero?— Y el deje despreciativo de Kibum hizo a Taemin arrugar el entrecejo. Jinki en cambio solo suspiró acostumbrado —¿Tu mejor amigo es un muchachito de primero, cuando tú ya estas en tercero y apunto de graduarte?

—¿Eres Kim Kibum, cierto?— Taemin habló, casi sin esperar a que Key terminara su burla –El presidente escolar.

 

—Así es— Key pareció reincorporarse, altivo y seguro –El mismo.

—Pues no entiendo como alguien tan desagradable pudo reunir los suficientes votos para conseguir la presidencia.

 

Los ojos de Onew se abrieron de par en par y Kibum casi de inmediato detuvo los gestos en su rostro, apretando ferozmente los puños.

 

—¿Qué dijiste?

—No importa si yo tengo quince y hyung diecisiete. Somos amigos, hablamos de cualquier cosa y nos completamos, algo que seguramente tú no tienes con nadie por que…

 

Las palabras de Taemin fueron tapadas inmediatamente por la mano de Jinki que se posó sobre sus labios mientras el chiquillo se removía entre sus brazos dispuesto a seguir replicando y Kibum solo se ponía más rojo ante toda la rabia que el muchacho le estaba provocando con su palabra.

 

—Eh… Bueno, creo que iré a almorzar, nos vemos luego Key.

 

Taemin se seguía sacudiendo a pesar de que Onew tenía la suficiente fuerza como para que se quedara quieto y Kibum, indignado como nunca antes, solamente los vio marcharse de ahí con un Jinki hablando bajo y un Taemin que aún no era libre entre sus brazos.

 

 

 

 

—¿Otro dos?

 

Mir habló suave, el salón ya vacío mientras la gran mayoría había salido a almorzar y Joon todavía se lamentaba sobre su asiento con la lección recién calificada entre sus manos.

 

—Si… Soy un asco, el entrenador me va a gritar de todo hoy— Mir tomó la hoja entre sus manos y Joon aprovechó entonces para rescatarse sobre su asiento y seguir lamentándose por su suerte –Y si sigo así de seguro me sacan del equipo de kendo.

—Lo siento, hyung— Susurro Mir –Debí enseñarte mejor o buscarte a alguien mejor que yo para que te ayudara.

 

—Está bien Mir, al menos tú sacaste cinco.

—La cual no es una buena nota, hyung.

—Pero al menos es más decente que la mía.

 

Joon suspiró, mirando por la ventana como si buscara las soluciones entre el campo abierto que se encontraba frente a él, y Mir entonces sonrió, con la ventana de sus soluciones a la vista y llamando la atención del otro mientras posaba la hoja con fuerza en el asiento.

 

—¿Y si pides una tutoría?— Joon parpadeó confundido –He escuchado que el delegado de tercero es bastante bueno dando clases.

—¿Jinki?

 

Mir alzó una ceja —¿Lo conoces?

 

Entonces Joon tosió discretamente, irguiéndose un poco y fingiendo que sus palabras no habían sido tan impulsivas.

 

—No— Tragó duro –Pero he escuchado hablar de él. Dicen que es muy inteligente y que está en los primeros lugares siempre. Es todo.

—Que bueno que eso es todo— Habló sarcástico el menor antes de suspirar y mirar la nota de Joon –Aún así deberías pedirle ayuda. En el tablón de anuncios están sus datos para que puedas contactarte con él.

 

Joon miró la hoja y su brillante calificación resaltando igual que su padre cuando miraba su tableta de calificaciones, el kendo era lo único que le quedaba y lo alejaba de lo horrible que era sentirse devastado por las calificaciones.

 

—Supongo que estaría bien— Murmuró intranquilo, con un cosquilleo extraño en el estómago y los nervios revoloteando por todos lados –Lo llamaré al salir de clases.

 

 

 

 

—¿No entiendo como puedes ser amigo de alguien así, hyung?

 

Taemin todavía seguía reprochándose muchas cosas al mismo tiempo que caminaba entre las gradas para ocupar uno de los lugares más alto, lo suficientemente lejos de los oídos de los demás.

 

—Ya Taemin, tampoco es que seamos los mejores amigos— Murmuró Onew, sentándose al fin y estirando un poco su cuerpo –Nuestros padres son bastante cercanos, así que por correlación nosotros nos conocimos, es todo. Coincidimos aquí y ya.

—Pues él no me agrada. Ni como te trata, ni como te mira.

 

Si bien todo eso era cierto, Onew no podía simplemente mirar a los ojos a Taemin y lamentarse por ello, aunque la presencia del menor en el Colegio lo hiciera sentirse menos solo que antes.

 

—¿Cómo puedes decir todo eso si apenas cruzaste palabras con él?

—Te miraba como si se creyera mejor que tú y basta con lo que me dijo para saber que no te aprecia como debería.

 

Taemin se sentó finalmente, cruzado de brazos y con un pequeño puchero en sus labios. Y Onew decidió por el bien de todos dejar el enojo de Taemin reposar por un rato. Bajo ellos el equipo de futbol corría y practicaba, mientras la música a todo volumen marcaba los pasos de las porristas que lideradas por Yuri y con Jessica a la cabeza de la torre desconcentraban al resto.

 

—Hyung…— No necesitaba de demasiadas palabras para saber que su pesar había llegado mientras Taemin lo miraba de soslayo —¿Por qué nadie parece conocerte más allá de ser el delegado de tercer año?

—Por que en realidad, ser yo no es la gran cosa— Habló lento, empezando a comer del pequeño almuerzo que había llevado ese día mientras los ojos del menor lo apreciaban en su totalidad –A nadie le importa quien está entre los mejores promedios del país siempre y cuando el equipo de futbol gane y traiga trofeos reales al colegio.

 

—Eso es tonto…— Jinki miró a Taemin con sorpresa –Ellos solo patean un balón, tu usas tu cerebro, tu eres el que le trae reconocimiento y prestigio al colegio. Ellos solo son el aditivo.

 

Era una lástima, una verdadera lástimas que no hubieran más personas como Taemin ahí.

 

—Eres increíble— Murmuró risueño cuando el menor finalmente hubiera empezado a beber su jugo –Serás popular— Agregó de repente mientras Taemin abría sus ojos ante la sorpresa.

—¿Por qué lo dices hyung?

 

—Eres lindo, amable, divertido y considerado. Ojalá no te olvides de tu hyung.

—¡Eso jamás!— Se aventuró a decir Taemin con su puño en alto –Aunque si me interesaría entrar en el equipo de fútbol.

 

Abajo los del equipo ya habían empezado con un partido de práctica mientras la voz del entrenador se escuchaba mejor que si usara un micrófono con alto parlante. Taemin veía gustoso el entrenamiento y Onew lo veía con cariño, con ese aprecio propio que se tiene a los hermanos pequeños, y sobre todo por que Taemin no hacía muchas preguntas y parecía entenderlo todo, mejor de lo que Onew hubiera esperado, matando todo su martirio de golpe.

 

 

 

 

—Señores estudiantes— La voz de la secretaría sonó por los parlantes del lugar, llegando a todos los salones, en el momento en que Onew más concentrado se encontraba –Favor de enviar un representante por cada salón, correspondiente a los estudiantes de primero, segundo y tercer año de preparatoria.

 

La comunicación se cortó y el profesor de matemáticas inmediatamente miró a todos los alumnos que empezaron a fingir que hacían cualquier otra cosa que mirar al salón.

 

—Que vaya el delegado.

 

Se escuchó una voz perdida entre los estudiantes y Onew se encogió en su asiento, lamentándose por haber terminado el ejercicio más difícil y no haberlo dicho a tiempo.

 

—¿Joven Lee terminó con sus ejercicios?

—Si, profesor.

—De acuerdo, vaya entonces a secretaría.

 

Se levantó con pereza, como si no tuviera las ganas totales de hacerlo aquel día y aún así obedeció, el camino hasta secretaría nunca era lo demasiado largo para su suerte y llegó justo antes de lo que esperaba. Iba a abrir la puerta cuando ésta se abrió de repente y los ojos grandes del muchacho frente a él lo enfocaron fijamente antes de que dibujara una sonrisa burlona en su rostro.

 

—Buenas tardes, delegado.

 

Choi Minho, insoportable como siempre le abría un poco más la puerta y Onew, que desconfiaba como se desconfía de los escorpiones, que atacan más por impulsividad que a consciencia, se abstuvo.  Sin embargo Choi le hizo un gesto con la mano mientras los demás ya notaban su estoicismo parado aún en el umbral de la puerta.

 

—Buenas.

 

Lo comentó apenas, antes de que el pie de Minho se interpusiera y él trastabillara torpemente hacía adelante, escuchó gemidos ahogados de un par de muchachas ante la impresión de verlo tropezarse, pero su rostro no llegó a dar al suelo, unos brazos lo sujetaban con fuerza y se presionaban contra sus costados, casi doliendo, pero era mejor el dolor a la humillación, así que Jinki abrió los ojos agradecido, y reconoció el rostro serio y afilado del muchacho que lo sostenía.

 

—¿Estás bien?

—Si— Se reincorporó, sintiendo todavía la presión de esas manos al agarrarlo como una presión ante una fuerza no medida –Gracias.

 

Minho detrás de él solo rodaba los ojos y Onew lo miró frunciendo el ceño. La mayoría de los que se encontraban ahí eran conocidos por ser presidentes de salón, delegados o gente con carácter, Minho ahí sin embargo tenía como único justificativo perder alguna clase. Jinki se movió inconforme y se sentó junto al muchacho que lo había ayudado y una chica de tercer año del salón D.

 

Mientras esperaban que el director saliera los segundos pasaban lentos y Onew podía sentir claramente la mirada penetrante de Minho quien seguramente al encontrarse solo en ese lugar no podía hacer otra cosa que planear algo más con que fastidiarlo, Jinki entonces prefirió ignorarlo, ahí dentro por lo menos no podía hacerle algo, así que miró al muchacho junto a él que parecía tenso mientras miraba sus manos y parecía concentrado en algo.

 

—Disculpa— Trató de ser suave, de no meterse intrusamente en sus pensamientos, pero el otro solo se alejó un poco y lo miró con nerviosismo. El otro era demasiado alto y corpulento como para temerle, así que Jinki decidió sonreír y ser amable —¿Tú fuiste el muchacho que la vez pasada me ayudó con la camisa?

 

—Si— Finalmente el otro pareció relajarse, asentir un poco y a Jinki le resultó interesante, que siendo tan imponente a la vista, el otro muchacho pareciera incluso pequeño a su lado –Estabas en apuros, supuse que era lo correcto.

—Pues muchas gracias— Jinki entonces decidió estirar su manos –Soy Onew.

 

—Joon.

 

Cruzaron sus manos y Jinki sonrió, como le sonríe a las personas que se ganan su aprecio, aunque fuera por un simple gesto como su aparición extraña en el baño, solucionando su día y marchándose como si su presencia no fuera necesaria. Joon le sonaba  a buen chico, y quizá si, la presencia de Taemin auguraba buenos ratos en su vida. La puerta se abrió nuevamente y la delgada figura de Kibum sorprendió a todos por su atraso y aún más por su mirada afilada puesta en las manos que Onew y Joon compartían.

 

—Fui a buscarte a tu salón— Empezó, caminando hacia Onew mientras los veía soltarse y Jinki le sonreía como si en realidad no hubiera hecho algo –Pero me dijeron que ya habías salido.

—Si, me escogieron de inmediato.

 

Key asintió, mirando en esta ocasión a Joon quien parecía entretenido en mirar a Onew y entonces estiró su mano.

 

—Kim Kibum, presidente escolar.

Los ojos de Joon lo miraron un segundo –Soy Joon.

 

Y el saludo escueto, el contacto de apenas un segundo de sus manos hizo a Kibum sonreír torpemente.

 

—Bueno chicos, lamento la demora— El director salió de repente, matando todas las tensiones e intereses, con la secretaria a un lado, llena de un montón de papeles entre las manos –Los llamé para que me ayudaran a comunicarles a cada uno de sus salones que las inscripciones para la candidatura de presidencia estarán abiertas por una semana, los papeles que les van a dar tienen el reglamento y todo lo que puedan necesitar.

 

Pronto cada uno tuvo lo necesario entre sus manos, Jinki miraba curioso el fajo de papeles que le habían entregado y solo pudo pensar con pesar en las fiestas, las promesas vánales y el concurso de popularidad que se venía y que Key seguramente ganaría.

 

—¿Y dime Key?— El director posó cordialmente su mano sobre el hombro de Kibum —¿Piensas ser candidato de nuevo?

—Estoy pensándolo…

 

Kibum sonrió afable y Jinki solo pudo suspirar.

…Otra vez.

 

 

 

 

—Así que pensaba llamarte para que me ayudaras con esto, si bajo de calificaciones aún más me meteré en problemas. Y bueno, todo el mundo dice que eres muy bueno explicando.

 

Jinki se sintió halagado, como muy pocas veces mientras caminaba a su salón y Joon lo acompañaba, mencionando cosas como que era un buen estudiante y él necesitaba ayuda. Sonrió en ese instante, justo antes entrar a su salón y mirando al otro que lo miraba expectante.

 

—Será un placer ayudarte.

—¿En serio?— Jinki asintió –Perfecto, nos vemos a la salida entonces.

 

Onew volvió a asentir y Joon se marchó subiendo las escaleras a su salón, antes de que claro la voz de Kibum lo detuviera, haciendo eco en los pasillos –¡Onew!— Apareció ante sus ojos como si lo hubiera estado siguiendo de repente y con el entrecejo arrugado —¿No que no lo conocías?

 

—¿A quién?— Preguntó ingenuo mientras Kibum empezaba a exasperarse y golpeteaba el piso con su pie —¿A Joon?

—No, al fantasma a tu lado. Por supuesto que a Joon.

 

—No lo conozco— Aseguró de inmediato –Acabamos de toparnos en secretaria y ahí hablamos.

—¿Entonces por que te ayudó ese día con la camisa?

 

—Bueno…— Jinki reflexionó un poco, acentuando una idea lo suficientemente coherente de repente —¡Ya se!— y golpeó con su mano la palma de la otra, festejando con una sonrisas entre sus labios. Ahora todo tenía sentido, un muchacho como Joon, apuesto, popular y capitán de Kendo no podía ayudarlo solo por que sí –Seguramente me ayudó por que sabía quien era yo y necesitaba que lo ayudara con las materias en las que tiene bajo rendimiento.

 

—¿Te pidió ayuda?

—Si, camino acá. Al parecer soy bueno explicando y él está mal en varias materias.

 

Kibum lo miró con duda, movió un poco su cuerpo y luego suspiró largamente.

 

—Como sea… No hagas cosas tontas— Onew lo miró, un poco confundido mientras Kibum se mostraba perturbadoramente tímido.

—¿Key?— Los ojos del otro lo miraron y Jinki sonrió —¿Te gusta Joon?

 

Kibum tosió, como si el sonrojo fuera notorio y pasó una mano discretamente por su nariz, mirando de un lado a otro.

 

—No… Quizá, no lo sé. Sería bueno que aprovecharas estas clases y me dieras un poco de información.

Jinki asintió –Lo haré— Kibum respiró hondo y se irguió nuevamente, dispuesto a marcharse al parecer –Key— Lo llamó de nuevo –No te molestes con Taemin, es un poco impulsivo a veces y…

 

—Solo mantenlo lejos de mí.

 

Y antes de que Onew pudiera decirle algo, el otro ya se estaba marchando, Jinki suspiró.

Las personas como Kibum hablaban mucho, pero dejaban más palabras colgando que las que compartían.

 

 

 

 

—Así que te transferiste hoy.

 

Taemin asintió con una pequeña sonrisa en los labios. Jonghyun a su lado analizándolo como si pudiera él solo tomar la decisión adecuada mientras Minho hablaba con el entrenador y el resto de jugadores lo rodeaban haciéndole preguntas tras preguntas.

 

—Si, la verdad es que fue como un golpe de suerte ya me había hecho a la idea de que no podría entrar este año. Y este era el último año que me quedaba.

—Pero ¿por qué el último, no estás en primero?

 

—Bueno…— Taemin sonrió –Es que mi hyung se gradúa este año, y siempre quise hacer cosas con él en el colegio, competencias, salidas, cosas como esas.

—Oh, ¿y quién es tu hyung? ¿Lo conocemos?

—Está en tercero, su nombre es…

 

—Listo— Minho apareció de repente, con la botella de agua entre sus manos y la ropa de entrenar ya puesta –Hablé con el entrenador y accedió a tomarte una prueba para que puedas entrar al equipo, a pesar de que las pruebas oficiales ya terminaron.

—Es delgado y parece ágil— Comentó Jonghyun, apoyado en los hombros de Choi –Seguramente es rápido en la cancha.

 

Taemin asintió entusiasmado mientras los del equipo le platicaban sobre los beneficios de entrar en el equipo de futbol. Su celular sonando lo hizo distraerse un rato mientras les daba la espalda y contestaba.

 

—¿Hyung?

Taemin ¿dónde estás? Ya es la hora de salida y además quedé con un compañero de ayudarlo con algunas clases.

 

—Oh. Entonces ve hyung yo estoy haciendo unas pruebas para entrar a un club, te cuento mañana ¿si?

De acuerdo, regresa con cuidado entonces.

 

—Si, hyung hasta luego.

 

Taemin regresó hacía donde se encontraban los demás, la cancha abierta y el olor a fresco de la mañana mientras el resto de los jugadores parecían verdaderamente amigables y divertidos. Taemin sonrió, por que esperaba estar tomando la decisión correcta, le apasionaban los deportes, y quería hacer de este último año para Jinki el más especial de todos.

 

 

Fin Capitulo Dos.